Capítulo 2: ¿Sasuke? Lógicamente mio
El día seguía soleado y todos los aldeanos paseaban tranquilos fuera de la torre Hokage, sin embargo, dentro, Naruto estaba detrás de una gran pila de papeles.
En esa época había tantas cosas que hacer que, a cada segundo que pasaba, se convencía de que la vieja Tsunade lo había dejado a cargo, no porque quisiese que emprendiera el sistema que regía a la aldea sino, porque ella no deseaba encargarse del papeleo.
- Sakura chan – llamó a su amiga y compañera de equipo con voz apagada, cual muerto - ¿Cuánto más falta? –
La pelo rosa también estaba cansada, su cabello recogido en una coleta estaba ligeramente alborotado – Mucho Naruto – respondió con pesar – Mucho –
- NO – Naruto exclamó dramático y sin más se dejó caer en el escritorio. Disfrutando aquellos segundos que dejaba pasar sin mover un solo dedo.
Sakura simplemente lo miró reprobatoria, pero tampoco era como si quisiera apurar, más, al rubio. Ella también estaba molida.
- ¡Lo tengo! – gritó de pronto el Hokage y lanzó una risita confiada al tiempo que comenzaba a hacer sellos.
- Espera Naruto, ¡Ni se te ocurra! – Sakura formó una expresión aterrada al identificar los sellos e intentó detenerlo pero fue demasiado tarde.
- ¡Kage bunshin no jutsu! –
Fuera Sai caminaba tranquilo, los pasillos estaban vacíos y, por cada paso que daba, los objetos que cargaba tintineaban. En ese momento iba sonriendo pues el día era soleado y, decían que, los días brillantes eran felices.
Al girar la perilla del despacho del Hokage, su amigo, se encontró con una situación bastante desconcertante pues por el lugar varios Narutos corrían de un lado a otro, haciendo un desorden y arrebatándose papeles entre ellos como si la vida se les fuese en ello.
- ¡NARUTO! – Sakura, su otra amiga, parecía un monstruo que echaba fuego y con su grito logró que todos los bunshins desaparecieran, no por alguna onda magnética sino, producto al miedo que les daba enfrentarse a aquella mujer – ¡¿TE DAS CUENTA DE LO QUE HICISTE?! –
- Ya ya Sakura chan, no te enojes – El verdadero Naruto, aquel que también quiso desaparecer pero que para su mala suerte no podía, salió de una torre de papeles que le había caído encima… aunque al parecer se escudaba detrás de ellos.
- Cómo no, tus clones arruinaron todo… tenemos suficiente contigo como para agregar otros 20 rubios incompetentes – la chica hizo alzó un puño amenazante
- Lo siento – Naruto refunfuñó, él no era ningún incompetente.
Sai sonrió – Justo cuando creía que no podías verte menos atractiva – habló a la chica y cerró la puerta detrás de él.
- ¡SAI! Maldito baka ¿Qué fue lo que dijiste? – la pelo rosa olvidó por completo al rubio y centro su mirada en el pelinegro que recién llegaba.
- Que justo cuando cre… - no pudo terminar pues Sakura uso su fuerza descomunal para intentar golpearlo, apenas y pudo esquivarla - … - Afortunadamente, a esas alturas, Sai ya había aprendido a callarse, no siempre lo lograba pero si, para conservar su vida. Así que cuando se apareció al otro lado de la habitación, conservando aún la sonrisa, guardó silencio.
Sakura suspiró y susurró algo como “Baka”, antes de resignarse a ayudar a Naruto a levantar todo el papeleo.
- Aun no terminan – el pelinegro se acomodó en una esquina del despacho, sacando de la bolsa que cargaba, que antes tintineaba, un lienzo y sus pinceles –… bien –
- ¿Bien? – Naruto alcanzó a escucharlo y le lanzó una mirada matadora - ¿Nos odias verdad? –
Sai negó levemente – Claro que no, todo lo contrario, yo te amo Naruto, me gusta mirarte trabajar eres muy expresivo cuando lo haces – y ajeno a la dimensión de sus palabras se dispuso a pintar, inmortalizar al rubio.
Naruto soltó los papeles que había logrado levantar y un notorio azul inundo su rostro – No… no digas eso –
Sakura le había lanzado una mala mirada al pintor, pero prefirió no decir nada.
