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ÉL y ÉL.. por ChizuruTakachan

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Notas del fanfic:

 

Muy bien. QUIERO AGRADECER INFINITAMENTE A TODOS LOS QUE HAN LEIDO "MI IGUANA PREÑADA" era un antojo que se me andaba saliendo de las manos y que me ha hecho infinitamente feliz les haya gustado.  

A veces siento como si mi historia fuera contada desde fuera y por alguien que no sabe a qué grado puede llegar uno por ignorancia… Normal, puesto que todo mundo cree saber mejor las cosas que quien las experimenta.

 

Hare un pequeño retroceso en mis recuerdos, el tiempo pasa tan rápido que parece que fue ayer cuando Uruha estaba parado a un lado de mi cama y yo miraba por la ventana mientras él daba su verdadera cara…

 

-¡Somos unos niños!... ¡como fuiste tan estúpido de embarazarte!... la pasábamos tan bien y ahora… ¡mejor me largo!

 

Esa fue la primera vez que fui consciente que llore por él…

 

Parte importante en mi embarazo y en la crianza de mi hija ha sido Takanori… siempre a mi lado sin pedir nada a cambio y siempre anteponiéndonos a su vida personal. De no ser por él ¡quién sabe qué hubiese sido de nosotros! porque él fue quien se desvivió tratando de devolverme la sonrisa y sobre todo lográndolo mientras hacía planes ante la llegada de mi pequeña. En esos momentos se me olvidaba que se trataba de un niño al igual que yo…

 

El día en que me dieron el alta, ¡qué triste fue! Mi madre había ido al hospital a liquidar la cuenta y hacer acto de presencia para que me dejaran salir pero, apenas el médico le informo que era todo, ella se fue con la excusa de haber salido del trabajo sólo por un momento. Ruki estaba evidentemente molesto porque Uruha se había negado a llevar a la niña al hospital, así que como siempre el enano me hizo compañía durante el trayecto a casa…

Para ser honestos era bastante deprimente saber que estaba solo, pero no dije nada. Al llegar a casa lo primero que hice fue revisar mi habitación en busca de mi pequeña pero no estaba. Casi morí de un susto al no encontrarla pero de inmediato Ruki le llamó a Uruha para que la llevara.

 

¡Fue como verlos en un sueño! Uru llegó a los pocos minutos con mi pequeña en brazos, yo estaba sentado en el sillón y Ruki había abierto la puerta, Me levante casi de un salto para verla.

 

-¡Reita ándate con cuidado! –Cerró de un portazo y corrió a mi lado pero despertó a la niña-

-¡IDIOTA! ¡Despertaste a la bebé! –Uruha le lanzó una mirada furioso mientras mi nena pegaba de gritos- No sabes lo difícil que es hacer que se duerma…

-Dámela… -con manos temblorosas la tomé en brazos y sonreí como idiota al verla por primera vez- ¡Hola Aiko!... ya estoy contigo… -Aiko movió su carita en busca de mi voz- ¿te has portado bien estos días cariño? –Le di un besito en la frente- eres tan hermosa mi niña… justo como te había soñado…

-¡Mira! sabe quién es su mamá! –Ruki se acercó a mi lado y le acarició la cabecita, haciendo que mi niña le buscara con la mirada- ¡JA… También me reconoce!

-Como no te va a reconocer si te la has pasado con ella en brazos desde que nació… -Uruha le contesto de mala gana-

-¿Hiciste eso Taka? –le sonreí mientras me sentaba con mi pequeña en brazos en el sofá más cercano- pero en realidad te reconoce desde antes… ¿verdad que recuerdas como se paso Tío Chibi haciéndote cariñitos en mi panza? –La volví a besar- ¿y te portaste bien con tu tío mientras no estaba?

-¡De maravilla! Las enfermeras decían que era una niña muy bien portada…

-Eso lo dicen porque no la escucharon pegar de gritos en la noche… -Uruha le miró malhumorado- ¡es una pesadilla por las noches!

-Kouyou… te agradezco que hayas tenido que soportarla estos días…  -le mire al borde de las lágrimas- a partir de ahora podrás dormir bien… y si gustas, puedes irte a hacer lo que hayas tenido que dejar pendiente. –me levante y antes de encaminarme a la habitación- Nosotros nos la apañamos bien… de verdad muchas gracias, no tienes porque seguir perdiendo tu tiempo.

 

Abracé bien a mi pequeña a mi pecho y me fui a mi habitación… Yo no esperaba más de él pero, no por eso era menos doloroso ni tenía porque tratar así a mi hija. Acosté a mi pequeña sobre una sabanita que puse sobre mi cama y la miré embelesado. Minutos más tarde entro Ruki y me sonrió como si nada pasara.

 

-Gracias Taka… -le dije sin despegar la vista de Aiko- nunca tendré con que pagarte todo lo que has hecho por nosotros…

-Solo cuida bien de mi sobrina y a partir de ahora sé feliz… es más que suficiente…

 

En efecto, Aiko pegaba de gritos por las noches, pero sólo para lo necesario. Era una niña bastante bien portada y apenas se quejaba, ya estaba yo a su lado revisando que le pasaba. Uruha diario venia a verla, mientras yo aprovechaba para dejársela dormida y meterme a bañar o en algunas ocasiones ¡dormir!

Así fue durante las vacaciones, una vez que Uruha regresó al colegio pasaba a cenar con nosotros y su trato era meramente por lo referente a Aiko, nunca pregunte por Kai ya que daba por hecho que seguirían juntos. Hasta que un día mis padres dijeron que se mudarían. El  pánico me abordó, ya que yo sólo tenía dieciséis años  y mi niña tenía sólo ocho meses, ellos dijeron que esperarían hasta que Aiko cumpliera un año y luego se irían a Kanagawa. Fue ahí que Uruha decidió vivir con nosotros y entonces mis padres se mudaron. Aún así me mandaban dinero porque Uruha seguía estudiando y los padres de Uru seguían manteniéndolo, a fin de cuentas seguíamos siendo unos niños jugando a la casita…

 

Aiko crecía poco a poco y sus descubrimientos eran también los míos… Uruha a veces se desesperaba cuando los berrinches se hacían presentes, pero eran inevitables. Como todo estudiante de preparatoria Uruha los viernes salía con sus compañeros, yo sólo conocía a los que teníamos en común pero de los nuevos, nunca hizo mención. Supongo que le avergonzaba tener que dar explicaciones al ser padre a tan corta edad.

