Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sin cinturón de seguridad por Eza-chan

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Feliz navidad a todos, feliz navidad a todos, feliz navidad a todos... y año nuevo también, lalalala lalalala lalalala lalalalalala

Y como siempre, duro años en subir un nuevo capítulo... pero de que continúo con la historia continúo.

Espero que Takahiro no me haya salido muy salido de su personalidad... pero creo sinceramente que podría ser capaz de tener las actitudes que describo en este capítulo... después de todo prácticamente es casi el papá de Misaki. Y si el llega a alterarse, es definitivamente porque su hermanito esta involucrado.

Los personajes no me pertenecen. Solo la historia que comenzó porque mientras veía una serie en donde atropellaban a una chica embarazada que salvaba a su novio no pude evitar recordar el último capítulo del anime de Junjou Romantica y mi mente simplemente dijo "Y si..."

En fin, no puse todo lo que quería en este capitulo, pero en mi defensa quiero decir que quedó un poco más largo que los demás.

Despertó agitado, sudoroso y con el corazón latiendo rápida y fuertemente. Había tenido la peor pesadilla de toda su vida, ni siquiera los monstruos en sus sueños infantiles le habían provocado ese terror paralizante que sufría en esos momentos. Soñó un mundo donde no había un Misaki cuidándolo, amándolo, mimandolo, un Misaki que se permitiera ser besado, tocado, acariciado; simple y llanamente soñó un mundo sin Misaki.

Tratando de tranquilizarse, dio una gran bocanada de aire, pasando una de sus frías manos por su cara para tratar de quitarse aquella sensación de vacío y finalmente cambio su posición en la cama para terminar acostado de lado procediendo a buscar el cálido cuerpo de su chico de ojos verdes, sin embargo no lo encontró.

Se sentó en la cama asustado comenzando a buscar al otro con desesperación. Terminó saliendo de la habitación yendo con consternación hasta el lugar de la casa que pertenecía a Takahashi. No estaba ahí, la cama estaba perfectamente hecha y fue entonces que se preguntó si en realidad lo que era un sueño era en sí la misma existencia de Misaki.

Sus brazos se sintieron pesados y su corazón latió dolorosamente. Trataba de pensar, tranquilizarse y entender qué era real y qué un sueño, pero su aturdida y adormilada mente no lo estaba ayudando, una y otra vez llegaba a la misma conclusión, Misaki no era real, no era más que un bonito sueño que tuvo luego de una intensa jornada laboral, donde se durmió deseando tener a Takahiro a su lado, deseando tener a alguien que lo amara, que lo considerara importante e indispensable por algo más que ser Usami Akihiko exitoso escritor, que lo amara por ser sencillamente Usami Akihiko, la persona.

Bajo las escaleras completamente paranoico, corriendo hasta la puerta. No podía creer que todos esos recuerdos guardados en su cerebro fueran parte de un sueño creado por su aburrida y despierta mente de escritor. Misaki tenía que existir, él era real.

Y entonces justo ahí a punto de salir del departamento, a punto de girar el pomo de la puerta, con su cabello despeinado, ropa arrugada y desarreglada, ojos posiblemente rojos pues tenía un picor molesto, además de las ligeras ojeras que los enmarcaban y cargando con una cara de paranoia total, fue llamado por una voz cargada de preocupación que le pareció completamente adorable e hizo que su corazón se agitara pero no por causas negativas.

-Usagi-san, ¿A dónde vas?- Ahí estaba su pequeño, observándolo confundido y asustado. Akihiko le regresó la mirada aún desubicado, sin contestar a aquella pregunta. -¿Usagi-san?- insistió el chico sin esperar el ver lo rápido que el peligris caminaba en su dirección para luego apresarlo en un fuerte abrazo. -¿Q-Qué te pasa?-

-¿Dónde estabas?- le hablo con la voz amortiguada al tener la boca contra el cuello de Misaki. El castaño se estremeció ante el cálido aliento del mayor chocando con su piel.

-¿Dónde?- repitió confundido. –Pues estaba tomando agua- Akihiko se apartó un poco, sin romper el abrazo, para poder observar el rostro de su pareja.

-Tomando agua- susurró. Su contraparte asintió suavemente y fue entonces que el mayor comenzó a reír ligeramente sintiéndose patético aferrando de nueva cuenta el cuerpo de Takahashi al propio.

