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Mi Felicidad Y Mi Pecado por Nessa Yaoi Uno

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               Mi Felicidad Y Mi Pecado


 


Capitulo  I – Remordimiento De Conciencia.


 


- ¡Que bien! Después de mañana seremos libres como pajaritos, ¿Dónde pasaras las vacaciones esta vez, Naruto? – pregunto el chico de ojos y cabello negro recogidos en una cola de caballo en su cabeza.


- Creo que en casa, mis padres estarán fuera de la ciudad a causa de sus trabajos, así que mi hermano y yo  pasaremos solos estas vacaciones – contesto el rubio de ojos azules metiendo los libros en su mochila.


- ¿De nuevo?


- Se que no debería quejarme, trabajan muy duro para que ni a mi hermano ni a mi nos falte nada, pero… - saliendo del aula al pasillo.


- Los extrañas, ¿No es así? Al menos tienes al pesado de tu hermano para que te haga compañía, no como yo que soy hijo único.


- ¿Y crees que eso es un consuelo? Dentro de un año mi hermano ingresara a la universidad, a mi todavía me faltan tres años de preparatoria y solo de pensar que estará lejos, me dan escalofríos – saliendo del edificio de aulas.


- Podría visitarte de vez en cuando, así también me harías compañía, sabes perfectamente que eres el único amigo que tengo – poniendo su brazo sobre los hombros del ojiazul.


- Ah, ¿Lo soy? – riéndose del comentario.


- No te burles o te castigare – haciéndole cosquillas en su costado.


- No, Shikamaru, eso no, por favor… – tratando de esquivar los dedos traviesos.


      Desde la puerta principal del colegio alguien observaba la escena con una mirada no muy grata, de hecho, sus manos se aferraban tan fuertemente a los barrotes que sus nudillos se tornaron blancos.


- Ahí esta tu perro guardián – comento por lo bajo el cola de caballo.


- No le digas así, Shikamaru – reprehendiendo al moreno.


- Pero si no te deja ni respirar, se que los hermanos se cuidan unos a otros, pero lo de él es excesivo, por dios santo.


- Es lo que hacen los hermanos mayores, baka, si tuvieras uno lo entenderías – alzando su mano en saludo para su hermano.


- Si como no… – murmuro tras el rubio.


- ¡Date prisa, Naruto! Aun tenemos que pasar por la tienda antes de regresar a casa – le recordó el chico de profundos ojos negros y hermano mayor de nuestro querido rubio.


- Lo siento, lo olvide – llegando al lado de su hermano mayor.


- Tan apresurado como siempre, Itachi – apuntillo el moreno.


- No me gusta perder el tiempo como a ti, Shikamaru.


- La simpatía no es uno de tus fuertes, ¿Cierto? – el rubio miraba de uno a otro como si fuera el arbitro en una pelea de campeonato.


- No empiecen ustedes dos, ¿Si? Siempre es lo mismo cada vez que se ven, ¿Por qué no pueden llevarse bien? Ya me tienen harto – saliendo a la calle  dejando atrás a los dos contrincantes.


- ¡Detente ahí, Naruto! – grito Itachi.


- ¡Oye, espera!  – grito a su vez el moreno.


- ¡No quiero hablar con ninguno de los dos hasta que se comporten como gente civilizada y aprendan a llevarse bien! – siguiendo su camino.


- ¿Ves lo que conseguiste? – reclamo Itachi al otro moreno.


- ¿Yo? La culpa es tuya por no dejarlo ni a sol ni a sombra, más que su hermano pareces su novio, maldición.


- Jamás… vuelvas a decir eso, ¿Esta claro? – agarrando al moreno por el pecho  haciendo que sus pies quedaran de puntillas en el suelo, y empujándolo  bruscamente después.


- Solo fue un comentario, cielos… no tienes que te molestes tanto, rayos – arreglando su ropa.


- Jamás, ¿Me escuchaste bien? Jamás vuelvas a mencionar algo así  – con una mirada tan fría que bastaría para congelar un desierto entero, luego de eso,  Itachi apresuro su paso para alcanzar a su hermano menor.


- Me dejaste atrás, baka – dándole un coscorrón al ojiazul.


- ¡Oye! – sobándose la cabeza.


- ¿Sigues molesto conmigo? – mirando de reojo al rubio.


- ¿Y como quieres que este? Mi hermano y mi mejor amigo se pelean cada vez que se encuentran, lo que es todos los días,  poniéndome a mi en medio obligándome a tomar partido por uno de los dos,  no se me hace justo que me obliguen a decidir entre ambos, por Kamisama…  - explicaba malhumorado el ojiazul -  Mira, tú eres mi hermano y Shikamaru mi mejor amigo… son dos afectos completamente diferentes, demonios.


- Siempre exagerándolo todo, como es habitual en ti – caminando con su mochila al hombro y sin apartar su mirada clandestina hacia el menor.


- No exagero, no logro entender el porque de tu actitud hacia Shikamaru, que yo sepa no te ha hecho nada malo, ¿Qué es entonces?


- “No quiero que interfiera entre tú y yo”  Cosas mías.


- Es en serio, hermano.


- Lo que digo también lo es.


- ¡Entiende! Todos los días es lo mismo, cada vez que se ven comienzan con sus absurdas discusiones,  que por cierto, la mayoría de las veces ni siquiera entiendo, y me presionan para que le de la razón a alguno de los dos en particular, tú eres mi hermano y Shikamaru…


- Tu mejor amigo, hasta ahí todo esta bien, sin embargo…


- ¿Sin Embargo…? ¿Qué pasa? – tratando de que Itachi terminara la frase.


- Llegamos – parándose delante del supermercado.


- Otra vez me deja con la incógnita de saber que está mal entre ellos dos – murmuro el rubio entrando tras su hermano.


      Luego de las compras regresaron a su casa, dejaron las bolsas en la cocina y subieron a su habitación a cambiarse el uniforme escolar por ropa más cómoda y veraniega, Itachi no podía apartar la mirada del cuerpo de su hermano, aun sabiendo que lo que hacia estaba mal, no podía rechazar el impulso de observarlo aunque sintiera que la razón y sensatez oprimían su mente hasta casi provocar que sus venas estallaran,  el oponerse al llamado y  racionalidad de su propia conciencia cada vez se hacia más difícil de soportar,  con ira hacia si mismo aparto la mirada y salió de la habitación hacia la cocina.


- “Esto no puede continuar así, la agonía se hace cada vez más pesada e inaguantable, ¿Por qué? ¿Por qué tenia que pasar esto? Naruto… ¿Por qué tenias que ser mi hermano? Es la primera vez que reniego el tener tu misma sangre en mis venas… ¿Desde cuando empecé a verte diferente? ¿Desde cuando eres Naruto el hombre y no mi hermano? Maldición, estoy enfermo, lo mejor seria alejarme de ti, pero no tengo las fuerzas ni la suficiente entereza para hacerlo, por más que lo intento no puedo dejar de amarte como lo hago, de mirarte con deseo, de soñarte cada noche y de hacerte mío en cada sueño… llenar de caricias tu cuerpo y hacer que nuestras almas vuelen juntas cuando…” – apoyando de un golpe sus manos sobre la mesa.


- ¡Hermano! ¿Qué harás para la cena? Estoy hambriento – dijo el rubio abrazándose a la fuerte espalda – Yo guardare eso –  con una sonrisa mirando las bolsas de la compra sobre la mesa.


- “Kamisama, si en verdad existes, ayúdame a no perder la cabeza” – separando con algo de brusquedad al menor para alejarlo de su cuerpo.


- ¿Qué sucede, hermano? Solo quería… - no entendiendo la reacción del rechazo de su hermano mayor.


- Ayudarías más no estorbando,  yo me ocupare de lo demás – sin mirarlo saco los artículos de las bolsas para colocarlos en su lugar – Ve a darte un baño mientras preparo la cena.


- ¿Cómo, sin ti? Puedo esperar hasta que…


- ¿No te parece que ya estamos grandecitos como para seguir bañándonos juntos? “Además de que no podría verte desnudo sin llegar a excitarme y babear como si fuera un pervertido, aunque analizando la situación… tal vez lo sea”


- ¿Y que tiene de malo? Es más divertido  cuando lo hacemos juntos, hermano – poniendo carita de niño regañado.


- “Hermano” odio esa palabra”  Tienes quince años, ya no eres un niño – dijo seriamente.


- Ya entendí – saliendo con tristeza en su semblante de la cocina.


- “Perdóname, Naruto… mi amor”


- ¿Por qué estará de tan mal humor? Nunca me había hablado así, con esa mirada tan seria e inexpresiva – murmuraba el ojiazul bajo la ducha, al rato… - ¡Maldita la hora en que se descompuso el aire acondicionado! Acabo de salir del agua y ya estoy sudando – abanicándose el rostro con la mano -  Si no fuera porque cerrando las ventanas moriríamos asfixiados…  andaría desnudo, fíjate – parado en la puerta de la cocina.


- Como para no fijarme, si prácticamente ya estas  desnudo “Lo que de por si, ya es una completa tortura para mi” – viendo el diminuto pantaloncillo que el ojiazul llevaba puesto,  mostrando sus largas y contorneadas piernas, además de un torso bien formado – La comida ya esta lista, iré a ducharme… en verdad hace mucho calor aquí – no diciéndolo por el clima de verano precisamente - Mañana mismo me encargare de llamar al técnico para que repare el dichoso aparato de los demonios – quitándose el delantal y saliendo apresuradamente de la cocina.


- ¡No tardes mucho o la comida se enfriara! – preparando la mesa para la cena.


      El moreno se metió en el baño y cerró con llave,  no quería que el ojiazul entrara  y se encontrara con la  monumental erección que adornaba la parte baja entre sus muslos,  rápidamente se quito la ropa y se metió bajo la ducha, pero ni aun así,  el agua fría no calmaba su hinchado y deseoso pene, intentando aliviarse lo tomo con una de sus manos mientras la otra descansaba en la pared de azulejos, cerró sus ojos y echo su imaginación a volar hacia el cuerpo despampanante y semidesnudo de su hermano menor que esperaba en la cocina. 


- “Ahhhh, Naruto… si pudiera hacer esto contigo, seria la gloria…  y también mi  condenación al infierno, pero no me importaría arder en las llamas por el resto de la eternidad si pudiera hacerte mío…  aunque fuera solo una vez, seria my egoísta de mi parte arruinar tu vida como el destino arruino la mía… no quiero verte sufrir por un pecado que solo debería cargar yo” Naruto… Ahhhh… si - apresurando su masturbación al sentir que llegaba al clímax.


- ¿Qué tanto estará haciendo? Estoy que me desmayo del hambre – murmuro el rubio con la cabeza recostada sobre la mesa – Al fin, por tu culpa ya se enfrió la comida – dijo a su hermano al verlo entrar a la cocina.


- Lo siento, me entretuve un poco, el agua estaba deliciosa – sirviendo los platos.


- Al menos te ves más relajado, hasta parece que te quitaste un peso de encima – el moreno se paralizo por un par de segundos.


- “Más bien diría que de abajo,  para ser exactos” Ya come y calla – sentándose a la mesa.


Luego de la cena y la limpieza…


- ¿Qué te parece si jugamos un rato? Esta vez si que te ganare – jalándolo por el brazo hacia el salón donde un gran televisor y una consola de video juegos los esperaban.


- Siempre dices lo mismo y nunca lo cumples, todo se queda en simples amenazas, además puede que más tarde salga un rato por ahí – deshaciéndose del agarre.


- ¿Salir? ¿A dónde? ¿Con quien? – con cara de desilusión.


- ¿Tengo que explicártelo todo? “Debo salir de aquí aunque sea por unas horas, se como terminan estos ratos de juegos contigo, nos sentaremos en la alfombre, reirás mucho creyendo que podrás ganarme, luego te enfadaras por perder… al menos por un rato, querrás dormir con tu cabeza apoyada en mis piernas mientras me pides que acaricie tu cabello como he hecho desde que éramos niños, ya que para ti siempre ha sido como una canción de cuna que  llama al sueño, pero  ya no puedo hacerlo sin sentir que mi auto-control se derrumba a cada segundo que paso en tu compañía” Hay cosas que solo me conciernen a mi.


