Era un fastidioso sábado en la mañana, como a eso de las 9: 15 am, ni tan mañana, hoy era mi día libre, pero aun así me sentía cansado, enserio planeaba dormir todo el día, apenas estaba abriendo los ojos, los rayos del sol se asomaban por la ventana, dejando ver mi elegante pecho, pero quemándome debido a que era un día caluroso. Me quede pensando en que de divertido haría hoy, a la final de cuentas, estaba solo. Sin darme cuenta, estaba sumido entre mis pensamientos, quedándome anonado hasta que…
-Ring! Riiiiing! –Sonó el celular de una manera muy molestosa, haciendo que me levantara demasiado sorprendido como si me hubiese ganado la lotería.
-¿Aló?
-¿Aló?... ¡¡¡Bueno días Gackt!!!
-¿¡Kö-Közi!? –dije un poco confundido.
-S-si… ¡obvio! ¿No vistes mi nombre en la pantalla del celular? –dijo sospechando de que no fuera el Camui con el que trabajo en Malice Mizer.
-¿¡Que dices!?... –aun en mi pensamientos –Oh! No, no lo hice, sigo algo dormido sabes? –añadí seguido de un bostezo.
-¿Como puedes estar dormido a estas horas? Sobre todo este día… -
-Que tiene de especial este día ah? –dije colocándome la bata de baño, estaba dispuesto a tomar una refrescante ducha.
-¡Por Dios Gackt! Hoy es Sabado 19 de Marzo. –añadió molesto.
-¿Ajam y? –seguía en mi mundo sin darle importancia a las palabras del guitarrista.
-Cumpleaños de quien te despidió de Malice Mizer.
-…-
-¡Cumpleaños de Mana-sama, idiota! –grito al otro lado de la línea.
-…-
-¿¡Ca-Camui!?... Escucha, no vine a recordarte ese pasado doloroso, solo quiero que sepas que hoy es un día importante para nuestro exlíder y aun así, a pesar de todo, por lo menos enviarle un mensaje seria lo suficiente no crees? Anímate, se que puedes hacerlo, además, cuentas conmigo. –de verdad se inspiro en ese testamento.
-zzZzZzz-
-¿¡Pero que demonios…!? –colgó el teléfono de una manera muy violenta, de segura quedara molesto por un buen tiempo debido a que no le presté atención, pero bueno ya se le pasará.
Decidí por terminar de levantarme y poner el Té a hervir mientras me tomaba una ducha fría para mantenerme activo todo el día; desayune y seguido de esto me vestí lentamente. Cuando me di cuenta, ya se habían hecho las 11:50, planeaba comer afuera así que monte en mi auto y me dirigí a un restaurante elegante y al estilo gótico y sofisticado (no lo describiré por razones obvias).
Me senté en la mesa más alejada y pedí mi comida, fui al baño ya que tenía unas ganas insoportables y cuando regrese había un chico joven sentado en la mesa de al lado de la mía, es indescriptible, pero tratare de aclarárselos: tenia los ojos y labios negros con un elegante vestido negro con una cruz enorme por collar y unas altas plataformas, sin duda era un Gothic Lolita; todo iba bien, hasta que el niño gótico rompió a llorar como si no le importara que yo lo viera. Me senté a su lado y le pregunte que le pasaba; el solo se limito a pasarme una servilleta con algo escrito mientras se secaba las lágrimas:
-“He esperado tanto este día y a la final nadie se ha acordado que existo.”
Quede anonado y sorprendido al leer lo escrito, cuando voltee mi cabeza para hablarle al chico, este no estaba allí, se había ido.
-¿¡Vampiro!?... ¡¡¡V-A-M-P-I-R-O!!! –grite fuertemente.
Inmediatamente todas las personas del lugar se me quedaron viendo asustadas y yo me encogí de hombros hasta que una linda chica (la mesera) me sirvió la comida, esta consistía de una gran pizza. Comencé a pensar sobre aquel chico de antes y cuando por fin me baje de la nube en la que estaba, me di cuenta que ya me había comido toda la pizza. Pagué y regrese a mi mente ilusionista, realmente aquel chico me había dejado distraído, creo que me gusto un poco.