Mientras él salía de fiesta yo cada día me hacía más aprensivo en lo que a mi hija se refería, Hasta que un fin de semana Uruha se había ido de campamento con sus amigos, Aiko mostraba una gripe de un par de días atrás, prácticamente le rogué a Uruha no se fuera ya que la niña no había estado bien pero él no estaba...

 

Eran las dos de la mañana y Aiko tenía una fiebre espantosa, eso me asusto mucho ya que sólo tenía poco más de un año y aunque ya había hablado con él padre de Shou, y no había muestras  de que le bajara la temperatura. Una vez más le llame al borde del llanto, me pidió que en lo que él llegaba, metiera a Aiko a bañar no más de diez minutos. Entre berridos de mi niña y mis lagrimones la bañe pendiente del reloj, le hablaba y le cantaba tratando de tranquilizarla pero sin resultado. Una vez que la vestí la dejé en su cuna para ir a abrir y no le diera el aire frío. Había cogido un virus que se agravó.

 

Por más que le marque a Uruha él nunca contesto ¿de cualquier forma a esta hora él qué podría hacer?. Shou tuvo el gran detalle de quedarse conmigo para ir por los medicamentos y por cualquier cosa que se ofreciera. Hasta el día siguiente que no bajó la fiebre y su padre nos dijo que ya todo estaba bien, le avisamos a Ruki quien tenía un arranque de ¡histeria al doble!

 

-¡COMO ES POSIBLE QUE NO ME AVISARAS ANOCHE! –gritaba dando vueltas por la sala- ¿Y SI LE PASABA ALGO?

-¡Pero no paso!... mi padre la atendió a tiempo y ya todo está bien, ahora cállate que la niña tiene que descansar para recuperarse. –Shou estaba comiendo ya que su padre aprovecho para traernos algo de camino- ¡además yo estaba aquí! ¿Qué te hace creer que los iba a dejar solos? –Le lanzó una mirada ofendida-

 

En eso se abrió la puerta dando paso a un Uruha sonriente y algo alcoholizado. Nos quedamos en silencio y  un dolor en mi pecho se hizo presente.

 

-¡¿Y tu donde mierda estabas?! –Ruki jaló de la chamarra a Uruha y lo arrojó al sillón evidenciando su estado etílico-

-¡Donde no te importa! –Uruha soltó una risita y dejó sus cosas botadas a un lado- ¿Quién se murió? Que tienen esas caras…

-¡Tu hija imbécil! –soltó Ruki furioso-

-¡NO DIGAS ESO RUKI!... –me levanté mordiéndome el labio- por favor, nunca más vuelvas a decir eso…

 

Uruha abrió los ojos y salió corriendo a la habitación de Aiko, Unos minutos después regreso prácticamente sobrio. Era obvio que notaria el humidificador en su recamara y los medicamentos sobre el cambiador.

 

-¿Qué paso?... –Uruha se quedo de pie apenas llegar a la sala- ¡AKIRA CONTESTA!

-¡No le grites!... lo sabrías si hubieras estado aquí al cuidado de ella… -Ruki por inercia se paró delante mío-

-No estoy hablando contigo enano… -Uruha se notaba molesto- te dejo veinticuatro horas con ella y ¡regreso y esta así!

-Ruki… vámonos. –Shou se levanto de su silla y jaló al chibi- Aki… cualquier cosa llámanos, ¿sí? –Me abrazo dejando un beso en mi frente- paso con Tora para llevarlos a la revisión mañana. De todas formas te llamo para saber cómo paso la tarde.

 

Asentí y les vi marcharse. Uruha no quito la vista de mí, suspire y le tome de la mano para sentarnos en el sillón y explicarle las cosas tal cual sucedió.  Esa fue la primera vez que dormimos abrazados y a partir de ese momento las cosas realmente cambiaron.

 

Uruha se hizo más responsable y paciente, no cabía duda de que amaba  a Aiko con toda su alma porque la forma en que la miraba y le sonreía ¡era tan bello! Sólo como un padre puede hacer. Ahora realmente éramos una pareja, convivíamos con su familia y con nuestros amigos de siempre, cuando él quería salir con sus amigos lo hacía pero ahora era extraño que regresara pasado de copas.

 

¡Yo realmente era feliz! Cuando Uruha comenzó a trabajar en la oficina de su padre, no tenía ningún inconveniente en que le fuéramos a buscar al salir del trabajo, para  llevar a la niña de paseo o por alguna revisión que le tocara. Los fines de semana íbamos juntos a hacer las compras para la casa y por las noches… ¡el sexo era mejor que nunca!

 

Así fue pasando el tiempo, salvo pequeños inconvenientes en los que Uruha llegaba de malas y aunque hubiera preparado su comida favorita, no le parecía. O como en alguna ocasión, en la que después del trabajo se iba con sus compañeros, regresaba de madrugada y se portaba de manera extraña. Pero eran veces muy contadas…

 

Esa noche era miércoles, había un puente festivo así que al salir Uruha había ido con sus compañeros a un bar. Yo lleve a Aiko con una de mis cuñadas que tenía una niña un par de años más pequeña, pero que desde que nació, Aiko quería ir a verla todos los días. Aprovechando el puente le di permiso de ir, aunque sentía un vacio horrible que mi niña de sólo cinco añitos se fuera a pasar la noche fuera de casa, pero realmente se la pasaba de maravilla en “las pijamadas” mi cuñada las consentía mucho.

