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I will... forget you por karlaa miichellee

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Notas del capitulo:

bno despues de no se cuanto tiempo aki les traigo el capm 3

esperoo les guste, trate de escribirloo algo largoox k no se cuando vuelva a actualizar xD

 

esperoo les gustee n_n

CAPITULO 3

-hibari- escucho tu voz molesta tras la puerta de mi oficina, por fin has venido, sabia que tarde o temprano esto ocurriría, tengo que afrontar las consecuencias de mis actos.

 

-pasa- de inmediato aparees frente a mi, con tu elegante traje color negro y tu fina camisa roja bajo de este, no tomas asiento, te quedas de pie junto a la entrada.

 

-por que lo hiciste?- me preguntas en tono neutro, volteo a mirarte, no te encuentras molesto, simplemente pareces confundido… eres tan…distinto al Gokudera Hayato que llego a dormir en mi cama… y a la ves tan igual a el…pero es obvia la diferencia entre ustedes, tu, el hombre frente a mi no es el adolescente a quien le quite la virginidad, no es aquel chiquillo rebelde, histérico e insoportable.

 

 

- ….- no hay respuesta por parte del japonés continua sentado sobre el sofá, mirando a la tormenta frente a el, aquella de 25 años, que no le pertenece, aquella que trae un letrero de “propiedad privada” en la frente, un inalcanzable para ese par de orbes azules cual mar

 

- ¿Por qué has tardado tanto?- interrogo la triste nube mientras miraba a detalle la persona frente a el, buscando similitudes y deferencias a su joven tormenta, tratando de encontrar algún defecto, de decepcionarse del italiano de hebras plateadas, algún indicio de Yamamoto, una marca….algún motivo suficiente para convencer a su tonto corazón de olvidarlo, que el no le correspondía con los mismos sentimientos.

 

-…por que quise tratar de comprenderte…de entender el por que … - contesto el italiano mientras bajaba la mirada y miraba sus zapatos negros perfectamente limpios, había durado horas limpiándolos antes de atreverse a ir al lugar donde habitaba el ex prefecto.- ….

 

-…lo ice por que se me presento la oportunidad, la oportunidad de esta ves hacer caso a lo que mi corazón me decía.. a tenerte tan siquiera por unos escasos momentos… - respondió con total sinceridad el guardián Vongola de la nube

 

-eres un idiota- respondió Hayato con la mirada clavada en el piso, aquellas palabras hicieron sentir mal a Hibari por sus actos, lo hicieron sentirse rechazado y odiado por el menor – te aprovechaste del Gokudera Hayato del pasado, te provechaste de mi

 

-yo no me aproveche de el, no lo obligue a nada- respondió molesto, el jamás había obligado al menor a nada..Simplemente, las cosas se fueron dando, la velocidad de su aventura fue incrementando y al parecer no existió un freno que pudiera haberlos detenido en su momento.

 

-¿Por qué?- pregunto el menor con la mirada perdida en sus propios pensamientos-

 

Hibari se levanto de su asiento, y se acerco hasta situarse frente al italiano, este apenas reacciono cuando lo tuvo a escasos centímetros de su cuerpo.

 

-¿Qué haces?- pregunto el menor retrocediendo un poco, pero por cada paso que el retrocedía, Hibari daba uno mas asía delante, a su persona  acorralándolo contra la pared.

 

El japonés lo miro, pero el menor se negaba a mostrar aquellas joyas verdes que tenia por ojos, tomo al italiano por el mentón y por un momento vio dentro de aquel adulto a un niño lleno de miedos y temores, a un infante en busca de respuesta a preguntas formuladas entre su mente y corazón.

 

Lo obligo a mirarle a los ojos, por fin sus orbes azules se toparon con las verde esmeralda, vio duda, miles de preguntas, inocencia, confusión… y ¿Qué fue lo que izo? Simplemente…lo besó..

 

Besó aquellos labios con sabor a tabaco, de color rosado, con sabor embriagante y adictivo.

