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¿Hombre o mujer? por Yori

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Notas del capitulo:

Ohh, realmente terminé antes de lo previsto este capítulo, pensaba subirlo mañana a pesar de terminarlo hoy, pero no quise ser mala.... ^^

Creo que haré este fic corto de unos cinco capítulos máximo, así que ya solo quedan 3!

Muchas gracias por los reviews, realmente no me esperaba que gustase esta historia! Sin más aquí el 2gundo capítulo!

a leeer!!

Hey, perdona, estábamos nosotros.


 


 


 


Las horas siguientes de clase resultaron ser tan intensas como la de matemáticas, es decir, nada. Tomé algunos apuntes mientras que el profesor contaba todo lo ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial, su tono era tan monótono que hacía realmente que te durmieras, incluso una vaca lo haría.


Estaba sentado junto a una chica, que también pertenecía al grupo de las animadoras, no era realmente mi amiga, pero aparentaba hacer que sí.


 


-        Taka-chan, ¿te gustaría venir con nosotras esta tarde a Shibuya?- preguntó, la chica con una sonrisa.


-        Lo siento, pero ya quedé esta tarde, mi madre quiere que le ayude con unas cosas. Lo siento Minako-chan- mentí, correspondiendo a su sonrisa.


-        Psss- nos llamó en bajo Aoi, el cual estaba prácticamente en la otra punta. Vimos como señalaba a Reita con la cabeza, el cual dormía sobre su mano apoyada en la mesa, dando cabezazos de vez en cuando. Nos reímos ambas de él y observé como Aoi arrancaba una hoja de papel hasta hacerla una bola. Sonrió malévolamente y se la lanzó con una fuerza increíble, provocando así que perdiera el poco equilibrio que poseía y cayese fuertemente sobre la mesa. Miró alterado a todas partes.


-        Suzuki-san, ¿dormido en clase?- irrumpió la voz del profesor.


-        Y-yo…n-no…- dijo un confuso Reita. Aoi estalló en unas sonoras carcajadas, mientras que tanto Minako como yo lo hacíamos en bajo.


-        Si le resulta tan soporífero, márchese al pasillo.


-        Maldito Aoi- masculló, mientras se levantaba y le dedicaba una mirada de odio al moreno.


-        Aoi es tan guay…- fantaseó mi compañera, contemplándolo con una sonrisa boba.


-        Súper- murmuré.


-        Oh, ¿y qué tal con Uruha? ¿Tú padre sabe que sales con él?- preguntó, volviendo a la realidad. Me fijé en mi supuesto novio, el cual estaba al fondo del aula sentado y se contemplaba en un espejito rosa de Hello Kitty y se daba un repaso al cabello. Dios, era tan increíblemente gay que no sé como se mantenía esta farsa.


-        Muy bien- sonreí.- No, mi padre no sabe nada.


-        Es muy guapo y ese lado femenino le da un encanto especial, de seguro es un novio increíble…- respondió la chica.


-        Jajaja, sí- dije simulando vergüenza.


 


 


El resto de las clases pasaron sin mucha más relevancia, ya que la profesora de lengua era demasiado estricta como para abrir la boca con alguna tontería. Solo se respondía a sus preguntas ocasionales o alguna duda que se te plateara.


Salimos de clase, despidiéndome de mis amigos, a Uruha le di un cariñoso abrazo y tomé rumbo al encuentro con Mao.


Le esperé en la puerta a que saliese junto con sus amigos, iba riendo con un alto pelinegro. Su nombre era Toshiya y era un buen amigo de Mao, pero realmente no me gustaba ese sujeto del todo, ya que se juntaba con gente no recomendable, aunque no parecía (por suerte) estar en el lugar.


 


-        ¡Taka!- saludó Mao al verme y dirigirse hacia mí junto con Toshiya.


-        Hola Mao ¿qué tal las clases?- saludé, para luego volverme a Toshiya.- Toshiya-kun, me alegro de verte- dije cortés y femeninamente con una sonrisa en los labios.


-        Yo también Taka, ahora le decía a Mao que tiene una hermana muy guapa y a este paso terminaré enamorándome- sonrió.


-        G-gracias- respondí, bajando la cabeza en una actuación vergonzosa. Buahhh, que asco.


-        ¡Deja de intentar ligar con mi hermana, Toshi!- exclamó mi hermano, abrazándome por los hombres protectoramente. En estos momentos amaba a Mao.