- ¿Por qué? – seguía con su boceto
- Porque… porque no es verdad…–
Sai negó – no miento, hace tiempo te lo dije me gustas. No es bueno contestar así cuando alguien te declara abiertamente sus sentimientos, lo ideal sería que corrieras a abrazarme y decirme que también me amas –
Naruto bajó la cabeza, comenzaría a gritar... de un momento a otro correría y se alejaría de Sai como si tuviese la peste. Odiaba cuando sacaba ese tema, de vez en cuando, como si hablara del clima.
- Sai, tu no amas a Naruto – Sakura decidió intervenir antes de que el rubio tuviese algún crash emocional y decidiera que no quería seguir trabajando – debes de dejar las novelas románticas –
- Ahora estoy leyendo libros de protocolo. Sakura necesitas leer el capítulo 3, está dedicado al comportamiento para señoras –
Sakura apretó los nudillos de su puño como respuesta a la sugerencia y Sai se escudó en su sonrisa, pero estaba preparado para salir corriendo de un momento a otro.
Justo en ese momento la puerta se volvió a abrir y por ella entró Sasuke. Traía entre las manos un folder y aunque no le sorprendió el panorama no pudo evitar mirar mal a Sai, unos segundos, antes de sonreír sardónico a Naruto y su torre de papeles.
- Mi informe – y lo lanzó al escritorio sin ceremonia
- Sasuke kun – Sakura no pudo evitar alizar su cabello en cuanto lo vio, sabía que tenía un aspecto horrible.
- Ni peinándote – Sai firmó su sentencia de muerte en ese instante.
Naruto volvió de su mundo alterno cuando apareció su amigo y rival de la infancia - ¡Teme! ¿No vez que tengo mucho trabajo? – la extensión del informe de Sasuke sobrepasaba las 10 hojas – ¿Sabes lo que es un resumen? ¡Resumen!, no me interesa cuantas veces tomó agua Suigetsu –
- Siempre entrego informes completos y detallados de mis misiones, no voy a cambiar sólo porque el Hokage en turno es un flojo, Usuratonkachi –
Naruto bufó y miró a Sakura perseguir a Sai, intentando matarlo – Bueno pues – lanzó el informe de Sasuke a la pila de leídos y aprobados - como eres tan perfecto no me tengo que preocupar ¿no es así? –
El pelinegro frunció el ceño, aquel informe no había supuesto empeño pero sin duda esperaba que, mínimo, alguien lo leyera - … -
Se miraron fijamente. A ellos les gustaba hacer aquello pero Sasuke era el que más lo disfrutaba pues, a pesar de que fingían molestia, era en esos momentos en los que podía detallar las facciones del rubio, sus cabellos, sus ojos y las formas que su deliciosa anatomía le daba a la ropa. Todo eso y ¡Claro! La certeza de que en ese momento el rubio estaba evidentemente perdido en él, pensando únicamente en él.
Sin embargo tuvieron que interrumpieron el duelo de miradas cuando Sai se apareció detrás de Naruto, aferrándose a él para protegerse de la ira de Sakura.
- Hokage sama – el pelinegro aprovechó la situación para pegarse y hablarle al odio al rubio – debe protegerme – aquello fue un tono bastante perturbador.
- ¡Aahhh! Sai ¡Déjame! – Naruto se hizo de un lado a otro intentando quitarse al pelinegro de encima al tiempo que ambos esquivaban los golpes de Sakura – Sakura chan, ¡E..Espera! –
Sasuke los observó unos instantes, visiblemente enojado, y lanzó algo parecido a un gruñido – Bakas –
Sakura, por fin, se dio cuenta del espectáculo que daba y se sonrojó; Naruto compuso un gesto enfadado y fulminó a Sasuke con la mirada; Sai lo miró con una sonrisa que vagamente delató un sentimiento.
- Sasuke Heta ¿Celoso? – el pintor se pegó a Naruto y no le importó lo mucho que el rubio manoteó para que lo dejara.
El mencionado apretó los puños y tuvo que llamar a su autocontrol para no activar el sharingan y darle un “dulce” sueño al que era su remplazo. Antes ya le había dado un escarmiento y en ese momento pensó que era una buena idea, las sanciones o castigos eran nimiedades comparados con el gusto de lastimar al pintor, pero Naruto se enfadó como pocas veces.
