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I say a litlle prayer por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

muchisimas gracias a las dos lindas señoritas que  han dejado comentario, no saben lo feliz que me hace saber que alguien lee este fic, asi que por ustdes aqui esta el segundo cap de "LA BODA DE MI MEJOR AMIGO"

Atte: Ciel Phantomhive.

 

 

¿Qué demonios asía ahí parado a las siete y media de la mañana y con un frio infernal?

 

 

 

Eso era lo que se preguntaba mentalmente Benji Price, mientras titiritaba de frio. Hacia solo unos minutos que había bajado del avión y ya tenía ganas de volver a Hamburgo. No extrañaba los entrenamientos, tampoco a ese petulante de Esnaider. Lo que si extrañaba era su tibia cama, el café con leche  que tomaba a las nueve de la mañana, cuando hacia frio como hoy.  Y sobre todo su más que ansiada tranquilidad. Porque aunque no lo demostraba estaba realmente preocupado por Tom.

 

 

 

Desde que se conocieron lo notó. Ese brillo en la mirada miel y en la azabache. Sin embargo al principio prefirió pensar; como todos los demás; que ellos eran solo buenos amigos. Luego vino la despedida. El se iría a Alemania. Oliver sonrió al saberlo. Le deseo suerte y un vuelve pronto. Cosa muy distinta cuando Misaki le comunicó su partida a Francia. Observo cada una de sus reacciones; primero la sorpresa, luego la ira, posteriormente la indiferencia para terminar con la tristeza.  Y ni aun entonces el gran Oliver Atom se permitió explorar y afrontar ese sentimiento muy diferente que le dirigía al castaño.  Con su separación por tantos años creyó que ellos dos encontraría su camino y a alguien más. Se equivoco. El torneo juvenil no fue únicamente el renacimiento del “Dúo de Oro” sino también el de un cariño más allá de la amistad.

 

 

 

Se complementaban. Eran el uno para el otro. Así de simple. Pero ninguno de los dos dio el paso decisivo. El torneo se termino, coronándolos a ellos como los campeones y separándolos de nuevo. Quiso gritarles en la cara. “Dejen de ser cobardes”. Se abstuvo. Les dijo adiós como a los otros. Una semana después el equipo del Marcella los visitaba a petición de su entrenador. Para Benji el ver a su amigo Tom fue una grata sorpresa y el castaño pareció pensar lo mismo, apenas lo tuvo a la vista le salto encima cual si no se hubieran visto en décadas. Fue una noche de chicos, como solía llamarlas Oliver. Misaki había bebido más de la cuenta. Lo llevo a su casa. No quería dejarlo en su hotel a merced del idiota de Pierre. Leía en sus ojos las perversas intenciones del delantero francés.

 

 

 

Lo llevo a una de las habitaciones de huéspedes. Lo acostó con cuidado. A pesar de que Tom realizaba mucho ejercicio su musculatura era mínima, su cuerpo estaba bien torneado y su piel blanca era tan suave como la seda. Mirándolo así, tan desvalido, indefenso, sin mencionar ese leve rubor que pintaba sus mejillas por el alcohol, y ese dulce aroma que solo él podía tener, se le antojaba violable. Sonrió para sus adentros. Tom Misaki era un ángel en todo sentido.  Dulce, amable, inocente, dadivoso, e increíblemente apuesto. Un leve movimiento por parte del castaño lo despertó de su ensueño. Se separo del durmiente reprendiéndose mentalmente, tal vez cuando no estuviera tan borracho le pediría una cita de verdad. Contuvo una risa. Era de locos. Él y Tom. Eso nuca pasaría. Aunque si la estrella de cristal no existiera.

 

 

 

Mejor paraba ahí sus divagaciones, porque si se enteraba Andy, y se enteraría. Sería portero muerto.

 

 

 

— Oliver… —. Dijo el ojimiel entre sueños. Benji sonrió. Estaba en lo cierto. Se acerco de nuevo al castaño, sus intenciones eran, despertarlo para hacerle burla un rato, su mano se quedo en seco. El ojimiel lloraba. Dio media vuelta y salió. En la mañana le preguntaría y no lo dejaría marchar hasta saberlo todo.

 

 

 

Tom le conto absolutamente todo, su amor platónico por Oliver desde el día que se conocieron. El cual el can cerbero consideraba, no tan platónico, pues pondría su mano al fuego a que el medio campista también estaba enamorado de su mancuerna.  Le animo a que siguiera a su lado, diciéndole que algún día Atom se daría cuenta y entendería a su corazón. Vería que su alma gemela había estado delante de él todo ese tiempo y que serian muy felices.  Misaki agradeció su preocupación y sus palabras. Tres días después se marchaba tranquilo y con nuevos bríos.

 

 

 

Que equivocado estaba. Oliver no solo era lento, sino también tonto.  Estaba a punto de echar a perder su vida y de paso jodersela a Tom. Su celular timbrando evito que matara mentalmente al capitán de la selección nipona.

 

 

 

Contesto con una leve molestia, la voz del otro lado del aparto le devolvió su buen humor.

 

 

 

Andy estaba enterado de todo el problema y al igual que Benji, pensaba que Atom era un imbécil total. Sin embargo también entendía que no tenía derecho a meterse en su vida.  Pero ahora que Misaki pedía ayuda la cosa era distinta. No estaban saboteando la boda de Oliver, estaban ayudando a Tom.

