Capítulo 3. Disfruta la función
-Otra vez, se fue antes...- dije en voz alta al saber que no había nadie en la habitación.
-¿Quién se fue?- pregunto una voz ronca y varonil detrás de mí.
-¡Itachi!- dije sorprendido cuando lo vi, me senté en la cama dejando ver mi pecho descubierto, él estaba recargado en el marco de la puerta de su habitación, estábamos en su departamento, tenía los brazos cruzados en el pecho, y un cigarrillo en la boca. Se veía tan sexy así.
-Mph...- levanto la mirada y la poso sobre mí, dándole una calada a su cigarrillo.
-¿Qué... que haces aquí?- le pregunte extrañado, ya que nunca lo encontraba en la habitación al día siguiente, mucho menos en la cama a mi lado, como yo deseaba que fuera, quería amanecer recostado en su pecho, que me estuviera acariciando el cabello, y eso hubiera podido ser posible si no hubiese sido tan cobarde y haberle dicho lo que siento desde un principio.
-Sera mejor que te levantes, ya es bastante tarde- dijo ignorando por completo lo que le pregunte.
-Si- susurre triste, me levante. Mientras yo me cambiaba, el me miraba de una forma realmente espectacular, pareciera que era el centro del mundo para él, pero eso era cuestión de mi imaginación, yo no podía ser el centro del mundo de alguien como Itachi.
El centro de mi mundo estaba frente a mis ojos, lo observaba dedicada y lentamente, cada centímetro de su cuerpo, cada porción de piel, que aunque ya conocía a la perfección, no me molestaba volver a darle una pequeña repasada, no como cuando cursaba la preparatoria, que tenía que leer y releer los temas para poder pasar el curso de historia, que era la materia que más se me dificultaba, y ahora quién lo diría, soy un historiador, matemático y físico, ¡bravo! Logre ser todo lo que mi padre quería, y ahora podré hacer lo que yo quiera con mi vida, y eso implica tener a Deidara a mi lado por siempre, aun si es en contra de su propia voluntad, supongo que ahora él, como algunas de mis ex parejas, que digo algunas, todas, no puede vivir sin mí, eso o tendré que hacerlo adicto a mí.
-¿Me dejaras pasar o te quedaras todo el día observándome como idiota?- dijo la dulce voz del rubio sacándome de mis pensamientos, sobre él.
-Tienes un vocabulario muy extenso pequeño- le dije burlándome, ya que era mucho más bajo que yo. Él solo negó con la cabeza, reí y luego lo deje pasar. No necesitaba observarlo todo el día, ya que en la noche lo tendría de nuevo debajo de mí sometiéndolo, haciéndolo gritar de placer. Él salió en su auto, en dirección a no sé dónde. En ese momento mi celular timbro.
-¿Diga?
-Nuestro padre te quiere ver, ahora- dijo mi hermano del otro lado.
-Bien gracias, ¿y tú como estas?- le dije con sarcasmo.
-No es juego Itachi, ahora- recalco la última palabra, casi se quería salir por el teléfono para obligarme a ir cuanto antes. No dijo nada más y colgó. Me subí en mi auto y conduje hasta llegar a la oficina de mi padre, para saber qué era lo que quería ahora.
Cuando salí del departamento de Itachi mi teléfono sonó casi al instante.
-¿Si? ¿Qué ocurre?- pregunte sabiendo que era mi hermano el que llamaba.
-Hola nii-san, ¿Cómo estás?
-Bien, ¿y tú Naruto?
-Muy bien, oye te llamo porque mi padre quiere hablar contigo, quiere que vayas a su oficina de inmediato-
-De acuerdo, cuídate.
-Y tú también.
Corte la comunicación, no me pareció extraño que quisiera verme, no llegue a dormir, era de suponerse que quería saber dónde me había metido. Deje el tema por la paz y me dedique a conducir, acelere y llegue rápidamente a las empresas.
-¿Me llamaste padre?- dije entrando a su oficina.
-Si Itachi, pasa, siéntate- yo lo obedecí.
-¿Qué ocurre?- le pregunte para poder salir lo más rápido posible de ahí.
-Sé que probablemente no estés de acuerdo, pero aun así, tienes que hacerlo, es por el bien de las empresas y de la familia- dijo en tono serio, me quede callado esperando a que terminara. -Tienes que casarte con...
-¿Casarme?- interrumpí.
-Sí, así se podrán unir ambas familias...
-¿Qué dices? ¿Por qué tengo que ser yo? ¿Por qué no puede ser Sasuke el que se case?- le pregunte poniéndome de pie.
-Por que Sasuke ya tiene pareja, y si se casa, mantendrá unidas a ambas familias, me refiero a los Uzumaki y a la nuestra- dijo tranquilo.
