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Primavera En Invierno por Nessa Yaoi Uno

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                  Primavera En Invierno


 


Capitulo  l – El zorro en la guarida del lobo.


 


- Espero que el cambio te haga bien – decía un chico de cabello azabache y ojos negros como la noche,  ayudando con su maleta a otro chico rubio de ojos azul cielo y bastante atractivo – Al igual que el comienzo en una nueva escuela – serrando la puerta del departamento tras el ojiazul.


- Opino lo mismo, te agradezco mucho el que hayas accedido a que me quede contigo,  Sasuke – mostrando una sonrisita y dándole un abrazo al azabache.


- ¿A dónde más podrías ir? Después de todo,  somos amigos,  aunque tengamos más de dos años sin vernos – contemplando la esbelta figura del chico frente a él.


- Es cierto,  no has cambiado en nada,  excepto  que ahora eres más alto que yo – dijo midiendo con su mano a ras de ambas cabezas.


- Siempre fui más alto que tú,  enano – revolviendo el cabello rubio.


- Nunca me gusto la leche.  Debe ser por eso que deje de crecer,  además,  no es tanta la diferencia,  así que no presumas,  baka – inflando sus cachetes.


- No dejas esa costumbre, ¿Cierto?  Cada vez que te molestas,  frunces la frente y pones boca de pescado como cuando eras niño,  eso da fe de lo bien que te conozco.


- Y tú sigues tan agrio como siempre, ¿Te bañas con jugo de limón en vez de agua?  Amargado – dejándose caer en un sillón - ¿Qué sigue?


- Nueva vida,  nuevos amigos,  y quizás…  ¿Alguna relación amorosa,  tal vez? – decía el moreno con una  sonrisa mientras en su interior deseaba que eso no sucediera jamás,  al menos con otra persona que no fuera él.


- Muchas gracias,  pero pienso dedicarme a estudiar sin que nada me distraiga, tiempo de poner los pies sobre la tierra…  aunque si alguien se presenta,  no descarto la posibilidad – colocando su bolso a los pies de la cama de la que seria su habitación de ahora en adelante.


- Eso suena tan contradictorio como decir que vas a entrar en un monasterio, y a la vez,  hacer de éste un coto de caza con  ambiente controlado,  ¿Lo dices en serio?– poniendo la maleta del rubio sobre la cama para que desempacara su ropa.


- Tan en serio como un ataque al corazón,  y lo de meterme a monje seria… peligroso, por demás,  ¿Llevaste a la escuela los papeles que te envié? – cambiando radicalmente de tema.


- Ya están en la oficina del director – informaba el azabache sentándose en la cama y poniendo especial interés en las palabras dichas por el rubio - ¿Crees que soy tan irresponsable como tú?  – su amigo lo miro por un momento.


- Hay aspectos de mí que no conoces,  cosas que han cambiado, pero no quiero aburrirte con eso… ¿Puedo tomar un baño? – sintiendo que había hablado demasiado.


- ¿Cosas  que no puedes decirme,  quizás? – pregunto preocupado el azabache.


- No es que sean importantes ni nada de eso, tonterías de adolescente diría yo – sonriéndole - ¿Dónde esta el baño? – tomando una toalla de su maleta.


- No tenías que traer de esas, ¿Acaso crees que me seco con papel?  Es por aquí,  torpe – tomando el brazo del rubio para mostrarle la puerta del solicitado baño - ¿Qué te parece si salimos un rato cuando termines?  Es domingo y hay que aprovechar,  mañana darán comienzo tus responsabilidades escolares – tratando de que el rubio se distrajera un poco  y empezara desde ya con su nueva vida a su lado,  Era lo que más deseaba.


- De acuerdo,  siempre has sabido como alegrarme,  gracias,  amigo – mostrando una sonrisa sincera.


- Recuerda, nadie te conoce más que yo, no dejes que esa sonrisa se arruine  por nada de nada,  ¿Entiendes? – agarrándolo de los hombros.


- Miren quien lo dice…  si mal no recuerdo,  desde que éramos pequeños, siempre fuiste el más serio de todo el grupo,  hasta llegamos a pensar que te habían cocido la boca al nacer…  jajaja – apretándole la nariz al ojinegro y metiéndose en el baño,  el azabache toco su nariz en donde los dedos del ojiazul estuvieron antes y luego los paso  por sus labios.


- “No puedo decírselo… he cambiado, y cabe la posibilidad de que él lo haya hecho también,  quizás solo somos dos viejos amigos intentando conocerse de nuevo,  Tal vez no fue buena idea mudarme aquí,  es como si quisiera torturarme a mi mismo ya  que desde que éramos niños siempre lo he querido,  algún día se lo diré…  sin importar que pase, tal vez él…  eso me gustaría” – pensaba el rubio mientras se bañaba.


- ¡Date prisa o perderemos el día! – grito el azabache al otro lado de la puerta.


- ¡Ya casi estoy! Que desesperado – saliendo de la ducha.


      Luego del baño del rubio salieron a la calle a matar el tiempo y huir del castigo del crimen.


- No te separes,  con lo torpe que eres podrías perderte – jalándolo hacia si para que caminara a su lado.


- ¡Oye! Ya conozco esta ciudad,  estuve aquí antes, ¿Lo olvidaste? No creo que haya cambiado mucho en dos años,  baka – dándole un suave golpe en el hombro al Uchiha.


- Por favor,  te perdías todo el tiempo en el jardín de niños  y apenas era un pequeño edificio con un pedazo de jardín al frente.


- Pero tú siempre me encontrabas,  genio.


- Era por que siempre te refugiabas en el mismo sitio,  tonto.


- Esta bien,   “don perfecto”,  lo admito,  mi sentido de orientación nunca ha sido muy bueno que digamos,  pero aun así no era lo mismo cuando jugábamos a las escondidas,  ¿Cierto? – sacándole la lengua.


- Simplemente prefería descansar bajo un árbol en el lugar de perder mi tiempo en esa tontería,  no me gustaba ese estúpido juego,  cachorro despistado – pellizcándole un cachete.


- ¿Cachorro? – mirándolo con sus increíbles ojos azules.


- ¿Qué,  no te gusta? -


- bueno, no es que digamos, “grandioso”- haciendo comillas con sus dedos -  Pero viniendo de ti…  es aceptable   – quedándose parado frente a la vidriera de una de las tiendas.


- Bien,  solo porque así lo…  ¿Y ahora, dónde se metió? – Volteando su cabeza hacia atrás - ¡Naruto! – acercándose al rubio.


- ¿No son lindos,  Sasuke? – moviendo el dedo por el cristal de la tienda de mascotas.


- Vamos, camina – tomando su mano para apartarlo de allí– Si fuera por ti,  en lugar de una casa,  vivirías en un zoológico – tirando de él,  la cara del rubio se tiño de colores.


- ¿Y qué con eso? Me agradan los animales,  por eso vine a vivir con contigo.


- Viniendo de ti,  eso es un alago – dijo con sarcasmo - Dime que animal podría ser yo, según tú   – apretando la mano del rubio.


- ¡Me vas a romper los dedos,  Baka! – El apretón se hizo mas fuerte –  Bien,  quieres que te conteste,  veamos…  tendría que pensarlo, ¿Cual seria el animal más acorde con tu carácter? Esa es una muy difícil elección – poniendo su mano libre en su barbilla.


- En cambio tú eres… “tannn” fácil de describir – recalcando la posibilidad.


- ¿Y cual seria,  “gran genio”? – pregunto con sarcasmo.


- Uno que no pertenece a ningún zoológico.  Es demasiado escurridizo y nervioso para mantenerlo encerrado  – sin soltar el agarre.


- ¿Puedes soltarme la mano,  Sasuke? La gente nos mira raro – con sus mejillas sonrosadas.


- ¿Te preocupa? – deteniendo el paso y mirando al rubio.


- No es nada de eso,  es solo que siento como si estuviera haciendo algo malo,   “Aunque seria la persona más dichosa de este planeta caminando a tu lado de esta manera, si fuera así  yo seria…”   Solo las chicas van así por la calle sin que a nadie le moleste,  las amigas lo hacen,  las hermanas,  pero dos hombres pues… se ve extraño, ¿No lo crees así?


- No me interesan los demás,  ni lo que lo piensen,  pero parece que a ti si – soltando la mano del ojiazul


- ¿Ya te enfadaste?  ¡Quiero helado! – grito el rubio corriendo hacia el anuncio de una heladería un poco mas allá de donde ellos estaban, eso le dio pie para acabar con el incomodo momento, al menos para él.


- Parece un niño pequeño,  adoro eso – al observar el ímpetu del rubio -  “Veo que no ha cambiado en ese aspecto,  sigue siendo mi niño como hace tiempo,  no obstante,  el que le haya agarrado la mano y se avergonzara por eso…  es mala señal para mi” – entrando en la heladería.


      Con la excusa en la mano,  o sea el helado,  ambos caminaron hacia el parque,  el clima era agradable y la brisa suave y fresca,  muchas familias llenaban el lugar haciendo de un día de campo la delicia de los niños,  que junto con sus padres, jugaban y se divertían antes de reanudar la rutina  del nuevo año escolar,  decidieron sentarse bajo un árbol a disfrutar del postre frio,  el rubio quedo ensimismado observando los juegos entre padres e hijos mientras la brisa movía su cabello rubio y sus ojos brillaban con gran intensidad,  el azabache no pudo evitar quedársele viendo,  pareciéndole la cosa más bella y adorable de todo el mundo y sus alrededores.


- Tù helado se esta derritiendo – rompiendo,  a propósito,  la lejanía visual del rubio, ya que no sabia exactamente que era lo que tanto llamaba su atención, celos paranoicos diría yo.


- ¡Oh! ¡Ya lo había olvidado! – lamiendo sus dedos,  una visión bastante acalorada para el Uchiha.


- Torpe – mirándolo de medio lado -  ¿Qué era lo que mirabas con tanta insistencia? – pregunto con curiosidad.


- Me agrada mucho ver a las familias reunidas,  no tuve mucho de eso,  como sabes mi madre murió cuando todavía era un niño y a pesar de que fueron  pocas las ocasiones en que disfrute de algo así,  aun las recuerdo claramente – mirando al cielo.


- Ha pasado mucho tiempo de eso, ¿Aun la extrañas,  cierto?


- No tanto como debería,  además,  estabas tú para hacer el trabajo.


- ¿Qué quieres decir con eso,  cachorro?


- “lávate los dientes”, “no dejes la ropa tirada”, “no duermas en el piso o te enfermaras” – haciendo imitación de la voz del ojinegro – Parecías una madre en versión masculina,  eras insufrible, espero que hallas cambiado un poco en eso o estaremos jalándonos los cabellos todo el tiempo.


- Eres como esas mascotas a las que hay que enseñarle trucos nuevos a diario, y refrescarle los viejos para que no los olviden – tocando la frente del rubio con su dedo índice.


- Pesado, ¿Cuál seria? ¿Cuál es el animal al que, según tú,  me parezco? Te advierto que si no me agrada la comparación buscare uno muy malo para ti.


- Yo diría,  sin temor a equivocarme,  que eres igual que un zorro.


- ¿Un zorro? ¿Por qué? – no entendiendo la relación.


      El Uchiha lo miro directo a los ojos azules -  Son desconfiados,  se la pasan huyendo de todo,  no se quedan quietos en el mismo lugar por mucho tiempo y tampoco dejan que nadie se les acerque…  igual que tú.


- No estas siendo justo conmigo,  me agrada la gente,  solo que no encima de mi, no es que sea desconfiado… más bien diría que soy precavido,  y con respecto a huir… no soy muy bueno en eso – ya que se había metido en la cueva del lobo por decisión propia,  tal vez para lamentarlo después.


- Creo que eres un zorro con problemas existenciales.


- ¿A si? Ya veras… – tirándosele encima y mordiendo su helado mientras agarraba con sus manos las del Uchiha.


- ¿Qué haces? ¡Te lo hubiera dado de haberlo pedido, imprudente! – sintiendo cosquillas en su estomago al tener al rubio de rodillas entre sus piernas y con su lengua lamiendo su helado.


- ¿Dónde estaría lo divertido en eso,  baaaka? Gruñón – haciendo una mueca -  No deberías tomar las cosas tan en serio,  te harás viejo antes de tiempo.


- Alguno de los dos tiene que ser serio o esto parecería un circo.


- Muy bien, entonces yo seré el payaso y tú el lanzador de cuchillos,  tienes muy buena puntería,  siempre has dado  en el blanco…  lo se de sobra – mirando hacia otro lado.


- ¿Y eso que significa? – confundido por el extraño comentario.


- ¿Lo ves?  Siempre queriendo saber la razón de todo, algunas cosas no tienen un porque,  simplemente pasan sin que podamos evitarlo, relájate, ¿Quieres? – El azabache lo miraba sintiendo que algo le estaba ocultando y tenía que averiguar que era - ¡Ya se! Eso es – tronando sus dedos -  Ya lo decidí,  eres como un búho,  ya que siempre se ha dicho que son seres inteligentes y sabios,  además de pacientes,   observando desde su rama todo a su alrededor,  dejando que su presa se confíe  hasta el momento justo de atraparlo con sus garras y devorarlo antes  de que se de realmente cuenta de lo que sucedió.


- No se si me describes a mi o a Shikamaru.


- ¿Shikamaru? ¿Quién es Shikamaru? – picado por la curiosidad.


- Una completa molestia con una insoportable jaqueca incluida


- O sea que…  es de la clase de sujetos te sacan de quicio, ¿Cierto? – Poniendo la mano en su barbilla – Es bastante interesante,  creo que es de los míos, y solo por eso  ya quiero conocerlo – poniendo cara de intrigado.


- No sacaras nada de provecho juntándote con ese vago bueno para nada – dijo en tono autoritario.


- ¡Jujujuyy!  Ahora me interesa mucho más  – viendo la cara de molestia del azabache - ¿A dónde vamos ahora? – cortando el tema antes que el azabache empezaran a salirle canas verdes.  


- ¿Ya quieres irte?


- No quisiera pero….  mi estomago esta comenzando hacer fiesta – sobándose la parte.


- ¿Que quieres comer? – pregunto el Uchiha.


- No se,  cualquier cosa estará bien para mí – encogiéndose de hombros


- Si te pregunte que quieres comer,  es para que me digas que es lo que te apetece,  zorro.


- Siempre tan preciso,  por eso digo que eres de las personas más intolerantes que he conocido -  cruzando con paciencia sus brazos - ¡Que sea pizza, entonces!  Con bastante queso y anchoas.


- ¿En la pizzería o en casa? – esperando que eligiera lo segundo ya que quería estar a solas con él,  lo que no es entendible puesto que vivirían juntos.


- Aquí vamos otra vez,  es el colmo contigo, ¿Qué te parece el cine?


- ¿Quieres comer pizza en el cine? ¿Te burlas de mí? – con una pequeña sonrisa en sus labios.


- Por lo menos hice que sonrieras un poco, aunque fuera solo por un segundo – haciendo un gesto con sus dedos – Dejare que tú elijas el lugar, yo soy el invitado,   pero iré a donde digas 


- Que sea en casa,  entonces – levantándose y ofreciéndole su mano al rubio para que hiciera lo mismo.