- Comprendo, disculpa si te moleste con mis caprichos, se que tienes tu propia vida, solo… ten cuidado en la calle, ¿Esta bien? – encendiendo el televisor y la consola para luego sentarse en la mullida alfombra y empezar su juego, el moreno regreso a la habitación.


- ¡Demonios! No me gusta verlo así, Naruto… - refiriéndose a la tristeza reflejada en los ojos azules – “Tengo que salir de aquí antes de que regrese al salón, lo aprisione entre mis brazos y  lo devore a besos” – quitándose la ropa y arrojándola con rabia sobre su cama.


- “¿Una cita? Eso debe ser, es muy normal que salga con chicas, ya tiene diecisiete años, pero por alguna razón… al pensar en eso me hace sentir enfermo” – cavilaba el rubio mientras sus vidas en el juego se perdían una a una sin  remedio.


- ¡No estés mucho tiempo ante el televisor o se te secaran los ojos, baka! No se cuanto tardare en regresar, así que no me esperes despierto – asomando su cabeza por la puerta del salón, el rubio no dijo palabra hasta que escucho que la puerta se cerraba.


- No lo hare, Itachi baka – susurro con apatía botando el control a un lado y acostándose en la alfombra.


      Itachi caminaba con la chaqueta sobre su hombro y sin un rumbo fijo a seguir,  aunque ya había comenzado el verano,  las noches aun eran frescas y agradables para dar un tranquilo paseo, sin un lugar en mente a donde dirigirse vagó por las calles hasta que llego al parque, no muy lejos de su casa,  y se sentó en uno de los bancos más cercanos a la entrada principal, la brisa fresca lo obligo a ponerse la chaqueta mientras observaba la luna y pedía a las estrellas el poder ser capaz de arrancarse desde lo más profundo de su corazón los sentimientos de amor que albergaba hacia su hermano menor.


      No supo cuantas horas estuvo ensimismado mirando el cielo nocturno,  pero sabia que era tarde y que debía volver a su infierno particular y a la prohibición de experimentar en el cuerpo del menor lo que sentía por él.  Abrió la puerta sin hacer ruido y coloco su chaqueta en el gancho de pared dispuesto para tal fin, de entre  toda esa penumbra, sus ojos negros captaron la luz proveniente del salón como si fuera una saeta brillante atravesando la oscuridad haciéndola vulnerable y sin secretos que ocultar.


- ¿Aun sigue jugando? Cielos… – susurro entrando en el salón.


      El rubio aun permanecía sobre la alfombra, dormido y acurrucado como un ovillo daba la impresión de  ser alguien desvalido y abandonado por todos, el moreno tomo la manta de sobre el sofá para cubrirlo de la brisa nocturna, no quería despertarlo, lo conocía bien y sabia que lo acosaría a preguntas del donde y con quien había estado, siempre lo hacia cuando salía sin llevarlo consigo, así tendría tiempo de inventar algo antes de la mañana del día siguiente.


- Rayos, ya es de día – levantándose y estirando sus brazos – Oh, mi espalda, el suelo es bueno para un rato, pero no para toda una noche – dijo poniendo la manta en su lugar – Itachi… - hiendo a la habitación.


- ¡Cuidado! Ya despertaste, dormilón – dijo el moreno en medio del pasillo con sus brazos llenos de libros.


- Más o menos, ¿Qué estas haciendo? – viendo el lugar de descanso hecho un completo desorden.


- Mudándome – entrando en la puerta de enfrente a la habitación de ambos.


- ¿Mudándote? ¿Pero porque? Siempre hemos dormido en la misma habitación, Itachi, ¿Por qué ahora quieres…?


- Necesito privacidad y creo que tú también – siguiendo con el traslado de sus cosas.


- Llego la hora en que  soy una molestia para ti,  ¿No es así? lo sabia, sabia que tarde o temprano esto sucedería – sentándose en su cama.


- No es eso “Soy yo el que podría convertirse en un peligro para ti”


- Entonces, ¿Cuál es el motivo? Dime – bajando su cabeza.


- Entiende, ya no somos niños, somos dos adultos que requieren de cierta intimidad, ¿Comprendes? Es fácil de entender.


- Lo único que entiendo es… - siendo interrumpido por el timbre del teléfono.


- Atiende, podrían ser papá o mamá – disponiéndose a desarmar la cama.


- El escritorio se queda aquí, lo necesito…  en todo caso podríamos compartirlo – dijo el rubio al salir de la habitación.


- El teléfono – le recordó el mayor.


- Residencia Uzumaki – dijo sin interés alguno.


- ¿Cómo estas, mi rubio amigo? ¿Naruto…? ¿Estas ahí? Di algo, rayos.


- Aquí estoy, Shikamaru – dijo sin ganas.


- ¿Qué te pasa? Por tu voz…  seguro discutiste con tu hermano, ¿Cierto? – dijo molesto el de cola de caballo del otro lado de la línea.


- Mi hermano y yo no discutimos, hablamos.


- Deja a un lado a ese tonto cabeza dura y salgamos, iré a buscarte y pasaremos éste día juntos, ¿Qué te parece? Da igual, voy para allá – cortando la comunicación para no dar tiempo al ojiazul a negarse.


- ¿Me ayudas? Coloca eso por allá.


- Lo siento pero tendrás que hacerlo solo, voy a salir – sacando ropa del armario.


- ¿Quién era al teléfono?


- Shikamaru, pasaremos el día haciendo el vago,  y quizás veamos una película después,  ya sabes que es un cinéfilo de primera – sonriendo aunque no tenia ganas de hacerlo.


- No quiero que regreses tarde, ¿Entendido? Y más vale que se lo digas a ese cabeza hueca o tendrá que vérselas conmigo después – dijo en tono serio el moreno – Si necesitas dinero, ya sabes donde esta – sin cambiar de tono.


- No creo, Shikamaru se encargara de todo,  ya sabes…  como en una cita, no trabajes demasiado,  hermano – saliendo de la habitación luego de cambiarse de ropa.


- “¿Una cita? Ese malnacido… ¿Qué es lo que busca? Si pretende…” – apretando sus puños con rabia y sobre todo celos - ¿Qué hay del desayuno? ¡Naruto!


- ¡Comeremos algo por ahí! – escucho antes que la puerta se cerrara.


- ¡Por todos los diablos del infierno! Naruto…– pateando un cojín en el piso - Ese idiota con cara de paciencia esta acabando con la mía, deliberadamente quiere apartarlo de mi a como de lugar, como si se hubiera dado cuenta de que yo… no, eso no es posible – sentándose en el piso con las manos en su cabeza.


      El rubio caminaba con la mirada en el suelo y las manos en sus bolsillos, trataba de dilucidar el real motivo de la decisión de Itachi para cambiarse de habitación, ya que sus razones no lo convencían del todo, imaginaba toda clase de cosas y ninguna le satisfacía.


- ¿Qué es lo que ocultas y no me quieres decir, Itachi? Últimamente guardas muchos secretos, hasta hace poco lo compartíamos todo, siento como si me hicieras a un lado… que soy una molestia para ti, hermano” – pensaba con tristeza y melancolía hasta que sus ojos se toparon con unos zapatos deportivos que conocía muy bien.


- Menos mal que no soy un poste de luz o estarías  viendo estrellas aunque sea de día, ¿Qué es lo que pasa contigo? Quede muy preocupado cuando hablamos por teléfono – pasando su brazo por la espalda del rubio.


- Solo tú hablaste y decidiste… por si no lo recuerdas, baka.


- Como sea, ¿Vas a decirme que paso? Te conozco, te ves triste y eso no es normal en ti, chico de la eterna sonrisa – apretando el hombro del ojiazul – Apuesto que el cabezota de tu hermano tiene algo que ver con eso – siguiendo con su caminata sin dejar de abrazar los hombros de su querido rubio.


- No es nada, en serio, solo que últimamente mi hermano se comporta muy extraño conmigo, esta distante, casi no hablamos,  y esa es la parte que más me molesta puesto que siempre nos lo contábamos todo, nunca había habido secretos entre nosotros… hasta ahora – murmuro con un suspiro.


- No será… que esta interesado en alguien y no quiere que lo sepas aun, hasta no estar seguro, digo – opino el moreno.


“¿Enamorado? No puede ser… eso no es… no es verdad, no puede serlo” ¿Con que propósito? ¿Por qué tendría que ocultarme algo así? eso es ridículo – sintiendo que su pecho ardía con  un sentimiento llamado celos, aunque aun no lo sabia.


- No te preocupes, lo hará tarde o temprano, así que no le des tanta importancia al asunto, ¿Vamos al parque de diversiones? Quiero probar la nueva montaña rusa ¡Dicen que es genial!


- Sabes que detesto las alturas, ni siquiera me he subido a la antigua sin la compañía de mi hermano.


- Puedes sujetarte a mi tan fuerte como quieras, yo te protegeré – dijo al oído del rubio.


- “Te protegeré, son las palabras que Itachi siempre me decía cada ves que nos subíamos a los juegos mecánicos, hermano, ahora tú…” Mejor no… o dejare mi estomago allá arriba, además, recuerda que mañana tenemos un partido de básquet y no quiero enfermarme – poniendo el pretexto perfecto.


- Solo es un partido amistoso para despedir el semestre, pero tienes razón, no quiero que por eso dejes de asistir al baile de la noche, lo pasaremos de maravilla – con sus ojos brillando


- ¿Ya tienes pareja?


- Te tengo a ti, ¿Qué más puedo pedir? Tendré la mejor pareja de todas – sonriendo ampliamente.


- ¿Qué dices?  No soy una chica, baka


- ¿Y eso importa? Para mí eres mejor que cualquiera de ellas, yo… yo te amo, Naruto – mirándolo a los ojos azules.


- ¿Qué tú que? Déjate de bromas, ¿Quieres? Shikamaru, eso no es… gracioso – al ver la cara de seriedad del moreno.


- No bromeo, Naruto, se que parece sorpresivo el habértelo dicho así… - poniéndolo frente a él con sus manos sobre los hombros.


- ¿S-Sorpresivo, dices? ¡Es una bomba! Espera, Shikamaru, yo…


- ¿Cuánto tiempo hace que nos conocemos?


- Desde el jardín de niños, ¿Porque?


- ¿Y aun así te parece algo repentino? Dame un poco de crédito, ¿Si? Pensaba decírtelo en el baile de mañana, pero yo… no podía esperar más – abrazándolo con ternura, el ojiazul permanecía aun inmóvil por la sorpresa – Después de todos estos años a tu lado, el sentimiento de amistad se convirtió en amor sin que me diera cuenta, y aun que tú no me correspondas de la misma manera, por favor… no me apartes de tu lado,  ¿Puedes darme una oportunidad? Aunque sea pequeña, ¿Lo pensaras? Dime que lo harás – apoyando su frente en el hombro del rubio.


- Shikamaru…


- No me respondas ahora,  piénsalo un poco, no hay ninguna prisa, aun sabiéndolo… ¿Todavía quieres pasar el día conmigo? Te advierto que tratare por todos los medios de robarte un beso aunque  me golpees la cara después,  mi querido rubio – guiñándole un ojo.


- Eres un tonto – sonriendo.


- Tan solo soy honesto, que es más de lo que se puede decir de otras personas.


- ¿Lo dices por mi hermano, verdad? Él me dirá lo que le pasa cuando crea que debo saberlo.


- Ya deja de pensar en eso y vamos a divertirnos – agarrando la mano del ojiazul.


       Pasearon todo el parque de diversiones, más en ningún momento, el moreno soltó la mano del ojiazul hasta que llegaron al puesto de tiro al blanco.


- ¿Cuál quieres? Lo ganare para ti – hablando muy cerca de la cara del rubio.


- Ese de allí – señalando un gran peluche negro en forma de perro.


- ¿Seguro? Si lo observas bien, tiene un gran parecido con tu hermano.


- No digas tonterías, ese es el que quiero.


- De acuerdo, tú mandas – consiguiendo el peluche luego de tres intentos.


- Ya es hora de regresar, ¿No lo crees? – comenzando a oscurecer.


