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Sin cinturón de seguridad por Eza-chan

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Notas del capitulo:

Junjou Romantica no es mía.

 

Po qué subo el capitulo hasta ahora... porque soy una maldita bastarda triste y desdichada que primero tiene un concepto de vacaciones el cual menciona algo como "dicese del periodo de tiempo en el que lo único que sale de mi boca es lo haré después, tengo mucho tiempo" y luego la maldita escuela decide que este semestre (que en realidad pronto terminara) será uno muy pesado. -_-

Es extraño como puedes pasar tu vida sin pensar nunca en el final de esta, viviendo el presente, siendo optimista, perdiendo el tiempo en cosas vánales y sin sentido, imaginándote en veinte años con una familia, una linda casa, un buen trabajo, en conclusión toda una persona de éxito, nunca imaginas, o al menos si lo haces descartas la opción inmediatamente, que podrías morir antes de cumplir con todo aquello.

Cuando se enteró de la enfermedad de sensei no le dio mucha importancia, sabía que era algo de cuidado, pero de su mente no desapareció aquella imagen de una vida junto a la mujer que amaba, no consideró en ningún momento que las cosas podían cambiar tan radicalmente.

Poco a poco el tiempo se acumulaba y la enfermedad iba evolucionando, tomando más terreno y ocupando el espacio que le correspondía a la vitalidad de sensei.

Cuando sensei murió, hubo un instante en que no parecía real, en que su mente ni siquiera se había tomado la molestia en decirle que aquello no era cierto, porque eso implicaría que creía que era algo real en un principio; simplemente en su interior no había cabida para la palabra “Muerte”, pero así era, Sensei había muerto.

Después de aquel suceso aún había días, pequeños instantes al despertar, en que su corazón se encontraba completo, instantes en los que el dolor y la decepción,  de aquel golpe que la vida le había dado zarandeándolo y escupiéndole en la cara que realmente ni la felicidad, ni el amor eran eternos y que el optimismo o confianza no servían de nada, no estaban, pero entonces recordaba que Sensei no volvería jamás, recordaba que él se encontraba roto y hueco por dentro, que ya no era el Miyagi enamorado de aquella amable mujer,  que ahora era un hombre patético y fracasado que se encontraba cada maldito día añorando la presencia de una mujer que nunca volvería y era entonces cuando el dolor y la soledad se volvían insoportables.

Pero lo superó, salió adelante, siguió viviendo recogiendo sus propios pedazos caídos y al final su pequeño terrorista lo había encontrado, revolucionando su mundo por completo, estallando bombas y comprando mucho yeso para remodelarlo y hacer de él un nuevo y mejorado Miyagi.

Sí, Shinobu su pequeño y torpe Shinobu-chin, había hecho mucho por él, pero ¿Qué había hecho él por su pareja?... realmente… realmente no mucho… tal vez y… nada.

Siempre era él quien recibía consuelo, quien recibía apoyo… siempre él.

Tomo con suavidad la taza de té que antes Shinobu sostenía y que le estaba entregando, la colocó en el buró al lado de su cama y se sentó al lado del chico.

Normalmente Takatsuki inmediatamente saltaba a abrazarlo, demandando atención, besos y mimos pero esta vez no, esta vez se encontraba con la cabeza gacha, espalda encorvada y puños fuertemente apretados. Lo observó unos segundos en silencio agradeciendo infinitamente que su pequeño hijo tuviera bien marcadas las horas de dormir, si bien era un mocoso demandante cuando estaba despierto, una vez oscurecía, no causaría problemas hasta que el sol saliera. Aunque amaba pasar tiempo con su hijo, en esos momentos necesitaba poner toda su atención en su terrorista.

-Shinobu-chin- lo llamo al tiempo que intentaba pasar un brazo por los hombros de su pareja para así comenzar un abrazó. Pero justo en ese momento el más joven se encogió sobre si mismo rehusando su toque además de alejarse haciendo un poco más grande la distancia entre ambos. Suspiró cansinamente tratando de entender que tipo de pensamientos caóticos inundaban la mente del otro. –Shinobu- llamo nuevamente, acortando la distancia recién adquirida haciendo un nuevo intento de abrazarlo. Esta vez el menor se encogió aún más sobre sí sin apartarse, acciones suficientes para hacerlo retroceder en sus intenciones.

Comenzaba a irritarse. Al intentar acercarse de nueva cuenta, Shinobu se alejó con un casi imperceptible movimiento que lo irritó aún más.

