Mi nombre es Sebastián, tengo 19 años de edad. Estudió en la Universidad la carrera de Licenciatura en Ciencias Jurídicas. Mido 1.70 cm. Sí, soy alto. Mi tez es blanca, mis ojos son color verde claro. Mi cabello es rubio natural pero yo me lo tiño de castaño oscuro. Mis labios son delgados y mi nariz algo respingada. No voy al gimnasio por lo que no esperen que diga que tengo abdominales de lavadero.
Ya que he dado algunos de mis datos personales, vamos a mi problema.
¿Saben cuál es?
¡Estoy enamorado!
Y ustedes se preguntarán “¿Qué tiene eso de malo?”
Pues bueno, aquí va lo malo: Estoy enamorado de mi tío.
Sí, así como leen, estoy enamorado del hermano de mi madre.
Se preguntarán quién es él, pues fácil, es el sujeto musculoso que está enfrente de mí.
Se llama Nicolás, mide 1.82 cm y después del trabajo siempre va al gimnasio. Tiene 32 años. Siempre que lo he visto usa ropa formal, exceptuando la corbata. Tiene cabello negro, sus ojos son de color azul oscuro. Su piel es blanca al igual que la mía. Tiene labios perfectos, ni muy gruesos pero tampoco delgados. Y tiene un cuerpo, que ¡Ah! Me vuelve loco, pero no crean que es el típico hombre obsesionado con sacar músculos, ¡Qué va! Sus brazos tienen la medida exacta cómo para hacer que cualquier hombre o mujer, se sienta protegido entre ellos. Tiene abdominales de lavadero y tiene un trasero. Bueno, creo que me estoy desviando.
Sí, yo sé, ustedes piensan que, ¿qué importa que el sujeto sea tu tío? Sí esta como Dios quiere, ¿qué importa?
Pues aquí va el otro problema, está casado y tiene una hija.
Y ahora que he dado una introducción a todo pues continuemos con la escena.
-No podemos- Mencionó en un susurro.
Mi cara se desfiguró por completo, ¿Qué acabo de escuchar?
-Me niego, no renunciaré a ti- Pronuncié tan firme como pude. Él alzo su vista y me miro sin comprenderme.
-¿Qué dices? Sebastián, soy tu tío- Apreté mis puños en un claro gesto de frustración y lo mire completamente enfadado.
-¡No me importa! ¡Nicolás, me prometiste que me ibas a dar una oportunidad a pesar de mi edad!-
-¡Deja de decir eso! ¡No soy Nicolás, soy tu tío Nico con el que jugabas cuando tenias 7 a la pelota!- Mis ojos se abrieron a más no poder, estaba sorprendido. Desvié mi mirada y solté un suspiro. Me doy por vencido. Giré mi cuerpo por completo y camine hacia la salida dispuesto a irme cuando sentí unos dedos alrededor de mi antebrazo.
-Sebas, por favor no le digas a tu madre nada de esto- Fruncí el ceño ante tal indignación, me solté del agarre sin ni siquiera verlo y solté un bufido como respuesta.
-“Idiota”- Mascullé entre dientes
Cerré la puerta de un solo golpe, maldiciendo a todo el que estuviera enfrente de mi camino. No mire a nadie, simplemente salí del hotel en donde me encontraba momentos antes.
Saqué mi móvil y marque el número de mi mejor amigo: Lucas.
-¿Aló?-Pronuncié deseoso de que fuera la voz de Lucas
-¿Sí? ¿Sebas?-
-Sí- Me quedé en silencio un momento –Soy yo. ¿Puedes venir o voy yo?-
-¿Qué sucede? ¿Qué no estabas con tu tío?-
-Sí, pero el muy cabrón se echó para atrás-
-Oh oh, que humor te traes. Bueno, nos vemos en el café de siempre ¿vale?-
-De acuerdo, te esperaré ahí, de todas formas estoy cerca-
Corté la llamada y guarde mi móvil.
Me dirigí hacia el café en donde había acordado con Lucas, guardé las manos en mis bolsillos y baje mi vista importándome muy poco si me tropiezo con alguien.
No tengo humor de nada, estoy completamente deprimido.
Lo que necesito son un par de cervezas frías y hablar hasta el amanecer con Lucas.
