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I will... forget you por karlaa miichellee

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Notas del capitulo:

feliz cumplee erzaaa

suboo esta actux q la pediste (y x q ase siglos q no subo nd n_nU)

esperoo les gustee :D

CAPITULO 5

Corrió hasta casa del decimo, donde el capo ya iba de salida, lo saludo con una enorme sonrisa y comenzaron a caminar rumbo a la escuela.

No paso mucho tiempo antes de que se les uniera el beisbolista y el dúo se transformara en trió.

Caminaron los tres juntos rumbo a la escuela, fue entonces que noto el exceso de atención que el futuro samurái ponía sobre su persona.

Siempre le sonreía, trataba de llamar su atención o de hacerle plática.

No lo había notado hasta ahora, fue entonces que recordó lo que el Hibari del futuro le había dicho en alguna ocasión.

“Tu estas con Yamamoto Takeshi”

 

Debía admitirlo, era lindo pero… ¿Cómo es que había terminado al lado de aquel idiota?

Normalmente el camino a la escuela le parecía agradable, las tontas platicas del beisbolista no le parecían tan tontas, sus miradas asía su persona no lo molestaban, inclusive ni lograba notarlas, pero…hoy era todo lo contrario

El camino le parecía bastante largo y fastidioso, las pláticas de Yamamoto no las soportaba y sus miradas le molestaban.

 

Después de un largo, largo camino lograron llegar a la escuela

 

Las clases transcurrieron con normalidad, hasta que llego el receso.

Subió a la azotea, decidido adelantarse y esperar hay a su joven capo, necesitaba pensar…

Fue entonces que escucho un llanto bastante conocido, camino en dirección a aquel llanto y se encontró con la vaca estúpida.

-lambo? ¿Qué tienes? – pregunto el italiano

-cupiak! Lambo-san corría alegremente, pero entonces llego el pollo, la bazuca le cayó por accidente y no a vuelto… ¡cupiak! – lloraba desconsoladamente el niño –

-pero…¿no apareció el Hibari Kyoya adulto?- pregunto ilusionado el menor al infante

El niño dejo de llorar unos momentos.

-..si…y me dio unos dulces- contesto dejando de llorar mientras le mostraba a Gokudera un paquete de dulces sabor cereza.

Emocionado salió corriendo rumbo a la oficina del sádico prefecto, sin duda hay estaría

Corrió lo más rápido que pudo sin importarle que el decimo le pregunto a donde iba, solo estaba preocupado por llegar a aquel lugar, tanto que ni siquiera se percato de que era perseguido por alguien más a la distancia, corrió en busca del ser amado, sin saber que Yamamoto lo seguía, y terminara enterándose de todo…

*

*

*

-¡Hibari! – grito en cuanto abrió la puerta de la oficina del prefecto

-¿Hayato? ¿qué haces aquí? – era él, ¡si lo era!

Sin contestar se lanzo a los brazos del mayor mientras lagrimas de felicidad brotaban de sus ojos.

El japonés lo recibió con los brazos abiertos, dejo que su amado se desahogara en su pecho mientras el acariciaba nuevamente aquella hermosa cabellera plateada.

-te extrañe mucho- dijo el menor entre el llanto.

-creí haberte dicho, que olvidaras todo Hayato…-

-…¿Cómo hacerlo? ¿Acaso tu si me olvidaste Hibari?- interrogo el italiano mientras alzaba la mirada

-…no… no te he olvidado mi amado herbívoro~

El joven albino sonrió, se acurruco entre los brazos del adulto como si fuera un recién nacido que se acomoda en los brazos de su madre para poder dormir.

No dijeron nada mas, permanecieron en silencio esperando que los 5 minutos pasaran y volvieran a su maldita realidad, a esa vida que más que vida parecía una maldita pesadilla.

-adiós…susurro el japonés antes de desaparecer, Hayato sintió como le arrebataban a su amado de entre sus brazos y segundos después como otra persona parecía en su lugar.

Apenas pudo reaccionar cuando el Hibari Kyoya de su época ya lo tenía preso por la cintura.

-suéltame- pidió el bombardero

-…..lo siento…..- se disculpo el japonés sin motivo aparente, dejando más que sorprendido al menor- no te soltare – y ahí estaba, de nuevo el prefecto idiota de Hibari Kyoya.

Sin decir más, Hibari besó al menor, con ternura y amor, igual que el Hibari adulto…

Estuvo a punto de contestar, cuando escucharon la puerta cerrarse y después como alguien corría por el pasillo.

-Yamamoto Yamamoto- repetía el ave amarilla del prefecto.

-idiota de beisbol…- susurro el italiano, demonios, no sabía que él los estaba espiando –tengo que irme

-¿a dónde vas?- preguntó de manera arrogante el prefecto

-¡a buscarlo! Tengo que explicarle las cosas-

-¿y nosotros no?  Hayato yo te quiero aquí, siento celos de mi mismo, de que mi adulto te allá tocado, que te allá poseído

-..Hibari…-

No supo cómo o cuando pero el japonés logro posicionarse sobre su cuerpo

-déjame hacerte sentir lo que él te provoco, y déjame sentirme como él se sintió….- fue lo único que dijo el japonés mientras miraba fijamente las orbes verdes del menor.

