Son las 21:00 aquí en parís, estamos en pleno octubre, con lo cual la mayoría de las noches llueve, pero hoy hace una noche preciosa, el cielo está despejado y la noche esta estrellada a pesar de haber tantas luces iluminando parís, corre una brisa fresca que te entra por el cuello de la chaqueta y recorre toda tu espalda como gota de agua que recorre la ventana cuando ya la tormenta a pasado, me encanta esa sensación que me recorre la espalda cada vez que un soplo de brisa fresca me recorre la espalda, mi compañero y yo vivimos a las afueras de la ciudad, no es que no seamos sociables, es que… se nos da mal el francés y ¿para qué perder el tiempo estropeando ese idioma? nosotros preferimos hablar el nuestro, el andaluz, ah, y perdón por no haberme presentado, soy Pepa Miranda Ramos, tengo 21 años, mido 1,80 de alto, soy morena de piel y de pelo, con un deje un poco macarra, llevo encadenada a parís desde los 18, desde entonces no he podido escapar de aquí ¿Por qué? Porque este sitio es hermoso ¿Qué si mi compañero es mi pareja? No, que va, solo nos llevamos bien, nos protegemos el uno al otro siempre que podemos y si alguno se mete en líos el otro le dará siempre una coartada para salvarle el cuello a la otra persona, siempre llevo dos cosas encima mía que jamás me quitaré hasta que muera, una esclava de oro en el que está grabado el nombre de Iván y una chapa militar de oro blanco con el gravado de:
SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS
Esas palabras siempre me llegaron al corazón, por eso decidí gravarlo en una chapa militar, eso y la esclava son mis tesoros más grandes que llevo encima, todo lo que os estoy diciendo es fruto de mi pensamiento, bueno, fruto de mi pensamiento fruto de mi pensamiento no, simplemente me estoy presentando y bueno, he aquí mi historia, la historia que sucedió en parís hará un par de años, y bueno retrocedamos hasta el principio, como bien dije, hoy es un día de octubre cualquiera, bueno…cualquiera cualquiera no, son las 21:00 en parís, exacto, vivo en Francia, vivo con Iván, mi compañero de casa, también tiene una esclava de oro blanco, pero él con mi nombre , vivimos a las afueras de parís ah, se me olvidaba, siempre hablaré en pasado, pues esto no es el presente
Iván:-desde el sillón -¿Pepa?
Pepa: dime Iván
Iván:-mirando hacia la cocina desde el sillón-¿se te apetece ir a la Eiffel? No se digo, todavía son las 9, si aprovechamos y salimos ahora puede que estemos en casa para la media noche
Pepa: no me parece mala idea, vámonos pues
21:45 torre Eiffel, parís
Ese día llegamos temprano, todo parís estaba iluminado, era precioso, tal y como a mí me gustaba, solo podía venir de vez en cuando a la ciudad, estábamos en lo más alto de la Eiffel, corría la brisa más fresca y pura que podía haber, acababa de llover hacía un par de horas y ahora estaba parís precioso, y las nubes que habían rociado parís ya no estaban
Iván:-contemplando parís- valla, hoy está más precioso que nunca ¿No crees?
Pepa:-con un tono algo chulesco, macarra e irónico- ¿o será que llevamos como… 2 semanas sin subir hasta este punto de la Eiffel?
Iván: bueno, pero… ya estamos en el ¿no crees?
Pepa:-acariciándole el pelo y dándole un beso en la cabeza-siempre igual Iván, siempre igual-asegurándose de que se traía la mochila-¿eh? ¿Has traído la cuerda?
Iván:-sonrisa irónica- ¿tú qué crees?
Pepa:-poniéndose una especie de traje de submarinismo especial de neopreno y luego una especie de arnés encima- yo primero
Iván:-sonriente- como usted mande mi señorita jajajajaja ¿me permites? –señalándole el arnés
De repente se oyó la puerta y vieron una sombra caminar hacia ellos dos, invadidos por el miedo de que alguien les pillara se escondieron sentados detrás de una columna cuando de pronto…
continuara...