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Tequila... bebida poderosa por pasion oscura

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Notas del fanfic:

El anime fue hecho por XEBEC M2 bajo la dirección de Akira Nishimori mientras que el manga fue crado por Peach-Pit, Banri Sendo y Shibuko Ebara.

Notas del capitulo:

Lo que está así son los dialogos y/o pensamientos originales de la serie plasmados en el capitulo 12 de Zombi-loan.

 

Por fin, después de tanta búsqueda, habían encontrado a Shito, quien había sido secuestrado por ese maniático profesor que buscaba la inmortalidad. Y, para celebrar el regreso de tan serio zombi, habían decidido hacer una fiesta… por supuesto que en su cuarto, después de todo nadie quería prestar sus precarias habitaciones para una fiesta que seguramente terminaría por desordenar todo. Chika no pudo evitar sonreírse: volvería loco a su compañero tan perfeccionista, como un castigo por dejarse atrapar y dejar que su mano derecha se pudriese.

 La puerta de la habitación se abrió y apareció aquel muchacho de facciones afiladas y  pelo oscuro y lacio. Tiraron confeti y desplegaron el cartel que rezaba con una gran combinación de colores “Bienvenido a casa, Shito”. La molestia no tardó en aparecer en los ojos carmesíes del joven.

-¡Sotetsu, bienvenido! ¡Y felicitaciones para Shito-san!- exclamo alegre Koyumi, aquella muchacha alegre de pelo verde y ojos violetas.

Con más y más irritación, el joven de ojos rojos veía como las dos chicas, Koyumi y Michiru, exclamaban de felicidad, como Sotetsu bebía tranquilamente en su sillón y como Chika comía unas albóndigas cerca de su cama. Todo en su habitación.

De repente sintió una presión en su zona abdominal, y cuando bajo la mirada se encontró con una llorosa pero aliviada Koyumi.

-¡Shito! ¡Qué bueno que estés vivo!- gritaba la peliverde. Luego lo abrazo aún más fuerte… pero enterrando la cabeza del joven en sus pechos.- ¡Me tenías tan preocupada, estaba muy triste y solita!

-Oh… ya se enojó- soltaba Sotetsu desde el sillón.

-Supongo que ese es su momento- dijo Michiru. El ojirojo apenas si podía con las ganas de materializar su arma y matarlos a todos.- Debe librarse un poco.

Suficiente. El límite de Shito ya había sido claramente superado y, con un fuerte empujón, se liberó de la prisión que le ejercía Koyumi con su abrazo.

Oi!- gritó para que todos se callaran. Luego, un poco más clamado y dándose cuenta que, para bien o para mal, esa fiesta estaba dirigida para él, agregó- Perdonen los problemas causados.

Eso sin duda dejo estupefactos a todos los invitados del lugar. ¡El gran orgulloso Shito disculpándose! Era digno de ser oído y preservado para la posteridad.

-Pero….- continuó el oji-rojo, con la mirada baja y en tono serio.- No tenían que hacer todo esto. Cuando termine la fiesta, me gustaría que todo vuelva a la normalidad.

-Shito- llamó Chika, acercándose hacia el más alto y recargando parte de su peso en el hombro del mismo. En su  rostro se podía ver una sonrisa de satisfacción y sus ojos dorados reflejaban picardía, como si estuviera a punto de decir algo…

-Akatsuki.

-Te agradezco tanto- Por ti, me gane un bono de diez mil- su voz contenía un tono jocoso, a punto de ser liberado en una broma. Se separó de Shito y se puso enfrente de él, alardeando el sobre donde contenía los diez mil yens- Cuando quieras puedes ir para que te secuestren otra vez, socio. Yo iré a tu recate y así ganar más plata. ¿No quieres que te compre algo con el Señor Bonus?- ahora el ojidorado se jactaba abiertamente de la suma que había conseguido, golpeando suavemente el rostro de su compañero con el sobre.- Se me dices “Chika-sama” te compraré algo bontio y…

Pero, como era de esperarse, el peliblanco no terminó de decir su frase ya que un gran y fuerte puñetazo proveniente de Shito le hizo exclamar un alarido de dolor.

-¡Pedazo de escoria! ¡A ti fue al que terminaron salvando!