El menor miro fijamente aquel par de orbes azules, aquellos mares tan profundos y hermosos donde se perdería cualquier experto marinero.

-….yo no te amo…- susurro el italiano , pues era verdad, podían tener el mismo físico ambos hibaris pero eran distintos…muy distintos

Hibari cambio, lo miro completamente serio y con frialdad, lo besó por la fuerza

Con desesperación lujuria y deseo.

-detente!- pidió mientras se removía bajo el cuerpo del japonés-¡tú no eres el! – le grito

Pero el prefecto no tenía la intención de parar, sujeto al menor de sus muñecas evitándole cualquier vía de escape mientras comenzaba a morder el cuello del italiano

Lagrimas de impotencia comenzaron a salir de sus ojos, no quería que lo siguiera tocando, quería que se detuviera ya.

-suéltalo Hibari…- hablo el beisbolista desde la puerta.

Tanto la nube como la tormenta le prestaron su total atención a la lluvia.

-hpm, creí que te habías ido a llorar como una niñita al perder un caramelo- comento de manera arrogante y burlona

El espadachín afilo la mirada, con paso decidido se acerco al menor  y le quito al prefecto de en sima.

-vámonos Hayato- hablo el beisbolista, el menor miro dudoso hacia la dirección en que se encontraba Hibari con miedo a que una batalla comenzara por su culpa.

-tu también sal- pidió el menor al joven de ojos miel, temía por su salud, este se volteo a mirarlo y le sonrió, causándole un gran sonrojo.

-tengo que hablar con Hibari-

-no, sal conmigo- pidió mientras se abrazaba al brazo del moreno, causando con esto que el prefecto comenzara a hervir de celos.

Yamamoto miro fijamente aquellas orbes verdes que le suplicaban que saliera con el.

-¿cómo negarme a esos ojos?- pregunto sonriente el japonés mientras salía junto con Hayato de la oficina del prefecto.

salieron en un completo silencio, se fueron de la escuela y comenzaron a caminar por las calles de la ciudad, hasta que llegaron a una calle desierta, el menor se detuvo ante la atenta mirada del samurái.

-vivo a una cuadra…¿vienes?- pregunto el joven albino a lo cual el japonés asintió.

Ambos comenzaron a caminar hasta que llegaron a un enorme edificio, subieron hasta el tercer piso y el italiano se detuvo frente a la puerta numero 59.

Saco su juego de llaves, abrió la puerta y ambos entraron.

Tanto el italiano como el japonés tomaron asiento

Sin decir nada se refugió en sus brazos, corrió a los brazos de su amigo y comenzó a llorar en su pecho.

-lo siento- se disculpo el italiano mientras continuaba llorando.

-¿Qué sientes?- pregunto la lluvia mientras acariciaba las hebras plateadas.

-…el no poderte corresponder…-

-no te pido que lo hagas, solo te pido que sonrías de nuevo Hayato…-

El menor levanto la mirada y encaro aquel par de orbes color café.

Una cálida sonrisa se alojaba en los labios del chico de tez morena

¿Cómo podía estar sonriendo cuando acababa de rechazarlo?

Sin poder evitarlo también sonrió, sin duda alguna la felicidad resulta contagiosa.

-quiero corresponderte…pero… en el futuro…ocurrieron demasiadas cosas…- menciono Hayato mientras se sentaba y limpiaba sus lágrimas.

-lo se todo Hayato… sabes….tu y Hibari eran muy ruidosos en ocasiones…-ante este comentario el menor se puso tan rojo como un tomate - también…encontré la habitación de nuestros yo futuros, podemos estar juntos…

El menor no respondió, después sintió como el japonés se recostaba y colocaba su cabeza sobre las piernas del italiano, como un niño que busca consuelo en el regazo de su madre.

Gokudera comenzó a acariciar la corta cabellera negra, pasando sus dedos entre los cabellos negros.

-quiero intentarlo… - sentencio el italiano captando la atención de su acompañante.

-hare mi mejor esfuerzo por enamorarte- comento sonriente

-yo también lo haré…- contesto mientras una sonrisa sincera salía de sus labios

Te olvidare, sin duda lo are

Veo como ya tienes a alguien a tu lado

Yo también tengo una maravillosa persona a mi lado

Como ves

Cumpliré mi promesa

Olvidare todo a partir de ahora

Lo juro…

Te lo prometo

Voy a rehacer mi vida.

Cuando un amor se va, otro vuelve

Es algo inevitable

Ahora tú te marchaste

 

Y Yamamoto llego…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

FIN

hoy no escriboo mucho ps andoo de contrabando aqi xD

bno byee besos

¿review?


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