 

De regreso pasé a visitar a Ruki que aprovechando mi “soltería” nos atrevimos a ir a un antro, cosa que ridículamente yo no conocía ya que nunca salía de casa sin mi hija. ¡Bailamos toda la noche! Y me sentía como quinceañera en navidad, le llamamos a los demás y para cuando llegaron yo, ya estaba algo ebrio y muerto de risa.

Así continuamos riendo y enterándome hasta de lo que no debería sobre ellos, hasta que sin darme cuenta, estaba en el auto de Ruki besándome. Fue realmente extraño y diferente ya que Uruha sólo me besaba cuando quería tener sexo y durante este… en días comunes a lo mucho un topón y se acabo. Pero Ruki lo hacía como si temiera lastimarme, sus manos sujetaban mi cara sin apretar, y entonces me recordé a mi mismo aquella primera vez en casa de Uruha, esta vez igual no sabía qué hacer, no sabía dónde poner mis manos y de repente me di cuenta de lo que estaba haciendo y busque hacerme para atrás. Recuerdo que Ruki se disculpo y yo insistía en que no había pasado nada…

Llegue como a las 3 de la mañana y Uruha no estaba. Me di una ducha para despejar mi cabeza ya que no podía creer que me hubiera besado con el enano, seque mi pelo con la secadora y ya despejado pensé en ver una película, no sé cuánto tiempo me habré tardado en el baño que al salir Uruha ya había llegado.

 

-¿Cómo te fue amor? –Me acerqué a darle un beso pero me miró frio-

-¿Por qué te estás bañando a estas horas? –sentí que un escalofrió me recorrió al sentir sus manos apretarse en mis brazos- ¿saliste?...

-Si… -me fui a mi lado de la cama y abrí las cobijas- fui a dejar a Aiko con tu hermana y luego con el chibi y los demás fuimos a bailar… -me metí en la cama y le mire a la cara sonriendo tímidamente- Como no estarías pensé que no pasaba nada.

-No pasaba nada… ¿crees que soy pendejo entonces? –me jaló del brazo hacia él- una compañera del trabajo te vio en un coche besándote… -abrí los ojos desmesuradamente y negué con la cabeza- ¡no que!

-No es cierto… no hice eso… -apenas y trague saliva,  su cara estaba muy cerca, sentía su aliento alcohólico y cada vez se ponía más rojo del coraje- No… Uru, yo… tu sabes que te amo… -mis lágrimas lentamente se escaparon, sentía miedo mucho miedo…- puedes preguntarles a los muchachos… estuve con ellos todo el tiempo y no hable siquiera con nadie extraño… ¡te lo juro!

-Esta vez te la voy a pasar Akira porque confío en ti… -se posicionó sobre mi cuerpo y comenzó a morder nada cuidadoso mí cuello y hombros- recuerda que eres mi esposo y no está bien que andes dando de qué hablar…

-¡Itai!... –mordió mi tetilla lastimándome- Uru… no así… me duele…

-Eso mismo sentí cuando me llamó para decirme que me engañabas… -sus ojos eran por demás fríos y me tenían hipnotizado  de miedo.- Hoy te comportaste como una cualquiera al salir sin mi permiso y encima exhibiéndote con quien sabe quien…

-¡No fue así!... estaba con nuestros amigos… Uru, no hice nada ma… ¡AAAAAAAGGGGHHHH!

 

Mi mente se nublo de dolor y por segunda vez en la noche me vi como hace unos años atrás… Tenía tanto miedo de su mirada que no me di cuenta cuando me quito los bóxers hasta que sentí como entro sin prepararme.  Igual que aquella primera vez, pero esta vez sus gemidos me dolían más y mis lágrimas quemaban el doble, esta vez me callé todo lo que pude, sabía que era mi castigo porque de verdad lo había engañado. No había sido mi intención pero lo había hecho.

 

Como dije, fueron contadas las veces que tuvo arranques de ese tipo y la mayoría de veces eran porque el aseguraba que yo había visto a alguien de manera impropia en la calle, o afirmaba que cada que salía con los chicos sin él, era porque yo tenía aventuras… Así que las pocas veces que salí sin él, me aseguraba de no regresar con aliento alcohólico para que no se molestara.

En cuanto a lo de Ruki nunca más se repitió, fue sólo un error del momento y nuestra amistad siguió como siempre, él venía cada que la universidad se lo permitía y disfrutaba cada segundo jugando con Aiko que cada día quería más a su “tío chibi”.

 

Cuando cumplí veintitrés hice una cena en casa, vinieron mis cuñadas y mis suegros, mis padres como siempre lucían por su ausencia pero habían hecho un lindo depósito en mi cuenta. ¡En fin!... Todos estaban en casa y las niñas corrían de un lado a otro por el jardín jugando a la pelota con Hiroto y Ruki, era un sábado bastante lindo. Pero se hizo tarde y Uruha no llegó.

Creo que en mucho tiempo fue la primera vez que sentí pena por mí mismo, al principio pensé que le habría pasado algo y llamé como desesperado a su celular pero no contestó, luego tuve que pensar en mis invitados así que cenamos y de a poco se fueron retirando. Acosté a Aiko y regrese a la sala a recoger el desorden. Lave plato tras plato mirando de vez en vez el reloj y la madrugada avanzaba cada vez más. Una vez que la casa estuvo limpia eran casi las seis de la mañana, suspire resignado y me metí a la cama, al poco rato oí la puerta abrirse y su cuerpo frío acostarse a mi lado. Me sequé las lágrimas y respire lo más callado posible para que no me escuchara, apenas le oí respirar acompasado mire el reloj y me levante al baño, haciendo hasta lo imposible por qué no me escuchara. Era obvio que había ido a beber, pero… ¿Por qué ese día precisamente?... ¿Por qué si sabía que tendría invitados?

 

Me dirigí a la cocina y puse la cafetera. Aiko no tardaría en levantarse para pedir de desayunar, así que corte fruta y preparé hot cakes a las ocho, como relojito Aiko apareció por la puerta tallándose los ojitos para después abrazarme por la cintura mientras yo le preparaba jugo fresco.

 

-Buenos días papi… -me giré tomándola en brazos y después de darle un besito en su boquita de pequeño pato le sonreí-

-Buenos días mi amorcito… ¿desayunamos?