 

Gokudera entreabrió sus labios, correspondiendo aquella muestra de cariño, el de cabellera negra sonrió, se sintió feliz, después de todo, al parecer aun tenia esperanzas con la tormenta, otra oportunidad se le acababa de ser otorgada.

 

Poso sus manos sobre la cintura del menor, atrayéndolo mas a su propio cuerpo, el italiano tímidamente comenzó a elevar sus brazos, hasta que poso sus manos en el firme pecho del mayor, elevo su rostro un poco mas y le correspondió en su totalidad, lo besó, como hubiera querido hacerlo tiempo atrás, cuando era un chiquillo y estaba enamorado de aquel sádico prefecto…tan inalcanzable a su persona

 

-espera..- pidió el portador del anillo de la tormenta, el mayor se detuvo, pero no se aparto ni un centímetro del italiano, no quería hacerlo – yo… en verdad te amaba… sentía algo por ti

 

-¿Qué dices? Siempre estuviste con Yamamoto takeshi- replico la ahora confundida nube

 

-te equivocas, cuando apenas éramos unos chiquillos, me gustabas, demasiado…¿Por qué crees que me metía tanto en problemas? Simplemente para verte, discutir un rato…pero nunca me diste alguna señal, esperanzas…algo…- respondió gokudera mientras ambos guardianes recordaban aquellos viejos días de escuela en la que se la pasaban discutiendo y peleando por motivos bastante estúpidos al parecer de otros.

 

-hayato…- susurro Hibari contra su oído, había sido un completo idiota, jamás se dio cuenta de que sus sentimientos eran correspondidos, el pensó, que aquel italiano siempre estaría hay para el, pero desde aquella ves que lo vio en compañía del beisbolista, todo se vino abajo…no quiso saber nada de el por un tiempo, lo dejo, abandono aquella guerra sin ni siquiera haber luchado en busca de la victoria…

 

Nuevamente volvió a besar aquellos labios, buscando el perdón, que lo perdonara por haberlo dejado, por no haber tenido el valor suficiente para decir un “te amo” ..por haber perdido tanto tiempo que pudieron haber aprovechado…

 

-..no… Hibari…- Gokudera se detuvo- yo…aun estoy con Yamamoto, esto, no esta bien…- se separo del cuerpo del japonés y antes de que Hibari pudiera decir algo salió de aquella habitación…

 

-….soy un idiota- de dijo a si mismo el hombre de ojos azules como el mismo mar, lo había dejado ir, de nuevo..

 

El todo este tiempo había sido correspondido, pero como jamás se atrevió a dar el primer paso nada sucedió, dejo pasar una gran oportunidad pare ser feliz…para que ambos alcanzaran la felicidad

 

 

*

 

 

 

*

 

 

 

*

 

 

Llevaba dos semanas, y ya no lo soportaba mas, verlo cada día con el cavallone, no lo soportaba mas, quería correr a sus brazos, decirle que lo amaba, besarlo con desesperación en frente de aquellas orbes color miel para dejarle muy en claro que aquel sádico era suyo y de nadie mas.

 

¿Qué acaso Hibari no recordaba nada? ¿acaso el no sabia nada de lo que había pasado entre ellos en el futuro? O..simplemente no le daba importancia…

 

Se sentó en el piso de la azotea tratando de pensar un poco, de calmar sus sentimientos, todo era un desastre, ¿como había llegado a todo esto? ¿Cuando fue que todo esto comenzó y de que manera?

 

Sus recuerdos viajaron a aquella primera ves, a aquella primera noche de pasión, de la cual el guardián de la nube hibari kyoya y el habían sido los protagonistas.

 

Después un tiempo juntos y una que otra discusión finalmente habían podido dar un paso mas adelante en su relación..

 

 

 

~Flash back~

 

 

Se encontraban entrenando como de costumbre, ya llevaban alrededor de 3 horas sin parar, su vista comenzaba a nublarse pero no quería detenerse, si en verdad quería ser la mano derecha del capo Vongola y protegerlo de aquel desagradable futuro tendría que poner todo su empeño en incrementar su fuerza sea como sea, les demostraría a todos los demás por que el era el digno portador del anillo de la fiera tormenta.