-        Vale, vale. Solo era un halago- rió el moreno.- Nos vemos mañana, Mao. ¡Hasta otra Taka!- se despidió antes de alejarse.


 


Mao me soltó y ambos salimos del centro caminando tranquilamente por las calles de la gran ciudad, rumbo a nuestra casa.


 


-        Buah, realmente odio esos piropos- solté, una vez alejados de allí.


-        Si fueras una chica fea…- suspiró Mao.


-        ¡Lo que me faltaba! Suficiente que tengo que ser una chica la mayoría de las horas de mi vida.


-        No seas exagerado, Ruki- sonrió.


-        Como no eres tú quien lleva faldita…


-        Pues te queda muy bien- sonrió, burlonamente. Yo simplemente le contesté enseñándole el dedo en un gesto obsceno.- ¡Pero bueno, Ruki, eso no lo hacen las señoritas!


-        ¡Sí lo hacen!- respondí, sacándole la lengua.


 


Llegamos a casa y nuestra madre nos saludó desde el salón, donde estaba hablando distraídamente con sus amigas. Iba a subir a mi habitación para hacer las tareas y luego poder salir, cuando oka-san me llamó.


 


-        Taka, ven un momento, te quieren conocer- habló mi madre, haciendo que fuese hacia la sala.


-        Buenas tardes- saludé con una fina reverencia a las tres mujeres de la sala.


-        ¡Oh! ¡Tienes una hija realmente encantadora!- dijo una mujer regordeta de la edad de mi madre, mientras sujetaba un vaso de té en sus manos.


-        Gracias.


-        Tomoko, quería conocerte Taka, tiene un hijo que también va a tu colegio aunque es un año mayor- me explicó mi madre, señalando a una mujer de estatura baja y cabello largo y negro.


-        Un placer- saludé.- Soy Takanori.


-        Eres realmente más guapa de lo que me imaginé, tú madre se queda corta con sus explicaciones- respondió con una cálida sonrisa.- Dudo que conozcas a mi hijo, es algo mayor que tú.


-        Gracias- contesté a su halago.


-        Bueno, Taka, sube a hacer los deberes, seguro que tienes muchos- habló mi madre.


-        Claro, oka-san.


 


Yo me sentí totalmente agradecido de poder salir de allí lo más rápido posible, realmente me sentía incómodo ante tantos ojos que me examinaban de arriba abajo. Sé que no era su intención, al contrario, eran amables conmigo, pero eso no lo harían si supieran que era un chico.


Corrí a mi habitación, saltando los escalones de dos en dos. Puse la música, una vez en el interior y comencé a hacer toda la tarea que habían mandado a lo largo del día. Eran las seis, cuando decidí comenzar a cambiarme. Cuando salía con mis amigos fuera del instituto no tenía la necesidad de ir de mujer, así que me dirigí a mi armario y saqué unos vaqueros oscuros y una camiseta blanca de manga larga, cogí unos cinturones a juego y me peiné de forma adecuada (quitando orquillas etc).


Me aseguré que antes de bajar ya no hubiese el ruido de mujeres en el salón, seguramente ya se habían ido a sus casas. Corrí hacia el salón, donde encontré a mi madre leyendo.


 


-        Me voy con mis amigos a Shibuya ¿vale?


-        Sí…pero ten cuidado, no vayas a meterte en problemas. Si ves alguna persona que pueda reconocerte, ya sabes que hacer- se despidió mi madre.


-        Sí, ¡adiós!


 


Salí de allí y me coloqué los auriculares con la música a todo volumen, mientras que tomaba rumbo al metro que me conduciría a Shibuya, donde había quedado con el resto. Me senté en uno de los asientos libres y dejé pasar el tiempo distraídamente hasta mi parada, habíamos quedado en la conocida estatua del perro Hachiko. Ya estaban allí Kai, Aoi y Uruha, el único que quedaba era como siempre Reita.


 


-        Hola chicos- saludé.


-        Guau, ya se me hace raro verte vestido normal- exclamó Aoi. A lo cual le enseñé el dedo y el tan solo me respondió con un abrazo por los hombros.


-        Si yo tuviera la oportunidad de ir vestido como chica…- dijo soñadoramente Uruha.- Pero seguramente mi padre me llevaría derechito al psicólogo…- Todos nos reímos.


-        Pero si ya pareces una mujer, Uru- intervino un recién llegado (y agotado) Reita.


