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Naruto, El Jamón Entre Dos Piezas De Pan por Nessa Yaoi Uno

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  Naruto, El Jamón Entre Dos Piezas de Pan


 


 


 


Capitulo   1-       Batalla silenciosa… por ahora


 


 


 


- ¿Crees que pueda ser verdad? – pregunto el Inuzuka queriendo averiguar si su compañero savia algo al respecto.


 


- ¿Qué cosa? – pregunto sin entender el Nara.


 


- Eso que dicen… - acercándose un poco al otro - De que Sasuke anda rondando la aldea hace ya algunos días – en voz baja como si de un secreto se tratara.


 


- ¿crees que si así fuera la Hokage lo pasaría por alto? Imposible  – rodando los ojos – Se ve que no la conoces – el cachorro arrugo su frente.


 


- Bueno… yo solo decía – fijando su mirada en el moreno – Además no es para que te enfades – el Nara miro el cielo.


 


- No estoy enfadado,  solo es… - mirando las nubes que ya no le parecían tan entretenidas como antes.


 


 


      Dos meses habían pasado desde que el Uchiha abandonara la aldea de Konoha para ir en busca de su tan ansiado poder en manos de Orochimaru,  el poder que lo ayudaría a llevar a cabo su tan anhelada venganza,  no podría estar tranquilo hasta no haberlo conseguido y en su ciego proceder no le importaba a quien se llevaba por delante con tal de conseguirlo.


 


      Para el kitsune habían sido igualmente dos meses de misiones con diferentes compañeros,  siempre vigilado por Kakashi puesto que el Akatsuki andaba tras el o más bien tras el Kiuubi.


 


      Naruto trataba de mantenerse ocupado la mayor parte del tiempo,  eso lo ayudaba a no pensar en todo lo ocurrido el día que el Uchiha decidió abandonar la aldea y a todos en ella,  las heridas de sus compañeros ninjas,  su desesperación por no poder hacerlo cambiar de opinión,  y la que se convertiría en la herida mas profunda e imposible de olvidar era el hecho de saber que no significaba nada para el azabache,  que lo consideraba menos que un cero y eso lo demostró queriendo quitarle la vida, y eso era lo que mas le dolía.


 


      La alegría y sonrisa del ojiazul eran fingidas desde entonces y los demás se daban cuenta de ello en especial Shikamaru ya que casi nada escapaba a su percepción,   sobretodo cuando el kitsune se encontraba cerca de el inevitablemente su mirada se desviaba haciendo del rubio su centro de atención,  y eso le había estado molestando ya que su concentración se dispersaba y hacia que su mente divagara sin control alguno,  y para una persona tan simple como él esa situación lo perturbaba sobremanera haciendo de su tranquila vida un verdadero caos,  ya ni contemplar las nubes le daban la satisfacción que antes sintiera.


 


 


- Tengo que irme ya o Kurenai-sensei me echara la bronca del siglo – agarrando a Akamaru y poniéndolo en su cabeza.


 


- ¿Entrenamiento? – el moreno se coloco frente a él.


 


- No precisamente… tenemos una misión hoy en la tarde – con las manos en la cintura – Será mejor irme antes de que Shino venga a buscarme… - esas palabras atrajeron la atención del Nara - No sabes como se pone si me desaparezco por un rato – el moreno lo miro fijamente.


 


- ¿Cómo es tu relación con Shino? – sin saber exactamente el porque había echo esa pregunta.


 


- ¿Relación?- sin comprender.


 


- Quiero decir… ¿Se llevan bien? “¿Por qué le pregunto eso? – sintiéndose algo incomodo.


 


- Chocamos algunas veces por ser diferente… - pensativo - No me deja ni a sol ni a sombra, cosa que me molesta algunas veces, pero básicamente nos  toleramos bastante bien… diría yo – despidiéndose al marcharse.


 


- Con que se toleran… – pensando en voz alta.


 


 


      El Nara serró los ojos para  reflexionar,  trataba de darle un significado coherente a las palabras del Inuzuka cuando un ruido hizo que levantara su cabeza  para toparse con la única persona que lograba sacarlo de balance sin saber bien el motivo.


 


 


- ¡Oe Naruto,  deja se asustar así a la gente! – el rubio dio un brinco y se giro para mirarlo.


 


- ¡Eres tú el que no debería hacerlo baka! – al parecer el grito del Nara lo había asustado también - ¡Además…! ¿Cómo iba yo a saber que estabas ahí? – inflando sus cachetes.


 


- ¿Es un chiste? Por Kami – sentándose – Sabes perfectamente que este es mi lugar favorito – comenzando a agitarse pero no por enfado – Que molesto eres – desviando la mirada.


 


- Probablemente tengas razón - dándole la espalda al moreno - Ya que nadie me quiere a su lado – recordando la abrupta partida del Uchiha,  el moreno sintió un golpe en su pecho al escuchar las palabras del ojiazul – Me disculpo por haberte molestado… no volverá a pasar – dando un salto al siguiente tejado.


 


- ¡Espera Naruto! Se fue – estirando su brazo – En realidad no quise… - apretando su puño en el aire – En ocasiones no debería tener lengua – metiendo sus manos en los bolsillos y abandonando el tejado.


 


 


      Saltando de aquí para allá sin rumbo fijo y sin saber a donde quería dirigirse  inconscientemente un impulso lo hizo detenerse en el campo de entrenamiento del equipo siete,  el kitsune camino despacio hasta los tres troncos donde una vez estuvo atado a uno de ellos, apoyo su espalda en el recordando ese día,  las imágenes pasaban velozmente en su mente como si fuera una película a la que le tienes que encontrar un error con limite de tiempo,  algo imposible,  como imposible le era para el rubio el hallar exactamente el motivo del odio del Uchiha hacia su persona.


 


      Repasar todos los momentos vividos con el moreno desde que lo conociera parecía no ayudarle en nada,  mas bien hacia que su mente se sintiera mas confusa de lo que ya estaba y creía que solo el mismísimo Sasuke podría despejar la incógnita de la pregunta que lo torturaba y entristecía a la vez.


 


 


- “A veces siento que continuo atado a este tronco… quieto,  estático y sin poder avanzar… esperando, deseando… ¿deseando que… una disculpa o que él vuelva? – Dejándose resbalar por el tronco hasta quedar sentado -  ¿Vaya que soy idiota,  Sasuke no va a volver!” -  ¡No va a volver! – gritando a todo pulmón.


 


- No por su voluntad, al menos – en un plof apareció el peligris sentado encima del tronco donde el rubio apoyaba su espalda.


 


- Ah… eres tú – con ganas de pegarle un puñetazo por siempre aparecerse de esa manera tan de repente.


 


- Que recibimiento tan cariñoso,  me haces llorar – mirando hacia abajo.


 


- ¿Acaso querías un saludo de beso y abrazo incluido? – mirando con ironía a su sensei.


 


- “Es lo que mas he deseado desde que te conocí… y haré hasta lo imposible para que seas mío, Naruto” – bajando del tronco y sentándose pegado al kitsune - ¿Qué le sucede a mi alumno favorito? – sin dejar de mirar al ojiazul.


 


- ¿Lo dices en serio o porque soy el único que te queda? – aunque estaba seguro de la respuesta.


 


- Digamos que ambas razones – poniendo su mano sobre la cabeza del rubio, el corazón de Naruto dio un vuelco,  no era la respuesta que esperaba,  aun así…


 


- Aun sabiendo que no es verdad… te lo agradezco – con una sonrisa.


 


- ¿Por qué crees que miento? – con dolor en su pecho.


 


- Vamos… siempre te has ocupado más de Sasuke – poniendo sus manos tras su cabeza – Le enseñaste tu chidori,  lo entrenaste especialmente… - mirando al cielo.


 


- Todavía no me lo perdonas, ¿Cierto? Vaya… – mirando al frente y apretando sus puños – No me perdonas el hecho de que te dejara en manos de otra persona para supervisar el entrenamiento de Sasuke, pero… tenia que hacerlo – su cuerpo se puso tenso.


 


- No me malinterpretes,  no te estoy reclamando nada… - volteando su cuerpo hacia el peligris - Al contrario,  si no hubiera sido así Sasuke tal vez hubiera… - bajando su cabeza – Su contrincante era Gaara,  y créeme que fue un hueso duro de roer.


 


- ¿Eso quiere decir que no me culpas por haberte dejado solo? “Aunque yo mismo no me perdone por haberlo hecho” – revolviendo el cabello rubio en una caricia disimulada.


 


- Ya te perdone,  aunque tendrías que compensarme por eso – haciendo morros.


 


- ¿Ah si,  que quieres? – feliz,  ese era el Naruto que  conocía y amaba.


 


- Ya pensare en algo – acostándose en la hierba.


 


- ¿Quieres que te entren bichos en los oídos? Ven aquí – poniendo la cabeza del rubio sobre su muslo,  solo un pretexto - ¿Y bien,  me vas a decir lo que te preocupaba cuando llegue? – deseando acariciar las hebras doradas.


 


- ¿Por donde debería comenzar? – tratando de ordenar sus pensamientos –Primero me entero, de muy mala manera,  que un demonio vive dentro de mi,  luego una pandilla que parece coro de iglesia,  pero a la inversa,  me persigue por el primer motivo,  acto seguido Sasuke huye de la aldea – el peligris escuchaba cada palabra con angustia en su pecho - ¿Consecuencia de eso?  Casi me mata – el mayor no pudiendo resistir más acaricio suavemente el cabello del kitsune – Por ultimo la gente sigue viéndome como si fuera una plaga…  en fin, todo esta… normal – su vos se fue apagando hasta quedarse dormido debido a las caricias de su sensei.


 


- “Al parecer estabas mas tenso de lo que creí… mi hermoso ángel,  no dejare que nadie te haga daño mientras viva… lo prometo” – pasando el contorno de sus dedos por el rostro dormido del ojiazul.


 


 


      No lejos del lugar un moreno daba vueltas en busca de la persona con la cual,  según el,  debía disculparse,  la ansiedad lo recorría por entero haciendo de su búsqueda un acto desesperado y apremiante,  algo poco usual en él. 


 


      Normalmente sabría por adelantado que pasos dar para enfrentarse a cualquier situación que se le presentara pero eso no daba resultado en cuanto a Naruto se refería,  no sabia que hacer a continuación y eso lo estaba volviendo loco,  su sola presencia lo agitaba y el pensar en el rubio hacia que su cuerpo vibrara con gran intensidad,  todo eso le agradaba pero al mismo tiempo lo asustaba muchísimo, detestaba no tener el control,  distraído en sus pensamientos llego cerca del campo de entrenamiento y quedo petrificado ante la escena que veían sus sorprendidos ojos,  allí estaba el único culpable de  su confuso cerebro y además no estaba solo,  dio unos pasos hacia atrás y se oculto tras un árbol para no ser visto,  la mano del peligris se movía entre el cabello y rostro del rubio produciendo un calor abrasador dentro del Nara.


 


 


- “¿Qué significa esto… que es lo que esta haciendo? ¡Deja de hacer eso demonios… no me gusta! – sorprendiéndose a si mismo con el pensamiento - ¿Qué es lo que me pasa? – Poniéndose de espaldas al tronco y tapando su cara - ¿Puede ser que yo… me aya enamorado de Naruto? – Apretando sus ojos - ¡Por todos los cielos! -  tapando su boca al darse cuenta que había gritado.


 


- ¿Te quedaras toda la vida tras ese árbol, Shikamaru? – el Nara dejo caer su cabeza resignado,  tomo aire y salio se su escondite.


 


- ¿Qué tal? Pasaba por aquí… – acercándose a ellos con calma y sin quitarle la vista al kitsune.


 


- No se cual es el motivo por el que mientes,  pero supongo que no es de mi incumbencia – algo molesto por la interrupción.


 


- La verdad es que estaba buscando a Naruto – no habiéndole gustado para nada el tono del peligris.


 


- ¿Y se puede saber para que lo buscabas? – esta conversación se estaba volviendo algo calurosa a mi entender.


 


- Como dijiste antes… no es de tu incumbencia – lo más serio que podía estar.


 


- Todo lo que tenga que ver con Naruto, es de mi incumbencia… recuerda que es mi alumno – poniéndose serio también.


 


- Estas en lo correcto,  pero no creo que tengas derecho a inmiscuirte en su vida privada, ¿Cierto? – una señal de alerta se activo en la mente del ninja copia.


 


- ¿Vida privada? – no le estaba gustando para nada el rumbo de esa conversación,  algo le decía que atentaba contra sus intereses.


 


- Parece que entendiste lo que estoy diciendo – agachándose al lado del rubio,  kakashi lo miro fijamente a los ojos  – Y a  juzgar por lo que vi parece que tu también… - el rubio se movió.


 


- Shsss… dejen dormir – sin abrir los ojos.


 


- ¡Si tanto quieres dormir ve a tu casa! – no quería que siguiera sobre la pierna del peligris.


 


- ¡Shikamaru baka! ¿Qué haces aquí? – pegando el segundo brinco del día.


 


- Al parecer te estaba buscando a ti – puntualizando la última palabra,  el Nara lo miro de reojo.


 


- ¿A mí? – Mirando al moreno - ¿Y para que? – con suma curiosidad.


 


- Te lo diré en el camino… - mirando a los ojos azules que cada vez que los veía le gustaban más - Anda te acompaño a tu casa – tomándolo del brazo y arrastrándolo  bajo la molesta mirada del peligris.


 


- ¡Pero…! - volteando a ver a su maestro - Hasta luego Kakashi-sensei – sin saber porque se dejaba arrastrar así por el moreno.


 


- Levanta los pies o te caerás, Naruto – caminando delante de él sin soltarle el brazo.


 


- ¡Puedo cuidarme solo! ¿Comprendes?! – desasiéndose del agarre.


 


- ¿En serio? Pues por lo que vi antes no lo parece – parándose frente al rubio.


 


- Antes…  ¿A que te refieres? “¿Me habré perdido de algo mientras dormía?” – algo confundido.


 


- No tiene importancia… vamos – empezando a caminar pero el rubio no se movió.


 


- ¿Por qué me buscabas? – el moreno volteo y se acerco al ojiazul.


 


- Solo quería… - poniendo sus manos sobre los hombros del kisune – Quería disculparme por lo que te dije en la azotea – acercándose aun más al otro.


 


- Ya lo olvide, ¿Podrías refrescarme la memoria? – con cara inocente ladeando su cabeza.


 


- ¿Lo haces a propósito,  verdad? – sonriendo de medio lado.


 


- Solo te estoy dando un poco de tu propio chocolate – achicando sus ojos en una expresión zorruna.


 


- Me lo merezco, si quieres puedes golpearme – queriendo parecer serio.


 


- Con gusto – levantando su puño.


 


- ¡Espera! Por Kami… – levantando su mano al frente - Mejor lo dejamos en una penitencia, ¿Esta mejor así? – rezando para que la respuesta fuera si.


 


- No es mala idea – cruzándose de brazos,  el moreno dejo escapar el aire que había estado reteniendo por el susto.


 


- ¿Qué quieres? – algo aliviado,  sabia de lo que Naruto era capaz.


 


- ¡Ramen!  Oh, si – saltando de alegría - ¡Ramen,  Ramen! – el moreno hizo una mueca.


 


- Debí  suponerlo – tomando de nuevo el brazo del kitsune.


 


- ¡No me jales así,  Shikamaru! ¿Soy tu hermanito acaso? – siendo arrastrado otra vez.


 


- Ni dios lo quiera… eso seria doble problema para mí – murmurando.


 


- ¿Qué dices? – poniéndose a su altura.


 


- Nada,  olvídalo… ¿Te molesta que te toque? – afirmando un poco mas su agarre sin llegar a lastimarlo.


 


- “En realidad se siente muy bien,  aunque no se porque Shikamaru…” – el Nara se detuvo.


 


- ¿Te molesta? – deslizando su mano por el brazo hasta soltarlo,  el rubio sintió un escalofrió en todo el cuerpo.


 


- Es un poco… vergonzoso – viendo que algunos aldeanos que pasaban a su lado se les quedaban mirando.


 


- ¿Desde cuando te preocupa lo que piensen los demás? Naruto – mirándolo – Que yo recuerde siempre  ibas en contra de lo que los otros dijeran… no te entiendo – poniendo las manos en la cintura.


 


- Soy yo el que no te entiende a ti, ¿Por qué haces esto? ¿Desde cuando te comportas así conmigo? ¿Desde cuando empezaste a preocuparte por mí? – las palabras salían atropelladamente de su boca junto con las lagrimas de sus ojos en los que se reflejaba la confusión,  el miedo y la inseguridad por no saber a que venia todo eso,  salio corriendo.


 


- ¡Termino el espectáculo,  cada quien a lo suyo! – mirando sa su alrededor,  después de todo el chaleco que bestia imponía respeto - ¡Rayos!  Está decidido, me cortare la lengua – metiendo sus manos en los bolsillos.


 


 


      Faltaban algunas calles para llegar al Ichiraku-ramen cuando fue interceptado por uno de los ayudantes de la rubia manda más, el cual le informo que lo esperaba en su despacho,  el Nara rodó los ojos con fastidio,  quería arreglar las cosas con el kitsune y justo ahora a la Hokage se le ocurría llamarlo para de seguro encargarle alguna misión quien sabe a donde y por cuanto tiempo,  tiempo que no quería que el rubio pasara solo y mucho menos cerca de Kakashi,  en la puerta del despacho de la rubia el Nara cruzo sus dedos como deseando que no pasara lo  estaba pensando,  golpeo la puerta dos veces  y abrió.


