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Sólo porque eres tú por Puroppu

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Notas del fanfic:

Esto lo publiqué hace tiempo en fanfiction. Ultimamente he estado leyendo fics en esta pagina, asi que opté por publicarlo tambien. Ojala les guste y por fa, comenten xD... Quiero saber que les parece. Chau, cuidense.

DISCLAIMER.- Weno… P o T desgraciadamente no me pertenece… si así fuese, la serie sería enteramente yaoi… pertenece a Takeshi Konomi…

 

S ó l o p o r q u e e r e s t ú

Primer episodio

"Cuando uno menos se lo espera…cosas raras suceden"

Aquella mañana Oishi debió de haberse levantado de la cama con el pie izquierdo, o al menos eso pensaba él. El agua se le había enfriado en medio de su ducha, el champú se le había acabado, se le vació la tasa de té encima de su camisa y tardó buscando otra, por consecuencia, perdió el bus y llegó muy tarde a sus clases. Y para colmo, hizo que su compañero de cuarto, con el que siempre iba a la universidad, llegara tarde también. Este no le había recriminado, pero igual se sentía mal por eso.

- No admito tardanzas. – le había dicho fríamente la maestra, negándole el permiso de entrar a clases y cerrándole la puerta en la cara.

Oishi no tuvo más remedio que retirarse. Estaba deprimido y molesto a la vez. Poder estudiar en una universidad tan cara y de tanto prestigio era algo muy valioso para él. Su familia era numerosa y carecía de recursos como para enviarlo a estudiar en una universidad como esa. Con su esfuerzo, Oishi había conseguido una beca. Por eso le molestaba mucho perderse una clase.

- ¡Siempre llego temprano¿Por qué me trata así sólo por que no llegue a hora un día? Es una vieja bruja…- Oishi caminaba deprimido por el campus de su universidad cuando de pronto vio a una pequeña niña de cabello blanco que caminaba descalza. Esta llevaba una mochila en su espalda. Oishi se le acercó preocupado.

- ¿Qué sucede? ¿Estás perdida? ¿Dónde están tus padres?

- No encuentro a mi gato…

- Tú gato ¿Cómo es?

- Blanco…

- ¿Sabes más o menos por donde fue? Porque podría ayudarte a buscarlo…

- Fue en esa dirección. – La niña cogió a Oishi de la mano y lo jaló. Oishi no se resistió y dejó que la niña lo guiara. No tenía nada que hacer así que podía ayudarla. - ¡Ahí está! – La niña señaló a un árbol, en cuya rama más alta se podía visualizar un pequeño gatito.- ¡Oh no¿cómo bajará de allí?

- Tranquila, yo lo bajaré…

- ¿En serio?

- Si, espera un momento por favor. – Oishi se trepó al árbol, cogió al gato y se lo entregó a la muchacha.- Aquí tienes.

- Muchas gracias. Has sido muy amable al traerme a mi gatito, no sabes que tan especial es para mí. Déjame darte algo de agradecimiento.

La niña sacó una botella de su mochila y se la entregó a Oishi.

- Eto… muchas gracias, pero yo no bebo.

- Acepta mi regalo, por favor.

- Bueno… mmm podría enviársela a mi familia… Pero bueno, primero hay que encontrar a tus padres. – Oishi se dio la vuelta para dar un vistazo, pero cuando volvió a voltearse para ver a la niña, notó que esta ya no estaba ahí. - ¿A dónde se habrá ido?... mmm.. ¡Oh no, ya es tarde para mi siguiente clase!

Oishi llegó al apartamento que compartía con su amigo totalmente mojado. Lo había atrapado una feroz lluvia en la mitad del camino. Se dirigió a la refrigeradora para ver que había para comer y entonces encontró una nota de su amigo :

Se vaciaron nuestras reservas de comida… fui a comprar más…
estaré de vuelta pronto

T…

Oishi suspiró.

