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Corazones Unidos... Literalmente por Nessa Yaoi Uno

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      Corazones Unidos…  Literalmente


 


Capitulo I -  El Secreto De Shikamaru.


                  


      Shikamaru, Lee y Naruto regresaban a Konoha después de cumplir su misión,  con algunas dificultades,  en el país del arroz. El ojiazul caminaba al frente de los otros dos  mascullando entre dientes a causa de los reclamos  del líder de equipo.


- Rayos,  por tu culpa nos metimos en grandes problemas,  Naruto – dijo el Nara caminando con las manos en sus bolsillos.


- ¡¿Cómo que por mi culpa?! ¡Repite eso! – deteniéndose y regresando dos pasos atrás,  el moreno tapo uno de sus oído mientras hacia una mueca de fastidio.


- Era una misión sencilla y tú la convertiste en un completo desastre ¿Por qué te es tan difícil seguir órdenes? Rayos, ¿Y tú quieres ser Hokage? ¿Entonces como puedes esperar que sigan las tuyas? – rodando sus ojos y cara de paciencia.


- Naruto-kun hace que  su sangre caliente actúe por él,  la primavera de su juventud se desborda por todos sus poros, ¿Cierto? – con brillo en su dentadura y alzando su pulgar.


- Le dijo el ciego al tuerto… – comento el Nara,  mirando de uno a otro – También tú,  te precipitaste – regañando al de cejas grandes.


- No pude evitarlo, tenía que cubrir a Naruto-kun,  esos sujetos eran bastante peligrosos.


- No tendríamos ni que haberles visto la cara si Naruto hubiera hecho lo que estaba planeado,  debido a eso,  nos metió en una pelea innecesaria.


- ¡Tus planes me sacan de quicio! ¡Contigo todo es esperar,  esperar, esperar! – gritaba a la cara del moreno.


- Por eso continuas con vida, imprudente.


- No digo que no tengas razón,  aunque,  Naruto-kun soluciono el problema al final – opino el de las cejas pobladas,  el rubio puso cara de triunfo ante las palabras de Lee.


- Es a lo que me refiero, no debió haber ningún problema, par de desubicados,  la culpa es mía por aceptar una misión con ustedes dos – suspiro mientras miraba el cielo.


- ¡Shikamaru,  baka! – grito el kitsune lanzándose sobre el Nara.


- ¡Oe,  Naruto! – cayendo al suelo con el cuerpo del kitsune sobre el suyo.


- No debería haber discusión entre amigos,  eso no esta bien…  es pecado   – dijo un desconocido apareciendo de la nada y aproximándose a ellos.


      Sin darles tiempo a nada,  el recién llegado adopto una pose extraña y señalo a ambos ninjas en el suelo con un raro artefacto en la palma de una de sus manos,  una especie de rayo dorado envolvió los cuerpo de Shikamaru y Naruto noqueándolos de inmediato,  por un momentos, los dos chicos brillaban con un aura dorada, que luego fue desvaneciéndose poco a poco. Lee observaba atónito lo que sucedía sin que sus pies,  por alguna extraña razón,  pudieran moverse  a su voluntad,  el desconocido sonrió observando a la bestia verde y a sus dos compañeros que yacían inconscientes uno encima el otro.


- ¿Qué…? ¿Qué les hiciste?  ¡Shikamaru,  Naruto-kun! – grito Lee sin poder moverse aun.


- Ya lo descubrirán por si mismos,  un consejo,  no los separes – continuando con su amable sonrisa – Las consecuencias podrían ser…  no le quitare la sorpresa – desapareciendo tan rápido como apareció.


- ¡Naruto-kun! ¡Naruto-kun! ¡Shikamaru! – sacudiendo a ambos chicos,  ninguno de los dos respondió.


      Cargándose al rubio y al Nara,  uno en cada uno de sus hombros,  corrió el poco trecho que quedaba hasta la aldea,  inmediatamente  la Hokage fue informada de lo sucedido y rápidamente atendió a sus subordinados en el hospital.


- Es extraño,  sus signos vitales son estables  y no encuentro nada anormal en sus cuerpos,  no hay marcas de heridas visibles y solo la inconsciencia es los que los mantiene dormidos - observando detenidamente a los chicos acostados en las camillas uno al lado del otro – Esperaremos a que despierten y los mantendremos en observación hasta saber algo más – ordeno a su cuerpo medico.


- No entiendo,  si los atacaron,  según Lee,  ¿Qué fue lo que les hicieron? – se preguntaba la Haruno.


- Tal ves, lo sabremos cuando despierten – opino Shizune.


 Ambos chicos eran trasladados a sus respectivas habitaciones,  cuando…


- ¡Aaaahh! – se quejaron ambos ninjas poniendo las manos sobre sus pechos.


- ¿Qué tienen? ¿Qué pasa? – grito alarmada la rubia.


- ¡Tsunade-sama! – exclamo la Haruno.


- ¡Regrésenlos de inmediato! – ordeno la rubia cuando ambos eran llevados a sus habitaciones por diferentes direcciones  del pasillo.


      Al estar de nuevo en la sala de observación, con las camillas juntas,  el dolor desapareció,  luego de ser revisados de nuevo por la Hokage,  fueron devueltos al pasillo ocurriendo lo mismo que en la vez anterior. Después de tres intentos,  la rubia determino que algo  no detectable  unía sus corazones, no pudiendo permanecer separados uno del otro a más de un metro de distancia.


- ¿Qué esta ocurriendo aquí? – se preguntaba la Hokage y todos los presentes,  por lo que decidió hacer un análisis más a fondo – Jamás había visto algo igual,  no hay hilos de chakra,  ni nada más que conecte ambos corazones,  aun así…  pareciera que funcionan como uno solo conectando dos mitades de los corazones separado,  aunque todo parece estar bien…  ¿Sera que…? “Según las palabras de aquel sujeto dichas a Lee… “no los separes” ¿Era esto a lo que se refería?” - pensaba  la rubia mordiéndose el pulgar,  siempre lo hacia cuando algo la molestaba – Venas,  arterias,  músculos,  todo funciona correctamente ¡Preparen una habitación con una cama grande! Estos dos deben permanecer juntos hasta que averigüe como solucionar este problema – hiendo a la biblioteca,  junto a su despacho,  a consultar los libros de medicina que allí había.


- Mmmh… ¿Dónde estoy? – Mirando el techo - ¡Aaaah! ¡¿Qué paso con ese  sujeto?! – grito recordando al extraño del camino.


- ¡Urusai,  Naruto! Nada más despiertas y ya estas haciendo escándalo – comento el Nara abriendo sus ojos.


- ¿Qué haces aquí? ¡¿Y porque demonios estas acostado junto a mi?! – con los ojos desorbitados y rechinando sus dientes - ¿Qué es esto?  ¿Pacientes en grupo para ahorrar camas? Debe ser idea de esa vieja tacaña.


- Quien sabe,  más importante que eso… ¿Qué fue lo que paso allá? – tratando de hilvanar los acontecimientos.


- ¡Ah,  despertaron! – dijo sorprendida Sakura al entrar a la habitación para sus siguientes chequeos de diagnósticos.


- ¡Sakura-chan! ¡¿Por qué estamos en el hospital y en la misma cama?! – mirando con enfado al Nara.


- ¡Naruto! ¿Qué no recuerdas nada de lo que paso? – dándole un coscorrón en la cabeza al kitsune.


- No es para que me golpees,  Sakura-chan, ¿Quieres que permanezca aquí permanentemente?- masajeándose la parte – Etto… volvíamos de… - haciendo memoria – Luego apareció un sujeto extraño y luego… luego,  ¡Aaaah,  maldición,  no recuerdo que paso después! – revolviendo con frustración su cabello.


- Era de esperarse,  baka -  dijo el Nara,  poniendo los brazos tras su cabeza y apoyándose en el espaldar de la cama.


- ¡No me digas baka! ¡¿Acaso tú lo recuerdas, sabelotodo?! – poniéndose de pie sobre la cama y mostrando su puño al Nara.


- Por supuesto que no,  pero no hago drama por eso,  escandaloso – mirándolo de reojo.


- ¡No te aguanto! ¡Me voy de aquí antes que tenga que molerte a golpes! – saltando de la cama y caminando hacia la puerta como a tres metros de distancia una de la otra.


- ¡Espera,  Naruto,  no puedes…! – grito la Haruno tratando de detenerlo.


- ¡Aaaah! ¿Qué… es esto? D-duele mucho – agarrándose el pecho por el dolor al igual que el Nara,  Sakura,  rápidamente,  lo arrastro hasta ponerlo nuevamente al lado del moreno.


- ¡Tranquilízate,  Naruto! Tienes que quedarte en la cama – ordeno la Hokage entrando a la habitación – Si te separas de Shikamaru ambos morirán – acercándose a ellos.


- ¡¿Qué cosa qué?! – gritaron al unísono los dos ninjas.


- Como lo escucharon,  el ataque que recibieron,  de alguna manera,  unió sus  corazones en uno solo,  el separarse a más de un metro hará que ambos órganos colapsen,  por lo demás,  están en perfecto estado de salud – sonriendo por no llorar ante aquella situación.


- ¡Tsunade-Obacha! ¡Esto tienes que ser una broma! -  grito con las manos en la cabeza el kitsune.


- El dolor que sentiste hace un momento, ¿Te pareció una broma, Naruto?


