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Breath of Live por Yori

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Notas del capitulo:

Aki traigo el nuevo capítulo del fic, recien salidito del horno, muxas gracias a las tres personas que dejaron revieeew!! Es de agradecer, ya que me dieron ánimos para continuar. Espero de verdad que os guste!!!

Este capítulo es un poquillo más fuerte, así que lo advierto ahora, aunque no es nada del otro mundo (lo digo, porque más vale prevenir que curar xDDD) ahHH!! Tambien cuenta con la breve aparición de Shou, el vocalista de alice nine.

Espero que os guste!!! A leeeer!!! ^^

Manchándose las manos.


 


 


 


Silencio.


 


Me quedé mirando por donde había salido corriendo como un loco mientras que gritaba, el shock por sus palabras hizo que ni tan siquiera le siguiera. Fue la risa de Die a mi espalda la que me trajo de vuelta al mundo e hizo que apartara la vista del camino por el que se había ido el joven.


 


-        ¿Me…ha…llamado vio-violador?- pregunté shockeado a Die, el cual no paraba de reírse.


-        Más bien a dicho “no me violes, por favor”- puso tono de niñita desamparada.- Que prácticamente es lo mismo…


-        No tengo pinta violador ¿a qué coño venía eso?- inquirí cabreado, volviendo al vehículo.


-        Hombre, tampoco es que tengas pintas de estudiante modelo…- suspiró Die, entrando en el coche.- Con esa ropa…


-        ¿Qué pasa con mi ropa?- inquirí mirándome sin comprender. A lo largo de mi vida me había llamado muchas cosas y confundirme por otras varias, pero nunca con un violador.


-        Son las doce de la noche: un sujeto con gafas de sol, camiseta de tirantes negra y pantalones del mismo color y tatuado de pies a cabeza, espera en casa de un adorable adolescente…No es por meterme, pero si yo te viera también huiría, aunque más de esa cara- se burló, mientras ponía rumbo al club.


-        ¡Vete a la mierda!- gruñí.


-        Además tampoco es que seas un santo, no es tan alejado pensar en ti como alguien peligroso…Eres líder de la mafia japonesa…- sonrió, intentando arreglarlo.


-        Sí, bueno, tampoco es para tanto- mascullé.


 


 


 


 


++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++


 


 


 


 


Había corrido por mucho tiempo y sin darme cuenta llegué al lugar de reunión antes de lo previsto. Por suerte la plaza estaba concurrida por numerosos adolescentes que también habrían quedado con sus amigos, para un sábado de fiesta.


Miré para todos lados, pero parecía no haberme seguido. Nunca en mi vida había pasado tanto miedo, habría vuelto a entrar en mi casa si no supusiera revelar mi hogar y eso era lo menos recomendable ante un violador.


 


-        ¡Hola, Toshi-kun!- saludó la agradable voz de mi mejor (y único) amigo. Poco a poco habían ido llegando más compañeros de clase, pero realmente a quien yo esperaba era a él.


-        ¡Shinya!- exclamé feliz, dándome la vuelta. Iba acompañado por un sujeto un poco más bajo que él, pero más mayor en edad. Tenía el cabello castaño oscuro y realmente su aspecto era muy serio e imponente.


-        Es raro que hayas llegado tan puntual…- examinó el rubio.- ¿Te sucede algo? Tienes cara de que te haya perseguido un alma en pena por toda la ciudad- rió ante su mal chiste.


-        No, no, bueno; no me han perseguido, pero sí me han metido un susto de muerte.


-        ¿No me presentarás a tu amigo?- preguntó el extraño sujeto. Realmente parecía demasiado mayor para andar con adolescentes.


-        Sí, gomen. Este es Toshiya, mi mejor amigo y él es Kaoru- nos presentó Shin.


-        Encantado- dije dándole la mano, haciéndome el maduro.


-        Lo mismo digo- respondió con una sonrisa, estrechando mi mano.


-        ¡Chicos, estamos todos, nos vamos ya a la discoteca!- anunció la voz de un compañero de clase.


