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Devυélvel4;e a l4;ι m0;el4;e
III
Aburrida, hambrienta y sola, Sakura decidió pasar la tarde en la casa de su madre. Aquella idea era mucho mejor que quedarse sola en la mansión Uchiha. Ella sonrió, desde su embarazo había pasado mucho más tiempo en la casa de Sasuke que en la suya, con la única diferencia de que sólo sería hasta que naciera el bebé.
— ¿Cuándo formalizaras tu relación con Uchiha?
— ¿Qué está diciendo madre?
— Sabes a lo que me refiero, Sakura — Impasible, la mujer tomaba su té sin siquiera mirar a su hija. — Lo sabes muy bien.
— Está haciendo muy buen clima hoy — Y con un sonrojo, Sakura bebió su té intentando evitar el tema, sin mucho éxito.
— No intentes cambiar el tema.
Estaba molesta, pero no de cualquier manera, estaba decepcionada y herida. Sakura nunca le había comentado de aquella supuesta relación con Sasuke, simplemente un día entró a la casa con una enorme sonrisa y le dijo que estaba embarazada. Y desde ese día, se arrepintió internamente. De no haber presionado a su pequeña hija de dieciocho años a que buscara un novio ó esposo, nada de eso estuviese sucediendo.
Pero ella simplemente tenía miedo de que Sakura escogiera al hombre incorrecto al tomarse tanto tiempo al decidir, pero nunca se imagino que hubiese escogido de mala manera a la primera. ¡Ja! nunca pensó que llegaría a decir un día algo como eso, preferiría mil veces al chico de una sola ceja antes que aquel traidor y bastardo renegado de Uchiha Sasuke.
— No lo hago, madre.
Y sin poder evitarlo, las palabras de su hija aumentaron su mal humor. Odiaba la manera tan descarada con la cual Sakura evitaba siempre la misma clase de temas y como ella, muchas de las veces le había permitido. Pero esta vez no, porque simplemente explotó sin querer contenerse siquiera un poco.
— ¡Estás esperando un hijo suyo y vives bajo su techo! no veo el por qué de que aún no hayan formalizado su compromiso ¿O es que acaso eres una incubadora o quizás la chica de una sola noche? ¡Abre los ojos Sakura! — Con mucha fuerza, golpeó la mesa aún con la taza de té en su mano, rompiéndola al instante. — él sólo quiere revivir a su clan y tu eres una simple herramienta.
— ¡Madre, no hable así de Sasuke-kun! — Sin quererlo, su voz se alzó igual que la de su progenitora y ambas gritaban sin retroceder. — ¡Él es una buena persona!
— ¿Una buena persona? ¡Eso lo creeré cuando venga a esta casa a pedirme tu mano! de resto sólo es un maldito traidor. — Con mucha indiferencia, la madre de Sakura limpió su mano y se levantó con calma. Se detuvo en la puerta y fijo nuevamente los ojos en su hija antes de marcharse. — No regreses aquí a menos que vayas a casarte, eres una adulta y debes aceptar las responsabilidades de tus actos.
Y cuando estuvo completamente sola, Sakura se permitió llorar sin medida. Nunca había pensado que su madre reaccionaria de esa manera, al igual que su padre, ambos dándole la espalda. Ella sólo quería cumplir el sueño de la persona más importante en su vida pero nunca tomó en cuenta todos los problemas y dificultades que eso le traería.
Con una sonrisa y aún entre lágrimas, se acarició el vientre con ambas manos. Pero a pesar de todo, no estaba arrepentida porque había pasado a ser alguien secundario en la vida de Sasuke para convertirse en la madre de su hijo y eso era más de lo que alguna vez pudo imaginar.
Estaba realmente feliz y muy triste al mismo tiempo.
Con delicadeza, se tomó el tiempo necesario para limpiar la mesa y recoger la taza rota. Al mirar por la ventana se percato de que ya era tarde, lo mejor sería irse a casa, si es que ese lugar tan sombrío y solitario podría considerarse como tal.
Ya no tenía otra opción...
Y pensaba en todo y a la vez en nada. La felicidad de Sasuke, la incomodidad de Naruto, el enojo de su madre y todos los problemas que nunca tomó como importantes, la estaban devorando viva.
Todo aquello le provocaba un enorme dolor de cabeza.
— ¡Sakura-frentona!