- ¿Acaso significa lo que estoy pensando? Tsunade-sama  – pregunto el Nara tapando su cara con la mano – No puedo creerlo, ¿Tengo que permanecer al lado de este baka, hasta encontrar una solución o al sujeto que nos metió en este lio?  Si es que  no nos matamos el uno al otro antes de eso,  cielos… adiós a mis días de tranquilidad – negando con su cabeza.


- ¡¿Quién dijo que yo quiero estar cerca de ti,  baka?! – rojo de la rabia por las insinuaciones del moreno.


- De momento,  es la única solución,  Naruto – aclaraba la rubia.


- ¿Puedo irme a casa? Corrijo, ¿Podemos irnos a casa? – pregunto el Nara poniéndose sus zapatos y metiendo sus manos en los bolsillos.


- ¿A cual de las dos? – quiso saber la Haruno.


- ¡A la mía,  por supuesto! – dijeron al tiempo,  ambo ninjas se miraron.


- ¡Ni lo pienses! ¡No voy a quedarme en tu casa! – protesto el ojiazul señalando al Nara.


- Por Kami… esta bien,  esta bien,  cualquier cosa para que dejes de gritar,  grandísimo baka – poniendo sus dedos sobre su frente.


- Shikamaru,  ¡Si vuelves a decirme baka,  te golpeare! – agarrándolo por la ropa.


- Ya basta,  me encargare de informar a tus padres lo sucedido,  Shikamaru,  pueden marcharse,  pero recuerden,  su supervivencia depende de que continúen juntos,  al menos hasta que de con la solución a esta encrucijada,  se da por sentado que no tendrán misiones hasta que las cosas no se normalicen – dijo la Hokage.


- Es lo único beneficioso de toda esta situación – comento el moreno.


- ¡Noooo! Sin misiones… ¿Cómo se supone que voy  alimentarme? Mi delicioso ramen… ¡Me moriré de hambre! ¡Yo no tengo padres que me mantengan como a éste,  este…! Maldición,  esto es una pesadilla – caminando hacia la puerta hasta que fue detenido por Shikamaru al agarrarlo de la mano.


- ¿Qué,  qué haces? – alternando su mirada desde las manos juntas a la cara de Shikamaru y de vuelta.


- Impedir que nos mates por culpa de tus arrebatos de impaciencia  – dijo seriamente y sin soltar la mano del rubio.


- ¡Ah,  no! ¡Eso si que no! ¿Acaso pretendes que caminemos así por la calle? ¿Se te cruzaron los cables en ese cerebro tuyo? ¡Ni muerto iría por ahí de la mano contigo! – tratando de zafarse del agarre,  el moreno no se lo permitió.


- Dime que es más importante para ti,  ¿Tu vida o los comentarios de la gente? Por mi,  puedes morirte si así lo quieres,  pero yo aun tengo algo que hacer antes de eso – el rubio bajo la cabeza al recordar que también tenia algo pendiente por realizar – Andando – jalando al rubio,  todos los presentes en la habitación cubrían su boca para no estallar en carcajadas al verlos en una situación tan incomoda.


- Tsunade-sama,  ¿No debería haber alguien que vigilara a esos dos? Naruto pelea con Shikamaru como lo hacia con Sasuke-kun,  con la diferencia  de que  él no cedía como lo hace Shikamaru – opinaba la Haruno.


- Es perfecto,  ¿No lo crees así? Shikamaru evitara cualquier confrontación que pudiera presentarse,  así es su naturaleza o… ¿Quieres apuntarte para ese trabajo?


- ¿Yo? Por supuesto que no,  jejeje…  seguro estarán bien – saliendo rápido de la habitación antes que la Hokage cambiara de parecer.


      El paseo desde la torre de la Hokage hasta su casa fue todo un trauma para el kitsune,  los aldeanos reían cuando los veían pasar tomados de la mano como si fueran dos enamorados en una cita,  el rubio caminaba observando el piso para no tener que enfrentar las miradas de burla de cuanta persona se encontraban en el camino. El Nara,  en cambio,  se comportaba como si la situación no le afectara en absoluto,  con una mano agarrando la del ojiazul y la otra en el bolsillo miraba el cielo,  y de vez en cuando al rubio,  como si estuvieran en un paseo de día de campo.


- Esto es humillante,  todo lo que he hecho hasta ahora para que los aldeanos me respeten  y tenia que pasar esto…  rayos, si al menos pudiera encontrar al sujeto causante de esta pesadilla  – murmuro con su barbilla pegada al pecho - ¡Maldición,  es lo peor que pudo haberme pasado! ¿Y tú porque no dices nada? ¿Cómo puedes estar tan tranquilo,  demonios? 


- Sencillamente porque no me importa,  es todo – encogiéndose de hombros.


- ¿Qué no te…? ¿Qué tienes en las venas,  agua? ¿Será que estas muerto y no te has dado cuenta?  Vaya que eres extraño, además de baka – llegando a la puerta de su departamento – Suéltame, ¿Quieres? Las llaves están en el bolsillo de ese lado – refiriéndose al lado por donde sus manos estaban unidas.


- No hay problema – metiendo su mano libre en el bolsillo del ojiazul.


- ¡Oe! – echando instintivamente su trasero hacia atrás.


- Aquí tienes – moviendo las llaves delante de  la cara del kitsune.


- ¿No era más fácil soltarme la mano,  baka? Y tú dices que yo soy el estúpido – girando la llave en la cerradura.


- ¿Tienes agua caliente? Arrastrando al rubio al interior.


- ¡Oye,  espera! Shikamaru… ¡Déjame serrar la puerta,  al menos! Maldición – siendo él,  esta vez,  el que jalaba del moreno – Rayos,  esto es muy cansado,  solo quiero ir a la cama y dormir.


- Tendrás que acompañarme al baño antes de eso,  Naruto.


- ¿Eh? ¿Al baño,  dijiste? – poniendo cara de espanto.


- Quiero tomar una ducha antes de acostarme.


- ¿U-Una ducha,  dijiste? – atragantándose con las palabras.


- Creo que también necesitas una,  tienes polvo hasta en las orejas.


- ¿Bañarme contigo,  dijiste? – en un hilo de voz mientras gotas de sudor recorrían sus sienes.


- ¡Ya basta de eso! ¿Quieres? Pareces un loro con problemas auditivos.


- Pero es que… es que yo… yo,  no quiero bañarme – trabándosele la lengua por tan solo pensar que tenía que compartir la ducha con el Nara.


- No dejare que duermas a mi lado sin haberte bañado antes, cabeza hueca, ¿Por donde? – preguntando el lugar del baño,  ya que era la primera vez que pisaba la casa del rubio.


- ¿La cama,  dijiste? – señalando con el dedo la puerta del cuarto destinado al aseo personal.


- ¡Naruto! – arto de escuchar la misma pregunta una y otra vez - ¿Toallas? – al no ver ninguna por allí,  el rubio señalo con el dedo la habitación sin decir palabra.


- ¡¿Pero que rayos es esto?! No es…  posible – al ver el interior del sitio destinado al descanso  - ¡¿Qué le paso a mi habitación?!


- No te pongas histérico,  veo que la Hokage pensó en todo – entrando al lugar  y arrastrando al rubio con él.


      Una lecho matrimonial sustituía la pequeña cama del rubio,  suficiente para una persona,  pero no para dos,  el mueble de gavetas había sido cambiado por uno mas grande con el doble de espacio para guardar ropa extra,  la de Shikamaru,  que se encontraba en un gran bolso a los pies de la cama junto con sus demás efectos personales.


- Naruto,  las toallas – poniéndose frente al kitsune con su cuerpo pegado al de él.


- ¿Eh? – completamente ido por la sorpresa.


- ¡Hey! ¿Sigues ahí? Despierta – agarrando las mejillas del rubio y mirando fijamente los ojos azules.


- No lo se,  ya no estoy seguro de nada – echando otra ojeada por la habitación,  y sobre todo,  a la cama para dos.


- Un buen baño te refrescara la cabeza – arrastrando al rubio hasta el armario,  donde dedujo,  que podrían estar las toallas.


- ¿Un baño,  dijiste?


- ¡No comiences de nuevo o tapare tu boca con la mía para que te calles de una condenada vez! Maldición… - encontrando lo que buscaba.


- ¡Ya deja de gritarme o…! ¿Qué fue lo que dijiste? – rebobinando en su cerebro las palabras del Nara.


- Sabía que con eso me pondrías atención,  a la ducha – empujándolo hacia el baño.


- No digas esas cosas, ¿Quieres? Mi corazón casi deja de latir, baka – suspirando con alivio.


- Entonces,  ¿Qué crees que te pasaría cuando estés desnudo frente a mí? – quitándose el chaleco verde más lo que había debajo de éste y  quedándose desnudo de cintura para arriba.


- ¿D-Desnudo,  dijiste? – con los ojos desorbitados.


- ¡Fue la ultima vez, Naruto! – pegando el cuerpo frente a él  a la pared de azulejos y su boca a la del sorprendido kitsune.


- “L-lo hizo,  ¿Por qué? ¿Cómo pudo…? Se supone que solo era una amenaza sin sentido,  el muy…” – hablando en su mente,  ya que por su garganta no salía sonido alguno.


- Asunto arreglado – terminando de sacarse la ropa - ¿Y bien? Veo que con eso te calmaste,  dicen que la música amansa las fieras, pero al parecer,  contigo los besos funcionan mejor  – apoyando su mano en la pared al lado de la cabeza del ojiazul.


- Lo que acabas de hacer,  me lo vas a pagar,  Shikamaru – en tono grueso y retador.


- No seas infantil,  no vi que te quejaras tanto cuando besaste al Uchiha.