- No hay remedio…

El joven de ojos verdes se dejó caer cansado sobre su cama. De pronto, fijó su mirada en la botella que había recibido de aquella extraña niña.

- Estoy deprimido, me lo merezco. – Oishi se acercó a la botella y la destapó. De pronto, una luz rosa salió de la botella, al igual que un humo del mismo color invadía la habitación. Cuando el humo se hubo disipado, Oishi notó la presencia de alguien más en la habitación. Este era un muchacho pelirrojo y de ojos grandes de color azul.

- ¿Quién eres? – preguntó Oishi, atónito ante la aparición de este extraño personaje.

-¡Amo mío! – El muchacho pelirrojo se abalanzó sobre Oishi y lo abrazó con mucha fuerza. El pobre pelinegro se estaba ahogando.

- ¿Amo? Cof… ¿Por qué me llamas "amo"?

El muchacho lo soltó.

- Por que eso es usted de mi, es mi amo… Me liberó de esa botella que era mi prisión, y desde ahora yo seré su servidor. Mi nombre es Eiji Kikumaru.

- No lo entiendo… ¿Cómo puede una persona salir de una botella?

- ¿Persona?... No soy una persona, soy un genio.

- ¿Un genio?

- Así es.

- No es cierto…

- ¡Claro que lo es!

- Es que esto no es posible… no puede estar sucediendo, estas cosas no pasan en la vida real…

- ¡Pídeme un deseo!

- ¿Qué?

- ¡Que me pidas un deseo!

- No me digas que eres capaz de cumplirme cualquier deseo…

- ¡Claro, soy tu genio!

- Ya.. ya… deseo…¡deseo despertar ahora mismo en mi cama!

- Bueno…

Todo se volvió oscuro para Oishi. Cuando las cosas se aclararon, se encontraba tendido en su cama.

- Lo sabía.- dijo aliviado- Era un sueño.

- ¿Qué era un sueño?- Eiji Kikumaru estaba echado en la cama a su lado. Oishi se levantó de golpe.

- ¿Por qué sigues aquí?

- Porque soy tu genio, y se supone que los genios están con sus amos.

- ¿Los genios¿Acaso hay más como tú que salen de botellas?

- No necesariamente de botellas. También pueden salir de lámparas, de cuadros, candelabros, incluso supe de unos que se escondían en alfombras.

- O.o … esto… esto no puede ser verdad…

-¡Es verdad¿Por qué te cuesta tanto creerlo?

- ¿Por qué crees? No es algo que le pasa a cualquiera…

- ¡Claro que no! Imagínate que todos tuviesen un genio, todos podrían cumplir sus deseos! Sería peligroso… Son muy pocos los privilegiados…

- Siento que me va a dar una fuerte jaqueca… Rayos, esto no es un sueño… Quizás me estoy volviendo loco, quizás es esquizofrenia… A ver, creo que debo ignorarte… Así desaparecerás… Tú no estas aquí, no estas, no estas…

- No me hace gracia que niegues que estoy aquí… Tócame, soy de carne y hueso, aquí estoy, existo.

Oishi tocó su mano.

- ¡Dios mío, si estas aquí! – exclamó – No eres producto de mi imaginación…

- Bueno, aceptaste que existo. Es un progreso. Ahora, podrías al meno decir tu nombre…

- ¿Mi nombre?.. Soy Oishi, Syuchirou Oishi…

- ¿Oishi? .. … Oishi-sama …

- Oishi esta bien…

- No puedo tratar a mi amo con tanta confianza. Oishi-sama esta bien para mi. Pero tú si puedes llamarme Eiji.

- Escucha, Eiji… no puedes quedarte, a Tezuka no le gustaría la idea de que traje a alguien sin permiso… Además, yo realmente no necesito a un genio.

- ¿En serio no tienes un deseo que quieres cumplir…?

- Escucha… mmm… no, quiero cumplir mis metas por mi mismo, no con la ayuda de un genio.