-No, no puedo hacerlo, no puedo...- dije traumatizado por la noticia.
-¿Y por qué no?- me preguntó mi padre.
-Yo, amo a otra persona...- dije casi en susurro.
Sonrió para sí -si dices amar a alguien, ¿cómo explicas el que no lo conozca?-
-Es que...
-Vamos, soy tu padre, tu familia debería de conocer a esa persona que es tan especial para ti- me quede mudo, tenía razón, ellos deberían de conocerlo, pero como se los presentaba, "miren, él Itachi Uchiha, el amor de mi vida pero él no lo sabe, además de que solo hay sexo entre nosotros", no podía decirles eso, primero tenía que decírselo a él, luego saber si sentía lo mismo por mí, y después, poder presentárselo.
-¿Te han comido la lengua los ratones?- me preguntó bromeando. Negué con la cabeza. -Entonces responde, ¿Por qué no lo conozco?- esa pregunta tenía la respuesta más lógica del mundo "él no sabe que lo amo" y punto, pero como decírselo, no podía, no podía decirle que tenía una aventura con una persona de la cual apenas y sabia su nombre.
-Bien, como no quieres decirme porque no lo conozco, entonces dime quien es- de nuevo quede mudo. Pasaron unos minutos y no decía nada. -Deidara, vamos, dímelo...- me dijo tratando de sonar comprensivo, y era realmente malo.
-Como si de verdad te interesara...- le dije dándole una calada al cigarrillo que me tendió minutos antes, era mi padre, obviamente sabia como mantenerme tranquilo.
-Si no me interesara no te habría preguntado...- me dijo, tenía razón, le interesaban mis razones, pero ¿qué le podía decir? Dude unos segundos en responder.
-¿Si te dijera que salgo con alguien, cancelarias la boda con ella?- le pregunte dudoso, viendo al suelo, luego directo a sus ojos.
-¿Ella? Queras decir él, y si, tal vez si, cancelaria la boda, pero tendrás que demostrarme que es verdadero amor...-
-¿ESPOSO?- grite, nunca antes le había gritado a mi padre, pero lo que me estaba diciendo era completamente irracional, no me podía casar, y mucho menos con un hombre... si me casaba con un hombre, tendría que ser Itachi, nadie más. Me había puesto de pie.
-Tranquilízate Deidara, no es tan malo...- dijo.
-¿Cómo quieres que me tranquilice?, si cuando llego lo primero que me dices es que me casare, y luego me sales con que me voy a casar con un hombre, es completamente...
-¿Tonto?- preguntó incrédulo mi padre.
-Sí, tonto, completamente tonto, como es posible eso, que me cases a la fuerza y con un chico-
-Es por el bien de la familia.
-Al demonio con las familias, no me quiero casar, no puedo... yo...- dije levantando un poco la voz.
-¿Tu que...?- me retó.
-No, no te lo puedo decir... aun no...- le dije.
-Si no puedes hacerlo, entonces...- dijo levantando el teléfono, marcando un número.
-Eso va a ser un problema...- en ese momento sonó el teléfono de su oficina. -¿Diga?
-Hola, soy yo, Minato.
Silencio -¿Qué ocurre? ¿Por qué llamas?
Silencio -él acepto, ¿Cuándo será la cita?
Silencio otra vez -¿dentro de una semana te parece bien? Entonces díselo y yo se lo diré, no lo olvides, adiós- colgó.
Silencio de nuevo -está perfecto, si, descuida, adiós- colgó. -Dentro de una semana conocerás a tu futuro esposo...
-Como no me dirás el nombre de con quién estas saliendo, entonces prepárate, porque dentro de una semana conocerás a tu futuro esposo- me dijo, entre en shock, no podía auricular palabra, ya había aceptado y no había nada que yo pudiera hacer.
-Ya te dije que no, no me voy a casar.
-Entonces preséntamelo, este sábado conocerás a tu futuro esposo, la boda es dentro de dos meses, tienes ese lapso de tiempo para poder presentarme a esa persona que dices amar, si te ama de la misma manera que tú a ella, pues cancelare la boda-
-¿Es en serio padre?- le dije emocionado.
-Tienes dos meses para que yo conozca a esa persona, quiero conocerla antes de la boda, que será en dos meses, así que apresúrate, que el tiempo corre- asentí, y luego salí corriendo de su oficina, estaba más que feliz.
-Si- dije asintiendo -papá- lo llame, el volteo a verme -gracias- le dije, él me respondió con una sonrisa, le correspondí, luego salí del edificio casi brincando de gusto.
Pero ahora tenía otro problema:
¿Cómo le diría que lo amo?