- Puedo solo,  mami – haciendo broma para rechazarla.


      Caminaron de regreso comprando la pizza y sodas por el camino,  llegaron al departamento y se sentaron ante la mesita de la sala a devorar la rueda gigante con sus respectivos ingredientes,  y sin dejar ni un solo pedazo para contar la historia.


- Cielos,  voy a reventar – dejándose caer en la alfombra  desabrocho el botón de su pantalón y bajo un poco la cremallera.


      La mirada del azabache se instalo en dicha parte -  Continuas siendo el mismo glotón de siempre,  cualquier otra persona en tu lugar, estaría usando un barril en lugar de ropa – ahogándose con su soda mientras su mirada se concentrada en la entrepierna del ojiazul.


- Doy gracias por mi metabolismo, la comida me dio sueño – bostezando mientras dejaba que sus ojos se cerraran.


- No duermas ahí o…


- Ahórratelo,  empieza con tus regaños mañana, ¿Esta bien?  Solo déjame dormir un rato,  mientras tú puedes… hacer lo… que…- su voz se fue apagando hasta quedarse mudo y dormido.


- Cachorro tonto, “No sabes cuanto desearía poder dormir a tu lado aunque fuera por un momento, extraño los días en que éramos niños,  en ese entonces dormir juntos era algo simple y cotidiano, quiero hacerlo ahora,  pero… ¿Con que excusa? Ya somos adultos, ¿Crees que decir te amo sea suficiente? Me atemoriza que al enterarte de mi verdad dejarías de comportarte conmigo como lo hace,  no más abrazos,  ni roces,  y por consiguiente no más acercamientos entre los dos… imposible soportar algo as,  se que no podría por más que me esforzara” – pensaba mientras contemplaba dormir al rubio.


     El ojinegro se levanto y fue hasta su habitación a buscar una manta para cubrir al rubio para que no se resfriara,  luego de limpiar el desorden de la comida  tomo un libro de una estantería en la sala y se recostó en el sillón,  mientras su amor secreto dormía plácidamente,  pasaba las páginas sin concentrarse  realmente  en ninguna de ellas, pues  su mente de dispersaba hacia la figura del cachorro,  al igual que su vista, que era todo lo que le importaba,  después de un par de horas  y comenzando anochecer,  el dormilón volvió a dar señales de vida.


- ¿Cuánto dormí? ¿Qué hora es? – abriendo su boca en un bostezo.


- Una eternidad y son casi las siete – sin soltar el libro de su mano.


- Estaba más cansado de lo que creía, ¿Qué lees? Veamos… – gateando como bebe hasta el sillón – ¡Cielo santo, física! ¡Odio la física!  Hace que mis neuronas huyan como cucaracha en baile de gallinas.


-  ¿Qué piensas hacer al respecto? – dándole un golpe en la cabeza con el libro.


- Pobre de mí, definitivamente estoy frito.


- Despreocúpate,  te ayudare con eso.


- Solo si diluyes las páginas y me las inyectas directamente en las venas, lo que seguramente me provocara una taquicardia hasta punto de infarto, y aun así,  creo que reprobaría – poniendo cara compungida -  tendré que esforzarme en las otras materias para poder obtener buen promedio para esta – sentándose con su espalda apoyada en el borde del sillón – No se cual es el empeño de que sepamos como se mueve el mundo y las cosas en el,  arriba es arriba y abajo es abajo,  Mientras todo siga igual estaremos bien.


- Las cosas no son tan simples,  Naruto – descansando el libro en su pecho.


- Sabía que dirías eso,  eres igual que la física… extraño y complicado – levantándose – Iré a vaciar mi maleta para  dejarte tranquilo con tu gemelo y su relación simbiótica – corriendo a la habitación.


 - ¡Ni siquiera sabes lo que  significa esa palabra,  dobe! – gritando para que el rubio lo escuchara desde la habitación.


- ¡Te equivocas,  tuve una novia con la misma relación,  baka! – el libro cayo de la mano del ojinegro  al escuchar la palabra  “novia”


- Creo que estas confundiendo los términos, las veces que hablamos por teléfono nunca mencionaste que tuvieras  novia,  ¿Por qué razón? – entrando a la habitación.


- No me pareció importante,  en cuanto a la palabra simbiosis,  es cuando dos seres se benefician mutuamente,  ¿Correcto? Soy bueno en biología – acomodando su ropa en el armario.


- ¿Por qué la palabra “tuve”? ¿Te dejo o la dejaste?


- Fue algo de mutuo acuerdo,  quedamos como buenos amigos,  “Rayos…  voy a ir al infierno por esto” – decir una mentira te obliga a decir otra para cubrir la primera,  otra para la segunda y así sucesivamente en una cadena sin fin.


- ¿Simbiosis, eh? ¿Como asocias eso con una novia? – algo más serio de lo que usualmente era.


- Pues,  ella cubría mis necesidades  y yo las ella – sin atreverse a mirar al azabache.


- ¿Qué cosas? Si puede saberse – sintiendo que la sangre hervía en sus venas.


- Cosas,  solo… cosas.


- ¿Te acostabas con ella? – claro,  directo,  y al punto mientras apretaba sus puños dentro de los bolsillos para que el ojiazul no se diera cuenta de su estado, nada calmado,  por cierto.


- ¡Sasuke! ¿Cómo preguntas algo así? – totalmente avergonzado.


- Imagino que  “eso”  - haciendo comillas con sus dedos a imitación del rubio - Debe entrar en el rango de esas cosas que necesitabas cubrir,  ¿O me equivoco? “En verdad espero que si”


- No quiero hablar de eso,  No contigo – con sus manos temblando y  tratando de desabrochar los botones de una camisa para colgarla luego en el perchero, o lo que es lo mismo,  que comer espagueti con dos mondadientes.


- ¿Por qué no conmigo? Dime – pregunto molesto -  Pensé que éramos amigos, ¿Desde cuando dejaste de contarme lo que te pase?


- Desde que crecimos… creo,  somos amigos,  lo somos… lo soy,  no me preguntes más,  por favor – arrojando la camisa con sus malditos botones a un lado.


- Bien – retirándose de la habitación.


- “Perdóname,  Sasuke,  no quiero colocarte en una posición incomoda al decirte mis sentimientos por ti,  no seria justo” – aguándosele los ojos serró la puerta de la habitación para que el ojinegro no lo viera en ese estado.


     Frustrado y sumamente molesto el azabache volvió a la sala y se desplomo de nuevo en el sillón,  cubrió su cara con sus brazos para evitar derramar las amargas lagrimas  que pugnaban por salir de sus ojos,  durante largo rato estuvo sin moverse,  y con la ansiedad apremiantes de regresar a aquella habitación y obligar al rubio a contárselo todo con lujo de detalles.


- “Eso no es posible, ¿Una novia? Aunque ya lo sospechaba, mi mente se resistía a aceptarlo  mi miedo de que algo así pasara tarde o temprano no fue del todo injustificado,  después de todo es lógico pensar que sucedería,  cualquiera que estuviera un segundo cerca de ti… tendría que estar ciego o  operado del cerebro para no quedarse con tu imagen en su mente, eres difícil de ignorar,  demasiado atractivo y hermoso para pasar desapercibido”


     Luego de su conversación mental decidió irse a dormir,  al recorrer el pasillo se detuvo ante  la puerta serrada de la habitación del ojiazul,  alzo su mano con la intención de tocar pero se arrepintió luego,  entro a su propio cuarto dejando su puerta abierta,  ya que su cama quedaba frente a ella al igual que el dormitorio del rubio,  se acostó sin dejar de mirar la dichosa puerta de su vecino hasta que ya no pudo soportarlo más,  vio la luz  filtrarse por la ranura entre la puerta y  el suelo,  algo que no había notado antes,   lentamente  abrió la pieza de madera que los separaba,  sin tocar tampoco esta vez, todo estaba igual que cuando  dejo la habitación del ojiazul dos horas antes,  con la única diferencia de que Naruto yacía  dormido sobre la cama abrazado a la almohada y sin nada que lo cubriera,  se acerco para ver su rostro llevándose una  desagradable sorpresa.


- “Estuviste llorando, ¿Por qué?,  fui yo él que lo provoco eso… – notando una lagrima que descansaba,  aun sin secar,  en la nariz del rubio -   Me precio de ser una persona bastante discreta y mírame… acosándote a preguntas difíciles de contestar para cualquiera, lo siento,  pero tenía que saber,  ¡Oh Dios! Deseo tanto besarte,   pensar que tus labios ya fueron tocados por otros me llenan de rabia y celos,   celos que no puedo reprimir y temo que en el momento menos pensado me hagan estallar forzándome  hacer algo que deseo desde hace tiempo… mucho tiempo”  


     Saco una manta del armario para taparlo, sin poder resistirse  toco la frente del durmiente con sus labios en un suave beso,  lo miro por un instante antes de apagar la luz y cerrar,  con sumo cuidado,  la puerta para no despertarlo,  regreso a su habitación y trato de dormir sabiendo que su pesadilla volvería a iniciarse al día siguiente,  aunque sin esperar que fuera por partida doble.


- ¡Naruto! ¿Estas listo? Arriba – abriendo a puerta - ¡Ya sal de la cama,  zorro dormilón! – jalando la manta  y clavando sus ojos en el cuerpo semidesnudo del rubio “¿En que momento se quito la ropa?” – ya que lo había dejado vestido la noche anterior.


- Si,  mami – sentándose en la cama y restregándose los ojos.


- Me enfadare contigo si vuelves a llamarme así, ¿De acuerdo? – tragando saliva y volteando el rostro antes de que la sangre se agolpara en la parte baja de su cintura o saliera por su nariz.


- Fuerte y claro  mami…  ¡Ups! Lo siento,  esta fue la última,   Lo prometo – haciendo la señal de la cruz en su pecho mientras se ponía un  pantalón y camiseta.


- Vamos a desayunar.


- Si ma… Sasuke – al ver que el ojinegro lo miraba advirtiéndole.


- Siempre pareces levantarte del lado equivocado de la cama,  gruñón.


- ¿Estas buscando que te de un golpe?  ¡Llegarás a tu primer día de escuela con un ojo morado! – mostrándole su puño.


- ¡Gruñón! ¡Gruñón! ¡Gruñón! – pasando a su lado como un exhalación  rumbo a la cocina.


- ¡Tú te lo buscaste! – corriendo tras él  y sintiéndose feliz de que la tormenta de la noche anterior en el animo de Naruto hubiera pasado.  


- ¡Espera,  me rindo! No lo diré de nuevo, tal vez – poniendo sus manos al frente antes que el azabache se le acercara.


- Ya que no vale la pena golpearte,  de castigo limpiaras los platos por una semana.


- Prefiero eso,  que tener que dar explicaciones  del porque llevo un ojo de luto – sentándose a la mesa.


- Ya cállate y come.


- Si,  mi capitán – saludando con la mano en su frente.


- ¡Naruto!


- Ya,  ya,  no te alteres o me  obligaras hacer un motín – metiéndose un trozo de huevos revueltos en la boca.


- ¿Sabes lo que les hacían a la gente que proclamaba un motín?


- ¿En que quedamos? ¿Quieres que responda o quieres que me calle?  Decídete,  haces que me confunda.


- Solo…  come – dándose por vencido.


- ¡Te gane! – con una sonrisa burlona mientras hacia que sus cejas bailaran la danza del triunfo.


- ¡Cachorro!!


- Palabra que dices,  bocado que pierdes…  ¿A dónde vas? ¡Todavía no terminas tu desayuno! – al ver al ojinegro levantarse de la mesa.


- No creo que pueda seguir comiendo el desayuno encima de tu cabeza, ¿O si? – tentado a ponerle los huevos revueltos de sombrero.


- ¡Luego no me culpes si te desmayas por inanición en plena calle!  – terminando apresuradamente lo que quedaba en el plato hasta casi atragantarse.


- ¡Me voy! – grito el azabache abriendo la puerta.


- ¡Espera,  por favor!! – casi ahogándose con el jugo de naranja.


- Eres un desastre,  ni siquiera te cepillaste los dientes – caminando con sus manos en los bolsillos


- ¡Es tu culpa! ¡Todavía nos quedaba suficiente tiempo para llegar,  baka!


- Te daré un pellizco por cada vez que me llames baka.


- ¡Y yo un mordisco en la oreja por cada vez que me digas torpe,  dobe,  tonto o cualquier otro piropo que se te ocurra! – grito con ironía.


- Preferiría otra cosa - murmuro para si el azabache.


- ¿Eh? ¿Dijiste algo? – poniéndose delante del azabache.


- Casi llegamos.


     Efectivamente,  como a doscientos metros estaba la entrada de la escuela que seria el hogar del rubio por los próximos tres años,  una gran área de jardines precedía a la entrada del edificio principal, teniendo el gimnasio a la derecha y una pista de atletismo a la izquierda,  por lo demás,  era como la gran mayoría de las escuelas en Japón ya que todas parecen haber sido hechas por el mismo arquitecto.


- ¡Buenos días,  amigo! Vaya,  vaya, ¿Qué tenemos aquí? Estas muy bien acompañado el día de hoy,  Sasuke – dijo un joven de cara circunspecta,  cola de caballo en lo alto de su cabeza y ojos inquisidores.


- Buenos días  – contesto el azabache como si estuviera dándole una limosna a un pobre,  o sea,  sin detener el paso.


- ¿Vas a presentarme a tu acompañante o tengo que hacerlo yo mismo? – el azabache no se dio por enterado.


- Hola,  soy Uzumaki Naruto,  tú debes ser Shikamaru,  ¿No es así? Creo que acerté – viendo de reojo la molestia en el rostro del azabache -  También estudiare en esta escuela – extendiendo su mano.


- Es un placer conocerte,  créeme,  al parecer alguien se ha dado a la tarea de ponerte al corriente sobre mi persona,  espero que solo de las cosas buenas al menos – mirando al ojinegro – Estoy seguro de que tú presencia dará un poco de color a mis días grises,  tenerte como compañero,  amigo… o quien sabe que más,  será emocionante - la mirada del azabache se endureció – Vendrá a ser todo un reto para mi,  algo interesante en que ocuparme – estrechando la mano del rubio  en una caricia – Y dime, ¿Estarás en el mismo salón que nosotros? – acercándose un poco más.


- Así lo solicite,  ya que no conozco a nadie más aquí aparte de Sasuke.


- Y ahora a mi,  me gustaría mucho que te sentaras a mi lado,  ya que Sasuke tiene compañía,  una chica  bastante persistente en atraparlo.


- Ya veo,  los que lucen  más callados e inteligentes  siempre gozan de buena suerte con las chicas,  los creen misteriosos e interesantes  – forzando una sonrisa – Por mi no hay problema,  no quisiera estropear un floreciente romance,  Cupido no me lo perdonaría,  de seguro se olvidaría de mí en castigo


- Es una promesa entonces,  creo que tú y  yo… nos llevaremos muy bien – guiñándole un ojo en complicidad.