-¡¿Qué dijiste, maldito?!

-¡Shito-kun! ¡Cálmate!- gritó Michiuru. Y una vez más empezó la clásica pelea entre los dos zombis.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

Ya habían pasado unas cuantas horas desde iniciada la fiesta, y la bebida alcohólica llamada Fantan ya había surtido efecto en algunos.

-Toma- ofreció Shito a Michiru, sacando a la susodicha de sus pensamientos respecto a su amiga y Sotetsu. Ella acepto el vaso que se le tendía- ¿Pasa algo?

-Oh, gracias.

-Ya me lo dijo Asou. Que me sostuviste cuando estaba inconsciente. Realmente no sabía quién era; solo recuerdo que un pecho cálido me sostenía.

Con estas palabras, la pelirosa se había quedado francamente sorprendida. ¿Era acaso que Shito-kun gustase de ella?

-El cual se sentía tan…- continuó el joven- como decirlo…tan “plano” que no parecía de  mujer.

“Es lo único que recuerdas bien” pensó para sí misma Michiru, enojada y ofendida con su compañero de equipo por el poco tacto con que le hablaba.

-Ya sé que comparada con Koyomi-san no tengo grandes pechos ni sé cocinar bien.- dijo en un intento inútil de defender su orgullo herido. Shito solo atino a sonreír tontamente.

-Que linda eres, Michiru.

-¿Haa?

-¿Puedo besarte?

La joven no cabía en sí de sopresa. ¿Shito? ¿Aquella persona tan distante que se ocultaba tras una máscara de amabilidad pero que en realidad era una serpiente preparada para inyectarte su veneno en el momento que te distrajeses quería besarla?

Una potente carcajada la distrajo de sus pensamientos.

-Jajajaja. ¿Otra vez te bebiste mi tequila, verdad Shito-boy?- rió Sotetsu, encantado con la imagen tan disparatada que había ocurrido ante sus ojos.- Tu habilidad para ligar con chicas sigue tan pésima.

-¿Estás borracho?- exclamo Michiru. Eso era, de todo lo que había pasado en esos escasos momentos y en toda la fiesta, lo que más había herido su orgullo.

Sin embargo, Shito hizo oídos sordos y se acerco lentamente al pelirrojo de un ojo. Con una sonrisa adornando sus finos labios, se acerco al hombre y le preguntó, un tanto urgentemente:

-Eres hermoso. ¿Puedo besarte, Asou?

-Oh, ¡dámelo todo muchacho!- contesto el aludido, divertido ante el comportamiento de su compañero. Sin embargo, para él no era una simple broma. Desde hacia tiempo había sido atraído por ese joven tan particular. No era amor, pero sí una atracción física que cada vez le hacía más difícil controlarse para no raptar y hacer suyo a la fuerza a aquel tan bello espécimen humano.

-Creo que me voy a buscar algo de comer- dijo la chica antes de darse la vuelta, más como excusa que como urgencia. Si realmente ambos hombres se iban a besar, ella no quería estar presente, no porque estuviera en contra de la homosexualidad, sino que aquello le hacía recordar demasiado a su primer encuentro con Yomi-san… algo que realmente la había traumado.

El pelirrojo, al ver que la joven se iba, aprovecho la sugestión del oji-rojo y tomo posesión de su boca. Al principio este se sorprendió por lo repentino del acto, pero casi al instante se adapto a la situación y abrió su boca, permitiendo así la intromisión de esa lengua ajena, tan experta. Ambos comenzaron a jugar por la supremacía de su lengua, pero como era de suponerse, la experiencia ya acumulada de Sotetsu termino por dejar aplastada a la experiencia de Shito.

Se separaron a disgusto por la falta de aire.

-Jajaja, nada mal Shito-boy, pero aún te falta un poco de práctica.