-        Además quien se haría pasar por mi novio en la escuela- reclamé, hinchando los mofletes.


-        Hasta que te dignas a aparecer Reita- suspiró Kai, dejando su revista de música e interviniendo en la conversación.


-        Lo siento, se me olvidó por completo- respondió, apartando la mirada.


-        ¡Estas mintiendo cual bellaco! ¿Qué te sucedió?- exigió Aoi, examinando a su amigo.


-        E-es q-que…una chi-chica de clase se me d-declaró- explicó rojo como un tomate. ¡Ah! Creo que eso no lo había explicado, a pesar de que Reita fuese uno de los más populares, tanto por parte de los hombres (por el fútbol) como por mujeres (físicamente) del instituto. Reita sentía un irremediable nerviosismo al hablar con chicas, comenzaba a tartamudear y ponerse rojo como un tomate, alguna vez había salido hasta corriendo.


-        Eso es bueno tío, ha este paso no vas a catar el cuerpo de una mujer en la vida- rió Aoi, burlándose.


-        Pobre, no te metas con él. Reita solo espera a la persona adecuada- le defendí.


-        Sí…su bajo…- rió Uruha.


-        ¡Podemos irnos ya de aquí a algún lado!- exclamó un exasperado Kai.


-        Sí, vámonos antes de que se metan más conmigo…- habló Reita, mirando mal primero a Aoi y luego a Uruha.


 


Debido al invierno, a pesar de ser estas horas, ya había anochecido y las calles estaban atestadas de jóvenes con ganas de diversión. Ya que mañana teníamos clase decidimos conformarnos con un plan tranquilo, algo que no supusiese alcohol.


 


-        ¡Yo quiero beber!- exigió Aoi.


-        Y yo- se apuntó Uruha.


-        No pienso beber, mañana tengo examen y quiero ser capaz de coger el bolígrafo- cortó Kai.


-        Aburridoooo- dijeron Aoi y Uruha a la vez.


-        ¿Qué os parece ir a los recreativos?- propuso Reita.


-        ¡Vale!- respondimos todos a la vez, conformes con el plan.


 


No tardamos en llegar a los recreativos, los cuales no se encontraba tan atestado de gente como los viernes por la tarde. Decidimos ir primero a echar unas canastas a las máquinas y después jugar unos bolos. Donde claramente y con diferencia ganó Kai. Ya habíamos terminado la partida y habíamos comprado unos refrescos antes de decidir en que entretenernos.


 


-        ¿Qué os parece un billar?- propuso Aoi.


-        Genial, por fin algo que se me da bien- hablé, levantándome prácticamente de un salto del asiento.


 


Miré a la zona de juegos y solo quedaba una mesa libre, corrí como un loco escabulléndome entre la gente con toda la intención de no perder el billar libre. Estaba ya ahí frente a ella, contento por haber podido pillarla, cuando me di la vuelta hacía mis amigos y los llamé la atención con la mano.


 


-        ¡Venir, tenemos mesa!- grité, por encima de la multitud mientras ellos se encaminaban tranquilamente en mi dirección.


-        Seguro que te gano- oí una voz grave y burlona. Cuando me di la vuelta, me quedé shockeado al ver que cinco chicos habían ocupado MI billar y sacado las bolas.


-        Hey, perdona, estábamos nosotros en este billar- irrumpí, colocándome frente a esta y sujetando el taco de un chico rubio y con tatuajes de más o menos mi estatura.


-        Bien lo has dicho enano “estábamos”- sonrió torcidamente y se volvió a uno de sus amigos.- Shinya ¿si no me confundo “estábamos” es un verbo en pasado, no?


-        Exacto- respondió, un rubio de aspecto afeminado.


-        Me da igual que sea pasado, ahora rectifico: estoy en MI billar y quiero jugar en MI billar- inquirí encarando al rubio.


-        ¡Ya traemos más tacos!- exclamó la alta figura de un pelinegro, que reconocí como Toshiya, al lado de un castaño oscuro un poco más bajo. Entonces esto quería decir que el resto eran Kyo, Shinya, Kaoru y Die, aparecería de un momento a otro. Mierda. No podían reconocerme, por un momento me acobardé, pero en realidad no tenía nada que temer ya que de seguro con apariencia de chico no me reconocerían.


-        Ruki, ¿no decías que estaba libre el billar?...- preguntó Aoi, una vez todos mis amigos llegaron a este.


-        Sí, es que YO lo había cogido, pero ha venido este gremlin y nos lo quiere quitar.


