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Magnetismo
Drabble
Cuando Erik le obsequió a su amante esa hermosa cadena de plata, Charles solo supo alegrarse por aquel regalo. Cuando preguntó a que ocasión se debía para recibir tal obsequio, el polaco sonrió diciendo que no había ninguna ocasión en especial. Aquellas palabras hicieron que el inglés le robara un beso al otro.
Charles nunca tuvo motivos de culpar a un objeto por cualquier razón que hubiese, hasta que inexplicablemente –desde que Erik le regaló esa cadena– sentía una atracción hacia el polaco cada vez que se topaba con él… y no necesariamente el tipo de atracción que sentían el uno por el otro desde hace mucho tiempo.
Si el inglés iba caminando de un extremo del pasillo y el polaco del lado opuesto, cuando ambos cruzaban sus caminos –sin antes lanzarse miradas de complicidad– Charles sentía como una fuerza que lo jalaba directamente hasta los brazos de Erik, consecuentemente el segundo besaba posesivamente al primero.
Al principio al telépata no parecía molestarle, pero cuando esas extrañas atracciones empezaron a suceder enfrente de cualquiera de sus alumnos, empezó a culpar a la dichosa cadena y a cierto mutante. Así que una noche, cuando Erik se presentaba en la biblioteca para jugar un partido de ajedrez, decidió enfrentar a su amante.
"¿Sucede algo, Charles?" preguntó el polaco cuando entró a la habitación y encontró al mencionado con una seria expresión en su rostro.
"Si, algo sucede," contestó seriamente "Y tiene que ver con la cadena que me obsequiaste."
Erik solo lo miró confundido, pero ni dijo nada haciendo que el otro continuara.
"No te hagas el tonto Erik, esos pequeños 'encuentros' en el pasillo o en el comedor fueron bastante obvios. Puedes controlar cualquier metal (1), así que deja de fingir."
El polaco soltó una pequeña risa antes de hablar, "¿Por qué me tienes que culpar a mi? Tú bien lo sabes… los polos opuestos se atraen. Eso es lo que lo que nos caracteriza."
Charles Xavier estaba a punto de perder la paciencia, "Erik ya basta…"
Sin borrar la sonrisa de su rostro, más bien convirtiéndola en una más seductora, y con un pequeño movimiento de mano Erik hizo que Charles sintiera otra vez esa fuerza que lo jalaba hasta quedar enfrente y muy cerca del mutante mayor.
"Esto no parece molestarte," el inglés sentía el tibio aliento del polaco sobre sus labios.
"Me molesta el hecho de que lo hiciste frente a todos," le reclamó, intentando mantener su enojo y no caer rendido a los labios del otro "Te he dicho que esperemos el momento adecuado para anunciarles sobre lo nuestro."
"Desde hace tiempo que lo saben," le confesó y antes de que el telépata pudiera reclamarle, Erik acortó la distancia restante haciendo callar al otro. Ya le explicaría después como es que los demás se enteraron sobre su relación evitando mencionar, por supuesto, que fue también su culpa.
END