¿Por qué estaban todos en su casa? Eso el joven Asakura no lo sabia bien, pero esta vez alguien quizás por ahí le había mandado la misión a su hogar de ser el nidito de amor de muchos de sus amigos. Comenzando por los más complicados y tiernos de todos: Horokeu Usui y Ren Tao.
- Yoh, ¿Has visto a Ren? – pregunto desconcertado el peli azul
- Si, se fue a la montaña a entrenar con Bason
- Gracias
Sin dudarlo se fue corriendo a la montaña, no sin antes decirle a Kororo que se quedara así era mejor. Hace ya horas que no molestaba a Ren y ¡No podía vivir sin hacerlo! Él sabia que era solo una escusa para poder hablar seguido con el peli morado pero aun así ya se le hacia emocionante ahora porque terminarían discutiendo como un par de idiotas, porque eso eran ¡Idiotas! Discutían y a los dos segundos concordaban en cualquier razonamiento, terminando el tema en con una disimulada sonrisa por parte del mas pequeño y una gran carcajada por parte del mas alto.
Al llegar y no encontrarlo en el habitual lugar de entrenamientos se preocupo, eso si ya no era normal, ¿Se habría perdido? ¡Ja! Seguro Ren lo mataría por aquellos pensamientos pero que podía pensar si no estaba como siempre en el lugar que siempre se encontraban para molestarse? Era el único pensamiento que pasaba por su cabeza por lo tanto se le ocurrió buscarlo adentrándose mas en aquel bosque lleno de nieve.
- ¡Tengo que buscar ayuda!
A lo lejos escucho la voz alarmada de Bason así que se apuro para encontrarlo. Después de dar unas cuantas vueltas más se encontró con el espíritu totalmente nervioso, quien, tardo unos segundos pero le explico lo sucedido:
- El señorito estaba entrenando un poco mas adentro, pero no piso bien y cayo a un risco, fue tan rápido que no lo vi, por favor joven Horo-Horo tiene que salvarlo
- Claro, tu ve por Yoh y los demás yo iré a ver a Ren
- Por favor le ruego se apure
Sin responderle apresuro aun mas su tabla, conocía muy bien la nieve como para que le pasara lo mismo que al oji dorado hasta que al fin, bajo un gran risco se encontró con el cuerpo tirado de su amigo aparentemente inconsciente, sin pensarlo dos veces bajo, mal momento para dejar a Kororo en casa, pensó.
- ¡Ren! ¡Ren reacciona! Vamos idiota debes reaccionar
Decía y repetía, cada vez alarmándose mas, tomo el cuerpo inerte del chico y lo llevo hasta la caverna mas cercana, allí, se saco rápidamente el abrigo cubriendo al pequeño oji dorado, no le importaba tener frio (Aunque en realidad no tuviera demasiado) No podía dejar que Ren se congele, si se trataba de él prefería que todo le sucediese a si mismo y no al dueño de su…
- “Corazón… ¿Verdad Ren?”
Si, se le hizo difícil, complicado, loco, descabellado y todos sus sinónimos de esas palabras confirmarlo pero detrás de toda esa capa de ‘Nos odiamos hasta la muerte’ o ‘Yo soy mejor que él’ el joder Usui reconoció que sentía mucho afecto por Tao Ren. Tanto así que paso a ser de uno de sus amigos a su mejor amigo y hace alrededor de un mes termino de comprender que sin Ren, sentía que su vida ya no tenia sentido ¿Eso era pura amistad? No, Se había enamorado de ese renegón chino que siempre lo sacaba de sus casillas. Claro que jamás se lo diría, no se arriesgaría a perder su amistad con ello y sobre todo porque lo conocía demasiado bien como para saber que el peli morado usaría aquello como un motivo más para burlarse de él eternamente.
- ¡Vamos Ren!
Seguía insistiendo y jamás se cansaría, hasta que después de unos cuantos gritos mas sintió como el cuerpo del pequeño temblaba y empezaba a querer abrir los ojos. La sonrisa que se poso en sus labios fue una de las más tiernas que podía regalar y sin quererlo no pudo evitar abrazar al ahora más despierto Ren.
- Mmm cof cof – tocio incorporándose un poco - ¿Horo-Horo? ¿Qué haces aquí?
- Idiota. Casi te mueres y ¿Lo primero que haces es preguntarme que hago aquí?
- ¡No recuerdo nada de lo que paso esta bien!
Horo-Horo ya iba a comenzar una de sus tantas discusiones que le encantaban, pero al apartarse un poco del cuerpo de su amigo para soltar un gran grito, pudo notar la situación en la que se encontraba el más bajo. Por el frio al parecer estaba temblando y tenía sus mejillas completamente sonrojadas, su piel se veía brillosa y (Al igual que siempre) Hermosa, además sus labios se encontraban entre abiertos por la necesidad de intentar calentarse.
- Re…Ren – trago duro - ¿Estas bien?
- S-Si, estoy completamente bien
Respondió orgulloso, ¡Claro que fingiría estar bien! Jamás le diría a ese estúpido que se moría de frio, sentía que la respiración le faltaba, tenia gripa y encima de todo sentía como sus orejas quemaban al igual que sus mejillas. Lo primero lo podía explicar pero los dos últimos síntomas no los comprendía completamente.
- ¡No seas orgulloso! – grito – Tu estas… estas…
Sin decirle más poso su mano derecha en su propia frente, mientras que con la otra tocaba delicadamente la frente de Ren.
- ¡Estas ardiendo Ren!
- Ja – dijo con superioridad – como si el gran Ren Tao fuera capaz de enfermarse, no digas estupideces – incorporándose – ¡toma! Esto es tuyo, yo no lo necesito
Amaba a Ren y eso ya le había quedado claro, amaba su forma de ser también pero que le costaba ser un poco menos orgulloso y decir que si se moría de frio, ¡Hasta un idiota notaria eso!
- Pero Ren…
- ¡CÁLLATE NO QUIERO OIRTE!
- Espera chocaras con…
Lo siguiente que se escucho fue un golpe y como la nieve caía sobre el joven Tao. Horo-Horo observo por unos segundos mas y después vio a Ren salir de debajo de esta y sacudirse, estaba bien, así que lo que seguía seria…
- JAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJA
Se carcajeaba el joven ojinegro, a lo que el otro solo lo miro molesto logrando que una vena se dejara notar en su frente, pero no podía hacer nada, ante su único pensamiento “No tengo fuerzas ni para perseguirlo” se levanto y volvió a caminar hacia la salida de la caverna, pero fue detenido al ser tomado de la mano por el Ainu.
- ¿Qué quieres?
- Vamos – dijo sin responder a su pregunta, jalándolo hacia fuera de la caverna – si no quieres decirme que tienes frio por mi esta bien, pero solo yo se como salir de aquí, estamos relativamente en un lugar muy difícil de ser encontrado, dudo que Yoh y los demás nos encuentren con facilidad
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Tendremos que regresar solos Ren…
Fueron sus últimas palabras, silenciando al ahora indeciso Peli morado.