-¡Shinobu!- Esta vez se acercó bruscamente tomando al rubio por los hombros. Una vez a su alcance intentó aferrarlo a su cuerpo, pero su pareja no dejaba de forcejear. – ¡Maldición Shinobu, ya deja de hacer eso!- gritó exasperado sin esperar que le gritaran igualmente en respuesta.

-¡No quiero que me abraces viejo estúpido!-

¿No… quiere?

Fue ciertamente una sorpresa escuchar como el otro lo rechazaba y no negaba que había dolido, pero al observar la cara de su chico, una que parecía mostrar que se sorprendía de lo que él mismo había dicho combinada con una que decía que estaba apunto de llorar en cualquier momento, le dieron el valor de acercarse una vez más, pero esta vez de forma más tranquila y lenta.

-Shinobu-chin- susurro.

-La persona a la que atropelle, tiene una familia, amigos… tal vez una amante… ¿Cómo puedo yo disfrutar el estar contigo, cómo puedo sentirme bien a tu lado si le quité esa oportunidad a alguien más?- Takatsuki había comenzado a llorar mientras Miyagi únicamente lo observaba en silencio.

Aquella posición no duro mucho pues You fue capaz de lanzar fácilmente el cuerpo de su pareja a la cama para posicionarse encima de él. Fue lo único que se le ocurrió para que dejara de escapar a su toque.

Observo los ojos llorosos de Shinobu, sintiendo su calidez y los apenas perceptibles temblores de su cuerpo y fue entonces que las palabras simplemente salieron de su boca.

-Todo va a estar bien– Takatsuki le miró molesto.

-¡Tú no sabes eso viejo!- le gritó alterado.

-Soy un viejo, nosotros los viejos sabemos esas cosas- el menor lo observó aún más molesto, sentía que su pareja estaba deseando asesinarlo con la mirada; se esperaba más gritos y un que otro golpe, pero en cambio Shinobu cubrió su rostro con sus manos y comenzó a llorar más enérgicamente. Lo aferró a su cuerpo deseando nunca apartarse de él.

Takatsuki se acurrucó en su pecho, recordándole a un niño pequeño que busca protección en los brazos de su padre; Sí, sabía perfectamente que Shinobu no era un niño y él no era su padre, pero a veces su pareja tenía comportamientos tan inocentes e infantiles que simplemente no podía evitar compararlo con un infante. Pero eso no era importante en ese momento.

Miyagi había escuchado perfectamente que es lo que había pasado, desde la perspectiva de Shinobu, pues escucho cuando este fue interrogado por un policía.

Shinobu solo volteo un momento a observar a Yousuke que lloraba y eso fue suficiente para golpear el cuerpo de aquel hombre con su auto, no era un paso peatonal, no se pasó ningún alto, no hizo caso omiso de alguna luz en rojo. Se mirara como se mirara la culpa no era de su terrorista, el oficial lo dijo, a menos que el hombre del accidente lo demandara (demanda que perdería seguro), nadie podía culparlo de nada, y si alguien se atrevía a decir algo, You protegería a su pareja, sin embargo, sin importar cuanto se esforzara Miyagi no podía proteger a Shinobu de su propia conciencia.

Sin importar que tantas veces dijera que aquel hombre del accidente, hasta donde sabía, estaba bien, sin importar que tantas veces dijera que no era su culpa, en conclusión, sin importar que hiciera ni cuanto se esforzara, nunca podría borrar el movimiento del auto al golpear el cuerpo del hombre, no podría hacer desaparecer el sonido que creo aquel accidente ni tampoco podría acallar la conciencia de Shinobu y nunca se sintió más inútil.

Abrió los ojos sintiéndose perdido al no reconocer en donde estaba. Dirigió su vista al frente encontrando el cuerpo durmiente de su chico reposando en una camilla y entonces recordó todos los sucesos acontecidos el día anterior. Trago en seco acomodándose en la incomoda silla donde había dormido sintiendo crujir varios de sus huesos además de molestias por todas partes.

Masajeó insistentemente su cuello mientras se arrepentía de haber dormido en aquella silla, no así de haber pasado toda la noche al lado de Misaki. Miró el reloj presente en la pared de la habitación enterándose que no había dormido más de dos horas. Bostezo acercando más la silla a la camilla donde estaba el ojiverde durmiente, al cual procedió a acariciarle la mejilla con ternura.

Recorrió a Takahashi con la mirada, comenzando por su rostro con gesto apacible sin poder evitar captar los moretones y raspones presentes a lo largo de la piel que lo hicieron sentir más basura de lo que ya se sentía.