 


 


- ¿Me mando llamar? – serrando la puerta al entrar.


 


- En efecto – alzando su cara de los papeles frente a ella – Siéntate – señalando la silla con la mirada.


 


- Estoy bien así,  gracias – de pie frente al escritorio - ¿Qué se le ofrece Hokage-sama? – temiendo la respuesta.


 


- Necesito que realices una misión algo delicada,  por no decir peligrosa – apoyando su barbilla en sus manos – Tiene que ser precisa y sin fallas puesto que podrían morir si son descubiertos – el moreno se sentó.


 


- ¿De que se trata? – afirmándose en la silla.


 


- Hemos descubierto una cueva que esta situada en una cascada entre nuestra frontera y la de Suna – el moreno no perdía detalle de lo que la rubia decía – Creemos que allí se esconden algunos subordinados de Orochimaru para mantenerlo informado de todo lo que aquí ocurre – tomando algo de un baso a su lado.


 


- Si es así, ¿Por qué no manda un escuadrón de anbu para su captura? – hablando con lógica.


 


- Sabes que no puedo dejar que los anbu dejen la aldea bajo ningún concepto – golpeando el baso en la mesa – No sabemos cuando ese bastardo de Orochimaru se le ocurrirá volver a atacarnos – echándose hacia atrás en su sillón.


 


- ¿Se supone que nosotros debemos capturarlos? – pensando que seria un suicidio.


 


- ¿Qué tan malvada crees que soy? – mirando al Nara a los ojos.


 


- Yo no me refería a… - incomodo.


 


- No te preocupes,  se que algunos creen que soy algo dura pero créeme,  jamás pondría en riesgo a mis ninjas por un capricho – el moreno suspiro aliviado – Solo quiero que confirmen esa información y se retiren… eso es todo – entregándole un pergamino con los detalles de la misión al Nara.


 


- ¿Puedo elegir a mi equipo? – con un nombre en mente.


 


- Puedes,  ¿Quienes tienes en mente? – el moreno estudio un momento la información en el pergamino.


 


- Neji,  Lee y… - unos ojos azules llenaban su mente.


 


- Buena elección,  ¿Y el tercero? – el moreno apretó el pergamino en su mano.


 


- Naruto – dijo con decisión.


 


- ¿Dijiste Naruto? Vaya – levantándose - ¿Por qué él? – el pelinegro la miro.


 


- ¿Por qué no? – diciendo en sus palabras que no se echaría atrás en su decisión.


 


- Hecho,  pero te haré responsable por su seguridad – y no bromeaba – Partirán mañana temprano,  encárgate de informarles a todos – sirviéndose algo de sake en el vaso vacío.


 


- Así lo haré – saliendo del despacho y dando saltos en el pasillo hasta que se cruzo con Shizune.


 


- ¿Te pasa algo? – la cara del moreno era un poema.


 


- Me golpee el dedo gordo con la puerta… no es nada de cuidado – dando pequeños saltitos hasta que salio a la calle – es tu culpa Naruto, por tu causa ya ni siquiera me importa hacer el ridículo – caminando con un solo objetivo en su mente.


 


- ¿Escuchaste eso Kakashi? – el peligris se sentó en la ventana.


 


- ¿Por qué dejo que Naruto formara parte del equipo? – la rubia camino hasta la ventana en cuestión.


 


- ¿Qué razón podría haberle dado para negarme? – recibiendo la brisa del atardecer en el rostro.


 


- Como en ocasiones anteriores lo seguiré para protegerlo – la rubia lo observo con suspicacia.


 


- ¿Protegerlo? – cruzando sus brazos.


 


- Quiero decir… a todos ellos – dándose cuenta de su error al hablar.


 


- No tienes que disimular conmigo, Kakashi,   ¿Desde cuando? – el peligris entrelazo sus dedos dándose cuenta de que con ella no valía fingir.


 


- ¿Desde cuando?  No lo se… - mirándola directamente -  De lo de darme cuenta fue cuando protegimos al constructor de puentes del país del agua – mirando el sol ponerse – Desde entonces no puedo sacarlo de mi cabeza ni de día ni de noche… se que soy mayor comparado con él,   pero no puedo evitar el sentirme atraído y enamorado de ese rubio revoltoso – la hokage escuchaba con atención y cierta aflicción a uno de sus ninjas de mas confianza.


 


- Por nada del mundo dejare que nadie lastime a Naruto… aunque si es verdad lo que me dices,  se que serias incapaz de hacerle daño – como una madre protectora.


 


- Primero me clavaría un kunai en la garganta antes que hacerle daño a lo que mas quiero en la vida – con el arma en su mano – como tampoco permitiré que alguien mas lo haga – con la imagen de Nara Shikamaru en su mente.


 


- Estoy segura de eso – poniendo su mano en el hombro del peligris.


 


- También quiero advertirle que luchare para que me acepte,  y si lo hace… - con decisión - No dejare que nadie se meta en nuestro camino – guardando el kunai en su bolsa para después marcharse.


 


 


Shikamaru caminaba rumbo al Ichiraku sin poder ocultar la felicidad que se reflejaba en su rostro,  lo que hacia que los que pasaban a su lado quedaran sumamente intrigados por el cambio repentino en una cara que antes  solo mostraba fastidio y despreocupación por todo lo que le rodeaba,  pidió varias  raciones de ramen de sabores diferentes ante la cara extrañada del dueño del establecimiento,  ya que era la primera vez que compraba en el lugar, que se las sirvió prontamente sin poder dejar de hacer un comentario al respecto.


 


 


- ¡Vaya,  es la primera vez que me compras ramen! – inclinándose en el mostrador.


 


- Y espero que no sea la última – pagando el importe.


 


- También yo - despidiéndolo con su mano -  También yo – recogiendo el dinero dejado sobre el mostrador.


 


 


      Con la preciada carga,  al menos para el kitsune,  Shikamaru  se dirigió a la casa de su rubio dolor de cabeza,  subió las escaleras hasta el ultimo piso sintiendo que la carga pesaba el doble cuando llego a la puerta de destino,  toco varias veces sin respuesta alguna,  volvió a intentarlo de nuevo pero esta vez sin dejar de golpear.


 


 


- ¡Ya voy! Demonios… - dando grandes zancadas hacia la puerta al mismo tiempo que quería tumbarle los dientes a cualquiera que se encontrara del otro lado -  Ya ni en el baño puede uno estar tranquilo, rayos! – abriendo la puerta de golpe.


 


- ¿Paz? – aturdido por los gritos del rubio y por la forma en como se había presentado en la puerta – Cojeras un resfriado hiendo de esa manera – una pequeña toalla a la cadera era toda su vestimenta,  la mirada del moreno seguía el camino que recorrían las gotas de agua desde el cuello hasta el pecho del rubio para ser absorbidas finalmente por la pequeña toalla.


 


- ¿Y ahora que? – con impaciencia.


 


- He venido a cumplir mi penitencia,  aunque… - mirando hacia la bolsa en el suelo -  Parece que me he hecho acreedor de otra por lo de esta tarde – costándole trabajo despegar la mirada del cuerpo del ojiazul para ver a sus ojos.


 


- ¿Qué es eso? – mirando la bolsa.


 


- ¿Qué ya lo olvidaste?  Es el ramen que me pediste,  pero al no saber cual era tu favorito traje de varios sabores – tomando la bolsa del suelo - ¿Qué hay de la siguiente penitencia? – apoyándose en el marco de la puerta.


 


- ¿Qué tal si esta vez prefiero golpearte?– alzando su puño.


 


- Tú no le harías eso a un amigo – aunque no estaba seguro de eso.


 


- ¿Eres mi amigo? – apoyándose a su vez en la puerta.


 


- Si… o al menos eso intento – el rubio se echo a un lado indicándole que pasara.


 


- ¿Podrías dejar eso sobre la mesa  mientras me visto? – Corriendo a la habitación - ¿Ya cenaste? – gritando desde adentro.


 


- Aun no – poniendo la bolsa en la cocina.


 


- Entonces comeremos juntos, ¿Te parece? – saliendo con un pantalón holgado puesto y una camiseta en la mano,  el moreno comenzó a sudar mientras que sus manos se tornaban heladas,  una total contradicción.


 


-  De acuerdo – frotando las manos en sus pantalones.


 


- ¿Qué le pasa a esta cosa? – enredado con la camiseta, que por las prisas,  había metido una mano por la manga y la otra por el cuello.


 


- Espera,  te ayudare – acercándose a ese cuerpo de ensueño – “Por todos los dioses esto es una tortura,  su aroma es delicioso y…” – poniendo una mano en el costado del desnudo rubio.


 


- ¡Ahhh… esta helada! – haciéndose a un lado por el contacto de la mano del Nara en contraste con el tibio cuerpo.


 


- ¿Qué pasa Naruto? – se escucho la voz del peligris entrando en ese momento desde la habitación,  encontrándose con la camiseta del rubio enrollada en el cuello de éste,  y al moreno con una de sus manos en la cintura del kitsune - ¿Interrumpo algo? – apretando sus dientes.


 


- ¡Kakashi-sensei!  ¿Quieres matarme de un susto? – sacando la camiseta de su cuello,  el moreno miraba con molestia al peligris.


 


- Nada mas alejado de mi pensamiento – acercándose a su pupilo y amor – Solo quería asegurarme de que descansaras bien antes de tu misión de mañana – tomando la camiseta en sus manos y colocándosela al rubio.


 


- ¿Misión,  cual misión? – con su mirada en la del peligris.


 


- ¿Todavía no se lo has dicho? – volteando hacia el Nara.


 


- Iba a serlo cuando llegaste de improviso – sus ojos echaban flechas imaginarias de uno al otro en una guerra no declarada – Saldremos mañana temprano y entonces te explicare los detalles – dirigiéndose al kitsune e ignorando por completo al peligris.


 


- Kakashi-sensei… - acercándose a su maestro - ¿Tú también vendrás? – con un brillo especial en sus hermosos ojos azules.


 


- También tengo una misión asignada para mañana… - tomando el rostro del kitsune entre sus manos y mirando fugazmente al Nara - Pero nos veremos cuando regreses… lo prometo – sonriendo bajo la mascara – Además te daré una sorpresa, ¿Qué dices? – acariciando con sus pulgares las mejillas del menor.


 


- ¡Me encantan las sorpresas! – Abrazando al peligris en un impulso,  acto que el ninja copia aprovecho para estrecharlo entre sus brazos bajo la vista del moreno que apretaba sus puños dentro de los bolsillos de sus pantalones - ¿Te quedas a cenar con nosotros? – con una sonrisa.


 


- En otra ocasión será,  debo prepararme para mañana, y tú… - tomando su barbilla - Deberías hacer lo mismo,  así que no te desveles demasiado – saliendo por donde había entrado,  la ventana de la habitación de Naruto.


 


- ¿Cenamos? – poniendo a calentar el ramen que para esos momentos estaba totalmente frío,  el moreno solo asintió con la cabeza.


 


 


      Comieron en silencio para después despedirse hasta el día siguiente en el que se encontrarían a las puertas de la aldea para emprender camino hacia su misión,  de la cual el kitsune no sabía nada todavía,  ya en su cama se preguntaba cual seria lo que su maestro tenia que hacer en la misión que le habían asignado,  ignorando totalmente que él era la misión que a su maestro le tocaba llevar a cabo, se durmió con el pensamiento de que pronto volvería a verlo y la sorpresa que le tenia reservada a su regreso…


 


 


 


Continuara…


 


 


 


 


Capitulo    2-          ¿Penitencias o Conveniencias?


 


 


 


      Por alguna razón que desconocía esa mañana el ojiazul se había despertado con una alegría que hacia tiempo no sentía,  preparo su equipo de ninja y su mochila con gran entusiasmo para después tomar algo de desayuno y seguidamente presentarse en la entrada de la aldea para comenzar con su misión.


 


      Fue el ultimo en llegar a pesar de lo temprano que era,  en la puerta ya los demás lo esperaban para partir,  la ansiosa mirada de Shikamaru en la calle principal por la que el rubio debía llegar se torno feliz ante la figura de este que aparecía en aquellos momentos en una carrera hacia ellos.


 


 


- ¡Buenos días Shikamaru,  Lee,  Neji! – Con una sonrisa resplandeciente - ¡Ya podemos irnos! – caminando a la salida.


 


- Parece  bastante entusiasmado, ¿no creen? – levantando sus pobladas cejas.


 


- Eso es bueno,  hacia tiempo que no lo veía tan contento,  a decir verdad desde que… -  comentaba el Hyuuga, el Nara hizo un gesto de desagrado por lo que esas palabras significaban.


 


- Andando – ordeno casi con reproche el Nara.


 


- Anden con cuidado y buena suerte – dijo el peligris a modo de despedida apoyado en la pared por la parte de afuera de las purtas.


 


- ¡Kakashi-sensei! – el kitsune lo abrazo con cariño,  o eso creía - ¿Viniste a despedirte? – mirando al rostro de su maestro.


 


- En parte… - mirando al Nara - Aunque también voy camino a cumplir con mi misión -  pasando sus pulgares por las mejillas del rubio - ¿Qué te parece si te acompaño hasta donde se divide el camino? – los ojos del rubio se iluminaron.


 


- ¿De verdad puedes? – la mirada de Shikamaru era aterradora ya que eso suponía varios kilómetros en compañía de su rival.


 


- ¿Qué no haría yo por mi alumno consentido? – sonriendo bajo la mascara.


 


- Ya deja eso, ¿Quieres? – haciendo una mueca de enfado y al mismo tiempo graciosa – Al final resulta que de tanto oírlo voy a terminar creyéndomelo – el peligris acaricio los cabellos rubios.


 


- Que desconfiado y terco eres – el kitsune bajo su cabeza.


 


- No es verdad, más bien pienso que soy estupido por confiar ciegamente en las personas para que el final… - el ninja copia mordió sus labios para acallar lo que su corazón sentía en esos momentos.


 


- ¿Lo dices por Sasuke? – ese nombre quemaba  su boca.


 


- No quiero hablar de eso – apretando con fuerza los tirantes de su mochila.


 


- Tienes razón, eso es historia antigua – pasando su brazo por los hombros del ojiazul.


 


- ¿Podrían caminar más rápido? – la voz imperiosa del moreno capto la atención de todos.


 


- No hay necesidad de eso,  según tengo entendido su misión es solo de reconocimiento, ¿No es así? – el Nara se detuvo.


 


- Pareces estar bien informado – dijo el moreno arrastrando las palabras.


 


- Así es,  eso forma parte de mi trabajo – medio sonriendo,  Naruto miraba de uno a otro sintiendo algo de tensión entre ellos aunque no se explicaba el porque.


 


- Sigamos entonces – con paso apresurado,  quería llegar lo antes posible al cruce para así deshacerse del peligris y ocupar su lugar al lado del rubio.


 


- ¿Disfrutas del paseo? – continuando con el mismo paso de antes y sin quitar su brazo de los hombros del kitsune.


 


- Por supuesto… aunque no debería, disfruto mucho de tu compañía – esas palabras le sonaron a gloria al peligris y a veneno al Nara.


 


- ¿Y por que no deberías? – sondeando el terreno.


 


- Si ya lo sabes, ¿Para que preguntas? – hinchando sus cachetes y volteando su rostro.


 


- ¿Otra vez con lo mismo? Por favor…– abrazándolo por la espalda ante la sorpresa de los demás y del mismo Naruto – Ya te dije el motivo… ¿Cuántas veces tengo que pedirte perdón para que me creas? – hablándole casi al oído.


 


- ¿Y a èl que le darás… una penitencia o un puñetazo? – parándose frente a ellos con cara de pocos amigos.


 


- ¿Penitencia o puñetazo? – ahora si que andaba perdido.


 


- Es solo una forma de disculpa… o más bien, es un juego – sonriendo con la mano tras su cabeza.


 


- Cierto,  es un juego entre Naruto y yo – mirando desafiantemente al peligris.


 


- Bueno… recibir un puñetazo de tu parte no es de mi agrado,  así que creo que mejor me quedare con la penitencia – mirando al kitsune e ignorando por completo al Nara - ¿Qué quieres que haga? – la cara de Shikamaru estaba verde del coraje.


 


Ahora que lo pienso… siempre desee una cosa desde que te conocí, pero… - el cuerpo del ninja copia se estremeció de pies a cabeza - no creo que aceptes hacerlo – Kakashi puso una rodilla en el suelo para estar a su altura.


 


- Haré cualquier cosa que me pidas sin protestar, pero… - poniendo una de sus manos en la mejilla del kitsune - Conste que de ahora en adelante haré lo mismo contigo – guiñándole su único ojo visible – Me dirás tu penitencia cuando regreses de la misión, ¿De acuerdo? – con su mano en el hombro del rubio.


 


- Me parece bien,  ya que lo que te pediré debe ser a solas – el corazón de Kakashi bombeaba sangre como loco haciéndole latir sus oídos hasta casi reventar.


 


- ¿Van a seguir perdiendo el tiempo? – no pudiendo aguantar más el intercambio de sonrisas y conversación entre aquellos dos.


 


- Continuemos caminando o a Shikamaru le saldrán arrugas por el enfado – en verdad estaba disfrutando de toda esa situación.