-Entonces ayúdame a practicar- dijo el menor de tamaño con voz seductora y prepotente a la vez que se acercaba más y más a su cuerpo, intentando sentarse en su regazo

Las tentaciones eran muchas para el cuerpo de Sotetsu, incluso ya sentía como su hombría comenzaba a alzarse, pero no podía evitar usar el sentido común: ellos todavía estaban en una fiesta donde había personas que los conocían. Si fuera por él, conocía varias maneras de llevar a cabo semejante acto pasional sin que se dieran cuenta; no obstante no sabía si Shito podría permanecer callado y, en caso de que los descubrieran no sabría cómo reaccionaría el susodicho, tanto borracho como sobrio después. A él, en lo particular, le importaba poco y nada que se descubriera su bisexualidad; pero no podía decir lo mismo de Shito. Ni siquiera sabía si el oji-rojo se sentía realmente atraído por los hombres o solo era un efecto del alcohol que circulaba por su sangre en esos momentos. Por ello, conteniendo sus deseos de poseerlo en ese mismo instante, aumento la distancia de sus cuerpos.

-A diferencia de ti, yo sí estoy sobrio y sé que no querrás hacerlo en público.- contesto a la pregunta muda que se veían en los sorprendidos ojos del peliazul.

-Entonces vámonos a un lugar más privado. Tal vez tu habitación.

-¿Y cómo reaccionarían los demás ante eso?

-No me importa si nos descubren.

-No te importa ahora, cuando estás ebrio, pero cuando estés con todas tus luces, ¿opinarás lo mismo? Piensa en tu lado sobrio…- Shito lo miró de hito en hito mientras pensaba seriamente, luego negó lentamente con la cabeza.

-No me molestaría que se enterasen… pero me gustaría que lo hiciésemos en mi habitación porque, ahora que lo pienso, la tuya es horrible, no está ni arreglada.

Soetsu lo miró con el ojo bien abierto y empezó a reír a mandíbula batiente.

-Jajajajaja.¡ Tú lógica sí que me sorprende! ¡Pero!- y le dirigió una amplia sonrisa- estoy de acuerdo contigo: mi pieza es un asco- Le dio un rápido beso, apenas un roce de labios- Cuando termine la fiesta, te prometo que tendrás una noche muy entretenida.

-Cuento con ello.- y sin más se fue a beber mas fantan y a armar pleito con un casi borracho Chika.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

Cuando solo quedaba el entrometido de Chika en la habitación, Shito lo pateo afuera de la misma sin ningún miramiento.

-¡Hey, maldito, ¿Por qué hiciste eso?!- se quejo el peliblanco.

-Porque tengo sueño y quiero dormir. Adiós.- le dijo antes de cerrar fuertemente la puerta.

-¡Pero…!- sabía que era inútil hablarle a su compañero ahora así que se levantó del suelo y se fue a su habitación- Pero ¿cómo vas a dormir si Soetsu todavía no se fue?... Oh… Shito, pequeño pervertido…

Se alejo de la habitación tarareando, feliz de encontrar algo con lo cual extorsionar a ese engreído.

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

-Ya se fueron todos.- dijo Shita mientras caminaba sensualmente hacia la cama. En el camino se había desprendido la campera, dejándola en cualquier lugar menos en donde debía estar colgada, y desabrochándose los primeros botones de su camisa. Su lengua pasaba una y otra vez por encima de sus labios, como si se diera cuenta del irresistible acto que estaba haciendo.

Soetsu no respondió nada, solo se levanto del sillón y se dirigió a la cama, donde Shito  ya estaba esperándolo recostado. Con el deseo apoderándose lentamente de todo su cuerpo, el pelirrojo se puso encima del otro y usurpo de nueva cuenta su boca. Cuando se separaron por falta de aire, un hilillo de saliva mojo la barbilla de Shito.

-No va a ser con mucho cariño. Intentaré que no te duela demasiado, sin embargo me dejo llevar demasiado por las pasiones y puedo lastimarte- advirtió Soetsu.

-No importa, sin un poco de dolor no es divertido, no siente uno que está vivo.

Con una sonrisa tenebrosa, Soetsu empezó a desabrochar los botones de la camisa de su acompañante y a medida que quedaba descubierta la suave piel de éste, iba recorriéndola con su lengua dejando un rastro de baba. De tanto en tanto se detenía para dar a conocer que ese territorio había sido explorado por Asou Soestsu, y al hacerlo provocaba que su acompañante gimiera de placer.