 

-¿por que paramos un poco?- pregunto el japonés, gokudera estaba cansado lo sabia, pero el orgullo del menor era tan fuerte y grande que  jamás le permitiría admitirlo o pedir un tiempo fuera.

 

- no- contesto mientras asía un esfuerzo sobre humano para recobrar el aliento perdido al esquivar aquel golpe que iba dirigido a su rostro, de algo estaba seguro, no era bueno en el combate cuerpo a cuerpo, en esos momentos no pensaba simplemente actuaba sin imaginar las consecuencias que podrían traer sus actos.

 

 Es por eso que le habían asignado al guardián de la nube como entrenador personal las 24 horas del día.

 

En un ágil y rápido movimiento hibari se situó detrás de gokudera, paso uno de sus brazos por detrás de sus rodillas y la otra por su espalda, cargándolo al típico estilo de princesa, aquel con el que todas las niñitas hemos soñado que nos cargue nuestro futuro esposo al entrar a nuestro nuevo hogar después de la boda.

 

-es suficiente por hoy- sentencio el de ojos azules cargando al menor rumbo asía su habitación que se encontraba en la parte de la base que el era dueño.

 

No serviría discutir, por mas que quisiera nunca le ganaba al mayor, es algo que había comprendido después de un tiempo de entrenar bajo su tutela.

 

Se quedo callado y dejo que este lo cargara, después de todo, valla que estaba exhausto.

 

 

Llegaron a la habitación del japonés sin ningún inconveniente.

 

-será mejor que te des una ducha para que descanses- hablo el de cabellos negros – iré a buscarte algo de ropa- dijo hibari mientras depositaba al menor en su cómoda cama, la cual le pareció mas que enorme a la joven tormenta.

 

El hombre de cabellos negros y ojos azules salió de la habitación, cerrando la puerta tras de si.

 

Gokudera miro a su alrededor, no era la primera ves que entraba a a aquella habitación, pero para ser sinceros, jamás había pasado una noche en esta, y a lo que le decía el cielo nocturno que alcanzaba a ver por la ventana, esta ves seria diferente.

 

 

*

 

 

 

*

 

 

 

*

 

 

 

-hi-hibari- gimió levemente el menor mientras sentía como este besaba su cuello ¿Cómo habían terminado de esta manera? En verdad no lo recordaba del todo, pero no quería que parara.

 

-no Hayato… aun eres un niño- dijo Hibari deteniéndose y alejándose del menor, si continuaban un poco mas no sabia si se podría detener después.

 

La estúpida edad, era una barrera enorme para ellos, Hayato era un chiquillo, un adolescente de escasos 15 años de edad, y el, Hibari Kyoya, el guardián del anillo de la nube Vongola, un hombre de 25 años, un adulto.

 

-¿Qué importa eso?- pregunto el menor mientras se sentaba en la cama y bajaba la mirada, lo sabia, lo entendía a la perfección, 10 estúpidos años, la estúpida edad estaba entre ellos dos.

 

-importa mucho- contesto el japonés mientras se sentaba y le daba la espalda a su querido Gokudera –eres un niño aun…no sabes lo que haces- dijo el de ojos azules mientras acariciaba la mejilla del  italiano.

 

-no lo soy, tu.. tu me ves como un niño pero no lo soy Hibari, estoy consiente de mis decisiones.. y ..yo en verdad quiero hacerlo- susurro el menor bajando  la mirada, estaba arto, arto de que Hibari lo tratara como si fuese la vaca estúpida de lambo, esta bien lo aceptaba, aun no era mayor de edad, tan solo tenia 15 años de edad pero, sabia a la perfección lo que estaba haciendo, estaba enamorado de un hombre 25 años mayor que el, que dejaría de ver en cuanto regresara a su época, ¡claro que lo había notado! Y aun si continuo, continuo aquellos entrenamientos con el mayor.