A un par de metros de ella, Ino le llamó saludándola enérgicamente con la mano, acompañada de una gran sonrisa. Y como pudo, Sakura secó sus lágrimas y puso su mejor cara, su mejor sonrisa falsa.
— Ino-cerda.
Para cuando estuvieron frente a frente, Ino la abrazó efusivamente y después de darle un pequeño beso en la mejilla acarició su vientre de casi cuatro meses.
— ¡Muchas felicidades, Sakura! — Ino estaba maravillada y a la vez muy feliz por su amiga.
— Gracias, ya son casi cuatro meses. — Sakura le sonrió tiernamente pero de repente, Ino arrugó el ceño y miró con reproche a su amiga.
— ¡Aún no puedo creer que no me lo hayas dicho antes! ¡Qué mala amiga eres!
Sakura, entre tantos gritos y reproches, sintió un leve mareo que no tomó demasiado en cuenta.
— No es nada Ino, recuerda que estabas de misión.
— ¡Eso no es excusa para...! — Inexplicablemente, Sakura se puso pálida y sus ojos viraron, dándole una clara señal de lo que iba a suceder. Ino, rápidamente atrapó a su amiga en brazos antes de que cayera directo al suelo. — ¡¿Sakura?
Y ella lo último que sintió fue su cabeza desconectarse, se quedo sin aliento y vio como el mundo se apagaba ante sus ojos.
Para cuando Sasuke volvía a la aldea de su terriblemente tonta y estúpida misión, un ninja mensajero se presento ante él con una mala noticia.
— Sakura-san se encuentra en el hospital.
Desde ese momento, triplico la velocidad y su ritmo dejando a sus compañeros de equipo muy, muy atrás. Sin detenerse, entró a la villa y en menos de un minuto estaba en el hospital.
— ¿Cómo está?
— Bien, sólo fue un desmayo — Tsunade estaba junto a Ino y Shizune mientras escribía en la libreta. — Le haré unos estudios para comprobar que todo esté en orden, tu hijo es muy problemático Uchiha — Y tras eso, se fue seguida por la morena, dejándolos solos a él y a la rubia.
— Ven, te llevaré con Sakura. Aún no ha despertado.
Al escuchar un par de murmullos, Sakura despertó y abrió los ojos lentamente, la luz le molestaba un poco. El dolor de cabeza había desaparecido por completo y por el blanco ambiente supuso que seguramente se encontraba en el hospital. Paso la mano por su rostro, lo único que recordaba con claridad era a su madre y luego de ello haberse encontrado con Ino, fue entonces cuando perdió la conciencia.
— ¿Cómo te sientes, Sakura- san? — La enfermera a su lado le sonreía con cariño y junto a ella se encontraban Ino y Sasuke.
— Bien...— Como pudo correspondió a la sonrisa pero aún se encontraba un poco aturdida.
— Me alegra mucho escuchar eso — La mujer volvió a sonreírle — Tsunade-sama dice que es conveniente que pasaras la noche aquí, te haremos unos exámenes para comprobar que todo esté bien. Ahora les dejo solos, buenas noches — La enfermera se despidió y cerró la puerta de la habitación, dejándoles solos.
— Sakura...— La primera en hablar fue Ino, que le miraba con completa tristeza. — Lo siento mucho — Ella se sentía culpable, su mirada la delataba.
— No te preocupes no fue tu culpa, supongo que fue el estrés que me causo ver a mi madre — Y Sakura le sonrió con cariño mientras acariciaba su vientre lentamente. — Ella sigue sin aceptar mi embarazo.
— ¿Te ha dicho o hecho algo? — Sasuke de inmediato intervino en la conversación, preocupándose siempre por su futuro hijo.
— Me dijo que no quería que regresara a su casa — De sólo recordarlo, Sakura instintivamente rompió en llanto. Aún podría quedarse en casa de Sasuke, pero sólo hasta que el bebé naciera.
— ¡No pienses en eso Sakura tonta! — Ino de inmediato la abrazo para consolarla. — ¿Es por lo del compromiso cierto? ¡No tienes que preocuparte por eso! después de que nazca el bebé le diré a mi padre para que puedas quedarte todo el tiempo que necesites en mi casa.
— ¿Compromiso? — Sasuke confundido miró fijamente a Ino, quien se mordió el labio por la mirada que recibió de Sakura. Había hablado demasiado.