-¿Y ahora por qué te estás riendo?, Estás raro, ¿Todavía estas dormido?-

-Te amo, Misaki- le dijo al oído, sintiendo como el rostro de Misaki adquiría más calor claro indicio de que se había sonrojado, al tiempo que comenzaba a forcejear para liberarse.

-¡Déjame ir!- exigió, pero al no recibir una típica altanera e increíblemente ridícula respuesta como era lo común dejo de forcejar. –Usagi-san- sintió como suavemente su abrazo era correspondido. – ¿Pasó algo?, ¿tuviste una pesadilla?- movió su nariz suavemente a lo largo del cuello del más joven, provocando un nuevo estremecimiento. Al final Misaki lo empujo apartándolo de su cuerpo. -¿¡Qué haces, tont…!?- lo besó deseando transmitirle toda la felicidad que le provocaba, lo mucho que significaba en su antes gris existencia. Cuando aquella caricia termino, tomo al otro en sus brazos y siguió su camino hasta la habitación. -¡Bájame!- pidió con desesperación, pero simplemente volvió a besarlo sin importarle los bruscos movimientos del ojiverde, cuando el beso acabo, Misaki inmediatamente llevo sus manos a cubrir sus labios, formando un bloqueo ante una nueva amenaza.

Akihiko apreció aquel rostro molesto y sonrojado, sintió la ligereza y tibieza contrarias, el embriagante aroma natural del castaño combinado con el olor de la cama, el hipnotizante movimiento del tórax del más joven a causa de su respirar. Cerró los ojos y colocó su frente junto a la de Takahashi.

Fue entonces que Usami Akihiko, famoso escritor, dueño de bastantes premios, escritor de historias BL en secreto, hombre rico y atractivo, se sorprendió de la intensidad de sus sentimientos. Era perfectamente consiente de lo grande que era su Amor por aquel chico, pero no tenía idea de que algo como simplemente verlo respirar, podría parecerle tan perfecto y tranquilizante. Y entonces, deseo con todas sus fuerzas que le permitieran estar con su Misaki mucho, mucho tiempo.

El doctor volvió a acomodar el estetoscopio en su cuello, mientras su vista se encontraba en el piso como reflexionando. Finalmente suspiró mirándolo al tiempo que le dedicaba una sonrisa algo discreta.

-Bueno, todo parece estar bien. Voy a pedir que te realicen un ultrasonido hoy por la tarde, para estar más seguros. ¿Qué te parece?, ¿Te gustaría ver a tu bebé?-

 Misaki no podía creerlo, ¿Realmente iba a poder ver a su bebé? Una inmensa felicidad lo embargó por lo que no pudo evitar sonreír como idiota mientras asentía con alegría.

-Bien- exclamó el doctor. –Entonces arreglaré todo- justo cuando el profesional estaba a punto de irse Misaki recordó un importante detalle.

-¡Ah!- soltó un discreto sonidillo captando así la atención del hombre que lo miró con una disfrazada curiosidad.

-Usa… Mi pa-pa…reja…- un increíble sonrojo para nada saludable le invadió la cara. – ¿Podrá estar presente?- el hombre le dedicó una sonrisa profesional.

-Por supuesto- contestó y salió del lugar.

Misaki dejo salir el aire que había retenido por el nerviosismo de usar la palabra “pareja”. Sintió que su cara se calentaba.

Se recostó con suavidad en la camilla, pues hasta el momento había estado sentado. El dolor en su cuerpo provocaba que tuviera que moverse con lentitud.

Realmente había sido un estúpido, nunca debió haber aceptado ir a hablar con el hermano de Usagi.

Hizo un circulo casi perfecto alrededor de aquel cuadro con ayuda de su marcador rojo, definitivamente esa escena quedaba fuera de lugar entre el argumento de la historia. Suspiró con cansancio al tiempo que le daba una mirada al reloj en la pared, suspiró de nuevo al darse cuenta de que no habían pasado ni 30 minutos desde que Isaka-san había aparecido para llevarse a Usagi-san y él había hecho el ridículo diciéndole aquello.

Dejó caer la cabeza en el escritorio con algo de fuerza, ¿pero en qué estaba pensando?

