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Ladrón De Almas por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Hoy será algo revuelto de entender, para que sea un poco más fácil: habrá traiciones xD

 

-Talves –se empezó a reír –. Talves si no fueran Kazuki y Juubei, sus contrincantes –confesó en medio de una macabra sonrisa.

            -¿Qué has dicho?  -Ginji no podía salir de su sorpresa -¿Qué hacen ellos aquí? –el moreno le vio con obviedad.

            -Están trabajando para mi, joven Amano Ginji –se cubrió elegantemente su sonrisa en medio de una prominente reverencia –, podría ofrecerle un lugar a mi lado, Emperador Del Rayo.

            -Me niego –contestó inmediatamente.

            -Tch, es una verdadera lástima, parece que sigues queriendo juntarte con gente terca, querida prima.

            -Pero me aleje de ti –le sacó la lengua y se quedó tras el rubio, que se acomodaba los guantes, pero por dentro tenía muchas dudas, ¿Ban estaría bien? ¿Cómo es que el Ladrón de Almas había conseguido a sus antiguos compañeros? ¿Y podría esta vez usar sus poderes?

            El sudor corría frío por la sien derecha del rubio. Abdón lo notó y ensanchó un gesto de felicidad. Ambos se lanzaron en dirección hacia atrás. El moreno quedó cerca de la enorme campana del ayuntamiento, mientras que Ginji permanecía en tierra, sus poderes estaban fuera del mapa, así que tendría que arreglárselas solo con su habilidad de combate cuerpo a cuerpo. Fueron segundos de tensión. Después, cayó una hoja de ciruelo, y antes de que cayera, ambos, con el viento ocasionado, la partieron en dos. Chocaron sus puños en las correspondientes mejillas enemigas. Terminaron siendo repelidos y derraparon contra el piso. Ginji se limpió el leve hilillo de sangre que le había causado al pasarse a traer con sus propios dientes, mientras que el moreno se lamía ladinamente su sangre.

-Parece nervioso, mi querido emperador

-Es que este tipo de peleas no tiene mi “Chispa”

-Ah, ¿Será por qué le falta su otra mitad? –Ginji chasqueó la lengua, en su extrañado modo serio. Continuaron balanceándose el uno sobre el otro con increíble habilidad. Ginji no dejaba de sorprenderse con la fuerza de su oponente, al tiempo que Abdón tenía que tomar muchas precauciones para no ser herido. Ophelia se cubría los oídos, el estruendo de los choques era estrepitoso. Parecían rayos al caer. Por suerte, pensó. Si llegase a parecer otra cosa, se tendrían que ver las caras con la policía y a su primo le iba a molestar al punto de acabar con los estorbos con un solo soplido.

-Ban-chan estará bien… -se repetía a sí mismo con extremo ahínco. Tratando de convencerse que ni siquiera Kazuki o Jubei eran suficientes para lastimar a Ban de muerte.

-Mientras yo siga vivo, lo dudo bastante –susurró en apenas un siseo y en seguida apareció detrás de Ginji. El rubio sólo pudo mirar la velocidad con la que el moreno se movía para saberlo más rápido que él.

Bastó un solo golpe en su estómago para hacerlo caer.

-Tomaré en cuanta algo de la escasa amabilidad que tengo, no pienso “quitártela” hasta que tenga el cuadro –terminó por decirle con aire sumamente superior –, en lo que respecta a ti, mi querida prima…

-Ophe-chan –dijo Ginji levantándose –, aléjate, ahora.

-¡Pero Ginji! ¡¿A dónde piensas qué iré?! ¡No te voy a dejar solo con éste lunático!

-¿Lunático? Vaya –del bolcillo sacó su mano en la que tenía su precioso anillo color amatista. El cual la chica logró reconocer de inmediato.

-¡Detente! –Abdón se regodeó en la instantánea desesperación y pánico creado –haré lo que pidas –dijo totalmente convencida –, pero no le hagas nada a Ginji-chan.

-Hunmm, me comienzo a poner celoso –acarició la joya mientras la deslizaba por su dedo –, pareces ser muy apegada a él. Dime, ¿Qué tiene él, o qué te ha ofrecido, mejor que yo?

-Ya cállate, tienes la llave completa –lo que Abdón no pudo ver, fue la pequeña sonrisita triunfal de Ginji.

*Al día siguiente*

En una cueva, mejor dicho, en una prisión natural, se encontraba el antiguo emperador. Encadenado y con la cabeza gacha. Mientras que la muchacha estaba metros arriba de ese lugar sentada en una silla de madera. No en mejores condiciones.

-Más te vale que hables –Abdón comenzaba a perder la paciencia.

-No sé de qué quieres que hable –se encogía de hombros ligeramente.

-Tsk –viraba la vista –la llave ¿Dónde está?

-Hunmm, no lo sé, talves la perdí –el moreno ponía ambos lados a los costados de la chica y la miraba asesinamente.

-Dime dónde rayos está, o de lo contrario me encargaré de que Yuriel tenga pesadillas mientras se ahoga en el fondo del lago –le tomó aprensivamente el mentón, y después los pómulos mientras se miraban fijamente –, te haré recordar el pánico que me tuviste aquella noche, torturaré al rubiecito ese para que no te queden dudas, estoy determinado a conseguir lo que quiero.

-¿Y por qué estás abusando de otros? ¿Eres tan débil como para no darte cuenta de que dependes de los demás, Abdón-chan? –Ginji aparecía liberado de sus esposas.

-¿Cómo? –miró a la chica que sonreía satisfecha –su plan era venir desde un principio. Se dejaron atrapar –aseguró tremendamente furioso.

-Son gajes del oficio –aparecía Mido Ban quitándose los lentes –, se acabó, Abdón –el efecto del poderoso Jagan se deshizo.

-Ya lo veo ¿Desde cuándo? –se preguntó el moreno retrocediendo hasta ponerse frente a la enorme caja que resguardaba la pintura, poniendo su mano izquierda sobre las pequeñas teclas donde se podría digitar el código.

-Desde que los capturaste –dijo Ban con tranquilidad. Había aparecido y liberado a ambos sin inmutarse y sin mirar a Ginji en ningún momento.

-Hump –soltó Abdón. Ophelia y el rubio se miraron extrañados, era increíble, incluso estando en aquella situación, Abdón no parecía entrar en la fase de su derrota. Ophelia captó las cosas demasiado tarde.

 

-¡Ginji! ¡No confíes en Ban! ¡Él ya lo tiene! ¡El Jagan está ahora sobre nosotros!

 

-Demasiado tarde –dijo Abdón después de exhalar la orden –pelea contra él, sirviente mío. –Ban fue derrotado por Kazuki y Jubei. Y ahora… -¿Te gusta mi nueva joya, prima? –el anillo contenía el alma de Mido Ban –, se cierran las negociaciones amables, ahora dime la contraseña, ó haré que estos mejores amigos se terminen de matar entre ellos –estaba  bajo el completo control del Ladrón de almas. 

 

 

 

Notas finales:

en el prox... lemon 8D


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