…Pero deberás sufrir atrozmente y, cada vez que pongas los pies en el suelo sentirás un terrible dolor.
—¡No me importa —respondió la Sirenita con lágrimas en los ojos— a condición de que pueda volver con él!
¡No he terminado todavía! —dijo la vieja—. ¡Deberás darme tu hermosa voz y te quedarás muda para siempre!(…)
La sirenita (Anderson)
LM
Cambia todo por un tal vez.
Levanta la vista al frente, dispuesto a no volver a usar nunca tu voz –no la verdadera, al menos—, renuncia a la familia que has formado con amigos igual de patéticos que tú, a tu aldea, a todo lo que hace que seas tú –aunque no te guste quien eres—, y ve cómo todo escapa hacia la nada; de donde no volverá.
Pierde tu vida por una esperanza. Por un amigo. Por un amante. Por Sasuke.
Rescátalo de la tempestad de su alma, de la inminente locura y de sí mismo; llévalo a la orilla de la salvación, ahí donde no puedes llegar tú, y luego da la vuelta de regreso a tu propio huracán –todos escapan, menos tú—. Él abrirá los ojos, verá de frente a la seductora venganza, creyendo que es ella quien le ha salvado de hundirse en la miseria, creerá que es el odio, el desprecio y la animadversión lo que lo llevaron hasta la pasión de la convicción.
Tú regálale con soberbia tres años de tu vida, a todos tus amigos y finge que un “a la mejor Sasuke vuelve si me esfuerzo” es bastante para ti, suficiente para continuar tu camino –un camino en el que ni tú crees—. Tu camino que es tras él; persiguiéndolo, hostigándolo con tu moral de decencia. De buen ninja y de Ser Humano excepcional.
Sasuke no va a matarte –al menos no ahora—. Ni siquiera podrá odiarte porque también lo has atrapado; sí no existieras, él podría completar con mayor facilidad su venganza, porque no sentiría vergüenza de haber cedido a su oscuridad interna. De ser todo lo malvado que él sabe que es. Pero matarte es peor, mucho peor que dejarte con vida, porque con vida al menos puede creer que algún día todo volverá a ser igual. Se aferrará a ti pensando que la venganza jamás va a llegar, que su revancha es inalcanzable, pero en cuanto la abrace y la domine, apretujándola en su brazos lejanos, te convertirás en nada frente a su mirada negra.
Un tal vez por tu todo, aunque igual no tenías nada.
Cumple tu promesa, aférrate a ella con el ardid de que si lo traes será por amor hacia alguien mas. Finge que existe otra persona además de él, y consuélate en esa mentira preciada para no perderte en la insignificancia de tu existencia. Miente cada mañana, cada hora, cada segundo y en cada golpe nuevo, diciéndote convencido que sólo quisiste salvarlo y que ahora, te basta con su reconocimiento.
Engáñalos y engáñate con esa mentira frágil, fácil y tambaleante, porque es más cómodo creer que su amistad es suficiente a aceptar con el orgullo de la imperfección que en realidad quieres todo de Sasuke. Hasta su amor.
No podrás perseguirle por siempre, por mucho que él lo disfrute, y llegará el instante en que decidirás entre tu camino y el suyo. Y no eres lo bastante idiota –ni siquiera tú— para convertirte en mártir de sus deseos.
Tus abandonados amigos, cuando estés al borde de la muerte más fría, te enviarán la única arma que podría salvarte ahora del olvido y de morir en la denigración de la sumisión. Te dirán que lo asesines y te salves, que lo mates y vuelvas a vivir. Y te darán esa arma peligrosa, esa afirmación que es lo último que esperas.
…Él ya no es él.
No importa si no es verdad. Estás absolutamente seguro de que aún es la misma persona, porque persiguiendo su camino te has formado juicios realistas; no podemos cambiar el mundo con palabras ni alegorías complicadas, menos aún fingir que esa infinita oscuridad no estuvo siempre contigo. Y Sasuke, desde el inicio, nunca te prometió nada. Y tú tampoco le pediste nada –no se recoge nada que no hayas tirado—.
Da lo mismo quien sea.
No eres quién para sacrificarte —o en ello te consuelas— y tomas esa afirmación como real, dispuesto a matarle por ser él. Por no ser tuyo. Si Sasuke le pertenece a la venganza, al odio, al dogma de su sangre maldita, entonces es lo único que vas a dejarle. Y te acercas, dispuesto a mostrarle que puedes asesinarlo simplemente con la voluntad de hacerlo, que tus ojos sucios pueden estar limpios de nuevo, y vas a olvidarle por siempre. Te convertirás en un héroe, en un Ser Humano completo, en el reflejo de la bondad que practicas.
Pero de nuevo renuncias a ello con sólo la esperanza de su redención.
De nuevo das todo por una ilusión.
De nuevo das todo por él.
Por él que no lo vale. Porque te asesina por la espalda, mostrándote que ni siquiera le entrañas el valor para matarte como igual. Te asesina como asesinaría a cualquier otro; por la espalda, con frialdad y sin observar tus ojos. Te tomó aprecio, pero fue hace tanto que el afecto es sólo una sombra oxidada frente a sus cegados ojos.
Sí Sasuke no es tuyo, no vale la pena un tal vez.
Y aún con tu triste catarsis mental, no has podido hacerle frente a la verdad. No has querido mancharte con su muerte, ni has querido perderlo, ni has estado dispuesto a entenderlo.
Sólo te dejas matar como última ofrenda a tu entrañable amigo.
Te entregas completo a la efímera vida de la amistad invaluable.
Sólo tú pudiste dar todo por un tal vez.
Y un tal vez no se cumple.
Un tal vez se pierde como has perdido tú.