- ¡Naruto,  aléjate de ese tonto o  te pegara su estupidez! – parado a unos cuantos metros de ellos.


- ¡No molestes!  ¡Solo nos estamos conociendo mejor! Aguafiestas  – grito su amigo de cola de caballo – Tengo algo que hacer antes de entrar a clases,  nos veremos después – tocando el hombro del rubio,  la sangre del azabache se encendió como antorcha olímpica…


- Si que sabes como arruinar un buen momento,  estaba teniendo una amena conversación con Shikamaru,  es muy agradable.


- No te confíes demasiado de las personas agradables. También tienes sus cosas  y no todas son buenas – el cachorro lo miro con paciencia.


- ¡No olvides tu promesa,  Naruto!! – recordó Shikamaru levantando su mano a lo lejos,  el ojiazul contesto el saludo con una sonrisa.


- ¿Qué tiene? ¿Por qué te molesta tanto? ¿Ha matado a alguien,  le gustan las películas sangrientas,  molestar mascotas,  o quizás es que…  no es tan agrio como tú? Si no es nada de eso… ¡Es perfecto! – abriendo sus brazos para recalcar su opinión.


- Jamás  me has visto realmente enfadado,  puedo llegar hacer cosas que ni siquiera se te pasan por la cabeza – mirándolo intensamente.


- Pierdes tu tiempo si crees que me asustas  baka ¡Heeeyy! – Sintiendo el pellizco del azabache en sus costillas - ¡Eso dolió,  demonios! – sobándose la parte.


- Si no doliera no seria un castigo, ¿No crees?  Algo más…  ¿De que promesa estaban hablando? – tenia que saberlo por que si.


- ¡Moooh…!  Me  saldrá un morado en mi lindo cuerpecito, ¡Rayos,  Sasuke! ¡La próxima vez modera tu fuerza! ¿Quieres? – con la mano puesta todavía en la parte del pellizco.


- ¡¿Es que acaso habrá una próxima vez?! Lo dudo puesto que eres un cachorro llorón… lo de la promesa - ¿creían que se le había olvidado?


- Nada especial, le dije que seria su compañero de pupitre en clases.


- ¿Por qué hiciste tal cosa? – con ganas de agarrarlo y sacudirlo hasta que perdiera el sentido.


- No puedo sentarme contigo puesto que ya tienes compañía, ¿Vas hacer un problema por eso? Además de que…  no podría hacerles eso a ti y a tu  “casi”  novia,  no seria justo,  él se ofreció así que le dije que si.


- ¿Eso fue lo que te dijo? ¿Qué era mi novia? “¡Voy a matarlo! ¡Por dios  que lo hare!”


- No específicamente,  pero es lo que me dio a entender,  esta discusión no tiene sentido…  es una tontería,  siénteme donde me siente,  estamos en el mismo salón, ¿O no? – adelantándose unos pasos al moreno.


     El timbre sonó dando principio a las clases,  después de que el profesor presentara al nuevo alumno,  Shikamaru levanto su brazo para indicarle al rubio donde estaba,  justamente en la grada superior del asiento del azabache pero al otro lado del salón con el pasillo de por medio,  el rubio llamo mucho la atención entre la mayoría de los alumnos de ambos sexos.


- ¡Vaya! Creo que vas a ser muy popular en esta escuela – decía en voz baja el Nara.


- ¿Tú crees?  “¡Por dios,  en todos lados siempre es lo mismo!”


- Definitivamente…  y rara vez me equivoco.


- A decir verdad,  prefiero pasar desapercibido,  es muy molesto tener a tanta gente pendiente de todo lo que haces o dices.


-  No hablo mucho con los demás,  aunque  creo que eso cambiara contigo por aquí,  en realidad me gusta observar,  puedes saber muchas cosas con respecto a las personas solo observando.


- Entonces no se que haces aquí,  deberías dedicarte a  espía o detective privado jajaja – riendo por lo bajito.


- Tienes razón, lo pensare como profesión alternativa – riendo con el rubio.


     El azabache partió en dos el lápiz con el que estaba escribiendo mientras observaba de reojo la escena al otro lado del salón.


- No esta nada mal ese chico, ¿Es amigo tuyo,  Sasuke? Es bastante atractivo – quiso saber una rubia a espaldas del ojinegro – Mmm… deberías presentármelo,  esta como para comérselo con todo y ropa – lanzando una mirada depredadora hacia el cachorro.


- “¿Cómo? ¿Cómo podre apartarlo de esta jauría de lobos hambrientos por carne fresca? Y más importante que eso… ¿Qué hare para que él no se interese por ninguno? ¡Rayos,  esto va a ser una tarea titánica!  Sin mencionar que tampoco quiero que se de cuenta de los celos que me causa verlo cerca de otra persona”


     La campana de medio día dio aviso a los estudiantes de que era hora de llenar sus estómagos antes de la siguiente tortura, quiero decir clase.


- Hora de reponer energías, ¿Trajiste algo para almorzar, Naruto?


- No,  en realidad pensaba comer en la cafetería.


- Olvídalo,  si es que no quieres hacer un viaje al hospital.


- ¿Tan mala es la comida de aquí?


- Digamos… que es como la de las prisiones,  sosa, y sin ganas de repetir,  compartiremos el mío, ¿Te parece? – tratando de acortar la distancia de entre amigos para pasar a ser algo más.


- Pero es tu almuerzo.


- Que da para un regimiento,  mi madre piensa que estoy muy delgado y se la pasa queriendo atiborrarme de comida a como de lugar.


- en realidad,  yo pensaba comer con…


- ¿Sasuke?  Observa… - señalando al pupitre del azabache – todos los días es el mismo cuento – un montón de chicas lo rodeaban pidiéndole que almorzara con alguna de ellas.


-  Es bastante popular para ser tan serio,  ni modo,  acepto tu oferta.


-  Bien,  aprovechare para mostrarte los alrededores de la escuela,  vamos – pasando su brazo por los hombros del rubio.


     El ojinegro trataba de mirar por encima de las cabezas del enjambre de féminas hacia el puesto del rubio y compañía,  pero solo pudo verlos cuando salían del salón con el brazo del Nara sujetando a su cachorro,  demasiado, digamos…  amigable,   lo que lo hizo estallar violentamente y al por mayor.


- “¡Ese condenado de Shikamaru! ¿Crees que dejare que sea tu próxima victima?” ¡¿Quieren dejarme en paz de una vez?!  ¡Apártense o yo las quitare  a golpes!! – las chicas retrocedieron asustadas,  nunca antes  habían visto al ojinegro reaccionar de ese modo.


      Salió a toda prisa del lugar para intentar encontrar lo más rápido posible  a los dos fugados por los jardines de la escuela,  no quería dejarlos solos por mucho tiempo sabiendo los gustos del Nara en lo que a chicos se refería.


- ¿Desde cuando conoces a Sasuke? – ambos sentados el la hierva a la sombra de un gran árbol.


- Desde niños,  ¡Eso se ve delicioso! – mirando el contenido,  bastante generoso,  de la caja del almuerzo del moreno.


- Come cuanto quieras,  mi comida es tu comida.


-No digas eso o podrías arrepentirte,  aquí donde me ves, trago como león hambriento dejado de alimentar por una semana.


- Yo más bien diría que pareces un zorrito dorado…  igual de gracioso y sobre todo bastante ingenioso, diría yo.


- Eres el segundo este día que me llama así,  aunque creo que tu comparación no es justa, para los zorros quiero decir,  son más inteligentes que yo,  además… ¿Dónde has visto un zorro con ojos azules?


- ¿Quién es el otro? – queriendo saber quien era la competencia ya que el rubio le había gustado a primera vista.


- Sasuke.


- ¡Hmph! Nunca creí que estuviéramos de acuerdo en algo,  por esta vez tengo que darle la razón a ese gruñón terco con personalidad de viejo jubilado, jajajaja…


      Las risas de ambos chicos alertaron al azabache del lugar en el que se refugiaban,  sin perder tiempo,  se acerco a ellos con un nudo en la garganta y  grandes deseos en sus  puños por golpear al moreno hasta hacerlo papilla.


- ¡Naruto!


- Ah,   Sasuke, ¿Y bien? ¿Cuál de todas fue la afortunada en conseguir tu compañía para el almuerzo?  No mencionaste que fueras tan popular,  picaron – guiñándole un ojo.


- Te lo dije – susurro el Nara.


- Casi es hora de volver a clases,  ¿Terminaste? – en un tono cortante.


- Al menos mi parte, ¿Shikamaru? – señalando el envase de comida.


- Tengo el estomago lleno… aunque no los ojos – mirando intensamente al rubio frente a él,  era la primera vez que el Uchiha lamentaba haber conocido a semejante personaje como lo era el moreno.


- Adelántense ustedes,  debo ir al baño antes de entrar – dijo el rubio corriendo hacia el edificio de aulas.


- Es divertido,  sexi,  y me agrada – dijo el Nara con un brillo especial en sus ojos.


- Será mejor que ni lo intentes,  quítate esa idea de la cabeza – con voz amenazadora.


- ¿Podría saber porque?


- No es de los tuyos,  así que deja de insistir en ello, me dijo que tenía  novia antes de venir aquí -  queriendo desalentar al Nara.


- Como si una novia fuera a desanimarme,  eso lo hace más interesante aun,  me gustan los retos – afilando su mirada.


- ¿Nunca te cansas de interferir en la vida de los demás? – agarrándolo por el brazo.


- Lo que no logre contigo,  tal vez lo consiga con él,  ¿Algún problema? – mirando seriamente a los ojos del azabache.


- Shikamaru,  te lo advierto,  es mi amigo y no dejare que lo dañes por un capricho  – amenazándolo con la mirada.


- Eso no lo decides tú, ¿O si? – soltando su brazo de la tenaza de los dedos que lo aprisionaban.


       Al volver al salón el rubio ya estaba en su lugar esperándolos.


- ¿Por qué se demoraron tanto? – pregunto al Nara al sentarse a su lado.


- Nos entretuvimos intercambiando algunas impresiones,  nada  en particular.


- Detecto algo de tirantes entre ustedes dos, ¿Se pelearon o algo así?


- Nada parecido,  es solo que él tiene su forma de ver las cosas y yo la mía, no siempre coincidimos en nuestros puntos de vista – tomando su puesto.


- dímelo a mi,  es demasiado serio e inquisitivo,  además de que siempre quiere tener la razón.


      El azabache estuvo sin poderse concentrar el resto del horario de clases,   y con las palabras del Nara rondando en su  cabeza,  los demás lobos perdían importancia ante las garras del lobo principal de la jauría,  el Nara conseguía lo que se proponía normalmente y sin hacer demasiado esfuerzo,  pero Naruto era otra cosa… estaba seguro de que él no cedería ante ninguna provocación del moreno por muy mínima que fuera,  Naruto era un chico normal,  para su desgracia pensaba el ojinegro,  a la hora de la salida…


- ¡Una motocicleta! ¡Grandioso! – menciono el ojiazul con emoción.


- Se ve que te gustan – comento el Nara.


- ¿Bromeas? ¡Me encantan! – con un brillo extra en sus ojos.


- Entonces,  ¿Qué te parece si damos un paseo y luego te llevo a casa? – ofreciéndole al rubio el casco adicional.


- ¡Genial! ¿Puedo? – pidiendo la opinión del azabache sin saber la razón.


- No,  no puedes – agarrándolo por el brazo para que caminara con él.


- ¡Pero,  Sasuke! ¿Por qué no? – inflado de cachetes y boquita de pecado.


- Soy responsable de ti y no me lo estas haciendo fácil,  mientras vivas conmigo seguirás mis reglas, ¿Entendido? – sin soltarle el brazo.


- ¡Será en otra ocasión, Shikamaru! – levantando su mano para despedirse del moreno.


- ¿Lo quieres para ti, Sasuke? – murmuro el Nara viéndolos a lo lejos – No si lo consigo primero.


- No la habrá hoy,  ni ningún otro día, ¿Esta lo suficientemente claro para ti? – atrayéndolo hacia si para no tener que gritar en plena calle.


- ¿Por qué siempre eres así? – ladeando su cabeza al mirar al azabache.


- ¿Así como?


- Espantas a todo el que intenta acercarse a mi igual que cuando éramos pequeños,  recuerdo que casi nunca permitías que los demás niños jugaran conmigo, era algo  te enfadabas mucho,  e incluso  pasabas  días enteros sin hablarme cuando no te hacia caso.


- solo…  solo quería protegerte.


- ¿Protegerme de que? ¿Ensuciaran mi ropa,  me empujaran de alguno de los columpios,  me quitaran el almuerzo? Todos nos llevábamos bien,  éramos buenos amigos – haciendo memoria - ¿Entonces porque…?


-  Eres demasiado ingenuo,  algunos de ellos, “incluyéndome”,  querían de ti algo más que una simple amistad,  tenia que estar atento por ti ya que parecías no darte cuenta de lo que en realidad buscaban.


- ¿Así que ahuyentabas a cualquiera que pudiera representar una posible relación amorosa para mi? mal hecho de tu parte,  podría haber encontrado  mi alma gemela entre todos ellos – no le faltaba razón -   Pareces un amo al que no le gusta pasear a su mascota  para evitar que encuentre pareja,  es como si la castraras.


- ¿Qué dijiste? Así que eso es lo piensas, además… ¿De que relaciones amorosas estas hablando? ¡Todos éramos chicos! ¿crees que quiero tenerte amarrado? – abriendo la puerta del departamento.


- Como un matrimonio obligado,  hasta parece que estuviera en arresto domiciliario – la boca del Uchiha no se movía -  Es broma -  entrando después del azabache.


- No sonó como si lo fuera – tirando las llaves sobre la mesita – Si tienes algo que reclamar ¡hazlo!


- ¡¿Qué es lo que sucede contigo?! ¡Rayos!! Toda esta tonta discusión… ¿Solo porque quería dar un paseo en moto con Shikamaru? – echando chispas por los ojos.


- ¡Yo discuto!  ¡Tú te vas por las ramas evadiéndola,  igual que un zorro!


- ¡No se que es lo que tanto te molesta! ¡Es absurdo! – agitando sus brazos.


- Que no te des cuenta de las cosas ¡Eso es lo que me molesta!


- ¡Vete al cuerno! – encerrándose en su habitación.


- ¡Eso es,  huye! ¡Siempre haces lo mismo cuando te sientes acorralado,  zorro! – desplomándose en el sillón con las manos en la cabeza – cachorro terco…


     Después de un rato y sintiendo que las aguas se habían calmado el rubio se presento de nuevo en el salón con dos sodas en las manos como ofrenda de paz.


 


Continuara…


 


Capitulo 2 -  Rompiendo el protocolo


 


- Ten,  para que se te refresque la cabeza – sentándose al lado del azabache que no se había movido de allí en todo ese rato.


- Será mejor que te mantengas alejado de Shikamaru – tomando la soda de manos del rubio.


- No empecemos de nuevo, ¿Quieres? Además de que es algo difícil,  recuerda que me siento a su lado en clases, y  es algo que no hare sin tener una buena razón –  bebiendo de su soda.