- Todavía  no,  aun falta un lugar – sonriendo de medio lado.


- Hay no, ¿Te refieres a…? – poniendo cara de paciencia y resignación.


      Luego de la obligada película, Shikamaru  acompaño al ojiazul hasta su casa preguntándose porque el día no tendría  48 horas en lugar de 24 para estar más tiempo a su lado, para el moreno ese había sido un día fabuloso, y a su ver, una verdadera cita podríamos decir.


- ¿Te divertiste tanto como yo? Quisiera pensar que si – poniendo su mano en la mejilla del ojiazul – Duerme bien, no me gustaría que mañana aparecieses como un zombi en la cancha, sabes que dependemos mucho de ti aunque éste sea solo un partido amistoso, hasta mañana – acercando sus labios a los del rubio, éste ladeo su cara y dejo que el moreno besara su mejilla.


- Hasta mañana – entrando en la casa.


      Itachi aguardaba en el salón frente al televisor  reprimiendo los celos y comiéndose las uñas, no tanto por la tardanza del rubio, si no por la detestable compañía en la que estaba, escucho la puerta al cerrarse haciendo que su enfado disminuyera sin siquiera sospechar lo que vendría después.


- Ya estoy aquí – sentándose en la esquina del sofá, se dejo caer de espaldas con sus piernas colgando y su cabeza muy cerca de los muslos del mayor.


- ¿Quieres cenar? – haciendo que observaba la pantalla cuando en realidad lo miraba de reojo.


- No me hables de comida, entre las manzanas acarameladas, el algodón de azúcar, las palomitas y soda del cine, creo que voy a enfermar – dijo colocando el peluche sobre su cuerpo.


- ¿Y eso? – mirando con malos ojos al intruso del que no se había percatado hasta ese momento.


- Shikamaru lo gano para mi en el tiro al blanco,  ¿Sabes? hasta dijo que se parece a ti, hermano – abrazando al peludo sobre él - Me hará compañía ahora que me dejaste  solo – entristeciendo la mirada – Cielos… me siento estresado, ese baka y sus películas,  no se como me deje convencer de ir al cine, me la pase todo el tiempo con los ojos serrados y abrazado a Shikamaru,  pobre… de seguro le deje mis dedos marcados en más de una parte, aunque no creo que le haya importados mucho después de… - quedándose pensativo, los dedos de Itachi se clavaron en el cojín que tenia en su regazo al escuchar lo dicho por su amor imposible.


- ¿De que? ¿Hay algo de lo que deba estar enterado? Dime – sintiendo el cuerpo como si le clavaran mil agujas.


- Si mal no recuerdo fuiste tú el que dijo que necesitábamos privacidad, ¿Cierto?   Voy a dormir, mañana tengo partido, ¿Terminaste con la mudanza? Espero que no me hayas dejado la habitación hecha un desastre, buenas noches, hermano – acarreando con su peluche hasta su, desde ahora, habitación.


- ¿La película que “no viste” era de terror? – pregunto antes de que el menor dejara el salón.


- Así es,  pero no te preocupes,  esta vez no iré a refugiarme en tus brazos como he hecho cada vez que tengo pesadillas, si es eso lo que te preocupa puedes relajarte,  ya no soy un niño… tú mismo lo dijiste – dejándolo solo en el salón.


- “¿Relajarme? ¿Relajarme, dices? Después que me dejas con esta incertidumbre, ¡¿Me pides que me relaje?! ¿Qué fue lo que paso en esa salida? Debe ser algo bastante inquietante para que no me lo hayas querido decir, ¿Qué me estas ocultando, Naruto? ¡Maldición!” – lanzando el cojín contra la pantalla.


- “Es cierto que se parece a ti, por eso lo elegí… aunque no te sustituye, ¿Por qué me siento así? ¿Por qué me duele tanto que me ignore? ¿Por qué? Itachi…” – pensaba el rubio abrazando con fuerza el peluche hasta que se quedo dormido.


      Después de un largo rato su sueño comenzó hacer inquieto y perturbador,  abrió sus ojos violentamente mientras su rostro sudaba lo que su mente rechazaba, más no lo que su cuerpo pedía, unos brazos que le proporcionaran un sueño tranquilo y acogedor, algo  que el susodicho peluche no podía darle, solo los brazos que se encontraban detrás de la puerta frente a la suya podían hacerlo.


- Itachi…  te necesito – susurro con su mano y frente apoyadas en la puerta de la habitación del mayor.


      Se mantuvo inmóvil por unos segundos decidiendo si entrar o no al lugar donde ya no se sentía bienvenido, un espacio donde no había momentos que recordar pero si secretos que develar, respiro hondo y abrió la puerta con cuidado para no hacer ruido, solo la luz de la luna que se filtraba por la ventana iluminaba la habitación, lentamente se acerco a la cama donde Itachi dormía tan solo con la fina sabana tapando su cadera, los ojos del menor recorrieron con avidez el cuerpo del durmiente, el calor en sus mejillas le hiso darse cuenta de su sonrojo y confusión, muchas veces antes ya había visto la desnudez de su hermano, sin embargo, ahora percibía  sensaciones nunca antes experimentadas anteriormente, un deseo nuevo para él, un deseo que lo asustaba y llenaba su mente de preguntas difíciles de responder.


- “¿Por qué me siento tan nervioso?  He dormido a su lado muchas veces antes, entonces… ¿Por qué la duda? ¿Por qué tiemblo al pensar en ello? Mi cuerpo se siente inquieto y deseoso ¿Qué es lo que me pasa? Es mi hermano… además de ser hombre,  por dios santo, Itachi… ¿Por qué me haces sentir de esta manera?  ¿Podría ser que yo…? No, no es posible” – apretando sus ojos con vergüenza por pensar algo semejante.


- ¿Hasta cuando vas a estar parado ahí? Sabía que vendrías tarde o temprano – haciendo a un lado la sabana para que  se acostara a su lado.


- No se porque vine en realidad…  bah, no importa - apartando su vista y caminando hacia la puerta.


- ¿Te marchas porque no quieres darme la razón de que todavía eres un niño? – el ojiazul se detuvo de espaldas al moreno al llegar a la puerta.


- Según tú, ¿Qué tengo que hacer para convertirme en hombre? ¿Perder mi virginidad, tal vez? – sin atreverse a mirar al otro.


- Hmmh, es la posibilidad más acertada –  sentándose en la cama  apoyo su espalda en la cabecera pensando que seria él quien se la arrebataría.


- Es bueno saberlo, tengo al candidato perfecto para eso… gracias por el consejo, hermano – dijo antes de cerrar la puerta.


- ¿Q-Que fue lo que dijiste? Naruto… – susurro alarmado - “¿Un candidato? ¿Por qué un “él” en lugar de una chica? ¡No, no… primero muerto antes que permitir que alguien más te toque! ¿Quieres obligándome a cometer una locura? Desde ahora ya no seré  Uzumaki Itachi…    seré solo el hombre que te ama desesperadamente y se niega rotundamente a perderte, he tratado de convencerme que una chica no seria problema, pero… ¡Tampoco es lo quiero! Me volvería loco si alguien te tuviera, besara tus labios, acariciara tu cuerpo, alcanzara tu alma, tu amor… definitivamente no, todo eso solo puede ser mío, mi pequeño, solo mío…” – haciendo una promesa así mismo de que nadie tendría lo que era suyo ya que estaba convencido de que  era solo su derecho, aunque…


      Día siguiente por la mañana, el rubio se alisto para ir al colegio ya que el juego de básquet seria el primer evento del día de despedida del semestre escolar, aunque el suceso principal, y más esperado por todos era el baile que serraba ese ciclo estudiantil y daba inicio a las vacaciones de verano.


- ¡Me voy o llegare tarde! – grito desde la puerta.


- ¡Naruto, no te marches sin desayunar! – grito el mayor desde la cocina.


- ¡No hay tiempo! ¿Vendrás a ver el partido?


- ¡Siempre lo hago,  baka!


- ¡Nos vemos allá entonces, no tardes! – cerrando la puerta de golpe.


- Ese tonto… - corriendo a su habitación para vestirse, aunque sabía de sobra que no podría darle alcance.


- Me tenias preocupado, hasta llegue a pensar que no vendrías – dijo Shikamaru al ver entrar al rubio a los vestidores.


- La culpa es tuya, no debí ver esa endemoniada película, ¿Por qué siempre me dejo convencer por ti?   – cambiándose la ropa por el uniforme del equipo.


- Porque me quieres mucho, además no se de que te quejas  si todo el tiempo mantuviste los ojos cerrados, tonto – atándose los cordones de sus zapatos deportivos.


- Pero no los oídos, baka, esos gritos espeluznantes…  aun me ponen la carne de gallina – sentándose al lado del moreno para hacer lo mismo.


- ¿Vendrás al baile conmigo? Por favor… - poniendo su mano sobre las del ojiazul que aun amarraba sus propios cordones, el rubio levanto su vista.


- ¿Por qué no? Shikamaru… sobre lo que dijiste ayer… - levantándose.


- Ya te dije que no quiero que me respondas todavía, no quiero que te presiones al darme una respuesta, ¿Esta bien? Vamos – sonriéndole –  Es hora de salir a ganar – poniendo su mano en la espalda del ojiazul.


      Todos los integrantes del equipo salieron con gran entusiasmo y vitalidad a la cancha,  el rubio se distraía buscando  a su hermano entre la multitud que llenaba el gimnasio hasta que dio con él en la segunda fila de los asientos laterales, más su alegría se opaco al reconocer a la persona sentada a su lado, una estudiante que cursaba el mismo año escolar que su hermano, y que se pasaba todo el tiempo persiguiéndolo y acosándolo a pesar de los desplantes y malos comentario que éste hacia frente a ella,  palabras y acciones que al parecer no hacían  mella en la obstinada voluntad de la  chica.  


- ¿Qué sucede, Naruto? – pregunto el moreno al ver su cara de enfado.


- No es nada,  vamos a jugar, para eso estamos aquí, ¿O no? – aproximándose al centro de la cancha después de que todos los nombres de los jugadores fueran anunciados.


      El pitazo inicial dio comienzo al partido junto con la algarabía en las gradas, el rubio era uno de los máximos anotadores del equipo, lo que hacia que le fuera pasado el balón cada ves que estaba en manos de cualquier jugador del equipo anfitrión, pero sus tiros eran erráticos y muchas veces equivocados ya que tenia una fuerte distracción que lo sacaba de concentración,  y porque no decirlo, de sus casillas, lo que afectaba terriblemente su juego.


- ¿Qué pasa contigo? Hoy no pareces tú mismo, Naruto – comentó Shikamaru con su mano en la nuca del rubio,  los celos de Itachi hacían fiesta en su pecho como si fueran diablillos en miniatura.


- Estoy un poco cansado,  es todo – agachado con las manos en sus rodillas y respirando agitadamente.


- ¡Coach! – grito el moreno pidiendo cambio.


      El cambio fue efectuado y el rubio pidió permiso al entrenador para dirigirse a las duchas, después de todo, ya estaba fuera del partido y no volvería a ser llamado de nuevo, tomo su maletín y salió del recinto bajo la escrutadora  mirada de Itachi que apartando el brazo de la molesta chica a su lado, el que nunca sintió tener enganchado al suyo  puesto que todos sus sentidos estaban  enfocados  en el desplazamiento del cuerpo de su hermano por toda la cancha, salió dirigiéndose rápidamente hacia las duchas donde el rubio permanecía inmóvil bajo el agua con sus manos apoyadas en los fríos azulejos dejando que el liquido corriera libremente por todo su cuerpo, todo para aliviar la tensión que sentía producto del mal rato que le había hecho pasar su hermano y compañía.


- ¿Qué fue lo que te paso allá afuera? Estabas muy distraído, jugabas como si el balón fuera cuadrado  – dijo el mayor apoyándose en la columna que separaba una ducha de la otra.


- ¿Te diste cuenta? Es algo difícil de creer…  estando en tan buena compañía, ¿Ella será  tu pareja de esta noche? Pensé que te desagradaba – tomando la toalla que colgaba de la puerta de la ducha.