Después de recorrer todo su plano vientre llego a la parte que tanto habían deseado. Un estremecimiento recorrió toda su espalda. Estaba excitándose como hacía tiempo no le pasaba y veía con nitidez el estado de Shito. Con mano diestra, saco de la prisión al “amigo” del joven, quien dio un pequeño respingo. Ahora se aproximaba lo que había esperado toda la noche: un estímulo para sentirse vivo, para ver si realmente aún podía sentir. Sin pensarlo dos veces, Soestsu metió toda la hombría de Shito en su boca y empezó a degustarla con todo placer.

-¡¡Ah!! ¡¡Asou!!

Nunca antes la mención de su propio nombre lo había incentivado tanto. Aquel grito que mezclaba pasión extrema, vergüenza y deseo había sido el más perfecto que sus oídos habían captado jamás. Y fue por ese mismo grito que no pudo mantenerse más enjaulado. Con una mano se desabrocho los pantalones mientras que con la otra intentaba acomodar el cuerpo de Shito para una penetración.

No obstante, cuando estaba a punto de embestirlo, recordó que no quería hacerle demasiado daño por lo que, mordiéndose fuertemente el labio inferior, le tendió tres dedos a Shito, que los lamio de tal manera que hacían que Soetsu se sintiera él el que estuviera como pasivo.

-Eres bueno, Shito-boy.

-En ciento cincuenta años uno debe matar el tiempo, ¿no te parece, Asou?

-Nada más cierto.                       

Y sin más, metió el primer dedo en la cavidad de su acompañante. Éste gimió, complacido por la intromisión. Lo mismo pasó con el segundo, sin embargo el tercero le arrancó un gemido de dolor. Cuando ya hubo considerado que Shito estaba preparado, sacó con impaciencia los dedos y rápidamente los reemplazó por su miembro.

El gemido que lanzó Shito en esa ocasión hizo lamentar al pelirrojo de no haber llevado su grabadora. Era algo delicioso de escuchar, con ese solo sonido sentía que su cuerpo se estremecía, amenazando con terminar antes de empezar. Pero no lo iba a hacer, debía disfrutar más de esa ocasión; después de todo la había estado anhelando dese hacía varios meses.

Empezó con embestidas lentas pero profundas, que arrancaban suspiros, jadeos y gemidos por partes de los dos. La cama al ser tan vieja, como todo lo demás en esa mansión abandonada, crujía con el vaivén y preocupaba a ambos de que se rompiese con tal muestra de pasión…. Aunque, claro, era una preocupación secundaria: en ese momento solo existían ellos dos, que habían dejado de ser dos entes separados para fusionarse en uno solo. Todo lo que ellos representaban, su cuerpo, su alma y sus pensamientos se habían juntado para formar algo único y sin distinción alguna: pasión.

Cuando se sintieron cerca del final, las embestidas aumentaron de potencia mientras que Soestu comenzó a masturbar a Shito. Un gran impulso eléctrico bajo por la espina dorsal e hizo que sus cuerpos temblar antes de sentir como su esencia salía disparada, uno en el vientre y las sábanas, y el otro dentro del cuerpo. Aún con la respiración agitada, Soetsu besó con pasión a Shito.

-Te dije que te haría pasar una buena noche.- fue lo que le comento en un susurro cuando se hubieron separado.

-No salgas- dijo cuando el pelirrojo empezó a retirase de su interior.

-Joooo, ¿hoy estamos apasionados, a que sí, Shito-boy?

-Todavía estoy un tanto ebrio y sé que has esperado un momento como este desde hace rato- la sorpresa inundo las facciones del hombre con parche.- Por eso te doy la oportunidad de aprovecharte de esto lo más que pueda porque dudo seriamente que haya una segunda vez.

Soestsu miro por un rato al oji-rojizo para verificar la veracidad de sus palabras. Sí, probablemente no habría una segunda vez porque, después de todo, eso era un simple momento de pasión y, ya satisfecha esta, estaba casi seguro que ni él ni Shito la volverían a sentir…

-Que conste que fuiste tú el que quiso una segunda ronda.

-Soy perfectamente consciente de ello.

Soestsu sonrió y volvió a introducirse en el sueño que era la boca del joven. Una vez más la pasión corría por su sangre y una vez más se iban a desahogar. Esa podía ser la última oportunidad que tuviera para hacer realidad su deseo carnal… o por lo menos la última oportunidad hasta una nueva fiesta en la que hubiera fantan y tequila…

 


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