- ¿Quieres una buena razón? ¿No basta con que yo te lo pida? – El rubio negó con la cabeza – ¡Eres un torpe! – grito perdiendo la paciencia.


- ¡Mi turno! – abalanzándose sobre el ojinegro.


      El azabache recordó la amenaza del rubio sobre morder su oreja si era insultado en alguna forma, y volteo la cara en el instante en que éste quiso alcanzar su objetivo, provocando  accidentalmente,   que la boca del ojiazul se pegara con la suya,  la sorpresa del ojiazul fue tal  que tardo varios segundos en darse cuenta de lo que pasaba,  con sus ojos azules abiertos al máximo retrocedió hasta la otra esquina del sillón con el corazón golpeando su pecho como si quisiera escapársele.


- L- lo siento,  no fue mi intención,  yo solo quería…  - tratando de disculparse y que el azabache no se diera cuenta del estremecimiento de su cuerpo.


- Ahórrate la disculpa,  no fue nada – pasando el dorso de su mano por sus labios se levanto para ir al baño sin mirar atrás.


- “¿Limpio sus labios? ¿Asco de que mi boca tocara la suya? Me quedo bien claro el mensaje, Sasuke. ¡Demonios! ¿Qué hare ahora? ¿Seguir comportándome como si nada hubiera pasado? Creo que será lo mejor… tomarlo como un accidente,  puesto que eso fue lo que sucedió… aun así él…” – dirigiéndose a su habitación.


- “¡Dioses!  Ahhh…  con tan solo sus labios sobre los míos provoco que me excitara como un condenado,  no se como voy a poder aguantarme después de esto… ¡Rayos! – Metiendo su mano dentro del pantalón – Muchas veces me masturbe pensando en él,  pero… esto,  sus tibios labios,  ya antes los había probado,  pero ahora,  en este instante, me hacen desear más y más su cuerpo… Mmm… Ahhh,  N-Naruto – masturbando con frenesí su miembro  hasta que ya no pudo más – ¡Oooh… esto es el cielo y a la vez el infierno! Y tú eres el demonio por el que estaría dispuesto a pecar por el resto de mi vida,  tengo que mantenerme alejado de ti o no seré capaz de controlarme. Desde ahora,  cero contacto físico – con el rostro sudado y apoyado en la puerta.


- ¡Saldré por un rato! – escucho del otro lado seguido por el ruido de la puerta del departamento al serrarse.


- ¿Salir? ¿A dónde? – Resbalándose con su propio semen al querer abrir la puerta apresuradamente - ¡Maldición! – agarrándose del lavabo para no dar con su cuerpo al piso.


      El ojiazul se detuvo en la entrada del edificio de apartamentos donde vivía con el azabache mientras pensaba que rumbo tomar en su paseo casi obligatorio, el enfado y la decepción le decían que no importando a donde fuera el problema seguiría ahí, angustiándolo y haciendo que se preguntara si no era mejor regresar a su antigua vida lejos del Uchiha.


- ¿Por qué tan solito? – dijo alguien a su lado.


- ¿Shikamaru? ¡Que coincidencia! – acercándose al moreno -  ¿Qué haces aquí?


- En realidad no,  vine expresamente a buscarte – estacionando su motocicleta junto a la acera.


- ¿Para que? – confundido.


- Querías dar un paseo conmigo, ¿No es verdad? Anda – guiñándole un ojo – No le hagas caso al gruñón de Sasuke,  vamos sube… lo disfrutaras – dijo el Nara con voz suave y seductora.


- Creo que un paseo no me hará daño,  en especial después de discutir con ese baka – sentándose tras el moreno, mientras tanto arriba…


- ¿Shikamaru? ¡¿Qué demonios hace aquí?! Desgraciado – viendo la escena desde la ventana del  salón que daba a la calle –  ¡Naruto, no te atrevas a…!  - dando un golpe en el cristal.


- Ponte esto y sujétate bien, ¡Vamos a volar! – entregándole el casco adicional y agarrando las manos del rubio para ponerlas sobre su pecho haciendo que sus cuerpos quedaran juntos,  encendió de nuevo la motocicleta y metió el acelerador a fondo.


- ¡Esta me la pagas,  Shikamaru!! – grito el azabache apoyando su frente en el cristal y respirando como una bestia herida.


      Oscurecía cuando la puerta de la calle se abrió dando paso al rubio,  éste se dirigió derecho a su habitación sin siquiera saludar al ojinegro que estaba acostado leyendo un libro en el sillón del salón.


- ¿Dónde estabas? – lo interpelo desde la puerta negándose a entrar en la habitación.


- Dando vueltas por ahí,  Shikamaru conoce  sitios bastante interesantes.


- Se perfectamente los lugares que suele frecuentar – apoyado en el marco de la puerta.


- Los conoces… vaya,  es toda una sorpresa – sentándose en la cama.


- No me cambies el tema ¡Te prohibí que fueras a cualquier lugar en su motocicleta!! ¿Qué excusa le daré a tu padre si te sucede algo? ¡Estas bajo mi cuidado,  demonios!! – dando un golpe en la puerta con el borde de su puño.


- No necesitas recordármelo,  lo se perfectamente… la próxima vez iremos a pie – saliendo de la habitación y metiéndose al baño,  el moreno regreso rechinando los dientes al salón.


      A los diez minutos y como a diez golpes de puño del Uchiha contra uno de los cojines del sillón…


- Se acabo el jabón.


- ¿Podrías ponerte  algo encima en lugar de andar desnudo por toda la casa? – mirando al ojiazul con una toalla que apenas cubría lo necesario de caderas para abajo.


- No estoy desnudo y lamento mucho si eso hiere tu sensibilidad,  pero ya estaba dentro de la ducha cuando lo note…  baka.  ¡Quédate donde estas! todavía no desaparece el morado que me hiciste en la mañana – señalándolo con su dedo -   ¿Pero que estoy diciendo? De seguro tocar mi cuerpo te resultara tan desagradable como el beso que te di,  accidentalmente claro esta, ya que limpiaste inmediatamente tus labios, ¿No es así?  – apoyando su hombro en el marco de la puerta mientras cruzaba sus brazos.


- Naruto,  yo no pretendía…  – sin dejar de mirar el cuerpo que tanto deseaba.


 - ¿Qué? ¿Ofenderme? Eres un chico al  igual que yo,  de hecho lo entiendo, ser besado por alguien de tu mismo genero te debe parecer repugnante,  y quizás… hasta pecaminoso y si a eso le añadimos que fui yo quien te beso,  es mucho peor aun,  ya que soy tu mejor amigo, ¿Acerté?  Olvida el jabón… – regresando al baño.


- ¿Qué fue todo eso? – murmuro con la mirada fija en el pasillo por donde el rubio  prácticamente había escapado.


      En los días subsecuentes las reuniones del rubio y Shikamaru en la escuela fueron más frecuentes,  comían juntos,  bromeaban y reían bajo el incesante escrutinio del ojinegro que nunca los perdía de vista,  mientras crecían  en él lo celos e impotencia por no poder hacer nada al respecto,   Naruto se comportaba de manera acostumbrada  con el azabache como si el  incidente del beso nunca hubiera pasado, con la esperanza de que su amigo hiciera lo mismo.


- Shikamaru, quiero hablar contigo – interceptando al moreno cuando llegaba a la escuela.


- Con respecto a Naruto…  ¿Estoy en lo correcto? – apoyándose en el asiento de su motocicleta.


- Pareces llevarte “bastante” bien con él,  ¿Ya lo intentaste? – mirándolo intensamente como si quisiera hurgar en la mente del moreno.


- No voy a decírtelo,  es algo solo entre nosotros dos,  se nos hace tarde para las clases – dejándolo con la incógnita dando vueltas en su cabeza.


- ¿Quieres ir a la biblioteca conmigo? – pregunto el rubio asomando su cabeza por la puerta de la sala donde el azabache se hallaba sumergido entre libros.


- No puedo,  estoy estudiando,  deberías hacer lo mismo  – queriendo evitar que saliera mientras pasaba las hojas del libro sobre la mesita.


- ¿Y la biblioteca que es? ¿Un parque de diversiones,  acaso? No necesitas darme excusas – saliendo del departamento,  al regreso,  se encerró en su habitación sin decir una palabra,  era media tarde cuando volvió a aparecer  en la sala  vestido extremadamente sexi,  algo que sin duda llamo la atención del ojinegro.


- ¿Vas a salir a estas horas? – mirando como el cuerpo del rubio embonada deliciosamente dentro del pantalón ajustado que vestía junto con una camiseta negra casual,  bastante llamativa por lo transparente del tejido.


- La tarea es una lata,  hasta ahora pude terminarla – parándose delante del azabache que estaba sentado ante la mesita con un montón de material escolar encima de ella - ¿Cómo me veo? – girando sobre si mismo.


- ¿Alguna fiesta de la que no fui informado? – dando golpecitos con la punta del lápiz sobre la hoja del cuaderno que tenia delante.


- Nada de eso,  quede con Shikamaru para salir un rato – tomando las llaves del departamento y metiéndolas en su bolsillo.


- ¡Parece que mis palabras te entraron por un oído y te salieron por el otro cuando   te advertí que te alejaras de él!– botando el lápiz sobre el cuaderno y apoyando su espalda en el borde del sillón.


- Escucha,  el que  seas un ermitaño no significa que yo deba serlo también,  es muy lógico que después de ocuparme  de mis responsabilidades escolares quiera divertirme un poco,  es algo simple y si Shikamaru me da la oportunidad para eso… la aprovechare con todo gusto,  quiero hacer algo, digamos…  alocado – serrando la puerta antes de que el azabache le impidiera la retirada con algunas de sus ya consabidas advertencias o discusiones.


      El Nara lo esperaba en la calle con su motocicleta encendida y lista para partir,  le lanzo el casco nada más verlo llegar,  y señalándole el asiento agarro la mano del rubio para ayudarlo a subir en la maquina.


- Estaba pensando que tal vez tendría que subir a rescatarte de manos del “Ogro Sasuke” y liberarte de su torre y cadenas como a una bella doncella cautiva – bromeaba el Nara - ¿No te dijo nada? ¿Alguna prohibición o consejo en particular?


- No le di la oportunidad – agarrándose del cuerpo del Nara cuando arranco a todo gas.


- Ya veraz,  zorro, las palabras “algo alocado” pueden salirte bastante caras – azotando los libros de sobre la mesita al piso. 


      No hay nada más frustrante que el pensamiento de que la persona  que amas pudiera estar en brazos de otro,  haciendo quien sabe que,  para que te anime a cometer una tontería  con conocimiento de causa y premeditación.  Luego de tomar un baño,  con toda la calma del mundo,  se vistió y salió del departamento con tan solo una idea en mente… arruinarle la noche a Nara Shikamaru,  sabia donde encontrarlos y hacia allí  encamino sus pasos.


- ¡Este lugar es muy animado! – comentaba el rubio sentado en una mesa junto al Nara en una de las mas concurridas discotecas de la ciudad.


- ¿Te agrada? Es el lugar de moda por aquí.


- ¡Mucho! Y dime, ¿Ya viste alguna chica que te guste? – ya que llevaban un buen rato sentados tan solo observando el ambiente.


- ¿Y a ti? – sabiendo exactamente que preguntar ya que era todo un experto.


- Pues,  todavía no  –  paseando su vista por la pista donde muchos prospectos sin pareja movían el esqueleto al son de la alocada música.


- Tomate tu tiempo,  no hay prisa.


- De acuerdo, lo hare – sorbiendo su soda con el pitillo.


      Luego de treinta minutos más de pura observación,  el ojiazul no daba señales de que alguna de todas las chicas en el lugar fuera de su agrado.


- Dime la verdad,  ¿No viste alguna que te gustara,  no sabes bailar o es que no te agradan las chicas? – tirando su anzuelo para ver que pescaba,  el rubio lo miro por un momento.


- Si lo que quieres saber es si soy homosexual,  solo tenias que preguntar – poyando sus codos en la mesa y cruzando los dedos bajo su barbilla -   ¿Lo eres tú? Por el modo en que me presionas pareciese que  si – intensificando su mirada -   O por el contrario,  tienes algo en contra en de eso…  ¿Cuál de las dos es? – siendo pescado el pescador.


- Eres bastante perspicaz, ¿Sabias? Bien – mirando a los ojos azules – De acuerdo,  me atrapaste,  si lo soy…   ¿Dejarías de ser mi amigo por eso? – tocando las manos del ojiazul.


- Solo si intentas conquistarme,  además de que no descartaría a un buen amigo solo porque tiene gustos diferentes a la mayoría…  ¿Te comente que tenía novia? – dijo repentinamente para que no ahondara más en la parte que no le interesaba,  al menos con él.


- Muchos las tienen para ocultarse de la realidad o por miedo a enfrentarse al escarnio publico,  una novia no cuenta – sin darse por vencido.


- No en mi caso – por el momento,  no quería que el Nara supiera de sus sentimientos hacia el Uchiha -   Voy  al baño – escapando de nuevo de una situación engorrosa – “Definitivamente,  debería ser policía o algo así… ¡rayos! ¡Es peor que un polígrafo! Debo tener mucho  cuidado de lo que  digo enfrente de él,  pareciera que puede llegar al fondo de tu cerebro con tan solo una mirada…  es algo espeluznante”  


      Pensaba  mientras buscaba con su mirada donde quedaba el bendito baño,  luego de dejar su muestra y lavarse las manos salió del lugar con la mente dispuesta y alerta a seguir evadiendo las preguntas e insinuaciones del Nara,  alguien lo agarro por el brazo.


- Espero que no hayas estado bebiendo licor –llevando su nariz cerca de la boca del rubio.


- ¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? – con la sorpresa pintada en su cara.


- Pensé que empezarías con eso y luego… - la música en el ambiente cambio.


- ¿Qué haces,  Sasuke? ¡Espera un momento! ¿¡Que no estas escuchándome?! - siendo arrastrado por el azabache - ¿A dónde rayos me llevas?  Oye – tratando de abrir los dedos  aferrados a su brazo – ¡Ya basta,  suéltame! – protestando en vano,  como por un aumento de sueldo.


- ¡Querías hacer algo alocado! ¿No es así? – jalándolo a la pista donde la música se había tornado lenta, al igual que los movimientos de las personas que la llenaban.


- ¡Suéltame! ¿Qué piensas hacer,  baka? – tratando de zafarse y con un mal presentimiento recorriéndole el cuerpo.


- ¿Por qué la negativa? ¡Solo satisfago tu deseo! “Y el mío” – agarrándolo por la cintura y pegándolo a su cuerpo para comenzar con el  baile.


- ¿Perdiste la cabeza? ¿Piensas que es gracioso? Demonios – gritando en susurros - ¡No voy a bailar contigo! ¡Las personas nos están…!  – viendo  que todos a su alrededor se apartaban para verlos bailar.


- ¿Esto es lo suficientemente alocado para ti? – apretando aun más el agarre,  el rubio lo miro seriamente.