Decidí por irme de allí, dar una vuelta y luego regresar a casa a descansar.~
-Después de 3 horas-
Con mi pijama y listo para darme una siesta, me lance en mi Kingsai, tome el control remoto y encendí el televisor, quede más sorprendido aun que lo que paso hace 3 horas en el restaurante, debido a que la tele se hallaba en un canal de noticias y adivinen que? Una reportera hablaba sobre Manabu:
-Justamente hoy, 19 de Marzo, cumpleaños del famoso Manabu Satou, ha sucedido un acontecimiento demasiado inesperado. El guitarrista y exlíder de Malice Mizer, añadió molesto y llorando frente a las cámaras, pero cuando digo “añadió”, es porque hablo de verdad.
-¡¡¡N-no!!!... Dejen eso ya, ¡Déjenme en paz! –mis ojos se abrieron los mas que pudieron al ver a Mana con el maquillaje corrido, los ojos rojos de haber llorado por horas y empujando las cámaras y los paparazis en una calle- ¡¡¡DETENGAN ESTO!!!
-Definitivamente esto no se ve cualquier día, hasta lo que llegado nuestro Mana-sama…-
Tiré el televisor por allá lejos y este se daño completamente.
-¿¡Como que hasta lo que ha llegado Satou!?... Más bien es hasta donde han llegado los paparazis! ¿Qué clase de acoso es ese?... Mana necesita de mi.
Esperen, que dije? Quizás sea verdad, pero aun así… ¿Manabu necesita d mi? ¿La persona que nunca quiso depender de nadie, necesita de mí? De todas formas, Közi tenia razón, lo mejor será ir a visitarlo y darle un especial cumpleaños… Esperen de nuevo,
¿que hora es? *Mira el reloj de su muñeca* ¡Es tarde! ¡Tarde!
Salí corriendo como el Conejo de Alicia en el País de las Maravillas. Me dispuse a darme otra ducha, debido a que no descanse y me siento realmente cansado. Después me vestí muy aristócrata; el traje consistía de una camisa con flecos completamente blanca, encima un saco de la aristocracia negro y unos guantes negros, un pantalón por debajo d las altas plataformas que me llegaban hasta la rodilla, mi cabello como el del video Illuminati y una base en la cara para tapar un poco las ojeras que se me han formado, lo cual no sirvió mucho, los ojos delineados de negro, muy sencillo eso si, y por ultimo mis labios negros y unas gafas de sol por los paparazis. Encendí el motor de mi auto y fui a la floristería, la mas cara y buena en calidad.
-¡Rápido! Necesito un ramo de rosas azul oscuro.
-¿Y quien es la afortunada? –dijo mientras buscada lo que le pedía.
-Alguien que se merece mi corazón y más.
-Aquí tiene –me coloco el ramillete en las manos, me dijo el precio y pague. Salí hacia el auto y mire la hora.
-¿¡5:32!? –volví a gritar y pase la misma pena de siempre. Me marche con destino a una perfumería.
-Platinum Égoïste, Chanel, por favor. –dije apurando al señor, si se quejaban, tenia mis razones.
El chico trajo lo que le pedí y me cobro, cuando iba saliendo, este me grito:
-Oye Lindo! Regresa cuando quieras, te daré mas de lo que piensas! –me guiño el ojo, en un tono muy homosexual.
Okey, aun no se si lo dijo enserio o por gastarme una broma (no lo creo), solo se que quedare traumado por el resto de mis día, aquello ocasiono un tic nervioso en mi ojo izquierdo, pero gracias a Dios, tengo gafas de sol, hasta que un niño salió corriendo (de donde no se) pero se estrecho contra mi y estas cayeron al suelo y se partieron en dos:
-¡NOOOOOOO! –grite quedando en pena por tercera vez.
-¡Eso te enseña a que mires por donde caminas, viejo! –el niño me saco la lengua. Espera, dijo acaso ¿viejo?
-¿¡Viejo!? ¿¡Yo!? –quizás por mi apariencia lo parecía pero era culpa del egoísta de Morfeo.
Justamente en eso, empezó a llover y la gente, gracias a mis gritos y por culpa de la ausencia de mis lentes, se dieron cuenta de con quien trataban.