 


No tardamos en llegar a la discoteca, la cual se encontraba realmente hasta los topes, con gente bailando, bebiendo o besándose apasionadamente por las esquinas. No pude evitar mirar de un lado para otro emocionado con cada cosa que veía, realmente me sentía como si verdaderamente no hubiese visto el mundo exterior y abriese los ojos por primera vez. En cambio Shinya era todo un experto en el mundillo, salía a menudo y su vida nocturna era totalmente plena.


No tardó en cogerme de la mano y llevarme entre la multitud hasta la barra, pidió unos cócteles con un nombre “pervertido”, como a mí me lo parecía, y me entregó uno de ellos a mí y otro al tal Kaoru, el cual no había parado de mirarme desde el primer momento.


 


-        ¿Lleva mucho alcohol? Es que quiero llegar a mi casa bien- dije gritando, para ser escuchado a pesar de la música.


-        No seas aburrido es tu primera noche de fiesta ¿y piensas no emborracharte?- contestó Shin.


-        ¿Nunca has salido?- preguntó, sin poder creérselo Kaoru.


-        ¡Sí he salido!- gruñí.- Pero no por la noche…- mascullé bajando la mirada.


-        Jajaja, que inocente- sonrió Kaoru, a tiempo que se acercaba más de la cuenta a mí.- ¿Por qué no bailamos?


-        Y-yo…bailaré con Shin…- contesté buscando apoyo en mi amigo, pero este se encontraba bailando (muy pegado) a un chico de nuestra clase. Genial. Ahora ni podía contar con mi mejor amigo…Sin duda le perdían los hombres- suspiré.


-        Parece que tu amigo está muy ocupado ahora- sonrió, dedicándome una mirada de arriba abajo.- Estás muy guapo con esa ropa Tochi…- dijo, relamiéndose los labios sin apartar su vista.


-        Etto…gracias- respondí bajando la vista, totalmente sonrojado. Era la primera vez que un hombre me hacía un cumplido.


-        Venga, termínate eso de un trago y vayamos a bailar- indicó haciendo lo descrito con su propia copa. Y prácticamente obligándome a mí, eso sabía realmente fuerte y no pude evitar toser al sentir mi boca arder.


-        Vale- acepté, controlando mis nauseas.


 


La pista estaba llena, pero parecía que la misma presencia de Kaoru en el lugar hacía que se abriera un hueco entre la multitud para permitirnos bailar a gusto.


No me daba muy buenas vibraciones el castaño, pero no quería verme solo en medio de tanta gente, así que no me quedó otra que bailar.


Al principio mantuve una distancia lógica y bailé suavemente sin moverme de mi propio espacio, pero cuando comenzó una canción más animada y de letra claramente sexual; Kaoru me agarró por la cintura y me pegó a su cuerpo. Quedé de espaldas a él, sintiéndole demasiado cerca, incluso podía notar su aliento en mi cuello. Además estaba ligeramente mareado y me sentía demasiado contento y enérgico, lo cual me hizo continuar con los movimientos de cadera que el mayor marcaba.


 


 


                                                     ………………..


 


 


Me desperté con el sonido incesante del despertador, no recordaba haberlo puesto, pero su sonido taladraba mis tímpanos. Saqué las manos entre las sábanas y lo apagué para intentar seguir durmiendo, pero los pasos de mi madre subiendo las escaleras hacia mi habitación me lo impedirían.


 


-        Toshimasa, es hora de levantarse. Te dejo aquí el uniforme- anunció, mi madre dejándome las ropas a los pies de la cama.


-        Hnn… mamá, no quiero ir hoy al colegio- lloriqueé, me dolía enormemente la cabeza, tanto como el resto de mi cuerpo.


-        Toshimasa, si eres tan mayor para salir, lo eres para ser responsable e ir a la escuela. Vamos o llegarás tarde- dijo, cerrando la puerta tras de sí.


-        Sí, claro, como ella no llegó a las tantas y pudo dormir tranquilamente, habla de ser responsable- murmuraba cabreado, mientras que me levantaba y cogía el típico uniforme escolar japonés recién planchado, para ir a la ducha.


 


El agua caliente no hizo mucho sobre mi cuerpo desgastado, pero al menos yo me sentía más cerca de la gloria bajo la alcachofa de la ducha. Cuando me di cuenta que llevaba demasiado tiempo ahí, salí y comencé a secarme y vestirme. El desayuno me esperaba en la mesa, lo devoré con demasiada ansia, tanto como bebía agua.