Acomodó su cabeza en el escritorio de manera que pudiera observar a Suzuki-san regresándole la mirada junto con su moño color verde. Un curioso sentimiento de añoranza lo abordó.

Extraño a Usagi-san. El pensamiento le pareció ajeno a él mismo, temiendo la intensidad de sus propios sentimientos. Fue por ello que solo atino a reírse mientras rascaba su cuello.

Detuvo su risa casi histérica de golpe, a la vez que se abrazaba a sí mismo y a su bebé. La verdad que sí, lo extrañaba, lo quería ahí a su lado, abrazándolo. Era su aniversario después de todo. Esta vez solo atino a sonrojarse sin risa paranoica, se puso de pie y camino hasta alejarse del estudio de su pareja para adentrarse a la habitación en la que ahora dormía prácticamente todas las noches, aunque aún se rehusara a decir que también era suya.

Se sentó con lentitud en la cama y luego se dejó caer en ella, acomodándose hasta terminar en posición fetal con las manos sobre su propio vientre. Ahora se sentía cansado todo el tiempo y aunque era molesto, no era tan malo, no después de saber el “porque” detrás de aquello.

Había planeado decírselo a Usagi ese día, pero las cosas no habían resultado como pensó, además sabía que aunque el mayor estuviera ahí, a esas alturas seguramente aún no encontraría el valor para explicarle lo que pasaba.

Tenía tanto miedo por la reacción de Usagi-san, por el futuro, por su hermano, por la forma en que afectaría esto la vida de Usagi-san… ¿y si los consideraba una carga tanto a él como al bebé… una molestia? Se encogió más sobre sí mismo, buscando consuelo. Sonrió perezosamente, la verdad es que además del miedo también sentía felicidad, la situación era rara y le había costado hacerse a la idea, pero era bueno, no, era increíble. Tendría un bebé con Usagi-san… un hijo.

Fue su último pensamiento antes de quedarse dormido.

Lo siguiente que supo es que su celular estaba vibrando en la bolsa de su pantalón; lo colocó frente a su cara tratando de leer el nombre de quien llamaba pero no tenía caso, sus ojos no estaban cooperando, por lo que optó por simplemente contestar.

-Hola Misaki- Él conocía esa voz… era…

-Haruhiko-san- susurró.

-Me gustaría hablar contigo, hoy mismo- se sintió completamente despierto de golpe.

-Yo… no lo creo, estoy ocupado, además yo… este…- soltó una risilla nerviosa que el otro solo correspondió con silencio. El aspiró profundamente tratando de tranquilizarse.

-Es sobre el bebé- Misaki se quedó paralizado.

-¿Q-qué?-

-Sé que vas a tener un bebé, por eso me gustaría hablar contigo, pero no por teléfono. Pasaré por ti-

-¡No!- dijo de inmediato. Sentía como su corazón latía tan rápido como cuando se encontraba en compañía de Usagi, pero no era por las mismas razones. Si Haruhiko sabía sobre el bebé entonces eso quería decir que el papá de Usagi… también. –Yo- hizo una pequeña pausa. –Yo decidiré donde vernos-

-Es interesante que me pidieras vernos en un lugar como este- afirmó Haruhiko al dar un rápido vistazo alrededor. –Es muy… familiar-

-¿Qué quería decirme?- preguntó el castaño con nerviosismo.

-Tal vez deberíamos ordenar primero- levantó la carta de la mesa como dándole énfasis a sus palabras.

-No vine aquí a comer- expuso cortante.

-Deberías hacerlo, por tu bebé- Misaki se estremeció aferrándose a su silla.

-¿Cómo lo supo?-

-¿Eso realmente importa?- finalmente hizo la carta a un lado y lo miró con su característica seriedad comenzando a hablar sin esperar la respuesta de Misaki. –Quería ofrecerte vivir conmigo- el ojiverde negó con la cabeza a punto de negarse con palabras y hacer varios cuestionamientos, pero no se le permitió. -¿Cómo crees que Akihiko reaccionara cuando lo sepa?, ¿Crees que aceptará tranquilamente vivir la vida de un padre de familia normal?, él no es normal, míralo, es un inmaduro que vive para comprar juguetes. ¿Qué clase de padre crees que sería?- hizo una pequeña pausa que le permitió al menor hacer un sonidillo de protesta e intentar decir algo más coherente sin lograrlo. –Ahora, si es que Akihiko acepta, ¿Cómo afectará esto en su carrera de escritor?, ¿Qué pensaran sus fans al saber de ti?, lo quieras o no, te convertirías en una carga para él- Observó el rostro de la persona frente a él. Sus ojos fijos en él, su boca semi-abierta, su piel un tanto pálida. -y tu hijo también, sería una carga- agregó. –Viviendo conmigo no tendrías esos problemas, yo me haré cargo de ti y…-

-Mi bebé no es una carga- susurró sin lograr ser entendible.

