PRESENTE
Había pasado cerca de un mes desde que había decidido darse una oportunidad con el beisbolista.
Aun se seguía cohibiendo cuando este lo besaba, y continuaba avergonzándose cuando este lo miraba por mucho tiempo y le decía algún que otro cumplido.
No era que aquellas acciones le molestaran, simplemente le tomaban por sorpresa, se la hacia algo muy difícil acostumbrarse a aquel dulce e inocente amor.
Sin saber como…. Aquel chico lo estaba enamorando…
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Se encontraban acostados en el sillón de su departamento viendo una película “Después de la Tierra”
Pero a decir verdad, de los 55 minutos de película que llevaban, apenas si estaban consientes de 5, pues el guardián de la lluvia no dejaba de besar aquellos labios, ni de acariciar levemente aquel cuerpo sobre las ropas, pidiendo por más.
Y en respuesta, el menor no oponía ni la mas mínima resistencia, aquellas pequeñas acciones le agradaban tanto, aunque no lo admitiera, le gustaba sentirse mimado, consentido, amado, pues ese chico de ojos color miel sabía como hacerlo sentir tan bien consigo mismo.
Sin saberlo, la lluvia había terminado sobre la tormenta, y poco a poco la ropa comenzó a escasear, así como la cordura, lo único que había era pasión, lujuria, deseo… ¿amor?
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Lo estaba perdiendo…. Pero... ¿Cómo perder algo que jamás te perteneció? , como extraviar algo que jamás estuvo en tu poder.
El joven albino jamás había sido suyo, fue de su yo adulto mas no de el, y ahora, era de yamamoto…. Veía como cada día se llevaban mejor, solía espiarlos, notaba las sonrisas que el moreno le robaba, la manera en que se mimaban, un empalagoso y estúpido amor de secundaria.
Es por eso que había ido a el departamento del italiano aquella noche fría, oscura y desolada. Se acerco sigilosamente a la ventana, estaba decidido a entrar, le iba a explicar las cosas, el por que de sus actos, se iba a disculpar… posiblemente se atrevería a robarle un beso al menor y si este se lo permitía… llegar un poco mas lejos.
Tenia tantos planes… tantos planes que terminaron sin siquiera comenzar, pues aquello jamás lo espero, no lo vio venir hasta que lo tuvo en frente suyo.
La tormenta se encontraba dormido, completamente desnudo cubierto apenas por una sabana blanca… pero no estaba solo, alguien lo abrazaba fuertemente por la cintura,….. yamamoto takeshi.
Era un idiota, que se había dejado dominar por los celos.
Pero, su pesadilla no terminó en aquel momento, bien dicen que la curiosidad mato al gato…
Se quedo observando un momento mas, notó como el menor se agitaba entre los brazos de aquel moreno, despertándolo de su añorado sueño.
Se miraron entre ellos, sin notar que había un espectador en aquel árbol, sin saberlo, se besaron, lo hicieron hasta que se quedaron sin aliento, hasta que el beisbolista estaba sobre el experto en dinamita.
La nube sabia que tenia que irse, sabía lo que ocurría, pero sin embargo, se quedó…
-ya-yamamoto- gimió el ser amado mientras sentía como el joven aludido se hundía en su interior.
Estrujaba las sabanas debajo de el, enredaba sus piernas en las caderas contraías y comenzaba a mover las propias.
Si… la curiosidad… terminó por matarlo
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FUTURO
Comenzó a besarle el cuello mientras lo acorralaba contra la pared más cercana, el menor en un principio se resistió, pero después dejo de hacerlo y simplemente se dejo llevar, como un naufrago por el mar.
El japonés coló sus manos bajo el pantalón del joven albino y comenzó a tocar aquella conocida y a la vez desconocida piel.
-mnh…. Kyoya…. Para, estamos en la base- dijo apenas audible la tormenta adulta –alguien podría venir
-no quiero, y tu tampoco…- respondió sin alejarse ni un centímetro de su presa
Se limito a quedarse callado, ¿para que decir algo si era verdad?