-¿Y mi papá?... -me besó la mejilla y se acomodó en mi cuello-

-Está durmiendo… trabajo hasta muy tarde… -la senté en su silla- que te parece si desayunamos y después nos echamos en el piso de la sala para ver televisión…

-¡SI!... –se le ilumino la carita y estiro sus bracitos al cielo- ¿y luego vamos con papito a comer a Mcdonalds?

-¡Claro!, pero ahora comete tu fruta… voy a traerte un suéter que está fresco aquí…

 

Para cuando Uruha despertó ya había terminado de arreglar a Aiko. Esa tarde hicimos lo que Aiko quiso y él nunca se disculpo por no haber llegado, estaba como en su propio mundo así que no busque explicaciones.

 

Desde que Aiko entro a la escuela me tomé la calma de terminar mis estudios básicos desde la casa.  A decir verdad estaba tan acostumbrado a las mismas personas que me intimidaban los extraños. Pero Uruha  siempre decía que algún día tendría que trabajar para que Aiko fuera a la mejor universidad. Pero mientras tanto, las salidas de mi hija los fines de semana se hicieron más frecuentes, ahora se turnaban en casa de mis cuñadas ya que la segunda ya tenía una hija de cuatro añitos, Aiko que ya tenía siete y su otra prima de cinco.

 

Uruha salía como por regla todos los viernes, los sábados la pasaba el día muy cariñoso conmigo, decía que para que no resintiera tanto que nuestra hija ya era toda una chica independiente, y llegada la noche salía sólo para de nuevo pasar el domingo conmigo y Aiko en plan muy familiar, aunque había momentos en que Uruha recibía mensajes al celular, que ahora no soltaba ¡ni para dormir! Perdiéndose en sus pensamientos.

 

¿Qué estúpido fui cierto?... cualquier mujer habría tenido el instinto de revisar sus llamadas si su marido sonreía desfachatadamente después de cada mensaje. Bien dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver.

 

Uruha había dado señales desde mucho antes y yo en mi retrato de familia feliz me negaba a verlo. La primera fue mi cena, pero que decir que en los siguientes meses la ropa de Uruha olía diferente… incluso llegue a preguntarle si había cambiado de colonia y el muy cínico me dijo que sí, que la tenía en el trabajo.

Lo peor fue cuando dijo su nombre y yo creí que sólo le extrañaba… queda claro que ese día se habían formalizado, no hay que ser un genio para entenderlo.

Si bien después de eso el sexo murió entre nosotros, había ocasiones en que el simple hecho de que yo le dirigiera la palabra le molestaba, al menos había tenido el cuidado de aparentar frente a la niña…

 

-Aki… -te veo muy extraño… ¿te pasa algo? –Ruki y yo cenábamos después del cine como ahora, era costumbre-

-¿crees que debería buscarme un trabajo? –Ruki me miró extrañado-

-¿Tienen problemas de dinero? –me miró fijamente y muy calmado-

-No… pero Aiko ya no está los fines de semana siento que debería buscarme algo que hacer…

-¿Lo hablaste con Uruha?

-Sí pero… -desvié la mirada- el ha estado muy ocupado… a lo mejor y si yo trabajo el tendría un poco más de tiempo…

-No es mala idea si quieres hacerlo por ti, si  necesitas ayuda con Aiko sabes que yo con gusto me apunto.

-Gracias… dejémoslo en que si encuentro algo te aviso.

 

Apenas salí de la tienda de música le hable a Ruki. Él ¡desde ya! Quedó con mucho gusto de pasar por mi hija al colegio y aun así Hiroto en cuanto se enteró, quedo en hacerlo si por alguna razón al chibi se le hacía tarde. Pon trabajaba a un par de cuadras del colegio.

 

Desde el primer momento me sentí intimidado por el dueño de la tienda… Era un chico un par de años mayor que yo y por demás atractivo. Era gracioso como poco a poco y en un corto tiempo me percate de algunas cosas muy curiosas.

Lo primero es que prácticamente desde el primer día de trabajo mostro que de intimidante… ¡sólo tenía la facha! Era  como trabajar para un amiguito de mi hija, ¡y de verdad no bromeo! Aoi como gustaba que le llamasen tenía un carácter  muy ameno.

Me era imposible no reírme cuando la primer semana por lo menos en cuatro veces, un grupo de chicas de secundaria entraron a la tienda preguntando y después pidiendo, Aoi-san impartiera clases de guitarra. Como dije antes, era un chico guapo y era obvio que estas niñas de clases lo único que querían aprender,  ¡era a desabrocharle los pantalones! Y así duraron varias semanas, hasta que se implemento en la parte superior de la tienda, un espacio para dar clases. Claro que se contrató a un profesor y ese fue ni más ni menos que el mismo chibi…

Ruki desde el primer momento ¡le calló como anillo al dedo! Bastaba verlos reírse de puras tonterías para que uno se contagiara. Ruki ya trabajaba en un colegio particular pero le sobraban horas y por eso se ajusto perfecto y ¡sin descuidar a mi hija! Así que ahí me nació el amor a los bajos… ¡No me mal interpreten! Estando ahí Ruki me enseño algo de guitarra, y mientras no había clientela me ojeaba las partituras que había para tocar bajo. La verdad me sorprendí de aprender muy rápido, dos meses después de la llegada del chibi al local, yo, ya tocaba mi primer canción completa en bajo.

 

El trabajo era realmente divertido. Lo que después descubrí fue que Aoi amaba las guitarras y por eso es que se había hecho de su local. Componía música y cada instrumento que vendíamos, en especial las guitarras, le cambiaban la cara cuando los pedidos llegaban y más cuando se iban.

No puedo decir que hasta ese momento éramos buenos amigos, pero siempre fue muy atento a si me sucedía algo. Como la vez en que Aiko se enfermo y tuve que faltar al trabajo casi por una semana. Yo daba por hecho que me despediría pero sin falta llamó cada tercer día para saber cómo seguía mi niña y decir que no me preocupara, que cuidara bien de ella y él se encargaría del local.