— Sí...— Pero ella nunca se había asustado por una simple mirada, así que decidió hacer lo correcto. — La madre de Sakura está muy molesta, todos lo rumorean en la aldea. Se preguntan por qué aún no has ido a pedir la mano de Sakura a sus padres y por ello la señora Haruno se siente muy ofendida.
— ¿Desde cuándo?
— Desde hace tres meses, mi madre me lo contó.
Sakura, quien se había quedado completamente callada, maldecía a su amiga por hablar de más y a su madre también, por no haberse contenido de contárselo a la señora Yamanaka, quien por cierto también solía hablar más de lo necesario.
Finalmente, ambas respiraron tranquilas cuando Sasuke respondió sin señal alguna de algún tipo de enojo contra ellas o contra sus madres.
— Te mudaras definitivamente a casa, mañana pasaremos por el resto de tus cosas a casa de tus padres. — Sasuke dio la vuelta a la cama, quedando del otro lado para tomar la mano de Sakura y mirarla directamente a los ojos.
Ino no tardo demasiado en salir de la habitación, se sentía fuera de lugar y era más incomodidad de lo que podía soportar. Y fue suficiente para que Sakura sonriera de felicidad y apretara la mano sujeta a la suya con mucho cariño.
Eso era todo lo que necesitaba escuchar.
— Sasuke-kun, yo...
— No digas nada.
Después de una misión fallida más a la lista de los fracasos de su vida, Naruto lo celebró con el único amigo incondicional que tenía y que sí sabía comprenderlo desde que Ero-sennin y Tsunade se lo habían presentado.
El Sake, mejor conocido como alcohol.
Y luego de al menos haber gastado todo el dinero que había recibido por la misión en botellas de Sake, Naruto abrió la puerta de la manera más silenciosa que pudo, llevando las sandalias en la mano para no hacer ruido, cosa que naturalmente falló. Después de cerrar la puerta de la entrada tras de sí, sin poder evitarlo chocó con la pared que tenía la mala costumbre de atravesarse en su camino. Faltaba poco para que cayera al piso, pero el escaso equilibro que aún tenía mantuvo su rostro lejos del suelo.
Maldijo entre dientes y golpeó tontamente la pared para luego seguir caminando hacía su otro mejor amigo, el único que lo recibía sin reproches ni molestias luego de su encuentro con el alcohol.
El sofá, mejor conocido como su lugar para dormir luego de beber.
Amigo el cual para su mala suerte, estaba ocupado.
Sin prestarle mucha atención a la imagen fría e indiferente de Sasuke, Naruto no se detuvo y sin pensarlo se acostó a lo largo del sofá, recostando su cabeza sobre las piernas de su pareja, quien se encontraba sentado en la esquina apoyando su codo del apoyabrazos.
Debido al ligero olor que se mantenía aún en el cuerpo de Naruto, Sasuke arrugó el ceño molesto y con su mano apretó una de las mejillas de su pareja sin ninguna compasión, a lo que éste rápidamente aparto su mano.
— ¿Estabas bebiendo otra vez?
— No, estaba meditando — Y aquello no era ninguna mentira, no al menos para él. Porque meditar, como según le había enseñado Ero-sennin, era perder el conocimiento.
Como extrañaba a ese viejo, realmente lo extrañaba.
— Tu olor dice lo contrario, terminaras como ese par de viejos si sigues bebiendo de esa manera.
— Justo ahora eso es lo que menos me preocupa, dattebayo.
— El Sake no resolverá tus problemas.
— Lo sé, pero me ayuda a olvidarlos.
— Usuratonkachi.
— Teme.
En medio de la oscuridad, Naruto sonrió y Sasuke negó con la cabeza. Cuando el silencio se había apoderado por completo del ambiente, sus miradas se encontraron, como si no pudiesen despegarse.
— ¿Dónde está Sakura-chan?
— En el hospital, tuvo un desmayo.
— ¿Está bien?
— Con preocupación, le miró directo a los ojos.
— Sí.
— ¿Tsunade-Obachan estaba allí?
— Sí.
— ¿Qué le dijo?
— Que había sido por el estrés, pero que no era nada grave.
— Ya veo, es un alivio — Naruto suspiró y ahora completamente despreocupado y en medio del silencio, se le había ocurrido una maravillosa idea.