 

-Hayato-susurro la nube débilmente - no entiendes que yo no quiero hacerte daño…no me gustaría lastimarte-

 

-pero no lo aras!- contesto con una seguridad total el de chico extranjero

 

 

-hayato… ¿acaso crees que esto es así de simple? Que… será como en las películas, solo amor pasión acaso crees que esto no te afectara en lo mas mínimo?- preguntó curioso mirando fijamente aquellas orbes verdes frente de el

 

-…lo se… - sabia a la perfección a lo que el mayor se refería con hacerle daño- se que al comienzo no será como en las películas, todo color de rosa pero… lo demás…. Se que tu puedes mejorarlo… mejorar y superar cualquier cosa que yo allá imaginado…- después de decir aquellas palabras un fuerte y poderoso sonrojo se apodero de sus mejillas, tímidamente se acerco al japonés y lo besó tiernamente, con sinceridad y pureza.

 

Hibari rodeo la cintura del menor con sus brazos y lo atrajo a su cuerpo, comenzó a devorar aquellos labios rosas, a robarle el aliento a los pulmones del italiano que lo pedían y exigían con locura.

 

-si es lo que en verdad quieres- susurro el de cabellos negros sobre el cuello del menor, comenzó a recorrer con sus labios la blanca piel, a marcarla como parte de su propiedad, lo mordió encajando sus dientes blancos como el marfil en la delicada piel.

 

-mmm… hi-hibari- gimió al sentir aquellos afilados dientes sobre su cuello, mordiéndolo como si la nube fuera un vampiro que buscara llegar a su yugular en con esperanzas de encontrar aquel liquido color carmesí, vital para ambos hombres.

 

Los brazos de la tormenta rodearon el cuello de su amante, sus dedos se aferraron con fuerza a las hebras negras de la nube, mientras las manos inquietas de esta comenzaron a explorar la piel que se escondía bajo aquella playera de color azul, la misma tonalidad de azul que la de sus propios ojos.

 

Poco a poco fue recostando al joven de ojos verdes  sobre la cama mientras el se colocaba sobre de el con cuidado de no lastimarlo.

 

Despojo al italiano de aquella playera azul, la cual aventó terminando abandonada en algún rincón desconocido de su habitación.

 

Bajo de el y su atenta mirada termino un lindo y codiciado uke sin camisa o prenda alguna que cubriera su suave pecho de adolescente, sus labios esta ves se dirigieron a  aquellos botones rosados que adornaban el torso blanco y pálido del peli plateado.

 

Atrapo uno entre sus labios y se dedico a saborearlo mientras que una de sus manos atendía al gemelo de la golosina que en estos momentos permanecía dentro de su boca.

 

-ahh…- aquellos vergonzosos sonidos continuaban saliendo de sus labios sin intención alguna de parar, salían de su garganta a causa de casa roce, caricia o beso que le propiciaba el hombre sobre de el a su persona.

 

-hayato…- susurro sobre el oído del menor cuando por fin abandono aquellas dulces golosinas, comenzó a besar y morder levemente la oreja del chico bajo de el, arrancándole suspiros de satisfacción

 

Fue descendiendo por su cuello, después bajo hacia su torso, por el cual dejo un rostro de saliva hasta que se topo con el ombligo del mas chico, lo besó una y otra ves, como si se tratase de un hombre que le acabaran de decir que iba a ser padre, y ahora besara el vientre de la madre de su hijo.

 

-hi-hibari…- gimió el nombre de aquel hombre una y otra ves, fue entonces que sintió  como una mano del japonés se colaba dentro de sus pantalones en ese momento sujeto con fuerza aquella cabellera negra  con sus manos.

 

Los largos dedos del ex prefecto tocaban su entrepierna sobre su ropa interior, la acariciaban sin parar, sentía que se volvería loco, nunca pensó que podría experimentar tanto placer, ahora no sabia si seria capas de controlarlo.