- ¿Querías ponerme en evidencia frente a todos,  verdad? Entonces deja que haga mi propia contribución a la causa – agarrando la cara del ojinegro y besando con furia su boca.


- Algo bastante interesante debe estar pasando allá – susurro Shikamaru al ver al grupo de personas rodeando la pista,  decidió indagar de que se trataba.


      El beso se extendió por casi un minuto,  en el que todos a su alrededor observaban con insistencia,  algunos aplaudían,  otros silbaban,  mientras que otros miraban con una absoluta sorpresa en sus caras.  Shikamaru no podía creer lo que veía,  mientras hacia cálculos mentales tratando de entender lo que sucedía.


- ¡Bien, señoras y señores,  gracias por sus aplausos,  próxima función,  mañana en la noche! – grito el zorro haciendo una reverencia y saliendo de la pista y del lugar.


      El Uchiha estaba petrificado en medio del gran circulo  donde los demás bailarines habían regresado,  luego de terminado el show,  a seguir moviendo el esqueleto.


- Buena la hiciste – dijo el Nara con la mano sobre el hombro del azabache - ¿No pensaste en lo que Naruto podría sentir con tu tonta broma? ¿Porque fue eso,  una broma…  verdad? – el azabache salió de allí sin decir una palabra.


      Camino un rato sin rumbo fijo a  sabiendas de que había metido la pata hasta el fondo,  y a la vez,  pensando en como podría solucionarlo,  no le importo en lo absoluto lo que los demás habían presenciado en la pista de la disco,  ya que a lo único que su mente había prestado atención había sido el beso furioso y de revancha que el cachorro le había dado, y en su espectacular retirada.


- “No se como voy a arreglar esto,  necesitare un milagro,  no solo lo forcé sino que también hice que se sintiera humillado frente a todos… soy un maldito,  ni siquiera querrá dirigirme la palabra después de lo que ocurrió… yo no lo haría” – abriendo la puerta del departamento y  decidiendo si entrar o no.


- ¡Pensé que no llegarías nunca!  La cena esta lista desde hace rato, ¿Te apetece comer o prefieres darte un baño primero? Escoge – dijo el ojiazul asomando su cabecita rubia por la puerta de la cocina – ¿Te perdiste de regreso?


- No,  yo tan solo estaba…  “¿Qué esta pasando aquí? ¿Acaso no esta molesto por lo de hace un rato? ¿O solo veo lo que quiero ver? – no dejando de mirar al rubio.


- Siéntate,  te serviré enseguida y antes de que se enfríe – disponiendo la mesa para el ojinegro - ¿Qué pasa? – Pregunto arrugando su frente al ver que el azabache no le quitaba la mirada de encima - ¿No iras a decirme que ya comiste,  o si? Me esforcé mucho preparando la cena para que me vengas con eso ahora.


- No entiendo porque estas…


- Se que no soy buen cocinero,  pero al menos hago el intento,  no se hable más,  vamos a cenar y luego a la cama – sirviendo los platos y sentándose frente al azabache.


- ¿A la c-cama? – atragantándose con la comida.


- No se tú,  pero yo estoy cansado y mañana hay clases – arrugando su cara – Esto no esta,  que  digamos espectacular…  pero puede comerse – con una alegre sonrisa.


- Cierto “Que alguien me de un golpe en la cabeza,  haber si así,  soy capaz de entender lo que esta pasando aquí” – tratando de concentrarse en la comida en lugar del ojiazul sentado frente a él.


- ¿Terminaste? Quiero lavar los platos antes de acostarme,  ya que ese fue mi castigo ¿Recuerdas? – recogiéndolos de la mesa.


- No estuvo tan mal… la comida quiero decir – observándolo desde la puerta de la cocina mientras el cachorro lavaba los platos.


- Se que no lo dices en serio,  pero no importa  –  con una sonrisa -  Que descanses – entregando el paño de secar los platos en las  manos al azabache antes de retirarse a su habitación.


- También tù  - apretando el paño en sus manos.


- “¿Creíste que te reclamaría lo que me hiciste hoy?  ¿Que montaría toda una escena debido a eso? ¡Vas listo,  hare que seas tú el que quiera discutirlo!  Y te daré buenas razones para eso… ya lo veraz,  tendrás que explicarme de forma satisfactoria y coherente el porque de lo hiciste esta noche,  cielos…  creo que se me esta pegando lo de Shikamaru” – buscando una buena postura para dormir.


      Al poco rato cayo rendido,  el pensar en su dulce y sutil venganza hizo que se quedara dormido con una sonrisa en sus labios,  algo de temer sin duda.


      Mañana siguiente,  tortura siguiente y una venganza en puertas por parte del rubio,  quien había despertado esa mañana  como pajarito que había aprendido a volar después de recibir un empujón y caerse del nido,  o sea,  a la mala.


- ¡Tiempo de despertar,  búho!! – Abriendo la puerta de la habitación del azabache sin siquiera tocar - ¿No quieres salir del nido?


- No pude dormir bien anoche,  creo que…  – sentándose en la cama con la mano en el estomago.


- En la mesa de la cocina te deje una medicina junto con el desayuno, ¡Nos vemos luego! ¡Adiós,  gruñón! – grito alegremente.


- ¿Cómo que luego? ¡Oye,  Naruto!! – el golpe de la puerta le indico que ya se había marchado.


- ¿Vienes solo? Después de lo de anoche…  si quieres puedo ayudarte a deshacerte del cadáver – le dijo el Nara apoyado en la puerta de entrada del colegio.


- Se quedo en casa,  tiene dolor de estomago,  no le cayo bien mi comida.


- ¿Lo envenenaste? Eres cruel,  después de todo fuiste tú el que lo beso a él. - caminando a su lado – Lo que me lleva a pensar…


- Matar a alguien por algo tan estúpido es exagerado,  además,  no confundas las cosas,  eso fue venganza…  el inicio al menos.


- Veo que planificaste todo un castigo ejemplar para el gruñón,  ¿Me incluye a mí? – queriendo ser participe de dicho plan.


- Tal vez,  ¿Quieres ayudarme a sacarlo de quicio por unos días,  amigo? – recalcando la palabra amigo por si las dudas.


- ¿Algo así como novio de besos,  abrazos y todo eso?


- Abrazos…  solo como amigo,  besos… totalmente negativo –poniendo las cosas bien en claro para que no se dieran malas interpretaciones por parte del Nara.


- Tacaño,  le quitas toda la diversión al asunto,  pero igual acepto – estando de acuerdo con las condiciones -  Tendrás que pagar el doctor si llega a golpearme, ¿Esta bien? Aunque… ¿Por qué crees que el estar juntos  le afectaría?


- Ustedes dos harían una buena pareja,  ambos son iguales a la hora de querer saberlo todo,  simplemente hare las cosas que se que le molestan.


- Lo de ser su pareja…  hace tiempo lo intente,  pero me mando al diablo – los oídos del rubio tintinearon.


- ¿Querías salir con Sasuke?


- Bueno,  debes admitir que es bastante  atractivo y sexi – relamiéndose con tan solo decirlo – Aunque su carácter no lo ayude mucho.


- No hubiera dado resultado de todos modos,  sus personalidades se parecen mucho,  ambos son demasiado controladores y dominantes,   además de que…  a Sasuke no le gustan los chicos – recordando la escena después de su accidentado beso.


- ¡Naruto! ¡¿Por qué te marchaste sin esperarme?! – grito el azabache a unos metros de ellos antes de que entraran al edificio de aulas.


- ¿Ves a que me refiero? – le susurro al Nara – Creí que te quedarías en cama ya que no te sentías bien… baka! ¡Mucho cuidado!  ¡Mira que ahora tengo quien me defienda! – colocándose detrás de Shikamaru y con una sonrisa en sus labios.


- Hablaremos luego,  zorro cobarde,   veremos a quien le pides ayuda… cuando estemos solos – pasando junto a ello y mirando retadoramente al Nara.


- ¿Qué fue todo eso? ¿De que me perdí?


- Es un juego,  si  lo insulto  me pellizca,  si él hace,  yo lo muerdo,  suena  tonto pero es bastante entretenido.


- Ustedes si que saben divertirse, ¿Y bien? ¿Cual será el siguiente movimiento? – entusiasmado hasta los huesos.


- Te lo diré a la hora del almuerzo,  por cierto… ¿Trajiste,  verdad? – entrando juntos al salón con los ojos del búho observándolos.


- ¿Crees que mi madre cejará en su empeño tan fácilmente? – tocando su abultada mochila.


- ¡Un “Hurra” para tu madre! Realmente  cocina delicioso,  ya fuera la mía – dando un largo suspiro.


-Tenerte como hermano seria… ¿Cómo decirlo? Muy amargo y pecaminoso para mi,  me gustas demasiado – suspirando al tomar sus asientos.


      Otra tediosa mañana de verborrea  de los profesores,  celos del Uchiha,  y risitas por parte del zorro y el Nara para completar otro capitulo más de la pesadilla particular del azabache,  hasta la hora del almuerzo al menos,   como de costumbre los primeros en abandonar el salón fueron Naruto y compañía,  seguidos por el búho,   también como de costumbre,  esta vez escogieron un lugar diferente al que solían frecuentar para que le fuera más difícil al ojinegro encontrarlos,  pero no demasiado.


- ¿Dónde se metieron esta vez? Demonios – al ver el lugar a donde solían ir totalmente vacio – Se equivocan si piensan que pueden esconderse de mí  – resuelto a dar con ellos como fuera.


- Creo que aquí viene – dijo el Nara al escuchar pasos sobre el pasto – ¡Ven aquí,  rápido! – grito por lo bajo al rubio jalándolo para que se sentara pegado a su hombro – Prueba este,  es especial… como tú – dijo el Nara poniendo el trozo de comida en la boca del rubio.


- ¿Interrumpo? – sintiendo que hasta ahí llegaba su autocontrol.


- En realidad no,  elogiaba la comida de la madre de Shikamaru, estaba comentándome que me llevara a conocerla muy pronto ¡¿No te parece genial?! – sonriéndole al azabache.


- “¿A su casa,  dice? – Cayéndole como balde de agua fría - ¿Intentas formalizar algo, Shikamaru? Se que entiendes perfectamente lo que quiero decir – dirigiendo su mirada al Nara.


- Nada aun,  no sin que la otra persona me de su respuesta,  que espero sea positiva,  ¿Te mencione que me gustan los retos? – el rubio miraba de uno al otro sin entender de que estaban hablando aquellos dos.


- Creo que acabaste, y si no me da iguale,  hora de volver  – jalando del brazo del rubio y éste a su vez del brazo del Nara.


- ¡Puede caminar perfectamente solo!   – sugiriéndole al cachorro,  o mejor dicho, ordenándole que  soltara al Nara.


- ¡También yo,  baka! – tapando su boca con la mano,  demasiado tarde.


      El Uchiha jalo al rubio hacia si y le mordió el cuello cual vampiro hambriento,  la sangre del ojiazul se agito como mar en una tormenta.


- ¡Heeeyy!! ¡¿Qué paso con los pellizcos?! – apretando la zona mordida en su cuello por el Uchiha.


- Decidí cambiar de método,   cada vez que veas esa señal en tu cuello,   lo pensaras dos veces antes de soltar tu lengua “Además de que llevaras mi marca,  cachorro” – arrastrándolo hacia el salón de clases


- ¡Me fascina ese juego de ustedes!  Definitivamente tengo que buscar a alguien con quien jugarlo – dijo el Nara caminando detrás de ellos.


      Fin de otro día de clases, durante los días siguientes  el rubio paseaba a diario con el Nara después de terminadas sus tereas escolares,  un tarde al cine,  otro a la disco,  el parque,  la biblioteca y así sucesivamente durante una semana,  el Uchiha estaba que se subía por las paredes a causa de las llegadas tardes del zorro y  la casi nula conversación entre ellos, la situación se estaba tornando insoportable,  por lo cual decidió encararlo.


- ¿Hasta cuando vas a continuar con esto? Sales todos los días,  descuidas tus estudios,  ¡Llegas a la hora que te de la gana como si esto fuera un hotel! – Siguiendo al rubio en sus pasos hacia la sala – Cuando pienso en ustedes dos,   solos  y haciendo quien sabe que,  me dan ganas de… - con la mirada encendida y su cuerpo a mil revoluciones por segundo.


- ¿Vomitar? Lo sabes… ¿No es cierto? Si – quitándose la chaqueta de espalda al azabache y arrojándola en el sillón - Por eso has estado ignorándome todos estos días -  aun parado de espaldas y con los brazos pegados a sus costados - ¿Te doy asco? Es lo que pensaría de alguien que evita mirarme cada vez que se tropieza conmigo,  lo cual resulta inevitable ya que vivimos en la misma casa,  creí que como amigo me entenderías y apoyarías, no voy a disculparme por nada,  de lo único que me arrepiento es de haber venido aquí – abrazándose así mismo -  Siento… siento haberte perturbado con mi detestable presencia,  se que eso es lo que piensas de mi cuando me miras,  Sasuke – corriendo a su habitación y cerrando con llave.


- Naruto… ¿Qué fue lo que dijiste? Tú… – Quedando paralizado por unos momentos al no comprender la reacción del ojiazul - ¡Naruto!  ¡Abre la maldita puerta o la echare abajo! ¡Responde! – golpeando el panel de madera con sus puños hasta que decidió  derribarlo de una patada ante la negativa del ojiazul abrirle.


- No tenias que llegar a esos extremos,  recuerda que  es tu casa,  me marchare en lo que recoja mis cosa – sacando su ropa del armario y gavetas.


- ¡¿Qué demonios significo todo lo que acabas de decirme allá afuera?! – Agarrando al zorro por los brazos - ¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡¿Qué es lo tengo que disculparte, maldita sea?! – con sus ojos fijos en los del rubio.


- Ahórrate los reclamos,  no eres mi padre,  él si me entiende,  ¡Y no finjas que no sabes nada!  ¡La forma en que me has tratado últimamente me lo confirma! – Exaltándose a medida que la discusión se volvía más seria -  Como ya dije antes…  ¡No me disculpare!! – gritando en desahogo.


- ¡Por todos los demonios del infierno! ¡¿Quiere decir que lo hiciste?!  ¡¿Te acostaste con Shikamaru?! – apretando los brazos del rubio.


- ¡Lo sabias,  sabias que era homosexual y te lo callaste!  ¡Preferiste ignorarlo al igual que a mi! ¡Al menos Shikamaru no me juzga ya que somos iguales! – grito aferrando la cintura del azabache por la ropa.


- ¡¿Te acostaste con ese idiota?! ¡Contéstame! – sintiendo que la desesperación y la locura se apoderaban de él.


- ¿Y si así fuera…  que te importa? No hagas de esto una tragedia griega, ¿Quieres?  - soltando sus manos - Saber que a tu amigo le gustan los chicos no es algo de que avergonzarse,  aunque se que a tú lo haces.


- No hagas que cometa una locura,  simplemente quiero que me respondas,  una vez más… ¿Te acostaste con Shikamaru,  si o no? – conteniendo las ganas de gritar para no perder la cabeza.