— Entonces...— Sin pensarlo dos veces, Naruto rodeó el cuello de Sasuke con sus brazos, acercándolo más. — No hay que desperdiciar esta oportunidad.
Dejándose llevar, Sasuke se inclinó guiado por Naruto lo suficiente como para que sus labios se rozaran. Se podía sentir el aliento de ambos, el olor a Sake y la suave esencia a menta mezclados en uno solo. Por puro deseo, se besaron con calma, con suavidad, mezclando ahora también los sabores.
Pero Naruto necesitaba más y en aquella incómoda pero deliciosa posición no tenía el control sobre Sasuke, así que como pudo, se levantó sin despegar sus labios hambrientos para sentarse entre las piernas de su pareja, besándolo sin control e intentando quitarle el chaleco cosa que Sasuke parecía ponerle difícil.
Después de un par de fogosos besos más, Naruto sintió la resistencia y la poca colaboración que Sasuke le ofrecía. Se estaba cansando y por última vez, intento quitarle el chaleco y nuevamente le fue imposible. Los besos ya no eran correspondidos, la boca a la que besaba ya no se movía.
Simplemente, jodidamente irritante...
— ¿Qué demonios te pasa, Sasuke?
Pero al escuchar la respuesta, Naruto deseó nunca haber preguntado.
— Sakura va a mudarse definitivamente con nosotros.
— ¿Qué? — Por simple reflejo, Naruto se levantó y se quedó parado frente a Sasuke, viéndole fijamente. — ¿Esto es una broma verdad?
— No lo es.
— Tú sí que sabes arruinar los buenos momentos — Con molestia y una mueca amarga, Naruto caminó hasta la cocina sin importarle realmente lo que pudiese pasar ahora y mucho menos la respuesta de Sasuke.
Después de todo, desde el comienzo imaginó que las cosas terminarían de esa manera.
Sasuke, tras un resoplido y un respiro largo, siguió a Naruto para aclarar la situación. No quería dejar nada a medias, necesitaba explicarle todo y de una manera que su pareja pudiese entender sin gritos, insultos y tampoco problemas.
— Su madre no quiere que regrese a su casa.
— Ya, por eso tiene que venir a vivir aquí ¿No? — Con mucha molestia controlada, Naruto abrió el refrigerador y bebió directamente de la botella de jugo de naranja. Al parecer la resaca se había ido.
— Es la madre de mi hijo.
— ¡Y yo soy tu pareja Sasuke! — Todo el alcohol que mantenía en su sangre, se había reducido a nada. — ¡Se supone que debemos discutir cosas como esas! ¡Se supone que somos un equipo, una pareja!...no puedes hacerme esto, dattebayo.
De la rabia contenida y mal manejada de la cual había perdido el control, Naruto apoyó sus manos en el mesón de la cocina y fijo su mirada en este aún sin poder asimilar claramente la situación. Pero Sasuke no dijo nada, se mantuvo inmóvil en su lugar, recostado del marco de la puerta.
Desde el otro lado, Naruto sin poder expresar lo que pensaba, buscaba en su revuelta cabeza las palabras correctas. ¿Cómo demonios le hacía algo como eso? después de todos los problemas que ambos habían tenido, después de todas las incomodidades y los malos ratos.
— Dijiste que sería sólo mientras estuviese embarazada.
— Las cosas cambiaron.
No pudo más.
La impotencia acerca del embarazo, sobre la mudanza y sobre todas aquellas cosas en las cuales no había sido tomado en cuenta. Se sentía herido y tan enojado que simplemente se dejo llevar.
— ¡¿Y cuándo demonios lo decidimos eh?
Y Sasuke esperaba una reacción como esa, llena de rabia y molestia condensada.
— Lo decidí hoy.
— ¡Eso lo explica todo! — Con sarcasmo, Naruto siguió gritándole mientras Sasuke permanecía sentado limitándose a responder a sus preguntas, dejándolo que se desahogara por completo. — ¡Lo olvide por completo! ¿Cuándo fue la última vez que hablamos acerca de esto? ¡Ah, sí! ya recuerdo ¡nunca!
— Estás comportándote como maldito estúpido y celoso.
Fue suficiente.
Un golpe tras otro, seguido de un montón de patadas y empujones sin intenciones de detenerse. Demasiado ocupados intentando herir al contrario como para esquivar los golpes que recibían. En algún momento de esa locura, dejaron de ser ninjas para convertirse en hombres comunes, simples. De aquellos que todo lo resolvían con un par de golpes.