-¿Qué has dicho?- quiso saber el otro.

-¡Mi bebé no es una carga!, ni una molestia- repitió Misaki con voz elevada, logrando que algunas personas lo observaran sin que a él le importara. Se puso de pie y con paso decidido y apurado camino hacia la salida del establecimiento, con un Haruhiko detrás de él.

Definitivamente no debió haber ido, Usagi siempre le decía que no medía las consecuencias, pero claro que lo hacía. Si iba a hablar con el hermano de Usagi o con el papá del mismo era porque quería evitar consecuencias aún más desastrosas de las que ya había vivido. Quería ahorrarle angustias y problemas a la persona que amaba, aunque al final casi siempre terminaba causándole más problemas de los que intentaba evitar… bueno, tal vez el “casi” estaba de más.

Se hundió más en la camilla colocando una de sus manos sobre su estómago sintiéndolo un poco abultado.

Su Hijo

Aún no podía creerlo, él iba a tener un hijo, suyo y de Usagi-san; había estado tan asustado de decirle al mayor y que este los rechazara tanto a él como al bebé, después de todo él era un hombre, un hombre que podía tener hijos… un anormal… pero como siempre Usagi lo sorprendió con una de sus características locas respuestas.

La sonrisa que había adornado su rostro hasta ahora se desvaneció dándole paso a una expresión desolada.

El mismo había puesto en peligro a su bebé al saltar hacia el auto y ahora quien cargaba con la culpa era…

Escucho el sonido de la puerta de la habitación siendo abierta; cambio su expresión de inmediato a una más relajada al ver el agotado caminar de su pareja. El pobre se veía peor que en sus para nada saludables maratones de escritura.

Akihiko conectó la mirada con la suya como si se disculpara abrumado por un tremendo peso de culpabilidad y sin embargo le dedicó una sonrisa tan real y llena de sentimientos, amor, compresión, cariño, plenitud…

Misaki igualmente le sonrió.

-¿Todo bien?- preguntó Usagi cargando el ambiente de preocupación.

-Sí, te dije que ya no te preocuparas- el peligris procedió a acercarse a la camilla y sentarse justo en el lugar que antes ocupaba dándole una tierna caricia en el cabello.

Misaki lo sabía, sabía perfectamente lo culpable que Usagi se sentía por lo que había pasado, pero realmente no era su culpa, no era la culpa de nadie. Pero aunque dijera eso, él no podía evitar sentir culpa también.

Había sido un tonto.

Perdóname bebé.

Usami se acercó a sus labios, dando una apenas perceptible caricia.

Se supone que debo protegerte.

Akihiko se apartó solo un poco y volvió a acercarse con mayor fuerza, pero aun así siendo amable.

Pero ni quiera pensé en lo que podría pasarnos.

Usagi ni siquiera tenía que pedir permiso para causar que el contacto se profundizara, el sabor a menta llego hasta Misaki.

En lo que podría pasarte.

Las sensaciones que siempre se despertaban en su cuerpo no se hicieron esperar.

Solo pensé en una cosa.

Finalmente, luego de un periodo que le pareció corto, aunque estaba seguro que no era así, sintió como los labios contrarios se alejaban con lentitud. Cuando abrió los ojos pudo apreciar una sonrisa que intentaba pasar por relajada.

No quiero perderlo, no a él.

Aun así podía ver la realidad en esos ojos, algo pasaba.

-Perdón por salir…- la profunda voz del mayor aparto el silencio.

Perdóname bebé.

-Era Takahiro, tuve que decirle… tuve que decirle que estabas en el hospital-

Perdóname.

 

No podía ser. Misaki… Misaki estaba… ¿Qué?

Sentía que le daría un ataque de pánico, esta seguramente era una broma de muy mal gusto proveniente de ese doctor de pacotilla.