 


-        Hoy no te entretengas después del colegio, vendrán los tíos a hacernos una visita.


-        ¿Traerán a Shou?- pregunté esperanzado. Shou era mi primo, de hecho era el único familiar de mi edad que no se burlaba de mi ingenuidad. Aunque su padre, por lo tanto mi tío, era un completo imbécil, pero era el hermano de mi padre así que debía soportarlo.


-        Sí, desde luego- afirmó mi madre, entregándome el obento con mi almuerzo.


-        Vale, ya me voy mamá- me despedí dándola un beso en la mejilla.


 


Salí de casa y me monté en mi bicicleta, poniendo rumbo a la escuela. Realmente me costó mucho trabajo pedalear hasta allí, mi cuerpo solo pedía algo más de descanso. Tras llegar, dejé mi bici en los aparcamientos para estas y vi como Shinya me esperaba en la entrada con una sonrisa, la cual se extendió al verme.


 


-        ¿Qué tal anoche?- preguntó con una risita, mientras que caminábamos al interior del edificio.


-        Bien, bueno tú estabas allí ¿no?- contesté.


-        Ya, pero te perdí rápidamente de vista en la discoteca…- Ya habíamos llegado a nuestra clase, así que nos sentamos en nuestros pupitres, los cuales estaban uno detrás del otro.


-        Umm…la verdad es que no recuerdo mucho- reconocí bajando la voz.


-        ¿Cómo que no recuerdas? ¿Bebiste más?- preguntó sorprendido.- Pues ya suficiente tenías con el cóctel que te pedí, ya que llevaba de todo- rió.


-        Umm…no me hace gracia. Lo último que recuerdo es estar bailando con Kaoru.


-        Sí, sin duda le gustaste, no te quitaba ojo de encima…- murmuró, después se tornó pensativo y más tarde como si se le encendiera una bombilla dentro de la cabeza, dijo.- ¡Puede ser que Kaoru y tú….


-        ¿Eh? ¿A qué te refieres?- proferí, sin entender su mirada.


-        Amigo mío, creo que ya eres un hombre- sonrió, dándome una palmadita en el hombro.


-        ¿Qué? ¡Claro que soy un hombre, Shin, que tontería es esa, que me digan los de clase que parezco una mujer, vale, pero tú…!


-        Que mojigato eres Toshi, me refiero a que ya no eres virgen- suspiró bajando la voz.


-        ¿¿Qué?? ¡No, no, no!- comencé a negar alterado.- ¡Yo recordaría algo así!


-        Estabas demasiado borracho como para decir ni tu nombre- se burló.


-        Buenos días alumnos, guarden silencio por favor, comenzaremos la clase- anunció el profesor entrando en el aula.


 


¿Qué? Yo no podía haber perdido mi virginidad de esa forma…con un hombre. ¡Con Kaoru, que ni siquiera me daba buenas sensaciones! Y si hubiera sido así, yo…yo recordaría algo ¿no?


 


 


 


 


++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++


 


 


 


 


 


Era demasiado temprano como para hacer nada, así que me encontraba en la cama durmiendo plácidamente, pero comenzó a sonar mi móvil. Seguramente era trabajo, pero si me molestaba de seguro, era algo importante. Escurrí la mano entre las sábanas y tomé el móvil.


 


-        ¿Para qué coño llamas a las doce de la mañana? Más vale que sea importante o yo mismo te volaré la cabeza- solté, sin mirar el remitente.


-        S-señor…yo, lo lamento… Hay un asunto que requiere su presencia- pude percibir el tono totalmente asustado de uno de los hombres bajo mi mando.


-        Bien, ¿dónde es?


-        A las afueras de la ciudad, es una familia- respondió rápidamente.


-        Vale, manda la dirección a Die. Mantenlos ocupados hasta que llegue ¿serás capaz?- me reí burlonamente.


-        Por supuesto señor, de verdad, lamento haberle despertado.


-        Un día más que podrás respirar este aire contaminado- reí, antes de colgar.