-        ¡¿A quién llamas gremlin, niñato?!- exclamó Kyo, sujetando más fuerte su taco.


-        No levantes la voz Kyo…- le tranquilizó Kaoru.


-        Hey, hey, ¿qué pasa aquí? ¿pelea? ¿pelea? ¡Oh, yo quiero pelea!- exclamó un excitado y recién llegado pelirrojo. Conocido como Die.


-        Nadie se pegará aquí- contradijo Kai.- Reita está en los servicios, ahora viene- informó sin más.


-        Tiene razón Kai, me devuelves mi billar y puedes marcharte a tu casita. Dile a tu madre que te de más de desayunar a ver si pegas el estirón y dejas de tocarme la moral- le dije al rubio, mirándole con resentimiento.


-        ¿Te crees muy alto? Además, yo al menos no parezco un niño de teta con esa cara de bebé- insultó, mirándome mal.


-        Retira esa mierda- le encaré acercándome peligrosamente.


-        Oh, venga, ¿me pegarás sino lo hago?- se rió en mi propia cara. Nunca había golpeado a nadie, más de las peleas inocentes con Mao, pero realmente este tío me sacaba de mis casillas.


-        ¡Pues tendré que hacerlo!- respondí.


-        ¡Sí! ¡Pelea! ¡Vamos Kyo revienta a ese niñato!- saltó Die, tomando de los hombros a su amigo y dándole un masaje, como si se tratase de un boxeador.


-        ¡Suelta!- exclamó el rubio zafándose de la roce del pelirrojo.- Vamos mariposón, pégame si tienes huevos.- ¡Encima me provocaba! ¡Esto no iba a quedar así!


 


Sin esperar una segunda provocación llevé mi puño hacia atrás para coger fuerza y darle un duro impacto en el rostro de ese cretino, pero antes si quiera de que pudiera rozarle, un fuerte impacto me golpeó en el estómago dejándome sin aire. Caí de rodillas en el suelo, casi podía sentir la sangre en mi boca. Oí las risas de Kyo y sus amigos, incluso de Toshiya y los gritos preocupados de mis amigos, que me auxiliaron.


 


-        ¡Qué mierda pegas a Ruki, imbécil!- exclamó la voz de Reita, quien había corrido hacia el lugar y lanzado un puñetazo al rubio, pero este lo había esquivado en el último momento.


-        No, Reita, detente- saltó Aoi, sujetando a Akira.- Ellos son más mayores y más fuertes, no podemos enfrentarnos a ellos- le advirtió al oído.


-        Buah, niñita, has resultado ser más floja de lo que pensé. Vete a tu casa a llorarle a tu mamá- se burló Kyo, mirándome con mofa. Yo clavé mi vista llena de odio en sus oscuros ojos.


-        Q-quiero…MI...billar- exigí cabezonamente.


-        ¡Pero que dices Ruki! ¿Quieres acaso que te golpeé más?- exclamó Uruha, realmente preocupado, todavía abrazándome por los hombros en el suelo.


-        Tú eres tonto o te lo haces, bebé- rió el rubio.


-        Apuesto a que te ganaría jugando, ya que eres tan machito no te importará ¿verdad?- propuse con una sonrisa torcida, él arqueó una ceja ante mi propuesta.


-        ¿Eso es una apuesta bebé?- preguntó.


-        ¿Acaso puede ser otra cosa?


-        Jaja, este niño realmente es tonto ¿planea ganar a Kyo al billar?- irrumpió Die.


-        Buah, déjale, tal vez le guste ser humillado- respondió, Kaoru.


-        Ruki, ahora no estás en condiciones…- dijo un Reita más calmado.


-        Tiene razón Reita- apuntó Kai.


-        Tus amiguitos llevan razón, no me gustaría ganar a convaleciente, quiero vencerte con todas las de la ley. Mañana aquí a la misma hora, si no estás entenderé que te has rajado- me dijo, antes de dirigirse a sus amigos.- Nos vamos, dejaremos que practique. Hasta mañana bebé llorón- se despidió, guiñándome un ojo.


-        Hijo de pu…


 


 


 


 


 

Notas finales:

Ufff, realmente fue largo este capítulo, pensé en cortarlo o que no ocuparía tanto, pero al final salió así!

Bueno ya aparecieron los de Dir en Grey, espero que os haya gustado y como siempre gracias por leer!

Ja ne!


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