Comenzó a negar con la cabeza desesperadamente. Realmente estaba a punto de darle un ataque de pánico… ¡No!, ¡un infarto!

Con histeria fue y abrió la puerta de la habitación donde le habían dicho estaba el menor de los Takahashi, necesitaba respuestas, la verdad, necesitaba saber qué demonios pasa…

Todo pensamiento coherente desapareció de su cabeza al observar a Misaki, en aquella camilla… al observar a su hermanito herido.

En ese momento, a los ojos de Takahiro, Misaki volvió a ser ese pequeño niño de 8 años que se aferraba a su ropa con miedo utilizando todas las fuerzas que sus manitas le permitían.

Su cerebro ya no se encontraba procesando nada en lo absoluto. Lo único que Takahiro sabía es que estaba con su hermanito entre sus brazos, abrazándolo, tratando de protegerlo.

-¡Dios!, Misaki, ¿Estás bien?- era consciente de que debía ser fuerte, pero no podía evitar que sus ojos se llenarán de lágrimas no caídas. El castaño lo observaba culpable, molesto seguramente por creer que era una carga, cuando no lo era en lo más mínimo.

-Estoy bien, hermano- contesto al tiempo que procedía a mostrar un extraño intento de sonrisa.

-pero, ¿Qué fue lo que…? ¿Cómo es que…? Usami dijo que Tú… ¡Dios!- los pensamientos en su cabeza eran tan caóticos que le estaba resultando imposible hacer preguntas coherentes. -¿¡Qué fue lo que pasó!?- Logó preguntar finalmente.

Observo como Misaki pasaba de tener la vista fija en él a mirar de forma casi imperceptible a Usami. Para Takahiro fue inútil intentar detener el reflejo condicionado de su cuerpo de observar a su amigo sin entender qué demonios estaba sucediendo.

El ojiverde tomó aire y dejo escapar unas cuantas palabras en voz bajita.

-Fue un acci…- sin embargo no pudo terminar la oración al ser bruscamente interrumpido.

-Fue mi culpa- expuso Akihiko de una manera tan seria que logro que todo ese caos en la cabeza del hombre de lentes desapareciera siendo reemplazado por una profunda e intensa negrura.

-¿Tu… culpa?- preguntó sin fuerzas realmente.

-No, eso…- intento replicar Misaki, pero la oportunidad de aclarar las cosas se le fue arrebatada por un abatido Akihiko.

-Yo debí ser atropellado, no Misaki… fue mi culpa…- Takahiro comenzó a caminar en dirección a Usami, acortando la distancia que había entre ellos.

-¿Qué estás… diciendo Usami?... Tú… culpa…- una sonrisa temblorosa apareció en sus labios; regreso la mirada a su hermano el cual no apartaba la vista mientras negaba con la cabeza una y otra vez. Nuevamente se concentró en el escritor serio y abatido únicamente ocupando su pequeño espacio en la habitación… -Explícame- hablo sin titubeos. -¿De qué estás hablando?-

Y en ese momento el hombre de lentes se enteró de la historia desde la perspectiva de Akihiko. Ambos Usami discutiendo, golpes, terminar en la calle, aquel auto acercándose a su persona, Misaki… sangre.

-Tú…- lo observó angustiado. -Por ti Misaki está aquí- hablo bajito. -Por ti… porque tú decidiste que estaba bien pelear en plena calle- Su tono de voz comenzó a aumentar. -Mi hermano pudo haber muerto, ¿Qué clase de…? ¿Qué clase de…?- negó con la cabeza como si no pudiera ponerse de acuerdo con lo que pensaba y decía. –Yo confíe en ti, para que cuidaras a mi hermano, ¡y tú vas y lo pones en peligro!, ¿Qué tan inú…? Pude haber perdido a Misaki por tu cul…- la palabra no pudo ser terminada por el grito desesperado que lleno el lugar alzándose por encima de la voz de Takahashi mayor.

-¡No digas eso de Usagi-san!, ¡No es su culpa!- Exclamó el castaño. Sus puños se encontraban fuertemente cerrados, su respiración se escuchaba forzada y superficial, mientras que su rostro había comenzado a adquirir un color pálido, además de ser bañado por una ligera capa de sudor.

Una de sus temblorosas manos fue a parar a su boca como si tratara de evitar que algo saliera de ella.

