Prefiero no ver.
Zetsu se situó delante del espejo.
"Es un monstruo…"
Pasó sus manos por su pelo color menta y suspiró cansado, como si l situación fuera superior a él.
"¿Pero tú has visto como es?"
Bajando las manos de sus mechones llegó hasta sus mejillas de dos colores y miró con tristeza al espejo.
-No te obsesiones.
-¿Por qué no?
-De momento no podemos hacer nada para cambiarlo… pero encontraremos la manera, te lo prometo.
Llega un punto en el que por mucho que te escondas de los comentarios ajenos o trates de ignorarlos, acabas cediendo, o peor.
A Zetsu nunca le había importado, después de todo era un criminal de rango S… y todo eso, pero entonces ¿Por qué nunca salía el suelo? Siempre era su cabeza la que sobresalía, nunca él entero.
Parecía un adolescente sin autoestima en ese momento.
Si, Zetsu estaba avergonzado de sí mismo.
Suspiró y se sentó en el suelo delante del espejo. No podía cambiar como era. Bueno, podía echarse maquillaje para ocultar su piel, una piel extremadamente blanca, como la de un muerto, y por otro lado extremadamente negra, se daba asco a sí mismo.
El pelo, por supuesto, tampoco era pasado por alto por su crítica visión su pelo verde. ¿Verde? ¿Quién tenía el pelo verde?
Su lado negro ocultaba mejor su descontento y había pasado a la fase de la aceptación. Tenía que ser más fuerte que su otra mitad para poder ayudarse a sí mismo.
Zetsu salió de la habitación tratando de despejarse y se encontró con todos en una sala reunidos.
-Pues, si imbécil pues sí, todos tenéis un montón de defectos por eso habéis acabado aquí.
Itachi pasó de largo delante de Hidan sin decir nada.
-Habla por ti.-gruñó Deidara desde el suelo.
Hidan estaba soltando una especie de discurso en medio de la sala.
-¡Tú rubia! ¡Tú problema es que pareces una mujer, tienes bocas en las manos y…!
-Está obsesionado con las explosiones…-dijo Sasori calmado.
Deidara fulminó con la mirada pelirrojo y siguió a lo suyo.
-Pues tu problema, maestro, es que eres demasiado bajito y de madera-dijo sacándole la lengua infantilmente-y este obsesionado con tu "arte"-dijo Deidara tratando de provocarle.
El mencionado por su parte miró hacia otro lado ignorando el infantil comentario de su compañero.
-¡Eso! ¡Y tu Kakuzu!-dijo Hidan señalando a su compañero que estaba pensando cómo recuperar el dinero perdido-¡Tu eres un viejo! ¡Estás lleno de cicatrices, obsesionado con el dinero y eres un pagano de mierda!-dijo el de pelo gris.
-No vas a provocarme con algo tan infantil Hidan, tus defectos son tantos que moriría antes de terminar.
-No tiene sentido discutir sobre ello, hum-dijo Deidara.
-Es verdad-dijo Hidan-queda claro que el mayor monstruo de nuestra organización es Kisame… con cara de escualo… ojos enanos… pelo y cara azul pitufo…
-Dejar ya el tema-dijo Itachi que se había mantenido callado todo el rato, interrumpiéndoles.
Kisame miraba un tanto deprimido al suelo.
-Déjalo… Itachi-san, no importa.-dijo el tiburón poniendo su mano sobre la de su compañero.
-¡Claro como tú eres perfecto Uchiha!-exclamó enfadado Deidara.
El bicolor pasó cabizbajo delante de Hidan tratando de ir en dirección contraria, para entrar a la sala de al lado.
-¡Retiro lo de Kisame! ¡Zetsu es peor! Tiene piel de dos colores, dos personalidades, pelo verde, una planta…
-Di lo que quieras… Es peor que Tobi no se cómo le dejaron entrar…
Hidan le miró malhumorado, no se esperaba esa respuesta y no sabía cómo reaccionar ante ella.
Deidara por su parte soltó una divertida risa por la respuesta de Zetsu.