 

Todo había resultado a pedir de boca hasta ese día…  

 

Aiko no hizo más que aferrarse a mí y llorar durante todo el trayecto al hospital. Apenas y podía respirar pero trate de verme calmado. Rui iba con nosotros en el asiento de atrás sujetando una toalla pequeña en mi nariz tratando de detener la hemorragia. En cuanto llegamos a urgencias me rompió el alma oír los gritos de mi niña al ser separada de mis brazos, pero apenas me miraron los médicos dictaminaron cirugía… por suerte Ruki llego solo unos pasos antes que nosotros y en cuanto oyó el llanto de Aiko se hizo cargo de ella para que me internaran.

 

-¡NO PAPI!... ¡YO ME QUEDO CONTIGO!... ¡PAPÁAAAAA! ¡YO ME QUEDO CON…TIGO!!!

- Aiko… tío chibi te va a cuidar por unos días… cuídalo ¿sí? Ya sabes que debe comer todas sus verduras… ¿lo vigilaras? –Aiko asintió- ¡Esa es mi princesa!... puedes faltar a la escuela si quieres… Enano… ¡llévatela! –Mi llanto ya se desbordaba y no sé si mis palabras eran entendibles- no dejes que Uruha se la lleve… no dejes que me la quite…

 

Tenía mucho miedo… tenia pavor de despertar de la cirugía y encontrarme con que Uruha se había ido con mi hija.

Gracias al padre de Shou que aunque no era su área tenía buenas relaciones en el hospital, me mantuvieron sedado  todo un día después de la cirugía. Cuando desperté el dolor era insoportable sin mencionar que sentí que me estaba ahogando. Shou de inmediato llamo a una enfermera. Y tras revisarme y calmarme, llego el médico que me atendió explicándome la cantidad de hematomas que había en mi cuerpo. ¡Si no es lo mismo hacerse una arregladita de nariz que reconstruirla! Ese primer día despierto fue bastante difícil.

 

-Shou… ¿y Aiko?... –apenas y se me oía la voz, sin mencionar lo gangosa que se escuchaba-

-Con el chibi… tal vez no debería decírtelo pero… tus suegros pusieron el grito en el cielo porque se la había llevado fuera de la ciudad. –Le mire sin entender nada- Apenas subió a la niña al coche le llamó a Saga para que recogiera algo de ropa de ella en tu casa y se la llevara a su departamento. Lo único que se le ocurrió al enano fue llevarse a la niña a Kanagawa, así se aseguraba que no se la quitaran y de no meterse en problemas porque tus padres estarían cerca. Están en casa de tu abuela, tus suegros ya aseguraban que el enano la había secuestrado y como estabas en cirugía no hicieron caso de lo que les decíamos.

-Pobre enano… en la que se metió por mi culpa…

-¡No te preocupes! Ellos están bien, Hiroto le llama tres veces al día para ver como esta Aiko. También ya avisaron en tu trabajo y en el colegio donde da clases el chibi. No ha habido ningún problema más que tus suegros. –me tomó de la mano y sonriendo- Todo está bien…

-¿Uruha ya se fue de la casa?... –una lágrima se me escapó-

-No llores… ese imbécil no merece ni una lágrima tuya. –Limpio mi mejilla con mucho cuidado- aquí no se ha parado… decidimos turnarnos y ninguno lo ha visto. Pero la verdad es que no sabemos. Tora fue quien pasó a traerte ropa  y no se fijo, o al menos no nos dijo…

-Tengo mucho sueño… cuando Pon hable con el chibi dile que les diga que la quiero mucho…

-Descansa… -sentí un beso en mi frente y me dormí-

 

Mi autoestima estaba por los suelos… Recuerdo que en ese momento, Uruha no hacía más que culparme por haberle destrozado la vida… por haber hecho que Kai se alejara de él, por robarle su libertad… por hacer que criara a una niña cuando él no tenía consciencia de cuidar de sí mismo, y ahora por dejarle como idiota cuando se suponía, que mi lugar estaba en casa y no me enteraría de nada…

No sé que fue más vergonzoso: si el hecho de que mi jefe se enterara  que mi marido me engañaba… el que haya tenido que calmar mi llanto y me viera destrozado o que literalmente me viera “destrozado” en el hospital con la nariz recién operada y el rostro hinchado por lo mismo y además por golpes.

 

-¿Cómo estás?... –miré hacia la puerta y Aoi sonreía con unas flores en las manos-

-Mejor, gracias… toma asiento. –Le señale la silla a un lado de mi cama-

-Me alegra que estés mejor… te traje esto –me dio las flores que de inmediato dejé sobre la mesita al lado- ¿Cuándo te dan el alta?

-Mañana… no te hubieras molestado, están muy lindas… -se hizo un silencio incómodo- lamento haber dejado botado el trabajo… de verdad me apena mucho y más porque el chibi también se fue…

-Ha sido sólo una semana… ¡no es nada! Sólo hice unas llamadas para avisar que no habría clases y ¡listo! En cuanto regrese el chaparrín hago otras para avisar que ya se retomaron. –Sonrió de manera dulce- lo que si es que tuve que limpiar yo solito la trastienda… -hizo un puchero muy chistoso- me debes una comida por eso.  

-No podré regresar al trabajo… -evadí su mirada- no sé que vaya a pasar con respecto a la custodia de mi hija… tengo mucho miedo que me la vayan a quitar… -sentí sus manos tibias envolver la mía, las miré y luego le vi a los ojos-

-No sé bien que paso… Taka me llamó muy alterado para avisarme que tenía que irse de la ciudad con tu hija porque te habían golpeado, y así evitar que te la quitaran… pero no me dijo más. Luego llamó ya más tranquilo para avisarme que estaba en Kanagawa y que tú estarías para ese momento saliendo de cirugía, y se disculpo porque ambos faltarían al trabajo. ¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?