- Si te digo que si… ¿Que harás,  golpearme? No somos un matrimonio en el que le reclamas una infidelidad a tu pareja  – en esa situación cualquiera pensaría que el rubio tenia nervios de acero, aunque lo único que hacia era bloquear el miedo de lo que el azabache pensara hacer con él -  Con respecto a Shikamaru…


- ¡Lo matare! ¡Le advertí que no se acercara a ti! - empujándolo sobre la cama -  No he estado todo este tiempo cuidándote  y negándote a otras personas…  ¡Para que fueras del primero que apareciera por ahí! – sentado sobre las caderas del rubio.


- Es precisamente lo que nunca entendí,  supongo que eres como uno de esos hermano celosos que cuidan la virtud de sus otros hermano para que no caigan en manos equivocadas – decía el ojiazul con sarcasmo -   Que sigan el camino correcto según el sexo que dios les dio al nacer,  ¿Es eso?  - continuaba - Otra cosa… ¿Podrías quitarte de encima? No soy de piedra, ¿Sabes? Me haces sentir acalorado – abanicándose con la mano -   Eso podría romper el código de lo que,  según tú,  es normal en el mundo en que vivimos – mirándolo sin miedo directamente a los ojos.    Lo que tendría que pasar pasaría, aunque le costara lágrimas,  ya fuera por el rechazo o por el contrario…


- Error,  todo lo que acabas de decir es basura,  tienes mala memoria,  zorro.


- ¿Sobre que? – con el cuerpo estremecido por la postura del Uchiha sobre sus cadera.


 - ¿Recuerdas cuando tenias doce años y siempre despertabas mojado? Nunca descubriste la razón de eso.  Yo te la diré…  mientras dormías te masturbaba,  a la vez que lo hacia conmigo mismo – acercando su rostro al del rubio - Y aunque permanecías dormido,  te retorcías de placer en mis brazos… ¡Oh,  por dios! Te veías tan sensual,  que al observarte  en lo único que podía pensar era en poseerte una y otra vez hasta perder la razón – el rubio miraba totalmente aturdido al Uchiha,  sentía su cabeza como si le hubieran dado con un mazo  - ¿Por qué crees que dormía en tu casa tan seguido, eh? Me hice la promesa de que no serias de nadie que no fuera yo – agarrando la barbilla del ojiazul - Desde ese entonces me perteneces, ¿Comprendes? – sacándose la camiseta y arrojándola al piso,  el rubio miraba sin ver puesto que su mente se encontraba en un rápido  viaje al pasado.


- Ahora entiendo,  por eso me sentía tan bien al despertar cuando dormías conmigo, pero tú… ¡Tú te aprovechaste de mí! – sopesando las palabras del Uchiha.


- ¿Aprovecharme,  dices? No te aprovechas de algo que te pertenece.  Te marque con mis besos,  mis caricias,  mi esencia… aunque no dentro de ti,  pero si sobre ti,  procuraba no dejarte marcas que te hicieran sospechar nuestras noches de pasión desenfrenada,  al menos para mi – descansando su frente en la del otro -   Aunque con lo despistado que eres nunca te hubieras dado cuenta,  no sabes cuantas veces mordí mis labios hasta hacerlos sangrar en lugar de morder tu piel,  que era lo que en realidad quería,  cuando tuve que dejarte para mudarme aquí desee estar en la edad media donde  las esposas llevaban un cinturón de castidad para no cometieran infidelidad mientras sus esposos iban a la guerra,  buenos tiempos aquellos,  sin embargo tú…  ¡Entregaste mi más preciada posesión a alguien como Shikamaru! ¿Qué crees que debería hacer en mi situación?  ¿Castigarte? ¿Matar al bastardo por haber tocado lo que es mío? – presionando las manos del rubio por sobre su cabeza - ¿Alguna sugerencia,  zorro? – mordiendo,  sin hacer daño,  el cuello del ojiazul.


- ¿Qué tal si me sueltas y me dejas ir? – molesto porque en toda esa confesión  no había escuchado lo que deseaba oír con toda su alma – Aclaraste tu punto… eres homosexual además de un pervertido,  pero te equivocas en algo,  no soy de tu propiedad y tampoco te he dado opción de compra – dijo sin un ápice de emoción en su rostro -  Quiero que me sueltes para que pueda marcharme y terminar,  de una vez,  con esta absurda situación – intentando incorporarse.


- ¿Lo tenias planeado, cierto? Pelear conmigo te da la excusa perfecta para ir a refugiarte en los brazos de ese idiota… ¡Sobre mi cadáver! ¡¿Comprendes?! – Sacando la camiseta del rubio con toda la rabia y frustración que sentía en ese momento – ¡Te hare el amor hasta que grites mi nombre!  Y ya que no es tu primera vez… no tengo que ser cuidadoso, ¿No es así? – arrebatándole los pantalones de un tirón,  los ojos del rubio reflejaron el miedo que por momentos se apoderaban de él.


- ¡No,  Sasuke! Espera… ¡No por favor,  no hagas esto! – imploraba el rubio mientras se debatía por quitárselo de encima.


- ¡¿Quieres que me detenga porque no soy de tu agrado?! En cambio él… ¿Te gusto como te lo hizo? Yo lo hare mejor,  porque yo…– Sujetándolo con sus piernas y manos - ¡Serás mío ahora!  ¡Se acabo el seguir esperando! – chupando su cuello y pecho mientras arrancaba la prenda interior del rubio,  rompiéndola.


- ¡Sasuke! – dejando de luchar una batalla que sabia perdida.


- ¡¿Por qué tuviste que entregarte a él?!  ¡¿Por qué?! ¡Tu cuerpo es solo mío,  mío!! – totalmente fuera de si por los celos y el dolor,  lo que lo hacia comportarse rudamente con el cachorro.


      La ansiedad y el deseo eran tal que no se midió a la hora morder,   chupar y presionar con sus dedos, dejando grandes marcas en la delicada piel del rubio,  después de quitarse los pantalones y ropa interior, aunque sin darle cuartel a su caricias,  abrió las piernas del zorro y las coloco sobre sus hombros,  estaba tan inmerso en su deseo que no noto la quietud e inmovilidad del cuerpo del ojiazul,  éste solo veía el techo con la mirada vacía y sus ojos llenos de lagrimas.


- ¡AHHHH! – grito con fuerza el rubio arqueando su cuerpo cuando el azabache se sumergió dentro de él de una sola embestida.  El Uchiha reacciono ante el grito de dolor del ojiazul.


- Naruto tú… ¡No puede ser! – asustado echo su cuerpo hacia atrás para salir inmediatamente de su interior.


- ¡Noooo…  no!  ¡T-termina lo que empezaste! S-Será lo… u-único que obtendrás  de mi… – clavando sus uñas en los hombros del Uchiha.


- ¡No puedo…! - abrazando al rubio a su pecho - No puedo seguir,  p-perdóname Naruto.  No quería… yo creí que…- saliendo de él.


- ¿E-estas feliz ahora? Fuiste el primero,  como siempre quisiste – levantándose a duras penas de la cama mientras por sus muslos corrían hilos de sangre.


 


Continuara…


 


Capitulo III -   Concluidas las Negociaciones…


     


      El ojiazul,  con pasos inseguros,   camino hacia el baño y se encerró dentro,  mientras  el ojinegro se presionaba el rostro con sus manos reprochándose así mismo la brutalidad con la que había tratado  a la persona dueña de todo su amor y deseo, la misma persona que,  seguramente,  lo estaría odiando por el resto de su vida.


- Oh, dios…  cachorro - espantado al ver su hombría llena de sangre - ¿Qué fue lo que  hice? Mis celos y rabia provocaron que no me midiera a la hora de…  soy una basura,  debes estar odiándome en estos momentos,  Naruto – susurraba mientras no dejaba de llorar – ¿Seguirás a mi lado después de esto? Seguramente… querrás abandonarme  y no te culpo si fuera así – caminando hacia la puerta del baño – Naruto,  déjame verte – con las palmas de sus manos y su frente pegadas a la puerta – Se que  no me quieres cerca de ti  después de que yo…  pero por favor – suplicaba - Abre la puerta,  quiero saber como estas –  se escucho el cerrojo y la puerta se entreabrió dando paso al ojinegro.


      Naruto se apoyo en el cuerpo del azabache al sentir que no se sostendría por si mismo,  por fortuna   la sangre se detuvo dándole al ojinegro algo de tranquilidad,  no es que la mereciera después de lo que hizo pero… en fin,  lo sostuvo por unos minutos pensando que seria la ultima vez que lo tendría entre sus brazos,  se metió en la ducha sosteniendo el cuerpo del rubio junto al suyo, para que el agua tibia borrara todo rastro de la sangre que su cachorro consentido había derramado por su culpa.


      Con suma delicadeza baño el cuerpo que solo había sido suyo,  ahora lo sabia,  luego lo envolvió en una toalla y lo llevo a su propia habitación,  ya que la cama del zorro era un completo desastre,  lo curo lo mejor que pudo mientras la mente del rubio vagaba en la semiinconsciencia y su cuerpo temblaba de frio,  lo tapo con la manta y se recostó a su lado, pero sobre ella,  no quería dejarlo solo en esas condiciones,   acariciaba su cabello como cuando eran pequeños y dormían juntos,  sabia que eso lo tranquilizaba como si fuera una canción de cuna. 


- Te amo, palabras sencillas,  pero por alguna razón,  difíciles de pronunciar,  según el caso – susurraba mientras seguía con sus tiernas caricias – Te las dije tantas veces,  en aquellas noches,  cuando imaginaba que te hacia mío,  sabia que no me escuchabas… al igual que ahora,  sufría tanto pensando que algún día nuestros caminos se separarían  irremediablemente y  llevándonos por senderos distintos. Eso me hacia morir un poco cada vez que el comienzo de un nuevo día me separaba de tu cama y de ti…  te amo,  mi cachorro – con un hondo suspiro y la culpa recorriendo su alma. A la mañana siguiente…


- ¿Qué haces aquí? Ah, ya cierto,  es tu habitación – dándole la espalda al ojinegro.


- ¿Te sientes mejor? – desocupando el que había sido su sitio de vigilancia durante toda la noche.


- ¿Tengo que responderte?


- Es mejor que continúes en cama hasta que te sientas capaz de sostenerte por ti mismo,  cuando creas que estas totalmente bien,   traeré el desayuno – caminando hacia la puerta.


- Gracias,  doctor,  pero no tengo hambre – haciéndose un ovillo bajo la manta.


- Comerás de todas manera – dijo en tono suave, pero convincente - Cuando te repongas,  te llevare a donde quieras ir,  supongo que querrás salir corriendo sin mirar atrás, es comprensible, después de todo… - en la puerta y de espaldas al ojiazul – Eso es lo que cualquiera haría, normalmente,  después de lo sucedido anoche…  pero tú no – hablando desde la puerta – Seguirás aquí,  seguirás a mi lado y por ultimo…  seguirás siendo mío – viéndole directamente a los ojos -   Y como antes mencionaste,  tampoco voy a disculparme por nada,  creo que con eso queda todo bien claro.


- Así que… ¿De amigo pase a ser tú prisionero? Vaya,  usado y enjaulado,  no esta mal para un solo día – ironizo el ojiazul mirando al Uchiha en la puerta  – “Así que,  así están las cosas ahora,  no difiere mucho de lo que dijiste anoche,  te escuche al menos esta vez  y aunque fue lo que siempre quise oír,  en algo tendrás que pagarme tu arrebato y desconfianza,  dices amarme, pero lo que te impulso anoche fueron los celos y el deseo,  te amo… esos dos simples palabras hubieran hecho la diferencia, Sasuke,  ¿En verdad crees que las cosas serán tan sencillas como piensas?  Aun no obtengo todo lo que quiero de ti, que lo digas alto y claro… mientras tanto hare que te vuelvas completamente loco de deseo por mi,  pero no podrás tocarme, si te conozco lo suficiente, tu sentido de culpa hará que lo pienses dos veces antes de forzarme de nuevo,  ese será tu castigo,  estas equivocado si piensas que tienes ganada la guerra, mi querido búho” – eso suena a  una sutil y dolorosa tortura sexual.


- ¿Puedes sentarte? – aproximándose a la cama con una bandeja.


- ¿En serio quieres que te conteste  eso? – mirándolo con irónica paciencia.


- Olvida lo que dije,  de todas maneras,  no es algo que no se cure con la debido supervisión,  yo me encargare de eso – sentándose en el borde de la cama – Si quieres,  puedo dártela – refiriéndose a la sopa en el tazón.


- Sopa instantánea con un toque de culpa, ¿Cierto? – El azabache aparto su mirada – No tienes que preocuparte,  hasta debería darte las gracias, creo que con lo sucedido,  mis próximas  experiencias serán más placenteras -   poniendo cara de chica comiendo dulce y suspirando hondo,  la venganza comenzaba - Pásame la bandeja,   de seguro eres capaz de echarme la sopa encima gracias a tus dedos de mantequilla – soplando el caldo antes de tragarlo  pasando la lengua por la cuchara de manera sensual y excitante, los ojos del azabache miraban el juguetear del caramelo del rubio deseando estar en el lugar de la cuchara en cuestión - ¿Sucede algo? Me miras como si nunca antes me hubieras visto – llenando de nuevo la cuchara con el humeante caldo.


- Será mejor que olvides  eso – sin apartar los ojos de la lengua del cachorro que aun seguía lamiendo la dichosa cuchara -   Con respecto a la culpa… no siento ninguna – deteniendo la mano en la que el ojiazul sostenía la maldita cuchara - Si quieres ganar experiencia en la cama y como pareja de alguien, lo harás conmigo  – agudizando su mirada y con una voz que sonando a orden.


- Déjeme ver si entendí bien,  si quiero salir a pasear,  divertirme y toda esa clase de cosas… ¿Tengo que hacerlo contigo? – arrugando su rostro - Si deseo que me besen,  abracen,  acaricien y lo que suele venir después de eso, ¿Tiene que ser contigo, también?  Eso  suena a propiedad territorial, mezclada con extremo egoísmo de un caudillo de pueblo -  negó con su cabeza - No estoy de acuerdo,  mi cuerpo y vida me pertenecen solo a mí,  si es que me entiendes – dejando la bandeja a un lado luego de su discurso.


- Olvide decirte algo más,  desde hoy,  dejaremos de dormir en camas separadas ¿Que prefieres,  tú habitación o la mía? – recogiendo la bandeja para llevarla de vuelta a la cocina.


- ¿el sofá de la sala es parte de las opciones?


- ¿Quieres que te conteste a eso? Así lo creí – haciendo la misma pregunta irónica que el rubio hiciera antes – Tengo que ir a clases,  al menos uno de los dos tiene que asistir, ¿Quieres que salude a Shikamaru de tu parte? – dándole la espalda al rubio.


- ¡Eres un baka insensible!! – arrojándole la almohada,  el azabache se detuvo dejando la bandeja en el suelo.


- Al parecer adoras que te castiguen – mirándolo fijamente mientras se acercaba de nuevo a la cama.