Zetsu volvió por donde había venido, no se veía con fuerzas de seguir adelante. Aun que su audaz respuesta parecía reflejar su poco interés en esa clase de cosas, por dentro se sentía aun peor.
Al llegar a su cuarto cerró la puerta tras de sí, y rompió a llorar.
Dejó caer su atrapamoscas, se abrochó la capa hasta arriba y cogió el primer bote de crema con maquillaje que encontró.
Normalmente era usado por Sasori para sus marionetas (Cuando las travestía, jajaja, no, es broma), pero en esta ocasión, fue a parar sobre su piel.
Se decía palabras de consuelo como que pronto encontraría un remedio y salió del cuarto contento consigo mismo, llevando la bata que le tapaba todo, la cara llena de maquillaje color carne que se veía más oscuro en una mitad de su rostro que en otra.
Su apariencia no había hecho más que empeorar, pero al menos Zetsu había conseguido calmar su angustia con esto.
-Zetsu necesito que…-dijo Madara cuando se le cruzó por el pasillo.
El Uchiha se interrumpió a su mismo y miró de arriba abajo al bicolor.
-Mi Zuzu…-dijo acercándose hasta él como hipnotizado.
Madara se quitó los guantes y los guardó en un bolsillo de su vestimenta. Aproximó su mano al rostro del bicolor, acariciándolo débilmente llevándose en las yemas de sus dedos parte del maquillaje.
Zetsu miraba sorprendido mientras en su rostro, atreves de marcas de dedos se apreciaba su color original.
¿Pero qué hacía el líder? ¿En qué estaba pensando?
-Ma… Madara-sama.
-Zuzu ¿qué te has hecho?
-¿Qu… qué más da eso?
Madara pasó su pulgar por los labios de este, quitándole el maquillaje de ellos y se levantó la máscara, besándolos suavemente, como si Zetsu se fuera a romper si lo hacía con más pasión.
-Ma… dara-sama
El Uchiha siguió acariciando su rostro hasta que casi todo el maquillaje desapareció.
-Así estas mejor… zuzu…-dijo besándole por última vez en los labios.
Posó sus manos en la cintura de este, tratando de hacerse a si mismo parar, pero llevaba tanto esperando esto. Los labios de Zetsu contra los suyos, y este en sus brazos, su rostro rojo y perfecto… indefenso ante él.
-¿Qué haces? ¿Por… por qué hiciste eso?
-Porque te hiciste eso tú-dijo Madara.
En realidad comprendía que el bicolor estuviera confuso, nunca le había dicho lo que sentía por él, ni dado ninguna muestra de cariño, bueno, no delante de él y sus leves indirectas no fueron si quiera captadas.
-Ma… Madara-sama, por favor no quiero que me tomen más él pelo… Ya nos han hecho suficiente daño… si quieres burlarte adelante.
El ahora más confuso aun Uchiha observó como lagrimas resbalaban del rostro de Zetsu.
-Zetsu…
-Yo ya no puedo más…-dijo entre sollozos la mitad negra.
Madara saliendo de su asombro, levantó a Zetsu en brazos que escondió la cabeza en su pecho.
-Lo siento… no puedo seguir más… no puedo más insultos…-sollozaba la otra mitad.
Ambos Zetsu, rotos, derrotados, sobre sus brazos, no se referían esto cuando esperaba que se rindieran ante él.
En verdad, no podía soportar ver al bicolor llorar, ver como poco a poco su corazón se rompía aun más, ver como trataba de cambiarse… de manchar su preciosa piel que iba a ser solo suya.
Besó la frente del bicolor.
-Ya está tranquilo…-dijo Madara manchándose los labios ligeramente de maquillaje.
-N… no… yo… prefiero morir, me odio…
¿Cómo iba Madara hacer frente a esas palabras? Era incapaz de consolar al bicolor. Quizás debió decirle algo antes. No podía ser que esa preciosidad que tenía entre sus brazos se odiara tanto. No podía ser que quisiera deshacerse de su pelo suave y color menta, de su apetecible piel bicolor, de él en general. ¿Podría hacer algo para evitarlo?
Continuara…