-No… te lo agradezco mucho. –Tomé aire- Fue el padre de mi hija quien me golpeo al llegar a casa. Por desgracia Aiko lo vio. Mis suegros… se han portado muy mal estos días, dicen que fue mi culpa… que si yo hubiera cumplido con mi lugar en vez de estar perdiendo el tiempo en otro lado no habría pasado esto…

-¡Claro que no es tu culpa! ¡Él no tenía ningún derecho de hacerte esto! –sentí como apretó sus manos y di un saltito como reacción- perdona… como te dije, tenía ya mucho tiempo de que ellos iban a la tienda… si lo necesitas, yo puedo atestiguar que te engañaba desde mucho antes de que tu trabajaras.

-De verdad muchas gracias yo…

-Nos disculpas un momento… -palidecí al ver a Uruha de pie en la puerta, sin darme cuenta comencé a temblar- Akira necesito hablar contigo… a solas.

-Yo… -su mirada se clavó en mi, se notaba molesto- yo…

-Perdona que me entrometa –Aoi se levantó de la silla- pero tomando en cuenta que fue usted quien le hizo esto… no creo sea conveniente dejarlo a solas…

-Akira… -arrastro la voz evidenciando su molestia- Tenemos que resolver esto… ahora.

-Dilo… dilo de una vez y sigue tu camino… -me limpie la mejilla- ¿Te irás con Kai?... está bien… pero deja que Aiko y yo vivamos tranquilos…

-No voy a discutir esto frente a un desconocido…

-¿Y me dirás que Kai no está del otro lado de esa pared? ¿Al menos tuviste el valor de decirle lo que me hiciste?

-Te estás poniendo histérico…

-Por favor Uruha... termina con esto. Nosotros te estorbamos, tu quieres rehacer tu vida con Kai, ¡por mi está bien! Sólo vete y deja que mi hija y yo olvidemos que paso esto.

-¡También es mi hija!... –Uruha apretó los puños sin quitarme la mirada-

-Si… pero ahora está asustada… y mientras tú has hecho no se que estos días, ¡Ruki ha tenido que dormir abrazado a ella mientras yo la arrullo por teléfono para que pueda dormir sin tener pesadillas!... –el llanto y mi coraje salieron a flote- tu lo dijiste… te robamos tu libertad y tu vida… ¿recuerdas?... yo nunca te obligue a quedarte a mi lado… yo le suplique a Ruki que no dijera nada mientras tú… ¡alardeabas de tu amor con Kai frente a todos! Mientras  mis padres se avergonzaban de tener un hijo ¡estúpido y embarazado! Es tu momento Uru… sé feliz y déjanos a Aiko y a mí como debió ser desde un principio… yo no sé porque fue mi culpa que Kai se marchara, pero si regreso  no debe ser para quedarse de brazos cruzados, eso me consta. ¡Seamos maduros por una vez en nuestras vidas! Yo he vivido pagando mis culpas y por lo visto lo seguiré haciendo, pero tú…  por lo menos ten lástima de mí y aléjate sin pedir de más. La vida no es justa porque tu estas aquí queriendo arreglar no sé que, cuando yo lo único que te pido es que te vayas tras lo que siempre quisiste y deseando que seas feliz…

-Akira… yo no puedo abandonar a mi hija… yo… lo siento…

-Yo no puedo impedir que la veas… no soy tan egoísta como para hacerlo… pero si ella no quiere verte no pienso obligarla.

-Perdóname…

-Mañana me dan el alta… -me limpie la cara con mi mano- te repito, no sé qué has estado haciendo estos días pero… -tomé aire- quiero que hoy recojas tus cosas de mi casa y dejes las llaves en mi buró. Aiko no regresará hasta  dentro de unos días, no quiero que me vea en estas condiciones así que cuando ella quiera verte, te llamare al celular.

-Akira… ¿es tu última decisión?

-¿Tienes una mejor?

-… -Uruha se mordió el labio y salió de la habitación-

-Lamento que hayas oído esto… -Aoi me dio los pañuelos desechables y se sentó a mi lado-

-No puedo creer que le hayas aguantado todo eso… -me abrazó sobando mi brazo izquierdo-

-Yo tampoco…

 

Dos semanas después de mí salida del hospital, regrese a trabajar.  Además aproveche que era fin de semana, para llevar a Aiko conmigo. A causa del incidente, no quiso ir con sus tías como antes,  tenía miedo de que estuviera su papá con ellas, y no la podía obligar.

 

-Buenos días Aoi… -detrás de mí se asomo Aiko al entrar al local- te presento a mi hija… Ai-chan, saluda a Aoi por favor- me puse detrás de ella para que lo saludara-

-¡Mucho gusto Aiko-chan! -Aoi se agacho frente ella- tu papá y tu tío enano me han hablado mucho de ti y veo que no mentían al decir que eras tan linda… ¿te puedo dar un beso?

-Si… -Aoi le beso la frente y le sonrió-

-Perdón por no avisarte antes, pero en un rato más pasa Hiroto por ella…

-No te preocupes… por mi está bien, Aiko-chan, sólo tengo que pedirte una cosa –la miro muy serio- no salgas para nada de la tienda y si necesitas algo avísame ¿sí? Como entra gente desconocida aquí, avísanos donde estas para que tu papi no se asuste y yo tampoco.

-Si… tío Aoi-shi –le dio un beso en la mejilla-

-¡Mira que me cae muy bien tu hija!

 

Cuando menos me di cuenta Aiko se había quedado dormida mientras Aoi tocaba la guitarra.

 

-¡Que mal guitarrista eres, que me aburriste a la niña! –me acerque a cargarla pero Aoi de inmediato dejo la guitarra-

-¡Deja!... –me dio un golpecito en mi mano- yo la levanto, ¿La acuesto en el sillón de la oficina?

-¿Y si se asusta cuando despierte?

-Podemos dejarle prendida la tele en las caricaturas muy bajito y así no se asuste.

-Bien… pero tápala con mi chamarra para que vea que no me he ido.