 


 


Me levanté y caminé hasta el armario, estaba por sacar otra camiseta de tirantes negra cuando recordé “no me violes, por favor…” Umm, vale, opté por una camiseta gris de manga corta y unos vaqueros claros. Ahora sí que no me tacharían de violador, me dije mientras me miraba en el espejo después de la ducha.


Salí a la cocina donde me esperaba Die, desayunando tranquilamente. Me senté en una de las sillas y la doncella me sirvió mi comida. Es verdad que Die, se podía decir que era un criado, pero por encima de eso era mi único amigo y persona de confianza. Recuerdo el día que le conocí, tan solo tenía doce años (yo once) y estaba realmente asustado. Por lo visto su padre era un yonki y le vendió a mi padre para cubrir sus deudas. Fue como un regalo de cumpleaños para mí, ya que sería según mi padre “mi criado personal” Aunque nunca fue así, más bien éramos simplemente amigos, buenos amigos.


 


-        Oh, Kyo, veo que alguien a dejado atrás su oscuro vestuario…- canturreó al verme vestir así. Es verdad, casi siempre iba de negro y ese cambio para Die no pasaba desapercibido.- ¿Tendrá algo que ver con lo de ayer este cambio de look?- rió.


-        Bah, vete a la mierda- gruñí, comenzando a comer.- Tenemos trabajo ¿te han dado el lugar?


-        Sí, está en el GPS, no hay de que preocuparse- afirmó.


-        Bien, pues vámonos ya. Quiero encargarme de unas cosas después- anuncié levantándome y cogiendo la chaqueta de cuero, había amanecido el día más frío.


 


Ambos salimos de allí y tomamos rumbo a las afueras de la ciudad, hasta llegar a un barrio residencial de aspecto limpio y caro. Era el lugar perfecto donde criar a los niños y alejarlos de la mala vida que había en las noches de Tokio. Interesante que la familia de la que debía encargarme no estuviera tan limpia como el lugar.


Vi de lejos los clásicos coche negros con los que contaban nuestros miembros, frente una casita de dos plantas de color amarillo palo.


Bajé y me coloqué las gafas de sol, mientras que caminaba hasta la entrada y subía las pocas escaleras del porche. Die me siguió de cerca y cuando llegamos reconocí a uno de los nuestros frente a la puerta, hizo una formal reverencia y nos dejó pasar.


 


El interior de la casa, en la cual se podían oír los sollozos y las risas por parte de los nuestros, los cuales se acallaron ante mi presencia. Todos haciendo formales reverencias a mi paso.


 


-        Kyo-sama, Die. Estábamos esperándolos- saludó, el de mayor cargo con otra reverencia. Frente a él se encontraba la familia, atados y amordazados de rodillas en el suelo. Del rostro de la madre caían un mar de lágrimas y el adolescente también sollozaba; el padre mostraba una falsa expresión de dureza, la cual comenzaba a desplomarse con mi presencia. Sonreí. Me reconocía, sin duda sabía quien era y el miedo se hizo presente en sus facciones.


-        Ya estamos aquí- respondí brevemente, mirando a cada uno de ellos.- ¿Qué sucedió Ibiki?


-        Este sujeto, Shun Hara, es quien nos robaba parte de la mercancía del almacén veinte, era el supervisor de la zona- informó el hombre. ¿Hara? ¿De qué me sonaba ese apellido?


-        Mm…entiendo- afirmé con la cabeza y me quité las gafas de sol, dándoselas a Die, el cual curioseaba por la casa. Saqué la pistola que guardaba sujeta por el cinturón en la espalda y me acerqué al tal Shun.- Dame el silenciador, no querría armar escándalo en un barrio tan elegante- reí, mientras extendía la mano y Ibiki me entregaba el objeto.


-        Aquí tiene, señor.


-        Espero que colabores Shun, así te puedes ahorrar algo de sufrimiento ¿verdad?- comencé, acuclillándome en el suelo y poniéndome a su altura, mientras que colocaba el silenciador.- Quítale la mordaza.


-        Sí, señor- respondió rápidamente, ordenando con la cabeza a otro que cumplió la tarea rápidamente.


-        S-señor…t-tenga com-compasión, por favor- suplicó el hombre, mirándome con miedo.


-        ¿Compasión?- repetí con sorna.- Hace tiempo que perdí eso…- reí.- Dime, Shun, la droga no parece para consumo propio, entonces ¿qué hacías con ella? ¿La vendías por tu cuenta?