Ok, creo que se preguntan el ¿cómo comenzó todo esto?
Pues aquí vamos…
-- Flash Back --
Hace dos años, llegue del Instituto, estaba en último año. Subí a mi habitación mientras me desanudaba la corbata. Me senté sobre el ordenador y lo encendí, luego mordí la manzana que había tomado de la cocina.
Espere que cargara el sistema, moviendo mis pies un poco ansiosos.
Me recrimine mentalmente ante mis sentimientos.
Bueno, ¿la razón de mi prisa?
Una semana antes me encontré a un sujeto mayor en una sala de chat, no sabía quién era, solo nos pusimos a conversar y me pareció interesante, luego me pidió el MSN, y gustoso se lo di. Me agregó y desde ese momento, todos los días, comenzamos a hablar vía MSN.
Cuando termino de cargar el sistema de mi ordenador, inicie sesión en MSN y esperé a que cargara por completo. Le di otra mordida a mi manzana y una vez, iniciado sesión, me dispuse a revisar la lista de contactos disponibles.
Mi sonrisa no pudo ocultarse al ver el contacto que tanto esperaba.
“Nicolás – (Disponible)”
Sin pensarlo dos veces, le di clic al contacto y automáticamente se abrió la ventana de la conversación.
Mis dedos tambalearon un poco y luego me decidí a escribir
“Hola” Sin haberlo enviado, me dispuse a ver mi “hola”
Decidí borrarlo porque ese “hola” sonaba a cortesía.
Yo quería algo espontaneo, algo que sonara que estaba esperando el momento de hablar con el pero sin necesidad de que sonara tan necesitado.
Escribí “Buenas tardes”
No me gustó, lo borre al instante, ese saludo sonaba muy respetuoso.
Di un par de vueltas sobre mi silla, no sé cómo iniciar una maldita conversación de MSN.
Recargue mi espalda sobre el respaldar de la silla y cerré los ojos, frustrado.
De pronto escuché el sonido de alerta de que alguien me había hablado. Alce los parpados por un momento y de la impresión casi me caigo de la silla.
¡Era Nicolás!
¡Me había hablado!
Nicolás dice:
-Hola Sebas
Ese era un saludo perfecto.
¿Cómo no se me pudo haber ocurrido antes?
Salté de la silla rápidamente y comencé a dar pequeños saltos enfrente del ordenador.
Estaba feliz.
Muy feliz.
¡Nicolás me había hablado!
Nicolás dice:
-¿Estás ahí, Sebas? ¿Interrumpo algo?
Rápidamente vi la ventana y me apresure a sentarme, relaje mi cuello y comencé a escribir:
Sebas dice:
-Hola Nicolás, no, para nada, no interrumpes nada
El simple hecho de hablar con él hacía que mi estomago sintiera tantas cosas a la vez.
Nicolás dice:
-Me alegro no haberlo hecho, me pondría muy triste de haberlo hecho.
Sonreí juguetón ante la respuesta.
Sebas dice:
-No para nada, yo nunca haría otra cosa cuando hablo contigo, tú eres muy especial
No sé porque le dije eso, no mentía pero era muy rápido el decirle eso.
No nos conocemos bien, no sé ni siquiera cómo es de físico.
Pero a pesar de eso… ¿por qué siento que se está volviendo algo importante para mí?
¡Es absurdo! ¡No lo conozco!
Pero cómo dicen, el corazón no escucha a la razón.
Nicolás dice:
-¿Ah sí? Cuéntame acerca de eso, no nos conocemos, no puedo ser alguien especial en tan poco tiempo
Me golpee en la frente, sabía que él diría eso. Me puse nervioso ante la respuesta que le tenía que dar.
Sebas dice:
-Bueno, considero que no importa el tiempo en el que conoces a una persona, sí te logro cautivar pues lo demás importa muy poco. ¿O no crees?
Al intentar tomar la manzana se me resbalo de las manos y cayó sobre la alfombra. Suspire hondamente, debía de tranquilizarme pero ¿cómo hacerlo si Nicolás estaba conectado?
Nicolás dice:
-Felicidades. Se nota que alguien puso atención a Literatura. Pues en ese caso, déjame decirte que tú también eres muy especial… para mí.
Cuando termine de leer la respuesta de Nicolás, sentí como mi corazón dio un vuelco.