 


      La caminata continuo con Shikamaru al frente volteando de vez en cuando su cabeza para observar la animada charla y las continuas risas de Naruto y Kakashi, lo cual hacia que se le revolviera el estomago y los celos lo devoraran por completo,  seguidamente marchaban Lee y Neji que no habían abierto su boca desde que salieran de la aldea dado que la atmosfera les parecía bastante tensa y sumamente peculiar.


 


 


- ¿No te parece que Shikamaru actúa de una manera extraña? – pregunto Lee en un tono de voz que solo el ojiblanco escuchara.


 


- Hay una especie de molestia entre esos dos y parece que Naruto es el centro de todo eso – fijando su mirada en la pareja que iba delante.


 


- No entiendo – algo despistado.


 


- Al parecer a ambos les interesa Naruto – el cejudo ladeo su cabeza totalmente perdido.


 


- ¿Qué les interesa?  ¿Pero para que? – al Hyuga le dieron ganas de golpearlo por ser tan distraído.


 


- ¿El observar no es tu fuerte verdad? – con cara de paciencia.


 


- ¡Ahhh… Neji!  ¡Si lo sabes suéltalo de… ¡ - rápidamente el ojiblanco le tapo la boca con su mano agarrándolo por la espalda.


 


- ¿Quieres dejar de gritar? – apresándolo aun mas fuerte,  el moreno asintió con la cabeza.


 


- ¿Me lo vas a decir? – pegando hombro con hombro.


 


- Por lo que he podido observar desde que salimos de Konoha… - Lee no dejaba escapar ni una palabra - Puede que me equivoque, pero creo que los dos están… - el moreno casi se comía las uñas por la ansiedad.


 


- Ya dilo,  los dos están… - indicando con su mano que siguiera,  con un silencio gritado.


 


- Enamorados de Naruto… o eso creo yo – eso si que era la guinda del pastel.


 


- ¿En serio? – casi se le salen los ojos de sus orbitas por la sorpresa.


 


- Es tan solo mi opinión,  y de la que tampoco tengo pruebas concretas – el par de ojos del moreno parecían dos faros en la niebla.


 


- Oh,  el amor es algo maravilloso… - juntando sus manos como quien reza una oración - Como me gustaría que Sakura-san me demostrara así su amor – el castaño arrugo su frente con desagrado.


 


- ¿Aun sigues pensando en lo mismo? – con cara de enfado – Ella no se interesa en ti para nada – el moreno sonrió.


 


- Lo se,  pero bueno… - suspiro largo - Soñar no cuesta nada – mirando hacia el cielo.


 


- Si… tienes razón,  en ocasiones eso es lo único que nos queda – mirando de reojo al moreno.


 


 


      Más adelante se podía deslumbrar el cruce de caminos en el que el grupo de Shikamaru y Kakashi tomarían rumbos distintos,  el rostro del Nara cambio de un tremendo fastidio a una felicidad total,  ya que se desharía de su rival al menos por el momento,  el cambio no paso desapercibido por el ninja copia quien sonrió para sus adentros,  no obstante estaría muy pendiente de cada movimiento que realizara el Nara mientras el cumplía con la misión de proteger a su kitsune e intervendría de considerarlo necesario sin importar que se descubriera ante ellos.


 


 


- Bien,   aquí nos separamos… por ahora – dijo Kakashi mirando dulcemente al rubio.


 


- Ya era tiempo – murmuro el Nara.


 


- ¿Me extrañaras? – guiñando su ojo al kitsune.


 


- Bah… ¿Por qué habría de hacerlo? – con gesto de niño chiquito.


 


- No sabes mentir, pero gracias de todas maneras – revolviendo el cabello rubio.


 


- Ya vámonos – ordeno Shikamaru jalando del brazo al ojiazul alejándolo del peligris.


 


- ¡Procura no meterte en ningún problema, Naruto! – grito el peligris ya que el Nara seguía arrastrando del brazo al rubio.


 


- ¡Yo no hago eso! Rayos… – soltándose del agarre del moreno para llegar a donde Kakashi estaba parado - ¡Son los problemas los que me buscan a mi, torpe! – al terminar la frase tapo su boca con ambas manos al darse cuenta que había metido la pata.


 


- Aja,  creo que me debes una disculpa – con sus manos en la cintura.


 


- ¿Umh…? – moviendo su cabeza a los lados negando totalmente.


 


- Pensare bien si darte un puñetazo o… ponerte una penitencia – con una sonrisa que helo el cuerpo del kisune en un instante.


 


- ¿No podríamos dejarlo en empate? – sabiendo de lo que era capaz su maestro,  a veces podía llegar a ser bastante enérgico.


 


- El día que a Ero-sennin, como tú lo llamas… - poniéndolo en un aprieto - Se le quite lo pervertido – o sea,  nunca,  esa discusión la tenía perdida.


 


- ¿De casualidad no quieren un poco de té y algunos dulces para que sigan con su amena conversación? – echando chispas por los ojos.


 


- ¿Cuándo crees que volverás? – pregunto el rubio mirando atentamente a su sensei.


 


- Mas pronto de lo que piensas,  ya que… - agachándose hacia el rostro del kitsune - Tengo una penitencia que ponerte y otra que pagar – Naruto rió con nerviosismo.


 


- ¡Por eso te dije que lo dejásemos en un empate! – tratando de librarse de esa.


 


- Olvídalo,  no te dejare escapar esta vez – dándose la vuelta para marcharse – Será mejor que regreses o a Shikamaru se le reventara el hígado – el rubio cerró sus puños tratando de darse ánimos.


 


- Yo… ¡Yo no le tengo miedo a tus penitencias! – inflando sus cachetes.


 


- Deberías – volteando su rostro sin dejar de caminar.


 


- ¿Terminaste con tu reunión social? Espero – plantado a espaldas del ojiazul – A este paso anochecerá antes de que lleguemos al río – agarrándolo por la ropa y arrastrándolo de nuevo hacia el camino.


 


- ¡Ahhh,  Shikamaru ya te dije que puedo caminar solo! – pataleando sin conseguir que el otro lo soltara.


 


- No te quejes,  por tu culpa nos hemos retrasado bastante – pasando al lado de Neji y Lee que seguían sin pronunciar palabra.


 


- Shikamaru da miedo – ocultándose detrás del castaño – Siempre creí que  no había nada que lo perturbara – estrujando la camisa del ojiblanco sin darse cuenta.


 


- Yo haría lo mismo que el por alguien que… - dijo el ojiblanco tomando la mano del moreno que agarraba su ropa.


 


- ¿Tú?,  vamos… tú no eres así – mirando los ojos blancos.


 


- ¿Acaso me conoces? – todavía sujetando la mano de Lee – Solo has visto mi lado pasivo – soltando al moreno para caminar de nuevo.


 


- Neji… - viendo a la espalda del Hyuuga.


 


 


      Retomaron el camino en completo silencio pues ninguno tenia ganas de hablar,  pensar era lo único que les apetecía en esos momentos y las palabras estaban demás,  en el camino contrario al de ellos Kakashi esperaba que se alejaran lo suficiente para poder escabullirse sin que lo notaran,  anulo por completo su chakra,  cosa sencilla ya que era un ninja bastante experimentado que solo podría ser notado si así èl lo quería,  ocultando su presencia avanzó por los árboles hasta tenerlos a la vista y de ahí en adelante solo se dedico a seguirlos al tiempo que inspeccionaba el terreno por si había alguna dificultad o sorpresa.


 


 


- ¿Hasta cuando piensas tenerme agarrado, baka? – el Nara se detuvo de inmediato.


 


- Error… - jalándolo hacia si - Ésta noche quiero pescado para cenar – casi pegando su cara a la del rubio.


 


- ¿Qué…? – no entendiendo en el momento.


 


- Esa será tu penitencia – vengándose del mal rato que le había hecho pasar cuando  hablaba con Kakashi.


 


- ¡Espera un momento! – seguía sin darse cuenta - ¿Y eso por que? – abriendo grande sus ojos azules.


 


- ¿Acaso no acabas de insultarme? – Naruto abrió la boca pero no emitió sonido alguno.


 


- Bueno yo no… eso fue… – sin poder evadirse de lo antes dicho.


 


- ¡Muchachos! ¿No se les apetece pescado para la cena? – tanto Lee como Neji no sabían que contestar dadas las circunstancias – creo que  también quieren – si que estaba disfrutando hacer enfadar al kitsune.


 


- ¡Shikamaru! – grito con los cachetes rojos el ojiazul, y el Nara si que lo había conseguido.


 


- ¿Qué,  piensas retractarte? Vamos – acercándosele aun más – Me harás pensar que eres un hombre que no practica lo que predica – el ojiazul acerco su rostro casi rozando nariz con nariz.


 


- Tendrás tú pescado… te lo aseguro – serio como una tumba – Al no ser que prefieras golpearme en cuyo caso no podría asegurarte que no me defenderé – poniéndose de nuevo en marcha.


 


- Sabía que dirías eso – serrando sus ojos y sonriendo.


 


- Mala táctica Shikamaru,  nunca hagas enfadar a un zorro,  sus reacciones suelen ser… muy inesperadas – murmuraba sentado en una de las ramas de un árbol cerca de los chicos.


 


- ¿Cuánto más vas a estar parado ahí,  no se supone que tienes mucha prisa? – parece que los papeles cambiaron.


 


- Ahora serás tu el que tendrá que esperar por mi – sin moverse del sitio.


 


- Ni lo sueñes – siguiendo su camino.


 


- ¿Sabes a donde nos dirigimos? Dime – con sonrisa de autosuficiencia,  el rubio se detuvo sin voltear – Eso pensé – caminando hacia el kitsune.


 


- Esto en vez de una misión parece una guerra de enamorados – murmurando en voz baja el de cejas grandes.


 


- ¿No te parece interesante? – pregunto el Hyuuga caminando unos pasos hasta llegar al lado de la bestia verde del que se había mantenido alejado desde el comentario que le hiciera anteriormente.


 


- ¿Qué cosa? – con cierta curiosidad y al mismo tiempo precaución.


 


- El comportamiento de las personas,  difieren mucho dependiendo de la situación,  llegando a mostrar facetas para los demás desconocidas – el moreno fijo su vista en el suelo.


 


- Vaya que estas en lo cierto… - sin levantar la vista - Tú me lo demostraste hace poco,  aunque no con hechos pero si con palabras – sin atreverse a mirarle a la cara,  eso hizo sentir mal al ojiblanco.


 


- ¿Quieres golpearme o ponerme una penitencia? – deteniendo al moreno por el hombro.


 


- ¿Quieres hacer lo mismo que ellos? – con total incredulidad.


 


- Me parece un juego justo,  y además… me agrada – ahora si que lo había visto todo se dijo internamente el moreno.


 


- ¿Puedo pensarlo? – no sabiendo en realidad que hacer.


 


- Para golpearme no necesitas pensar – apretando con suavidad el hombro del otro.


 


- ¿Y quien dijo que quiero golpearte? – el castaño sonrió.


 


- Cierto,  si te pones serio no saldría bien librado – consiguiendo una sonrisa de parte de Lee.


 


- Eso no es verdad – el castaño puso su mano en la mejilla del moreno,  este se sorprendió.


 


- Créeme,  se lo que digo – los ojos de Lee se nublaron por las lagrimas que pugnaban por salir - ¿Qué te sucede? – preocupado.


 


Nada,  es solo que… - pasando las manos por sus ojos - Jamás pensé escuchar esas palabras de tu parte,  siempre me recordabas que yo nunca seria capaz de vencerte en una pelea y… - el castaño lo abrazo de improviso - ¿Neji? – la sorpresa fue total.


 


- Shsss… Naruto me enseño que muchas de las cosas que pensaba estaban equivocadas – sin soltarlo – Así que creo que la penitencia será por partida doble – el moreno asintió diciendo que estaba de acuerdo,  ambos reanudaron su marcha.


 


- Parece que tu juego tiene bastantes adeptos,  Naruto – murmuraba el ninja copia divirtiéndose con la situación y sin perder detalle.


 


 


      Ya era media tarde cuando llegaron al río como a dos kilómetros de donde se encontraba la cascada, y por ende la susodicha cueva que servia de guarida a  los esbirros de Orochimaru que fungían como espías para informarle de todo lo que en Konoha sucedía, para así saber los pasos a seguir en su retorcida ambición de desaparecerla del mapa junto con todos sus habitantes,  el grupo de ninjas más Kakashi,  claro que ellos ignoraban ese hecho,  acamparon en la ribera del río a una distancia prudencial para no ser detectados por los posibles enemigos suponiendo que en realidad la información de la Hokage fuera cierta.


 


      En un pequeño claro cerca de la orilla y flanqueado por un pequeño grupo de árboles decidieron que allí harían su campamento  para pasar la noche y empezar con la investigación al día siguiente,  el kitsune deposito su mochila al lado del tronco de un árbol y saco una manta para tenderla en el suelo para después acostarse  a descansar de la caminata.


 


 


- ¿No crees que te olvida algo? – pregunto con las manos en sus caderas el Nara.


 


- ¿Cómo que? – sin levantarse.


 


- La cena – señalando al río con su dedo.


 


- Ya voy “Y yo pensando que se le olvidaría… pero claro, después de todo estamos hablando de Shikamaru” – el Nara con una sonrisa en el rostro cruzo sus brazos.


 


- Yo buscare la leña – se ofreció el Hyuuga dejando su mochila en el suelo.


 


- Te ayudare – dijo el cejudo saliendo detrás del castaño.


 


 


      El kitsune resignadamente se quito su protector para dejarlo sobre su manta   para después seguir con su chaqueta la cual retiraba lentamente sin darse cuenta que dos pares de ojos lo observaban con deleite y muchísima atención,  la lentitud con que retiraba cada prenda hacia que los dos que  observaban pasaran saliva por sus resecas gargantas al tiempo que les hacia sentir que sus cuerpos ardían en deseos de tocar cada trozo de piel expuesta,  el rubio estaba haciendo avivar dos hogueras sin tener conocimiento de ello,  Shikamaru se le acerco y Kakashi se puso alerta,  por nada del mundo permitiría que el moreno tocara a su rubio de ojos azules,  no si podía evitarlo o que Naruto consintiera en ello,  decidió esperar a ver que pasaba.


 


 


- No deberías meterte al agua con esto puesto… - tomando el colgante que le gano a la Hokage en aquella apuesta - Podrías perderlo – la mano del moreno temblaba por querer tocar algo más que el colgante.


 


- No lo perderé… esto no – apretando el colgante en su mano.


 


- “Otra vez pensando en el Uchiha,  rayos… como desearía borrar de tu cabeza todo recuerdo sobre ese idiota” – el rubio termino de desvestirse conservando por supuesto su ropa interior verde con rayas naranja.


 


- Manos a la obra – corriendo para sumergirse en el agua – ¡KIAAAA,  esta muy fría! -  tiritando y abrazándose así mismo.


 


- Pareces un bebe - caminando por la orilla del río hacia ellos - Esto no es nada comparado a tu pelea con Gaara, ¿No es así? – sentándose en una roca frente a donde Naruto se encontraba.


 


- Con un demonio… - murmuro el Nara sorprendido y a la vez furioso por la aparición del peligris.


 


- ¡Kakashi-sensei! ¿Qué haces aquí? -  tan sorprendido como el Nara pero no enfadado como éste.


 


- Termine con mi misión y decidí darles una mano, es todo – tan natural que parecía que la actuación había formado siempre parte de su vida.


 


- Imposible… tan solo hace unas horas que nos separamos – susurro el moreno oliendo la mentira.


 


- En realidad era solo una entrega, así que fue algo rápido y sin contratiempos – Shikamaru lo miro sospechosamente – Por cierto… ¿Qué haces metido en el agua? – apoyando su barbilla en su mano.


 


- ¿Qué no es obvio? – abriendo sus brazos.


 


- ¿Obvio para quien? – el rubio echaba humo por las orejas.


 


- ¡Trato de pescar la cena! – golpeando el agua con sus manos.


 


- Lo que pescaras será un resfriado si no sales de ahí en este instante,  además… - acumulando un poco de chakra en su mano -  Hay formas mas fáciles de hacerlo – acercando su mano al agua.


 


- ¡Ahhh,  espera! – corriendo como un loco hacia la orilla.


 


      El impacto del chidori hizo que el agua se agitara con violencia haciendo que los peces saltaran fuera del río para caer en la orilla,  como si de una lluvia se tratara,   tanto el Nara como Naruto se apartaron para que los peces voladores no les cayeran encima,  y en menos de lo que canta un gallo ya tenían la cena,  cortesía de Hatake Kakashi y su técnica más espectacular.


 


- ¡¿Crees que cualquiera tiene ese método para pescar?! – agitando sus brazos ante el peligris.


 


- ¿Y me lo agradeces enfadándote? Al menos te ahorre el trabajo – dando un pequeño coscorrón en la cabeza rubia para luego ponerse  a recoger los peces,   el ojiazul se sentó en la roca abrazándose las piernas con sus brazos.


 


      El peligris dejo los peces al lado de las piedras que el Nara había preparado para la fogata,  y después de lavar sus manos se dirigió donde el ojiazul tenía su mochila,  tomo la manta del suelo, se acerco al kitsune y lo cubrió con ella junto con sus brazos.


 


- Será mejor que te quites la ropa mojada – refiriéndose a la ropa interior del rubio, luego froto el cuerpo del kitsune por arriba de la manta - No quiero que te resfríes – las caricias iban y venían sobre la tela haciendo que el cuerpo del ojiazul se sintiera muy bien,  demasiado bien - ¿Tienes para cambiarte? – sin dejar las caricias.