 

 

 

Aunque pareciera lo mismo, no lo era. O al menos eso quería pensar la estrella de cristal.

 

 

 

Fue  una plática corta, el auto alquilado de Tom se aparco a unos metros de Price haciéndole señas para que subiera. El portero obedeció al tiempo que se despedía de su novio.  Lo último que el príncipe del campo le pidió fue.

 

 

 

—Apóyalo en todo lo que puedas hasta que llegue —. Lo cual sería hasta el mero día de la boda. Si es que había boda.

 

 

 

Una vez arriba del Toyota, Misaki se dedico aponer al tanto a Benji mientras conducía peor que cafre, cando termino también aparco delante del hotel en donde se quedaba, Tom lo miro con una clara mueca que decía. ¿Qué hago? El portero no había dormido bien, así que con toda su paciencia tomo a Tom de los hombros y lo estrecho entre sus brazos, para luego agregar.

 

 

 

—¿Deja que duerma unas tres horas y luego vemos? — el castaño sonrió y le condujo escaleras arriba del edificio en donde se hospedaba. Ninguno noto que un par de ojos negros los observaba con sorpresa, dolor y furia.

 

 

 

La comida fue como a eso de las tres de la tarde, pero ni Tom ni Benji estaban de humor, por  ello el castaño prefirió pedir servicio a la habitación. No era su costumbre. No le gustaban esas cosas. Sin embargo su visitante lo merecía. El reloj de pared ya marcaba las cinco de la tarde cuando Price despertó por fin. Miro de mala gana el aparatejo ese, que con su tic-tac le recordaba que durmió de más. Desvió su mirada de forma tajante, no estaba trabajando, ni tampoco en el ejército, podía despertarse a la hora que su santa gana le diera.  El olor de la comida lo condujo a la pequeña mesita junto a la puerta. Tomo una fruta mientras registraba el lugar. Tom estaba en el baño, su melodiosa voz salía de ese lugar.

 

 

 

Oliver en innumerables ocasiones le menciono ese detalle. — “Canta como los ángeles” —. Había dicho mientras intentaba hacer que el castaño apoyara su comentario con una demostración.  Nunca logro escuchar ese tan celestial gorjeo. Hasta ahora. Y tenía razón. Cantaba muy bien.  Toco la puerta sin mirar adentro, comunicándole que comenzaría a comer. El otro solo respondió con un, — sí —, fuerte para que lo escuchara.

 

 

 

Como a eso de las ocho, el portero estaba inquieto, con su siesta de más de seis horas tenia pila para rato. Así que decidió salir a dar una vuelta y conocer mejor Cataluña. No le apetecía hacerlo solo, por consiguiente arrastro al castaño detrás de sí. Visitaron primero la catedral, a esa hora el rosario se podía escuchar con tal fuerza que parecía un coro.  No tardaron mucho en salir, se dirigieron al estadio principal del equipo local, por lógica, cerrado, pero a ellos les importo muy poco, lo miraron un buen rato, les era agradable estar ahí, además de que les traía añoranza.  Luego sin más terminaron ingresando a una cocina familiar a cenar algo, entre risas, recuerdos y una que otra noticia el tiempo voló, la dueña tuvo que despedirlos para que se marcharan. Eran las onces y tantos cuando entraron a un bar algo alejado de la zona turística. Los dos jóvenes entretenidos como estaban con su plática no notaron que los espiaban muy de cerca.

 

 

 

Las copas estaban a un buen precio y ellos tenían toda la noche. Al final terminaron un poco mareados, tambaleantes y hasta desorientados.

 

 

 

El despertador sonó como maldición exactamente a las ocho de la mañana. Tom lanzo su zapato golpeándolo con fuerza, le dolía la cabeza y lo que menos quería era levantarse de… del suelo. Porque era ahí en donde se encontraba acostado. Se tallo la cara, a su lado Benji dormía acorrucado. Los dos estaban vestidos. Le pateo levemente para despertarlo.

 

 

 

De un salto se levanto con una cara de susto que muy seguramente parecía haber visto al mismo diablo. Se abalanzo contra el portero zarandeándolo. Si no estaba listo en menos de quince minutos se perdería el desayuno, desayuno que debía compartir con todos los invitados al gran evento. Oliver no le perdonaría su ausencia. Se lo dijo muy claro, quería presentarlo con varias personas.

 

 

 

Mas que dormido Benji se metió a bañar, el agua fría le hiso soltar una exclamación. Tom solo le comento que eso le ayudaría a bajar la borrachera. El portero simplemente se dijo, — paciencia—.

 

 

 

Llegaron un poco tarde, todos ya estaban en sus lugares. Oliver los miro entrar y sin más levanto la mano para qué los dos se acercaran a la mesa en donde se encontraban.  Price tomaba nota. El mediocampista no se había sorprendido de verlo ahí, muy por el contrario tenía una cara bastante seria o más bien agria.

 

 

 

Los saludo con uno, — buenos días —,  bastante seco. Sus ojos negros no se apartaban de él. Benji sonrió socarrón antes de poner a prueba algo. Con total descaro tomo la mano de Tom, al tiempo en que decía.

 

 

 

—Sería una buena oportunidad para hacerles saber que tal vez pronto nos casaremos —. Todos contuvieron la respiración, y Oliver estaba a punto de saltarle encima.

 

 

 

Continuara…

 

 

Notas finales:

dejen comentario, como este cap es nuevo si espero un minimo de 7 jajajaja


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