¡Había dicho que yo era especial para él!
Sonreí como cualquier idiota lo hace.
Sebas dice:
-Me haces sonreír. Dime, Nicolás, ¿algún día tendré la oportunidad de estar contigo?
No pude evitar preguntar.
Quería saberlo.
Necesitaba saberlo.
Nicolás dice:
-Por supuesto. ¿Quién no querría estar con alguien como tú? Yo moriría de ganas por estarlo si estuviera soltero
No comprendí el final. ¿Cómo dijo? ¿Estaba con alguien? Un arranque de celos se apodero de mi cuerpo.
Sebas dice:
-Entonces tienes pareja. Lo comprendo, era demasiado bueno para ser verdad
Solté un largo suspiro en ese instante.
Nicolás dice:
-No tomes decisiones apresuradas, Sebas. Puede que este con alguien en este momento pero eso no significa que no desee conocerte y poder estar contigo
Fruncí levemente el ceño.
Sebas dice:
-Lo comprendo pero que sepas que no soy plato de segunda mesa para nadie, eso no me va
Nicolás dice:
-Se nota que tienes carácter, no he dicho que seas el segundo. Puede que te estés convirtiendo en el primero y tú no te hayas dado cuenta, además, deseo conocerte, quiero conocer hasta el último rincón de ti
Mi rostro se suavizo y sin poder evitarlo me sentí nervioso, un choque eléctrico recorrió mi espina dorsal, la conversación comenzaba a ponerse intensa
Sebas dice:
-¿En serio? Dime, no, mejor descríbeme, ¿Cómo quieres hacerlo? ¿Lento o rápido?
Nicolás dice:
-¿Cómo lo prefieres tú?
Por supuesto que sabía que la conversación ya no se trataba sobre el conocernos, era algo morboso, un doble sentido a las palabras y eso me excitaba.
Sebas dice:
-Rápido, me gusta que sea rápido. Además de que puede que luego me quede con ganas de más
Nicolás dice:
-Sí te quedas con ganas de más, yo las saciaría. Nada me encantaría más que poder darle placer a ese cuerpo que tienes
Me sonroje de golpe ante lo que acababa de leer. Apreté mis labios entre sí y mi mente comenzó a imaginarse esa posible escena.
Sebas dice:
-Y a mí, nada me encantaría más que dejar que lo hicieras. Pero calla, me estas excitando al solo imaginármelo
Nicolás dice:
-Pon la cámara web
Abrí mis ojos a más no poder ¿Qué acaba de decir Nicolás? ¿Me quiere ver?
Nicolás dice:
-Arréglala para que no sea vea tu rostro. No queremos que la diversión se acabe tan rápido ¿O sí?
Solté un suspiro de alivio.
Sebas dice:
-De acuerdo, espera y la arreglo
Me incorpore rápido de mi silla y quite mis fotos de lejos, quite las sabanas de mi cama. Me quite el uniforme del Instituto lo más rápido que pude, y abrí mi armario, debía de elegir algo que mostrara que soy virgen pero que no me molestaría acostarme con alguien.
Escuche el sonido de alerta de la conversación y me dirigí a ver
Nicolás dice:
-Está bien. Pero, sí no es mucha molestia, espero verte sin ropa, Sebas
Bueno, eso quitaría mi pensar de ¿qué usare? Pero mis mejillas se ruborizaron por completo.
Me senté en la silla cómo si el sujeto con el que hablaba podía obligarme a estar sin ropa enfrente de él.
Cómo si no pudiera decirle que “No”
Simplemente obedecí.
Arregle la cámara web para que no se pudiera ver mi cara y le envié la invitación a Nicolás.
A los minutos la acepto.
Me sorprendí al instante, él también tenía cámara web y la había modificado al igual que yo.
Ahora podía ver sus abdominales de lavadero, sus sensuales brazos y su miembro un poco ¿erguido?
¡Estaba excitado!
¡Al igual que yo!
Nicolás dice:
-No me había equivocado. Tienes un cuerpo que me provoca… Sebas, deseo hundirme hasta más no poder en ti
Su lenguaje era obsceno pero no rozaba lo vulgar, era perfecto. Me estaba excitando, me enloquecía
¿Quién eres Nicolás?
¿Por qué causas esto en mí?
…