-¡Oh por todos los santos! ES CAMUI GACKT! –gritaron las fansgirls. Perfecto, tenía que correr bajo la lluvia, sin gafas, sin blazer, con regalos, con bolsas que me hacían estorbo y con las fansgirls atrás de mí. Empapado y exhausto me monte en mi auto, lo encendí y me marche a casa de Manabu. –Este sinceramente no fue mi día. –añadí cansado y agotado, empapado y el maquillaje corrido por la lluvia, mis ojeras me delataran frente a Satou, mi orgullo es demasiado grande como para dejarme avergonzar así, ¿pero que mas daba? Estaría con la persona que siempre ame.
El camino parecía a cada segundo mas lejos de lo que pensaba, mire el reloj y eran las 6:50, prendí la radio y estaba sonando Gekka no Yasou Kyoku, no pude aguantar las ganas de llorar y poco a poco empezaron a brotar lagrimas por alrededor de mis ojos, deslizándose lentamente por mis mejillas; mire los regalos que se encontraban en el asiento de al lado y me pregunte a mi mismo… ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué tenia que darle regalos y un “feliz” cumpleaños a la persona que me despidió del mejor trabajo de mi vida; el trabajo que tanto me gustaba?, de seguro Satou al verme como un perrito arrastrado se reirá d mi y no quería sentirme humillado una vez más.
Le di vuelta a mi auto y me iba a marchar a mi casa, dejaría todo atrás pero me acorde de lo que paso en la tele… y con esto vino un recuerdo.
*Flash Back*
-¡Mana! Mana-chan… ¡por favor! No me dejes así… Yo… ¡lo volveré a hacer, por usted por la banda! Déjeme intentarlo una vez más y le aseguro que no te volveré a fallar… Por favor!
-Olvídate de eso, conmigo no cuentas ya, si te crees bastante “grandecito” para declararte bisexual y más por mi, entonces se supone que deberías no mezclar el amor con el trabajo! Lo siento, pero yo no creo en el amor y ¡menos en el tuyo!
Vi claramente como el amor de mi vida cerraba la puerta de su corazón y se marchaba de mi casa, esa seria la última vez que vería a Manabu, le falle y no pude hacer más.
*Fin Flash Back*
-¡NO! –le di una vuelta bruscamente a mi auto, si hubiera un policía allí, preso iría.
Ahora si estaba dispuesta a verle la car a Mana-chan una vez mas. Pero algo cambiaba esta vez, no me iría a mi casa con las manos vacías, no me importa que, como o cuando; solo me disponía a llevarme lo que era mío y cuando Gackt Camui se propone algo, ni la muerte misma me detendría.
Llegue a la casa de Manabu, todavía me acordaba de la dirección que sorprendente, pensé que ya la había olvidado; en fin, llegue, toque la puerta y no me abrieron. Es raro, por que sino me abre Mana se supone que debería abrir los mayordomos o mucamas, pero no fue así; dispuesto a entrar, abrí la puerta y lo hice seguido de una reverencia y las disculpas, mis ojos se abrieron lo mas que pudieron al ver toda la casa de mi Mana-chan, destrozada. Los cuadros en el piso, las alfombras volteadas, hasta habían rasgado la pared con las uñas, el comedor desordenado, simplemente no había palabras al ver todo eso, inmediatamente empecé a gritar el nombre de mi amado y buscarlo hasta en el rincón mas pequeño de cada habitación. La casa tenía 3 pisos, el primero consistía en la sala, cocina y comedor. El segundo tenia una habitación con puras cajas, supuse que seria donde Mana guarda los recuerdos de cada viaje mas los regalos de los fans; encontré la habitación de ensayos, habían guitarras, bajos y una batería, los únicos instrumentos eléctricos que el tocaba; también estaba una sala oscura, con velas aromáticas y muchos cuadros de todas sus bandas quizás las conservo para observar sus cambios y comienzos de cada era con su distinguidas bandas. Esta sala también tenia una larga mesa donde antes habían papeles, con sus creaciones que podían ser: desde su línea de ropa, hasta nuevas y viejas letras de canciones. Ya nada estaba acomodado, tal y como le gustaba a Mana-sama, ahora todo estaba o se encontraba desordenado. Subí las escaleras de a tres escalones con ayuda del pasamanos, al menos las escaleras seguían decoradas, estas tenían una alfombra con aspecto renacentista y barroco. En el tercer piso estaba su elegante cómoda, que bueno, ni tan elegante. ¡Mejor sigamos buscando a Satou!