- Eso fue un accidente,  lo tuyo fue con toda intención.


- Te advertí  que lo haría,  y aun así,  continuaste con lo mismo,  lo que me exonera de toda culpabilidad y te hace a ti el responsable.


- ¡¿Quieres decir que yo lo busque?! – empezando a echar aire por la nariz, como un toro antes de una embestida.


- Algo así – intentando bajar el sierre de la chaqueta del rubio.


- ¡¿Quién demonios  dijo que quiero ser besado por ti?! Más que baka, tú no eres… espera, ¿Qué haces? – deteniendo las manos del moreno.


- Estoy cansado,  quiero tomar un baño, irme a la cama y no me lo estas haciendo nada fácil,  Naruto ¿Quieres,  por favor,  entrar a la ducha de una vez? – con paciencia de santo.


- S-Solo lo hago porque también quiero descansar,  conste – terminando de bajar el sierre de su chaqueta - ¿Podrías…? – pidiéndole al moreno que se diera la vuelta.


- Suena absurdo pero si así lo quieres – complaciendo al kitsune.


- Lo que es absurdo es esta estúpida situación, tener que desnudarse,  bañarse y dormir con otro chico…  eso es lo que no tiene ningún sentido,  maldición – terminando de quitarse la ropa.


- Tómalo como una relación sin sexo – volteándose de nuevo para ver al rubio con las manos tapando  su entrepierna y totalmente sonrojado – Diría que te ves como una novia en su primera noche de bodas,  nerviosa y a la espera de que el daño sea mínimo – paseando sus ojos por el esbelto y sensual cuerpo del ojiazul,  algo que deseaba hacer desde hacia mucho tiempo.


- ¡Ya cállate! ¿No que tenias prisa? – empujando al Nara dentro de la ducha mientras pensaba en la comparación hecha por el moreno.


- “¿A que se refiere con eso de mínimo daño? ¿Y que tiene que ver el matrimonio con esto? Veamos… relación, novia nerviosa, sexo ¿Me esta comparando con una chica? No estará insinuando que entre nosotros puede… ¿O si? Por Kami” –  revolviéndose los sesos para tratar de encajar las palabras del moreno en la situación que estaban atravesando.


- Yo te pasare la esponja,  así acabaremos más rápido – echando un poco de jabón liquido en la suave pieza de aseo personal.


- ¿B-Bañarme tú, dijiste?  – murmuro indeciso y nervioso como la susodicha novia.


- ¿Quieres otro beso, Naruto? – sonriendo a espaldas del kitsune.


- ¿Estas loco? Antes como tierra, fíjate.


      El Nara pasaba con delicadeza la esponja por la espalda del rubio mientras con la otra mano frotaba su pecho,  pezones incluidos,  haciendo dibujos con la espuma e imaginando escenas eróticas en su mente,  hacia el máximo esfuerzo para no pegar totalmente su piel a la del kitsune y así evitar exponer su secreto,  su gran amor por el rubio de ojos azules. Naruto inclino su cabeza a un lado mientras dejaba que su relajado cuerpo se recostara en el pecho del Nara mientras  sus ojos se serraban poco a poco.


- ¿Naruto? ¿Qué te sucede? – abrazando el cuerpo del rubio.


- ¿Ah? Cielos…  siento como si no hubiera dormido en días, y los movimientos de tus manos son…  ¿Terminaste? – metiéndose bajo el agua para quitarse el jabón.


- S-si – poniendo una de las toallas en los hombros del rubio y envolviéndose en otra, ya que su cuerpo comenzaba a mostrar lo que tanto quería esconder.


      Ya en la habitación el ojiazul se puso su pijama para  dormir,   el Nara prefirió vestir unos pantalones cortos y una camiseta.


- ¿Qué lado prefieres? – pregunto el moreno  frente a la cama.


- ¿Acaso importa? Nunca he dormido con nadie,  así que no tengo ninguna preferencia – subiéndose a la cama del lado izquierdo,  el moreno paso sobre su cuerpo del kitsune para tomar del lado contrario.


      Se abrigaron con la manta y el ojiazul se coloco de espaldas al Nara,  éste lo miro por un momento para luego pasar su brazo por la cintura del rubio.


- ¡¿Qué es lo que estas haciendo?! ¡No es necesario que hagas eso! ¡No pienso ir a ningún lado! – sentándose en la cama como picado por un resorte.


- Claro que lo es, ¿Qué tal que te levantes a media noche olvidándote de nuestro problema?  Tu estupidez e imprudencia puede matarnos a los dos.


- ¡Oye! ¡Es de mi de quien estas hablando,  baka! – de rodillas frente al Nara.


- Precisamente – cruzando sus brazos.


- ¡Eres la persona más molesta, irritante e inaguantable que conozco! ¡Comparado contigo, Sasuke es una blanca paloma!– echando humo por las orejas.


- Mira quien lo dice – jalando al rubio hacia atrás y presionando sus manos contra la almohada – Es mi brazo o una cuerda,  tú decides – mirándolo intensamente – Y en cuanto al Uchiha, no soy lo suficientemente idiota para que me compares con él – maldiciendo en su interior al azabache – Y ya quiero que sierres la boca,  es muy estresante discutir con una persona que,  obligatoriamente,  tienes que aguantar  todo el tiempo,  entonces… ¿Qué va a ser? ¿Mi brazo o la cuerda?


- Lo dejare así por hoy,  pero recuérdame mañana el punto donde nos quedamos,  no quiero que creas que la discusión llego hasta aquí nada más – arqueando sus cejas y afilando sus ojos,  bastante terco el muchachito – De acuerdo,  solo espero que dormir junto a ti  no me pegue tu indiferencia hacia todo lo que te rodea, sangre fría – adoptando la misma posición que tuviera anteriormente.


- Buena decisión y buenas noches “Lava ardiente seria más correcto de describir,  ¿Qué no notas que mi cuerpo hierve cuando estoy contigo? Tengo que contenerme demasiado para no dejar que se exprese libremente a lo que siento, mi deseo por ti es inaguantable”  – pensaba mientras sus deseos de acariciar al ojiazul iban en aumento.


      Ambos cuerpos ocupaban el centro de la cama,  pero ninguno de los dos dormía,  sus mentes permanecían ocupadas analizando lo que había pasado hasta ahora,  uno en pro de una solución rápida para el problema que vivían en ese momento y el otro deseando que se alargara el mayor tiempo posible.


- “¿Podre seguir fingiendo que no me importas como he hecho hasta ahora? Siempre he procurado mantenerme a raya insultándote,  haciéndote enfadar y enfadándome también,  escapando de las misiones en las que estuvieras involucrado y solo mirándote de lejos,  pero esto lo cambia todo… ¿Cómo podre reprimir mi deseo teniéndote tan cerca? ¿Sangre fría? En este momento mi cuerpo arde como una antorcha capaz de iluminar mil aldeas juntas. Esta situación será insoportable para mi… solo me queda la discusión” – pegándose totalmente al cuerpo del rubio.


- “¿Obligatoriamente, eh? Nada más cierto,  quiere decir que si no fuera por esto,  ni siquiera se me acercaría,  no se si alegrarme por eso o llorar por ser tan indeseado,  no importa, he sobrevivido a cosas mucho peores y aun sigo aquí,  solo,  pero aquí…  es algo triste en verdad, pero es lo único real que tengo” – sintiendo el calor del Nara. A la mañana siguiente…


- Mmmh, Shikamaru… están tocando la puerta – sintiéndose demasiado cómodo y calentito como para moverse o abrir los ojos.


- Rayos,  que molesto – sintiéndose aun mejor que el rubio,  puesto que lo tenia acurrucado en su pecho y no quería deshacerse de esa sensación tan placentera.


- ¡No hay nadie,  lárguense! – grito el rubio ante la insistencia de cualquiera que estuviera tras la puerta.


- ¿Piensas que se lo creyeron? Eres un torpe – deleitándose ante la vista que suponía tenerlo entre sus brazos.


- Puedes soltarme,  ya estoy despierto – abriendo sus ojos y sonrojándose  al verse completamente abrazado al moreno por propia cuenta.


- ¿Quién tiene que soltar a quien? – arqueando una ceja.


- No lo hice a propósito,  estaba dormido,  eso no cuenta – al notar que su bazo descansaba en la cintura del moreno,  lo retiro rápidamente - ¡Ya vamos! ¡¿Acaso quieren tumbar la puerta?! Seguro es alguien enterado de lo que paso y viene a fisgonear – decía mientras bostezaba y restregaba sus ojos,  ambos se dirigieron a la puerta,  y para variar,  con la misma idea en la cabeza,  insultar al que los había sacado de la cama y de un placido sueño.


- ¿Shikamaru? ¡Gracias a dios! – exclamo Ino,  que junto con Chouji, estaban parados en la entrada  mirándolos con curiosidad – Entonces es cierto,  tu padre nos hablo de lo sucedido,  no podíamos creerlo,  debe ser algo duro para ti estar todo el tiempo cerca de Naruto,  ya que es escandaloso,  molesto, imprudente y… - echándole una ojeada al rubio.


- ¡Oye! ¡También estoy aquí! ¿Lo notaste? – dando media vuelta para marcharse.


- Quieto ahí – dijo el moreno agarrándolo por el brazo.


- No tengo porque soportar esto – murmuro apretando sus puños al pensar que todos  creían que él era,  no otra victima,  sino la único culpable en todo ese asunto.


- Gracias por preocuparse,  chicos,  pero estamos bien – dijo el moreno al notar la insatisfacción en la cara del ojiazul.