- ¿Cómo puedes pensar que iría con semejante incordio? Hasta pareciera que no me conoces – recreando sus ojos con la desnudes del menor.


- ¿Te conozco realmente? Antes podía decirlo con seguridad, pero ahora… te has convertido en un extraño para mí – echando la toalla a un lado para vestirse, Itachi cerró sus ojos antes de que su ansiedad y deseo le jugaran una mala pasada.


- No es así – apretando sus labios.


- No te preocupes, comprendo que necesites de tu espacio personal y que no siempre puedas contarme tus cosas, es una de las ventajas de ser un adulto, por cierto… ¿Te has acostado con alguna de ellas? No tienes que contestarme si no quieres – terminando de ponerse la camisa del uniforme.


- ¿A que viene esa pregunta? ¿No estarás pensando…? – sintiendo de nuevo el azote de los diablillos de los celos, bastante revoltosos al parecer.


- Mmmh… no es el baile de graduación, pero supongo que eso no importa mucho, puede que se presente la oportunidad,  nunca se sabe.


- No es tan simple como supones – clavándose los dedos en sus propios brazos por no agarrar a cachetadas al menor por lo que decía.


- No si tienes que buscarlo, pero si lo tienes al lado… - pasando junto al mayor rumbo a la salida del gimnasio.


- Naruto, te prohíbo que… - agarrándolo por el brazo.


- ¿Prohibirme? ¿Acaso he objetado alguna vez el que salieras con alguien? Aunque no se con que tiempo puesto que siempre estamos juntos… ¡Da igual! No necesito tu permiso para estar con Shikamaru y… - el rubio se mordió la lengua al darse cuenta de lo que había dicho.


- ¿Shikamaru?  ¿Dijiste Shikamaru? ¡¿Es con él que piensas acostarte?! ¡Dime! – grito fuera de si aferrando sus manos a los brazos del menor.


- ¡Me haces daño, Itachi! – poniendo cara de dolor.


- ¿Es una broma, cierto? dime que estas bromeando, Naruto  – aflojando el agarre.


- ¿Porque te pones así, hermano? ¿Es porque es un chico? No tiene nada de extraño, eso es muy normal hoy en día, incluso en el colegio hay muchas parejas del mismo sexo y a nadie le importa – mirando los ojos del mayor.


- ¡Tú, no! ¡Tú, no! Tú… - soltando los brazos del otro, luego bajo la cabeza para que el rubio no viera el sufrimiento en su rostro.


- ¡Ya basta, Itachi! Voy a casa, quiero descansar un poco antes del baile – corriendo fuera del colegio – “¿Son prejuicios o celos de hermano mayor? No pensé que eso te importara tanto, como desearía que sintieras lo mismo que yo sentí al verte con esa estúpida, Itachi… esto no esta bien, eres mi hermano, y lo que yo deseo es imposible y monstruoso, ¿Por qué? ¿Por tenias que ser tú? Hermano…” – hundiendo la cabeza en la bañera luego de llegar a su casa en un dos por tres.


- ¿Dónde esta Naruto? Estoy seguro que vino para acá– dijo el Nara,  Itachi lo miro con odio en sus ojos.


- Aléjate de él – advirtió con la voz que solo la ira podía producir.


- No lo hare, lo amo…  ya se lo dije – sin dar un paso atrás en su convicción por conseguir al rubio – Puede que seas su hermano, pero no eres su dueño, es mejor que dejes atrás tus celos enfermizos y fuera de lugar, ¿Comprendes?


- Shikamaru,  por ultima vez te advierto,  aléjate de Naruto, tratándose de él… no sabes de lo que soy capaz,  mantente apartado… te lo digo por tu bien – tensando todos los músculos de su cuerpo.


- Esta de más que me amenaces, ¿Te disgusta porque también soy hombre? ¿Es eso? A él no parece importarle para nada…  y es  Naruto el que decide, no tú – sin retroceder un solo paso.


- Ya me escuchaste,  aléjate -  pasando junto a Shikamaru.


- ¡Sera mi pareja  esta noche te guste o no! – grito a la espalda del mayor.


- “Primero te mato antes de que le pongas  un  dedo encima, maldito, Naruto es solo mío, solo yo puedo tocarlo y amarlo… ¡Nadie más tiene ese derecho!”  - pensaba mientras llegaba a la casa - ¡Naruto! – grito sonoramente al cerrar la puerta.


- ¿Qué pasa? ¡Estoy en la bañera! Vaya, no tienes que gritar así – y hacia allí se dirigió el moreno - ¿Ya se te quito el enfado? No entiendo tu preocupación, aunque seguramente tampoco vas ha decírmela.


- Eso luce bastante relajante – mirando la espuma que rebosaba el borde de la tina - ¿Puedo acompañarte? – desviando el tema se quito la ropa y se metió en la bañera sin esperar respuesta.


- C-Claro, esto me hace recordar  cuando éramos niños y siempre insistías en frotarme la espalda y lavar mi cabello – jugueteando nerviosamente con la espuma.


- Quiero hacerlo ahora – halando de la mano al rubio y poniéndolo de espaldas en su pecho, el contacto del cuerpo del moreno hiso que al ojiazul se le acelerara el corazón y sus mejillas se tiñeran de rojo.


- No tienes porque… molestarte - cerrando sus ojos al sentir el toque de las manos de Itachi


- Ssssh, relájate, estas muy tenso, y eso que no jugaste todo el partido – masajeando los músculos del cuello y hombros del menor – Perdóname por esto, no quise lastimarte – viendo las marcas de sus propios dedos dejadas en la delicada piel del rubio tras la discusión a la salida del gimnasio.


- Ya se quitaran, estoy bien – disfrutando las caricias.


- ¿Por qué no me dijiste lo de Shikamaru? – con los diablillos atacando su interior de nuevo.


- Pensaba hacerlo, pero dada tu reacción de esta mañana decidí esperar a que te calmaras un poco – sintiéndose culpable del arrebato del mayor hacia las relaciones homosexuales, o al menos era lo que pensaba.


- ¿Ya le respondiste? ¿Tomaste una decisión?


- Aun no… Mmm, eso se siente muy bien – recostando por completo su espalda en el pecho de Itachi.


- “Debo agradecer por eso,  ¿Cuanto más podre soportar tu cercanía sin   perder la cabeza? Hacia tanto que no te tenía así… tu suave piel rozando la mía hace que mi deseo crezca hasta rebasar mis limites, mi sangre hierve al imaginar las manos de ese idiota tocándote, bebiendo la miel de tus labios, disfrutando de tu esencia, haciéndose dueño de tu virginidad, tu gimiendo y gritando su nombre cuando ambos…  mi corazón y mente se niegan aceptar tu perdida, jamás dejare que pase, nunca te dejare ir, mi amor”  Naruto… ¿Te quedaste dormido? Mi niño…– susurro en su oído  mientras lo abrazaba fuertemente a su cuerpo, se dedico acariciarlo y  besarlo en la mejilla y cabello hasta que la espuma se disolvió completamente en el agua – Naruto, Naruto…


- Lo siento, creo que me relaje demasiado, y tus masajes hicieron que me quedara dormido – echándose agua en la cara.


- Aun es temprano,  puedes tomar una siesta antes del baile de esta noche, ¿Y que mejor que la cama para eso? – saliendo de la bañera y enrollándose una toalla a la cadera, el ojiazul desvió su mirada para que el mayor no notara su sonrojo.


- Por supuesto que en la mía…  sin duda – susurro bajito.


- ¿Dijiste algo? Ya sal de ahí  antes de que te arrugues como una pasa – dejando el baño.


- “Lo que tengo arrugado es el corazón, hermano, lo que siento por ti… es un pecado imperdonable, un sentimiento bajo y lujurioso que me hundirá en lo más profundo del infierno, ¿Puede Shikamaru ser la solución a este desastre? ¿La salida a este amor pecaminoso? ¿El cierre definitivo a este capitulo de mi vida? No, él no se lo merece, no merece que me entregue a su pasión con el rostro y cuerpo de Itachi en mi mente, imaginando que es él quien me acaricia, me besa… me posee… ¿Pero que más puedo hacer? No quiero que Itachi me repudie por sentir lo que siento por él… oh, dios” – entrando en su habitación se tiro en la cama, tomo el peluche entre sus brazos, y trato de retomar el sueño iniciado en el baño entre los brazos de su querido hermano.


 


Continuara…


 


Capitulo  II – Solo Tú Y Yo


 


      Mientras el rubio dormitaba abrazado al peluche del que decía se parecía a su hermano mayor, en la otra habitación el moreno se devanaba los sesos pensando como impedir que su querido cachorrito cayera en manos del Nara.


- “¿Qué es lo que tienes en la cabeza, Naruto? ¿Pretendes darle el si a ese imbécil? No te dejare, esta noche estaré pegado a ti como la caspa al cabello”


      Pensaba el moreno mientras permanecía desnudo sobre la cama acariciando su miembro a la vez que recordaba el momento pasado en la bañera, momento en el que se había reprimido al máximo, y del que necesitaba desahogarse o reventaría, los dedos bajaban y subían suave y lentamente a lo largo de su miembro mientras murmuraba el nombre del ojiazul, quería prolongar lo más posible el placer que sentía al imaginar que era la boca de su hermano y no sus propios dedos los que  acariciaban su hinchado pene.


- Hermano, quería saber…  ¡Por dios…! C-Cielos…  - grito el ojiazul al toparse con la escena más erótica que había visto en su vida.


- ¡Demonios, Naruto! ¡Como se te ocurre entrar sin llamar!  – cubriéndose con la sabana.


- ¿Por eso quisiste cambiarte de habitación? Debe ser alguien bastante especial para conseguir ponerte en ese estado, disculpa la interrupción – cerrando la puerta.


- ¡Maldición! – lanzando la almohada contra la puerta.


- “Itachi…” – murmuro en su mente el ojiazul con su frente pegada del otro lado de la misma.


      Ambos permanecieron en sus respectivas habitaciones hasta que llego la hora de regresar al colegio para disfrutar del baile antes del comienzo oficial de las vacaciones de verano, el ojiazul permanecía inmóvil frente al armario tratando de decidir que ropa ponerse para el acontecimiento y su cita con Shikamaru, dos pájaros de un solo tiro, después de largo rato pensando que era lo más apropiado para ambas situaciones, se decidió por un vaquero negro ajustado y una camisa azul marino transparente y sin mangas, peino su cabello y luego sacudió su cabeza para que quedara más natural,  no le gustaba usar perfume más allá  del desodorante y jabón de baño, ya listo para la acción salió de su habitación y se dirigió al salón, no sin antes…


- ¡Ya espabila, Itachi! ¡No quiero hacer esperar a Shikamaru! – tocando en la puerta frente a la suya, el moreno escuchaba las palabras como si fueran puñaladas mortales en su corazón.


- ¿No tenias algo más provocativo que ponerte? – pregunto con ironía y celos parándose frente al menor.


- Esa es la idea, ¿No crees? Hare que a más de uno se le salgan los ojos de las cuencas, ya lo veras  ¡Esta noche, es mi noche! – grito el rubio tomando su chaqueta y saliendo a la calle.


- ¿Tu noche? ¿Qué se supone que significa? Lo más que harás será tomar ponche hasta enfermarte, como la última vez – dijo con sarcasmo el moreno mientras caminaban hacia la escuela.


- No me lo recuerdes, pensé que moriría – haciendo cara de asco – A lo que me refiero es que, y ya lo decidí, esta noche saldré de mi concha y perderé la cabeza… y quien sabe si algo más – sonrojándose ante sus propias palabras.


- Dices tonterías,  y con respecto a lo de esta tarde… - refiriéndose a su fallida masturbación de consolación.


-  Yo  soy el que tiene que disculparse, hermano, no debí entrar a tu habitación sin avisar, lo siento – bajando la cabeza.


- No tiene importancia, no estaba haciendo nada que tú no hallas hecho ya – poniendo su brazo sobre los hombros del menor, éste miro al otro lado avergonzado.


- ¿Naruto…? – agachando su cabeza para ver a los ojos azules.