 


- Siempre salgo con un par extra… por si acaso – hiendo hacia donde estaba su mochila con Kakashi tras  él.


 


- Chico prevenido vale por dos – el rubio saco su par extra y una  toalla pequeña – Permíteme ayudarte – el peligris tomo la prenda y suavemente comenzó a secar el cabello de su sueño imposible,  en el que pondría todo su empeño y voluntad para que dejara de ser un sueño, y mucho menos un imposible.


 


- ¿Kakashi-sensei? – el aludido levanto su mano para saludar a los recién llegados,  el ojiblanco miro hacia Shikamaru.


 


- Después te lo explico – dijo el moreno haciendo un ademán con la mano.


 


- ¡Hasta que por fin llegaron,  me estoy muriendo de hambre! – reclamo el ojiazul.


 


- Tuvimos que ir algo lejos,  no había mucha leña seca por aquí que digamos – explicaba el cejas pobladas prendiendo el fuego.


 


 


      Oscurecía cuando todos se sentaron a disfrutar de la cena sin conversación de por medio,  las miradas que Shikamaru y Kakashi se lanzaban con intención o sin ella hacían que el ambiente se tornara tenso y algo incomodo,  los ojos del kitsune viajaban de uno al otro si entender el porque de ese comportamiento por parte de ambos,  pero fuera lo que fuera no le agradaba para nada,  le incomodaba que la gente a su alrededor estuviera enfadada fuera cual fuera el motivo,  eso no era divertido.


 


      Terminada la comida, Lee recogió los desechos  y los enterró ya que siendo orgánicos serian un buen abono para la tierra,  seguidamente apagaron el fuego ya que tampoco era conveniente debido a que siendo casi noche llamaría mas la atención de posibles observadores,  cada quien preparo lo que seria su sitio de descanso, no obstante fijándose primero donde lo haría la persona de su interés,  el ninja copia tan solo se sentó al lado de un árbol donde apoyo su espalda como era su costumbre.


 


 


- ¿Te quedaras ahí? – pregunto el rubio sentado sobre su manta.


 


- Bueno,  como la misión era corta no vi la necesidad de traer equipo adicional – rascándose la cabeza.


 


- Si quieres puedes quedarte conmigo - volteando su rostro casi arrepentido de lo que acababa de decir,  ni modo,  ya lo había dicho - Pensándolo bien no hay mucho espacio y… -  el peligris se sentó a su lado.


 


- No importa - mirando a los ojos azules - Me las arreglare – pegando su cuerpo al del kitsune.


 


- Que molesto – comento el moreno caminando hacia el río.


 


- ¿Shikamaru? – llamo el ojiazul, el Nara continuo caminando.


 


- Voy a respirar aire fresco - girando su cabeza para mirar a Kakashi -  El ambiente por aquí se torno algo pesado – siguiendo su camino.


 


- ¿Pero que le pasa? – caminando para alcanzar al moreno,  Kakashi los vio perderse en la oscuridad.


 


- Todo este asunto se esta poniendo intenso en verdad – comento Lee, hablando  para que solo Neji lo escuchara.


 


- Eso lo hace más interesante, ¿No te parece? – el moreno  se le quedo mirando.


 


- Cualquiera que te oyera pensaría que estas disfrutando todo esto – los ojos del castaño miraban en dirección por la que  el Nara y el kitsune habían desaparecido.


 


- Solo trato de ponerme en su lugar – el moreno se sentía confundido.


 


- ¿Para que,  en que podría afectarte a ti toda esta situación? – deseando que el castaño le aclarara todo el asunto.


 


- Algún día te lo diré – el moreno lo dejo hasta ahí,  sabia perfectamente que no podría sacarle nada mas al menos que el ojiblanco quisiera hablar por su propio deseo ya que su carácter era bastante complicado.


 


- Ese Shikamaru me va a oír… - mascullando entre dientes y mirando a su alrededor - ¿Pero que se cree? Rayos  – quedando inmóvil sin poder dar un paso más - ¿Qué pasa? – tratando de moverse.


 


- ¿Me estabas buscando? Aquí estoy – saliendo a la luz de la luna frente al rubio – Y ahora te tengo atrapado – efectivamente había usado su atadura de sombras para mantener quieto al kitsune.


 


- Esto no es gracioso – con voz suave y sin enfado alguno.


 


- ¿Lo seria de haber sido Kakashi quien lo hiciera? – llenando de celos el aire a su alrededor.


 


Naruto: ¡ya esta bien de todo esto!  ¿Qué es lo que sucede entre ustedes dos…? - con cierta tristeza en la mirada - ¿Por qué esa manera de tratarse,  cual es el motivo? – el Nara camino hacia el rubio, por lo cual Naruto tuvo que hacer lo mismo ya que seguía bajo la técnica del moreno.


 


- ¿El motivo? El más importante… – muy cerca del cuerpo del rubio –  Muy bien, te lo diré… Kakashi esta interesado en algo que yo también quiero – tan cerca que sus alientos se mezclaban.


 


- ¿Qué puede ser tan valioso para que se comporten así? – deseando más que nunca saber de que se trataba.


 


- ¿Aun no te lo ha dicho? – ladeando su cabeza y desasiendo su técnica.


 


- ¿Decirme que? ¡Déjate de adivinanzas y habla claro de una vez! – ahora si que su serenidad se había ido al traste.


 


- Hazle a él la misma pregunta,  puede que te la conteste – los puños del kitsune se apretaron con coraje.


 


- ¿Por qué no me lo dices tú? – con ganas de golpearlo.


 


- Seria jugar con ventaja y aunque no me gusta lo complicado si me gusta lo que es justo – sentándose en la tan mencionada roca.


 


- ¡¿A que clase de juego te refieres,  hay algo de lo que debería estar enterado?! – agarrándolo por el cuello de la camisa.


 


- Como te dije antes,  pregúntaselo a tu sensei – en tono neutro.


 


-  ¡Claro que lo haré,  le sacare a él lo que no pude conseguir de ti! – dirigiéndose al campamento a toda prisa,  Shikamaru sonrió mientras lo veía alejarse.


 


 


      Aunque no estaba seguro de que el ninja copia respondiera a todas las interrogantes que sin duda Naruto le expondría sentía un fresquito por dentro al dejar al peligris con el problema presente,  por una parte deseaba que el kitsune estuviera al tanto de la situación y por otro lado temía el cambio de actitud del rubio para con su persona al enterarse de todo,  cambio que afrontaría con decisión y sin dar un solo paso atrás…


 


 


 


Continuara…


 


 


 


 


Capitulo    3-         Un amargo aderezo


 


 


 


- ¿No puedes dormir? – interrogo el ojiblanco viendo al moreno dar vueltas en su manta.


 


- Es culpa del frió… en estas ocasiones es cuando mas me gustaría tener una pareja – riéndose de si mismo,  sin embargo al moreno no le hizo nada de gracia.


 


- ¿Por qué? – mirando la espalda del moreno unos pasos mas allá de donde se encontraba.


 


Pienso que debe ser agradable estar entre los brazos de alguien que te ame y te de su calor… al menos eso creo – enroscándose hasta casi tocar su frente con las rodillas.


 


- ¡Kakashi-sensei! – El rubio caminaba dando la impresión de que se llevaría por delante cualquier cosa que se le atravesara - ¡Necesito hablar contigo! – agarrando al mayor del chaleco verde y tratando de arrastrarlo hacia el bosque,  lógico que no pudo.


 


- ¿Quieres dejar de intentar arrastrarme y decirme que es lo que te pasa? – levantándose y sacudiéndose la ropa,  el rubio lo miro atravesado y con su cabeza le indico que lo siguiera – Esta bien,  después de ti – señalándole con la mano al frente para que caminara delante de él.


 


- Parece que las cosas se complican – comento el castaño dada la presente acción del ojiazul,  el moreno se levanto de su sitio.


 


- Si,  igual que esas novelas románticas en las que no se sabe quien se queda con quien hasta el final – caminando unos pasos.


 


- ¿Qué vas hacer? – pregunto el Hyuuga mientras el moreno se agachaba.


 


- Tenía pensado hacer unas cuantas lagartijas para que mi cuerpo entre en calor – comenzando a hacer su rutina.


 


- Eso no te servirá de nada, después tu cuerpo volverá a enfriarse – al escucharlo, frustrado el moreno se sentó en el suelo.


 


- ¿Entonces que me recomiendas, Neji? ¡Odio el frío! -  con cara de osito de peluche o al menos eso le pareció al ojiblanco.


 


- A veces puedes llegar a ser bastante infantil – acercándose con su manta en la mano hasta el moreno – Ven conmigo – agarrándolo por el brazo para ir un poco mas allá de donde antes se encontraban en dirección al río – Cuando llegamos aquí creo haber visto… ahí esta – señalando un gran tronco de árbol seco y  hueco.


 


- Pero eso… - el ojiblanco acomodo las mantas una pegada a la otra y se recostó en una de ellas.


 


- Ven, acercate – estirando su brazo con la  mano abierta en una clara invitación, el moreno dudo en acercarse o no - ¿Quieres que se te quite el frío… cierto? – Lee solo lo miraba - ¿Tanto te desagrado que no quieres compartir el mismo espacio conmigo? – sintiendo como si le estrujaran el corazón.


 


- Ahora tú eres el infantil – acostándose en la otra manta – Gracias por preocuparte por mí… Neji – dándole la espalda al castaño pues se sentía extraño al estar casi pegado al cuerpo del otro.


 


      Ya habían pasado unos minutos desde que ambos se acomodaran en su improvisado refugio y Lee aun no dejaba de temblar,  era poco el espacio que había entre ambos ninjas,  lo que no parecía servir de mucho ya que aun así   el moreno sentía el frío de la noche recorrer su cuerpo por completo,  el castaño no pudo aguantar más.


 


- ¿Qué haces? – sorprendido por la acción del moreno.


 


 - Le pongo remedio a tu problema – abrazándolo por la espalda y pegando su cuerpo totalmente al de Lee – Así ya no sentirás frío… ni yo tampoco – hablándole al oído al ahora desconcertado moreno.


 


- G-Gracias… “¿Qué es lo que me pasa? A pesar de que ya no siento frío mi cuerpo sigue temblando – sintiendo la respiración del ojiblanco en su cuello – Su contacto es tan calido… siento como si estuviera en los brazos de la persona que me ama – el ultimo pensamiento le hizo agitar su cabeza en una completa negación - ¿Pero que es lo que estoy pensando? Tan solo es… Neji, mi compañero de equipo” – el castaño sintió que algo no estaba bien.


 


- ¿Y ahora que te sucede? – Lee aparto el brazo del moreno para levantarse.


 


- Nada,  solo voy a… tu sabes – internándose en el bosque del lado contrario al de Naruto y Kakashi,  el castaño no convencido de las palabras de Lee activo su Byakugan para poder observarlo.


 


- ¿Qué es lo que haces, Lee? – en un murmullo mientras lo veía ir de aquí para allá y viceversa como león enjaulado mientras hablaba consigo mismo a la vez que agitaba sus brazos negando quien sabe que.


 


- ¿Dónde están los demás? – volviendo,  y que,  de su paseo.


 


- ¿De quien quieres saber primeo? Quías… – el Nara arrugo su frente – Naruto… - despertando la curiosidad del Nara,  cosa que no paso desapercibida para el ojiblanco.


 


- ¿Qué pasa con él? – en tono demandante.


 


- Tú debes saberlo mejor que nadie – mirando los ojos negros del Nara.


 


¿Por qué el comentario… que es lo que sabes? – aunque tenia sus sospechas.


 


- Solo lo obvio, ni siquiera te molestas en ocultarlo – Shikamaru bajo su cabeza – No es algo que me concierna, pero… si lo quieres de verdad lucha hasta el final – el Nara sonrió.


 


- ¿Lo dices por propia experiencia? – el ojiblanco lo miro fijamente,


 


- Apenas estoy comenzando – con la seguridad de conseguir lo que quería.


 


- Te deseo suerte – dijo Shikamaru empezando a alejarse.


 


- ¿Suerte para que? – pregunto Lee caminando hacia ellos y abrazándose así mismo,  el frío seguía haciendo mella en su cuerpo.


 


- Nada en especial… es hora de dormir,  mañana nos espera un día pesado – hiendo hacia el sitio en donde estaba su mochila y manta.


 


Pero Naruto y Kakashi-sensei todavía no regresan – Shikamaru se detuvo un momento para luego seguir caminando sin decir nada.


 


- Tardaste mucho – reclamo el ojiblanco a espaldas del moreno.


 


- ¿Eh?  Bueno yo… “Demonios… ya comencé a temblar de nuevo,  es una soberana estupidez que me sienta así con Neji – haciendo sus propias hipótesis – A mi me gusta Sakura-san aunque… con ella nunca me sentí de esta manera… es extraño,  conozco a Neji desde hace mucho tiempo y aunque tengo que admitir que siempre me ha gustado estar junto a él… nunca antes había sentido esto,  cielos creo que me esta comenzando a dar dolor de cabeza” – y no era para menos,  la confusión que reinaba en su mente no era sencilla para un chico tan simple como Lee.


 


- ¿Vas a venir de una vez o es que intentas dormir de pie? Aunque en ti no seria extraño – acomodándose en su lugar,  y no seria la primera vez ya que podía dormir hasta corriendo,  chico raro.


 


- No si no quiero amanecer convertido en una paleta helada – recostándose al lado del que ahora llenaba su mente de confusión,  de nuevo el castaño lo rodeo con sus brazos y pego su cuerpo al suyo.


 


- Trata de dormir un poco – con voz tan suave que el moreno se le erizo la piel.


 


- Lo intentare… buenas noches, Neji – algo tembloroso.


 


- De seguro la tendré,  que no te quepa duda de ello – acercando su rostro al cuello del moreno pero sin tocarlo.


 


 


      Shikamaru los observaba desde su posición casi sintiendo envidia por el ojiblanco, ya que finalmente se había dado cuenta de que su proceder para con Lee iba mas allá de un simple compañerismo,  los minutos pasaban y no había rastro de Naruto ni de Kakashi lo que hacia que el animo del Nara estuviera por los suelos,  imágenes impropias pasaban por su cabeza mientras que su sangre hervía de rabia y celos,  en un arrebato tomo la manta y se oculto bajo ella cubriéndose hasta la cabeza,  y aunque sabia que no podría dormir hasta que ellos aparecieran al menos intentaría disipar su enojo evadiéndose por un rato de la situación.


 


 


- ¿Hacia donde más piensas llegar? – deteniéndose – Si querías que te acompañara a dar un paseo solo tenias que pedirlo – el rubio giro rápidamente su cuerpo para encararlo con expresión de pocos amigos.


 


- ¡Déjate de tonterías y dime ahora mismo…! ¿Qué clase de estupido juego se traen conmigo tú y Shikamaru? Habla…– acortando los pasos que había entre ellos - ¡Y no me salgas con eso de que no sabes de que estoy hablando para evitar contestarme! – con las vena exaltada en su frente,  el peligris lo miro por un momento y suspiro.


 


- Pues creo que vas ha tener que conformarte con eso porque en realidad no se a que juego te refieres – rascando su cabeza.


 


- ¡Kakashi-sensei! – rojo como un tomate por el enfado.


 


- Es inútil que te enfades conmigo por algo que tú solo imaginas, ¿Cierto? – poniendo sus manos en los hombros del rubio.


 


- ¿Qué es eso de que hay algo que te interesa y que el también quiere? – al parecer no se conformaría con las evasivas de su maestro - ¿Qué es tan importante que los hace actuar de esa manera tan extraña? – por primera vez el peligris no sabia que contestar.


 


- Bueno,  veras… - intentando salirse del atolladero en el que se encontraba.


 


- ¿Es… es por una mujer? – sintiendo una punzada como si le hubieran clavado un kunai en la espalda.


 


- Ummh… algo parecido – retrocediendo unos pasos hasta apoyarse, con sus brazos cruzados y su ojo visible serrado, en uno de los  árboles.


 


- Algo parecido… - bajando la cabeza - ¿Entones quieres decir que se trata de… un hombre? – preguntando en un impulso desconocido.


 


-  … - sin contestación por parte del peligris, al tiempo que apretó inconscientemente sus dedos en sus brazos.


 


- Parece que acerté - no sabia porque pero dolía,  dolía mucho - ¿Y eso que tiene que ver conmigo? – acercándose al peligris,  este se sentó calmadamente y miro a los ojos azules tratando de encontrar algo que decir para calmar la situación al menos por ahora.


 


- Naruto… ¿Alguna vez has tratado de ensayar alguna situación apoyándote en otros? – el rubio se sintió mas confundido que antes.


 


- No entiendo a que te refieres… - el ninja copia lo agarro del brazo e hizo que se sentara a su lado.


 


- ¿Por qué peleabas con Sasuke todo el tiempo? – el kitsune bajo su mirada pensativo.


 


- Es que yo… - el peligris paso su brazo por los hombros del ojiazul.


 


- Lo hacías para probarte a ti mismo que podías llegar a ser más fuerte que él ¿Estoy en lo cierto? – sonriendo, un razonamiento paso velozmente por la mente del rubio.


 


¿Quiere decir que ustedes… - agarrando con el rostro contraído el chaleco verde de su sensei -  ¿Me han estado usando como sujeto de prueba? – echando chispas por los ojos.


 


- ¿No hacías lo mismo con Sasuke? – el kitsune soltó con desgana el chaleco del peligris.