- Ten,  Shikamaru,  lo compre para ti y Naruto… para el desayuno – guiñándole un ojo al pasarle la bolsa,  Chouji era el único que conocía  los sentimientos del Nara para con el kitsune,  ya que era su mejor amigo – Suerte.


- Gracias,  Chouji, ¿Qué haría sin ti? – con una sonrisa, de espalda a ellos,  el rubio serró sus ojos al escuchar el comentario del Nara.


- “Te envidio, Chouji…  al menos alguien te necesita” Tenemos que buscarle  una solución rápida a esto,  así podrás volver con tus amigos y a tu vida cotidiana… sin tener que hacer ningún sacrificio – dijo después que Ino y Chouji se habían marchado.


- ¿Qué te sucede? – poniendo la bolsa sobre la mesa de la cocina.


- Nada,  quiero salir a tomar aire fresco, ¿Te importa? – sin ánimos en su voz y arrimando la silla  a la del moreno para sentarse junto a él.


- ¿Por qué lo preguntas? – sentándose también.


- No puedo salir si no vienes conmigo, ¿No es así? No lo he olvidado como puedes ver – apoyando sus brazos sobre la mesa para recostar su cabeza en ellos – No tengo hambre – al ver el plato que el moreno había puesto frente a él.


      Luego del desayuno,  solo por parte del moreno,  salieron al pasillo,  el rubio serró la puerta y le dio las llaves al Nara,  este lo miro sorprendido,  pero igualmente se hiso cargo de ellas guardándolas  en su bolsillo,  al llegar a la calle…


 


Continuara…


 


Capitulo II -   Aclaradas Las Dudas… Prevalecen Los Sentimientos.


 


 


      El rubio permaneció inmóvil mirando a ambos lados de la calle sin saber exactamente a donde dirigirse, en realidad ya no le importaba las miradas inquisidoras que les dirigieran los aldeanos el día anterior, lo importante para él era lo que el Nara pensara al respecto sobre todo lo que había acontecido hasta ahora, lo miro de reojo antes de hablar.


- Caminare a tu lado sin que tomes mi mano,  no es vergüenza,  sino porque no la tengas tú,   tampoco es porque sea un chico también,  es solo que… soy Uzumaki Naruto,  la piedra en el zapato para la mayoría de la gente de Konoha – metiendo las manos en sus bolsillos y dando un paso hacia ninguna parte, deteniéndose luego  al notar que el moreno no caminaba a su lado.


El ojiazul bajo su cabeza y serró sus ojos – Veo que lo pensaste mejor,  podemos regresar si…


- Solo dime a dónde quieres ir,  ¿Algún lugar en especial? – pregunto el moreno poniéndose a su lado.


- Ninguno “Es extraño, siento que estando contigo,  podría caminar a ninguna parte y siempre llegaría algún lugar sin importar donde sea, ¿Por qué razón? Tal vez es porque nunca he tenido a alguien tan cerca de mi y en esta forma, aunque… no lo se con exactitud, pero la sensación es muy placentera” – mirando con complacencia al moreno.


      Caminaron hombro con hombro por las calles de la aldea donde las personas,  al verlos pasar,  ya no reían como el día  anterior,  por el contrario,  sus ojos mostraban compasión al pensar a fondo en el problema que cambiaba por completo la vida de ambos jóvenes ninjas. El día era caluroso,  lo que provoco en el rubio, grandes deseos de darse un refrescante baño en el río.


- ¿Qué te parece un chapuzón? – llevando al Nara hasta la orilla.


- ¿Qué que me parece? Definitivamente una locura,  la corriente podría arrastrarnos separándonos sin remedio y con las sabidas consecuencias para los dos – razonaba el moreno.


- No seas aguafiestas,  Shikamaru – quitándose sus sandalias y chaqueta – Me pegare a ti como un cachorro recién nacido a su madre,  no te soltare,  lo prometo…  anda,  di que si – haciendo gesto de niño pidiendo su juguete favorito para navidad.


- “No me pongas esa cara o te comeré a besos… ¿Quién podría negarse a semejantes ojos y alegre sonrisa? Cielos…  esto se hace cada vez más difícil de soportar” Un par de minutos,  y solo para que no digas  que soy intransigente,  nunca me ha gustado bañarme en el río – quitándose también su ropa.


- ¿Tienes miedo de encogerte? Gallina – jalando del moreno hacia el agua.


- ¿Para que me insultas si sabes que no puedes huir de mi,  eh? – parándose en el centro del río con el agua hasta los hombros.


- Porque es divertido ¡El agua esta deliciosa! ¿No crees? – echándole un poco   con su mano libre en la cara al moreno, la otra la ocupaba agarrando la del Nara.


- Por estos jueguitos es que no me gusta meterme en el río – escupiendo el agua y restregando sus ojos.


- Aburrido,  ¿Qué es lo que haces para entretenerte,  eh? – pasando su brazo por la superficie del agua.


- Miro las nubes.


- ¿Qué tiene eso de divertido?


- Eso depende, a veces  adoptan formas bastante interesantes de observar,  deberías tratar alguna vez.


- Ummh… no es para mí,  no podría quedarme quieto por mucho rato al no ser que este dormido – flotando sobre la superficie cuan largo era sin soltarse de la mano del Nara.


      El agitar de las aguas y la corriente hizo que su  nariz  se llenara de liquido e instintivamente soltó la mano del moreno para limpiarla,  la corriente los separó uno del otro,  el moreno nado desesperadamente hacia el ojiazul hasta lograr agarrarlo por la cintura justo antes de que el dolor en ambos corazones comenzara, con el miedo reflejado en sus ojos y casi sin respiración,  los brazos de Shikamaru se aferraron al cuerpo del ojiazul como tenazas a un clavo.


- Por Kami,  esto era lo que quería evitar – con su cuerpo completamente agitado,  no porque temiera morir,  sino para evitar el hecho de que el rubio lo hiciera – ¡Me diste un buen susto, demonios! Eso pasa por hacerte caso, regresemos a la orilla – enfadado consigo mismo por dejarse convencer de lo que sabia podía resultar peligroso y mortal.


- Discúlpame,  no fue mi intención querer matarnos – bajando la mirada.


- Lo se,  no  estoy culpandote de nada,  pero creo que en tierra estaremos más seguros – caminando hasta debajo de un árbol y sentándose a su sombra sobre la hierba.


- ¿Podemos quedarnos aquí un rato más? – pregunto el rubio tumbándose de espaldas y serrando sus ojos para disfrutar de la cálida brisa.


- ¿Acaso podemos hacer algo más? – arrancando la hierba junto a él.


- Hablas como si fuera mi culpa el que estés  amarrado a una situación que detestas - volteándose de espaldas al otro sintiéndose,  de nuevo,  la parte negativa del problema.


- Olvida lo que dije,  es que toda esta situación me tiene fuera de balance – haciendo un gesto de molestia consigo mismo por no medir sus palabras y hacer sentir mal al ojiazul.


- ¿Qué lo olvide? No tienes que fingir que no te importa,  se muy bien,  que si hubieras tenido la oportunidad de elegir la compañía…  no hubiera sido yo,  estar obligado a permanecer al lado de alguien que no te agrada,  es una pesadilla, ¿No es así? Hasta tus amigos lo creen así – deprimido ante su impuesta permanencia con el Nara,  su estomago comenzó a rugir – Maldición…  no debí despreciar el desayuno – masajeando su estomago para tratar de apaciguar a la bestia.


- Di aaah… - apoyando su cuerpo sobre el del kitsune y poniendo una manzana en su boca  – Estaba en la bolsa del desayuno,  sabia que tu estomago no tardaría en pedir comida, tragón.


- ¡Se ve deliciosa! Gracias,  Shikamaru – dejando,  por un momento,  su mirada fija en los ojos negros – Tan precavido como siempre – dándole un mordisco a la fruta,  la manzana quiero decir.


- Si eso es lo que crees,  ¿Por qué nunca me obedeces durante las misiones? Mi deber como capitán  es proteger al grupo de cualquier daño innecesario,  pero tú siempre… “Debido a tu precipitación,  haces que me preocupe todo el tiempo, pierdo mi concentración pues mi mente vuela rápidamente hacia donde estés, provocando que me distraiga de todo lo demás” – deleitándose al ver al ojiazul morder con tanto placer la ofrecida fruta.


- Que me lo digas entando aquí,  en esta seguridad,  tranquilo y sin ninguna preocupación,  no es lo mismo que parado frente a un enemigo,  simplemente hay cosas que no puedo resistir y mi cuerpo reacciona por si solo,  eso es todo, ¿Quieres? – ofreciéndole la mitad de la manzana al Nara.


      Acostado sobre la hierba,  medio desnudo y con la luz que se filtraba entre las hojas reflejándose luego en sus hermosos ojos azules, con la sonrisa más atrayente del mundo,   sin darse cuenta,  el kitsune provocaba  las más locas fantasías en la mente del,  cada vez,  menos controlado  moreno. El Nara no pudo resistirse en tomar la mano del rubio,  donde sostenía la manzana,  y llevarla hasta su boca sin quitarle la mirada de los ojos azules.


- “Cuando me mira… me siento protegido y en calma,  como si no tuviera que preocuparme por nada,  es la sensación de una certeza que me dice que todo estará bien y que no estoy solo”  Shikamaru…  si hubieras podido elegir, ¿A quien hubieras escogido? – dejando la manzana en la boca del moreno y extendiendo sus brazos sobre la hierva mientras miraba las nubes.