- ¿Pensarías que soy un mojigato si te digo que no? – Itachi no pudo reprimir una carcajada al escucharlo - ¡No te rías de mi! Itachi – grito molesto -  Esta noche pienso cambiar eso…  dejare de ser el estúpido e inocente Naruto que todos conocen, es hora de mi estreno en el mundo del erotismo – llegando a la zona de la piscina de competición donde se llevaría a cabo el baile, ya que el gimnasio era demasiado caluroso en verano.


- Al fin llegas, Itachi – dijo acercándose a ellos la pesada acosadora de siempre.


- Te dejare con la que llena tus  fantasías sexuales, yo iré a buscar al de las mías – quitando con pesar el brazo de Itachi de sus hombros.


- ¡Naruto! Rayos… – apretando sus puños con la intensión de seguirlo, cosa que le fue imposible ya que la acosadora en cuestión lo tenía bien agarrado.


- Déjalo que se divierta, aun es un niño – dijo la chica pegándose al moreno como un sello – Creí que me dejarías esperando toda la noche, mi amor – con voz melosa.


- Has el favor de soltarme, que yo recuerde no te invite al baile como mi pareja  – alejándola de él.


- Es cierto, pero creí que… sabes que yo te quiero mucho, Itachi – acercándose de nuevo para volver a ser igualmente rechazada.


- No tienes ninguna posibilidad conmigo, mi corazón pertenece a alguien más, ahora si me disculpas… - retirándose en busca del verdadero dueño de su amor y pecado.


- “¡Aaahh, maldita sea! ¡Como desee arrancarle los ojos a esa estúpida! Es ella por la que suspirabas esta tarde, ¿No es así, hermano? Hubiera querido ser yo el que estuviera en tu mente cuando te acariciabas y gemías…  verte así fue tan excitante, tu cuerpo sudoroso, los agiles movimientos de tu mano cuando te…”


- ¡Hey, Naruto! Mi amor  – dijo Shikamaru abrazándolo – Estas hermoso, más que de costumbre diría, te esperaba más temprano -  tomándolo de la mano y caminando hacia los jardines cerca de la piscina.


- Lo siento, me quede dormido – dijo sin entusiasmo alguno.


- Pero ya estas aquí, es lo que importa – acariciando la mejilla del ojiazul, la suave música proveniente del área de la piscina daba al ambiente un toque romántico y acogedor - ¿Quieres que te busque algo de beber?


- Espera, solo abrázame – pegándose al cuerpo de Shikamaru.


- Sera un placer – rodeándolo con sus brazos – Sabes que haría cualquier cosa que me pidieras, mi lindo rubio – estrechándolo más aun.


- ¡Naruto! ¿Qué es lo que estas haciendo? Ven aquí – grito Itachi arrancándolo de los brazos de Shikamaru - ¡Y tú, regresa al agujero de donde saliste! No quiero que vuelvas a tocarlo – echando fuego por sus ojos negros.


- ¡Estas rebasando los limites, Itachi! ¿Quién eres para decidir por él?


- Soy su hermano,  su familia… que es más de lo que tú serás jamás – dando un paso adelante con los puños cerrados.


- Es cierto, eres su hermano, pero eso no te da derecho a decidir con quien puede estar y con quien no… yo no desistiré, ¿Comprendes? Ya va siendo hora de que te hagas a la idea de que no siempre puede estar a tu lado para manejarlo a tu antojo, Itachi – atendiendo a la amenaza corporal del mayor.


- ¡Ya basta! Ya paren los dos, quiero estar solo… - mirando de uno a otro.


- De ninguna manera voy a consentirlo – agarrando del brazo al ojiazul y jalándolo hacia la salida de la escuela.


- ¡Estera, Itachi! Demonios…  – pateando el suelo.


      El mayor llevaba de la mano al rubio sin que éste dijera una sola palabra en todo el camino, con la cabeza baja y lagrimas surcando su rostro llegaron de nuevo a su casa, el ojiazul entro arrastrando sus pies hasta el salón donde se dejo caer en el sofá con uno de sus brazos tapándose la cara, Itachi se quito la chaqueta y la tiro descuidadamente en el espaldar del sillón, parándose luego frente al menor.


- ¿Estas contento ahora? Eres un egoísta,  niegas mi felicidad mientras que tú… - sin apartar el brazo de su cara.


- Querías entregarte a ese idiota… ¿Nada más que para probar que se siente ser tomado por alguien? Primero se muere él y te haces viejo tú, ¿Comprendes? Y no me importa si me odias, insultas, golpeas o lo que quieras, él no va a quedarse contigo mientras yo viva,  jamás te tendrá… ni ningún otro – acercándose al sofá.


- ¡Ese no es tu asunto! No interfieras en mi vida – levantándose furioso y encarando al mayor – Él me ama… ¡¿Entiendes eso?! Me ama… – empujando a Itachi hasta una de las paredes del salón.


- ¡¿Y solo por eso vas a entregarte a él?! Contéstame – intercambiando las posiciones de los cuerpos dejando al ojiazul contra la pared y sujetando sus muñecas por arriba de sus hombros.


- Lo que intentas es absurdo, si no es él… eventualmente será alguien más – mirando los ojos negros.


- Ni él, ni nadie, porque yo… - besando furiosamente los labios del menor, mientras restregaba su cuerpo al del asombrado ojiazul, sus manos subieron de las muñecas a los dedos entrelazándolos con los del rubio, al separarse…


- I-Itachi… ¿Pero qué…?- con el estupor pintado en su rostro.


- Perdóname,  perdóname, no se que me paso, lo siento, Naruto – corriendo hacia su habitación.


- Hermano… ¿Por qué lo hiciste? - con la mano en su boca se dejo resbalar por la pared hasta quedar sentado en el suelo.


      Luego de unos minutos,  y  de haberse recobrado de la sorpresa,  se metió a su cuarto y se echo en la cama tratando de entender que era lo que había pasado momentos antes, la ilógica y descabellada reacción de Itachi le hacían imaginar mil cosas sin que ninguna le pareciera aceptable y natural, la férrea oposición del moreno a que tuviera una pareja a la cual amar, se salía de los limites de lo que un hermano haría para proteger y cuidar, por mucho que lo pensaba,  la conclusión a la que podía llegar era solo una, una que se tornaba imposible por no decir pecaminosa, pero tenia que saber, las cosas no podían quedarse así nada más.


- “Tienes que decirme la razón de todo esto, Itachi… quiero saber que pasa por tu cabeza y en tu corazón, si sientes por mi lo que yo, caeré con gusto al infierno contigo, no me importa nada más” – acariciando sus labios al recordar el ardiente beso del moreno, luego de pensarlo bien cruzo el pasillo hasta la puerta que lo separaba de lo que podría ser la felicidad para ambos.


- Hermano… - abriendo la puerta y caminando unos pasos dentro de la oscura habitación.


- Sal de aquí – dijo la sombra sobre la cama.


- Pero…


- ¿Qué no escuchaste? Te dije que salieras.


- Pero yo quiero… - sin moverse.


- Sal… o no respondo por  lo que pueda pasarte, Naruto – sentándose en el borde de la cama.


- Solo quiero que me aclares que fue lo que paso antes y… - negándose a salir sin una respuesta.


- ¿Aclararte, que? ¿Decirte que el tenerte cerca me descontrola? ¿Que tú sola presencia me desquicia hasta el punto de perder la cordura? Que deseo tu cuerpo hasta la saciedad, besar tus labios hasta borrarlos, dejar marcas de mi boca en toda tu piel, escucharte gemir mi nombre al hacerte mío – caminando despacio hacia el menor – Es algo extraño viniendo de mi, ¿No es así? Suena sucio y desquiciado, además de pervertido… ya que somos hermanos – agarrando por los brazos al menor y llevándolo hasta el pasillo – Ahora vete, antes de que olvide que somos de la misma sangre  – cerrando la puerta tras él.


- Itachi… “Yo también te amo, ¿Por qué? ¿Por qué tenia que suceder esto? ¿Acaso estamos malditos? Ambos sufrimos por el mismo pecado, ya que también te deseo con toda el alma… tengo que salir de aquí o seré yo el que pierda la cabeza” – metiendo una muda de ropa en su bolso de deportes – Hermano, ya que quieres estar solo, pasare la noche con Shikamaru – dirigiéndose a la puerta de salida, las palabras del ojiazul retumbaron en los oídos del mayor que rápidamente lo intercepto antes de llegar a la salida y lo arrastro hasta el salón.


- ¿Qué crees que estas haciendo? No iras a ninguna parte y menos a casa de ese… - empujándolo al sofá – Solo quédate en tu habitación, no me hagas esto más difícil de lo que ya es, Naruto.


- ¿Tienes miedo de que me entregue a él? Podría ser la solución a todo esto, estoy seguro de que así dejarías de lado esa obsesión que tienes conmigo, porque solo es eso… una obsesión  – provocándolo a actuar en consecuencia.


- ¿Quieres enloquecerme? ¿Que pierda la poca cordura  que me queda? ¿Qué quite el freno de mi calma y te obligue a ser mío por la fuerza? No me provoques, Naruto – colocando sus manos en el respaldo del sillón a ambos lados de la cabeza del ojiazul.


- Ahora eres tú el que se comporta como un niño, hablaremos después, ¿De acuerdo?  Ya veraz que todo será diferente cuando despiertes en la mañana, Itachi – echando a un lado los brazos del moreno y levantándose para ir de nuevo a la salida.


- ¡¿No entendiste lo que dije?! No quería que fuera así… – jalándolo del brazo y tirándolo en el sillón con su cuerpo encima de él – Naruto… mi amor – sujetando las manos del ojiazul por arriba de su cabeza y besándolo desesperadamente.


      La nula resistencia y ávida boca del menor, hicieron que Itachi se detuviera en el acto al ver con sorpresa, y totalmente confundido la inesperada recepción de su beso por parte del menor, fijo sus ojos negros en los azules tratando de adivinar el porque de su sumisión.


- Dilo de nuevo, Itachi… dime que me amas, suena tan diferente cuando eres tú quien lo dice, son las mismas palabras de Shikamaru,   pero dichas de tu boca…  hacen que mi corazón palpite como loco – con una mirada brillante en sus ojos de ensueño.


- Naruto, tú… dios - cerrando sus ojos.


- También te amo, Itachi – soltando sus manos y rodeando el cuello del mayor.


- ¿Estas consciente de que esto es…? – pegando su frente con la del rubio.


- ¿Prohibido? No me importa lo que pase siempre y cuando este contigo.


- ¿No te arrepentirás después? Lo que sentimos el uno por el otro es como un día claro antes de una tormenta espantosa, aun así… ¿Quieres dejarte llevar por el furioso viento? Mi pequeño…


- Si nos tomamos de las manos, ningún viento podrá arrastrarnos por muy fuerte que sea la tormenta.


- Puedo soportar lo que sea, soy capaz de cualquier cosa… si eso hace que seas solo mío, ser el dueño de tu futuro, que todo tú me pertenezca por siempre y para siempre… dios mío, Naruto, no sabes cuanto he sufrido por el miedo a perderte, miedo de que te enamoraras… abandonándome, noches enteras sin dormir pensando en ti, en acariciar tu cuerpo, beberme tu boca, que enloquecieras al poseerte… gimieras mi nombre – tomándolo en sus brazos y dirigiéndose a su habitación.


      Itachi lo deposito con suavidad sobre la cama y se coloco  de rodillas a ambos lados del cuerpo del ojiazul, observo como sus mejillas se sonrojaban mientras él se quitaba la ropa ante sus ojos, la mirada brillante del rubio lo excitaba sin limites, ya que eso sobrepasaba lo que siempre veía en sus sueños eróticos cada noche, ahí estaba, carne, huesos, piel verdadera que acariciar y sentir entre sus manos, ya no era un sueño o ilusión, la verdad se anteponía en su percepción de que al fin ese tembloroso cuerpo seria suyo de ahora en adelante para amarlo y disfrutarlo al máximo.


      Luego de quedar como Adán, y sin la hoja de parra, comenzó a desnudar al ojiazul para dejarlo en las mismas condiciones y empezar con lo que seria el primer encuentro de sus cuerpos bajo esas circunstancia, muchas veces habían estado desnudos uno frente al otro, pero nunca con esa clase de caricias intimas entre ambos.