 


- No es igual… yo solo quería… – Kakashi lo acerco a el como diciendo que todo estaba bien.


 


- Y hablando de otra cosa… - poniendo su rostro cerca del oído del rubio -  Me debes una penitencia, ¿Lo olvidaste? – el kitsune se puso a temblar y encogió un poco su cuerpo.


 


- ¿Y a que viene eso ahora? – pensando en que se le ocurriría a Kakashi ponerle como penitencia,  conociéndolo sabia que tenia que ser algo bastante duro de realizar.


 


- Cualquier momento es bueno, ¿No lo crees? – el ojiazul comenzó a sudar a pesar de lo fría que estaba la noche.


 


- ¿Qué será entonces,  correr,  hacer lagartijas… o una pelea? – haciéndose el fuerte por fuera pero tambaleándose por dentro.


 


- Algo mucho más simple,  solo quiero… besarte – al kitsune casi se le cae la mandíbula al suelo de tanto abrir la boca.


 


Naruto: ¿Qué… que te deje besarme, dijiste? Sensei… – no pudiendo creer lo que acababa de escuchar - ¿Es en serio? – para confirmar que había escuchado bien.


 


- Así es,  quiero besarte – acercándose muy decidido al ojiazul.


 


- Prefiero el puñetazo – con el cuerpo del peligris casi sobre el suyo.


 


- Lastima… soy yo el que decide, “Al fin tendré la oportunidad de probar el sabor de tu boca” – casi rozando los labios rosados del kitsune.


 


- Espera… - empujando un poco con sus manos a Kakashi - Esto me parece exagerado – completamente agitado por lo íntimo de la situación.


 


- No,  tan solo es algo que no hacemos por desagrado o por vergüenza… por eso se le llama penitencia, ¿Entiendes? – agarrando la barbilla del menor.


 


- Conste que después no podrás quejarte de lo que pueda obligarte hacer cuando te diga mi penitencia, Kakashi-sensei – serrando sus ojos.


 


 


      Kakashi poso sus labios con suma suavidad y lentitud en los temblorosos del rubio,  ya que quería deleitarse con ellos el mayor tiempo posible,  el ojiazul por un momento pensó en apartarse pero sus labios permanecían pegados sin poder evitarlo a los del ninja copia,   tal vez fuera porque jamás en su vida había sentido algo tan dulce y placentero a la vez, y eso le agradaba en demasía,  Kakashi no pudo evitar dejarse llevar por el deseo y amor que sentía por el kisune y dejo que sus manos atrajeran aun mas el cuerpo del menor pegándolo totalmente al suyo  en un abrazo fuerte pero calido,  Naruto sentía que su cuerpo ardía en los brazos de su sensei,  y sin darse cuenta abrió su boca en busca de mas contacto, lo que el mayor aprovechó para probar el verdadero sabor de su pequeño zorro,  un momento después de un empujón el kitsune aparto al peligris al recordar parte de la conversación que habían sostenido momentos antes,  tres palabras vinieron a su mente como si un martillo destrozara su cabeza “sujeto de prueba” lo que fue aun más doloroso que una simple mentira.


 


 


- Es suficiente – quitándose los brazos en los que aun estaba envuelto para volver con los demás - ¡Búsquense otro muñeco con el cual practicar por que a mi no volverán a tocarme ninguno de los dos! – corriendo por el bosque sin mirar a donde.


 


- ¡Demonios! – golpeando el árbol junto a él y haciéndolo pedazos,  la rabia consigo mismo era descomunal – Naruto… - dejándose caer al suelo de rodillas – Tengo que arreglar esto,  decirle la verdad, y tal vez él pueda… - respirando hondamente para poder calmarse antes de regresar al campamento.


 


 


      El pequeño zorro seguía corriendo sin detenerse a la vez que las lágrimas recorrían su rostro tanto por la rabia como por el hecho de ser usado por aquellos dos,  pero la realidad era que había algo más,  aun desconocido para el,  molestándolo severamente y haciendo que sintiera un dolor en el pecho que nunca antes había conocido,  así mismo pensó que podía ser por la perdida de alguien importante pero al mismo tiempo se desdijo de esto puesto que no sintió lo mismo cuando Sasuke se marcho,  lo de Kakashi era un dolor diferente el cual no entendía a pesar de que lo hacia sufrir independientemente de que lo entendiera o no,  se detuvo a tomar aire ya que estaba exhausto por la loca carrera  que llevaba.


 


 


- No me equivoque… sabia que era tu chakra el que sentí – el rubio quedo completamente petrificado al escuchar aquella voz,  miro hacia los lados buscando a la persona que tiempo atrás consideraba como a un amigo muy querido.


 


- ¿Sasuke? – aun no creyendo que estaba allí en realidad.


 


- Tiempo sin verte, uzuratonkachi – saltando delante de el desde la rama de un árbol,  azul y negro se encontraron frente a frente.


 


- ¿No estas lejos de tu amo y dueño? Porque decirle señor le quedaría grande – el moreno lo miro intensamente,  ciertamente se encontraba lejos de los limites del país de fuego y a un día de distancia de la aldea de Konoha.


 


- ¿Y tú? – acercándose un poco más,  a lo que el kitsune dio un paso atrás.


 


- Yo no tengo dueño – otro paso atrás y el moreno otro adelante.


 


- ¿Qué sucede,  acaso me temes? – otro paso adelante,  esto ya parecía un juego.


 


- Considerando que la última vez que nos vimos quisiste matarme… yo diría que soy precavido – no pudiendo retroceder más por culpa de un árbol mal atravesado, diría yo.


 


- No quería matarte,  yo solo… - desviando un poco la mirada del rostro del kisune.


 


- Pues lo disimulabas bastante bien,  ahora… ¿Además de desleal te has vuelto mentiroso? – clavando su mirada en el azabache.


 


- No lo entenderías – suavizando la mirada.


 


- Por supuesto… siempre me consideraste un baka – con marcado reproche - ¿Que haces aquí?  ¿O es que tu dueño es tan generoso que deja salir a pasear libremente a su mascota? – el ojinegro hizo un gesto de enfado.


 


- Hago lo que quiero y en cuanto a lo que dijiste antes… - apoyando su mano en el dichoso árbol al lado de la cabeza del kitsune - Yo diría que no es cierto – sonriendo de medio lado.


 


- ¿Qué parte? – tratando de hacerse a un lado pero el azabache le serró el paso.


 


- Eso de que no tienes dueño,  porque déjame decirte… que si lo tienes – susurrando las últimas palabras cerca del rostro del rubio.


 


- ¿Y quien es según tú?  ¿Orochimaru, por ejemplo? – ganando confianza a cada minuto que pasaba.


 


 


      Mientras tanto el peligris llegaba a donde estaban los otros con sus manos en los bolsillo y una expresión melancólica,  o eso parecía en lo poco que mostraba su mascara,  el Nara bajo la manta a la altura de sus ojos cuando lo escucho llegar y lo observo  fijándose  en un detalle muy importante el cual no podía pasar por alto.


 


 


- ¿Dónde esta Naruto? Se supone que andaba contigo, ¿No es así? – echando a un lado la manta y levantándose de inmediato.


 


- ¿No ha llegado aun? Ya debería estar aquí,  hace rato que regreso… al menos eso creo – empezando a preocuparse.


 


- ¡¿De que rayos hablas?! – acercándose totalmente furioso al  peligris.


 


- ¡Demonios! “¿Dónde te metiste Naruto,   porque no has regresado todavía? Me precipite demasiado al pedirte ese beso… si te sucede algo será mi culpa,  por favor mi amor déjame sentir tu chakra para poder encontrarte” - corriendo a tanta velocidad que Shikamaru fue incapaz de alcanzarlo dentro del bosque por más que se esforzara,  y como si de un milagro se tratara el chakra del kitsune llego al peligris – Por aquí… - cambiando de dirección y anulando su propio chakra al sentir un mal presentimiento,  nadie era mejor en eso que él.


 


- Soy yo… tu dueño – tomando la barbilla del ojiazul con su mano.


 


- Vaya… otro que cree tener derecho de hacer conmigo lo que le plazca – mientras movía negativamente con su cabeza,  el Uchiha arrugo su frente.


 


- ¿Otro más? – apretando sus dientes.


 


- A este paso voy a terminar creyendo que me he vuelto bastante popular sin haber levantado ni un solo dedo para eso, quizás tengo un don especial en atraer personas que desean experimentar conmigo,  o mejor dicho… con mi cuerpo – las últimas palabras le supieron amargas.


 


- ¿Qué alguien desea… quien es? – era algo que no iba a permitir.


 


- Eso no te incumbe – el Uchiha se quedo pensativo,  momento que aprovecho el kitsune para salirse del encierro en el que los brazos del moreno lo tenían – Adiós Sasuke… esta será la ultima vez que te lo diga – intentando escapar.


 


- ¡No te iras! – sujetándolo con sus brazos por la espalda.


 


- Miren nada mas a quien tenemos aquí,  tiempo sin verte… Sasuke – caminando con una aparente calma que no sentía en realidad,  y menos viendo la forma en que el azabache sujetaba a su rubio.


 


- ¡Kakashi-sensei! – el corazón del ojiazul empezó a latir a millón.


 


- Disculpen si  interrumpí su conversación,  y Sasuke… ¿Podrías soltar a Naruto? – forzando una media sonrisa y apretando sus puños dentro de sus bolsillos,  el azabache lo miro un momento y luego soltó al kitsune.


 


- ¿Por qué estas aquí? Era una conversación privada – parado tras el rubio y con mirada de suspicacia.


 


- ¿Qué que hago aquí? Deberías saber mejor que nadie que siempre he cuidado de todos ustedes,  y Naruto sigue siendo mi… alumno – acercándose al rubio.


 


- Eso no contesta mi pregunta de porque estas aquí,  y más bien me da el motivo por el que viniste – el ninja copia agarro del brazo al ojiazul para apartarlo del Uchiha y ponerlo a su lado.


 


- Ahora te hare a ti la misma pregunta, ¿Qué haces aquí? – el azabache desvió su mirada del peligris para centrarla en el rubio.


 


- Vine a buscar a Naruto – al escuchar esas palabras el ojiazul se abrazo con fuerza a la cintura del peligris y hundió su cara en el pecho de éste.


 


- Naruto… - sintiéndose feliz a pesar de saber que lo hacia para buscar protección mas que por lo que él deseaba.


 


- Quiero que vengas conmigo, Naruto… me perteneces – estirando su mano.


 


- ¿Qué fue lo que dijiste? – poniendo en cada palabra todo el resentimiento que sentía por el Uchiha.


 


 


      Tanto Shikamaru como Kakashi se quedaron de una pieza al escuchar esas palabras,  palabras que fueron dichas por el azabache con tanta firmeza y convicción que encendieron la sangre de los otros dos enamorados,  y ahora rivales,  el peligris abrazo con firmeza y signos de pertenencia al kitsune, lo cual despertó sospechas en el Uchiha,  el rubio levanto su cabeza para mirar a su sensei  que le dedicaba una sonrisa.


 


 


- ¿Kakashi-sensei? – esperando como siempre que su maestro lo aconsejara para esta situación que más que peligrosa le parecía ridícula.


 


- Tranquilo… no pasa nada – agachándose delante del rubio.


 


- ¡¿Crees que voy a dejar que te lo lleves así nada más?! – grito el Nara, la ira salía por todos sus poros.


 


- ¿Dejarme? Hablas de como si te perteneciera,  además esto no te concierne… es su decisión – empezando a molestarse por la actitud de aquellos dos.


 


      El ojiazul seguía sin decir una palabra a todo lo que estaba pasando,  le enfadaba la manera de proceder del azabache y hubiera preferido no volverlo a ver nunca más, pero en su corazón comenzaron a fluir antiguos sentimientos que estaban dormidos y que al mismo tiempo le causaban dolor al recordar escenas de un pasado no tan lejano,  cerro sus ojos tratando de ordenar sentimientos viejos y nuevos para poder estar claro en lo que debía decidir.


 


 


- Escúchame, Naruto,  lo que dice Sasuke es verdad solo tú puedes decidir que hacer… - llorando por dentro,  y hubiera preferido cortarse la lengua antes que decir esas palabras, pero ante todo quería la felicidad de su rubio y por eso lo dejaría decidir,  el rostro del kitsune se entristeció y a sus ojos acudieron las lagrimas,  dio un paso atrás.


 


- Hubiera preferido… - con vos entrecortada por el llanto - Hubiera preferido escuchar otra cosa de ti – retrocediendo hasta colocarse en el centro de los tres,  alzo su rostro húmedo y sus brazos a los lados - ¡Mírenme bien porque será la última vez que me verán! – la rabia el dolor y la decepción hicieron presa de su animo haciendo que su cuerpo expulsara el chakra rojo del Kiuubi y dando un poderoso salto desapareció de sus vistas.


 


- ¡Narutoooo! – grito con desesperación el peligris y acompañado por los otros dos.


 


 


      La situación más que complicarse parecía desesperada,  el peligris sabia de lo que era capaz su zorro, al igual que el azabache, cuando estaba en ese estado,  el único que estaba rezagado en cuanto a la relación de Naruto con el Kiuubi era Shikamaru,  el cual no podía creer lo que sus ojos habían visto,  Kakashi no había perdido ni un segundo en perseguir al ojiazul aun sabiendo que tendría que esforzarse al máximo para poder alcanzarlo,  en esa situación la velocidad,  poder y resistencia que poseía el kitsune no lo haría una tarea fácil,  pero aunque su cuerpo desfalleciera,  sus pulmones reventaran o su corazón se detuviera lo seguiría aun cuando fuera hasta el  propio infierno…


 


 


 


Continuara…


 


 


 


Capitulo     4-     Promesas Cumplidas


 


 


 


 


- ¿Es que soy tan poca cosa como para que nadie tome en cuenta mis propios sentimientos? – de rodillas y con sus manos apoyadas en el suelo mientras trataba de llenar sus pulmones de aire – Tengo que alejarme, pero no quiero irme… - su rostro empapado por el llanto demostraba la gran tristeza que su corazón sentía - En Konoha esta todo lo que amo y sueño… también lo que me martiriza y confunde – dejándose caer en la hierba y contemplando el cielo.


 


- No hay nada mejor que encontrar aquello que uno desea cuando no lo estas buscando – al kisune se le erizo la piel al escuchar aquella voz ya conocida para el.


 


- Por Kamisama… otro para añadir a la lista de admiradores – ironizo sentándose con apatía en su rostro – Aunque creo que de todos eres el más sincero – el Uchiha mayor salio a la vista del rubio.


 


- Luces bastante desanimado – parándose a unos metros del kitsune.


 


- ¿Te parece? – el moreno lo observaba detenidamente sintiendo que ese no era el Naruto que se enfrentaba a lo que fuera aun sabiendo que no tenia oportunidad de ganar.


 


- Me ahorraste el trabajo de ir a buscarte – acercándose unos pasos más - ¿No piensas escapar o defenderte? – al parecer el rubio no pensaba hacer ni una cosa ni la otra.


 


- No habría ninguna diferencia… ¿O si? - volviendo a dejarse caer en la hierba -  Eres el único del que se realmente lo que quiere de mi – el moreno estaba cada vez mas intrigado por el inusual comportamiento del ojiazul.


 


- ¿Y que es lo que quiero según tú? – Agachándose junto al ojiazul - ¿Llevarte conmigo,  hacerte mió,  matarte? – el pequeño zorro miro con sorpresa los ojos negros por la pequeña variación en lo que creía que el Uchiha quería de el.


 


- Entonces te sugiero que hagas fila detrás de tu hermano – apartando la mirada del rostro del moreno.


 


- No lo culpo,  en verdad siempre me pareciste hermoso, pero… - sujetando las manos del rubio y recostándose sobre él -  Nunca me gusto ser el segundo en nada – hasta ahí llego la apatía de Naruto al darse cuenta de lo que el moreno intentaba.


 


- ¡No,  suéltame! – revolviéndose como un gusano en un alzuelo,  lo que excitaba aun más al mayor de los Uchiha.


 


- El pánico en tu rostro te hace ver más deseable – tratando de besarlo,   cosa que no pudo ya que el kitsune movía con desesperación su cabeza de un lado al otro.


 


¡No quiero!  Déjame ya… solo él puede… - forcejeando con todas sus fuerzas.


 


- ¿Él… acaso te reservas para alguien? – sujetando con una mano los brazos del kitsune  y su barbilla con la otra.


 


- ¡Quítale las manos de encima Itachi! – el que acostumbraba hacerse esperar ahora bendecía el haber llegar a tiempo.


 


- Eres muy inoportuno, ¿Lo sabias? – levantándose de sobre el kitsune y atrayéndolo junto con él – Estábamos en algo sumamente importante – con un brazo rodeando el pecho del rubio y  con la otra sujetando su cuello por la garganta.


 


- Te dije… - mientras  acumulaba energía en su mano - … que lo dejaras quieto – el moreno  miro por un momento al ninja copia antes de empujar al kitsune hacia delante.


 


- No tiene caso pelear por algo que será mió tarde o temprano – dándose la vuelta y caminando hacia el bosque.


 


- ¡No,  si yo puedo evitarlo! – amenazo el Hatake, el Uchiha solo levanto su  puño serrado en respuesta.


 


- Gracias Kakashi-sensei – caminando en dirección opuesta.


 


- ¿A dónde vas Naruto? – el rubio no se detuvo.


 


- Me marcho – el peligris apretó sus puños.