 

Cuando llegó Hiroto Aiko seguía dormida, así que Aoi dijo que mejor la dejaran. Para mí que le agradaba la idea de tener alguien con quien entenderse…

 

¡Y se entendieron tan bien que Aoi comenzó a enseñarle a tocar la guitarra los fines de semana! Para mí era lindísimo verla tan entretenida porque ahora pasaba más tiempo con ella y ya nos habíamos hecho de nuestras mañas, ya que Aoi le daba tanto nervio que de repente entrara tanta gente y no la viera, que tenían algo así como un “código rojo” en cuanto Aiko veía gente entrar se metía al mostrador y comenzaba a tocar un xilófono con una canción que Aoi había inventado, si Aoi dejaba de oír el sonido, de inmediato dejaba de hacer lo que hacía para buscarla, tanto así que una vez Aiko había entrado al baño de urgencia y ¡casi nos dio un paro cardiaco cuando Aoi no la encontraba!

 

Si bien yo tuve que platicar mucho y muchas veces con ella para que volviera a ver a su papá, Aoi fue la pieza clave, ya que en su cumpleaños, Aiko no quiso que invitáramos a Uruha… eso hasta a mi me entristeció ya que ella cumplía ocho años y tenía un par de meses sin contacto con él.

 

A la fiesta vinieron un par de amiguitas del colegio y sus primas. Obviamente los padres y las hermanas de Uruha  y “los tíos” siendo Aoi, el nuevo invitado y trayendo consigo a su sobrino, que ya se llevaba de maravilla con mi hija.

-Ai-chan… te traje un regalo muy especial… -Aoi la sentó sobre sus piernas- pero quiero hacer un trato contigo… ¿juegas?

-¡SI!... –Ai-chan se le colgó del cuello y le beso la mejilla- ¡dame mi regalo Tío Aoi-shii!

-¡Ai-chan! Que modos de pedir las cosas son esas… -le llame la atención sin ser muy severo-

-Perdón… -Aiko agacho la cabeza como el clásico chantaje-

-Bien, el trato es este… -Aoi le tomo la carita entre sus manos y le sonrió- te voy a dar tu regalo, si te gusta tanto como creo,  le vas a llamar a tu papá para invitarlo a que venga a partir el pastel contigo…

-¡NO!... –Aiko se cruzó de brazos y se escondió en su pecho- él es muy malo… -se oía que iba a llorar-

-Yuu… -intervine de inmediato- dejémoslo para después…

-Ai-chan… hicimos un trato y no me dejaste terminar cariño… -le levantó su carita de nuevo acariciándole las mejillas con sus pulgares- si te gusta el regalo que te traje le llamas y lo esperamos para que venga a comer pastel… si no te gusta no le llamas y ¡no pasa nada!... tu dijiste que jugabas… -la miro con un puchero haciéndola reír-

-Está bien…  -Acto seguido Aoi trajo una caja un tanto alargada de su coche, ya del tamaño Aiko tenía las pupilas dilatadas…-

-Prepara el número de su celular… -me susurro en el oído al pasar a mi lado-

-¿Tan seguro te sientes?...

 

Me reí al ver la confianza que poseía, recibiendo a cambio una carita muy chistosa afirmando lo dicho. Puso la caja que estaba adorablemente decorada en el piso y Aiko de inmediato comenzó a despegar el papel de manera tan cuidadosa que todos nos sorprendimos. Abrió la caja que era de cartón y al asomarse, miró sorprendida a Aoi a los ojos, que estaba sentado en el piso frente  a ella. Ruki soltó una carcajada y comenzó a grabar con su celular. Con manos temblorosas Aiko saco un estuche de tela de una forma muy conocida, pero era de un tamaño más pequeño de lo normal. Y todos soltamos una exclamación y una sonrisa. Se lo puso a Aoi en las manos para que lo sujetara y abrió el cierre muy despacio sacando de este una guitarra acústica rosa de tamaño especial para sus manitas, Una guitarra que hizo que mi hija abriera los ojitos a más no poder y una sonrisa se dibujara en su rostro iluminándolo como hacía mucho tiempo no veía.

 

-¡GRACIAS TIO AOI-SHI!... -se abalanzó con todo y guitarra sobre él haciendo que se fuera un poco de espaldas.-

-¿Te gusto?... –le sonreía de forma cómplice mientras le besaba la mejilla a mi hija-

-¡SIIIIIIII! –Entonces se quedo callada y me miró- ¿le podemos llamar a mi papá?...

 

A partir de ese momento el tiempo se me fue volando! y no había día en que tanto Aoi como Aiko, no me preguntara el uno por el otro… Uruha pasaba cada dos fines de semana por ella al local después de su clase de guitarra. Y era así porque Aiko no quería “dejarnos solitos” según ella la extrañaríamos mucho y nos pondríamos muy tristes… Cosa que si era cierto porque Aoi y ella se miraban  al despedirse como si no se fuesen a ver ¡por años!, siendo que cada que no le dejaban tarea, Aiko hacía que Hiroto o Ruki según le tocara, la llevaran a la tienda para que la lleváramos a cenar o invitáramos a Aoi a cenar a la casa. Mi hija cada día era más consentida…

 

-Reita… ¿Qué van a hacer le próximo fin de semana? –Aoi bebía de su taza de café mirándome sobre el borde de esta-

-¿Venir a la tienda?... –le respondí como si me hubiera hecho una pregunta capciosa-

-Bueno, es que… como Ai-chan no pasara el fin de semana con su padre, pensé que podrían acompañarme al cumpleaños de mi sobrino… ¡ya ves que se llevan tan bien ellos dos! –lo observe un tanto nervioso porque me evadía la mirada, se me hizo gracioso- ¿y qué dices?

-Le preguntare a Ai-chan si quiere ir…

 

¡Claro que quiso ir! Así que el sábado muy temprano Aoi pasó por nosotros para ir al lugar de la fiesta. Que decir que Aiko se la pasó en grande y ahora siendo ya una niña de diez años con lo sociable que es, ya de tía trataba a la hermana de Aoi y ¡de parientes a su familia! Mi niña ya era toda una pre adolescente muy bien educada y risueña, pero conmigo seguía siendo una nena mimada y hay que admitir que a “sus tíos” les tenía bien tomada la medida…

 

Como cada día mi hija era más independiente, y parecía que nuestra vida ya había tomado rumbo… Gracias al apoyo de Aoi y Ruki aprendí a dominar el bajo tan bien, que ahora doy clases en la tienda. Aprovechando que paso todos los días ahí, ocupo un par de horas  y me siento muy feliz.