El rubio era extremadamente sensible cuando se trataba de la violencia por el placer de la venganza y fue frustrante pensar que de la recuperación de su remplazo dependía si el amor de su vida llegaba a perdonarlo o no. No quería vivir aquello por segunda vez. – Chijo* - soltó sabiendo que era lo único que podía decir y se giró, no aguantando seguir ahí.
Un día lo haría pagar todas y con intereses.
Sai llegó para remplazar a Sasuke en el equipo 7 cuando Orochimaru intercedió para que le asignaran un equipo propio al Uchiha y el poseedor del Sharingan lo detestó tan pronto abrió la boca. Recordaba que el pintor pasó varios días investigándolo, para poderse acoplar al nuevo equipo y, para desgracia de Sasuke, se dio cuenta de la atracción que sentía por Naruto. Para el Uchiha la presencia de Sai era una molestia, más cuando declaró, sin problemas y a todos, que se había enamorado de Naruto.
- ¡Que me sueltes! – cuando el rubio por fin logró zafarse del agarre de Sai, Sasuke ya se había ido y no pudo evitar sentirse abrumado por la expresión de mitad enfado mitad decepción que le dirigió su amigo antes de partir.
- Sasuke… - dejó escapar quedo y sin darse cuenta de que lo había hecho.
La novedad de día fue por la tarde, cuando por fin terminaba con el infinito papeleo, pues por la puerta entró Hinata y su hermana menor Hanabi.
Cuando Naruto saludó a la mayor con su inconfundible - ¡Hinata chan! - La pelinegra balbuceó como acostumbraba y su hermana se balanceó sobre sus pies un poco molesta porque el Hokage no entendí ana sóla palabra de lo que su hermana mayor decía o intentaba decir.
- Yo… - Hanabi lanzó un suspiro dándose cuenta de que el Hokage era un hombre fuerte pero de pocas luces y su hermana un manojo de nervios incomprensible – he venido aquí para ser considerada como pretendiente del Kazekage –
- ah – Naruto se permitió sorprenderse - ¿Pretendiente? –
- Si, de hecho vengo a pedir su permiso para poder declarar mis intenciones y del clan Hyuuga de unirnos en esta cruzada política con la aldea de la arena –
Hinata miró a Hanabi sorprendida, su hermanita era toda una diplomática.
- ¿Mi permiso? – el rubio se rascó la mejilla – no necesitan… ¿Por qué mi permiso? –
Hanabi le lanzó una mirada profunda al rubio y él sintió como si fuese Neji con el que hablara – hace unas horas Hokage sama dijo que debíamos pedir su consentimiento para los asuntos con el Kazekage –
- Yo no – Naruto hizo memoria pero nada le vino a la mente - ¿Cuándo? –
-Cuando Sasuke Uchiha san le pidió matrimonio, dijo que debíamos tener su permiso y por eso creía que… tenía que consultarlo primero –
- ¡¿Qué SASUKE QUÉ?! – Sakura puso el grito en el cielo – Sa..sasuke kun – y se privó.
Naruto se rascó la cabeza y sintió un vuelco en el estómago. Él ¿Cuándo?... Cuando Sasuke teme.
Se sorprendió ligeramente, no recordaba haber gritado aquello, pero estaba bastante seguro que “tal vez” lo había dicho. La idea del pelinegro pidiéndole matrimonio a Gaara había sido por demás traumática, una escena bastante fuerte y sin sentido, que lo hizo resbalar del tejado y darse un golpe bastante doloroso directo en el rostro.
Recordaba que no pudo dar una justificación plausible a su negación tajante de no permitir a Sasuke tener siquiera la intención de casarse con Gaara. Lo único que tenía era la idea de que el pelinegro quería fastidiarlo y demostrarle que podía quitarle a su amigo… y no que él quisiera a Gaara, pero, ¡Vamos! ¡Eso era bastante!, tomando en cuenta de que Sasuke no sentía nada por Gaara… porque ¿No sentía nada?, es decir, sólo había querido demostrar que un Uchiha tiene lo que quiere, y eso incluía arrebatarle el respeto que el Kazekage tenía por él.
Ya antes le había robado la atención de Sakura chan y al final ni siquiera le había hecho caso… ¿Sasuke sentiría algo por Gaara? Y ¿si ese había sido el motivo de su actitud? y ¿si era por eso que se había mostrado tan irritado con él?