 

El japonés retiro  a su curiosa mano del lugar en que se encontraba, desabrocho aquel molesto botón que se encontraba en los pantalones color negro del adolescente, tomo el cierre entre sus blancos dientes y lo bajo con sensualidad, ante la atenta mirada color esmeralda que miraba todo con un sonrojo total.

 

Después de bajar aquel molesto cierre acerco su rostro al ajeno y beso tiernamente al italiano mientras sus manos se situaban en las caderas contrarias y las fue bajando junto con aquella molesta prenda que mantenía presa la hombría del mas chico, acariciando aquellas largas y suaves piernas.

 

Cuando termino de quitarle los pantalones comenzó a subir y bajar sus manos por aquel par de suaves y bellas extremidades a sus ojos y de cualquier otro hombre que las viera.

 

Hayato poco a poco comenzó a abrir sus piernas y las fue colocando a los costados del cuerpo del adulto sobre de el.

 

Hibari sonrió al verlo, lo tenia hay para el, dispuesto a llegar hasta el final… su amado herbívoro~

 

Se situó entre las piernas del menor acomodándose entre ellas, sintió los finos dedos de su pareja situarse sobre su pecho aun cubierto por su camisa color morada, poco a poco el menor se fue sentando en la cama, comenzó a besar a su pareja, entonces aprovecho la cercanía para comenzar a desabotonar botón a botón aquella prenda que cubría el seguramente bien formado pecho y torso del de ojos azules.

 

Mientras asía su labor, en sus labios se libraba una batalla en busca del poder entre ambos hombres

 

-mmm…- gimió sobre los labios de su amante al sentir las manos de este acariciando sus glúteos.

 

Por fin había desabrochado el ultimo botón, poso sus manos sobre los hombros del mayor y poco a poco fue bajándolas quitándole su camisa, dejando ante sus ojos la musculatura de el ex prefecto.

 

Paso sus dedos por aquel cuerpo, desde el cuello hasta un poco mas debajo de su ombligo, al nivel donde se situaban sus pantalones negros.

 

Hibari tomo al menor por su cintura y lo sentó sobre sus  caderas, ambos quedaron frente a frente, las mejillas de gokudera se encontraban completamente rojas mientras que en sus ojos se podía apreciar el placer que sentía en esos momentos.

 

Nuevamente sus labios se dirigieron a el cuello ajeno, mientras sentía como una tímidas manos se paseaban por su torso, explorando su cuerpo.

 

Sus manos que se encontraban en la cintura del mas bajo comenzaron a mover las caderas ajenas, frotando los glúteos del menor contra su entre pierna en busca de un mayor contacto, y de que gokudera comenzara a hacerse una idea de lo que se escondía bajo sus pantalones.

 

Sus ojos se abrieron un poco en modo de sorpresa al sentir como el japonés restregaba su hombría aun bajo sus pantalones contra su retaguardia. Un escalofrió recorrió su cuerpo y si ¿dolía mas de lo que el esperaba?

 

Pero al sentir aquellos labios devorar su cuello y aquel par de traviesas manos aquellos pensamientos se dispersaban de su mente y eran ocupados por uno solo…en verdad quería que aquel hombre de bellos ojos azules y alborotada cabellera negra le “robara” su inocencia

 

Poco a poco Hibari volvió a recostarlo sobre el colchón, le quito la ultima prende que llevaba puesta al menor dejándolo completamente desnudo, tal y como dios lo trajo al mundo, además de que también a su merced.

 

El sonrojo que habitaba en las mejillas del italiano se convierto en un rojo intenso como el de un jitomate, dándole una apare ciencia un poco graciosa y ante los ojos azules, también violable.

 

Se acerco a la entrepierna del adolescente y suspiro frente a esta, Gokudera no pudo evitar tomar a Hibari por los cabellos fuertemente al sentirlo husmear en aquella zona tan intima de su anatomía

 

-hi-hibari…- gimió el menor cuando este continuo con sus labores de explorador.