Eres tan patético Akihiko. Se dijo a sí mismo.

Siguió su recorrido por el cuerpo de su amante bajando por el cuello que igualmente se encontraba con lesiones, paso por el pecho cubierto por esa horrible bata de hospital y se detuvo en el vientre de Misaki.

Sin darse cuenta sonrió llevando una mano ha acariciar aquella zona donde se encontraba descansando su pequeño hijo o hija.

Apartó su mano y lo intercambio por su cabeza, la cual coloco de lado teniendo cuidado de no colocar todo el peso de esta. No quería dañar a sus dos personas más importantes en todo el universo.

Más daño no puedes hacerles Akihiko. Reprocho la voz en su mente.

¿Por qué había colocado su cabeza en el vientre de Misaki?, quien sabe, tal vez estaba tratando de escuchar al pequeño de ambos.

Se sentía tan relajado en esa posición, y la sensación aumento cuando una mano comenzó a enredarse en su cabello.

No entendía bien como era posible, pero ese toque en su cabeza le hacía sentirse amado. Alzó la vista para encontrarse con la cálida y adormilada sonrisa del joven editor.

-¿Qué haces, Usagi-san?- Preguntó con voz amodorrada.

-Buenos días, Misaki- contestó correspondiendo la sonrisa. Levantó su cabeza del cómodo sitio donde estaba y se acercó a darle un delicado beso en la mejilla lo cual provoco un intenso sonrojo en el más bajito.

-Tonto- susurró avergonzado a lo que Usami simplemente aumento el tamaño de su sonrisa, la cual rápidamente desapareció siendo remplazada por un gesto de preocupación.

-¿Cómo te sientes?- cuestionó con seriedad. Takahashi lo observó unos segundos para posteriormente desviar la mirada.

-Estoy bien- Akihiko lo observó con infinita seriedad, llevaban bastante tiempo juntos, era perfectamente capaz de darse cuenta cuando Misaki le mentía o le escondía algo.

-Misaki- advirtió con voz profunda. El castaño se encogió sobre él mismo guardando silencio un tiempo hasta que al final le regresó la mirada.

-Mi pierna…- comenzó con voz baja e insegura. -duele… y también algunos de los golpes, pero estoy bien- repitió finalmente sonriendo tratando de convencer a su pareja.

Akihiko se sintió aún más incompetente.

Inútil, un completo inútil, imbécil. Repetía en su cabeza. Agacho la vista no sintiéndose digno de ver a Misaki a los ojos.

-Usagi-san- No atendió al llamado. –Usagi-san- se encontraba tan metido en sus pensamientos pesimistas repitiéndose una y otra vez lo poca cosa que era, que ni siquiera se dio cuenta de que Misaki seguía llamándolo -¡Usagi-san!- Después de ese último llamado una almohada golpeo su cara con bastante fuerza, razón por la que inconscientemente regresó la vista y encaró a Misaki con una expresión de sorpresa en el rostro. –No me ignores, tonto Usagi- al apreciar los ojos acuosos de su amante se preguntó por qué era que siempre lo hacía sufrir.

-Lo siento- atinó a decir y fue entonces que el delgado cuerpo de su persona amada se aferró a él en un demandante abrazo que no dudo en responder al instante.

-Estoy bien, Usagi-san y el bebé también, ya no te preocupes- trató de tranquilizarlo, la verdad, estaba funcionando.

Aumento la fuerza en el abrazo y coloco un superficial beso en el cuello contrario.

-Te amo- exclamó sin poder seguir conteniendo ese sentimiento, sintiéndose como una represa que se desbordaba.

-Yo… también- le contestó el castaño luego de un corto silencio.

Sonrió con un toque de tristeza diciéndose a sí mismo que  haría muy feliz a Misaki y a su hijo el resto de sus vidas. No era solo una frase de “voy a esforzarme” si no que se encargaría de hacerlo realidad.

Rompió el abrazo sentándose en la camilla mientras tomaba una de las manos de Takahashi con la propia, entrelazando los dedos.

Quería pedir perdón eternamente, pero al parecer eso le desagradaba a Misaki, por lo que opto por guardar silencio mientras sentía el nudo en la garganta que no le dejaba tragar saliva con normalidad.

Había un pensamiento que estaba rondando su cabeza desde el día anterior pero que, como buen cobarde que era, había decidido ignorar.

Takahiro debía enterarse de todo. No solo del accidente, si no de la relación entre Misaki y él y de que tendrían un hijo.

Su hijo.