-  No seas aguafiestas, pide algo… No te quedes, no te lo voy a cobrar…

- Bueno… está bien, quiero la paz mundial…

- … ¿Qué te crees, miss universo?

- ¿Qué te parece eliminar la hambruna de la faz de la tierra?

- … Escucha, hay límites para los poderes de un genio. Esos tipos de deseos no puedo cumplir. Vamos, pide algo… se que hay algo que debes querer…

- No realmente…

- ¡Que ser tan aburrido eres!

-  Oye…

- Esperaba poder divertirnos juntos, pero ya que no quieres nada… ¿Para eso me liberas, para no hacer nada?

- Yo no sabía que estabas dentro de esa botella.

- Por cierto¿cómo la conseguiste?

- Una extraña niña de cabello blanco me la dio.

- mmm… No tengo la menor idea de quien pudo haber sido. En fin, eres muy afortunado, no sabes cuanto…¡Vamos, aprovéchalo!

- Esta bien… mmm tengo mucha hambre…

- Bueno, al menos estas deseando algo…

Eiji aplaudió , y de repente Oishi se encontraba sentado en el comedor de su departamento. En la mesa se hallaba servido el más delicioso banquete.

- ¡tatatatán¿Qué le parece, Oishi-sama?

- ¿Cómo le voy a explicar a Tezuka esta comida¡Desaparécelo, quiero otra cosa!

- Por ejemplo…

- mmm… sólo un poco de arroz, miso, algo de natto y un soba…

- Que miserable que eres contigo mismo… ¿No quieres chuletas de cerdo, pavo, conejo…?

- No, tráeme lo que te pedí, por algo eres mi genio.

- Está bien.

- Ah, y si pudieras, un vaso con agua también…

-  Está bien.

Eiji volvió a aplaudir y los deliciosos manjares fueron cambiados por lo que Oishi había pedido.

- Disfrute de sus alimentos, Oishi-sama.

- El soba esta frío…

- ¿Acaso me has visto cara de hornos microondas?

- Ay …. Pensé que eras un genio de servicio completo.

- Le ofrezco lujos y no los quieres, y ahora se queja de que no lo satisfago… el colmo…

- Ya ya… yo puedo solucionarlo…- Oishi cogió el soba y se dirigió a la cocina para calentarlo en el microondas.

- Que amo mas raro me tocó. – hablaba Eiji consigo mismo. – Pedir soba… miso… arroz… un vaso con agua… ¡Natto!

- Tadaima (ya llegué) – La puerta de la sala se abrió y un muchacho de lentes entró. Al encontrarse con Eiji, lo observó desconcertado.- ¿Quién eres tú?

- Eso pregunto yo… ¡Seguro eres un ladrón!

Oishi había terminado de calentar su soba, cuando se dirigió al comedor y se encontró con un extraño panorama. Eiji muy contento al lado de un hombre colgado boca abajo del techo y amordazado.

- Oishi-sama, capturé a un ladrón…

Oishi dejó caer su soba al suelo.

- ¡TEZUKA!

- ¿Ah¿Qué sucede, Oishi-sama?

- ¿Te das cuenta de lo que haces? Bájalo de ahí ahora mismo…

- ¿Por qué, si es un ladrón?

- No, no es un ladrón. Es mi amigo, vive conmigo. Ahora, te ordeno que lo sueltes.

- Está bien.

Eiji aplaudió, y Tezuka cayó al suelo y las moradazas desaparecieron.

- Explícame que sucede aquí, Oishi… ¿quién es este loco? – señalando a Eiji.

Antes de que Oishi pudiese abrir la boca, Eiji contestó.

- Soy su genio.

Oishi no hizo más que ponerse una mano en la cabeza.

- ¿A qué te refieres con genio?

- A que puedo cumplir cualquiera de sus deseos…

- No me digas. ¿Cómo esos genios que salen de las lámparas?