- ¡Por lo que hiciste anoche podría insultarte un millón de veces y quedar exonerado de culpa!  ¡Idiota, bruto,  salvaje… baka Sasuke! – escondiéndose bajo la manta.


- ¿En que podría ayudarte eso, mi zorro escurridizo? Ven aquí – Refiriéndose al improvisado escondite del ojiazul – No me iré sin darte tu castigo – arrancando la manta de la cama dejando expuesto el cuerpo desnudo del rubio,  la visión lo paralizo por un momento.


- ¿Qué?  ¿Admirando el mapa de tus irrefrenables deseos de anoche?


- Tu piel,  es el lienzo en el que dibujo lo que mi cuerpo desea de ti,  mi cachorro – inclinándose sobre él.


- En tal caso, deberías  tener más  cuidado con los borrones – refiriéndose a los morados y marcas,  ahora visibles  - De todas maneras,  es algo que no se repetirá, al menos contigo – arrebatando la manta de manos del Uchiha – Si  esperas un momento,  iré a clases contigo y no me importa lo que digas al respecto – levantándose,  con menos dolor que la noche anterior,  y caminando despacio al baño – Los saludos a Shikamaru se los daré en persona,  gracias – serrando la puerta con el pasador.


- Únicamente te advierto algo,   no te propases,  te estaré vigilando – dijo el ojinegro del otro lado de la puerta.


- ¡No es tu asunto, baka! “Ya veraz,  hare que se salga la bilis por las orejas” – pensaba mientras tomaba una ducha.


      Llegaron a la escuela con el tiempo suficiente de entrar al salón sin que hubiera sonado la campana que daba comienzo a las clases del día,  antes de que el rubio caminara hacia su asiento, junto al Nara,  el azabache lo agarro del brazo dirigiéndole una mirada de advertencia. 


- ¿Por qué el retraso? Y más que eso… ¿A que se debe el cuello de tortuga? Apenas terminamos el verano y aun no hace frio,  pareces un pingüino tomando un baño de vapor – comentaba el Nara al ver  a su compañero venir tan abrigado.


- Buenos días para ti también, Shikamaru – abrazando al moreno a sabiendas de  que el Uchiha lo observaba,  el Nara se sorprendió,  pero no obstante imito el abrazo.


- ¿A que vino eso? No digo que no me agrade,  pero fue inesperado de tu parte  – sin soltar al rubio.


- ¿Qué tiene de extraño? Somos amigos y me alegro mucho de verte,  es simple – riendo para  alegría del Nara y la rabia del Uchiha.


- Algo cambio desde ayer… ¿No es así? Luces diferente, ¿Qué me ocultas? – mirándolo suspicazmente.


- “Vaya que es difícil mantenerse ecuánime ante semejante mirada,  tendré que improvisar” – pensaba - ¡Ideas tuyas!  Puede que me vea algo pálido y ojeroso pero nada diferente a como luce  cualquiera con un resfriado  – sacando el pañuelo que siempre llevaba en el bolsillo trasero de su pantalón.


- Debiste quedarte en casa o vas a contagiar a toda la clase.


- ¿Y perderme de tu compañía? ¡Eso jamás!  Jajajaja – riéndose alto y fuerte mientras chocaba su hombro con el del moreno, el azabache apretaba sus mandíbulas por no apretarle el cuello al Nara.


      Terminada la primera clase, en la que el Uchiha no había visto ni una línea,  se acerco a los alegres chicos,  deseando tener una espada en su mano  para cortarle la cabeza a cierto moreno que lo hacia reventar de celos y sacaba a flote toda esa aura oscura que guardaba en su interior.


- Tengo algo que hacer antes del mediodía,  regresaras a casa solo y sin desviarte a ningún otro lugar, ¿Entendiste? – mirando intensamente a los ojos del rubio para que captara el mensaje sin que hubiera ninguna duda al respecto.


- ¿Qué? ¿Comprar una  cadena para impedir que tu mascota salga a pasear con otro amo,  quizás? – poniendo un dedo en uno de sus cachetes mientras miraba retadoramente a su amo,  quiero decir,  al Uchiha.


- ¡Que cachorro tan inteligente eres! Vaya que si – celebro el azabache revolviendo el cabello del ojiazul – Tranquilo,  no olvidare comprarte un rico hueso y tenerte listo tu juguete  favorito – pasando sus dedos por la mejilla del cachorro de zorro.


- ¡Ni siquiera con eso,  ni ninguna otra cosa,  movería la cola para ti,  Baka! – grito Naruto mientras el azabache se marchaba alzando su mano en despedida.


      El Nara miraba la escena con la absoluta certeza de que algo muy serio había pasado entre aquellos dos y se daría a la tarea de averiguar que era,  por el modo de comportarse de ambos chichos podría decir,  con toda seguridad,  que el Uchiha ya había hecho su jugada,  y al parecer,  de jaque mate.


- Definitivamente  si que me perdí de algo – murmuro mirando de reojo al rubio.


- ¡Ese condenado búho! Quisiera arrancarle las plumas hasta que no le quedara ni una sola – siseaba con enfado – “Es hora de que la mascota le enseñe al amo como comportarse” ¡Shikamaru! ¿Tienes algo que hacer esta tarde? – volteando su rostro hacia el Nara.


- Creo que no, ¿Qué tienes en mente? – viendo su oportunidad para enterarse de lo que pasaba entre el azabache y el zorro.


- ¿Me acompañas a comer un helado después de clases? – con su linda sonrisa.


- ¿No se supone que estas resfriado? – con cara de “no me lo creo”


- Jejejeje,  tienes razón,  que sea chocolate caliente,  entonces “¡Soy un baka!  Ni de coña se lo cree,  estoy seguro de que sospecha algo, después de todo,  se trata de Shikamaru” – sonriendo con nerviosismo.


      Luego de terminado el ciclo escolar del día,  en el que el azabache no había vuelto a dar señales de vida,  el Nara y el cachorro entraron en una cafetería no muy lejos de la escuela ni de la casa del Uchiha.


- ¿Vas a decirme que paso o tengo que adivinarlo? – pregunto sentado frente al rubio el cola de caballo. 


- ¿No se te puede ocultar nada,  eh? – observando el humear de su tasa de chocolate.


- ¡Escúpelo de una vez! O empezare hacer mis propias conclusiones – aunque se daba una idea de lo que podía ser al ver la actitud de su amigo azabache para con el zorro.


- Esto es difícil de decir,  lo que paso fue que… - comenzando con su relato.


- Cielos,  con razón su comportamiento posesivo hacia ti de esta mañana  – cruzando sus brazos sobre la mesa.


- ¡¿Razón?! – dando un manotazo en la misma.


- Espera,  no digo que esté bien lo que hizo,  pero lo comprendo perfectamente.


- ¿Ah,  si? ¿Cómo es eso? – no pudiendo creer que Shikamaru estuviera de parte del Uchiha.


- Es completamente asfixiante, y no menos frustrante,  tener que contenerse por algo que se desea con tanta fuerza,  Naruto – dando razones que creía lógicas - ¿Nunca te has visto en esa situación?


- Tal vez,  pero yo no voy por ahí imponiendo mis deseos a la fuerza – soplando el chocolate.


- Eres sensible además de hermoso,  por eso  no condeno a Sasuke,  aunque tampoco lo defiendo – bebiendo un sorbo de su café – Tú lo quieres,  no puedes negarlo,  lo veo en tus ojos – observándolo.


- Es cierto,  lo amo desde que éramos niños ¡Pero eso, no le da derecho hacer conmigo lo que se le pegue la gana! ¡Seguiré empeñado en mi rebeldía hasta que grite bien alto lo que quiero escuchar! – totalmente convencido de ello.


- Me parece perfecto,  pero una cosa si te digo,  no lo presiones demasiado,  un hombre enamorado y celoso no aguantaría por mucho tiempo el juego del gato y el ratón – sugería el Nara – Si no vas con cuidado,  podrías caer en tu propia trampa.


      La conversación se extendió por el resto de la tarde y un poco más, el Uchiha daba vueltas por el departamento,  luego de terminar con la tarea de la que se había estado encargando desde que dejara la escuela en la mañana,  a cada momento  miraba el reloj en la pared preguntándose donde se había metido su cachorro y con quien,  la puerta del departamento se abrió dando paso a un  muy alegre  ojiazul.


- ¿Ya viste la hora que es? – esperándolo en la entrada de la sala con sus ojos encendidos y cara de pocos amigos.


- ¿Es tan tarde? Disculpa sino salto sobre ti para que me rasques el lomo mientras lamo tus manos – pasando a su lado ignorando el reclamo del ojinegro -  Y por lo tarde  se que es mi culpa,  pero me entretuve disfrutando del juguete de Shikamaru  ¿Qué hay para la cena? – dejándose caer en el sillón y colocando uno de los cojines sobre su pecho.


- ¡¿El juguete de Shikamaru,  dijiste?! ¡Ven aquí,  cachorro desobediente! – saltando sobre el ojiazul,  pero éste se escapo del asalto casi por los pelos, el rubio corrió hacia el baño.


- ¿Creíste que me quedaría quieto  moviendo la cola para ti? ¡Eres un completo baka! – poniendo la mano en su boca para que el azabache no escuchara su risa.


- ¿Qué piensas conseguir huyendo de mi? – girando la perilla de la puerta con facilidad,  el ojiazul se quedo viendo sin comprender - ¿Ya te diste cuenta? – abriendo la puerta con facilidad.


- ¿Q-que pasa? – no entendiendo como el Uchiha había podido abrir.


- No habrá puerta,  cerradura,  ni ninguna otra cosa que me impida llegar hasta ti,  cachorro – agarrándolo de la mano para sacarlo de lo que el rubio creía un sitio seguro e infranqueable.


      El azabache se había encargado de quitar las cerraduras de todas las puertas del departamento,  menos la de la entrada principal, para tener acceso a cualquier rincón donde el rubio pudiera buscar refugio al querer escapar de sus manos.


- Siéntate,  supongo que ya puedes hacerlo perfectamente – le ordeno al llegar a la cocina,  el cachorro tomo asiento con el rostro fruncido y mostrando su lengua,  el azabache se le acerco – Hazlo otra vez.


- ¿Eh?


- Tu lengua… hazlo de nuevo – acercando su rostro al de su cachorro.


- ¿Por qué? ¿Tiene algo de raro? – sacándola a todo lo que daba y bajando su mirada para tratar de ver que era lo que había llamado la atención del búho.


- Así… - susurro el ojinegro introduciéndola en su propia boca.


      El Uchiha se deleitaba chupando y mordiendo suavemente el delicioso manjar de su zorro mientras éste fingía oponer resistencia,  la sangre del azabache comenzó a hervir como en la noche que quiso tomarlo a la fuerza.


- “Con un demonio,  se me hace muy difícil resistirme a algo así,  pero aun no ha dicho la palabra mágica que haga que me entregue por completo ¡Tengo que resistir!” Espera… ¡Ya basta! Con un demonio – grito medianamente - ¡Rayos,  tu boca parece un sacapuntas! Por todos los cielos… – empujando por los hombros al azabache - ¡Se me quito el hambre! Búho mañoso – marchándose a su habitación.


      El ojiazul dio zancadas hasta llegar,  a lo que se supone,  era su habitación, se detuvo con la boca abierta y los ojos fuera de orbita bajo el umbral de la puerta,  En el lugar donde se supone debería estar su cama había un escritorio con una computadora encima, y a los lados opuestos de este en las paredes,  unas bibliotecas que llegaban hasta el techo llenas de libros y algún que otro adorno,  grandes cojines sobre una alfombra mullida  adornaban el suelo mientras unas fotografías de ambos,  cuando eran niños,  colgaban de las paredes a ambos lados de la ventana,  la cual estaba cubierta con una persiana decorada con las figuras de un cachorro de zorro jugando con una mariposa y un atento búho vigilándolo desde su rama en un árbol.


- ¿Te gusta? – pregunto a su espalda.


- ¿Pero donde esta mi cama,  mis cosas? Al final te decidiste a dejarme ir, ¿Eh? Lo supuse… – susurrando y con un nudo en su estomago.


- Así es – agarrándolo de la mano,  el cachorro bajo su mirada con tristeza.


      La habitación del Uchiha,  mucho más grande que la suya,  se mostro ante los ojos del rubio como el lugar más acogedor que hubiera visto en su vida. Lo primero que llamo su atención fue la gran cama en el sitio central de la estancia con grandes almohadones y sus respectivas mesitas a los lados,  suaves alfombras en el piso y un cómodo sillón,  también,  con una mesita a uno de sus lados y una lámpara para leer sobre ella,  cortinas de color azul cielo,  como los ojos del cachorro,  cubrían la ventana y al lado opuesto del sillón, tres grandes cojines serraban el decorado.


- Esta será tu cama de hoy en adelante – tomándolo por los hombros y acercándolo a la cama hizo que se sentara en ella.


- Es tan grande…  hasta podría invitar a Shikamaru para que se quedase conmigo – dejándose caer de espalda sobre la blanda superficie.


- Podría,  pero en calidad de cadáver – acostándose sobre el ojiazul – No me provoques,  cachorro – con una mirada más que intensa – Mis celos son algo difícil de controlar – mordiendo suavemente la punta de la nariz del zorrito rubio.


- ¿Desde cuando tenias planeado todo este montaje? Todo esto no se hace de un día para el otro, gastaste mucho dinero solo para tener sexo conmigo…  me hace ver como un prostituto bastante caro – mirando los ojos negros – Claro que pensando como dueño,  siempre creíste que caería en tus manos tarde o temprano ¿No es así? Admítelo – arqueando las cejas y arrugando esa parte entre sus ojos.


- A decir verdad,  tu llegada evito que fuera a buscarte – pasando sus dedos por la mejilla del rubio – Dos años es mucho tiempo para estar sin ti,  mi cuerpo  extrañaba la tranquilidad y tibieza que sentía al dormir a tu lado,  además de que el deseo por hacerte mío se volvió insoportable – besando la frente del zorrito.


- Aun no lo soy,  y dime… ¿Qué hubieras hecho si las cosas no salían como tú planeabas, eh? Me gustaría saberlo,  Uchiha Sasuke.


- Cualquier cosa por tenerte así,  bajo mi cuerpo y solo para mí – chupando el cuello del cachorro -  Aunque tuviera que encerrarte por el resto de tu vida y yo contigo – comenzando a excitarse hasta los huesos.


-El secuestro es un delito,  así como la esclavitud – cerrando sus dedos sobre la manta.


- Entonces,  serias tú el que estaría cometiendo el delito – metiendo sus manos bajo la ropa del cachorro.


- ¿P-por qué lo dices? – sintiendo los efecto de las caricias del búho y tratando de resistirse a ellas con todas sus fuerzas.


- Me has tenido prisionero y a tu merced desde el día que te conocí y probé tu dulzura,  todo lo he hecho y hago… es tu culpa – intentando quitarle la ropa al ojiazul.


- ¡Alto! ¿Qué crees? Ya me dio hambre… - rodando hasta el otro lado de la cama y saliendo de la habitación rumbo a la cocina.