-Misaki- comenzó, pero justo en ese momento un suave toque en la puerta lo distrajo. Era una enfermera sonriente con una bandeja en las manos. Mientras un doctor se encontraba de pie detrás de ella.

-Es hora de un chequeo, además debes estar hambriento- hablo la mujer con amabilidad y calidez, dándoles confianza a los futuros padres.

Justo en ese momento el celular de Akihiko comenzó a sonar, el hombre lo sacó de la bolsa del pantalón observando la pantalla para conocer el nombre de quien llamaba, casi estaba seguro de que se trataba de Aikawa a la cual no dudaría en mandar al quinto circulo del infierno, pero se equivocó… el aparatejo no dejaba de vibrar aumentando y disminuyendo la intensidad de la luz mientras mostraba el nombre de la única persona con la que, aunque debiera, no quería hablar.

Takahiro

-Sí, entiendo, no hay problema- con esa última frase corto la llamada y suspiró cansinamente con un deje de decepción. Como aun se encontraba en la cama fue capaz de sentir el movimiento de su pareja que comenzaba a despertar reacomodándose a lo largo de la cama quedando de lado. -Buenos días Hiro-san- saludó sonriente.

Hiroki finalmente termino de despertar en ese momento dándole una adormilada mirada para finalmente cerrar los ojos de nueva cuenta.

El pelinegro volvió a acostarse abrazando al ojicafé por la espalda.

-¿Era del hospital?- hablo Kamijou luego de unos minutos en aquella cómoda posición. Nowaki enterró su rostro entre las hebras castañas aspirando el agradable aroma de su Hiro-san.

-Lo siento, se suponía que hoy era mi día libre, bueno de todas formas íbamos a ir al hospital, pero quería al menos llevarte a comer fuera y…-

-No se puede evitar, es tu trabajo- Kusama suspiró algo decepcionado. Amaba su trabajo, pero cuando cosas como esta pasaban realmente le irritaba.

-Quería pasar el día contigo- colocó la mano en el vientre abultadito de su pareja dando suaves y lentos masajes. –Y con Nami-chan- sonrió sabiendo que Hiroki se había sonrojado mientras lo escuchaba susurrar un “idiota”. Era mejor que la reacción del principio del embarazo.

Recordaba que en ese entonces cada vez que intentaba tocarlo el castaño le daba un manotazo, se sonrojaba y comenzaba a lanzarle todo lo que tuviera cerca.

Tan lindo.

-No lo llames Nami-chan, ni siquiera sabes si es niña, ¿qué tal si es niño?- él negó con la cabeza.

-Definitivamente es niña- un cómodo silencio se instalo después de aquello.

-Ya levántate o se te va a hacer tarde- le advirtió su pareja finalmente. Se separo de su calientito Hiro-san sin quererlo realmente desperezándose al fin.

-¿A qué hora terminas?- preguntó Kamijou tomándolo un tanto desprevenido por la pregunta.

-Como a las 7, solo me necesitan en el día- contestó no entendiendo a donde quería llegar Hiroki con esa información.

-Aún podemos ir a cenar- agregó aclarándole finalmente que era lo que pasaba por su cabeza. –P-pero solo si tú quieres- hablo luego nerviosamente. –Pensándolo mejor, no es una buena idea porque tal vez regreses muy cansado y…- abrazó a su Hiro-san logrando que este guardara silencio mientras calmaba su nerviosismo sin querer cambiar de posición.

-Vayamos a cenar- dijo sonriente.

Luego de bañarse y cambiarse, se dispuso a preparar el almuerzo, mientras se encontraba haciéndolo, Hiroki apareció en la cocina.

-Hiro-san vas a querer que nos vayamos juntos al hospital- cuestionó apagando la estufa y quitando hasta ese momento la vista del sartén para observar la imagen que le presentaba su amante. –Usami-san realmente estaba muy preocupado por su pareja- el castaño le dedicó una mirada como exigiéndole una explicación de a donde quería llegar con aquello. –Ni siquiera noto que estás embarazado, 5 meses no pasan desapercibidos fácilmente-

-¿¡Me estas llamando gordo!?- no había pensado en la habilidad de su pareja para distorsionar lo que decía o hacía, habilidad que se había visto aumentada desde el embarazo.

-No Hiro-san, estoy diciendo que tu vientre a crecido porque Nami-chan se esta desarrollando perfectamente bien, lo cual es muy bueno y ahora más fácil de notar- contestó hábilmente.