- De hecho, salí de una botella.

Tezuka suspiró.

- No tengo tiempo para estupideces.

- ¿Quieres una prueba de mi poder¡Aquí tienes!

Eiji hizo que le aparecieran orejitas de conejito a Tezuka.

- Ah… ¿Qué me pasó? – Tezuka se tocaba las orejas sin entender. - ¿Qué rayos?

- Jajajaj… te ves mejor así…

- ¡Eiji, ya basta¡Te ordeno que lo regreses a la normalidad!

- Pero, se ve mejor así…

- ¿Por qué tengo estas orejas?

-¡Eiji, es una orden de tu amo!

- Bueno…

Eiji hizo que las orejas de conejo de Tezuka desaparecieran.

- ¿Ahora me crees? – Eiji le lanzó una mirada desafiante a Tezuka. Este se limitó a suspirar.

-Supongo que si… es eso o el manicomio.- respondió.

- Creo que deberíamos mantener esto en secreto, Eiji. – comentó Oishi. – Que nadie más aparte de Tezuka y de mi sepan que eres un genio.

- Ah, claro… se supone que no todo el mundo lo sepa… ¿Pero no te gustaría presumir de mí con unos cuantos amigos?

- No – fue la rotunda respuesta de Oishi.- Con Tezuka basta.

- Si así lo quiere mi amo… así será.

- Me alegra que estemos de acuerdo con algo.

- Todo esto no tiene sentido… - comentó Tezuka.- ¿Cómo pueden realmente existir los genios?

Eiji se alteró un poco.

- No pregunten de mi origen y cumpliré sus deseos. Esa es la regla. Si vas a tener todo lo que quieres, Oishi-sama, lo menos que te pido es no inmiscuirte en mi pasado.

- Escucha, Eiji, yo no quiero pedirte cosas… no quiero deseos… Quiero trabajar yo solo en mis sueños y cumplirlos por mi mismo.

- Que amo tan necio me tocó esta vez ¬¬ No pongas tantas trabas y acéptame de una vez.

- Pero…

- Bueno. – habló Tezuka- Yo tengo cosas que hacer. Los dejo solos.

Tezuka se retiró del comedor, dejando a amo y genio solos.

- Escucha, Oishi, soy tu genio y no te librarás fácil de mí. Hace mucho que llevo encerrado en una botella, no puedes simplemente rechazarme y enviarme ahí de vuelta.

Oishi se fijó en Eiji. Este lo miraba con unos ojitos llorosos a los que Oishi no pudo resistirse.

- Está bien, aceptaré ser tu amo.

-¡Nya¡Que bien! – Eiji se abalanzó nuevamente sobre Oishi. - ¡Muchas gracias, Oishi¡Seré un buen genio¡Ya lo verás ¡ Estarás feliz de haberme conocido!

Más tarde, Oishi hubiese deseado que las palabras de Eiji se cumpliesen al cien por ciento.

Muy lejos de allí, en un lúgubre castillo, una niña de cabello blanco observaba por su ventana las estrellas que brillaban con mucha intensidad.

- Ya puedes dejar el disfraz. – Le dijo un chico que se encontraba detrás de ella. La niña simplemente le sonrió, y su cuerpo de niña se transformó en el de un muchacho de lentes que tenía el cabello azul. - ¿Por qué le entregaste a Eiji?

- Por que tengo un propósito… - contestó el de cabello azul - No te preocupes, su amo es una buena persona. Eiji será feliz.

- Lejos de mi… ¿No es cierto?

No hubo respuesta. El muchacho sonrió como de costumbre.

- Me voy de aquí.

- Sabes que puedes verlo, pero te prohíbo alejarlo del humano.

- No haré eso. – el muchacho se retiró de la habitación, mientras el otro seguía observando las estrellas. De pronto, pasó una estrella fugaz.

- Esto se pondrá interesante.

CONTINUARA…


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