 

El japonés paso sus manos por los hombros de Gokudera, de hay bajo a su espalda, cintura, caderas y finalmente llego a sus glúteos, los cuales acaricio y tomo entre sus manos arrancándole una inmensidad de suspiros y demás muestras de aceptación y placer por parte de la futura mano derecha del 10° Capo Vongola.

 

Hibari se levanto de la cama, camino un poco por la habitación ante la atenta mirada del italiano, justo cuando estele iba a preguntar el motivo de haber dejado a medias en lo que estaban, observo como Hibari sacaba algo de uno de sus cajones, y después como embarraba sus dedos con un extraño y desconocido liquido.

 

Justo cuando el de ojos azules volvió a colocarse sobre su cuerpo desnudo se dio cuenta de que era aquello y para que lo utilizaría el mayor.

 

Hibari beso sus labios mientras acercaba sus tres dígitos lubricados a la entrada del menor, el primero rozo la entrada de Gokudera, este no pudo evitar estremecerse un poco, así como tampoco el nerviosismo que se origino en su interior, pero si lo demostraba probablemente Hibari se detendría en ese instante.

 

Abrió un poco mas sus piernas para que el japonés se acomodara entre ellas.

 

Sus ojos se abrieron de par en par cuando sintió como aquel primer digito era introducido en su interior, apretó las sabanas con fuerza en el momento que este comenzó a moverse dentro de el simulando pequeñas embestidas a su persona.

 

-ahh!- grito levemente Gokudera cuándo un segundo dedo le hacia compañía al que estaba en su interior, le parecía bastante incomodo aquellas caricias internas, no se lograba acostumbrar, pero los labios de Hibari que permanecían en su cuello le hacían distraerse un poco de aquella sensación entre sus piernas..

 

Tres eran los dedos que ya había dentro de su cuerpo husmeando aquella zona que nadie siquiera había logrado acercarse ni un poco, sus ojos luchaban para no derramas aquella lagrima que se escondía entre aquellas largas pestañas y sus ojos entre cerrados.

 

Se había detenido, con cuidado el mayor retiro sus tres dedos del lugar en el que segundos antes se encontraban.

 

-te amo…- susurro el mayor, noto aquella lagrima apunto de salir de la comisura de los ojos del menor, la limpio con una de sus manos – no llores… no quiero verte llorar-

 

Gokudera miro a Hibari y lo beso tiernamente

 

-pues..no me veras…- sentencio mientras se giraba lentamente, era probable que en verdad de sus ojos salieran un par de gotas de agua salada, y en verdad no quería que Hibari se percatara de ello, ese fue su motivo para en estos momentos quedar recostado boca abajo y dándole la espalda a el guardián de la nube

 

 

Hibari se posiciono sobre el menor, comenzó a restregar su entrepierna con el trasero del menor, gokudera dejaba salir una serie de gemidos provenientes de sus labios y garganta ante tales caricias tan excitantes.

 

Se quito los pantalones y por fin después de tanto tiempo su erección quedo libre, gokudera no se atrevió a voltear, después de todo aun era un chiquillo era normal que le pareciera penoso ver a otro hombre desnudo.

 

-mmm Hibari- gimió el italiano al sentir el miembro del mayor rozar su virgen entrada, el japonés comenzó a dar tiernos besos en la cabellera plata del chico ajo de el, tratando de distraerlo, sus acciones dieron el resultado esperado, Hayato estaba totalmente enfocado en las caricias que le propiciaba Hibari y no en su miembro que estaba listo para profanar su interior.

 

-ahh! – grito el de ojos verdes cuando Hibari comenzó a entrar en el.

 

Hibari siguió avanzando un par de centímetros mas y Gokudera cerro sus ojos con fuerza, tratando de impedirle a sus lagrimas que salieran de sus orbes verdes y recorrieran sus mejillas, por que el Gokudera Hayato conocía el motivo, Hibari también sabia la razón de que sus lagrimas siguieran cayendo, era obvio le dolía, y ¿Cómo no? Si el aun era virgen y un hombre de 25 años de edad aproximadamente era quien le estaba quitando su virginidad.

