Capítulo 12. Pongámosle fin al sufrir.
Llego a la casa de sus padres, se sentía cansado, quería darse un baño caliente, o frio, si eso ayudaba a su mente, y luego irse a dormir, aquella canción, pareciera que había sido cosa del destino, o de su hermano, pero eso era poco probable. Cerró la puerta con la mirada pegada al suelo, al elevarla noto a sus padres y a alguien más, no lo supo reconocer.
-Buenas...- saludo en un suspiro encaminándose a las escaleras.
-Deidara, siempre tan cortes- se burló una mujer sentada en uno de los sillones de la sala. El aludido levanto la vista sorprendido pero sin ver la procedencia de esa voz.
-¿Abuela?- pregunto incrédulo, la mujer sonrió de medio lado -¿Qué estás haciendo aquí?- se giró viéndola. Era una mujer alta, rubia, de ojos mieles, labios delgados, una gran copa y sin una sola arruga en la piel, a pesar de su avanzada edad.
-¿Qué clase de bienvenida es esa?- pregunto frunciendo el ceño -creí que te había educado bien...- el menor fue hasta ella para abrazarla y besarla en la mejilla. La mujer se sentó al igual que él, delante de ella. -Pero, mírate, cuanto haz crecido y que guapo estas, seguro que tienes cientos de pretendientes, ¿no es así?
-De hecho estoy a punto de casarme- inquirió.
-¿De verdad? ¿Y quién es la afortunada?
-Es un chico, su nombre es Sai- respondió. La sonrisa en el rostro de la mayor desapareció, dándole paso a una mueca de desagrado. -¿Por qué esa cara abuela?- pregunto extrañado.
-Solo es cuestión de negocios, Tsunade- explico el padre del menor.
-Claro- fingió una sonrisa -¿y dónde está Naruto?- pregunto entusiasmada. Los padres del nombrado miraron al menor.
-Se ha quedado en el hospital, con Sasuke- explico viéndolos.
-Así que aún sigue saliendo con ese chico, ¿eh?- dijo con desagrado.
-Sí, abuela- respondió sonriendo. Siguieron platicando sobre cosas triviales hasta muy entrada la noche.
-Será mejor que nos vayamos a dormir, supongo que Naruto se quedara en el hospital, así que podrás dormir en su cama- dijo Minato a la mayor.
-Buenas noches- se despidieron todos.
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Luego de oír esa canción había desviado su camino al centro de la ciudad en busca de una joyería, le daría un buen regalo al ojiazul, tenía que ser algo especial, algo único. Entro a la primera que encontró, comenzó a ver los aparadores.
-¿Puedo ayudarle en algo?- pregunto el dueño del local, Itachi lo miró.
-Tal vez...
-¿Buscaba algo en especial?- pregunto luego.
-Quiero algo que sea único, especial, tal vez un anillo o una cadena- respondió viéndolo directo a los ojos.
-Creo que si... tengo lo que busca...- camino hacia otro de los estantes, sacando un brazalete, un anillo y los aretes en forma de gota, completamente de plata, que hacían juego. El pelinegro los tomo con temor de que llegasen a quebrarse, como cuando tocaba el cuerpo del rubio.
-¿Cu-cuanto...?- pregunto impactado por su belleza.
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Al día siguiente, (martes).
-Deidara, por favor a compaña a tu abuela a hacer las compras que necesita- pidió su padre a su primogénito.
-Está bien papá- respondió junto a un suspiro algo cansado.
-Vamos hijo, no es tan malo, tal vez te compre algo que te guste- propuso su abuela.
-Sí, bueno- suspiro de nuevo, se encamino a su auto, abriéndole la puerta del copiloto a la mayor. Pasaron parte de la mañana y tarde haciendo las compras de la rubia; sentándose en una mesa libre de un pequeño restaurante comenzaron a degustar un helado, de pronto, en medio de ese extraño silencio, la rubia hablo.
-Deidara- lo llamo, este comenzó a prestarle atención -te tengo una propuesta- dijo, el menor se sorprendió.
-¿Qué clase de propuesta?- pregunto demostrando interés.
-Veras, tu hermano ya es un caso perdido, pero a ti, tal vez aun pueda guiarte por un buen camino.
-¿Qué quieres decir con eso, abuela?- pregunto confundido.
-Naruto ya está con ese chico- menciono con desagrado -pero tú no estás con nadie, corrígeme si me equivoco.
-No, no estoy con nadie...
-Lo sabía- interrumpió -entonces, puede que aun encuentres a una chica hermosa con la que puedas formar un hermosa familia- decía ilusionada.
-¿A dónde quieres llegar con eso?- pregunto desconcertado con la actitud de la mayor.
-Quiero que te vayas a vivir conmigo a Inglaterra- soltó de repente.
-¿Cómo?- musito sorprendido.
-Veras, haya la vida es muy diferente, la sociedad te exige mucho más de lo que exige aquí, es muy difícil ver parejas homosexuales, y demasiado sencillo encontrar chicas lindas, cualquiera querría conocerte- aseguro.
-Pero es que...- rezongó.
-No te pido que tomes una decisión ahora, piénsalo un tiempo, aun voy a durar el resto de la semana aquí, me iría el viernes en el vuelo de la mañana- dijo viéndolo y con una sonrisa un tanto arrogante.
-Está bien, lo pensare- dijo resignado.