- También yo,  pero de ti – murmuro el azabache para luego seguir al rubio hasta la cocina.


      Después de una cena,  sencilla y rápida,  a bases de emparedados y leche,  el azabache decidió que tomarían un baño antes de dormir…  o lo que pudiera pasar antes de eso,  bajo protesta  el cachorro fue arrastrado hasta la ducha y desnudado sin piedad mientras manoteaba y discutía con el búho.


- Solo gastas saliva y energía resistiéndote,  cachorro – jalándolo dentro de la ducha después de desnudarse también.


- El ser obediente ante todo lo que me dicen no es mi estilo “El que voy a perder si continuo de esta manera,  ya no soporto sus manos sobre mi sin que me den ganas de abrazarlo hasta partirlo en dos,  mi piel reconoce la suya como un abrigo hecho a la medida…  algo que nació solo para mi – con los ojos serrados mientras el azabache deslizaba la esponja por su cuerpo - ¿Debería dejar de resistirme? ¿Tomar lo que me ofrece y tratar de…?”


- Te amo con locura,  mi pequeño cachorro.


- “¿Acaso dijo lo que escuche? ¿O fue tan solo mi deseo el que me hizo que esas palabras sonaran en mis oídos? Sasuke…”


- ¡Hey,  cachorro! ¿Te quedaste dormido? Te pregunte si ibas a quedarte bajo el agua toda la noche – saliendo de la ducha y colocándose una toalla en su cintura.


- ¿Eh? – abriendo sus ojos como saliendo de un sueño - ¡Eres un baka! Me iré de aquí,  claro que lo hare – pasando a su lado como un ciclón y jalando de la toalla del azabache dejándolo desnudo.


- ¡No digas tonterías,  sabes bien que no te dejare hacer eso! – dejando gotas de agua a su paso mientras seguía al cachorro hasta la habitación.


- ¡No podrás vigilarme todo el tiempo! ¡Buscare la forma de desaparecer de tu vista,  baka!– mejor no lo hubiera ni mencionado,  el Uchiha se lanzo hacia él cayendo ambos sobre la cama.


- ¡Eso jamás! ¿Escuchaste,  uzuratonkachi? – furioso por las amenazas de abandono por parte del rubio.


      Tampoco lo hubiera dicho,  el cachorro giro su cuerpo junto con el del azabache cambiando las posiciones,  para luego hacer presa con sus dientes una de las orejas del Uchiha,  haciendo que éste se estremeciera al sentir la lengua caliente del zorrito dentro de su oído,  al escuchar los jadeos del búho,  el Uzumaki se detuvo, recordó que ambos estaban desnudos,  él sobre el cuerpo del ojinegro y su propio cuerpo clamando el siguiente nivel.


- No te excites que no hay quien te baje la temperatura…  al menos que lo hagas tú mismo – bajándose de la cama y poniéndose su pijama,  el azabache se metió bajo la manta con su miembro totalmente ansioso y excitado - ¿Dormirás así? Por dios santo… – señalándolo con el dedo.


- Siempre lo he hecho cuando duermo contigo – retirando la manta del lado del rubio para que se acostara.


- Al menos cuando éramos niños usabas ropa interior – sentándose en la cama.


- Que me quitaba después de que quedabas dormido,  cachorro.


- Mmmh,  ten cuidado no se te vaya a resfriar…  tu cosa,  quiero decir – poniendo uno de los almohadones en el centro de la cama como barrera divisoria entre ambos.


- Que te crees tú eso – quitando el obstáculo y arrojándolo a los pies de la cama.


- ¿No piensas darme tregua ni siquiera para dormir? Búho mañoso…


- Por supuesto que no,  y en la cama menos,  no será distinto de cuando éramos pequeños – el rubio le dio una mirada de fingido aburrimiento y se acostó dándole la espalda.


- Haz lo que quieras.


- Sabias palabras,  mi cachorro – abrazándose a su espalda.


      Luego de unos minutos de sentir el erecto e hinchado bulto del azabache en su trasero,  el cuerpo del cachorro comenzó a temblar ante la férrea voluntad de no mostrar al Uchiha el deseo de ser acariciado por su piel,  pero ni toda la voluntad del mundo reunida logro impedir que su propia hombría reaccionara a dicho acercamiento, el azabache deslizo su mano por la cadera del rubio y la metió dentro de su ropa interior.


- Parece que tú soldado esta pidiendo guerra – acariciando el miembro de su ojiazul de arriba abajo


- D-déjame,  Sasuke – apretando sus labios para no dejar salir  ningún sonido  que diera pie para que el azabache siguiera con en su avance.


- Tu cuerpo dice otra cosa…  permíteme amarte,  mi hermoso cachorro – dando besos suaves en su cuello.


- ¿A-amarme,  dices? – no pudiendo contener sus jadeos.


- Así es,  amarte con todas mis fuerzas… demostrarte que no solo me gusta tu cuerpo  sino que también tu alma y corazón… te amo,  Naruto – dijo con todas las letras.


- Sasuke…


- Te digo en voz alta lo que siempre susurre a tu oído cuando dormías,  te amo hasta perderme a mi mismo,  te necesito para seguir existiendo y  saber que sigo vivo,  mi amor – volteándolo boca arriba – Dime que también me quieres aunque sea un poco,  Naruto – con mirada suplicante.


- Con eso  si vale la pena que mueva mi cola para ti,  Sasuke,  baka,  a ningún cachorro le gusta que le lancen un hueso y luego se lo arrebaten…  espero que esta vez  la comida sea completa y no me dejes con hambre,  búho tramposo – agarrando por el cuello al azabache y atrayéndolo hacia si – Deseaba tanto escucharte decir te amo,  Naruto,  que hasta soñaba despierto esperando el día en que dejara de ser un sueño,  yo naci para tus ojos y para nadie más,  también te amo,  Uchiha Sasuke – besando con ternura los labios del azabache.


- Cachorro… voy hacer que quieras tanto mi hueso,  que no desearas ninguna otra marca,  te lo aseguro – guiñándole un ojo.


- Lo pensare después de que lo haya probado por completo,  la vez pasada solo fue un entremés,  hasta puede que no pase el control de calidad y tenga que buscar otro proveedor– sonriendo de medio lado.


- ¡Cachorro! – no gustándole el comentario.


- ¿Qué? Tú empezaste…  ámame, ámame como solo tú sabes hacerlo,  Sasuke,  ámame hasta que quede sin aliento o tú caigas desmayado,  lo que suceda primero,  ya no puedo esperar más  – buscando la boca de su búho.


- No tienes que pedirlo… estaré dispuesto a complacerte en todo para que jamás desees dejar esta cama,  cachorro.


      Saco el pijama,  pero  con delicadeza ésta vez  aunque aguantando el impulso de tomarlo en ese mismo instante,  en esta ocasión se daría su tiempo y le brindaría a su cachorro todo el placer posible para resarcirse de la ocasión en la que quiso hacerlo suyo a la fuerza y sin ninguna compasión, el azabache repartió besos por todo la piel del zorrito lindo  haciéndolo jadear y gemir  a cada contacto de sus labios, el zorrito ante el placer que recibía clavaba sus dedos en la espalda del búho atrayéndolo a su cuerpo para más contacto, el placer del azabache era arrollador, mismo que había sentido en la ocasión anterior,  pero esta vez  sin la rabia y celos de aquella noche,  en este instante  solo la pasión,  amor y deseo eran la pauta,  lo que hacia el encuentro más intenso y delirante.


- Aaah… cachorro,  eres como una fruta…  imposible resistir a disfrutarla,  te amo… - llegando hasta la hombría del ojiazul y metiéndola en su boca.


- S-Sasuke… - arqueando su cuerpo mientras pensaba que se había muerto y estaba en el cielo.


      El búho no duro mucho en su tarea de chupar,  lamer y morder el pene de su adorado cachorro mientras que masajeaba los testículos,  ya que su propia urgencia y la poca resistencia del rubio hicieron que explotara rápidamente.  


- L-lo siento,  Sasuke… n-no pude aguantar más – jadeando sin control – Nunca me había pasado esto antes – recuperando la respiración.


- No tienes que disculparte por…  espera,  ¿Qué fue lo que dijiste? – apretando el miembro del rubio.


- ¡Eso duele,  baka! Ah no… ¡No te hagas ideas raras! ¡Sabes muy bien de lo que hablo,  búho desconfiado! Rayos… – al ver el gesto intolerante en la cara del Uchiha.


- Pero apuesto que mi boca es mejor,  cachorro – con una risita de autosuficiencia.


- Presumido… debería dejarte a medias,  así tendrías que terminar tu opera en el baño al no permitirte continuar conmigo el siguiente acto.


- ¿Acaso quieres matarme? – señalando su propia hombría.


- Oooh,  parece un concursante esperando por su veredicto – aguantando la risa al ver la cara de desespero del búho – ¡Jajajaja!  Tienes la cara roja,  creo que te atoraste en una nota alta ¡Jajaja…!   – no pudiendo contenerse más.


- ¡Ahora veraz…! Solo te necesito a ti para bajar el telón -  acostándose de nuevo sobre el ojiazul,  el cual rodeo su cuello con sus brazos.


- Tan solo fue un pequeño castigo por lo que hiciste la otra noche y por desconfiar de mí – con la sonrisa más sincera que podría mostrar en su vida -  ¿Ya te dije que te amo?


- Solo con palabras.


- Entonces es hora de que te lo grite con mi cuerpo – girando en la cama para cambiar sus posiciones.


      En esta ocasión fue el azabache el que recibía todas las caricias,  besos y mordidas por todo su cuerpo,  el placer era tal,  que hacia que sus gemidos,  jadeos y suspiros pareciesen una canción en la que el cachorro ponía los acordes,  en muchas ocasiones y  sin poderlo resistir  atraía la boca del ojiazul hacia la suya para devorarla con ansiedad y desesperación,  el punto culminante del juego fue cuando la lengua del cachorro toco su deseoso e hinchado miembro,  creyó que todo explotaba dentro de él como fuegos artificiales explotaban en el cielo,  pasaba sus dedos por las mejillas y cabello de su cachorro con caricias desesperadas mientras éste se ocupaba de masturbarle la hombría  con su boca. Luego de un momento más,  lo detuvo.


- Eres cruel,  Sasuke, ahora que le estaba tomando el gusto… - haciendo morros.


- El lugar donde lo pondré ahora… te gustara mucho más,  cachorro goloso – cambiando de nuevo de posición.


      El Uchiha ocupo su lengua en la entrada del cachorro mientras metía sus dedos en la boca de este para que los lamiera y así usarlos en lo que vendría después,  luego de lamer parte de la entrada y sus alrededores,  cambio la lengua por sus dedos para poder besar a sus anchas la boca del ojiazul. Primero un dedo,  luego otro y así hasta tener los tres dentro del túnel del zorrito.


- Dime como te sientes…


- B-bien,  c-continua…  por favor,  quiero tu hueso,  ahora… - dijo entre jadeos el rubio.


      Sin pensarlo dos veces,  coloco al cachorro de manera que sus caderas quedaran sobre sus muslos,  ya levantadas puso las piernas alrededor de su cintura y remojo de nuevo sus dedos en la boca del rubio para pasarlos por su miembro antes de introducirlo en la cavidad,  lo dispuso en la entrada y comenzó a empujar suave y despacio conteniendo sus ansias,  para así poder terminar con éxito lo que comenzara la noche anterior donde su deseo se vio frustrado por su propia culpa. Un hormigueo de impaciencia se apodero del cuerpo del rubio,  haciendo que éste no pudiera aguantar la lentitud del azabache para sumergirse por completo dentro de él.


- ¡Hazlo ya! – atrayendo al azabache con sus piernas y hundiéndolo dentro de su entrada por completo.


- ¡Cachorro! ¡No debiste…! – preocupado por el daño causado la noche anterior.


- ¡Si te quedas quieto,  voy a matarte,  Sasuke! – moviendo sus caderas para incitar al azabache a que comenzara con sus embestidas.


      Los movimientos de ambos se hicieron frenéticos  y desesperados por hacer realidad el deseo de absoluta posesividad por parte de ambos,  el placer los invadía con más fuerza cada vez cada que unían y desunían sus cuerpos en el acto de retroceder y volver a introducir el miembro del azabache en la cavidad del cachorro,  gritaban sus nombres,  jadeaban como animales en celo compartiendo sus sudores y gemidos de placer desenfrenado hasta casi perder la conciencia. La llegada del orgasmo por parte de ambos fue la cosa más increíble y placentera que habían sentido en sus cortas vidas.


 - ¡Ahhhh,  e-eso fue grandioso! – grito el cachorro sin aliento en sus pulmones.


- No s-sabia que… por todos los cielos,  fueras tan apasionado a la hora de hacer el amor…  eso me gusta,  entonces…  ¿Quedo aprobado para ser tu amante de por vida? – jadeando sobre el pecho del rubio y sin salir aun de su cuerpo.


- Por ahora te concederé el sello de oro,  hasta que encuentre otra cosa mejor – sonriendo por lo bajo.


- Con ese comentario te has hecho acreedor a otro asalto,  mi cachorro protestón – dando un empujón a su,  de nuevo,  erecta ombría dentro del ojiazul.


- ¡Mmm…! Si por cada vez que te diga una ironía me castigas de esa manera,  creo que estarás escuchándolas a cada segundo del día,  búho – mordiéndose el labio con sensualidad.


- En ese caso,  deberé tomar vitaminas extras – otro empujón de pene para el ojiazul.


      Estuvieron haciendo el amor toda la noche y parte de la madrugada hasta que cayeron exhaustos como un maratonista cuando cruza la meta de llegada,  el cachorro dormía plácidamente entre los brazos de su amo mientras el Uchiha lo miraba feliz de que al fin su sueño se hiciera realidad,   tener a Naruto a su lado era, para él  como alcanzar su único propósito en la vida,  dejar atrás esos días de soledad y frio que suponía tener al cachorro lejos de sus manos y llenarlos de esperanza y calidez para una vida futura juntos.


- Ya no podría estar sin ti nunca más,  cachorro,  nuestras vidas pertenecen la una a la del otro,  e igualmente unidas,  incapaces de estar separados ni por un segundo del día o de la noche – besando la frente del dormido ojiazul – Eres mi calor,  la primavera en mi invierno – abrazando aun más el cuerpo del ojiazul al suyo,  miro el reloj sobre la mesita – Creo que ninguno de los dos asistirá a clases hoy – cerrando sus ojos al sueño.


 


Fin.


                                                    Nessa Yaoi.


 

Notas finales:

¡Hola de nuevo! espero se hayan entretenido con esta historia, aunque sea un rato, no desesperen, estoy escribiendo fics nuevos, asi que pronto habra estrenos, pero de momento me gustaria poner en la pagina todos mis fics anteriores, disculpen por eso, suena a capricho, pero tengo más de dos años escribiendo y no me gustaria que todo mi esfuerzo se pierda. espero entiendan... en fin.

es todo por ahora, cuidense mucho, y escriban sus opiniones, no saben lo mucho que significan para mi.

                                                           Nessa Yaoi.


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