El toque de la nube lo excitaba tanto, deseaba sentirlo dentro del, tal y como su joven yo lo hizo, quería vivir aquella sensación en carne propia, no por medio de recuerdos borrosos sin sabor.
El cazador llevó a su nueva victima hasta su habitación, un lugar que el desconocía, lo recostó sobre su cama mientras ambos se iban despojando se sus prendas, se quitó su corbata para después lanzar los pantalones del menor a un lugar lejano, para ser mas sinceros, al olvido, de donde esperaba no regresaran pronto.
La tormenta no huía, al contrario, había empezado a acariciar el pecho de la nube.
Hibari atrapó entre sus manos la retaguardia del menor, este soltó un gemido de satisfacción en modo de respuesta.
Estaban completamente desnudos, cargados hasta el tope por el deseo y sed a causa del cuerpo opuesto, una sed infernal que necesitaba ser saciada cuanto antes, aquella misma noche, en aquel preciso instante.
-mnh….- gimió el albino al sentir como un digito lo invadía, no supo en que momento el japonés lleno sus dedos de aquella sustancia, ni tampoco lo noto como se acercaban a aquel lugar tan íntimo, no se dio cuenta de nada hasta el momento del ataque.
-…¿listo?...- interrogó el hombre de cabellos negros mientras se acomodaba entre las piernas de la persona amada.
-… ¿Qué esperas?... – la nube sonrió, y comenzó a entrar-Kyoya…-
Aquella no era la primera ves que recibía a alguien dentro suyo, pero, aquel japonés de ojos azules, definitivamente no era algo común, y no era ese “alguien” a quien estaba acostumbrado a recibir.
-tal, y como aquella ves…- susurro el adulto de llama morada- la misma bienvenida…tan estrecho…- decía en el oído ajeno, provocando que un enorme sonrojo poblara las mejillas ajenas
-tsk, cá-callate …duele…- dijo con voz baja, suave y entrecortada.
Desde que se había arreglado todo, desde que cada guardián había regresado a su respectiva época, no había sido capaz de recibir al ex beisbolista dentro suyo, ya no sentía aquel deseo por recibirlo, ya no sentía ese cosquilleo en el vientre con las caricias que le propiciaba, no tenía caso seguir con el, continuar con el engaño.
-shhh…..- le calló el ex prefecto, mientras comenzaba a acariciar aquellas hebras plateadas.
Lentamente comenzó a moverse, unos movimientos casi imperceptibles, pero lo bastantes fuertes para que alteraran al menor.
-confía en mi, relájate- el menor lo miró, y asintió levemente.
La velocidad del vaivén fue en aumento, hasta convertirlo en una danza salvaje, una carrera por llegar al éxtasis.
El italiano sentía como el japonés embestía sus caderas con fuerza, como la cama se agitaba ante tal ritmo tan fuerte, tan animal, pero aun así… quería más. Definitivamente mañana al despertar tendría más de un moretón en el cuerpo debido a la fuerza con la que el ex prefecto s aferraba a su cuerpo.
Aprovéchate de mí, de que estoy enamorado… puedes hacer lo que quieras, si te place, pon mi mundo de cabeza.
Pero si te aprovechas tu de mi, me aprovechare de ti…
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PRESENTE
El beisbolista entraba nuevamente en su interior, ambos tenían el cuerpo lleno de pequeñas perlas hechas por el sudor, causa de repetidos encuentros en toda la noche, y ahora el despertar, volvían a repetir la toma.
-Ven acércate, ayúdame a olvidarlo, por favor aléjame de pensar, ayúdame que estoy tan solo y no quiero recordarlo, quédate esta noche, fingiré que eres importante, que tu lo eres todo para mi, que contigo soy feliz… finjamos que soñamos con fugarnos al otro lado del mar, vamos ayúdame que no deseo recordarlo. Estoy tan solo esta noche… y no me quiero suicidar….vamos, pasemos una noche mas juntos, rompamos las sabanas y saciemos nuestro deseo.
Finjamos que no existe nada mas takeshi…finjamos que nos amamos-