- “Por supuesto que a ti,  pero si te lo digo, entonces preguntarias la razón y no voy a poder contestarte” difícil pregunta,  pero… - después de pensarlo mucho – Creo que estando conmigo podrías aprender algo,  a tener más paciencia,  por ejemplo – escupiendo las semillas de la manzana.


- Para maestro,  ya tengo suficiente con Kakashi-sensei y Ero-sennin,  muchas gracias – dándole de nuevo la espalda,  molesto por la respuesta ya que deseaba escuchar otra cosa.


- ¿Lo ves? Ya te enfadaste,  eres demasiado apasionado en lo que a discutir se refiere,  te molestas fácilmente si las cosas no son como esperas y eso te lleva a cometer muchos errores de apreciación – dijo el moreno acostándose a su lado.


- ¿Aprecia qué? ¿No puedes hablar como la gente normal para que te entienda? Y no es que sea tonto, tú eres el raro – sacudiéndose unas hormigas de su cabello.


- Pon tu cabeza aquí – propuso el moreno sentándose y señalando sus propios muslos.


- Prefiero la cama,  es casi la hora del almuerzo y me muero por comer un buen tazón de ramen,  aun me queda algo de dinero de nuestra ultima… y maldita misión – estirando su mano para recoger su ropa.


- “Parece que su relación ha mejorado un poco,  es excelente…  a veces es difícil darse cuenta de lo obvio” – pensaba una sombra situada en lo alto de un árbol no muy lejos de donde los chicos estaban.


      Luego de vestirse emprendieron el camino de regreso,  el kitsune caminaba dos pasos atrás con respecto al moreno,  lo cual consideraba era una distancia segura para no causar sus muertes,  observo por un momento la espalda del Nara sintiendo unas ganas inmensas de tomar su mano,  obedeciendo a ese impulso entrelazo sus dedos con los de Shikamaru, provocando en éste  una sorpresa mayúscula y a la vez muy agradable. 


- Es para no perderte el paso, nada más – desviando su mirada al lado contrario del moreno.


- Me asegurare de que así sea, Naruto - apretando los dedos del ojiazul después de lanzar su  comentario de doble sentido, el cual no fue captado por el rubio.


      Comieron en el Ichiraku para después, a sugerencia del ojiazul, hacerle una visita a la Hokage  para solicitar algún trabajo que pudieran hacer juntos sin tener que salir de la aldea,  la cercanía del Nara lo ponía nervioso y necesitaba ocupar su mente en algo que no fuera recordar el beso y el calor  del moreno al compartir la cama.


- ¿Ya te aburriste de mi? – pregunto Shikamaru mientras subían las escaleras de la torre de la Hokage.


- ¿Qué te hace pensar eso?


- ¿El hecho de que quieras hacer algo para distraerte, quizás? No se necesita ser demasiado inteligente para darse cuenta de eso.


- Es que…  tanto tiempo libre me esta volviendo loco,  no puedo entrenar,  tampoco  salir de misión,  siento que me llenare de telarañas si no hago algo pronto, ¿No sientes lo mismo? – casi llegando a la puerta del despacho de la rubia.


- Para nada,  me gusta la tranquilidad – tocando y entrando al despacho aun con sus manos agarradas.


- Ah,  son ustedes,  ¿Algún problema con su relación? Quiero decir,  ¿Hay algún síntoma  aparte de lo que ya sabemos? – echándose atrás en su sillón y entrelazando sus dedos sobre la mesa.


- Naruto quiere algo en que ocuparse,  yo estoy de maravilla – metiendo su mano libre dentro del bolsillo.


- Lo único que hay disponible, son los trabajos que más odias,  Naruto – esperando la explosión del rubio como siempre que le asignaba ese tipo de misiones.


- Cualquier cosa estará bien – sin siquiera alzar su voz.


- ¿Quién eres tú y donde esta Naruto? – sorprendida por la tranquila reacción del ojiazul.


- Se perdió el mismo día en que caímos en esta situación – observando las manos unidas de los dos – “Es lo que creo,  mi yo de ahora,  el anhelante de compañía,  el temeroso a la soledad…  hoy más que nuncael que no quiere separarse de este baka,  es ese Naruto al que temo y es ese Naruto… el que desea que esto no termine jamàs”


- Vaya,  eso es un avance,  aquí tienen,  será su tarea para mañana – pasándole un papel al rubio,  el Nara echo un vistazo al papel en cuestión.


- Pasear perros,  ¿eh?


- Lo hice varias veces con Sasuke – recordando el resultado de ese entonces.


- ¿Qué, pasearlo? – picado por los celos.


-  Si le hubiera puesto una correa, tal vez no se habría ido.


- De seguro la habría mordido hasta soltarse,  no es del tipo que hace lo que se le dice…  al igual que tú – hablaban mientras caminaban hacia la puerta del despacho y fuera de la torre de la Hokage.


- Sera por eso que lo extraño – mirando el suelo al caminar.


- ¿Cómo puedes extrañar a un sujeto que casi hace que nos maten a todos? – comenzando a revolvérsele la sangre.


- Pero no lo hiso… al final, y aun no se la razón.


- Eres la única persona que conozco,  que sigue creyendo en un individuo… después de haberte dejado  golpeado y medio muerto – pensando en cobrarle algún día  el haber casi terminado con todo su equipo y especialmente con la persona dueña de sus pensamientos y corazón.


- Estaba confundido,  la atracción de Orochimaru era muy fuerte,  no razonaba con claridad.


- No lo justifiques, solo buscaba incrementar su poder sin importar de que forma,  incluso trato de sacrificarte en el proceso sin pensarlo siquiera – apretando el puño dentro del bolsillo.


- Debí insistir,  debí decirle…


- ¿Decirle que? Nadie lo hubiera convencido de lo contrario, ¿Sabes qué? Hablemos de otra cosa,  esta conversación me esta dando dolor de cabeza,  pasemos por el Ichiraku antes de volver a casa.


- “Volver a casa…  juntos,  suena bien, además  de que se esta convirtiendo en algo cotidiano, no quisiera que terminara nunca,  se siente como si fuéramos una pareja, pero… ¿Por cuanto tiempo?” Es buena idea – sonriendo por dentro.


      Pasaron por el puesto de ramen y compraron la cena antes de volver al departamento,  los aldeanos ya no los miraban  a pesar del poco tiempo que llevaban en ese predicamento,  verlos juntos era algo que se había hecho  cotidiano y normal a la vista de todos.


      Caminaron a paso lento todo el camino hacia la casa del rubio,  por decirlo de alguna manera, ambos deseaban alargar el momento de su paseo  agarrados de la mano,  ya que pensaban que esa situación podría acabarse en cualquier instante.


- “Es hora de deshacer el lazo que los une para que den cuenta de como es vivir separados el uno del otro,  después de haber estado tan cerca y compartirlo todo… solo les falta admitirlo en sus corazones” – decidió la sombra que los había estado vigilando desde que todo comenzó y el responsable de su obligada unión.


- Hogar dulce hogar – comento Shikamaru al entrar en el departamento agarrado de la cintura del rubio,  había soltado su mano para que éste abriera la puerta después de entregarle las llaves,  el ojiazul sonrió.


      El Nara dejo la bolsa con los envases de ramen sobre la mesa de la cocina y    estiro sus brazos con pereza  mientras se dirigía a la habitación,  dentro de la misma, Naruto camino hacia la puerta  que daba a un pequeño balcón desde donde le gustaba disfrutar la puesta de sol de Konoha, era una vista increíblemente hermosa de contemplar.


- Espera – el Nara lo detuvo agarrándolo por la ropa.


- Salgamos un momento,  ¿Esta bien? Me gustan mucho los colores que se forman cuando el sol se oculta – abriendo la puerta – No hay en todo el mundo una vista tan grandiosa como esta,  ¿No estas de acuerdo? – reclinando sus brazos sobre el barandal.  


      El astro rey se ocultaba tras la montaña de los Hokage dándole una apariencia majestuosa e imponente,  los matices rojos y dorados se reflejaban en el cabello del kitsune como si fuera hijo adoptivo del padre sol,  el Nara apoyo sus manos en el barandal a ambos lados del rubio, lo que hacia que ambos cuerpos se pegaran  uno al otro en una suave caricia.


- Algún día mi cara estará ahí también – dando un hondo suspiro.


- No me cabe duda de eso – apoyando su frente en la cabeza del rubio.


      El Nara aspiraba hondamente el aroma del cabello color sol,  al tiempo que serraba sus ojos y se perdía en las sensaciones causadas por la cercanía del cuerpo del rubio,  el cerebro del moreno perdía cada vez más la sensatez reemplazándola por locura fuera de toda lógica.


- “Si dejara de sentirte tan solo por un momento… creo que moriría,  después de experimentar tu calor en todas las formas posibles,  ya no podría seguir adelante sin ti,  siempre he sabido llevar las cosas con calma y sin que me afecten demasiado,  pero tratándose de ti… mi inquietud y deseo no permitirá que olvide y deje de amarte,  Naruto” Esta haciendo un poco de frio,   entremos – pasando sus dos manos por la cintura del ojiazul para traerlo de vuelta a la habitación – Vamos a darnos un baño caliente antes de cenar, ¿Si?


- ¿Otro vez? ¡Pero si ya nos bañamos en el río! – protesto el ojiazul.


- Ese no cuenta, ¿Acaso no quieres? – deteniéndose en la puerta del baño.


- ¿Para que preguntas mi opinión si al final terminas haciendo lo que quieres?


- Así tiene que ser, ya deja de quejarte y entra ahí


- Si sigo viviendo contigo por mucho tiempo más, creo que me desgastare – dejándose quitar la ropa por el moreno.