Sentía un ligero cosquilleó en la palma de las manos y negó con fuerza. Imposible, inimaginable, una tontería.
- Na… Naruto Kun ¿es..estas bi..en? – Hinata se mostró evidentemente preocupada, pues durante todo ese tiempo el rubio había pasado por una cantidad enorme de matices, mostrando incluso algo de tristeza en sus bellos ojos azules.
- Estoy bien - El rubio sonrió de nueva cuenta, se estaba torturando por cosas sin sentido y, además, ¿Que más le daba lo que pudiera llegar a sentir Sasuke por cualquiera? - Ahh bueno de hecho – volvió a la plática, extrañándose ligeramente al ver como Hinata se sostenía de su hermana menor - no creo que sea una buena propuesta –
Hanabi se permitió mostrar un gesto confuso - ¿Por qué? –
- La verdad es que Gaara… amm – pensó de qué manera podía decir aquello pero no se le ocurría nada – Gaara preferiría casarse con un hombre -
- Oh – ambas chicas exclamaron leve, al mismo tiempo, demostrando lo sincronizadas que estaban al ser hermanas, pero la sorpresa les duró poco, pues Naruto pudo notar como Hanabi sonreía ligeramente y Hinata componía un gesto entre aterrado y preocupado.
- Entonces nos retiramos, gracias por atendernos Hokage Sama – Hanabi haló a su hermana mayor y Hinata se dejó llevar por ella sin mediar una palabra, ni siquiera se despidió del rubio.
- Sa…Sasu… Sasuke kun es… es… él… - Sakura aún estaba privada en una de las esquinas del despacho.
- Es gay – completó Sai – Y le pidió matrimonio al Kazekage – ladeó la cabeza – no me lo esperaba – y como cualquier cosa siguió pintando.
Naruto suspiró y al igual que Sakura se quedó mirando al vacío. No había pensado en aquello… si a Sasuke le gustaba Gaara, entonces, le gustaban los hombres. Era una lógica muy elemental y hasta tenía sentido, ahora se explicaba porque teniendo tantas personas detrás de él jamás las miró.
Al rubio le gustaban las mujeres, de eso no tenía duda, y aunque no llegaba a comprender como un hombre podía gustar de otro hombre, no le parecía aberrante la idea, a esas alturas, con todo lo vivido con ero-sennin y con Sai diciéndole que lo amaba a diario estaba más que acostumbrado a una idea como esa… aunque pensar en Sasuke en un plan amoroso era bastante difícil fuese con una mujer, hombre o cosa.
Y entonces una idea fuera de contexto pero bastante coherente lo asaltó. Si Sasuke fuese gay y estuviese enamorado debía, evidentemente, enamorarse de él, el gran Naruto Uzumaki. Y no porque sintiera que él era todo poderoso y el mejor, que de verdad lo era, sino porque toda lógica dictaba que los amigos de la infancia se enamoraban y vivían juntos, felices, hasta el final de sus días.
Arrugó el ceño, Sasuke no debía estar enamorado de Gaara, ¿De dónde? ¿Por qué?...
- Yo siempre pensé que Uchiha estaba enamorado de Naruto – Sai levantó la mirada y observó directo al rubio – pero es mejor así, ahora tenemos el camino libre –
Naruto asintió a lo primero, era lo lógico, y negó a lo segundo, para luego caer en cuenta y agitar vehemente de un lado a otro al notar las cosas en que estaba pensando.
¡Sasuke enamorado de él! Y él tan a gusto y aceptándolo como si creyera que es lo correcto.
- ¡CALLATE SAI! – Sakura volvió a la realidad y fulminó con la mirada a Naruto – ¡y tú! ¿Qué te pasa que le das la razón? - entrecerró los ojos y caminó directo a la puerta.
- Espera Sakura chan, no te vayas –
Pero sólo obtuvo como respuesta el portazo que dio la pelo rosa al salir de su despacho.
Quedaron en silencio.
- Por fin estamos solos – Sai sonrió desde su lugar y el rubio le dedicó un gesto desconcertado.
En su casa Sasuke creyó que le daría un resfriado, pues los oídos le zumbaban y no había parado de estornudar.
.:: TBC ::.