Capítulo 5. Intenso o casual
Entre Itachi y Gaara solo había un silencia sepulcral, el pelirrojo se desesperaba, quería conocer a ese sexy pelinegro, pero este, siendo tan frio y serio, no hablaba, pero el primero tampoco podía hablar, se ponía nervioso del solo hecho de pensar que tenía a un hombre tan sensual a su lado; en cambio, entre Deidara y Sai, había una conversación muy amena, lo que hizo que el tiempo pasara más rápido de lo común.
-Si lo sé... jajaja- reía el rubio por las ocurrencias del pelinegro.
-Y luego...- imitando la voz de un personaje conocido -pero si es...- dijo en un susurro audible para el otro, mirando fijamente dos siluetas no muy lejos.
-¿Quién e...- pregunto mirando hacia donde miraba el otro, se quedó pasmado al ver a Itachi, SU Itachi, con un niño pelirrojo.
-Ven, vamos a saludarlos...- le dijo, sin esperar a que respondiera, lo tomo de la mano y se lo llevo corriendo hasta donde se encontraba el Uchiha mayor.
-Espera, yo...- demasiado tarde, ya estaban en frente del Uchiha y de ese pelirrojo.
-Hola Itachi, y...- mirando al de ojos verdes.
-Hola Sai- dijo en un suspiro, algo fastidiado, por el silencio que había entre el menor y él, por el hecho de encontrarse con Sai en ese lugar, por tener que ver a Deidara... esperen, ¿Deidara? ¿Qué hacía con Sai? ¿Y de la mano?
-Emm... ¿lo conoces?- le preguntó el rubio.
-Jeje, si, es mi primo- dijo el mismo.
-Yo no sabía, que Sasuke tuviera un primo...- dijo algo confundido -hasta donde sabía, era que solo tenía un hermano mayor, que es... Ita... chi... san- hablo algo entre cortado y apenado.
-Y yo no sabía que salieras con... emm... Deidara, ¿cierto?- hablándole a Sai, y al final dirigiéndose al nombrado viendo como aún estaban tomados de la mano. El rubio se ruborizo y de inmediato soltó la mano del contrario, éste por su parte, solo reía tontamente, viendo claramente los celos de su primo.
-¿Y quién es este niño?- pregunto el curioso de Sai, observando al pelirrojo, acercándosele al rostro.
-Ah... él es Gaara...- dijo en otro suspiro.
-Así que Gaara ¿eh?- examinándolo de pies a cabeza, mientras que este se apenaba a más no poder.
-S-Sai- hablaba el rubio, tratando de hacer que dejara de verlo como un nuevo espécimen.
-Un segundo...- le contesto. -Lo quiero- hablo al fin.
-¿Qué?- dijo Gaara.
-Oh, tu dulce voz...- poniéndose de rodillas frente a él, tomándole las manos, mientras recitaba algo.
-Sai, déjalo en paz...- le decía Itachi -¿podemos hablar?- mientras lo jalaba lejos de los de ojos de color. -¿Por qué lo quieres?- pregunto Itachi refiriéndose al pelirrojo.
-Es que es tan... violable...- hablo con los ojos impregnados con un brillo de lujuria.
-¿Qué? Sé que eres un pervertido, pero no puedes, mi padre quiere que me case con él...- decía algo desanimado.
-Mis padres también quieren que me case con el rubio ojiazul, que también es extremadamente violable... ¿sabes qué?- hizo silencio pensando -conserva al pelirrojo, me conformo con el ojiazul- caminando hacia los nombrados.
-Ni se te ocurra acercártele a mí... a Deidara...- deteniéndolo por el hombro.
-Pero, ¿Por qué?- pregunto inocentemente. - ¿Será que lo quieres para ti?- dijo pícaro.
-No es eso, es el hermano mayor de Naruto, no le puede suceder nada, si le pasa algo a él, Naruto se muere, si Naruto se muere, Sasuke va a matar a quien le haya hecho algo a Dei... Deidara, si se da cuenta de que fuiste tú y que yo no te detuve sabiendo lo que harías, me mata a mi junto contigo, y-yo-no-quiero-morir-a-manos-de-Sasuke...- dijo lo último más lento, para que Sai comprendiera bien, pero se dio cuenta de que ya se había ido con los dos menores.
-Eres tan lindo- le decía a Gaara, tomándolo de las manos como la primera vez, mientras que sus mejillas tomaban un color rojo, compitiendo con el de su cabello. Por su parte Deidara reía a rienda suelta, dejando ver su sonrisa perfecta.
-¿Y tú de qué te ríes?- pregunto molesto Gaara, soltándose de las manos del pelinegro.
-¿Cómo de qué? De ti... jajaja, tu cabello y tus mejillas están compitiendo para ver cuál queda más rojo jajaja... y al parecer tus mejillas van ganando jajaja- dijo aun riendo.
-Eres un insolente- levantando la mano para golpearlo en el rostro, Deidara, a pesar de estar riendo esquivo el golpe con facilidad, haciendo que se molestara aún más.
-Gaara... ¿tú también? Es suficiente déjalo- decía Itachi llegando.
-Jajaja- seguía riendo.
-¿Y por qué se está riendo mi ru... es decir, Deidara?- le preguntó a Sai.
-A pues veraz, TÚ rubio, se ríe porque las mejillas de Gaara llegaron a ser tan rojas como su cabello- explico Sai con una pequeña sonrisa, los tres se dieron cuenta de lo que había dicho; por lo que Gaara se molestó aún más, Itachi ni se inmutó, mientras Deidara se sonrojo al máximo.