- Solo es un baño, por dios santo – desnudándose también.


- Si, si… lo que digas 


      La incomodidad y vergüenza de estar desnudo frente al Nara había desaparecido por completo,  ahora, el único efecto provocado por las  manos del moreno en su cuerpo  era la excitación, trataba de disimularlo lo más que podía cubriendo su entrepierna  para que Shikamaru no notara la ansiedad que le provoca ser acariciado de esa manera. Luego de la cena ambos dormían tan plácidamente abrazados que no notaron la presencia que los observaba a través de la ventana.


- “Es hora de deshacer esa unión, depende de ustedes el notar la diferencia,  que se den cuenta de que no solo mi técnica es lo que los mantenía unido…  les deseo suerte a ambos”


      El extraño personaje uso el raro artefacto en su mano para revertir el efecto causado en un principio, al terminar, desapareció del lugar tan misteriosamente como había aparecido. La mañana llego con el nuevo día y desagradables sorpresas para nuestros queridos ninjas, después del desayuno salieron a cumplir la misión que la Hokage les había encomendado, luego de recoger los perros que debían pasear,  caminaban por el puente cuando un gato salido de la nada causo que los canes encontraran algo emocionante que perseguir para divertirse, el Nara logro sujetar el suyo con su técnica de atadura de sombras,  en cambio, el del ojiazul salió disparado detrás del inoportuno felino como si un elefante hubiera pisado su cola,   arrastrando en su carrera al kitsune y separándolo del moreno por más de diez metros, nada paso.


- N-No es posible… - murmuro el Nara poniendo la mano sobre su pecho, no más dolor ni malestar para ninguno de los dos.


- ¿Shikamaru? No sentí nada… se termino, ¿No es grandioso? Ahora podrás deshacerte de mí y volver a nuestras vidas – fingiendo una sonrisa de alegría mientras dentro de su pecho su corazón se deshacía a pedacitos, aunque por razones muy diferentes - ¿Era lo que querías, no? – dijo a cinco metros del moreno mientras que serraba su mano  sobre su pecho.


- Genial… “Nuestras vidas, siento que la mía acaba de terminarse, estoy aquí por ti, toda mi existencia se debe a ti, porque tú… tú eres mi vida, Naruto” Será mejor que vayas a buscar al pulgoso antes de que lo pierdas, baka.


- ¡Rayos, lo había olvidado! Vuelvo en un momento – echando a correr en busca del generador de sus ingresos.


- No hay prisa, tomate tu tiempo – murmuro mirando la espalda del ojiazul a lo lejos, el moreno aferro sus manos en la baranda del puente – “¿Por qué? ¿Por qué ahora? No quería que este día llegara jamás, hubiera preferido que mi corazón estallara en pedazos que tener que enfrentar una vida  sin ti, esto es como un castigo para mi alma y espíritu, y sobre todo para mi cuerpo, ¿Qué puedo hacer, Naruto? ¿Cómo podre alejarme de ti, así sin más? Como si nada hubiera pasado entre nosotros… por Kami” ¡¿Cómo?!  Es una completa y cruel pesadilla – murmuro sintiéndose desesperado y frustrado.


- ¡Ya estoy aquí! ¿Sucede algo, Shikamaru? No tienes buena cara – jalando del  dichoso perro,  que más bien parecía león por el tamaño.


- No es nada, regresemos – sin mirarlo.


- ¿Tan pronto? Pero si todavía no acabamos de… - no entendiendo la razón.


- Tengo algo que hacer – caminando sin esperar al rubio.


- Comprendo,  “Ya veo, no pierdes el tiempo para correr lejos de mi, ¿No es así, Shikamaru? Esta bien, si eso es lo que quieres… no voy a detenerte, aunque eso sea lo que más deseo en este momento, de nuevo regresare a mi soledad, y aunque  me cueste lagrimas… tratare de superarlo como he hecho con todo en la vida” – caminando a unos metros detrás el Nara.


Tras entregar los canes a un no muy contento dueño…


- Voy a informarle a la Hokage que el problema ya esta resuelto, seguramente mañana regresare a mis actividades regulares – con las manos en sus bolsillos para no mostrar lo que sentía en ese momento.


- ¿Qué sucede? ¿No puedes mirarme siquiera? Es lo menos que podrías hacer después de compartir parte de mi vida y mi cama contigo,  debe ser un gran alivio para ti volver a tu vida tranquila y sin sobresaltos, olvidemos que esto paso y cada quien a lo suyo, nos vemos, Shikamaru – Aguantando las ganas de llorar -  Espero no tener una misión contigo muy pronto, después de lo que paso en la ultima, no quiero ni imaginar lo que podría suceder en la siguiente – dándole una forzada sonrisa al Nara y tomando la dirección contraria.


- Naruto… te amo – susurro apretando sus ojos para retener las lágrimas por el dolor que sentía en su pacho.


      El moreno luego de informar a la Hokage que la tempestad había pasado,   se dirigió con el caos de sus pensamientos dando vueltas en su cabeza hasta la casa del kitsune,  la puerta estaba abierta cuando llego,  lo que le permitió entrar sin tocar y  dirigirse directamente a la habitación, que también  había sido suya en los últimos días, viendo al ojiazul sacar su ropa de las gavetas y guardarla en su bolso.


- ¿Qué haces? – acercándose a él.


- ¿Qué no es obvio? Ya no hay razón para que sigas aquí, ¿O si? Solo te ahorro el trabajo – hiendo del mueble de gavetas hasta el bolso y viceversa – Lo que fuera que nos mantenía unidos desapareció, lo que es bueno para ti,  ya que  es lo más has deseado desde que todo esto  inicio – serrando el bolso -  Otra cosa,  no te preocupes por lo que paso entre estas paredes… yo ya lo olvide, da gracias que fui yo tu pareja y no  Ero-sennin, de lo contrario habría aprovechado el material para escribir uno de sus venditos libros, cambiando los protagonistas, claro esta – entregándole el bolso al moreno – Sierra la puerta al salir, por favor – metiéndose en el baño para que Shikamaru no lo viera sufrir.


      El ojiazul contuvo la respiración hasta que escucho la puerta serrarse, apoyo sus puños en el lavabo, bajo su cabeza, serró sus ojos y se mantuvo inmóvil por un rato recordando todo lo que había experimentado en aquel tiempo con el moreno,  la convivencia había sido poca,  pero también en la más significativa de toda su corta vida. El Nara lanzo el bolso contra la pared al entrar en su habitación para descargar, en parte, la ira que sentía hacia si mismo por permitir que el rubio saliera de su vida y no hubiera hecho nada para impedirlo,  se sentó en la cama y tapo su cara con la almohada para no gritar el nombre del ojiazul a todo pulmón, éste por su parte,  yacía sobre la gran cama sin ganas de hacer nada mientras  acariciaba  el lugar que el moreno ocupara cuando dormía a su lado,  ambos pasaron el resto del día sin salir de sus habitaciones y sin querer ver a nadie, el kitsune se había quedado dormido después de tanto llorar la ausencia de la persona que se había convertido, de la noche a la mañana, en la más importante y querida para él,  por su parte,  el Nara daba vueltas por la habitación al verse  imposibilitado de conciliar el sueño que le permitiera no seguir martirizándose con los recuerdos de los momentos vividos con el amor de su vida.


- Es inútil, el deseo por ti me esta quemando por dentro, es difícil respirar… el calor de tu cuerpo aun esta en mi piel,  soy un cobarde, ¿Qué seguirá ahora?  No puedo obligarte a que me ames,  tampoco podría soportar verte con alguien más,  si esto no es una ironía,  entonces… que alguien me diga que diablos es   – dando un puñetazo contra la pared  sintiendo que su cuerpo sudaba por la ansiedad y deseo de estar al lado del ojiazul compartiendo la misma cama, los mismos sentimientos e inquietudes.


      A la mañana siguiente y sin misión alguna que cumplir, el rubio salió de la aldea al bosque para no tener que tropezarse con el Nara ni siquiera por casualidad, después de entrenar un poco, como solía hacer todas las mañanas, se sentó sobre una rama a comer una manzana como desayuno, para tampoco tener que pasar por el Ichiraku, como hacia todas las mañanas. El moreno, después de saber que el kitsune estaba libre de trabajo visito los lugares que sabia que el rubio solía frecuentar cuando no estaba de misión, no obstante y a pesar de que los conocía todos,  ni así dio con él.


- “¿Dónde te metiste, Naruto? Necesito verte aunque sea de lejos… ¿Estas escondiéndote de mí? Aunque lo ignoras… sabes como hacerme sufrir, baka” – cruzando el puente y adentrándose en el bosque.


- ¡Shikamaru! – llamo el gordito Chouji.


- Ah, Chouji, buenos días – saludando con desgano, más del habitual.


- Por tu cara se diría que no son nada buenos para ti – caminando al lado de su gran amigo.


- ¿Soy tan obvio? No he podido encontrar a Naruto,  y eso no es nada alentador, ¿No te parece? Solo me resta buscar un hoyo y enterrarme para no…


- ¡No digas eso, Shikamaru! No pienses en tonterías – agarrándolo por los hombros – No puedes echar tu vida al olvido solo por Naruto, eso no es…


- Chouji, no lo comprendes, ¿Verdad? Naruto es mi vida,  él es mi única razón  para seguir adelante y como has notado y podrás ver… no lo tengo– continuando con su caminata.


