¿Un violador o un camorrista?
Habíamos subido a la azotea para almorzar tranquilamente con Shinya, pero no podía dejar de pensar en lo que me había dicho. Intenté hacer memoria, pero había un pozo negro que cubría todo desde que empecé a bailar hasta que me desperté en mi casa.
Saqué mi obento y comencé a comerlo con pasividad, casi pensándome cada bocado que me metía en la boca. Oía los suspiros que me dirigía Shinya, pero no le prestaba real atención.
- ¡Oh, venga, no es tan malo Toshiya!- exclamó, ya sin poder aguantar.
- ¿Cómo que no es tan malo?- inquirí, soltando los palillos.- ¡Ni siquiera me acuerdo! Y todo por tu culpa.
- ¿Por mi culpa? Que yo sepa no te puse una pistola para que te fueras a bailar con Kaoru.
- ¡Pero sí me dejaste solo!- reclamé.
- Toshi, de vez en cuando viene bien soltarse la melena un poco. Además así dejarás de ser tan tímido- miró el lado “bueno” de la situación.
- Umm.
- Hay una cosa que me llamó la atención, ¿por qué llegaste antes de tiempo cuando quedamos? Sueles ser puntual, pero no tanto…- pronunció pensativo.
- ¡Oh, no me lo recuerdes!- respondí haciendo una mueca (un poco exagerada).- Nunca he pasado tanto miedo.
- ¿Te robaron?
- No, un violador me esperaba fuera de mi casa, Shinya. No sabes las pintas que llevaba, parecía sacado de una serie de televisión en donde violan y asesinan a adolescentes animadoras…
- Creo que has visto demasiadas películas…
- ¡No, en serio, incluso me detuvo cuando intenté salir corriendo, pero ya sabes que soy rápido!
- Uff, entonces menos mal. Espero que en realidad no sepa donde vives…
Poco después de media hora, sonó la campana que anunciaba la vuelta a las clases. Eran dos horas de interminable Historia y para terminar inglés, con la profesora más aburrida que puede existir en todo el país.
Me pasé la mayor parte del tiempo tomando los apuntes y respondiendo a las preguntas que hacían ocasionalmente los profesores. Era un buen alumno, todos me considerarían un empollón, pero si quería ir a una buena universidad tendría que sacar las mejores calificaciones ¿no?
La hora de la salida llegó rápidamente, metí mis cuadernos y libros en la típica mochila japonesa y salí de allí en compañía de Shinya y dos chicos más de la clase.
- ¿Toshiya-kun, vienes con nosotros al karaoke?- preguntó el más alto de ellos.
- No, gracias, tengo que llegar rápidamente a casa es que hoy viene mis tíos- respondí formalmente con una sonrisa.
- ¡Oye, mirad, ese chico de ahí!- indicó Shinya, señalando con el brazo extendido.
- Parece un matón…- señaló el otro. Entonces miré al personaje que mostraban, encontrándome con una figura que nunca en la vida olvidaría. Cabellera desordenada y rubia, gafas de sol y los brazos y cuello tatuados, la única excepción era que esta vez sus ropas habían mejorado. Estaba al lado de un alto y pelirrojo chico, de aspecto simpático. Ambos clavaban la mirada en nosotros.
- Shin…e-ese…es el vio-violador…- murmuré, tirándole de la manga del uniforme asustado.
- ¿Qué?- inquirió, mirándome con la boca abierta y luego girándose para nuevamente observar al “violador”.
- Sí, es ese. ¿Qué hago?- pregunté nervioso, deteniéndome paralizado en medio de las escaleras; provocando que la gente se tornase a mi alrededor.- ¿¿Cómo ha sabido que estudio aquí??
- Deberías huir, salir corriendo o algo…- propuso Shinya, echándome a un lado.
- ¡Pero si ya me ha visto!- exclamé asustado.- No puedo ir a mi casa y que vea donde vivo, ¡me atacará por la noche!