 

-hi-hibari- dijo entrecortadamente el menor, ya no podía mas, sentía que lo iban a partir en dos, sus manos apretaban y estrujaban con fuerza la sabanas bajo de el, ya no se molestaba en tratar de parar aquellas lagrimas que mojaban la almohada.

 

El japonés sentía como el chico bajo de el se estremecía, sus mano comenzaron a acariciar aquel frágil cuerpo, tratando de distraerlo, se acerco al rostro del mas bajo y comenzó a besarlo, quedando aquellas muestras de incomodidad entre sus labios, nacían en la garganta del mas chico, salían por sus labios pero eran interceptados por los del japonés, para después desaparecer entre ambas bocas.

 

-gokudera - gimió con voz ronca el japonés, finalmente había entrado por completo en el cuerpo de la tormenta. – te amo herbívoro~

 

Si quedo inmóvil dentro del cuerpo del italiano, no se atrevía a moverse ni un poco.

 

Pasaron unos cuantos segundos y Gokudera logro normalizar de nuevo su respiración.

 

-nhh Hibari…- dijo débilmente el lindo uke cuando este comenzó a moverse lentamente en su interior, con cuidado para no irlo a lastimar.

 

1 estacada y Gokudera no pudo reprimir aquella queja de dolor que salió de sus labios.

 

2,3,4,5,6,7….8

 

-ahh!- grito con un sentimiento de placer en su totalidad mientras una descarga eléctrica recorría su cuerpo entero.

 

 bingo, Hibari había encontrado aquel punto especial en el interior de Gokudera.

 

Por fin lo había encontrado, dirigió todos sus movimientos a aquel lugar especial.

 

-hibari mmm- gemía cada ves mas fuerte el italiano, sintió una descarga de placer recorrer su cuerpo entero cada ves que Hibari tocaba aquel lugar, noto como el mayor mantenía sus caderas levemente elevadas, así que el se dejo llevar y las elevo teniendo como resultado un mayor contacto entre ambos cuerpos.

 

Las mejillas del menor se sonrojaron debido al placer y en sus ojos se acumularon lágrimas de satisfacción.

 

Sentía como cada ves el mayor entraba aun mas en su interior, también sentía como una descarga eléctrica recorría su cuerpo cada ves que alcanzaba aquel punto.

 

Gotas de sudor adornaba la piel de ambos cuerpos desnudos debido a la actividad física que estaban llevando a cabo.

 

Hibari sostenía con fuerza las caderas del menor, de seguro le dejaría alguna marca.

 

Gokudera estrujaba y revolvía sin parara las sabanas blancas, estaba casi seguro de que había rasgado al menos una.

 

El japonés estaba enormemente agradecido de que ase un par de meses de atrás había vuelto su habitación a prueba de sonido, y de que ninguno de los otros Vongolas conociera el camino para llegar a esta, si no probablemente ya hubieran sido descubiertos.

 

-ahhh!- gimió el menor antes de correrse sobre las sabanas de seda bajo de el, manchando aquellas caras telas blancas.

 

Hibari permaneció quieto un momento en el interior del italiano, esperando a que se recuperara del reciente orgasmo.

 

Salió unos instantes del italiano, le dio la vuelta para quedar frente a frente, y antes de entrar nuevamente en el y seguir con aquella noche, sin parar hasta el amanecer le susurro en el oído contrario un…

 

 

-te amo herbívoro~

*

*

*

 

 

“pensé que te había dejado ir sin que nada me faltará no,

 no, todavía no soy capas de dejarte ir te amo te amo,

yo te amo, ¿me puedes escuchar?

¿Serias capas de escuchar mi ultima confesión?
te amo Kyoya~

Notas finales:

nee nee~ k taal?

hmp, tarde como una semana haciendo el lemon y aun asi no me gustoo como kedo ¬¬

mmm......tratare k el proximo ste mejor, este casi no me gustoo, pero ps ya no sabia que mas escribir xD

 

esperoo les aya gustado!

 

¿revirew?

 


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