Capítulo 1
-Estamos trasmitiendo desde el lugar de los hechos, al parecer este hombre, del cual no se sabe absolutamente nada, intenta hacer volar uno de los puentes más importantes de nuestra ciudad...- decía una reportera, mientras la cámara tomaba de cerca a aquel extraño.
-La policía está aquí y hay escuadrones anti bomba también, nadie sabe que puede ocurrir...- cambiaron el canal viendo la misma noticia.
-Hay quienes afirman que es un psicópata piro maniático, pero que no hará daño a nadie...- otro canal.
-Se cree que es un terrorista, pero no sabemos de dónde viene...
-Habrá que rezar porque no ocurra nada más y porque nadie resulte herido...- en todos los canales la señal había sido interrumpida para poder pasar la noticia del momento.
-La policía intenta dialogar con él y hacerlo entrar en razón, pero al parecer no han... esperen, me informan que está haciendo movimiento...- el reportero dio la vuelta rápidamente y se veía como corrían para alejarse.
-¡Va a explotar!- se escuchó la voz de una mujer a lo lejos. La toma mostraba al rubio riendo maquiavélicamente, tirándose de espaldas al agua y luego se escuchaba una gran explosión.
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Personas salían de sus casas y sus locales, en las escuelas los niños y jóvenes se pegaban a la cerca de metal para observar, otros encendían la radio y los televisores para enterarse de lo que estaba ocurriendo en su ciudad.
Patrullas pasaban a toda velocidad por las estrechas calles, casi sin dar oportunidad de verlas, levantando la tierra, dejando el eco del sonido de la sirena y las luces de la torreta, dos helicópteros, además de los de la prensa, llamaban la atención de quien fuera pasando por ahí.
Una voz grave se escuchaba a larga distancia, pero al parecer, la persona a quien se dirigía hacia caso omiso a sus advertencias.
-¿Quién demonios es?- preguntó uno de los más jóvenes, viendo extrañado a la figura arriba de aquel enorme puente.
-Deidara, un loco amante de las explosiones- respondió uno un poco menos joven y con más experiencia en su trabajo.
-No sabe en qué lío se ha metido, de esta no se salva- se burló.
-¡Baja en este momento!- escuchaba la voz casi con atención -¡eres joven, apuesto que no quieres pasar el resto de tus días en una celda!- el rubio rió con ganas.
-No lo haré, jamás- sentenció caminando a la orilla, despreocupado, con un detonador en la mano.
-¿Lo hará explotar?- preguntó el mismo muchacho. -No lo hará, ¿verdad?- volteó a ver a su superior aterrado. El mayor suspiró.
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-¿Qué opinas?- se escuchó la voz de una chica, parada a la orilla de la azotea de un edificio enorme, cerca de aquel puente.
-Es bueno...- declaró tomando unos binoculares. -Pero llama demasiado la atención- pasó los mismos a su izquierda.
-Yo me haré cargo- dijo el otro viéndolo también con estos.
-Bien, tráiganlo- dijo la chica dando media vuelta para entrar al edificio, el último la siguió -entero y respirando- advirtió viendo a sus compañeros por encima del hombro.
-Trataremos- sonrió de medio lado un cuarto, dejando ver su perfecta sonrisa.
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-Chico, detente, ¿en qué estás pensando?- decía un hombre de edad avanzada, uniformado., apuntándole con su arma, así como otros cuantos detrás de él.
-Mi nombre es Deidara, recuérdenlo bien- gritó caminando hacia atrás, acercándose a la orilla -Art is...- susurró empuñando fuertemente un artefacto en su mano izquierda, los agentes caminaron hacia atrás también, temiendo por su vida.
-¿Qué está haciendo?- susurró
-... BANG!- completó accionando un botón y en seguida se dejó caer de espaldas al agua, los oficiales se agacharon esperando la explosión delante de ellos, pero al cabo de unos segundos no pasó nada.
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Todos miraban confundidos, ¿el plan había fallado, acaso?
-El mocoso solo nos tendió una broma- externó uno de los uniformados, notablemente molesto.
-No lo creo- susurro el mayor al mando.
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-¿Qué pasa?- preguntó uno de los hombres arriba de la azotea, tomando los binoculares de la mano de su segundo, pero no veían nada.
-Se supone que debió de haber un estallido, ¿no es así?- preguntó este mirando sin comprender, viendo al lugar, aún en espera de aquello de lo que presumían que haría.
-Esto no está bien- dijo el otro.
-¿Crees que solo lo hizo para llamar la atención?
-No creo que se haga arriesgado así solo para llamar la atención...
-Entonces alguna falla técnica...- comenzó a sugerir cuando de pronto escucharon la explosión, pero junto con los autos que rodeaban la salida, terminando en el suelo debido a su gran fuerza.
-¿Decías?- se burló medio incorporándose para ver el paradero del autor de todo.
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-No seremos los únicos tras él después de esto- aseguró el hombre, viendo a su acompañante por el espejo retrovisor.
-Ya lo sé, por eso esos dos se deben de poner a trabajar cuanto antes- mencionó preocupada, sentada en la parte trasera de un auto antiguo, pero lujoso.
-Pero, ¿y si...
-No fallaran- interrumpió seria -y si fallan, yo misma me haré cargo- sentenció sonriendo macabramente. En ocasiones, esa chica llegaba a darle miedo, mucho miedo. La puerta del copiloto y una de las traseras se abrieron súbitamente, deteniendo su conversación. -¿Y?- preguntó a los recién llegados, a lo que estos cerraban las puertas y se acomodaban en sus asientos.
-Fueron pequeñas explosiones...- comenzó el más joven de los cuatro.
-Estallaron del lado de las patrullas...- secundó el copiloto.
-Por lo que se provocó un estallido así...
-Fue gracias a la gasolina...
-Se ahorró mucho trabajo...
-Y dinero...- agregó, bajó la mirada de burla de quien estaba detrás del volante.
-Ya veo- interrumpió fastidiada de su conversación llena de trabas -¿y trabaja solo?- intercambiaron miradas e interrogantes mutuas.
-No tenemos idea- respondieron al unísono.
-Tal parece que si...- añadió el mayor.
-Salió solo de esta, nadie lo esperaba- completó el otro.
-Bien, vámonos- ordenó acomodándose unos lentes obscuros. Ahora solo restaba conseguir que se uniera a ellos, por las buenas, o por las malas.