- Mmm…Toshi…se están acercando- susurró Shin, mientras yo giraba la cabeza violentamente para ver como ambos chicos se andaban en nuestra dirección.
Die había tenido que obligar a Kyo a acercarse, ya que este parecía que solo quería observar al menor, lo cual solo intimidaba a ese moreno larguirucho que había llamado la atención de su amigo. Cuando estuvieron en frente de los dos chicos, los cuales murmuraban asustados, Die extendió una amigable sonrisa, mientras Kyo soltaba el agarre del pelirrojo de un manotazo.
- ¡Hola!- saludó, sonriente.
- ¿P-por qué me s-sigue?- pregunté asustado. El rubio parecía más intimidante de cerca a pesar de su estatura.
- Siento que mi amigo te pegase un buen susto el otro día, es que no tiene muchos amigos por la zona y ahora que ha entrado nuevo en este instituto, quería ser amable. Entiendo que con la cara y aspecto que tiene te asuste…yo le llamo Warumono, pero es un buen tío. ¿A qué sí?- respondió rápidamente ese alegre pelirrojo, que sin duda me daba mayor confianza.
- ¿Estudiar? ¿Nuevo instituto?- preguntó tontamente el rubio.
- ¿Entonces no eres un violador?- preguntó Shinya.
- ¡Por supuesto que no!- exclamó el rubio.
- Mmm…Lo siento, a veces mi amigo es muy exagerado, se asusta con facilidad- se disculpó Shin, obligándome a hacer una reverencia.
- No pasa nada- murmuró el rubio, cruzándose de brazos.- Soy Tooru y este es Daisuke.
- Y-yo…soy Toshimasa Hara, pero todo el mundo me llama Toshiya y él es Shinya Terachi.
- ¿A qué curso vais? Parecéis algo más mayores que nosotros…- observó Shinya.
- Sí, vamos a último de secundaria superior.
- ¡Oh! ¡Solo un año mayores!- exclamó el otro rubio con una sonrisa.
- ¡¡Shinya, nos vamos ya al karaoke!!- exclamó un compañero de clase. Me volví, rogándole con la mirada a mi mejor amigo que no me dejara solo.
- Oh, bien, chicos. Yo me voy, ha sido un placer… ¿Nos vemos mañana en clase?
- No- negó Tooru.
- ¡Por supuesto que estaremos allí!- respondió el pelirrojo.
- Bien, hasta mañana- se despidió Shin.
- N-no…- ¡¡¡te vayas Shinya!!! Miré nerviosamente a esos dos chicos, el pelirrojo me sonreía amigablemente, mientras que el rubio jugaba con sus dedos tatuados con una expresión seria.- Umm…ha sido un placer…pero me tengo que ir…
- ¿Te llevamos?- preguntó Daisuke.
- ¿Tenéis coche? Pero si no se puede conducir…
- Bah, calla, ¿quieres que te llevemos o no?- inquirió Tooru con un tono cansado y algo molesto. Lo cual hice que bajase la cabeza, asistiendo algo asustado.
- Tooru, esos modales…- masculló Die, dándole un codazo a su amigo.
- Agg- se quejó este, devolviéndole otro en las costillas.- ¿Vienes o no?
- Lo siento, pero vengo en bicicleta…y…
- Dai, métela en el maletero- pidió el rubio, mientras que me cogía por los hombros y me arrastraba en dirección al vehículo negro.
- No creo que esté bien…se supone que no podéis conducir…mi madre no…
- Buah, no seas así Tochi. No siempre hay que hacer lo que las madres quieren y tampoco Dai conduce mal…- sonrió, por primera vez el rubio. Sus dientes estaban descolocados, pero era una sonrisa que le daba un aspecto de niño travieso que me encantó e hizo inevitablemente que le correspondiera.
- Bueno.