 


- ¿Y crees que voy a dejarte hacer eso?  – esas palabras si lo detuvieron.


 


- Tendrás que pelear conmigo si quieres detenerme – fijando la mirada en su maestro.


 


- Si así lo quieres esta bien para mí… - acercándose unos pasos - Pero te advierto que hare lo que sea para detenerte – destapando su ojo del sharingan.


 


- ¿No me digas que estas enfadado por que tu conejillo de india ya no quiere serlo mas? Tú y Shikamaru tendrán que buscarse a otro idiota con quien practicar – aguándosele los ojos de nuevo.


 


- Solo no quería que te marcharas… sin antes darte la sorpresa que te había prometido – acercándose lentamente para después en un movimiento rápido aparecerse a espaldas del ojiazul y sujetarlo en un abrazo muy fuerte.


 


- Eres un tramposo – girando su cabeza para mirar al peligris.


 


- Creo haberte enseñado que un ninja jamás debe bajar la guardia, ¿Lo recuerdas? – hablándole al oído y con un deseo inmenso por besar aquella boca rosa de nuevo y perderse en ella.


 


- También recuerdo cuando dijiste que jamás dejarías que nadie nos lastimara, ¿Cierto? – dándose vuelta dentro de los brazos del peligris para mirarlo de frente.


 


- Tienes razón… y es lo que he estado haciendo desde que te conocí – tomando la barbilla del rubio – Sabia que eras especial como también sabia, antes de ser tu maestro,  que el Kiuubi estaba sellado dentro de ti  – el pequeño zorro estaba sorprendido por las palabras de su sensei.


 


- ¿Y cuando pensabas decírmelo? – sintiéndose un poco traicionado por el silencio del peligris.


 


- Eras demasiado joven para saberlo,  y además era mejor que lo descubrieras por ti mismo – el ojiazul se soltó de los brazos del ninja copia.


 


- ¿Y que soy ahora… que es lo que ha cambiado? – sentándose con sus brazos cruzados y sus cachetes inflados a espaldas del peligris,  ese era el Naruto que a Kakashi le gustaba y amaba.


 


- No se trata de eso… simplemente no quiero tener mas secretos para ti,  es todo – sentándose frente a el.


 


- ¿Quién es? Cuéntame… – el peligris arqueo una de sus cejas – Al que amas… ¿Lo conozco? Dime  – la pregunta tomo por sorpresa a Kakashi – Quítate la mascara,  así podré ver si eres sincero o no… además me debes una penitencia,  la mía ya la cobraste y yo diría que hasta con intereses – el peligris no pudo reprimir una sonrisa.


 


- Arruinaste la sorpresa  – bajándose su mascara,  el kitsune no pudo evitar abrir la boca al contemplar la belleza del rostro de su sensei – Y si,  si lo conoces,  ¿Creías que tenia algún defecto como cuando Sasuke,  Sakura y tu intentaron averiguar aquel día? – la boca del kitsune aun no se serraba y sus ojos recorrían cada pedacito de piel del rostro del peligris.


 


- Nunca imagine que fueras así – acercándose caminando sobre sus rodillas hasta su sensei.


 


- ¿Tan feo? – los dedos del rubio se deslizaron en una caricia por la mejilla de Kakashi lo que hizo que este serrara sus ojos para poder sentirla al máximo.


 


- Eres… horroroso – al tiempo que reía,  lo que provoco también la risa del ninja copia.


 


- ¿Todo marcha bien? – Kakashi iba a levantar su mascara pero el rubio se le adelanto,  pues sentía que  era el único que podía gozar de ese privilegio.


 


- A medias – todavía había respuestas que el peligris le debía.


 


- ¿Regresamos a casa? – tendiéndole la mano a su rubio bonito.


 


Solo si me prometes decirme quien es – el ninja copia asintió y ambos caminaron hacia el Nara,  este miro con recelo al poseedor del sharingan.


 


- Tranquilo,  no paso nada… aun – le murmuro al moreno al pasar a su lado  para que el rubio no escuchara.


 


- ¿Y la misión? – después de todo lo ocurrido esa noche eso sonaba como algo muy lejano.


 


Ya acabo – informo el Nara poniendo sus manos en su cintura.


 


- ¿Cómo esta eso? – pregunto algo sorprendido el ninja copia.


 


- Lo verifique después de que el Uchiha me dijo que hacia tiempo que los esbirros de Orochimaru habían abandonado la cueva – algo sumamente inesperado para todos.


 


¿Sasuke te lo dijo,  y donde esta? – sorprendido por la acción del azabache.


 


- No lo se… solo lo dijo y después se marcho,  no sin antes… - acercándose al kitsune - Advertirme que volvería a por ti – kakashi mordió su labio bajo la mascara,  no solo tendría que lidiar con Itachi sino también con su hermano.


 


- Que lastima… ahora que contemplaba la posibilidad de atender a su petición,  ese idiota desaparece – levantando sus brazos como resignándose,  pero en broma,  los otros dos apretaron sus dientes.


 


- ¿Perdiste la cabeza acaso? – gritaba con rabia el Nara.


 


- No,  lo que perdí fue la cena… tengo hambre – caminando rápidamente y deteniéndose luego  - ¿Por donde? – su sentido de orientación nunca fue muy bueno que digamos.


 


- Por aquí… y ya habías senado – señalo el moreno caminando a su lado con el peligris tras ellos.


 


- Cierto… pero el ejercicio extra me dio mucha hambre – observando a Kakashi,  el Nara le lanzo una mirada asesina al peligris,  éste simplemente se encogió de hombros.


 


 


      Los tres ninjas se dirigieron al campamento donde Lee y Neji esperaban sentados junto a la fogata, que habían encendido después de saber que ahora no habían enemigos que pudieran atacarlos, aparte de que podían calentarse sin ninguna preocupación.


 


 


- Esta ha sido la misión más fácil que hemos tenido desde que salimos de la academia – comento la bestia verde acercando sus manos al fuego.


 


- Y sin embargo la mas productiva… al menos para mi – tomando las manos del moreno y frotándolas para darles calor.


 


- ¿En… en serio? Vaya – poniéndose nervioso por las caricias que el castaño aplicaba en sus manos – Creía que era aburrida para ti – el Hyuuga llevo las manos de Lee a su boca para calentarlas con su aliento,  el moreno sentía mariposas en su estomago – Ya estoy caliente, quiero decir… mis manos ya están bien – retirándolas completamente y apenado por sus propias palabras.


 


- Lee,  quería decirte que yo… - el corazón del moreno empezó acelerarse y galopar como caballo desbocado.


 


- ¡Que suerte,  aun queda pescado! Mmm… rico – el castaño sintió ganas de golpear al kitsune por la interrupción a pesar del mucho cariño que le tuviera – Se ve delicioso – tomando el mas grande de los peces que el castaño había puesto a asar después de que volvieron de revisar la cueva junto a Shikamaru.


 


- Que lo disfrutes – frustrado tomo su manta y se  alejo de ellos hacia al lugar donde estaba el tronco hueco donde antes había dormido junto a Lee.


 


- ¿A dónde vas? – quiso saber Lee preocupado por el castaño.


 


- Buenas noches – respondiendo a la pregunta.


 


- ¿Esta enfadado? – interrogo el ojiazul mirando hacia el lugar por donde el castaño se había marchado.


 


- Yo  mas bien diría que está…  frustrado – opino el peligris mirando al Nara.


 


- ¿Frustrado…  y por que? – tan bueno para algunas cosas y tan despistado para otras.


 


- No lo entenderías – dijo el Nara comiendo su pescado.


 


- Pues trata,  tal vez no sea tan inteligente como tú,  pero eso no ha sido  obstáculo para darme cuenta de lo que tu y Kakashi-sensei estaban haciendo conmigo – mirándolo seriamente,  el Nara casi se atraganta con el pescado.


 


- Creo… creo que mejor me voy a acostar,  mañana debemos volver a la aldea – tirando al fuego lo que quedaba de su pescado.


 


- Espera,  todavía no decido con cual de los dos dormiré esta noche… o lo que queda de ella… – los dos aludidos abrieron sus ojos como luna llena - Y déjenme decirles que la elección no es nada fácil – parecía que había llegado su momento de divertirse.


 


- Bueno yo… yo también me voy a dormir,  buenas noches – tomando su manta y perdiéndose por el mismo sitio que el castaño,  lo ponía nervioso el rumbo que había tomado  la conversación entre  aquellos tres.


 


- Voy a lavar mis manos,  y cuando regrese… les diré quien es el afortunado – caminando rumbo al río.


 


- ¿Qué es lo que le pasa? El no suele ser así – dijo Shikamaru hablando para si mismo y mirando al fuego.


 


- Nosotros somos los culpables de su actual actitud, ¿No estas de acuerdo? – opino Kakashi levantándose y alejándose un poco hacia el bosque,  el moreno bajo su cabeza en señal de culpa.


 


- Neji… yo – parado a unos pasos del castaño con su manta en la mano.


 


- Creí que preferirías dormir junto al fuego – el moreno apretó la manta a su pecho y dio varios pasos atrás.


 


- Lo… lo siento,  no pretendía molestarte – con un nudo en su garganta se dispuso a marcharse.


 


- Disculpa… no debí decir eso – el moreno fue detenido por la mano del ojiblanco en su brazo – Es solo que… - la boca del moreno sobre la suya le impidió seguir hablando al igual que la expresión de sorpresa en el rostro del castaño hizo que Lee se separara de él como siendo repelido por una descarga eléctrica.


 


- Ohhh dios… no quise… yo – temiendo haber mal interpretado todos los gestos de amabilidad del castaño y solo quería que la tierra se lo tragase en ese instante,  más aun cuando veía que el castaño no reaccionaba aunque fuera para insultarlo,  golpearlo, o lo que fuera – Lo siento,  lo siento – dejando caer la manta de sus manos y corriendo hacia el río mientras que se maldecía a si mismo por haber roto los mas preciado que tenia,  la amistad de Neji.


 


- Lee… lo que acabas de hacer… - recogiendo la manta del suelo y pegándola a su rostro,  aun podía percibir el calor y aroma del moreno en ella - ¿Significa lo que tanto he deseado? – siguiéndolo hasta el río.


 


¡Auch! Eso dolió… – grito cuando sus posaderas fueron a dar al suelo debido al choque con cejas encrespadas.


 


- ¡Lo siento! – se disculpo Lee sin detenerse.


 


- ¿A dónde vas? – frotándose el trasero.


 


- ¡Al baño! – el rubio arrugo su frente.


 


- Pues vaya que se debe estar haciendo encima para ir tan aprisa – caminando hacia el campamento aun sobándose el trasero - ¡Heyyy!  ¿Otra vez? Maldición – su trasero volvía a tocar tierra - ¡¿Y ahora que?! – casi queriendo morder al ojiblanco.


 


- Lo lamento,  ¿Has visto a Lee? – mirando a todos lados.


 


- ¡Por allá! Mi pobre trasero…– señalado con su mano,  el castaño corrió en la dirección que el rubio le indicaba - ¿Qué,  olvido el papel? – gritando mientras volvía a frotarse su ahora doblemente adolorido trasero – Demonios,  esto parece una diarrea colectiva… espero que no hayaa sido el pescado – como siempre estaba en la luna.


 


 


      Llego al campamento caminando con sus piernas abiertas y ambas manos en su trasero lo que llamo poderosamente la atención de Shikamaru haciendo a su mente trabajar extra.


 


- ¿Qué te ocurrió? – pregunto algo digamos… curioso.


 


- Esos torpes,  Auu… duele – al tratar de sentarse – Deberían llevar una linterna en la cabeza para ver por donde van – mirando a todos lados,  allí faltaba alguien - ¿Dónde esta Kakashi-sensei? – pensando que tal vez  había ido  hacer lo mismo que los otros dos.


 


- Creo que el afortunado fue a dar un paseo – el rubio dejo su masaje de trasero para poner atención a las palabras del Nara.


 


- ¿Afortunado? ¿A que viene eso? – el moreno lo miro con ojos cariñosos.


 


- ¿No te has dado cuenta aun? Tu lo amas,  Naruto – era la doloroso conclusión a la que había llegado tras un momento de reflexión después de que Kakashi lo dejara solo.


 


- Bueno yo… - con las mejillas totalmente ruborizadas.


 


- Deberías decírselo – aunque le doliera  quería verlo feliz,  pensaba que nadie más que él lo merecía.


 


- Pero,  él ya esta… - no pudiendo terminar la frase.


 


- ¿Acaso importa? Al menos le habrás dicho lo que sientes y tu corazón quedara mas tranquilo, ¿No lo crees? – dando consejos que el mismo no se aplica,  pero no quería causarle ningún remordimiento ni tristeza al rubio en algo de lo que  no tenia la culpa – Ve a buscarlo… anda – señalando el lugar por donde el peligris se había marchado,  el kitsune  sonrió,  tomo su manta del suelo y se alejo.


 


 


      Agazapado en el tronco de un árbol de ramas bajas el moreno dejaba caer libremente sus lagrimas dando rienda suelta a su tristeza y enojo consigo mismo al pensar en la gran estupidez que había cometido,  no solo había echado a perder su amistad con el castaño sino que tal vez nunca podría mirarlo a la cara sin sentir vergüenza y dolor en su corazón,  el ruido de unos pasos sobre las hojas lo alertaron, lo que lo hizo que secara rápidamente su rostro con las mangas de su famosa vestimenta verde,  ya se sentía lo suficientemente patético como para que además pensaran que era un llorón.


 


 


- Lee… - el moreno sentado con sus brazos alrededor de sus piernas le daba la espalda.


 


Pensaba regresar de inmediato a la aldea…  pero no quise preocupar a los demás -  los ojos del Hyuuga desbordaban amor a raudales mientras contemplaba la figura deliciosamente indefensa del moreno.


 


- ¿No crees que me debes algo? – ansioso por escuchar las palabras mágicas de los propios labios de Lee.


 


- ¿Una explicación tal vez? No se puede explicar lo evidente – el castaño sonrió y a duras penas trato de ponerle seriedad a su voz para su siguiente pregunta.


 


- ¿Qué es lo evidente según tú? – reprimiendo el deseo de echársele encima.


 


- Que soy un idiota… y no te culparía si quieres golpearme,  no verme mas,  aunque eso será algo difícil ya que los dos pertenecemos al mismo equipo,  pero eres inteligente seguramente algo se te ocurrirá,  no quisiera separarme de Gai-sensei, pero un error es un error y tengo… - los nervios ante la próxima reacción del castaño no lo dejaban parar de hablar.


 


- Cállate Lee – poniendo su mano en el hombro del moreno el cual se encogió ante el toque – Mírame – el moreno giro lentamente su cabeza pero sin atreverse a mirar a los ojos del castaño – En serio voy a golpearte si no me miras – el moreno aun se rehusaba a mirarlo - ¡Lee! – éste en cambio apretó sus ojos y bajo de nuevo su cabeza.


 


- No puedo… lo siento – a punto del llanto.


 


- Escúchame bien… - tomando el rostro del moreno entre sus manos - Mi esperanza,  lo que sueño,  lo que deseo,  mi futuro… todo eso lo tienes tú, Lee – los ojos del moreno se abrieron para dejar escapar las lagrimas que esta vez eran de completa felicidad – Te he amado desde que estábamos en la academia y eso no ha cambiado con el tiempo,  solo ha crecido y crecido cada vez más,  hasta llegar al punto de querer confesarlo pasara lo que pasara… pero te me adelantaste – fue todo lo que Lee necesito escuchar para lanzarse a los brazos del castaño haciéndolo caer al suelo.


 


- Te amo, Neji – dando pequeños besos por todo el rostro del castaño al tiempo que frotaba con entusiasmo y sin darse cuenta su cuerpo con el del otro.  


 


- No más que yo, y si sigues haciendo eso no podré evitar el hacerte mió aquí y ahora – paseando sus manos por la espalda del moreno.


 


- ¿Hacerme que? – ingenuo… ¿no lo creen?


 


- ¿No lo imaginas? – rodando sobre el moreno para invertir sus posiciones y darle un devorador beso que transporto a Lee fuera del planeta – ¡Oh dios!  Será mejor que lo dejemos hasta aquí o tendré que echarme de cabeza al río  – apoyando ambos brazos a los lados de la cintura del moreno – Lo único que deseo en estos momentos es besar cada palmo de tu cuerpo para después hacerte el amor como un desquiciado,  pero… para eso tendría que desnudarte por completo y siendo que a ti no te agrada el frío… no quiero que te enfermes – levantándose y tendiéndole la mano al cejas encrespadas.


 


- Es razonable y al mismo tiempo irónico – el castaño lo atrajo hacia si para abrazarlo junto con la manta que tenia sobre sus hombros.


 


- ¿Irónico? – apoyando la cabeza de Lee sobre su pecho.


 


- Sabes bien que por mi entrenamiento he pasado por todo tipo de situaciones y  climas… y aun así mi cuerpo sigue temblando como si fuera de gelatina,  ¿No te parece patético? – rodeando con sus brazos la cintura del Hyuuga.


 


- ¿Patético? Definitivamente es fantástico, por que… - besando el cabello negro - Siempre necesitaras mis brazos y cuerpo para calentarte – besando sus labios.


 


- Entonces deseo que siempre sea invierno – devolviendo el beso.


