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Los Amantes Son Dementes por misery_182

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Notas del capitulo:

 

Hey you! Como muchos se habrán dado cuenta, la página estuvo muerta todo el día de ayer, hasta donde sé, y después de haber estado intentando toda la tarde de ayer abrirla, cosa que nunca pasó, cabe aclarar, aquí estoy hoy martes, subiendo el capítulo trece :3

Tal vez me odien un poco por este capítulo, tal vez no los haga tan felices como muchos habrían querido, pero tenía que hacerlo xD Aquí termina una... ¿etapa? del fic, o algo así xD

Bien, disfrútenlo, sin más, ¡a leer!

 

Capítulo 13. Lo mejor está por venir.

Ambos rubios estaban sentados a la mesa, mientras la pelirroja se encontraba frente a la estufa, preparando la cena. De pronto escucharon la puerta principal abrirse.

-Buenas noches extraña- saludo un rubio parado en la puerta de la cocina, a la mujer que le daba la espalda.

-Naruto- dijo feliz la pelirroja. La rubia mayor sonrió de medio lado imaginando alguna manera de corresponder al saludo.

-¿Cómo está mi queridísimo nietecito?- pregunto sonriendo de medio lado.

-¿Nietecito? Creí que teníamos un acuerdo...- camino hasta pararse a su lado.

-Tú tampoco cumpliste con tu parte así que a callar- dijo sonriendo, se puso de pie y atrajo al menor en un abrazo, llenándole la cara de besos.

-Tsunade, déjalo...- pidió el padre del menor, sonriendo divertido. Los cuatro se sentaron a disfrutar de la deliciosa cena prepara por la más joven. Al término de esta se quedaron platicando hasta tarde.

-Espero no te moleste, pero tu abuela está durmiendo en tu habitación- informo la pelirroja.

-No importa, de todos modos tengo que regresar con Sa... a mi casa- corrigió rápidamente.

-Sigues saliendo con él, ¿ah?- pregunto al percatarse de eso.

-¿Te sigue molestando?

-No puedo evitar sentir algo de pena por ti...- dijo de lo más calmada. El menor frunció el ceño y apretó las manos formando puños debajo de la mesa.

-Será mejor irnos a dormir, ya es bastante tarde- sugirió la madre del rubito.

-Sí, tienes razón, no es bueno que conduzcas cuando ya es tan tarde- apoyo el otro. El menor se puso de pie dispuesto a irse, sin despedirse.

-¿Vendrás mañana?- detuvo al menor, con una sonrisa.

-Traeré a Sasuke- fue lo único que dijo, logrando que una mueca de disgusto se formara en su rostro, para luego salir de la casa.

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Jueves al medio día, ya había tomado una decisión, y se la comunicaría a su abuela de inmediato, antes de arrepentirse. Se disponía a bajar las escaleras para poder decírselo. Su celular comenzó a timbrar, lo tomo cansado.

-Número privado- susurro -¿quién será?- Se preguntó. -¿Bueno?

-Deidara

-¿Quién habla?- pregunto el aludido.

-Soy yo, Sai.

-Ah, hola, ¿Qué tal?- salía de su habitación.

-Quería saber si quisieras salir a comer.

-Claro, nos vemos en media hora, ¿de acuerdo?- bajaba despacio.

-De acuerdo.

-Nos vemos.

-Adiós-. Luego ambos colgaron. El rubio termino de bajar encontrándose a los mayores sentados a la mesa.

-Abuela- la llamo -¿podemos hablar?- esta asintió -en privado, por favor- pidió a sus padres.

-De igual manera ya nos íbamos- dijo el mayor saliendo junto a su esposa.

-¿Qué pasa Deidara? ¿Ya has tomado una decisión?- pregunto sonriendo complacida.

-Espero que Deidara no haga una tontería- comento la pelirroja a su esposo.

-Lo sé- abriéndole la puerta principal. -Naruto- dijo sorprendido al encontrarlo del otro lado de la puerta con Sasuke a su lado.

-Hola- saludo sonriente.

-¿No se supone que Sasuke debe de estar descansando?- pregunto su madre alarmada.

-Bueno...

-Yo quise acompañarlo- dijo el nombrado.

-Bueno, entonces pasen, nosotros ya nos íbamos.

-Claro, siéntate- le pidió al mayor, este lo obedeció. -Traeré algo de tomar- se dirigía a la cocina, topándose con el rubio.