-Hay que regresar, se está haciendo tarde- dijo luego como si nada estuviese pasando.
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-¿Cuándo podre irme de este lugar? Ya estoy muy cansado de solo estar aquí- se quejaba Sasuke.
-Ya verás que será pronto- decía un rubio reconfortándolo.
-Por lo menos te tengo a ti- le susurro, besándolo en los labios.
-Veamos cómo se encuentra nuestro paciente- decía el doctor entrando junto con una enfermera, quedándose mudos al ver como los dos jóvenes se besaban, el mayor se aclaró la garganta. -¿Cómo se encuentra el día de hoy?- pregunto algo incómodo ya que seguían abrazados, recostados en la cama.
-Excelente, doctor, ¿Cuándo podre irme de aquí?- pregunto tranquilo, mientras el rubio tenía un agradable pero notable sonrojo.
-Pues veo que ya te sientes muy bien así que... probablemente mañana- sonrió un poco mientras la enfermera revisaba al pelinegro. El celular de Naruto comenzó a timbrar. Este lo contesto.
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(Miércoles)
No podía seguir en ese plan, ya lo había olvidado una vez, podría volver a hacerlo, estaba seguro que lo haría, estaba dispuesto, y está vez seria para siempre. El sonido del timbre interrumpió sus pensamientos, tal vez debería ir a abrir, o no, podría quedarse ahí, enfrascado en sus pensamientos, de nuevo fue interrumpido, pero está vez era mucho más insistente. Resignado se puso de pie y con paso calmado fue a abrir.
-¿Qué demonios...?- se quedó callado al ver quién estaba detrás de su puerta. Con una mano en el marco, recargado despreocupadamente, esperando a que abrieran.
-¿Cómo estas, Sai?- saludo, su voz sonaba ronca y varonil, sensual.
-¿Qué estás haciendo aquí?- pregunto de mala gana entrando, dándole la espalda, pero dejando la puerta abierta para que entrara. Había sido una mala idea abrir, debió haberse quedado pensando en quien se disponía olvidar, y para su suerte ahora tenía en su propia casa.
-Esa no es manera de saludar a tu ex, creí que te había enseñado modales, pequeño- dijo usando el extraño seudónimo por el que lo solía llamar.
-Si mal no recuerdo tú me abandonaste diciendo que te ibas a estudiar, si, vaya estúpido que fui, debiste haberte reído tanto de mí...- dijo con desprecio.
-Oh, por favor Sai, tranquilízate, no vine a discutir...
-¿Entonces a qué?- interrumpió.
-Solo vine a saludar, no recuerdo que esta ciudad fuera tan aburrida desde que me fui- comento pensativo. Mentira, la ciudad no se había vuelto aburrida, tampoco él, lo cierto era que antes se divertía con Sai, de maneras poco sanas, pero para ellos era lo mejor que les podía pasar cada noche.
-Eres un idiota, largo de mi casa- le dijo.
-Te vez tan lindo enojado- le dijo acercándose, tomándolo por la cintura para besarlo.
-¿Qué rayos haces, idiota?- su gesto se volvió de completo asco, pero no hizo ningún esfuerzo por separarse del mayor. Entre caricias y besos se dirigieron hasta la alcoba del pelinegro. Esa noche se entregó a él, sin pensar lo que hacía, solo se dedicaba a disfrutar, no se estaba percatando de quien era, de quien fue esa persona que ahora lo estaba embistiendo, besando y acariciando con lujuria y pasión.
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-Por fin, hogar dulce hogar- decía un azabache al aire más que a su compañero.
-Tendré que dejarte solo un momento- informaba el rubio.
-¿Qué? ¿Por qué?- pregunto rápido.
-Te lo dije ayer.... Mi abuela llego de visita y se va pasado mañana, quiero verla.
-No, nunca me lo dijiste, jamás lo mencionaste.
-Si lo hice...
FLASH BACK
-Pues veo que ya te sientes muy bien así que... probablemente mañana- sonrió un poco mientras la enfermera revisaba al pelinegro. El celular de Naruto comenzó a timbrar. Este lo contesto.
-Muy bien, todo está en orden doctor- decía la enfermera.
-¡SI!- grito el rubio dando un salto.
-Te dejamos descansar- ambos salieron.
-¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan feliz?- pregunto el ojinegro.
-Mi abuela está en la ciudad...- dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Ah, esa vieja...- musito.
-Sasuke- frunció el ceño.
-Tú sabes bien que no le agrada nuestra relación- se defendió.
-No por eso deja de ser mi abuela- suspiro -mañana iré a visitarla- aseguro sin escuchar las réplicas del Uchiha.
END FLASH BACK
Ambos se quedaron en silencio, el mayor pensativo y el menor esperando la respuesta de este.
-No tardes mucho- dijo resignado.
-Gracias- dijo alegre abrazándolo.
-Cuidado, aun duele- le dijo reusándose a ser abrazado.
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A la derecha y cerraba los ojos, no, media vuelta y cerrados, nada, hacia arriba, no señor, hacia abajo, para nada. No podía dormir, ¿cómo hacerlo con semejante propuesta en pie?
Podría irse e intentar olvidar a Itachi, ¿qué caso tenia quedarse al lado de una persona que no te ama? Ninguno. Por otro lado estaba Sai, su prometido... el rubio esbozó una minúscula sonrisa.