-y-ya lo sé- habló Kamijou en respuesta. Pobre de su Hiro-san, las hormonas lo estaban volviendo loco. –Obviamente Akihiko estaba muy preocupado por Takahashi, era de esperarse que no se pudiera concentrarse en nada más. Si yo fuera él estaría peor- agregó al final.

-¿Eh?- alcanzó a balbucear.

-V-Voy a cambiarme- agregó para adentrarse nuevamente en la habitación. Por esos detalles que muchos podrían catalogar como pequeños, pero que para él eran inmensamente grandes, era que se sentía increíblemente amado. Cada momento al lado de su Hiro-san se permitía ser un poco más egoísta y decirse a sí mismo que aquellos sonrojos, aquellas reacciones, aquellos gestos, aquel permiso para invadir el espacio personal contrario, incluso aquellos gritos y cosas lanzadas hacia su persona, todos y cada uno de ellos eran un “Te Amo”.

Sonrió para sí mismo, satisfecho.

Llegó agitado atacando a la recepcionista con preguntas la cual amablemente, aunque con una sonrisa nerviosa, le pidió que le explicara las cosas con más calma.

-La habitación de Takahashi Misaki, por favor, soy su hermano- corrió sin importarle las advertencias de varias personas que seguramente trabajaban en el hospital y otras tantas de personas que no lo hacían. Manami no había venido con él, no habían encontrado quien cuidara a Mahiro, y a pesar de que su mujer se encontraba muy preocupada por el estado de su cuñado, no había tenido otra opción que quedarse en casa; Takahiro no permitiría el que su pequeño fuera expuesto a todas las enfermedades que se encontraban flotando por el aire del hospital.

Finalmente encontró la habitación que le habían indicado y justo en ese momento un doctor se encontraba cerrando la puerta. Se acercó a él invadiendo su espacio personal comenzando a cuestionarlo como un desquiciado.

-¿Misaki esta bien?, ¿no es muy grave?, ¿Cómo fue exactamente el accidente?, Dios ¿Misaki se va a poner bien?- Akihiko solo le explicó que había ocurrido un accidente y que su hermano estaba en el hospital,  le pidió que no se exaltara pues Misaki se encontraba bien, pero simplemente no había podido evitar el reaccionar así, era su hermanito después de todo, a quien él había prometido cuidar y proteger. Sentía que se había fallado a sí mismo, pero no solo eso, si no que a su padres y al mismo Misaki también. Las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.

 El doctor totalmente confundido observó el expediente en sus manos, leyendo el nombre de su paciente.

Takahashi Misaki

-Usted es… familiar, amigo… conocido- trato de saber, pues no podía dar información a cualquier persona, eran políticas del hospital.

-Soy hermano de Misaki, dígame por favor, ¿Ésta bien?, ¿puedo pasar a verlo?-

-Bueno él tiene una pierna fracturada y otros golpes que no son de mucho cuidado, tendrá que guardar reposo un tiempo, pero por lo demás él ésta bien y el bebé también,  va a recuperarse satisfactoriamente- Takahiro finalmente libero toda la tensión acumulada relajándose.

-¡Qué alivio!, estaba tan preocupado. Yo… cuando Akihiko me explicó pensé lo peor y… ¿dijo bebé?-

Escuchaba el timbre del teléfono en la lejanía. Maldijo el sonido con todos los insultos que conocía, incluso los insultos en otros idiomas. Entre su seminconsciencia se encontró recordando que ese maldito aparatejo escandaloso podría despertar no solo a su pareja que recién había logrado conciliar el sueño, si no también a su pequeño monstruito. Fue por ello que decidió levantarse, pero primero tenía que recordar donde demonios había dejado el celular. Apartó con delicadeza el cuerpo de su pareja y termino levantándose  con irritación siguiendo el sonido del celular, el cual encontró debajo del sillón (ni idea de como había llegado ahí). Cuando observó la pantalla se dio cuenta de que tenía 3 llamadas pérdidas de un número que no tenía registrado y una comenzando. Contestó sin más contratiempos hablando con voz un tanto ronca.

-Bueno-

-Bueno, soy el policía que prometió llamar en cuanto supiera algo del chico del accidente- en ese momento la pereza que cargaba desapareció por completo.

-Oh, sí, ¿Cómo esta?- quiso saber de inmediato.

-Sí, pues vera…-

 

Notas finales:

Bueno, no hay mucho que decir, este fue un capítulo de transición, donde se muestran los diferentes problemas de las 3 parejas... excepto Hiroki y Nowaki, ellos están felices de la vida -_- 

Me gustaría decir más, pero tengo clases, nos vemos.


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