-Hola Naruto- saludo su hermano saliendo de la casa sin notar al otro.

-¿Pero qué le pasa?- le pregunto al pelinegro.

-¿Cómo quieres que lo sepa?

-Buenas, chicos- saludo sonriente la mayor.

-Abuela, ¿Qué tiene Deidara?- le pregunto.

-No lo sé- inocente.

-¿Qué le has dicho?

-Le propuse ir conmigo a Inglaterra- dijo seria caminando a la sala.

-¿Qué?- alarmado -¿Qué te ha respondido?

-Pregúntaselo a él- sentada delante del Uchiha.

-Respóndeme, no te lo puedes llevar a Inglaterra, aquí está su familia, amigos, su vida...- dijo a los gritos.

-Naruto tranquilízate- pidió el otro.

-No le puedes hacer esto, si se va lo perderá todo...

-Pero encontrara algo mejor- aseguro ella.

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El rubio llego en su auto a un restaurante, ¿Cómo es que sabía en qué restaurante se verían? Simple, ya se habían topado una vez ahí mismo, quedaron de volver a comer juntos algún día en ese mismo lugar, solo hacía falta poner fecha y ya estaba.

Entró tranquilamente al lugar sentándose en una mesa libre, miraba a los lados buscando al pelinegro, ¿Cómo alguien podía retrasarse tanto? Nunca había conocido a una persona tan impuntual, tenía alrededor de 15 minutos esperándolo. Una mesera se le había acercado más de una ocasión preguntándole que deseaba tomar, era la tercera vez que se retiraba.

-Lamento el retraso- se disculpaba llegando por detrás.

-Descuida- lo saludo -hay que ordenar de una vez- sugirió el rubio.

-De acuerdo- llamaron a la mesera. Desde lejos un pelinegro extraño los miraba, detallando sus movimientos, los del rubio más específicamente. Sentando en una mesa del otro lado del local, leyendo el periódico, tapando disimuladamente su rostro con este.

-¿De dónde has sacado esa idea?- pregunto asombrado Sai.

-Bueno veras...- comenzaba a hablar, el otro pelinegro se puso de pie, encaminándose a ellos, haciéndolo callar.

-¿Interrumpo algo?- pregunto parado junto a la mesa viéndolos, con las manos en las bolsas del pantalón.

-Tobi...- saludo el pelinegro -cuanto tiempo- se puso de pie estrechando su mano.

-Sí, lo sé, demasiado tiempo- si quitarle la vista de encima al ojiazul.

-Siéntate- le pidió a quien seguía observando al rubio -oh lo siento, Tobi, él es Deidara, mi prometido... Deidara él es Tobi, un viejo amigo- los presentó.

-Es un placer- dijo con voz sensual. -Como sea, no quisiera quitarles más su tiempo- sonrió de medio lado -solo quería invitarte a mi fiesta de cumpleaños Sai, hacía mucho te la iba a entregar la invitación pero no había tenido la oportunidad- explicó, entregando una pequeña tarjeta de color blanco con letras negras y rojas -por supuesto que tu exquisito novio también está invitado- le sonrió coquetamente, sonrojándolo.

-Claro, ahí nos vemos- aseguro el pelinegro, mientras el otro se retiraba.

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-Naruto tranquilízate, al fin y al cabo es su decisión y tú no puedes hacer nada para cambiarla- pidió tranquilo el Uchiha.

-Por primera vez, estoy de acuerdo contigo, Sasuke- dijo sonriendo ligeramente.

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La noche ya había caído en la gran ciudad, la luna iluminaba las calles y junto a ella, las estrellas la acompañaban. Un azabache miraba con interés una pequeña caja de color negro, abriéndola detallando las joyas que había dentro, pensando en la persona que más amaba en el mundo. El sonido del timbre lo saco de sus pensamientos, al abrir se encontró con el dueño de sus pensamientos.

-¿Qué haces aquí?- pregunto extrañado.

-¿Tu qué crees?- respondió sonriendo de medio lado. El azabache se hizo a un lado dejándolo pasar, viéndolo de pies a cabeza, su rubio y largo cabello que caía como una cascada de oro, su delgado cuerpo y su voz, su armoniosa voz; pronto serian suyos, completamente suyos.

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Recostado en su cama, jugando con el dije que colgaba de su celular, balanceándolo de adelante atrás, escuchando música en él. Escucho que tocaban a la puerta pero lo ignoro, no deseaba ver a nadie, se sentía algo deprimido, y lo peor es que ni siquiera sabía el por qué. La puerta se abrió luego de un rato interrumpiendo la paz de aquella habitación con la chillona voz de su hermana mayor.

