Días después…
Nowaki estaba nervioso, respiro profundamente antes de abrir la puerta del que durante años fue su hogar con Hiroki Kamijou… pero ya no más.
Todo estaba oscuro, probablemente ya estuviera dormido y tendría que hablar con él en la mañana, pensó, pero un impacto en la frente le hizo ver la realidad. El profesor de literatura estaba sentado en un pequeño sillón mirando seriamente a su “pareja”, en la mano sostenía una copa de vino tinto de la cual seguidamente bebía, a su lado izquierdo había una pila de libros de pasta dura y a su derecha una lámpara encendida.
Hora del enfrentamiento.
-Llegas tarde Nowaki – dijo con un tono indiferente que ocultaba su profundo enojo - ¿puedo preguntar porque?
- Puede, pero no le responderé.
- ¿Qué?
- Quiero que terminemos – lo mejor era hablar sin rodeos - . Hoy mismo me voy.
- ¡¿Estás loco?! ¡Tú no puedes dejarme! – Se levantó bruscamente - ¡Me amas!
- Puedo y lo hare, loco estuviera si siguiera aquí. Ya no puedo soportar tus malos tratos, ni mi cuerpo ni mente resistirán más heridas además… no creo seguir sintiendo lo mismo por ti – dos podían jugar a la indiferencia, si a Hiroki no le importó todo lo que le decía a él tampoco le importaría si le estaba haciendo daño.
- No… t-tu… no puedes hacerme esto, después de todo lo que hemos pasado… ¿acaso ya olvidaste lo que vivimos estos años? ¿Dime lo has olvidado?
- No, es imposible. Por eso mismo me voy, no puedo olvidar los golpes, palabras hirientes… pero sobre todo la indiferencia con la que me has tratado estos largos años. Entiende, es lo mejor para ambos. Tú no me amas y yo ya no te aguanto.
- parecías feliz – susurro.
- ¿feliz? – Pregunto tratando de aguantar la rabia - ¿Cómo podía ser feliz si vivía con el temor de hacerte enojar? ¿Qué tan feliz se puede ser si se tiene que planear cada movimiento, premeditar cada palabra? ¿Eso es vida, es amor?
- Nunca dijiste nada.
- Si lo hice, pero tú nunca me escuchabas. ¿Ya recuerdas todas esas veces que te pedía un poco de atención o debo esperar un año como aquella vez que me fui a Estados Unidos?
- Dame una oportunidad – pidió viéndolo a los ojos - . Sé que podemos arreglarlo.
- ¿otra? ¡Cuántas más necesitas! Ya te di muchas y sé que por un tiempo las cosas serán diferentes pero luego volveremos a lo mismo, entiende, ya no puedo con esto – entro a la habitación y saco las maletas que tenía preparadas con sus cosas, como si nada paso junto al castaño dirigiéndose a la salida, mas este lo detuvo tomándolo por el brazo - ¿Qué quieres? – pregunto con la voz más fría que tenía.
- Juro que te arrepentirás de esto- no oculto su rabia, jamás lo hacía.
- ¿me estas amenazando?
- Tómatelo como quieras… una pregunta, ¿hay alguien más?
- Posiblemente, pero eso no es de tu incumbencia.
- Cuídate y cuídale las espaldas, los “accidentes” pueden ocurrir en cualquier momento, aun mas cuando menos te lo esperas.
- Suéltame – de un jalón se liberó - . Sabes perfectamente que puedes ir a la cárcel.
- ¿y crees que eso me importa?
Sin más Nowaki salió de aquel “calabozo” en el que estuvo “prisionero” tanto tiempo, no mentía, posiblemente había otra persona… si esta ya se había liberado de su gran carga.
OoOoOoOoOoOo
-Ey Shinobu donde estabas.
- Por ahí – contesto indiferente dirigiéndose a la cocina, quería una taza de té antes de irse a dormir, estaba muy agotado tanto física como mentalmente; definitivamente debía dejar de pelearse consigo mismo era realmente cansado.
- Por ahí eh, ¿y con quién? – pregunto celoso.
- Con nadie.
- No te creo – lo acorralo contra la pared intentando atemorizarlo - . Dime Shinobu-chin, ¿con quién estabas? Porque eso de que estuviste quien sabe dónde solo no me lo trago.
- Ese es tu problema no mío, tengo la conciencia muy tranquila y ahora quítate tengo sueño – trato de alejar al mayo pero este se acercó aún más.
- Sabes Shinobu, desde hace un tiempo te comportas muy extraño… ¿no me estarás engañando? – solo susurraba pero aun así podía notarse la mezcla de celos y enojo que había en su interior.
- ¿pues quien crees que soy? – Pregunto también enojado – yo jamás haría algo así, además no te he dado motivos para que pienses eso, ¿no será que eres tú el que me engaña?
- ¿de dónde sacas eso?
- El león cree que todos son de su condición. Si tú crees eso por algo debe ser.
- Estas loco.
- No más que tu – aparto enojado al mayor, ¿de dónde sacaba semejante tontería? Aunque… ¿ese beso con el doctor contaba? ¡Pero si ya no lo había visto! ¡y-y solo fue una vez!
- Shinobu…
- ¿Qué?
- Tu actitud me está cansando.
- Y a mí la tuya.
- ¿Qué? – Desconcertado - ¿Qué estás diciendo?
- Ya me oíste.
- Eres un niño malcriado, me hartas – creyó que diciéndole eso haría que lo “tratara mejor”, pero no espero la pregunta del menor.
- ¿entonces porque sigues conmigo? - no lo pensó solo lo dijo – si tan poco me soportas hasta aquí la dejamos y cada quien por su lado.
- ¿E-eso es lo que quieres? ¿Aun después de todo lo que hiciste para que yo te aceptara?
- No me importa. Prefiero dejarte que seguir así.
- No digas eso Shinobu-chin – lo abrazo “cálidamente” –. Yo te quiero mucho, no puedo estar sin ti.
“Pero yo sin ti… si” – Suéltame, tengo sueño.
-Está bien.
Lo soltó pero luego lo beso apasionadamente en los labios tratando de arreglar las cosas; sin embargo el castaño no le respondió, sus labios estaban… frio; seguían igual de suaves y dulces como siempre pero ya no eran cálidos, ¿Qué había pasado?
Shinobu rompió el contacto y sin mirar al mayor ni un segundo, entro a la habitación.
Esa… esa frialdad… ¿así era como el peli miel se sentía? Después de todo Miyagi no era el novio más cariñoso y atento del mundo, vaya que dolía, lo lastimaba… pero no era nada comparado con lo que seguramente debió sentir Shinobu en todo el tiempo que llevaban juntos. Pobrecillo… debía enmendar todo el daño que le causo…
“Prefiero dejare que seguir así”
¿Pero aún estaba a tiempo, no había perdido ya a su pequeño terrorista?