-        N-no…yo…no- tartamudeó.


-        ¿No piensas hablar?- sonreí. Y recorrí con la mirada a la familia. La mujer parecía ahogarse en su propio llanto y de alguna manera me recordó a mi propia madre, asustada por lo que podía sucederle a su familia. Realmente sabía que a ella no la podría hacer ningún daño. Así que giré mi vista hacia el hijo. Un chico castaño de no más de dieciséis años y aspecto dulce e infantil. Sin duda de él si me podría valer.- Bien, ¿no quieres decirnos nada más Shun?- pregunté nuevamente y por última vez. Yo no daba terceras oportunidades.


-        Kyo-sama…- dijo hundiéndose cada vez más. Hablaría, de una forma u otra.


-        Bien. Acércame el chico aquí, Ibiki- ordené a tiempo que cogía una silla y me sentaba en ella, frente al padre.


-        Aquí tiene señor- dijo, tirando de rodillas y con rudeza al chico en el suelo. El niño me dedicó una mirada terriblemente asustada y yo le sonreí, irguiéndome para quitarle la mordaza que le acallaba, aunque tal solo soltó un sollozo.


-        ¿Cómo te llamas?- le pregunté, levantando su cabeza con mis dedos por la barbilla para que me mirara a los ojos. Era realmente adorable.


-        S-Shou…


-        Mmm…Shou, me gusta el nombre- sonreí, a tiempo que le soltaba y metía una de las manos en mi bolsillo para sacar una pequeña navaja.- ¿Sabes Shun? Tienes un hijo muy atractivo- dije, volviéndome hacia el padre.


-        N-no…le toques, por favor…- rogó.


-        No sé si podré resistirme…- respondí con una sonrisa, para acto seguido lamerme el labio inferior.- Aunque tal vez si me cuentas lo que quiero saber me lo plantee…


-        N-no…puedo…n-no…


-        ¿Cuántos años tienes Shou?- le pregunté acariciando su mejilla.


-        Quince- respondió sin mirarme, demasiado asustado.


-        Supongo que nunca has estado con nadie ¿verdad?- pregunté apoyando mi cabeza en mi mano y el brazo sobre la pierna, el negó rápidamente con la cabeza.


-        Vaya…- sonreí.- Pues tal vez sea tu estreno, a menos que tu padre no hable con nosotros.


-        ¿P-por q-qué?- preguntó cabizbajo y temeroso.


-        ¿Por qué? Fíjate Shou, yo soy el jefe de tu padre y ha hecho algo mal- dije levantándome y jugando con la navaja entre mis manos. Retomé la conversación como si hablara con un niño pequeño.- ¿Qué hace tu padre cuando te portas mal, Shou?


-        M-me castiga- contestó.


-        ¡Pues eso mismo debo hacer yo con él!, sino me perdería el respeto ¿verdad?- Afirmó con la cabeza, seguro.


-        ¡Deja de manejarle, jodido psicópata!- gritó el padre en un arrebato de valentía. Lo cual hizo que todos le sujetaran (alguno golpeándole) y yo estallase en risas.


-        Sino quieres que juegue y maneje más con él, dime que hacías con la puta droga- inquirí, cabreándome y acercándome a él para hundirle la hoja de la navaja en la pierna de un solo golpe, haciendo que soltase un desgarrador grito.- ¿Me lo dirás?


-        ….


-        Bien- me volví hacia Shou, sacando el arma del muslo del hombre.- Se ve que tu padre no te quiere lo suficiente, Shou…- sonreí volviéndome a sentar en la silla frente al arrodillado y anonadado adolescente que seguía sin creer aquello que sus ojos veían. Le sujeté fuertemente del brazo y llevé la navaja por su pecho, sacando los botones de la camisa.


-        ¡N-no, para!- exclamó el joven, ahora asustado de verdad. Volví la vista a su padre y me di cuenta de que mantenía la cabeza agachada sin ver la escena. Que cobarde, tenía huevos para dejar a su hijo bajo mis perversas intenciones, pero era incapaz de mirar. Sin duda me recordaba demasiado a mi propio progenitor, me daba asco.