-¡¡¡Mana-sama!!! –grite desesperado al verlo sentado sobre la barandilla de su terraza.
Corrí como un demonio a donde estaba el, y este volteo sin sorprenderse ni nada, solo se limito a mostrar una sonrisa, pude verlo perfectamente: cabello maltratado, maquillaje terriblemente corrido, ojos rojos e hinchados, brazos con rasguños y cortadas orgullosas, llenas de sangre ardiente y viva; por ropa usaba una camisa blanca, manchada de sangre y suciedad con sus plataformas pero con el cierre bajo. Me volví a quedar sin palabras al ver a mi Mana en ese estado, mi corazón dio un vuelco y sentí un profundo dolor, un dolor como si me hubiesen clavado una espada en el.
-Ma… -trate de llamarlo por su nombre pero este me interrumpió.
-Te odio –añadió rápidamente.
-¡Pero yo no! –mis ojos empezaron a humedecerse, posiblemente Mana vería como lloraba otra vez mas.
-Lo se… tu me amas, pero si eso fuera así, ¡Te hubieses acordado de mi cumpleaños!
-¿¡Y que crees que hago aquí!? –le grite.
Manabu se bajo de donde estaba sentado y me lanzo una bofetada. Seguido de esto me abrazo y comenzó a llorar, quede anonado, pero mis brazos accedieron a cogerlo y juntarnos en un cariñoso abrazo.
-A…yúda…me… -se desmayo en mis brazos, lo alce como un príncipe levanta a su princesa y me dispuse a ir a su cómoda.
-Habitación de Manabu Satou, 8:23 pm-
Y bueno… ahí estaba yo, preocupado, angustiado, adolorido, anonado, deprimido y demás; curando a mi Mana-chan con primeros auxilios, aun ni sabia bien lo que estoy haciendo hasta creo que lo estoy matando más en vez de curarlo... nah mentira eso no se lo crean. Cuando dirigí mi mirada a su muñeca derecha me di cuenta que había una inyectadora:
-¿¡WTF!? –dije gritando.
Comencé a sacársela poco a poco con ayuda de un algodón, mientras hacia esto, Mana cerro los ojos fuertemente (me imagine que era por el dolor) y empezó a abrirlos lentamente lo que causaba que aun así como estaba todo desaliñado lo mirara con unos ojitos que reflejaban ternura hacia el, causando que soltara la inyectadora y me le quedase mirando con una cara de embobado. Satou se reincorporo como pudo y al ver lo que yo estaba haciendo indiscretamente se ruborizo fuertemente y acto seguido bajo la mirada y añadió:
-Deja eso allí… -esto hizo que por fin reaccionara.
-¿Qué cosa? –pregunte dudoso.
-La… inyectadora… es que la coloque ahí, en un intento de… -Manabu comenzó a hablar pero no lo deje mucho puesto que lo interrumpí.
-Te amo… -dije mirándolo fijamente mientras retire rápidamente esa fina aguja, causando que mi ex líder gimiera del dolor:
-Ay… fíjate en lo que haces… -pero mi guitarrista quedo mas sorprendido cuando en un acto de 5 segundos me lance sobre el quedando encima de Mana y el se encontraba sujetando mis caderas con sus piernas… no me aguante mas y lo besé.
Mi querido Mana-chan, estaba consciente de que lo amaba demasiado, así que nuestras lenguas se encontraron y empezó el verdadero fuego. Mana reaccionaba a todo esto y comenzó a acariciarme la espalda tratando de quitarme la camisa que me aprisionaba, pero me tomaría yo el primer turno, así que conseguí sacarle el camisón que llevaba encima y quedo en bóxers, y comencé a tocar su miembro encima de la ropa, me saque la camisa y las caricias aumentaron… era hermoso. Mientras este acto de amor se realizaba, sin darme cuenta estaba cantando Le Ciel, dificultosamente ya que Mana me estaba haciendo jadear. Le trate de quitar la última prenda de su cuerpo, pero el me tomo de la mano, y me susurro al oído seguido de un beso:
-Todavía no… por favor… -quede decepcionado, pero lo entendí, el estaba lastimado tanto psicológicamente como físicamente; nos besamos un rato más pero me contuve, solo habían caricias en el cabello y las mejillas.