      El ojiazul descansaba sobre una rama cuando el murmullo de las voces  que se acercaban por el sendero lo alertaron, su oído reconoció de inmediato una de ellas,  sentándose con los pies a ambos lados de la gruesa rama espero ver aparecer al sujeto que lo tenia completamente a sus pies y comiendo de su mano,  su corazón golpeaba con fuerza en su pecho al escuchar  al Nara tan cerca de donde él se encontraba.


- No imagino lo duro que debió ser para ti el estar al lado de Naruto… dadas las circunstancias, obviamente.


- Ah, Chouji, no tienes ni la más mínima idea,  me vuelve completamente loco, en ocasiones creí que mi cabeza explotaría por la presión de tener que aguantar las ganas de… – los ojos azules del kitsune comenzaron aguarse al escuchar las palabras del moreno – Solo piensa por un momento…  tener que comer, bañarme y dormir a su lado ya era una completa tortura para mi,  si no fuera por ese lazo que nos unía… te juro que hubiera echado a correr antes de…


      Las hojas del árbol junto a ellos comenzaron a caerles encima a causa del  movimiento brusco de sus ramas,  al alzar  sus miradas pudieron captar una figura naranja que saltaba a toda prisa entre  los arboles para alejarse del moreno y compañía.


- Naruto… - murmuro con pesar el Nara saltando al árbol más cercano a donde el rubio se encontraba para salir en su persecución.


- ¡Ve tras él, Shikamaru! ¡No lo dejes ir esta vez! Te deseo suerte – susurro el gordito deseándole lo mejor para su gran amigo, luego de eso regreso a la aldea.


- “Tengo que alcanzarlo sin importar que mis pulmones estallen, no puedo permitir que salga de mi vida de nuevo, no dejare que mi cobardía anterior me quite lo que más amo y deseo ¡Es nuestra oportunidad de ser felices juntos, Naruto! Se que lo entenderás, el bienestar que demostrabas al tenerte entre mis brazos no puede ser mentira, podía sentirlo… podía sentirte, mi amor”  ¡Te tengo! – al verlo correr por el claro donde terminaba la arboleda.


      Utilizo rápidamente  su atadura de sombras para detener al kitsune ya que la velocidad de éste era muy superior a la suya, el ojiazul trataba de zafarse con todas sus fuerzas de la técnica del Nara sin conseguirlo,  la rabia y decepción hacían presa del rubio obligándolo a tratar de defenderse como una fiera herida atrapada en una red, desesperado apretaba sus dientes y puños mientras seguía en su empeño de zafarse de la efectiva trampa que resultaba dicha técnica de inmovilización.


- Al fin pude detenerte…  aun a costa de que mis pulmones casi estallaran unos cientos de metros atrás, eres condenadamente rápido cuando huyes, ¿Sabias? Voy a tener que ejercitarme muchísimo más – tratando de recuperar el aire perdido durante la persecución.


- ¡Suéltame! ¡Déjame ir! – gritaba el rubio con todas sus fuerzas.


- Sabes  que no lo hare, no más… nunca más – caminando unos pasos y el rubio con él debido a la atadura de sombras.


- ¡No quiero que te me acerques! ¿Qué es lo que quieres ahora? Ya es suficiente… – más pasos del Nara, lo que obligaba al rubio a moverse con él – No me hagas esto, Shikamaru – con sus ojos llenos de lagrimas y la angustia anidando en su pecho – Sasuke tenia razón, soy un idiota… ¿Cómo pude pensar que disfrutabas el estar a mi lado? ¿Cómo pude creer que al fin había encontrado a alguien a quien verdaderamente le importaba? Volveré a ser yo… el mismo de siempre – completamente abatido por el dolor – Ahora se que es cierto, naci para no ser amado por nadie, duele… duele mucho – con lagrimas rodando por su rostro - Cuando dormíamos juntos y me abrazabas me hacías sentir protegido y querido, pero todo fue una ilusión, debí saber que las cosas buenas nunca me pasan a mi,  debí recordar que soy considerado un estorbo, algo maldito e indeseable, pero tú…  tú me hiciste olvidar todo eso en el poco tiempo que compartimos… Shikamaru – sin poder detener su llanto.


- cállate – dijo el moreno.


- Es cierto,  ¿Por qué querrías escuchar lo patética que es mi vida? A nadie le interesa.


- ¡Te dije que te callaras, maldición! ¡Nunca haces lo que se te ordena! Por todos los cielos… – caminando apresuradamente hacia el rubio y haciendo que éste lo hiciera hacia él gracias a su técnica - ¡Eres un torpe! ¡Jamás quiero volver a oírte decir esas estupideces! ¿Comprendes? – parándose a un metro del ojiazul.


- Libérame de tu sombra y de tu persona,  no tengo deseos de seguir viéndote ni escuchándote – serrando sus ojos y tapando sus oídos - No me interesa lo que tengas que decir… incluso borrare tu nombre de mi memoria, tu imagen de mi mente y tu voz de mis oídos, aunque me tarde toda una vida para hacerlo ¡Maldita sea! Ya déjame, Shikamaru – hipando por el llanto.


- ¡Sierra la boca! ¡Por una vez escucharas lo que digo, maldición! – agarrando la cara del ojiazul al tiempo que liberaba su atadura de sombras.


- ¡Quítame las manos de encima! ¡No quiero que me toques!– apretando las muñecas del moreno para que lo soltara.


- ¡Fue la ultima vez, demonios! – recordando el primer beso que le dio al ojiazul.


      El impulso ejercido por el moreno causo que ambos fueran a dar al suelo, la boca del Nara buscaba desesperadamente la del rubio ya que éste movía su cabeza frenéticamente para huir de los labios que lo acosaban, cansado de luchar por lo que creía le pertenecía,  el Nara sujeto las manos del kitsune con las suyas al tiempo que aprisionaba con sus piernas el inquieto cuerpo del ojiazul para que no siguiera agitándose frenéticamente bajo el suyo.


- ¡Déjame! ¡Ya tuve suficiente de ti y de tus burlas con tus amigos! – tratando de derribar al moreno.


- Se lo que pretendes,  quieres que te bese, ¿No es así? – acercando su cara a la del rubio.


- ¡Estas loco! ¡No quiero tus besos, tus ironías ni tus insultos! – echando fuego por los ojos.


- ¿Entonces porque sigues gritándome? ¿Recuerdas que paso la última vez?  Lo buscaste entonces y  haces lo mismo ahora – rozando sus labios con los del ojiazul.


- Ahórrate la burla, ¿Crees que puedes humillarme solo porque soy Uzumaki Naruto? Se exactamente lo que piensas de mi,  fingiste amabilidad para después poder reírte de mi con tus amigos, me mostraste el cielo para luego arrojarme al infierno, ¿Fue divertido para ti? Eres un maldito…  escuche tus comentario en el bosque – mirando a los ojos negros.


- Y como siempre lo malinterpretaste todo,  es cierto que dije que me vuelves loco…  pero no del modo que tú piensas,  también es cierto que cuando estaba contigo en la ducha y en la misma cama tuve que contenerme un mundo para no comerte a besos y hacerte el amor hasta que mis venas reventaran, ¿Acaso no te diste cuenta de eso cuando te bañaba, baka? Despistado y sensible, es una combinación bastante peligrosa, ¿Sabias? Llamas la atención de cualquiera por mucho que se resista a ello, inexorablemente se pierden en tu persona, aunque es algo que no me agrada, me siento orgulloso de que sea yo el que te tenga, cachorro  – sonriendo aunque sintiendo celos de sus propias palabras.


- Es una manera bastante retorcida de disculparte, ¿No te parece? Y todo para quedar bien parado – enfrentando la mirada del Nara.


- Nunca mejor dicho y totalmente cierto… parado, rígido, levantado, a punto… puedes elegir la palabra que quieras, así es como me pones siempre que te miro, hermosura – guiñando un ojo.


- Puedes hablar hasta que se te seque la boca y aun así no te creeré absolutamente nada – achicando sus lindos ojitos.


- El que este encima de ti, te haya besado, bañado y otras cosas que no voy a mencionar, ¿No te dice nada? Es muy fácil de entender hasta para un despistado como tú.


- Puede que seas un pervertido del que nadie sospecharía debido a tu apariencia calmada y tu actitud de persona paciente y capaz de sacar de quicio a cualquiera que esté a tu alrededor, ¿Acerté?


- Lo de calmado y paciente no se aplica cando te tengo cerca,  de hecho, muchas veces he tenido prácticamente que salir corriendo para que nadie notara el bulto en mi pantalón, cachorrito.


- Lo disimulas muy bien, si estuviera en tu lugar, no lo pensaría dos veces para arrancarte la ropa y devorarte a besos, claro que… no es el caso.


- No me des ideas, ¿Es lo que quieres que haga?


- No fue una sugerencia, solo una observación.


- ¿Y que pasaría si la otra persona no correspondiera tus sentimientos, eh?


- Igual me arriesgaría, Sasuke no me dio la oportunidad de… - queriendo ahondar en lo cierto de las palabras del Nara a través de los celos.


- ¡Sasuke, Sasuke, Sasuke, maldito sea!


- ¿Te molesta que hable de él? Esta es una conversación que debemos tener.


- Me molesta todo con respecto a ese sujeto, desearía que nunca volviera y que tú dejaras de nombrarlo para siempre – apretando los labios con rabia.


- No entiendo porque, si no mal recuerdo, fuiste tú el que dijo que no importando sus motivos debíamos traerlo de vuelta, ya que era un ninja de Konoha y nuestro compañero, ¿No es así? – ahora hablando tranquilamente y haciendo que el Nara perdiera la calma y el dominio de la situación.