-Creo que voy a vomitar- murmuró.

Takahiro simplemente no podía hilar los acontecimientos para así entender la situación en la que estaba; únicamente pudo ser testigo de la increíblemente rápida y exagerada respuesta del amante de los juguetes, que, de inmediato tomó una jarra con agua, jarra que él no había notado; sirvió un poco en un insípido vaso y lo ofreció a Misaki al tiempo que le acariciaba la espalda con ternura, siendo sumamente delicado.

Al notar que el menor no hacia siquiera el intento de tomar el objeto ofrecido, Akihiko lo apartó e hizo ademán de alzarlo en brazos.

-Te llevaré al baño- dijo a la vez.

-No- negó el editor y finalmente comenzó a respirar con más normalidad, cerrando los ojos por unos momentos. –Ya estoy bien- dijo mientras le mostraba sus esmeraldas algo vidriosas. -¿Puedes darme el vaso, por favor?- Usami dudó unos instantes pero termino por entregar lo pedido.

Al tiempo que todo aquello se desarrollaba, un conocimiento escondido en la memoria del papá de Mahiro emergía con fuerza.

La conversación que tuvo con el doctor fuera de la habitación regreso a él como un punto brillante entre la nebulosa oscura que ocupaba todo el espacio en su mente.

-“El bebé está bien”- susurro lo suficientemente alto como para que los otros dos presentes en el lugar le prestaran atención. –Misaki…- las palabras estaban teniendo dificultades para salir. – ¿Qué quiso decir el doctor con eso?- El silencio se había vuelto increíblemente denso. El ojiverde no podía apartar la vista del suelo, no trataba siquiera de encarar a su hermano.

Takahiro era bastante distraído, muchas veces no entendía las cosas que ocurrían a su alrededor, a veces no se daba ni cuenta si había cosas ocurriendo. Cuando estaba en preparatoria, sus compañeros se burlaban todo el tiempo de esa característica suya, le gastaban bromas y utilizaban todas las palabras en doble sentido que conocían. Su cara de confusión no hacía más que hacer que sus compañeros se carcajearan hasta quedar afónicos.

Pero esto sobrepasaba su propia naturaleza distraída, era capaz de entender lo que se escondía detrás de las palabras dichas por aquel médico.

Misaki… su hermanito… ¿Estaba embarazado?

Pero eso era imposible, Misaki era hombre, los hombres no se embarazan. Y en todo caso si eso fuera posible… No, ni siquiera podía ver la posibilidad porque era antinatural, irreal, completamente fuera de lo que se considera correcto, las mujeres tienen en su cuerpo lo necesario para albergar una vida, los hombres no y además…

-Hermano, voy a tener un bebé- la voz del castaño lo regresó a la realidad. –Sé que es extraño, porque bueno, soy un hombre. El doctor me explicó que realmente no saben a qué se deben los embarazos masculinos, porque es realmente nuevo. –El ojiverde hablaba de forma rápida y temblorosa. -Ellos creen que se debe a un gen suprimido que dejo de estarlo o algo así, yo no entiendo mucho de eso la verdad, pero lo importante es…- hizo una pausa tomando una pequeña bocanada de aire y continuó -Que voy a tener un bebé-

Un bebé

¡Un bebé!

¿Se había quedado dormido?, ¿había viajado a un universo paralelo?, ¿le estaban jugando una broma como las que sufría en la preparatoria?

No, la ausencia de risillas divertidas, susurros que decían lo estúpido y crédulo que era, las miradas que mostraban lo entretenidos que se encontraban, le decía claramente que esto era muy real.

¡Por Dios!, su hermanito… negó con la cabeza varias veces. Llego a un punto de sus pensamientos en el que se dijo a sí mismo que sí, tal vez aquello fuera verdad; entonces, para hacer un bebé Misaki tuvo que… tener Sexo.

¡La inocencia de su hermano!, ¡Santo Dios!

Además, a menos que ahora las mujeres embarazaran a los hombres, Misaki habría tenido que… hacer… aquello con…

-Yo soy el papá- por un momento se preguntó si esas palabras no habrían sido más que un invento de su imaginación. Descartó la opción al ver la postura en la que el Usami se encontraba. Erguido, mirada determinada, decidido, de pie frente a Misaki como si estuviera tratando de protegerlo. La visión representada por Akihiko lo tenía tan absorto que ni siquiera fue capaz de observar la cara de pánico de su hermano.