Sin técnicas, sin kunais, sin chidori ni rasengan.
Sólo Naruto y Sasuke, en sus expresiones más humanas.
Y luego de quién sabe cuánto tiempo, finalmente sus cuerpos se rindieron al cansancio. Tirados sobre el suelo boca arriba, respiraban con dificultad. Naruto, sin despegar la mirada molesta de Sasuke, realizó el último movimiento. Se arrastró dificultosamente hasta él, para colocarse sobre su cuerpo, apoyando las manos a cada lado de la cabeza de su pareja. Sasuke lo observó detenidamente, esperando el golpe final, ese que se merecía y el cual nunca llego.
— Nunca preguntaste mi opinión acerca del embarazo, te limitaste a decírmelo sin oportunidad de discutirlo. — Con molestia, Naruto le miro fijamente, intentando encontrar las respuestas que necesitaba. — Tampoco te importo saber lo que yo pensaba acerca de que ella viniese a vivir aquí, pero sin embargo lo acepte por ti y ahora, ahora vienes a decirme que tendré que vivir con ella el resto de mi vida ¿Te parece justo eso, Sasuke?
Y nuevamente, Sasuke no respondió.
— ¿No vas a decir nada?
— No.
Toda la ira, la rabia y la molestia que sentía a causa de la situación además de la calma excesiva que Sasuke mantenía, se esfumó de repente para ser reemplazadas por la más pura y cernida decepción que se alojó en todo su ser.
Una enorme decepción.
— Bien — Naruto suspiró pausada y resignadamente. — Porque yo ya sé en lo que terminará todo esto.
Y sin molestarse en esperar o escuchar cualquier contestación, Naruto se levantó del suelo como pudo, salió de la cocina y subió las escaleras rápidamente. Segundos después, al escuchar la puerta de su habitación, Sasuke le siguió. Al llegar arriba, sorpresivamente se encontró con la escena de su pareja sacando todas sus pertenencias del armario y metiéndolas en una pequeña mochila que estaba encima de la cama.
Aquello debía ser una broma, ¿verdad?
— ¿Qué mierda estás haciendo?
— ¿Además de ser un bastardo también eres ciego?
— Basta, no es gracioso.
— No trato de que lo sea.
Ninguno dijo nada.
Una vez acabado, Naruto cerró la mochila e inmediatamente la subió a su espalda. Sasuke, creyendo aún que se trataba de una mala broma, lo detuvo agarrándolo fuertemente del brazo.
— ¿Vas a irte como un maldito cobarde?
Y ese fue el límite.
Todo el mar de sentimientos y emociones turbias que habían sido apaciguadas en la mente y corazón de Naruto, se vieron reflejadas en otro inesperado golpe que se estrelló directamente contra la mejilla de Sasuke.
— ¡¿Cobarde? — Toda la calma y paciencia que había tratado de mantener hasta el momento, se fueron al mismísimo infierno a causa de esas palabras. — ¡Eres tú quien es incapaz de enfrentar lo que está pasando! ¡Tú eres el maldito cobarde que no tuvo el suficiente valor para hablar conmigo a cerca de lo que querías!
Con molestia, Sasuke se levantó del suelo y sin pensarlo se arrojó sobre Naruto, devolviéndole el golpe con la misma intensidad.
— ¡¿Sí te lo hubiese preguntando habrías aceptado? ¡Dime, Naruto! ¡¿Lo hubieses aceptado?
Y esta vez, fue el turno de Naruto para no responder. Simplemente volteó la mirada. Si hubiese tenido la oportunidad de haber decidido, ¿Lo hubiese aceptado? realmente no lo sabía, y el forcejeo que mantenía con Sasuke no le permitía pensar con claridad.
Por lo que su respuesta fue la menos esperada. Sin pensar en lo correcto e incorrecto, Naruto no lo pensó demasiado y lo besó. Ya no había sabor a Sake ni mucho menos a menta, habían sido reemplazados por el sabor del hierro. Y Sasuke pensó que aquello era una clase de proclamación de paz, una tregua, y ciertamente no estaba lejos de la realidad. Al separar sus labios, por su mente cruzaron un par de palabras que deseaban salir, pero la sola idea de creer que todo estaba bien se lo impidió.