 

No han sido fáciles estos años viendo como Uruha no dio vuelta atrás a su decisión y ahora a nuestros veinticinco años el tiene la vida de pareja que siempre quiso con quien siempre amo y yo… sigo sintiendo nostalgia por él. Es muy tonto lo sé, pero como olvidarlo si le veo día con día en el rostro de ¡mi más grande tesoro! Si bien soy muy feliz con mis amigos, a veces cuando a ellos les rompen el corazón o ellos lo rompen, siento que me he perdido de algo importante que aunque no es indispensable como respirar, se siente el vacio…

 

-Aoi-sensei… -una de las alumnas de Ruki al bajar del saloncito se acercó al mostrador donde estábamos- ¿sería mucha indiscreción si le pregunto algo?... –la chica jugaba con un dedo enredando un mechón de pelo, en un claro acto de insinuarse-

-Miko-san pregunta… -Aoi dejo unas partituras a un lado de donde yo estaba recargado leyendo una revista-

-Pues… quería saber si… usted tiene novia o algo parecido… -la chica recargó sus brazos sobre el mostrador haciendo resaltar sus pechos por el escote de su blusa, solté una risita que de inmediato disimule con tos-  es que en todo este tiempo siempre le he visto so...lo…

-… -Aoi vio a la chica un tanto nervioso y luego me miro como pidiendo ayuda, yo estaba que no me aguantaba la risa así que me hice el disimulado- bue…bueno… tengo “algo parecido…” –tomó unos papeles un tanto nervioso y le evadió la mirada-

-¡oh! Entonces supongo que no habrá problema si le invito a tomar un café…

-¡DEJA EN PAZ A MI PAPÁ BRUUUUJAAAA!...

-¡AAAAAAAHHHHHHHH!... ¡QUITENMELA!...

 

Todo pasó muy rápido… Aiko al bajar del saloncito en compañía de Ruki, vio a la chica que le estaba coqueteando a Aoi y como cada vez se le acercaba más, la chica que traía el pelo suelto fue objeto de que Aiko la tomara de este y la tirara al piso sin dejar de zarandear su cabeza. Y gritando cosas que yo no sabía si Ai-chan entendía el significado de ellas.

 

-¡Cariño! suéltala… suéltala… -Aoi abrazó a mi hija de los hombros y con mucho cuidado le desenredo el pelo de sus deditos que ya incluso le habían cortado un poco- no pasó nada…

-¡ES UNA ARRASTRADA!... –le oía llorar pegada al pecho de Aoi muy angustiada- dijo cosas muy feas de ti… -levanto su carita mojada y miro a Aoi- dile que eres mi papá… ¡DILE QUE NO SE TE ACERQUE!... ¡DILEEE!

-Ai-chan… -una vez que levante a la chica la empuje hacia Ruki que también la levantaba y me acerque a mi hija- ven amor… debemos hablar tu y yo…

-¡NOOOO!... dile que eres mi papá… ¡¿no nos vas a dejar por ella verdad?! –Apretaba sus manitas en la ropa de Aoi desesperada-

-No Ai-chan… -mi hija se quedo muda al oír las palabras de Aoi y se hizo un silencio- yo no los voy a dejar por nadie… -la apretó muy fuerte contra su pecho mientras sonreía- Miko-san… -la aludida le miro algo atontada- te ofrezco una disculpa por el inconveniente que mi hija te ha causado, si deseas dar por concluidas tus clases después de esto, sin ningún problema te hago la devolución de tu pago hecho. Pero te agradeceré mucho que de aquí en adelante, tengas respeto por mi familia que como te darás cuenta, siempre se encuentra presente. Ruki… ¿podrías llevarla a su casa? Nosotros tenemos un asunto que resolver…

-¡Ha… hai! –Ruki me miro sin entender y yo le devolví la misma mirada- Miko- chan acompáñame por favor…

 

Apenas salieron cerré la entrada de la tienda mientras Aoi seguía con Aiko en sus brazos tranquilizándola. Respire un par de veces para no estallar en ira y Aoi levanto su mirada hacia mí,

 

-Ya se durmió… -se puso en pie con mi hija dormida- ¿te parece si hablamos mientras?

-Disculpa el incidente… -le seguí hasta la oficinita donde la acostó y cubrió con una cobijita que ya teníamos para estos casos. Le dio un beso en la frente y colocando una mano en mi espalda me saco-  No sé si Uruha le habrá hecho algún comentario fuera de lugar, ¡pero de otro modo no sé de dónde sacaría semejante idea! –Me tomé la cabeza entre mis manos- cuando lleguemos a casa hablare con ella para que se disculpe contigo por semejante berrinche que hi…

 

Esa noche, Aoi aprendió a callarme y tranquilizarme cuando la vergüenza y el enojo se unían para  sacarme de mis casillas… Con un beso pausado y delicado calló mi alegato dejándome en claro que sus palabras habían sido honestas. Su brazo izquierdo detrás de mi espalda y su mano derecha acariciando mi mejilla mientras me besaba, bastaron para que algo que creí muerto resucitara y me llenara de una felicidad que no había conocido.

 

-No la regañes mucho… -decía detrás de unos besos cortos- no debió ponerse así de agresiva pero… ¿qué le hacemos si ya viene en sus genes ese carácter? –Aoi me sonrió volviéndome a besar- no me rechaces por favor… –pego su frente con la mía y mirándome a los ojos-  te a… mo… -susurro para después sonreír como nunca-

-¿Eso quiere decir que soy tu… “algo parecido”? –Acaricie su mejilla devolviéndole un pequeño beso-

-No… eres a quien siempre había esperado…

 


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