-        Hacer que mire- ordené a mis hombres, que le sujetaron la cabeza inmediatamente.


-        Shou, esto solo es decisión de tu padre, si él decide colaborar, yo pararé- le susurré al oído a tiempo que resbalaba la afilada hoja de la navaja por la piel de su pecho, causando grandes heridas.


-        ¡¡Ahggg!!- gritó lleno de dolor. Miré al padre y no había mayor cambio, así que continué, esta vez hundiéndola con más fuerza.- ¡Detente! ¡Papá, dile que pare!


 


Me di cuenta que Die apartaba la mirada de lo que sucedía, nunca le había gustado estas partes del trabajo. Ni siquiera a mí mismo, no me importaba torturar a un hombre, pero realmente me dolía hacerlo con un niño. Al fin y al cabo, él no tenía la culpa de los actos de su padre.


El cuerpo de Shou estaba ya lleno de heridas y sangre, mientras que suplicaba a su padre, pero no había intención por parte de este. Estaba pensando de verdad el dar otro paso más allá, pero no me gustaba demasiado la idea.


 


-        V-vale…detente…no le hagas más daño. L-le diré lo que sé…- sollozó Shun.


-        Recostarle en el sillón y hacer algo para detener las hemorragias- ordené. Die fue el primero en coger al chico entre sus brazos, aliviado de que aquello hubiese terminado; incluso yo mismo lo estaba. Me volví hacia el hombre, con una mirada de asco.- Habla.


-        Y-yo…yo me encargaba de coger la droga para dársela a Kaoru.


-        ¿Kaoru?- gruñí. Nuevamente él.


-        S-sí, pe-pero…yo…


-        ¿Dónde se la dabas? ¿Cómo contactabas con él?- Por fin podría tener alguna pista de su paradero.


-        Y-yo…nun-nunca le vi. De-dejaba la droga en un contenedor y ellos el dinero en otro…No sé nada más- lloriqueó. Clavé mi mirada en sus ojos, decía la verdad.- N-no me mates, p-por favor.


-        ¿Quieres vivir?- pregunté enarcando una ceja y mirándole desde arriba, contemplando su tembloroso cuerpo.


-        ¡Sí!


-        Bueno, está bien- acepté, volviéndome. Di una orden con la cabeza a Die para que me trajera al chico. Él me dedicó una mueca de descontento, aunque cumplió mi orden rápidamente.- Pero a cambio de que tú vivas, ellos morirán- continué con una torcida sonrisa, volviendo a sacar mi pistola y señalando con ella a la mujer y al hijo. El hombre los miró detenidamente, primero a su esposa y luego a su hijo.


-        Quiero vivir yo- aceptó de forma rápida y nerviosa.


-        Vale- accedí, dirigiendo el arma cargada a la cabeza de Shou, aunque en el último momento la giré y le volé la cabeza a ese hombre. Haciendo que cayese como un peso muerto, valga la redundancia. Reí.- Shou, tu padre era un cabrón- reí revolviéndole el cabello, para después caminar hacia la salida.- Vámonos Die, esto nos ha llevado demasiado tiempo. Vosotros limpiar esto, si ponen algún problema o intentan ir a la policía, matarlos- ordené antes de salir de allí.


 


Me monté en el vehículo y Die no tardó en hacer lo mismo, aunque clavó una mirada seria en mí.


 


-        ¿No te ha traído demasiados recuerdos esta mierda? ¿Por qué repites lo que te hicieron a ti?- inquirió ofuscado. Realmente se había cabreado por mis actos.


-        Fui mucho más suave con Shou de lo que fueron conmigo, pero Die, ya es hora de que aprendas, este trabajo es así.


-        Cada vez te pareces más a tu padre- gruñó, arrancando el coche.


-        No me insultes.


-        ¿Dónde vamos?- preguntó ignorándome, estaría cabreado por un tiempo.


-        Al Instituto Publico Hight de Tokio.


-        ¿Haremos una visita a ese jovencito inocentón?- sonrió picaronamente.


-        Exacto- sonreí.


 


 








Notas finales:

Espero que no os pareciese demasiado aburrido! Gracias por leer y espero vuestros comentarios sobre el cap!

Cuidaaaooooos!!! ^^


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