 


- ¿Descansamos? Aunque sea un poco – de vuelta al campamento – Pero no creas que te has escapado de mi porque cuando volvamos… ni el frío,  ni el calor, ni absolutamente nada impedirá que te haga mío por completo – mientras caminaban de regreso a lo que se había convertido en su tronco favorito.


 


 


      Un lindo kitsune de cabecita rubia deambulaba por el bosque buscando al legitimo dueño de su amor y rabietas,  y mientras lo hacia en su mente barajaba la manera de confesarle a su maestro lo que albergaba en su corazón sin sentirse ridículo o estupido,  el miedo a perder,  eso parece contagioso,  la unión que tenían,   lo que ya le había sucedido con Sasuke aunque por otras razones,  lo que lo frenaba a veces en su búsqueda, pero las palabras del Nara le devolvían el coraje que necesitaba para seguir,  en medio de sus cavilaciones encontró lo que buscaba sentado encima de una roca con la mirada perdida en quien sabe donde.


 


 


- ¿No deberías estar descansando? Es más de media noche – mirándolo desde lo alto.


 


- Mi compañero de cama me dejo solo – abrigándose con la manta y apoyándose en la roca donde Kakashi se sentaba.


 


- Ese Shikamaru si que es desconsiderado – apretando sus dedos en la roca.


 


- ¿Bajas o tendré que subir? En fin… – sentándose en el suelo al tiempo que el peligris saltaba frente a él – Además… ¿Quién dijo que me refiero a Shikamaru? – señalando con la palma de su mano el lugar a su lado,  lo que hizo que el peligris no lo pensara dos veces para sentarse junto a su pequeño zorro.


 


- Afortunado de mi – mientras bajaba su mascara y se despojaba de sus guantes para calentar sus manos con su aliento caliente.


 


- Podemos compartirla – pasando un extremo de la manta por los hombros del peligris al igual que por los suyos quedando pegados hombro con hombro.


 


- No creo que sea suficiente para ti – colocando al rubio entre sus piernas y pegado a su pecho después de haberse despojado de su chaleco verde,  aparte deseaba tenerlo lo más cerca posible de su cuerpo sin que nada estorbara – Así estarás mejor – rodeándolo con sus brazos.


 


- ¿Ahora si me dirás quien es? Lo prometiste – encogiendo sus brazos en su propio pecho,  el peligris sabia que había llegado la hora de la verdad,  de la que no podía escapar ni echarse atrás.


 


- Es cierto… tratare de describirlo tal y como yo lo veo,  tal vez te sea familiar – el kisune serró sus ojos aunque lo que deseaba en ese momento era taparse los oídos para no escuchar quien era la persona que le había ganado el corazón de su sensei.


 


- Escucho – aunque en realidad no quería hacerlo,  no quería saber quien era el que estaría por siempre en los brazos del peligris en los que en ese momento él… era un simple sustituto.


 


- Es de lo mas hermoso que halla visto jamás,  nunca hace caso de lo que le digo,  tiene un gran sueño… - el kisune apretaba sus ojos por el dolor que sentía en su pecho - ¿Sabias que quiere ser el próximo Hokage de la aldea de Konoha? Así es – Los azules ojos del rubio se abrieron de golpe – Además es escandaloso,  impulsivo, aparte de ser el ninja mas impredecible de todos… ¿Lo conoces? – el zorrito dorado se coloco de rodillas con sus manos apoyadas en el pecho del peligris y con los ojos llenos de lagrimas.


 


- Jajaja… he oído hablar de él – no sabiendo si reír o llorar – Y dime… ¿Lo amas mucho? – el peligris acerco con ambas manos el rostro del kitsune al suyo.


 


- Con todo el corazón y como desearía que el me amara a mi – el ojiazul pego su frente a la del mayor.


 


- No tienes que seguir deseándolo… el también te ama,  te lo aseguro – sonriendo.


 


- Ya que lo conoces bien… ¿Crees que  me permita demostrarle cuanto lo amo y deseo? – bajando lentamente el cierre de la chaqueta naranja del pequeño zorro.


 


- Solo si eres gentil y cuidadoso – mordiéndose los labios, con sus mejillas sonrosadas y no precisamente por el frío.


 


- Tratare…  pero no puedo prometer que pueda,  ya que te he  deseado desde que te vi por primera vez – metiendo sus manos bajo la camiseta del ojiazul mientras lo recostaba en la manta y se ponía encima del cuerpo de su muy adorado zorrito.


 


- Te amo,  Kakashi-sensei – con la respiración algo agitada.


 


- Son las palabras que mas he deseado escuchar de tus hermosos y apetitosos labios - mientras desabrochaba su camisa o más bien casi arrancaba los botones debido a la desesperación que sentía por tener la piel de su kitsune pegada a la suya.


 


- Yo… yo no se que debo hacer y… - el peligris coloco su dedo índice en los labios del menor.


 


- No te preocupes… solo déjate llevar y has lo que tu cuerpo te pida – deshaciéndose de su protector junto con el del rubio y haciéndolos a un lado con su camisa,  chaqueta, y camiseta del ojiazul al que inmediatamente se le erizo la piel y sus dientes parecían castañuelas en sonoro concierto debido a la fría brisa.


 


- Lo… lo si-siento – casi no podía hablar debido a sus temblores,  al parecer el frío reinante se había confabulado en contra de las recientes parejas.


 


Mi pobre cachorro friolento… ven aquí – atrayéndolo a su cuerpo mientras que lo cubría con la manta y lo abrazaba fuertemente.


 


- Soy un desastre – aun temblando en los brazos del peligris.


 


- Claro que no,  solo tienes frío y si te soy sincero… yo también – colocándole su ropa de nuevo para después hacer lo propio con la suya.


 


- Mentiroso,  lo dices para hacerme sentir bien – acurrucándose de nuevo en los brazos del peligris.


 


- Nada de eso,  ¿Acaso crees que soy de hierro? – meciéndolo de un lado al otro.


 


- No,  pero tienes que considerar que ya eres casi un anciano – sonriendo con malicia.


 


- ¡Oye! ¿Pues que edad crees que tengo? – revolviendo el cabello rubio de su kitsune – Aunque no lo creas,  no soy mucho mas viejo que tú – besando la cabeza dorada.


 


- Yo diría que un poco menos que Ero-sennin… tal vez – riendo con ganas.


 


- Eso es un insulto por el que tendré que castigarte jovencito – haciéndole cosquillas sin compasión alguna.


 


- Jajaja… me rindo,  eres joven al igual que bello… jajajaja – el tormento paro.


 


- Eso esta mejor… ¿Dormimos junto al fuego? Y no me refiero al que tú me haces sentir con solo tocarte – frotando su nariz con la del ojiazul.


 


- Preferiría quedarme aquí contigo   – abrazando por la cintura al peligris.


 


- Como tú mandes – acostándose junto a la roca  a espaldas del rubio y abrazándolo fuertemente a su cuerpo.


 


- Lo que yo mande… eso me gusta – volteando su rostro para darle un  tierno beso en los labios al mayor.


 


- Buenas noches, mi sol – besando dulcemente el cuello del que pronto seria suyo por completo y para siempre.


 


- “Espero que todo resulte de maravilla… Naruto,  duele… pero quiero que seas feliz,  tú te lo mereces – recostado junto al fuego mientras miraba el cielo nocturno -  Tal vez algún día pueda encontrar al indicado para mi… y espero que sea pronto” – serrando sus ojos.


 


 


      Serrar los ojos y dormir era tarea imposible para Neji y Kakashi,  tener los cuerpos deseados a su lado hacia que su excitación creciera por momentos aunque se esforzaran por evitarlo,  las manos de ambos ninjas hormigueaban deseosas de acariciar cada centímetro de piel del cuerpo junto a ellos,  sus respiraciones empezaban a acelerarse al igual que los latidos de sus corazones,  el deseo irrefrenable de poseer la virginidad, que estaban seguros de obtener,  que esos cuerpos desbordaban y de la que querían ser dueños absolutos y para siempre.


 


 


- ¿Tienes frío, Neji? – al percibir que el cuerpo del castaño temblaba a su espalda.


 


- Por el contrario… estoy ardiendo,  y solo tú puedes aplacar este fuego que siento… por favor,  Lee – no aguantando más


 


      El ojiblanco puso su cuerpo sobre el del moreno y atrapo su boca en un beso desesperado y arrollador, mientras tanto sus manos se movían frenéticamente por toda la anatomía de Lee tratando de quitar la barrera que representaba su ropa y así tener contacto directo con  su piel,  habiendo descubierto el pecho del cejas grandes, se sentó en sus caderas, se quito su propio protector de la frente y su camisa,  tomo las manos de un muy sonrojado Lee y las paso por su propio pecho al tiempo que serraba sus ojos y suspiraba fuertemente.


 


 


- Desnúdame… Lee – con un gemido salido de su garganta y poniéndose de rodillas para que el moreno desabrochara su pantalón mientras que acababa de deshacerse del resto del mono verde que se mantenía enrollado en la cintura de Lee.


 


- Neji,  es la primera vez que yo… - sintiendo el cuerpo desnudo del castaño sobre el suyo donde sus miembros estaban en contacto directo y sumamente excitados.


 


- Lo se… se que no has tenido ninguna relación  antes,  siempre… - besando el cuello y mordiendo suavemente los hombros del moreno - Te observaba todo el tiempo – tomando la cara de Lee entre sus manos – El día que nos presentamos ante Gai-sensei me burle de ti a propósito… quería conseguir que me tomaras como tu rival y así estarías todo el tiempo retándome hasta conseguir vencerme, sin saber que ya lo habías hecho desde el primer día en que te vi, Lee – besando con un brillo especial en sus ojos la frente del moreno.


 


- ¿Estás… estás diciéndome que me amas desde entonces? – pasando sus dedos por las mejillas del castaño mientras sus ojos se llenaban de lagrimas.


 


- Desde entonces,  hasta ahora y por siempre – besando el pecho de Lee.


 


 


      Hasta ahí llegaron las palabras del Hyuuga, que ahora se dedicaba a chupar y morder los expuestos y rosados pezones del otro haciéndolo jadear como un condenado mientras Lee pasaba sus manos por la espalda del castaño,  el ojiblanco recorrió con su boca cada palmo de piel a su paso hasta llegar al miembro erguido como asta bandera,  el cual tomo con su mano y beso la punta haciendo que Lee abriera sus ojos y boca a todo lo que daban sin que ningún sonido saliera de su garganta,  el moreno jamás había sabido lo que era el placer hasta que sin previo aviso el castaño metió en su boca el miembro latente, del ahora fuera de este mundo y tembloroso moreno,  lo lamio despacio y con deleite al principio, pero poco a poco el Hyuuga acelero su acción ya que no aguantaría por mucho tiempo el deseo de entrar en el moreno y hacer realidad su sueño más anhelado,  ser el poseedor, ahora y para siempre,  del corazón y cuerpo de su amado Rock Lee.  


 


 


- N-Neji… no puedo… me voy a… - explotando dentro de la boca del castaño.


 


- Lee… - metiendo los dedos en su boca y mojándolos con la esencia del moreno, luego lo beso para compartir con Lee parte de su propia aun en su boca, después el Hyuuga acerco sus empapados dedos a lo que con total convicción consideraba era el paraíso en la tierra.


 


- Por favor… - con ojos de preocupación por algo que deseaba y al mismo tiempo temía.


 


- Relájate, no te are daño… nunca lo haría – entrelazando sus lenguas mientras que  despacio metía un dedo en la ya no tan contraída cavidad – Te amo con toda mi alma, Lee – besándolo tan fogosamente que el moreno apenas se dio cuenta de que tres de los dedos del castaño estaban ya dentro de su cuerpo.


 


- Ah… N-Neji… Mmm esto es… - retorciéndose de placer mientras el castaño sacaba sus dedos y subía las piernas del moreno sobre sus hombros –… Neji… te amo… tanto – mientras el ojiblanco metía la punta de su miembro en la entrada, el moreno bajo sus piernas de los hombros hasta la cintura del castaño y atrayéndolo fuertemente hacia si haciendo que se introdujera en su interior de una sola vez, Lee mordió sus labios hasta hacerlos sangrar por el dolor sentido por dicha acción - ¡Dioses…! – grito alzando su cuerpo del suelo hasta quedar sentado en los muslos del castaño quien apretaba sus ojos al sentir el mayor placer de toda su vida.


 


- ¿Por qué Lee? De seguro te hiciste daño –  abrazando preocupado el cuerpo del moreno y acariciando su espalda.


 


- B-Bueno… ¿Qué es el placer sin un poco de dolor? No me romperé… me conoces – mientras movía su cuerpo en un vaivén que le hacia perder por completo la cordura al castaño.


 


- Así… si, Ahhh… eres delicioso – mordiendo el cuello expuesto mientras el moreno aumentaba frenéticamente sus movimientos de sube y baja  – Eres mío… mío, solo mío – recostando a Lee sobre la manta para poder ver su rostro al momento de llegar juntos al clímax,  lo cual no tardo en suceder como el gritar pronunciando uno el nombre del otro.


 


- T-Te… amo – jadeaba el moreno besando la frente sudorosa del cuerpo sobre el.


 


- No tienes ni que decirlo… me lo acabas de mostrar – reponiendo su normal respiración.


 


- ¿Me acompañas al río? Amor – enredando sus dedos en el desordenado cabello castaño – Quisiera lavarme un poco,  me daría vergüenza que los demás se dieran cuenta de lo que acaba de pasar – delineando con sus dedos el rostro del Hyuuga.


 


-No tiene que avergonzarte el demostrar tu amor por alguien – besando tiernamente los labios del que seria su pareja por siempre.


 


- No es eso… estoy orgulloso de lo que siento y jamás quisiera perderlo… - levantándose lentamente ye que todavía sentía un poco de dolor -  Lo que no quiero es que por mi causa los demás lleguen a despreciarte – sintiendo algo tibio resbalar por sus muslos desnudos.


 


- No es algo que me… ¡Estas sangrando! – tomando de los hombros al moreno.


 


- No te sientas culpable,  yo así lo quise,  no podía esperar más el sentirte dentro de mí… ser completamente tuyo,  además he estado en peores situaciones y ninguna tan placentera como esta, créeme – abrazándose al ojiblanco - ¿Vamos? – jalando de la mano al castaño.


 


Neji: solo si me dejas cargarte hasta allí – con una sonrisa llena de amor,  el otro asintió estando de acuerdo.


 


 


      En otra parte del bosque el peligris se sentía inquieto mientras su sangre burbujeaba en sus venas haciéndole pasar un muy mal rato,  imaginaba que explotaría si seguía por más tiempo pegado al cuerpo del kitsune y seguir resistiendo en hacerlo suyo, la barrera que antes lo mantenía a raya había desaparecido al saber que también era amado por su ojiazul,  ahora todo era diferente, los impulsos que sentía al tener a su zorro pegado a su cuerpo ya no los podía controlar como anteriormente hacia con una gran fuerza de voluntad,  esta se había resquebrajado por el gran amor y deseo que sentía hacia su kitsune.


 


 


- ¿Kakashi-sensei? ¿Sucede algo? – sintiendo que los brazos que lo sostenían y la tibieza que lo calentaban  desaparecía a su espalda.


 


- Naruto yo… -  el ojiazul le tapo la boca con sus labios – Naruto… - totalmente sorprendido – No podré contenerme si sigo pegado a ti… no quiero forzarte  a… - quedando callado al ver a su rubio despojarse de su ropa.


 


- Tardaste demasiado y ya no aguanto mas… realmente no se porque digo esto, pero siento como si miles de mariposas recorrieran sin control todo mi cuerpo, ¿Eso es normal? El hormigueo va en aumento y no se que debo hacer para detenerlo, lo único que viene a mi mente es un deseo incontrolable por estar pegado a ti, deseo por tus besos, tus caricias, tu calidez, lo que viene luego… ni siquiera lo imagino, ¿Me enseñas?  – completamente desnudo delante del peligris quien recorría con  ojos devoradores el tan deseado cuerpo kitsune.


 


- Acepto la misión, no hay nadie mejor para ese trabajo, mi zorrito – latiéndole el corazón a mil y acelerándosele la respiración.


 


      El permiso silencioso del kisune hizo que Kakashi dejara todas sus dudas atrás para tomar aquello que le estaba destinado tener,  el tiempo de espera había acabado y el se encargaría de sellar esa unión con la entrega absoluta que su alma y cuerpo pedían a gritos,  acostado sobre su rubio al tiempo que lo besaba y acariciaba sentía que ese cuerpo que tocaba con sus manos era la cúspide del mismísimo cielo,  un brillante oasis encerrado en la figura de su zorro dorado y que solo a su persona le estaba permitido tener acceso a dicho oasis.


 


 


- Naruto… mi radiante sol – sin dejar ni un solo trozo de piel sin reconocer con sus manos y boca – Serás mío por siempre… matare a cualquiera que pretenda separarte de mí – lo decía muy en serio trayendo a su mente los rostros de los hermanos Uchiha.


 


- Solo muerto podrían separarme de ti – mientras serraba sus ojos embargado por el placer – Dime… Ahhh,  eso se siente tan bien, dime que estarás siempre conmigo…  Kakashi – entrelazando sus dedos con los del peligris.


 


- ¿Aun lo dudas? Soy una persona seria… la mayor parte del tiempo, al menos, esto será por siempre y para siempre,  mi zorro dorado  – hundiendo su boca en lo que consideraba un manjar.