— No me arrepiento de nada. Los mejores y también los peores momentos los he pasado contigo pero esta vez no puedo.
Con una sonrisa, Naruto se apartó, buscó su mochila y sin decir nada más salió de la habitación, dejándolo completamente solo.
Ino entró a la habitación del hospital por la ventana, lo más sigilosa y callada que pudo. La hora de las visitas había terminado hacía mucho. Una vez dentro, inmediatamente la luz se encendió.
— ¡Ino! — Era Sakura en medio de un puchero. — ¡Te tardaste demasiado!
— Ya, lo siento.
— ¿Trajiste todo?
— Por supuesto — Con una enorme sonrisa, Ino se quitó la mochila que llevaba en su espalda dándosela a Sakura. — No creo poder hacer milagros con ese feo rostro tuyo, pero me esforzaré para dejarte lo más presentablemente posible para cuando Sasuke-Kun venga por ti mañana temprano.
— ¡Ino!...gracias...
En confidencia, ambas amigas se miraron y rieron sin preocupaciones. Era terriblemente agradable que aún después de todo siguieran siendo tan buenas amigas.
Divertida, Sakura abrió la mochila y comenzó a sacar todo lo que allí se encontraba. Maquillaje, labiales, cepillos para el cabello y un montón de otras cosas mientras Ino se mordía el labio a causa de la conciencia y una duda implacable.
— Sakura...
— ¿Qué sucede?
— ¿Crees que lo que estás haciendo está bien?
— No te entiendo.
— Tsk, ya sabes — Ino dudó apenada mientras Sakura la veía confundida. — Ir a vivir con Sasuke-kun, no creo que esa idea le agrade demasiado a Naruto.
— Lo sé.
— Te has metido en un lío con todo esto.
— Eso también lo sé.
— ¿No crees que la peor parte de todo se lo lleva él? Tú y Sasuke-kun están de acuerdo, pero no creo que le hayan pedido su opinión acerca del bebé o la mudanza.
— Es algo que Sasuke-kun y yo decidimos. De haber opinado, de todas maneras Naruto no tendría mucho que decir acerca de esto — Con diversión, se señaló el vientre y lo acarició con mucha atención.
— Lo sé, pero ¿qué harías tú si estuvieras en su lugar?
Y aunque no respondió e Ino le dio menos importancia al asunto, Sakura no tardó mucho en encontrarle una respuesta a esa pregunta. Ella no habría podido soportar que su pareja tuviese un hijo con otra mujer y mucho menos aguantar con sus cambios de humor y sus hormonas alocadas y por último, jamás aceptaría que se mudase a su casa.
En menos tiempo de lo que respondió a la pregunta, Sakura se sintió avergonzada, terriblemente avergonzada. ¿Era todo aquello que admitía no soportar lo que le había estado haciendo a Naruto? indudablemente, sí. Lo peor de todo es que ni siquiera había planeado que todo eso sucediera, las cosas se habían dado por si solas y ninguna parecía favorecer a Naruto. ¿Se estaba convirtiendo en el personaje vil y malvado? porque ella realmente no se había percatado de lo que sucedía a su alrededor y en un minuto, todo tuvo sentido.
Las veces que Sasuke y Naruto iban al puente, al bosque o simplemente a dar una vuelta, eran indudablemente aquellas veces en las cuales deseaban estar a solas y ella, sin pensar con malicia, se unía al dúo y les acompañaba toda la tarde.
Demonios...
Las oportunidades en las que Sasuke y Naruto se encerraban en su habitación tras un fuerte portazo, no indicaban una ruda pelea, o realmente sí lo hacían, con la diferencia de que esas peleas iban a terminar siendo libradas en la cama y de repente, aparecía ella preguntando si estaban bien o el por qué de sus discusiones.
Maldita sea...
Y esos momentos, en los cuales los interrumpía en mitad de una serie de besos en el sofá, la cocina o el jardín, eran la más pura y clara señal de que ese par necesitaba estar a solas y ella, nuevamente, interrumpía con una de sus tonterías o antojos, haciendo que Sasuke corriera hasta el fin del mundo de ser necesario para complacerla, mientras Naruto se quedaba completamente irritado y evitando hacer pucheros.
No lo podía creer...
¿De verdad había sido una completa bastarda? suponía que sí, pero en ninguna de esas ocasiones planeo absolutamente nada.
— Debo pedirle una disculpa.