- Itachi… tengo miedo – murmuro el rubio, sabia perfectamente como se acoplaban dos hombres al hacer el amor e imaginaba que seria algo naturalmente doloroso.


- Lo se, ¿Quieres que me detenga? Aunque te confieso que a estas alturas me será imposible, mi amor… he esperado mucho por esto – chupándole el cuello con avidez mientras sus manos viajaban por la erizada piel.


- No… no, yo también quiero sentirte, r-resistiré por ambos – comenzando a jadear por las inquietas caricias.


- Soy yo… él que ya no resiste un segundo más el entrar en ti – mordiendo los erectos pezones del rubio.


- Mmmm… Ahhh… h-hermano – mordiéndose los labios por el placer.


- No lo digas, no quiero escuchar esa palabra – bajando su boca hasta el pene del menor – Solo soy Itachi… tú Itachi – metiendo con placer en su boca la ansiosa hombría del ojiazul.


- Ohhh… I-Itachi… - arqueando el cuerpo ante el placer que le producía las lamidas de la lengua caliente de su hermano.


      Pocas masturbaciones bastaron para que el rubio se derramara gritando entre espasmos el nombre del mayor para el deleite de éste, que tragando el liquido en su boca, acerco sus labios a los del menor para fundirse en un apasionado beso.


- ¿F-Fue muy… r-rápido? Lo siento, yo… - avergonzado ante su poca resistencia.


- Fue grandioso, a pesar de ser tu primera vez, hare que mejores con el tiempo, ya veras… te volveré loco como tú a mi – abriendo una de los cajones de la mesita de noche.


- ¿Qué es eso? Itachi… - al ver el tubo en las manos del mayor.


- Algo que te ayudara para lo que sigue – poniendo un  poco del contenido del tubo en sus manos y frotándolas entre si – Relájate…


      Con las manos llenas del resbaladizo líquido, el moreno llevo una de ellas a la entrada y la otra a su propio pene, los pegajosos dedos entraron fácilmente y sin resistencia dentro del estrecho túnel, comenzando a moverlos sin dificultad entre las paredes haciendo gemir sin control a su dueño, Itachi se encendía cada vez más al observar el rostro de placer del menor ante sus caricias internas, el sensual espectáculo de ver retorcerse el cuerpo de su hermano con tal erotismo hacia que los movimientos de su mano en su pene cada vez fueran más rápidos y enérgicos, decidió parar para no eyacular antes de estar dentro del tan deseado y hermoso cuerpo que hacían que sus fantasías nocturnas fueran un chiste.


- ¿E-Estas listo? V-Voy a entrar, mi amor – sacando sus dedos del interior del rubio para invadirlo con algo mucho más grande y delicioso.


- ¿Q-Que esperas? Dame… Ahhh… dame más… si… - gemía pidiendo el rubio.


      El moreno coloco las largas piernas sobre sus hombros y comenzó con lo que había deseado desde siempre, introdujo suavemente la punta de su pene en la entrada, y ayudado por el resbaladizo lubricante, llego hasta el fondo sin dificultad alguna, y sin daño para el menor, haciendo del dolor y acoplamiento algo pasajero y sin traumas,  mientras dejaba que el ojiazul se acostumbrara a la intrusión, lo atrajo hacia si para abrazarlo y besarlo mientras acariciaba con ternura su piel  y decía palabras dulces en su oído.


- Dime cuando quieres que empiece a…


      Antes de que pudiera terminar la frase, el rubio levanto sus caderas hasta casi la punta del pene del mayor para luego dejarse caer enterrándolo de lleno en sus entrañas, el placer recibido por el moreno casi lo deja sin habla.


- N-Naruto…  - agarrándolo de las caderas.


- ¿T-Te gusta… a-así? Ahhh… - repitiendo el movimiento mientras echaba su cabeza hacia atrás con sus ojos casi en blanco.


- Dios… Ah… Mmm, es… Ah… d-delicioso – ayudando al menor en su sube y baja – E-Estas tan caliente – apretando las nalgas del menor.


      Las penetraciones del rubio  sobre la hombría del mayor fueron en aumento hasta casi sentir que perdía la cordura, el ojiazul jadeaba y gemía al igual que el moreno mientras éste pasaba su boca de un pezón al otro con total descontrol, momentos después explotaron en un sublime orgasmo lleno de autentico placer, los cuerpos cayeron sobre la cama como dos sacos tirados con descuido, mientras recuperaban la respiración, y el control de sus cuerpos, no dejaban de acariciarse mutuamente.


- ¿C-Como lo hice? ¿Me darías un diez? O tal vez… - pasando sus manos por la espalda del mayor.


- ¿Bromeas? Te pondría un cien, nunca pensé que siendo tu primera vez… - acariciando la mejilla del menor – Hasta siento miedo de…


- Ni siquiera lo pienses, jamás había hecho algo semejante… nunca, pero he leído y visto sobre ello, el internet puede ser algo bastante educativo, ¿Sabes? aprendes cosas que nunca imaginarias – mirando pícaramente al moreno.


- ¿Cómo cuales? Muéstrame, no pensaste que esto seria todo, ¿O si? Esta noche no te dejare dormir… te amare hasta que me quede sin fuerzas – pasando su mano por el miembro del menor.


- Entonces… ¿Qué te parece esto?


      El rubio hiso que se acostara mientras se colocaba sobre él a cuatro patas, en sentido contrario a la boca del mayor, lo que se suponía era ideal para un sesenta y nueve, ya en posición, el menor introdujo en su boca el pene del mayor y comenzó a masturbarlo lentamente haciendo que éste se estremeciera de pies a cabeza, Itachi procedió hacer lo mismo para también darle placer al otro y así disfrutar juntos del placer mutuo, luego de un rato…


- Detente, Naruto, no quiero correrme en tu boca si no dentro de ti, quédate así – saliendo de debajo del menor y colocándose de rodillas a la altura de su trasero.


- ¿Seré el perrito?


- ¿También lo viste en internet? Cachorro obediente, ¿Eh? Esta es una de tantas posiciones a las que te someteré – introduciendo de una sola vez su pene en la entrada.


- ¡Ah! ¿Pues cuantas conoces? Además de las usuales, claro esta – poniendo su frente sobre las sabanas y aferrando sus dedos a ella.


- ¿Conoces el Kama-Sutra? – dándole la primera embestida.


- Ah… ah, ¿N-No es… ah… para hombres y mujeres? Ah…Ah…Ah – pregunto entre arremetida y arremetida.


- T-Tengo mi propia adaptación para ti, cachorrito – apretando las caderas hasta dejar marcas mientras  enterraba su bestia dentro de la cálida guarida.


- No… ah… no me digas – babeándose sobre la sabana.


- Ahhh… así es… m-mi cachorrito hermoso – sacando su miembro por completo – Y pienso probarlas todas contigo, voy a enloquecerte de tal manera, que no desearas estar con nadie más.


- Pero no hoy, o me dejaras hecho polvo, pero me agrada la idea – sonriéndole ampliamente al moreno.


      Sin pérdida de tiempo, y antes de que su pene explotara por la ansiedad, Itachi hiso que medio  cuerpo del menor se deslizara boca abajo hacia el suelo, dejando el otro medio con las piernas estiradas sobre la cama, luego se bajo de ésta y se coloco de pie entre el medio cuerpo en el suelo, con el trasero del rubio en el borde, unto lubricante de nuevo en su pene y colocándolo en la entrada lo introdujo por completo, luego sujeto los muslos con sus manos y comenzó a embestirlo en contra flecha, podríamos decir, ya que su posición era contraria a lo que usualmente se hacia, entraba y salía sin detenerse mientras los gemidos del menor aumentaban cada vez más, lo que le decía que el disfrute era aun mayor que del modo convencional, ya que la fricción entre las carnes era más intensa y enloquecedora, esta vez ninguno de los dos podía pronunciar palabra debido al arrollador placer que estaban sintiendo, luego de unos minutos ambos se corrieron gritando el nombre del otro,  a pesar de haberse corrido completamente, el moreno seguía con su erección como si hubiera tomado Viagra, le levanto del suelo y lo puso boca abajo en la cama con el cuerpo pegado completamente alas sabanas, se coloco encima al tiempo que introducía de nuevo su pene dentro y aferraba fuertemente sus brazos por debajo de los hombros para atraerlo cada vez que lo embestía como si no hubiera un mañana para ellos , mordía, chupaba, y besaba la espalda del menor como queriendo que el sabor de esa piel nunca se le fuera de su boca, el rubio más perdido en la inconsciencia que despierto,  suspiraba fuerte hasta que se corrió por ultima vez esa noche, el cansancio y la fatiga habían hecho mella en el cuerpo no acostumbrado a tal ejercicio.


- ¿Naruto? Hora de esperarse – saliendo de su interior y acostándose a su lado – Mi niño adorado, te dejare descansar hasta mañana… cuando comenzaremos de nuevo con algunas otras poses de placer… tenemos que recuperar el tiempo perdido, ¿No te parece? Mi amor… - acurrucándolo entre sus brazos y serrando los ojos, él también necesitaba dormir para recuperar energías.


      Ocho de la mañana, el timbre del teléfono sonó despertando al mayor de los Uzumaki, se levanto despacio para no despertar al cuerpo a su lado y desnudo como estaba fue hasta el salón atender la llamada.


- Quien será el que anda molestando tan temprano… familia Uzumaki – contestando el molesto aparato.


- Itachi, hijo… - se escucho del otro lado.


- ¡Mama! ¿Cómo han estado? ¿Pasa algo? Madre… - sintiendo que los nervios comenzaban a atacarlo.


- ¿No es lo que yo debería preguntarte a ti? Itachi… ¿Cómo esta Naruto?


- Pues… aun duerme, recuerda que estamos de vacaciones.


- ¿Sucede algo? Te noto nervioso, hijo – ese sexto sentido que toda madre tiene.


- ¿P-Porque lo dices?


- Itachi, te conozco, eres mi hijo… se perfectamente cuando intentas ocultarme algo.


- Tal vez… si hice algo… dios, perdóname yo… - balbuceo con lágrimas en sus ojos.


- Se lo dijiste… ¿No es verdad? Le dijiste a Naruto que lo amas… ¿Cierto, hijo?


- ¿Y tú como sabes…? Dios mío… - tapando con vergüenza su boca.


- Tú padre y yo siempre lo supimos, nunca pudiste ocultar tus sentimientos por él… aunque te esforzabas mucho en eso – decía su madre con voz suave y tranquilizadora.


- Me merezco cualquier castigo que decidan darme, pero por favor… no me aparten de Naruto, lo necesito más que a mi vida – dijo con firmeza en su voz.


- Estábamos conscientes de que esto pasaría tarde o temprano, no te culpo por amarlo, hijo, a decir verdad, vimos muchos niños antes de adoptar a Naruto y…


- Espera un segundo, ¿Dijiste adoptarlo? ¿Naruto es… adoptado? – No pudiendo creer lo que escuchaba, aunque eso aliviaba la carga sobre sus hombros y conciencia.


- Así es, Itachi,  queremos que salgas de una vez por todas de ese infierno en el que has estado viviendo, hijo, por eso decidimos decirte la verdad con respecto a Naruto, es un buen niño, te juro que… cuando lo vi, ya no pude despegar mis ojos de él al igual que tu padre, Naruto tiene algo especial que hace que cualquiera que lo trate llegue a quererlo sin darse cuenta… es tan lindo y sensible, ustedes  fueron siempre muy unidos, y tú tratabas con todas tus fuerzas apartar a cualquiera que quisiera acercársele, te ponías furioso cuando se escapaba para jugar con sus amigos, ¿Lo recuerdas, hijo? Más que furioso estabas celoso de que alguien lo apartara de ti.


- Madre…


- Tu humor cambiaba al pasar de los días, eso nos preocupaba mucho, te aislabas de nosotros con un solo pensamiento en tu mente, tus ojos lo seguían a todas partes a las que iba… acumulabas todo ese pesar y sufrimiento en tu corazón al pensar que no podías tenerlo solo para ti, ahora dime… ¿Cómo tomo Naruto tu confesión?