-¿Cómo que TU rubio?- pregunto molesto Gaara.
-¿Eh? ¿Sai porque no llevas a Gaara a comer?- pregunto tajante.
-Responde- ordeno viendo amenazante a Deidara. Deidara solo lo miro mostrando debilidad, girando la vista, primero a los ojos de Itachi, luego a los pies del mismo, sonrojándose al máximo. -¿Y quién era el que se sonrojaba?- pregunto burlándose el pelirrojo.
-Sai... anda... conserva al pelirrojo- le dijo Itachi en un susurro, para que el nombrado esbozara una sonrisa triunfal y se llevara al ojo verde lejos de la pareja. -¿Estás bien?- pregunto preocupado al rubio.
-S-si- viéndolo a los ojos, arrepintiéndose luego de haberlo hecho. De nuevo silencio entre el rubio y el azabache, pero no era un silencio incómodo, como con Gaara, sino uno tranquilizante, de esas veces que solo quieres estar en silencio con esa persona especial. Empezaron a caminar en dirección contraria en que se habían ido los dos menores. Luego de algunos metros, un poco lejos, un puesto de helados, Deidara comenzó a ver como el dueño atendía a los niños y jóvenes, y se quedó en parado viendo, saboreando el helado.
-¿Quieres un helado?- pregunto Itachi. Deidara negó. -¿De veras no quieres? Hace calor- le insinuó.
-N-no g-gracias- respondió tímido.
-No seas tímido, ¿quieres uno o no?- el rubio se sonrojó y giro el rostro, luego asintió levemente -bien vamos- lo tomo de la muñeca y comenzó a jalarlo, poniendo resistencia. -¿No quieres el helado? Yo invito- le dijo viéndolo.
-Si lo quiero... pero...- sonrojado, observo como Itachi lo tenía de la mano, este sonrió y lo soltó, el rubio escondió sus manos detrás en su espalda.
-Hm... entonces dime ¿de qué sabor?- el ojiazul lo miró extrañado, aun con ese agradable sonrojo. -Si no quieres, te lo traeré, dime ¿de qué sabor lo quieres?- volvió a preguntar.
-Mph... ch-cho-chócola...- decía, o intentaba decir.
-¿Chocolate?- completo viendo lejos la posibilidad de que la terminara por su propia cuenta. El otro asintió -está bien, espérame en aquella banca de allá- apunto una cerca, debajo de la sombra de un árbol, algo alejada de las demás personas en aquel bello parque.
-¿Por qué me pongo tan nervioso al estar frente a Itachi?- pensaba el rubio sentado en el lugar indicado -pero... cuando hacemos el amor no sucede así...- estaba algo confundido.
-Dei... Deidara...- lo llamo el dueño de sus pensamientos, tendiéndole en helado de chocolate.
-G-gracias- dijo tomando con ambas manos con una linda sonrisa.
-¿Cuándo vas a poder hablar sin tartamudear?- pregunto bromeando el pelinegro, sentándose a su lado, pasando una mano por encima del respaldo del banco, tensando un poco al menor, que no dejaba de saborear rápidamente su helado, mientras que el recién llegado daba lamidas lentas y delicadas, como queriendo nunca terminar su postre, el rubio lo miraba de cuando en cuando, recordando esas noches que pasaba con él, como era que lo trataba con tanta delicadeza, al igual que a aquel postre, con tanta elegancia.
El rubio termino, pero Itachi no, aun lamia lento y sin prisas el cono con el helado a medias y algo derretido, Deidara sin tener nada mejor que hacer le veía detalladamente, como mordía la galleta (misery: el cono pues, pero ya lo iba a repetir mucho ¿no?), la masticaba lentamente luego, como lamia sus labios saboreándolo, Itachi noto la insistente mirada de su rubio.
-¿Quieres?- le ofreció extendiéndole el postre a los labios, esperando su respuesta.
-N-no- contestó sintiéndose descubierto.
-¿Por qué no?- dijo haciéndose el ofendido. Pero aprovechando la oportunidad de que estaba distraído, se acercó un poco más. Pasando totalmente el brazo por sus hombros y cuello, atrayéndolo hacia él, incomodándolo un poco.
-E-es t-tu he-helado... yo y-ya m-me comí el m-mío- hablo.
-¿Y? Yo te quiero dar del mío, pero ¿Por qué no quieres? ¿No te gusta la vainilla?- dijo.
-N-no, n-no mu-mucho...- musito levemente.
-Ah... ya veo...- dijo. Siguió comiendo de su helado, al tiempo que posaba su mano fría en el cuello del menor, y en el momento menos esperado lo giro y lo besó, en una clase de beso, donde solo unían sus labios, dejando el sabor a vainilla en los labios del contrario. El rubio se recostó en su hombro evitando así, que viera el notable sonrojo que le había ocasionado con ese contacto, además de que quería probar sus labios, saborear la vainilla. Mientras el pelinegro lo seguía abrazando por la espalda, deseando que el día nunca terminara y poderlo tener entre sus brazos para toda la vida. El ojiazul comenzó a pasar sus brazos por la cintura del mayor, aferrándose a él, como si se lo fueran a arrebatar.
El mayor termino de comer, pero no se movió ya que quería permanecer más tiempo con el rubio abrazado a él.