- ¿Qué otra cosa podía decir viendo en tu rostro la desesperación por alcanzarlo? ¿Crees que fue algo fácil para mí? La promesa que hiciste a Sakura te mantendría en una búsqueda perenne del Uchiha sin importar lo que dejabas atrás, dejandolo todo… dejándome a mí,  Naruto – pasando su mano por el rostro del ojiazul.


- Mientras estuvimos juntos… ¿Me deseaste alguna vez? Quiero decir… por ser yo – con las mejillas sonrosadas.


- Tontito,  que te dijera que abrazarte al dormir  evitaría que te levantaras a media noche y nos mataras a ambos… era solo una excusa para tenerte pegado a mi cuerpo, necesitaba sentirte, oler tu aroma, tocar  tu cabello, hasta pensé en atar mis manos por temor a que inconscientemente te acariciaran haciéndote sospechar lo que siempre he sentido por ti, Naruto, ¿No comprendes? – rozando sus labios con los del kitsune - Te he amado desde siempre, disfrutaba los momentos en que nos escapábamos de las interminables clases de Iruka-sensei para pasarlos juntos,  moría de celos cuando te veía cerca del Uchiha y botabas la baba por Sakura, tampoco  dejaré en el tintero tus jueguitos corporales con Kiba… cosa que dejaras de hacer si no quieres que te castigue severamente, ¿Quieres que continúe?


- Shikamaru, ¿Es verdad… todo lo que dices? ¿Realmente puedo creer en tus palabras? ¿Tú… me amas? – pregunto el ojiazul casi susurrando.


- No, todo lo que acabo de decir fue para entretenerte ¡Por supuesto que te amo, tonto despistado! Aquí estoy abriéndote mi corazón… ¿Y todavía me haces esa pregunta? Debería golpearte.


- Prefiero que me beses… o no diré que también te amo – poniendo sus brazos alrededor del cuello del Nara.


- Acabas de decirlo, baka – besando la punta de la nariz de su kitsune -  Me sentí el hombre más feliz de la tierra cuando ese sujeto nos ataco y nos puso en esa situación tan ventajosa para mi, te juro que si supiera su nombre le mandaría hacer una estatua – besando con pasión la boca de su rubio de ojos azules –  Ahora, y tal como sugeriste… – despojando con suma rapidez de su ropa al ojiazul.


- Oye, te tomaste muy en serio lo que dije, para ser tan calmado… eres bastante rápido para esto – viéndose desnudo en un santiamén.


- Créeme que aunque hubiera preferido hacerte mío en el lugar donde te abrase por primera vez,  sin contar la ducha claro esta, ya no puedo contenerme más tiempo, estoy al límite de lo humanamente aceptable.


- Eso suena dulce y a la vez bastante sexi,  eres romántico con un toque de perversión – ayudando al moreno a desnudarse ya que estaba todo enredado por las prisas.


- Solo para ti,  tú eres capas de hacer caer en la tentación hasta el más célibe de los hombres   – colocándosele encima y devorando su cuello.


- No se que quiere decir célibe, ¿Acaso es un halago? – respirando fuerte mientras acariciaba la espalda del moreno.


- Y de los mejores, mi amor, significa que alguien que ha decidido no tener sexo como forma de vida, igual te desearía hasta los huesos.


- V-Vaya, suena a que soy peligroso – comenzando a jadear por las caricias.


- En un buen sentido… absolutamente si.


      Las manos del moreno viajaban por el tembloroso cuerpo del ojiazul como cuchillo caliente por mantequilla, los hondos suspiros, los gemidos largos y sonoros hacían saber al Nara lo mucho que disfrutaba el cachorro de sus caricias, no obstante y reprimiendo las grandes ganas de introducirse en él lo más rápido posible, intentaba no pensar en ello y alargar los toques y besos hasta donde su deseo soportara.


- Ahhh, S-Shikamaru, desde que me tocaste…  p-por primera vez, quiero decir ínfimamente, Mmm… s-soñé con llegar a esto – no dando pausa a sus jadeos.


- Te llevo ventaja, yo siempre soñé con hacerte mío algún día, mi amor.


      La boca del Nara pasaba con avidez de un pezón al otro mientras que con una de sus manos agarraba ambos penes y los frotaba entre si, sus dientes mordisqueaban con ansia el pecho del ojiazul al tiempo que incrementaba los movimientos de la doble masturbación hasta que ambos se corrieron entre sus vientres con un interminable gemido. El moreno bajo su boca hasta el pene del rubio y comenzó a lamer las esencias aun cuando el cuerpo de éste seguía convulsionando por el orgasmo, para hacerlo sentir un nuevo placer introduciendo su hombría en su boca.


- S-Shikamaru… c-creo que me d-desmayare… Mmm… - con los ojos casi en blanco.


- Aun no… no hasta que te haga mío, dulzura… no hasta que grites mi nombre – chupando con fuerza hasta excitar de nuevo el pene del ojiazul.


      Aprovechando la completa distracción del rubio,  ya que éste parecía estar en otro planeta debido al placer, el Nara mojo sus dedos en la esencia sobre el vientre del ojiazul y luego de masajear por un momento los alrededores metió  uno de sus dedos en la entrada que se contraía y aflojaba como pidiendo la intervención de algo más grande y contundente, el rubio se retorcía entre el placer de las dos acciones simultaneas hechas en su cuerpo, quería gritar, quería decirle que necesitaba mucho más que eso, pero las palabras no salían de su boca, solo los gemidos y jadeos eran todo su vocabulario, como adivinando los deseos de su pareja, el moreno le alzo las piernas y las coloco sobre sus hombros  poniendo la punta de su hombría en la ansiosa entrada y empujando despacio se introdujo en él hasta la mitad.


- Oh, dios… e-esta tan caliente Ahhh… aquí adentro, tan… tan apretado y delicioso, Mmmm… - empujando hasta estar dentro del ojiazul por completo y quedándose quieto - ¿E-Estas bien, Naruto? – acariciando las suaves nalgas.


- ¿P-Porque te d-detienes? ¡Muévete, muévete, muévete! – bajando sus piernas hasta la cintura del moreno para alejarlo y atraerlo con el fin de sentir la posesión que tanto ansiaba.


- Te daré lo que quieres… te daré todo de mi, mi hermoso ojos azules.


      Las embestidas del Nara no se hicieron esperar, una y otra vez los cuerpos se separaban y juntaban en un frenético choque,  tan amoroso y sensual como el enredo de sus lenguas que expresaban todo lo que sentían en ese momento de entrega total, los audibles gemidos del ojiazul excitaban aun más el lívido del moreno haciendo que aguantara por mucho mas tiempo el descargue dentro del kitsune, lo que prolongaba el placer para ambos hasta llevarlos fuera de este mundo donde sus almas se juntaban en una sola, en algún momento el moreno, sin sacar su pene, dio vuelta al ojiazul dejándolo con la cabeza sobre una de las prendas en el suelo y sus caderas levantadas para que la penetración fuera mas efectiva y profunda, sudando como preso en cantera en el día más caluroso del año, el Nara apresuro sus embestidas al presentir que el final no tardaría en llegar, los nombres de ambos se escucharon en el aire sellando lo que seria el comienzo de su intima relación, la cal seria el plato principal del día a partir de ahora.


- M-Mi cielo… por Kami, fue fabuloso… eres increíble, ¿Lo sabias?  – acostado sobre la espalda del rubio y completamente exhausto.


- No, tú lo eres, jamás en toda mi vida me había sentido así… te amo, Shikamaru – con el cuerpo estremecido pero increíblemente menos cansado - ¿Volvemos a casa? Deseo repetir todo en nuestra cama – levantando su mano y acariciando la cabeza del moreno.


- Solo deja que recobre el aliento y volveré a la carga – costándole algo de esfuerzo levantarse de sobre el rubio para vestirse y regresar.


- ¿Una carrera?


- Olvídalo, no todos tenemos tu resistencia, pareces una pila de triple poder – agarrándolo de la cintura luego de que ambos se hubieran puesto la ropa.


- Entonces creo que no me duraras mucho tiempo, luego no te quejes si tengo que buscarme un reemplazo – pegándose al pecho del Nara, Lee podría ser un buen candidato, funciona hasta dormido – sonriendo con malicia.


- Solo inténtalo y veras, puedo parecer muy tranquilo, pero por ti soy capaz de sacar a flote todo el  instinto animal que llevo dentro, uno bastante peligroso y sumamente celoso cuando de ti se trata, mi amor – abrazándolo con fuerza – Quiero tenerte siempre entre mis brazos para que tu calor no se me escape nunca – besando los labios con ternura.


- Lo tendré en mente si tú haces lo mismo – agarrándose de la cintura del moreno.


- Es un trato – con una sonrisa que mostraba la felicidad que lo recorría por dentro.


      De regreso a casa caminaron lentamente disfrutando de la brisa fresca y del calor de sus corazones, una llama que nunca se apagaría y que perduraría en los días venideros y trascendería el tiempo al final de sus vidas encontrándose de nuevo una y otra vez.


 


Fin.


                                                                       Nessa Yaoi.


 

Notas finales:

¡Hola mis consentidos lectores! disculpen la tardanza, pero me quede sin internet por un buen tiempo, pero ya subsanado el problema, estoy aqui como siempre para llevarles algo de diverción y un poco de fantasia, que nunca esta de más en este mundo tan complicado y desesperante.

Bien, por ahora es todo, cuidense mucho, besosssss para todos y chaito, nos vemos promto.

                                                            Nessa Yaoi.


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