- Podrás imaginártelo, al principio tuvo miedo… hasta que dijo que también me amaba, es irónico, ¿No lo crees? Si lo hubiera sabido antes… no sufriría tanto.


- Lo se, hijo… lo se.


- ¿Por qué se decidieron a adoptarlo?


- Tuve muchas dificultades para quedar embarazada de ti, hijo, un segundo embarazo no era viable para mi, no queríamos que crecieras solo, y Naruto era la perfecta compañía para ti.


- Y vaya que lo es, lo adoro, madre,  siento que sin él… esto no seria vida.


- Escucha, quiero que vayas a mi habitación y busques un sobre con tu nombre escrito, allí encontraras el certificado de adopción de Naruto, quiero que se lo muestres, hijo…  por favor, volveré a llamar en unos días, cuídense mucho, hasta luego, Itachi - cortando la reveladora llamada, podríamos decir.


- En su habitación… – murmuro corriendo hasta allí.


      Tal como su madre había pedido, abrió el cajón y saco el sobre con su nombre, lo primero que cayo en sus manos fueron unas llaves, seguido de un certificado de nacimiento y adopción de su hermano menor, los ojos negros comenzaron de nuevo a derramar lagrimas, pero esta vez de alegría, al comprobar que Naruto y él no llevaban la misma sangre corriendo por sus venas, eso los liberaba del pecado que creían estar cometiendo al enamorarse y entregarse el uno al otro, junto con los certificados había un documento de propiedad a nombre de los dos, documento que los acreditaba como dueños de un pequeño departamento a dos calles de su actual morada, todo no podía ir mejor para ellos, tenían su amor y un nido propio donde darle rienda suelta a su mutua pasión.


- Mi vida entera no alcanzara para agradecerles, mama, papa… nos han hecho los hombres más felices de la tierra – dando un beso al sobre que contenía la redención y salvación para ambos.


      Regreso a su habitación y guardo el sobre entre sus cosas personales, luego se dirigió a la cocina para preparar un suculento desayuno al bello durmiente que aun yacía en la cama, estaba tan contento que tarareaba una canción mientras cocinaba y pensaba de que forma hacerle el amor a su adorado cachorrito rubio cuando despertara, alisto la bandeja con el desayuno y regreso al lado de su eterno amor.


- Despierta ya, mi dormilón – dijo echándose sobre el menor después de dejar la bandeja sobre la mesita.


- Unos minutos más… - pidió medio dormido aun.


- Por supuesto que no, bebe, desayunaremos y luego a la ducha… pareces una croqueta envuelta en harina – ya que a causa de los fluidos corporales tenia la sabana pegada a su piel.


- Tengo el cuerpo adolorido, es tu culpa, ¿Sabes? Tú y tus poses raras… - sentándose para comenzar a desayunar.


- No te quejes, también lo disfrutaste bastante… gemías y jadeabas como un loco – con mirada deseosa.


- Ya cállate, esto de ser el de abajo tiene sus desventajas, apuesto que a ti no te duele nada – bebiendo su jugo de naranja.


- Claro que si, me duele aquí… - señalando su hombría – Por desear estar dentro de ti de nuevo – guiñándole un ojo.


- Mi pobre traserito… - haciendo cara de lastima.


- “Mi” traserito, amor, anda, vamos a la ducha, adelántate – recogiendo la bandeja para dejarla en la cocina.


- Quitare las sabanas primero, esto es un desastre – viendo las manchas en la tela.


- En mi armario hay un paquete de sabanas que soñaba usar estando contigo, pónselas a la cama – dijo desde la puerta de la habitación, el rubio tomo el paquete.


- ¿Negras? Vaya gusto el tuyo – al desenvolver el paquete.


- Es el color perfecto para que tu hermoso cuerpo destaque sobre ellas, ¿No crees?


- Pervertido… en el buen sentido, claro – sonriendo.


- Tonto – dejando la habitación.


      Luego de rehacer la cama, el rubio se metió en el baño y dejo que el agua acariciara su adolorido cuerpo mientras pensaba en lo sucedido la noche anterior, las manos de Itachi recorrieron su espalda al hacerle compañía bajo la ducha.


- ¿Por qué no la bañera?


- Mmmh… digamos que me cuesta sentarme como me gustaría, parezco un recién operado de hemorroides… cielos – pegando su frente a la pared.


- Que chistoso, yo me hare cargo – agarrando la esponja para bañar el cuerpo que lo traía completamente loco.


- Itachi… lo que hicimos… - susurro.


- Si te digo que todo esta bien… ¿Me prometes que te sentirás mejor al respecto? Confía en mí, mi amor – acariciando la piel con la esponja.


- Creo en ti… nunca me abandones, Itachi – abrazándose al mayor.


- Jamás… - besando apasionadamente al menor mientras lo pegaba a la pared para que el contacto de los cuerpos fuera mayor.


      Luego del intercambio de saliva, el moreno lo giro de cara a los azulejos, separándole las piernas se puso de rodillas de cara a las blancas nalgas, y abriéndolas con sus manos introdujo su lengua en la entrada del menor haciéndolo  excitarse de inmediato, después de juguetear por un rato con su lengua en el interior del ojiazul, su miembro ya estaba listo para sustituir en el orificio a la sin hueso.


- Aquí voy – separando las nalgas e introduciendo su hinchado pene.


- Ah… lo esperaba con ansia – echando sus manos hacia atrás para agarrar las caderas del mayor para atraerlo con fuerza en cada embestida.


- Ahhh… es todo tuyo, m-mi tesoro – arremetiendo contra el delicado y hermoso cuerpo.


- Ah… Ah… Ah… I-Itachi… Ah… t-te amo – clavando sus dedos en la carne de su amante.


- Oh, amor… d-dilo otra vez – acelerando sus embestidas.


- ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! Ah… Ah… mi amor – manchando los azulejos con su esencia al sentir la del moreno bañar su interior.


- Y-Yo también a ti – chupándole el cuello para reafirmar las marcas de la noche anterior, marcas que lo acreditaban como único dueño de aquel cuerpo y amor.


- Dios… siento mi cuerpo pesado – apoyando la espalda en la pared mientras el agua seguía corriendo por su cuerpo.


- Y eso fue solo el entremés – acariciando el pecho del menor.


- Entonces dejemos el plato fuerte para más tarde, estoy cansado – echándose en los brazos de Itachi.


- Dentro de poco podrás seguir mi ritmo, cachorrito – terminando de bañarlo y envolviéndolo con una toalla - ¿Quieres volver a dormir? – llevándolo en sus brazos hasta la cama.


- ¿Tú que crees? – dejándose caer de lado sobre las sabanas de seda negra mientras el moreno secaba su cuerpo y cabello.


- Te dejare en paz por un rato – echando a un lado la sabana para que el rubio se acostara a descansar.


- ¿Solo por un rato? Eres insaciable, ¿Sabias? creo que si jugara dos partidos seguidos,  no estaría tan cansado – serrando sus ojos al poner la cabeza en la almohada.


- Chico de poco aguante – besándolo en la frente salió de la habitación  serrando la puerta tras él.


      Entre el desayuno, el sexo, y el baño, pasaron un par de horas, eran casi las diez de la mañana cuando Itachi decidió llamar a la gente del aire acondicionado para que se encargaran de la reparación, no porque no le gustara ver al ojiazul desnudo por toda la casa a causa del calor, ya que el ambiente era bastante irritante hasta para el mismo, mientras esperaba se puso a ordenar un poco como todo buen criado que se preciara de serlo, media hora después de la llamada el timbre sonó sacándolo de sus cavilaciones.


- Que rapidez – murmuro abriendo la puerta – Eres tú, ¿Qué quieres? – pregunto a Shikamaru al verlo parado en la entrada.


- Ver a Naruto, esta aquí… ¿No es así? ¡Naruto! – grito con fuerza el Nara.


- Deja el escándalo, ¿Quieres? molestas a los vecinos – reclamo medio serrando la puerta tras él.


- Si no quieres un verdadero escándalo,  será mejor que me dejes pasar, Itachi – mirándolo seriamente amenazador.


- ¿Tengo alternativa? De acuerdo, también quiero hablar contigo, pasa – haciéndose a un lado permitiéndole la entrada.


- ¿Dónde esta él? Ayer, en el baile, te comportaste como un poseso, quisiera pensar que no fuiste capaz de lastimarlo, ¿Cierto? – sentándose en uno de los sillones del salón.


- Jamás haría algo así con Naruto – tomando asiento en la otra esquina del sillón.


- ¿Y que es, exactamente… lo que si harías con él? Itachi…


- El amor, de hecho… ya lo hice, Shikamaru – los ojos del Nara se abrieron con furia en su mirada – Naruto es mío… todo mío por derecho – dijo Itachi sin cambiar su expresión de triunfo.


- ¡Estas loco y enfermo! ¡¿Cómo pudiste…?! Dios… - levantándose para encararlo.


- Deja de gritar o lo despertaras, esta muy cansado después de…


- ¡Cállate! Debería matarte a golpes… ¡Es lo que te mereces, demente! – apretando sus puños frente a la cara de Itachi.


- Estas en lo cierto, estoy loco… pero loco por él, por sus besos, su piel… su cuerpo, el que ahora me pertenece, y seguirá siendo mío por siempre – explicaba con voz tranquila y sosegada, al fin que tenia toda la razón para ello.


- ¡No quiero escucharte más! Quiero ver a Naruto, y no me iré hasta que lo haga – tomando asiento de nuevo en el sillón.


- Como gustes, pero tendrás que esperar a que despierte, ponte cómodo – levantándose atender la puerta, los técnicos del aire acondicionado habían llegado, lo que le daba una muy buena excusa para no tener que seguir hablando con el Nara, aunque sabiéndose ganador, lo disfrutara de lo lindo.


      Luego de una hora, el aparato para deshacerse del calor estaba listo y funcionando, Itachi fue hasta su habitación y cubrió con una manta al menor puesto que la sabana no seria suficiente para darle calor con el nuevo y frio ambiente.


- Itachi… - murmuro entre sueños el ojiazul.


- Aquí estoy, mi amor, duerme – pasando su mano por el cabello rubio.


- ¿Crees que puedes salirte con la tuya? Cuando tus padres regresen… - amenazaba el Nara al ver entrar al moreno de nuevo en el salón.


- Nos mudaremos, estaremos solos Naruto y yo… podremos amarnos sin que nadie interfiera.


- ¿Podemos? ¿Estas opinando por Naruto también? No creo que…


- ¿No te lo dije? Disculpa la omisión…  Naruto también me ama.


- No es cierto, mientes, simplemente no puede ser, ustedes son hermanos, por dios santo.


- Lee esto – dándole el sobre que había traído de su habitación.


- ¿Qué es? – con el sobre en sus manos.


- Si quieres saber,  léelo… solo así entenderás porque digo con toda seguridad que Naruto me pertenece solo a mi.


- ¿Es cierto lo que dice aquí? No puede ser… entonces ustedes no son… - luego de leer el contenido de los documentos en el sobre.


- Exactamente, Naruto y yo no somos hermanos de sangre, solo somos dos hombres que se aman, y desean vivir juntos por el resto de sus vidas.


- ¿Por qué nunca me lo dijo?


- Por la sencilla razón de que no lo sabe, incluso yo acabo de enterarme, lo que fue una liberación bastante arrolladora, debo decir.


- ¿Te acostaste con él antes… o después de saberlo?


- ¿Cuál es la diferencia?


- ¿Qué cual es la diferencia? ¿Estas escuchando lo que dices?


- Hubiera pasado de todas formas, sabiéndolo o no, Shikamaru… ¿Quieres que Naruto sea feliz?


- Si… pero conmigo – bajando su cabeza con pesar – Ya lo se, se que a quien ama es a ti, y supongo que… tendré que conformarme con seguir siendo su amigo… no tienes la intención de prohibírselo, ¿Cierto?


- Siempre y cuando te portes bien – con una sonrisa.


- Te lo prometo – devolviéndole el gesto – ¿Vas a decírselo?


- Claro que si, a su tiempo.


- No tardes mucho, vivir creyendo estar haciendo algo indebido… no es sano, Itachi.


- Lo se, tranquilo, se lo diré hoy mismo.