No tardamos en estar los tres dentro del vehículo, Daisuke no dejó espacio a ningún silencio que nos pudiese incomodar, hablaba de todo y a penas se callaba. En cambio Tooru miraba distraídamente por la ventana, sin ser partícipe de la conversación, más a penas que dos comentarios breves y puntuales.
- ¡Muchas gracias por traerme, nos vemos mañana en la escuela!- me despedí, asomado por fuera a la ventana del coche.
- ¡De nada, hasta luego!- respondió Daisuke.
- Lo que sea, adiós- contestó el rubio.
Cuando entré en el interior de mi casa iba con una sonrisa en los labios, Daisuke era realmente agradable y aunque Tooru era extraño, me alegré de que hubiese conocido a nueva gente y algo dentro de mí me decía que seríamos amigos, lo cual era algo que me gustaba ya que no me abundaban.
El interior de la casa estaba en silencio, pero la presencia de dos personas más además de mi madre y mi padre, estaban presentes. Cuando caminé hasta el salón observé a mi primo Shou y a su madre; todo en el ambiente era triste y cargado de un silencio que creaba una mala sensación en mi estómago.
- Hola a todos…- saludé en un murmullo con miedo de romper ese silencio. Mi madre levantó la cabeza y se acercó a mí para llevarme a la cocina.
- El tío Shun a muerto esta mañana, intenta que Shou se distraiga un poco.
- ¿Ha muerto? ¿De qué?- pregunté sorprendido. Shun no era un buen tío, algo insultón e idiota, pero no se merecía la muerte.
- No…no sé bien de qué. No hagas más preguntas y distrae a Shou.
Como un buen hijo no hice ningún comentario más y volví al comedor para acercarme a Shou y abrazarle por la espalda, respondió con una mueca de dolor y me di cuenta de que su piel estaba llena de recientes cortes.
- Tengo un nuevo videojuego, es increíble, vamos a mi habitación.
Shou me hizo caso siguiéndome por la pequeña casa, subiendo las escaleras hasta mi habitación, la cual estaba algo desordenada con ropa y libros. Shou se sentó en el sillón frente a la televisión, estaba demasiado silencioso, él nunca era así, pero supongo que la muerte de un padre te cambia demasiado. No sé yo como reaccionaría si me pasase a mí. Encendí la consola y un videojuego de zombies se hizo presente en la pantalla, estuvimos jugando por un tiempo, matando no muertos sin descanso, hasta que Shou pulsó pause.
- Mi padre no era alguien bueno…
- ¿Eh?- dije volviéndome, para mirarle.
- ¿Podrías tu propia vida por encima de tu familia, de la persona que quieres?- preguntó con la vista clavada en el mando.
- …No sé nunca he querido a nadie…pero mi familia es muy importante.
- A mí padre lo dispararon, Toshi, delante de mí. Le dieron la opción de salvarse si nos mataban a mi madre y a mí, pero el escogió su propia supervivencia…
- ¿Entonces…?- ¿Por qué seguís vivos?
- Él disparó a mi padre, dijo que era una persona horrible. ¿Lo es?- preguntó, levantando la vista hacia mí.
- No…no lo sé- Sí, sí lo es…Pero no podía decirle eso, no me veía capaz.
***
Toshimasa Hara, ya decía que ese nombre me resultaba familiar, debía de tener alguna clase de parentesco con Shun Hara, el mismo despreciable individuo que había asesinado esta mañana. Tal vez por esa razón la carpeta de su familia había terminado bajo mi poder, sí, siempre las familias más pobres tienen algo turbio. Algo que inmediatamente les relaciona con la mafia, conmigo.
Toshiya, aquel chico era demasiado bueno, jovial y sin duda ingenuo. ¿Acaso debía de mezclarme con él? ¿Sería recomendable?
La cuestión es que el chico había despertado algo en mí que hace demasiado tiempo había matado de mí mismo. Sí, sin duda volvería a verle…Daba igual que tuviese que hacer de estudiante de secundaria.