-Gaara- lo llamo -tienes que salir de aquí, no te puedes estar encerrado como un ermitaño, vamos arriba, sal de esa cama ahora- dijo con tono autoritario.

-No quiero- musito.

-No te estoy preguntando, sal de ahí, ve a dar una vuelta, a tomar algo, a bailar o lo que sea, pero largo de la casa- sugirió queriendo levantar el colchón para tumbarlo.

-Ya te he dicho que no...

-Y yo te digo que te vayas con Kankuro a tomar algo...- halándolo del brazo para ponerlo de pie.

-Que no- poniendo resistencia. Qué tontería, a todos los jóvenes los quieren mantener en sus casas y no dejarlos salir tanto; pero a él lo quieren sacar de su casa.

-Que te vayas- grito desesperada la rubia.

-Hay ya está bien, ya me voy con Kankuro- dijo poniéndose de pie caminando a la sala. -Vámonos de una vez antes de que me arrepienta- le pidió al otro que esperaba leyendo una revista cómodamente en la sala.

-Pensé que no lograría convencerte- dijo, luego se puso de pie y partieron a uno de los antros más grandes de la ciudad. Decenas de personas estaban en la puerta, en un intento por entrar todos a la vez.

-¿Por qué hay tanta gente?- pregunto el pelirrojo.

-Deberías salir más seguido, hoy es el cumpleaños de, nada más y nada menos que... Tobi- le dijo como si se tratase del rey de Roma, o de donde fuera.

-¿En serio?- pregunto asombrado, sin saber en absoluto de quien se trataba y sin poder disimular un poco el tono de sarcasmo de su voz, recibiendo un asentimiento -¿y cómo pretendes entrar si hay tanta gente ahí?- pregunto algo molesto.

-Por la sección VIP- dijo señalando una puerta con luces de neón azules, y en la que se encontraban dos guardias, alguna que otra persona entraba saludando a estos con confianza. -Muévete- lo apuro -que la fiesta es adentro, no aquí en el auto- bromeo ya que se había quedado viendo a las personas entre ellas a un pelinegro de tez pálida.

-Pero si es Sai- musito bajándose del auto, alcanzando al otro.

-¿Quién?

-Nadie- sonrió -que ya estoy aquí, ¿vamos?- lo apuro llegando a la puerta. Ambos entraron al gran antro, viendo a toda la gente, que era poca, ya que estaban en la parte alta del lugar. Unos chicos saludaron al mayor llevándoselo lejos, dejando al pelirrojo solo en aquel inmenso lugar, este opto por sentarse en uno de los tantos sofás que había ahí, viendo a las demás personas bailar. Un mesero se le acerco ofreciéndole un trago, el cual acepto.

-Ay Sai, tu siempre tan simpático- reía una chica junto al nombrado, luego de que este les dijera, a ella y a su amiga, un par de piropos y adulaciones. El joven las mantenía abrazadas por la cintura, siendo mimado por ambas, dejando a alguna en algún momento solo para darle un sorbo a su bebida, regresándola a la barra detrás de él, volviendo a posicionar el brazo en la cintura de la chica.

-Gaara- se susurró a sí mismo al ver al nombrado sentarse en un gran sofá de piel, apenas unos metros delante de él.

-¿Nos disculpas un segundo?- dijo la otra.

-Claro- musito sin dejar de mirar al pelirrojo y escuchando alguna excusa a la cual le tomo poca importancia. Se acercó al otro con sigilo, sentándose a su lado, pasando un brazo por sus hombros y detrás de su cuello, sorprendiéndolo, sacándolo de sus pensamientos. -Hola.

-¿Qué haces?

-Bien gracias, ¿y tú?- dijo con sarcasmo ante el saludo que recibió.

-¿Qué quieres, Sai?- pregunto con fastidio.

-Nada, es solo que te vi aquí, solo, y pensé venir a saludar, ¿Qué haces aquí tan solo? Por cierto.

-Me han sacado de casa solo para venir a esta tonta fiesta- dijo aburrido rodando sus verdes ojos.

-Me alegra que haya sido así- sonrió de medio lado acercándose al cuello del menor para poder evitar cualquier pregunta que pudiera hacerle.

Si lo quieres tanto como dices, deberías de decirle lo que sientes y no andarte con rodeos. Una relación basada en el sexo no siempre funciona.