- Bien, será mejor que me retire, tienen muchas cosas de que hablar – caminando hacia la puerta – Ahora que se tu verdad, comprendo muchas cosa que antes me parecían extrañas en tu comportamiento hacia él, tus celos y desconfianza hacia mi o cualquiera que se le acercara, también puedo comprender tu sufrimiento por todo eso, cuídalo bien, amigo – dándole la mano como despedida.


- Sabes que lo hare.


- Por supuesto que si, ¿Quien mejor que tú, eh? Hasta la vista – dejando en manos de Itachi a su amor imposible.


      Luego de despedirse del Nara, Itachi regreso a la habitación a ver al ojiazul, se quito la ropa, se recostó a su espalda  y le susurro al oído.


- Hey… ¿Cuánto más vas a dormir, marmota perezosa? Despierta ya, tengo ganas de ti – metiéndose bajo la manta.


- Tengo frio – encogiéndose y pegando, sin querer, su trasero al miembro del mayor.


- Se como solucionar eso de inmediato, mi amor – colocando la pierna del menor sobre su cadera y exponiendo la parte del cuerpo que lo hacia viajar más que cualquier droga.


      Sin más ni más se introdujo dentro del,  ya habituado,  túnel haciendo que el menor se despertara por completo, inmediatamente comenzó a embestirlo sin cuartel, poco a poco los gemidos del rubio fueron en aumento mientras mordía la almohada a causa de lo duro de las penetraciones y al dolor de las sentidas paredes por la fricción, aun necesitaba la ayuda del lubricante para poder gozar la unión sin dolor de por medio, algo que el moreno había pasado por alto.


- I-Itachi… d-duele…


- Perdóname – saliendo del interior del menor – Lo siento, pero…  te deseo tanto que olvide… enseguida lo arreglo – buscando en la mesita de noche un tubo diferente al anterior – Esto ayudara.


¿Qué es? – pregunto con curiosidad.


- Algo que te me servirá para penetrarte sin problemas, y al mismo tiempo, te curara cualquier daño que tengas en tu deliciosa cueva haciéndote sentir mejor – echando una buena cantidad en su pene, y otro poco en la entrada del menor.


- Se siente fría… Mmm… me agrada, ¿Cómo sabes tanto de esto? – pregunto con sospecha – Me habías dicho que nunca habías… - arrugando el rostro mientras empujaba a su hermano mayor de sobre la cama y se sentaba en su estomago.


- Si no llega a ser por esta crema milagrosa, mi pene ya no tendría piel – guiñándole un ojo al menor.


- ¿Eh? No comprendo – tan despistado e ingenuo.


- Es tu culpa, verte me encendía tanto… que me masturbaba varias veces al día, cachorrito… eres tan sensual y deseable – agarrando el pene del menor  con una de sus manos - ¿Quieres saber que se siente ser el seme? – fiando su mirada en los ojos azules.


- ¿Qué? No… yo no quiero… me gusta que estés dentro de mi.


- No me refiero a eso, definitivamente no soy uke.


- ¿Entonces?


- Acércate un poco más – atrayendo el pene del rubio a su boca – también sirve para el mismo propósito, no es tan gustosa como un trasero, pero… quiero que la pruebes – pasando su lengua por la punta del erecto pene del ojiazul.


      El rubio metió su pene dentro de la boca del mayor y comenzó a embestirlo hasta casi atragantarlo,  el mayor hacia presión con sus labios sobre la fina piel para que la resistencia de entrada y salida fuera mayor,  y así darle el máximo placer a la primera experiencia del rubio en ese sentido, mientras el ojiazul daba sus ultimas embestidas antes de correrse, Itachi apretaba sus nalgas mientras lo ayudaba en el proceso.


- Ahhh… Yaaaa… - derramando su esencia en la caliente boca mientras sujetaba con fuerza sus manos de los hombros del mayor.


- Mmmm… tu semen sabe delicioso – tragándolo sin dejar derramar una gota.


- Eso fue… fantástico, ¿P-Podría hacerlo alguna otra vez? – con el cuerpo totalmente sudado y cara de satisfacción.


- Todas las que quiera, siempre y cuando… nunca cambies de parecer y quieras… tú sabes – refiriéndose a que el rubio le tomara demasiado gusto al asunto y quisiera cambiar de agujero.


- Eso nunca, el placer de que tú me poseas es mucho mayor e increíble, tonto.


- No sabes cuanto me alivia escuchar eso, ahora… - insinuando que era su turno.


El rubio se coloco de espalda al rostro del moreno y…


- Espera, quiero que lo hagas mirándome… verte tu rostro cuando te penetras a ti mismo… dios, me excita aun más – mordiéndose el labio mientras lo observaba con ojos lujuriosos y llenos de deseo.


      El rubio se puso en cuclillas como el que se dispone hacer sentadillas dejando que el mayor posicionara la punta de su pene en su entrada, luego entrelazo sus dedos con los de Itachi y se penetro de una sola vez, la crema untada en el miembro de Itachi y en su entrada facilito la penetración en un cien por ciento, rápidamente comenzó a subir y bajar sobre el grueso pene sin dificultad alguna proporcionando el máximo de placer sin dolor, luego de un rato en su sube y baja…


- N-Naruto… q-quiero que te gires de espalda… sin sacar mi pene de tu interior – pidió el mayor – Después acuéstate sobre mi.


      El rubio se sentó por completo sobre el miembro dentro de él y giro su cuerpo tal cual la petición del mayor, Itachi rodeo con uno de sus brazos el pecho del ojiazul, y puso su otra mano entre su propio pene y la entrada del rubio para que cuando lo embistiera su pene no se saliera del túnel a causa de la resbaladiza crema, el moreno comenzó a mover su cuerpo como si tuviera un ataque de ansiedad, luego de las primeras arremetidas, cambio su mano por la del rubio en la entrada de retener su pene encerrado dentro del resbaladizo túnel, eso también le daba la oportunidad de masturbar el miembro del menor al ritmo de sus embestidas, mientras eso sucedía le  mordía el cuello y chupaba con sonoros gemidos la mejilla de su tesoro.


- Ahhh… N-Naruto… me v-vuelves loco… mi amor… Ah… Ah… u-un poco… Oh… un poco más – acelerando el ritmo.


- T-Te amo… Ah…Ah… mi I-Itachi… ¡Ahhhh! – soltando su semen sobre su vientre.


- ¡Naruto! – llenando con su semen las entra del cachorrito.


- S-Si sigues así… vas a acabar conmigo pronto – descansando su cabeza en el hombro del mayor.


- Mmmh… tendré que alimentarte bastante bien entonces – metiendo su lengua el la oreja del menor.


- ¿No bañamos? Pero solo el baño, eh – como pidiendo algo de descanso.


- Pides imposibles, no puedo frenar mi insaciable deseo por ti, cachorro – haciendo que se levantara lo agarro por la mano para ir a ducharse.


- Que desastre, otra vez hay que cambiar las sabanas – observando la cama al salir de la habitación.


      Después de otro pequeño raund de sexo en la ducha ambos decidieron que era tiempo de llenar sus hambrientos estómagos. 


- ¿Pizza?


- No, quiero algo caliente… olvida lo que dije – al ver la cara lujuriosa del mayor - ¿Qué nunca te cansas? Cielos… pareces un robot al que nunca se le acaba la pila…  o algo por el estilo – sentándose a la mesa.


- Demasiado tiempo acumulado, mi amor – abrazando por el cuello al menor.


- Comprendo, pero parece que quisieras ponerte al día de una sola vez…  piensa un poco en mi pobre trasero – sentado sobre una nalga en la silla.


- Eso hago todo el tiempo… pensar en algo más me da dolor de cabeza – revolviendo el cabello rubio.


- Que gracioso, ¿Podrías preparar ramen? Me muero de hambre – estirando sus brazos con su barbilla pagada sobre la mesa.


- Para mi niño lo que pida – colocándose un delantal – Ah, lo olvidaba… mama llamo ésta mañana – tratando de sonar casual.


- ¿A-Ah si? ¿Y que dijo? – pregunto con un nudo en su garganta.


- Quería saber como marchaba todo, pregunto por ti… le dije que estabas muy cansado después de haberte echo el amor – dijo mientras cortaba los ingredientes para el ramen.


- ¿Qué le dijiste, qué? ¡Oh, por dios! ¡Oh, por dios! Quiero morirme… - con las manos en su cabeza y los ojos desorbitados.


- Tranquilízate, Naruto,  ellos… ellos lo sabían – abrazándolo para calmarlo – Sabían que yo te amaba, que te amo con toda el alma – besándole la frente.


- Itachi… tengo miedo, miedo de no poder mirarlos a la cara nunca más – refugiándose en los brazos del mayor.


- Escucha, tengo algo que despejara tus miedos y remordimientos, mi tesoro – sacando del bolsillo de su pantalón el sobre que contenía la salvación para ambos – Ten.


- ¿Qué es esto? Itachi… - tomando el sobre de manos del mayor.


- Solo tienes que leerlo – continuando con la preparación del ramen.


      El ojiazul abrió el sobre que contenía el certificado de adopción y las llaves, el documento de propiedad del departamento para ambos aun reposaba en el cajón de la mesita de noche en la habitación del moreno, los ojos azules leían lentamente el papel en su mano mientras las lagrimas resbalaban por las mejillas del menor.


- ¿Adoptado… fui adoptado? Nosotros no somos…  ¿Tú… lo sabias? - mirando a los ojos negros.


- Acabo de enterarme al igual que tú.


- Ya veo… no soy un Uzumaki de verdad – dejándose caer en la silla al tiempo que el papel caía de sus manos al suelo.


- ¿Naruto?


- Estoy bien… por una parte me alegro de que sea así, pero…


- Esta sigue siendo tu familia ahora más que nunca, yo soy tu familia ahora… tu pareja, tu amante… tu amor – abrazándolo de nuevo.


- Lo se, eso me hace muy feliz… tu eres todo lo que necesito – besando los labios del mayor - ¿Qué abren estas llaves? Mirando las piezas metálicas sobre la mesa.


- Esas, mi querido cachorrito, son un regalo de nuestros padres.


- De los tuyos querrás decir.


- Naruto.


- Lo siento, es que todo esto… demasiada información para asimilar de una sola vez.


- Nada ha cambiado, mis padres siguen siendo los tuyos por derecho, te aman aun más que si fueras de su propia carne y sangre, hasta diría que más que a mi, eres tan fácil de amar, ¿Sabias? – sonriendo mientras hacia un guiño cómplice.


- Es lógico, soy más lindo que tú – sonriendo ampliamente.


- ¡Hey! Ven aquí, maleducado – haciéndole cosquillas.


- ¡No es cierto lo que dije, tonto! Eres lindo, cascarrabias, celoso, y sobre todo, completamente mío – enganchando sus brazos en el cuello del mayor – Las llaves, aun no me has dicho para que sirven.


- Para abrir lo que será nuestro nido después de que papa y mama regresen de su viaje – apretándolo por la cintura al ojiazul.


- ¿Nido? ¿Quieres decir que tú y yo…?


- Viviremos juntos, un lugar para nosotros solos, ya te imagino caminando desnudo por todo el lugar, y conmigo detrás de ti todo el tiempo… será excitante – rozando su nariz con la del menor.


- Exagerado pervertido… ¡Hey! ¿Qué paso con el ramen? Bájame, Itachi, tengo hambre – al ser alzado por el mayor para llevarlo a su habitación.


- También yo – serrando la puerta tras él.


      El rito de amor comenzaba de nuevo, al igual que sus vidas en pareja, su amor mutuo, y el consentimiento de las dos personas más importante para ellos, de las cuales tenían su apoyo y bendición.


 


 


Fin.


                                                                           Nessa Yaoi.

Notas finales:

¡Hola de nuevo! todabia me quedan algunos fics de mi pagina anterior por subir, porque quiero tenerlos todos en la pagina, como estaban anteriormente, asi que tenganme paciencia en lo concerniente a subir algo nuevo, me disculpo de antemano por eso.

Bien, sin más por ahora, les digo hasta otra, cuidense mucho, besosssss para todos y chaito.

                                                     Nessa Yaoi


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