Finalmente lo entendió; las acciones escondidas detrás de aquel “yo soy el papá”. Misaki… y un hombre 10 años mayor que él.

Le pareció tan irreal el impactó de su puño contra la mejilla derecha del escritor e igualmente irreal el tener su cuerpo sobre el de su mejor amigo mientras no paraba de golpearlo.

-¿Cómo pudiste hacer esto?-  no escuchó a Misaki pidiendo que se detuviera o su gemido de dolor causado por el movimiento brusco realizado por su cuerpo al intentar levantarse. – ¡Te confié a Misaki!- Zarandeo al peligris como si fuera un vil trapo. – ¡Y a ti lo único que se te ocurrió fue aprovecharte de mi hermano!- Sintió como por su rostro comenzó a escurrir agua desde su cabello. Alzó la mirada y se encontró con que el menor sostenía un vaso vacío.

Al mismo tiempo una enfermera, curiosa por tanto alboroto entro, e inmediatamente soltó un gritito asustado saliendo y regresando al instante con dos hombres que parecían poseer una fuerza no despreciable.

Ellos se encargaron de separarlos, mientras que la enfermera (que no era muy joven), los regañaba diciendo que un hospital no era un lugar para pelear. Todo se sentía tan irreal.

-Tendré que pedirles que salgan y no podrán volver a entrar hasta mañana- ordenó la mujer con decisión. Él se dejó arrastrar sin realmente quererlo, mientras miraba en dirección a Akihiko asegurándose de que también lo alejaban de su hermano.

Pero cuando estaban dirigiendo al escritor a la salida, lo hicieron caminar tan cerca del castaño que este fue capaz de alcanzar a tomar de la muñeca al mayor sin exigirse mucho esfuerzo.

-No- murmuró Misaki con desesperación. –No, Usagi-san, no te vayas- La enfermera se dio cuenta de que un ataque de pánico se aproximaba.

-Joven tiene que tranquilizarse- ordenó con autoridad al tiempo que salía esta vez en busca del doctor encargado de aquel muchachito.

Akihiko observó al menor con preocupación y apartándose con facilidad de su escolta, se acercó a Misaki acariciándole el rostro con ambas manos.

-Misaki, tranquilízate- pidió entrando también él en pánico al notar como la respiración de su pareja se volvía  más y más acelerada y superficial. Como no sabía que más hacer, solo se aferró al cuerpo más delgado esperando que eso funcionara, pidiendo una y otra vez que se lo tomara con calma.

Takahiro se sintió fuera de lugar; Akihiko… Akihiko se había aprovechado de su hermano.

Notó como su hermano comenzaba a controlar su respiración volviéndose esta más acompasada para luego ser obligado por el peligris a recostarse mientras se encargaba de enredar una de sus manos con la derecha del ojiverde.

Akihiko se había aprovechado de su hermano o… ¿no?

La enfermera que antes había salido corriendo volvió junto con un doctor que al entrar a la habitación le dio un pequeño empujón.

Todos los sonidos desaparecieron, las personas parecían moverse más lento a su alrededor, sentía que se asfixiaba.

Simplemente salió de la habitación.

Misaki observó a su hermano salir por la puerta al igual que las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, ambos lo hicieron sin avisar.

Dirigió su mirada a Usagi mientras le permitía al doctor hacerle una revisión. El mayor lo observaba como si quisiera disculparse hasta el fin del mundo.

Su hermano se había ido y Akihiko parecía no estar ahí realmente. Ambos lo estaban abandonando. Se había vuelto una carga, un peso insoportable de llevar para las personas más importantes en su vida.

Los había dañado…

Usami le dio un apretón en la mano que aún mantenía apresada entre la suya propia.

-Misaki- le dijo haciéndose escuchar entre la voz de la enfermera y el médico. –Él solo necesita pensar- más lagrimas mojaron su rostro.

Lo siento tanto.

 

Notas finales:

Muchas Gracias por los reviews

Ustedes son un amor :D

Takahiro... no es malo, como dijo Usagi, solo necesita pensar.

En el próximo sí saldrá la Junjou Terrorist, Yousuke y... Hiroki.

Hasta el próximo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).