La voz de su prometido resonó de pronto en su cabeza. Si quería mucho, demasiado a Gaara; tal vez tenía razón, debería de decirle lo que sentía, pero, ¿Cómo?

No importa cómo, solo díselo.

Ya le había formulado esa pregunta, y tenía respuesta. Era cierto, no importaba como, solo debía decirle que lo quería y ya, que el resto se fuera al infierno. Si había algo en el destino que los iba a separar que no fuera el que no le haya dicho sus sentimientos.

-Sai, por Dios- lo saco de sus pensamientos -sé que eres un pervertido, pero estamos en una fiesta no en tu departamento- bromeo tomándolo del rostro, deteniendo sus besos y caricias, que a cada minuto iban subiendo más y más de tono.

-¿Insinúas algo?- pregunto con una sonrisa de medio lado, dejando sus labios a escasos milímetros de los del ojo verde.

-Nada- le devolvió la sonrisa. Se pusieron de pie y salieron del lugar.

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Itachi seguía embistiéndolo, le encantaba escuchar los gemidos del rubio. Se había corrido en su interior, y el menor entre sus abdómenes. En su intento por salir de él, el rubio habló.

-Por favor... quédate un poco más- pidió deteniéndolo. Algo andaba mal, Deidara nunca le había pedido que durara un poco más dentro de él, más sin embargo lo obedeció, nada perdía. El rubio se había quedado dormido, el Uchiha miro la mesita de noche, encontrando la pequeña caja en la cual le habían sido entregadas las joyas. Suspiro y salió del menor, ya hablaría con él por la mañana.

Se recostó a su lado, viendo dormir al menor, acariciando su cabello y rostro, ¿Cómo había podido soportar tanto tiempo sin decirle lo que sentía? No tenía la más mínima idea, pero eso terminaría pronto, le diría todo el amor que le tenía y luego sabría si era correspondido o no.

(Viernes)

Ese maldito sol, se filtraba por la ventana dando directamente en su rostro, despertándolo. Se giró dándole la espalda a la luz, extendiéndose por toda la cama. Luego de unos segundos despertó de golpe viendo la cama vacía. ¿No se suponía que un hermoso rubio debería estar durmiendo a su lado? Sí. ¿Y dónde estaba? Se sentó en la cama buscándolo por la habitación, notando que su ropa no estaba.

-Deidara- lo llamo sin recibir respuesta. Se levantó y se puso la parte inferior de su pijama, fue hasta la cocina, definitivamente no estaba, se había marchado a la mitad de la noche. Volvió a su habitación, tomo su celular y lo llamo.

-Lo sentimos, pero el número que usted marcó está apagado o fuera del área de servicio...- le respondió la voz de una mujer.

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Deidara miraba por la ventanilla hacia la sala de espera, divisando a su hermano, su cuñado y sus padres.

Si se iba a Inglaterra no tendría que casarse con él, además se podría olvidar del Uchiha, serían dos pájaros de un tiro.

-Vamos Deidara, no es tan malo- animo su abuela -veras que haya en Inglaterra estarás muy bien- tocándole un hombro, se encontraba sentada a su lado. El aludido asintió y bajo la mirada entristecido.

-Señores y señoras, les habla su capitán, el avión está a punto de despegar por lo que les pedimos ponerse el cinturón de seguridad- decía la ronca voz de un hombre por las bocinas.

 

Notas finales:

¿Qué tal? No me odien por favor, ni a Itachi por lento, ni a Deidara por idiota, ni a Tsunade por no aceptar las relaciones homosexuales... ok, a ella si ódienla xDDDD

Acabo de llegar de la escuela, hace como una hora, aún no he comido ni me he quitado el uniforme :3

Tuve un fin de semana raro, no utilice la cp en todo el sábado, ni el domingo, bueno el domingo sí, pero muy noche, es que estaba muy inspirada y tenía que escribir esa parte de este fic xDDD Ya estoy trabajando en los capítulos finales, ¿pueden creerlo? *-*

Pero bueno, tengo grandes historias en mente, algunas SasuNaru, con las que pienso participar en el 1er reto literario SasuNaru, por un final SasuNaru xDDDDDDD Acá entre nos, tengo en mente un one shot, un song fic y probablemente un long shot xDDD

Bien, me fugo, cuídense mucho, buen inicio de semana, buena vibra, besos. Smuak´s.

 

 

misery_182


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