*Te entiendo Manabu-chan, cuando quieras, estaré para ti…*
-Después de 27 minutos, Comedor de Manabu-
Me encontraba en la cocina preparándole la cena, mientras mi querido acompañante esperaba con pijama nueva y limpia sentado en una de las sillas del comedor, estaba cubierto de vendas y destapando los regalos que le compre. Todo estaba mejor ya, solo faltaría limpiar la casa y acomodarla un poco… o… bueno bastante.
-¿Falta mucho? –pregunte en voz alta desde el comedor.
-Solo un poco… mmm… ¡Ya! –dije con una sonrisa satisfactoria mientras llevaba su plato al comedor.
-Espero este bien… -es cierto, Mana cocina mil veces mejor que yo pero bueno. De repente Satou se llevo una mano a su cabeza sobándose donde antes tenia la coleta desaliñada.
Inmediatamente quede mirando a la nada con cara de preocupación y a mí mente vino un recuerdo de hace pocos (aproximadamente 5) minutos:
*Flash Back*
Estaba Gackt peinando el hermoso cabello de Manabu, mientras este estaba sentado en un pequeño banco del baño, vistiendo con una bata de baño. Cualquiera puede darse cuenta de lo que sucedió: El guitarrista se baño por las heridas y la suciedad por lo que sucedió hace una hora, y el cantante se encontraba cepillando su cabellera larga hasta un poco más de los hombros y negra. Camui bajo la mirada y se encontró con las delgadas, curveadas pero esbeltas piernas de Mana y a su mente vino una secuela de cosas pervertidas, mientras un hilo de baba se deslizaba por su boca. Más cuando el diseñador se dio cuenta que este no seguía con su trabajo, grito:
-¡¡¡GACKT!!!...-pero el mismo se interrumpió.
-¡Ayyy!~ -fue un quejido por parte de este mismo.
-¡Lo-lo siento! –en efecto, cuando el guitarrista grito, provoco que Gackt reaccionara de un pequeño brinco y como el cepillo había quedado en un mechón de Mana, esto ocasiono que el cantante bajaría el cepillo bestial y rápidamente arrancando así, parte de los cabellos del pelinegro.
*Fin Flash Back*
Camui rio levemente al recordar eso y una expresión burlona se dibujo en su rostro:
-¡¡¡GACKT!!! –grito Mana para sacarlo de su trance.
-¡Ayyy!~ -demasiada casualidad que vuelva a suceder lo mismo. El famoso Dios griego había derramado su te hirviendo en el pecho de Mana y otras partes de su cuerpo.
-¡Déja Vú! –exclamo el cantante en voz alta llevando una mano a la boca en signo de sorpresa y luego comenzando a reírse.
-¡Mira lo que hiciste, tonto! –dijo el guitarrista enfadado y sonrojado.
-Pero… a ti te encanta, ¿no? –dijo el ofendido en voz seductora acercándose al oído de su amado.
-Esto… ¡Claro que no!... bueno… un poco… -respondió nervioso e increíblemente rojo con una leve sonrisa.
-Ven… comamos y luego destapas los regalos conmigo, hay algo que quiero estrenar hoy –le guiño el ojo y ambos comenzaron a reír. A final de cuentas, una nueva vida (juntos) estaba empezando y había sido divertido. Gackt solo esperaba lo que el destino lo llevaría junto a Manabu. No se preocuparían de nada, después de todo irían despacio por lo frágil que es Mana y eso lo toleraba el cantante… todo lo que fuera de el, lo toleraba y lo toleraría.
-Habitación de Mana, 11:58 p.m-
-Feliz Cumpleaños… Mana-sama –susurró Gackt al oído de quien estaba recostado en su hombro y pecho durmiendo. El cantante estiro el brazo como pudo a la lámpara de la mesita de noche y la apago suavemente. Al lado de ella se encontraba: el perfume abierto, las rosas azules y un reloj que misteriosamente decía: Je t’aime y marco la media noche.
Fin