Me miras, y yo finjo una sonrisa para que no veas, Que quiero y necesito todo lo que podríamos ser Debe ser hermosa, esa chica de la que él habla, Y ella tiene todo con lo que yo podría vivir. Allí estaban los dos parados preguntándose qué mundo sería ese. Al parecer era uno bello y con un enorme río. Podías notar con facilidad que anochecería pronto. Volteas a todos lados; no están los niños primero te preocupas por ellos, pero después piensas que ese es el momento perfecto, podrías decírselo, decirle lo que sientes, que tú no quieres sólo una amistad con él, que quieres estar toda tú vida a su lado, qué solo puedes ser feliz si estas con él. Pero… ¿qué es lo que te lo impide? ¿Tu hermano?, ¿tu pasado?, ¿Ashura? No. ¿Es Tomoyo acaso? Sí, es Tomoyo, porque ella es para Kurogane más que una amiga, más que una hermana. Porque para él es su vida, su razón por la cuál despertarse en las mañanas, ella es la razón por la que Kurogane quiere volver a casa.
Me hablas, yo río por que es tan gracioso, Que no puedo ver a nadie más cuando ál está conmigo, Él dice que esta tan enamorado, Que finalmente lo ha hecho bien, Me pregunto si sabe que él es lo único en lo que pienso en la noche, Estás tan sumergido en tus pensamientos, hasta que oyes algo que te saca completamente de tus cavilaciones: -A Tomoyo le gustaría este lugar. Tú no puedes soportar sentir un dolor tan grande en el pecho, como si estrujarán tu corazón, como si quisieran romperlo en mil pedazos. Mas simplemente te pones tu máscara que todos conocen, esa máscara a la que tú llamas sonrisa, esa que has usado desde muy joven. Él es la razón de las lágrimas en mi guitarra, La única cosa que me hace pedir un deseo a una estrella fugaz, Él es la canción en mi carro que sigo cantando sin saber porqué. -Debes de quererla mucho como para pensar en ella con sólo ver un paisaje. -Cállate. ¿Que guardes silencio? no, no hasta que el escuche lo que tú tienes que decirle, no hasta que sepa que lo amaste desde la primera vez que lo viste, y que no vas a dejar que esa niñita te lo arrebate. Él ha volteado a verte. ¡Díselo ya! Pero no has podido ya que él habló primero. -¿Sabes?, cuando vuelva a Japón lo primero que haré será buscarla a ella. ¿Puede ver que no puedo respirar? Y ahí va él, tan perfecto La clase de perfección que yo desearía ser, Será mejor que ella lo abrase fuerte, que le dé todo su amor, Mira esos hermosos ojos y sé que ella es tan afortunada porque... Él es la razón de las lágrimas en mi guitarra, La única cosa que me hace pedir un deseo a una estrella fugaz, Él es la canción en mi carro que sigo cantando sin saber porqué. Antes de que alcances a articular una palabra, un grito te detiene. -¡Kurogane-san! ¡Fye-san! Eran lo chicos. Perdiste tú oportunidad, talvez la única que podrías haber tenido. Se va alejando poco a poco para hablar con los chicos, sólo te quedas ahí a pensar en lo que le pudiste decir, en lo que pudo ser tu mejor oportunidad, así que retomas tu camino hacia ellos y juntos se pierden en el horizonte buscando dónde poder descansar. Era hora de dormir, encontraron un lugar lindo y tranquilo para acampar, Sakura dormía junto con Mokona, esas dos eran inseparables; a su lado su siempre fiel guardián reposaba tranquilo; mientras Kurogane dormía sin moverse ni un sólo centímetro, debe de ser por su entrenamiento de ninja supongo. Mientras tú no puedes ni dormir un poco pensando en la oportunidad que perdiste, apagas la lámpara que habían conseguido en el mundo anterior e intentas mantenerte despierto, hasta que te rindes y caes en los brazos de Morfeo.
Así conduzco a casa solo,
Mientras apago la luz,
Dejo su fotografía bajo mi almohada,
y tal vez pueda dormir un poco esta noche.
Era de mañana, los pájaros empezaban a cantar su armoniosa canción, tus ojos empiezan a abrirse de poco a poco, y sientes el resplandor del sol en tus ojos. Tienes suerte; nadie se a levantado aún, sería un estupendo momento para ir a caminar solo.
Observar el río y sus alrededores, recordándote lo que dijo Kurogane el día anterior.
-Con qué a ella le gustaría este lugar - te dices en voz baja-. Pero podría apostar que no sabrías qué tipo de lugar me gustaría a mí.
Por suerte nadie estuvo cerca para escucharte. Te quedaste mucho tiempo sentado, observando el lugar que ni siquiera te diste cuenta de cuánto tiempo estuviste ahí ¿Unos minutos?,¿unas cuantas horas?, ¿días?, ¿una eternidad? Quién sabe, no te importa, lo único que quieres en este momento es estar solo, pensar si lo mejor sería dejar ir a Kurogane; porque, talvez Kurogane no te pertenece y le pertenece a Tomoyo. ¿Qué tal si ya tienes a alguien quién estará siempre contigo sin importar qué, pero talvez aún no lo has encontrado?
¿Quien sabe? Así es la vida ¿no?.
Él es la razón de las lagrimas en mi guitarra,
-¡Fye-san, tenemos que irnos! No hay ninguna pluma aquí.
¿Enserio? ¿Estás segura?
-Sí. Moko-chan dice que lo que sentía no era una pluma, sino simplemente algo que estaba dentro del río.
-En ese caso, andando.
Los dos fueron caminando hasta que llegaron con los demás.
-Bien, ya es ahora de irnos. ¡¡Mokona Modoki no puede esperar!! ¡Kapuuuu!.
Seguías pensando en lo que habías dicho hace un rato; ¿sería cierto?, ¿acaso eso pasaría?,¿podría ser?.
-¿Estás bien?.
-Sí, Kuro-tan.
Y de nuevo vuelves a sacar tú falsa sonrisa, aunque sabes que a nadie podrás engañar con ella.
me miras, yo finjo una sonrisa para que no veas…