 


 


      El cuerpo del kitsune se tensaba con las caricias de la lengua del peligris en su miembro caliente,  echaba su cabeza hacia atrás casi despegándose del suelo mientras el ninja copia rodeaba con sus brazos las caderas y nalgas del rubio,  tres dedos del peligris fueron introducidos en la boca rosa, los que Naruto chupo con deleite,  a pesar de que era la primera vez que hacia algo así su cuerpo actuaba por  instinto exigiendo más y más, es un momento en que la mente se desconecta y el cuerpo pasa a tomar el mando, entre besos, caricias gemidos y jadeos, al peligris se le hacia casi imposible esperar para estar dentro de su pequeño zorro, pero quería alargar lo más humanamente posible el placer que sentía con los juegos preliminares para que su rubio recordara por siempre su primea vez.


 


 


- Yo… yo también quiero… – refiriéndose a la hombría del mayor y completamente sumido en la excitación.


 


- ¿Quieres probarme? – la petición del ojiazul lo éxito aun màs,  si eso era posible,  Naruto asintió ya que casi no podía hablar por los jadeos.


 


 


      Kakashi se coloco de rodillas a ambos lados del pecho del pequeño cuerpo a su merced, su gran miembro rozaba la boca del rubio haciendo un clásico sesenta y nueve ya que no quería dejar de lamer la entrepierna del menor,  los ojos azules veían asombrado el atributo del ninja copia, esto hacia que el rubio se pasara la lengua por sus labios como quien mira un dulce a punto de ser devorado,  tan solo tocarlo con ambas manos hizo que el peligris soltara un sonoro y agudo suspiro,  y casi un gritó al sentir la boca caliente del ojiazul rodear su miembro,  eso y el sube y baja del peligris hizo que el rubio se corriera inundando con su esencia la garganta del otro.


 


 


- Eso no es justo – respirando aceleradamente para llenar sus pulmones de aire,  luego se sentó molesto consigo mismo por la rápida descarga.


 


- No pongas esa cara, es normal siendo tu primera vez…. porque es tu primera vez, ¿Cierto? – no creía haberse perdido de ningún momento de la vida de su rubio desde que quedara a su cargo – Mmm… eres delicioso por dentro y por fuera – cambiando su posición pero siempre arrodillado a ambas caderas del rubio – Pruébate – agachándose para besar a su kitsune y así saborear su esencia con ambas bocas.


 


- Déjame hacerlo – echando hacia atrás a Kakashi quien apoyo sus manos en el suelo, luego irguió su pelvis para que el rubio tuviera mayor acceso a su miembro.


 


 


      La lengua del kitsune se movía de la punta a la base del miembro de Kakashi, el peligris disfrutaba y jadeaba sin control con sus ojos casi en blanco,  el ritmo de la boca del ojiazul era constante, el ninja copia ayudaba moviendo sus caderas y arremetiendo dentro de la caliente cavidad que lo trasportaba fuera de este mundo a otro de total placer,  lo que alegraba mucho al rubio al escuchar los gemidos de placer de su sensei.


 


 


 - Así… Ahhh… delicioso,  oh dios… Mmm,  increíble – sintiendo que el fin estaba cerca – Ya… ya no… puedo más… Ahhh… – tomando la cabeza del kitsune para acelerar el ritmo hasta que se vino en la pequeña boca.


 


- Aaagh… auxilio - recibiendo una cuantiosa cantidad del líquido blanco en su boca, e incapaz de tragarlo por completo,  escurrió por su barbilla y cuello - Cof, cof… casi me ahogo – el cuerpo del peligris temblaba al sentir el placer recorrerlo hasta la punta del cabello.


 


- Jamás había sentido tal placer antes… eres maravilloso – lamiendo su propia esencia de la cara y cuello de su ojiazul.


 


- ¿Antes? ¿Significa que ya lo has hecho? – sintiendo celos del mayor.


 


- Así es – recostando al rubio de nuevo en el suelo para besar su cuello y pecho.


 


¿Me dirías con quien? – apartando su cara a un lado cuando Kakashi quiso besar sus labios.


 


- Contigo, tontito – sujetando la barbilla del rubio.


 


- No entiendo,  esta es la primera vez que yo… - los dedos del peligris se posaron en sus labios.


 


- Te he espiado desde siempre y sin que te des cuenta,  la mayoría de las veces y durante noches enteras he permanecido viéndote mientras dormías… - hablaba mientras que chupaba y mordía los pezones del kisune - Y mientras te observaba me masturbaba imaginando que te hacia mió… pero nada de eso se compara a poder tocarte con mis manos y recorrer tu cuerpo con mi boca – teniendo de nuevo su miembro totalmente erguido.


 


- Eso me halaga… aunque déjame decirte que tendrás que demostrar ser mejor que mis otros amantes – queriendo devolver en algo los celos de antes y sonriendo picadamente,  después de todo le gustaban los juegos.


 


- Se que no es verdad… pero si alguna vez llegas a estar con alguien que no sea yo… lo mataría por atreverse a tocar lo que me pertenece – besando con furor la boca de su ojiazul – admito que soy celoso de lo mió y… especialmente de ti  - llevando sus dedos empapados con saliva a la entrada del rubio mientras con su otra mano lo masturbaba para distraerlo del dolor.


 


- Aaagh… - clavando sus uñas en la espalda del peligris, mientras éste ya le había introducido dos dedos en su interior y los movía en circulo para ensanchar la cavidad para así poder recibir sin mayores problemas el miembro del mayor.


 


- Casi estás listo – metiendo su tercer dedo.


 


- Mmm… Ahhh… más… quiero más – acostumbrándose al movimiento y gozando a lo grande,  unos minutos después el peligris considero que ya era hora de consumar lo que tanto había deseado por tanto tiempo.


 


- Voltéate – a lo que su kisune se negó.


 


- ¡No! Quiero verte cuando lo hagas, quiero dejar esa imagen en mi mente por siempre – tomando el rostro del peligris entre sus manos.


 


- También quiero mirar el placer en tu rostro mi lindo zorrito,  pero… así será más doloroso para ti – enredando sus dedos en el cabello rubio.


 


- No me importa el dolor, quiero ver la felicidad en tu rostro cuando al fin sea tuyo, has esperado mucho… al igual que yo – abrazándose al cuello del mayor, el brillo en los ojos de ambos era especial.


 


- Lo haré despacio, aunque será difícil para mí… no quiero lastimarte – besando la frente del menor.


 


- No quiero que te contengas,  has conmigo lo que tu cuerpo desee,  prométemelo… por favor – quería proporcionarle el máximo placer posible para resarcirlo de todo el tiempo de espera aunque su cuerpo se partiera en dos, después de todo estaba acostumbrado al dolor, tanto físico como mental.


 


- Naruto… - era verdad,  quería hacerlo suyo con desesperación y todas las fibras de su cuerpo,  pero el temor a hacerle daño lo frenaba en su ímpetu y deseo.


 


- Has lo que te pido… o te dejare – la palabra “dejarlo” despertó de sus dudas a Kakashi.


 


 


      Decidido a dar rienda suelta a su pasión,  ya se preocuparía después de las consecuencias,  ideo la forma de penetrarlo causando el menor dolor y daño posible así que tomo una de las piernas de su rubio y la puso sobre su hombro dejando el cuerpo de éste recostado sobre un lado,  con sus manos separo las nalgas rosadas…


 


 


- Yo lo haré – decidido tomo el pene del peligris y lo puso en su entrada.


 


      Lentamente el peligris introdujo la punta de su miembro en su más grande tesoro, pero el rubio empujaba con su mano para acelerar el proceso ya que su desespero lo estaba matando.


 


- ¡Hazlo! Con un demonio… – el grito demandante del ojiazul hizo que Kakashi introdujera de golpe todo su miembro en las entrañas del menor – ¡Ahhh! Por Kami… ¡No creí que doliera tanto! - gritando y respirando como loco,  el peligris no se movió esperando que se acostumbrara a la intrusión - ¡No te detengas,  aaah… no te detengas! O esto habrá sido en vano – refiriéndose al dolor- ¡Quiero ms… quiero sentir más, Kakashi! – con el cuerpo totalmente ardiendo como hoguera de infierno.


 


 


      El deseo de su kitsune motivo al peligris a embestirlo sin ninguna consideración,  las estocadas eran profundas y salvajes, lo que hacia que ambos temblaran sin dejar de mirarse ni un solo instante,  el peligris paraba cada vez que sentía aproximarse el clímax para así alargar más la unión,  también apretaba la punta del miembro del rubio para que tampoco se corriera,  en ese aspecto tenia mucha mas experiencia que su kitsune ya que lo había hecho muchas veces  para que el placer fuera mucho mas largo cuando se masturbaba observándolo,  de nuevo las embestidas fuertes comenzaban y volvía a parar, y cuando lo hacia se inclinaba sobre el ojiazul para besarlo con pasión hasta que les faltase el aliento.


 


 


- No… Ahhh… no dejes de mirarme – demandaba el peligris ya casi llegando el final.


 


- Más fuerte… Mmm,  mas fuerte… ya se fue el dolor – mientras enterraba sus dedos en la tierra a los lados de la manta.


 


 


      El ninja copia viendo que no podía alargar más su descargue alzo la otra pierna del rubio para tenerlo totalmente de frente, y tomando sus caderas arremetió con todas sus fuerzas hundiendo el miembro hasta la base para luego sacarlo hasta la punta y hundirlo de nuevo,  eso hacia que el placer que ambos recibían fuera el doble de intenso,  repitió la misma acción varias veces hasta que en una ultima estocada retuvo las caderas del rubio y eyaculo en medio de espasmos de placer y fuertes jadeos al igual que el menor, luego se dejo caer lentamente sobre el cuerpo sudoroso del kitsune sin sacar el miembro de su interior,  ambos respiraban sonoramente sintiendo el golpeteo de sus corazones en sus pechos.


 


 


- Cielos…eso… eso… uff…  fue maravilloso… jamás pensé que te gustara el sexo salvaje – normalizando su respiración y acostándose a espaldas del rubio con su sexo aun atrapado en el interior del kitsune.


 


- Solo un poco mas… quédate así – echando su brazo hacia atrás y poniéndolo en la cadera del mayor para impedir que  saliera de su interior, lo que al mayor no le molesto para nada  - ¿Y eso es malo? ¿No te agrada que sea así? – después de todo había pasado  sentía un poco de vergüenza.


 


- Por el contrario,  creo que conseguí la horma de mi zapato… me encanta que seas así – mordiendo suavemente el hombro del rubio y dejando su marca – Pero si continuo dentro de ti me obligaras a volver a empezar – con su miembro totalmente endurecido de nuevo – Eso seria demasiado para ti,  recuerda que es tu primera vez – ansioso por empezar a moverse.


 


- Demasiado es una pelea a muerte, esto es… como un plato de ramen, solo que tienes que soplarlo para no quemarte – es lo único que su cabeza podría discurrir, dicho esto se movió para sacar el miembro del peligris de su interior,  lo que dejo algo descolocado al mayor.


 


 


      El ojiazul obligo al peligris que se acostara en la manta y luego se sentó sobre sus muslos, tomo el pene del mayor  y empezando a masturbarlo lentamente,  sus dedos subían y bajaban tan delicadamente por la piel de venas repletas de sangre  que hacia que el ninja copia sudara a mares mientras su lengua remojaba sus labios resecos por la temperatura de su cuerpo, el ojiazul aprovechándose del desespero pintado en el rostro del peligris, pasaba de vez en cuando la punta de su lengua por la hinchada cabeza del pene del mayor haciéndolo estremecer,  el menor disfrutaba viéndolo así pues hacia que el deseo de su adorado peligris se incrementara.


 


 


- Ahhh… Naruto,  me estas torturando – echando su cabeza hacia atrás y cerrando sus ojos para disfrutar mejor del momento y volviendo a mirar al frente cuando toda actividad seso – Naruto… - en un susurro de anhelo.


 


 


      Kakashi observaba al ojiazul mientras éste se colocaba a horcajadas sobre su pelvis y tomaba su hinchado miembro  para introducírselo en su interior, lo que le costo un grito de dolor mezclado con placer, puso sus manos en el pecho del ninja copia y comenzó una danza de sube y baja sobre el miembro del mayor, subía y bajaba con fuerza haciendo cada penetración mas profunda y deliciosa,  el peligris tomo las manos de su kitsune y entrelazando sus dedos para darle apoyo y así  su esfuerzo seria menor,  estuvieron en ese idilio durante unos minutos hasta que ambos explotaron en éxtasis pronunciando un “te amo” al final,  Naruto se dejo caer completamente agotado en el pecho de Kakashi donde podía escuchar el corazón de su amor galopar con fuerza como si fuera un caballo desbocado,  éste por otro lado, acariciaba con cariño la agitada espalda y besaba el cabello rubio de su pequeño cachorro.


 


 


- Te amo… – susurro el ojiazul serrando sus ojos y quedándose dormido por agotamiento.


 


- Gracias… mi amor, ahora puedo decirlo en voz alta - saliendo del ojiazul,  acostándolo en la manta y abrazándolo por la espalda - Gracias por dejarme entrar en tu vida y darme tu amor por entero, prometo nunca defraudarte y siempre permanecer a tu lado – acariciando, debajo de la manta con la que se habían cubierto, el contorno del cuerpo de su niño bonito  - Duerme mis ojos de cielo que yo velare tu sueño – sin dejar de mirar a lo que se había convertido en su razón de vivir.


 


 


      La mañana llego soleada y hermosa,  el primero en despertar fue el Nara y al ver que se encontraba solo imagino lo que había pasado,   sonrió y se dispuso a preparar un poco de té para sus, seguramente cansados, compañeros después de pasar una muy movida noche al lado de sus respectivas parejas,  cosa que lo hacia feliz a pesar de todo.


 


 


- De seguro vendrán cuando sientan el aroma – mientras recogía su manta y la guardaba en su mochila.


 


- Huele delicioso… buenos días – acercándose al fuego junto con Lee - ¿Dónde están los demás? – sirviendo una taza de té y entregándosela a su amado moreno.


 


- No tardaran en llegar – mirando hacia el bosque.


 


- Naruto… despierta,  debemos irnos – susurrándole al  oído del menor


 


- Un poco más… - sin abrir sus ojos azules -  Jejeje,  deja… me haces cosquillas – mientras el peligris soplaba en su oído.


 


- Te dejare dormir todo lo que quieras cuando lleguemos a la aldea,  aunque eso seria un completo desperdicio – besando su cuello.


 


- De acuerdo… ya entendí – hablando con pereza mientras se erguía para luego caer de rodillas mientras sujetaba su vientre.


 


- ¡Naruto! ¿Qué te sucede?  – agachándose a su lado mientras lo sujetaba por los hombros.


 


- No es nada, estoy bien… creo que anoche me excedí un poco – poniéndose de pie ayudado por el peligris.


 


- Te llevare hasta el río para que puedas asearte – tomando la ropa de ambos y la manta del suelo para luego cargar con el cuerpo del rubio – Te advertí que siendo tu primera vez el daño seria notorio – recriminándose a si mismo por lo salvaje de su proceder.


 


- La próxima vez será mejor… o eso espero, puedo aprender – con un brillo felino en sus ojos.


 


- ¿Mejor? A este paso me mataras pronto,  jovencito – mientras lo apretaba contra su pecho.


 


- ¿Lo dices en serio? – pasando sus brazos por el cuello del peligris.


 


- Tonto, no sabía lo que era vivir hasta que te encontré, por así decirlo, tú me das vida,  la que siempre he deseado y… teniéndote a mi lado la conseguiré sin duda – pegando su mejilla a su gran tesoro.


 


- Gracias por amarme – con los ojos húmedos.


 


¿Un poco de té? – ofreció el moreno mirando a los recién llegados.


 


- ¿Solo té? Con eso no aplacare mi hambre – el peligris fue hasta donde estaba su mochila y saco una toalla mediana con la que se puso a secar el cabello de su kitsune - ¿No pescado, no nada? – haciendo una mueca de frustración.


 


- Toma esto,  cuando lleguemos a Konoha te invitare un buen tazón de sabroso ramen, ¿De acuerdo? – entregándole un paquete grande de galletas de chocolate que guardaba en su mochila.


 


¡Gracias, kakashi! – agarrando por el cuello al peligris lo inclino y lo beso en la boca por encima de su mascara,  sin recordar que no estaban solos – Etto… yo solo… - poniéndose rojo como un tomate.


 


- No te preocupes… ellos ya lo saben, ¿Cierto? – abrazando por la espalda al kitsune,  los demás asintieron.


 


- Eso me alivia un poco - con una sonrisa radiante.


 


- Si lo haces sufrir no te lo perdonare… cuídalo, por favor –   susurro Shikamaru al peligris mientras le entregaba una taza de té.


 


- Dalo por hecho y… gracias – el Nara asintió.


 


 


      Terminado el parco desayuno se pusieron en marcha de vuelta a la aldea, con el corazón rebosando  felicidad y buenos deseos para el futuro,  el Nara observaba a las dos parejas que caminaban delante suyo, no con resentimiento, sino con la esperanza de que algún día encontraría a esa persona especial para  y que el amor que sentía por Naruto solo seria un dulce recuerdo.


 


- Si… definitivamente es un lindo día – alzando su mirada hacia el cielo donde las nubes que tanto le gustaban le pintaban un espléndido futuro.


 


 


 


Fin.


 


                                                                                                  Nessa Yaoi.


 

Notas finales:

Muy bien, creo que ya lo dije todo en la presentación, hasta otra y cuidense mucho.

                                                            Nessa Yaoi.


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