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"El camino de lágrimas" por pri_sasukelove20

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—¡¡¿Quién es él?!!-señaló con la mano que no sostenía a su pequeño. Su mirada se tornó furiosa como la última vez.

—Vete-susurró, Sasuke, haciéndole espacio por la puerta.

Muchas  cosas habían cambiado en un año y medio. Su relación estaba prácticamente destruida.

El pelirrojo se quedó observando a uno de los tantos amantes de un solo día irse por la puerta de su hogar. El hogar donde trataba de criar a su hijo.

Otro rubio-pensó.

Entró a su casa viendo como su ahora esposo se sentaba sobre el sofá y tomaba el control remoto para encender la televisión. Solo vestía unos pantalones ligeros con el pecho descubierto y el cabello desarreglado.

No se había casado hace un año para vivir ese sufrimiento. Ver como su esposo le engañaba con un rubio de preferencia con ojos azules, todos los días de la maldita semana.

¿Por qué no le dejas?

Recordó la pregunta de su hermana. La respuesta era simple. Gaara lo hacía por el bien de su hijo.

Quiero que Ryunosuke tenga un padre.

Ese fue su contestación antes de enterarse de ciertas malas circunstancias.

Ignoró la presencia del moreno y subió las escaleras hasta la recamara que compartían juntos. Su bebé dormía plácidamente en sus brazos. Cuando ingresó, lo separó con cuidado de su pecho y lo acomodó en la cuna del lado de la cama matrimonial, tapándolo con una ligera manta color azul. El pequeño pelinegro solo se removió un poco y siguió durmiendo con el chupón rojo en sus labios.

SASUKE BEBE

Se recostó en su cama mirando el techo por bastante tiempo hasta quedar dormido. Pasaron cuatro horas solamente cuando sintió convulsiones. Se levantó de golpe de la cama y entró directo al baño que estaba ahí mismo, en la habitación.

Apoyó sus manos a cada extremo de la pileta y comenzó a vomitar grandes cantidades de sangre. Cuando acabó, limpió todo con agua y desinfectante.

Se miró unos instantes al espejo. Pensar en lo que le deparaba en poco tiempo, era un verdadero infierno.

—¿Cuánto me queda doctor?

Se mantuvo un tenso silencio que Gaara no podía soportar.

—Por favor… sea franco conmigo.

—Cinco meses, lo lamento mucho.

Golpeó el espejo con una de sus manos, tirándose al suelo y rompiendo en llanto. Sasuke no estaba en esos instantes, lo sabía. El azabache siempre salía a un bar o con uno de sus “Ligues de una noche”.

Su esposo había perdido el camino hace mucho tiempo. Nadie sabía de su estado y prefería mantenerlo en secreto hasta el momento de su muerte, pero había un problema. Gaara no quería que su hijo fuera criado por el Uchiha, aunque fuese el padre, no estaba seguro en que recibiría una crianza correcta.

Un hombre de bien. Solo quería que su pequeño creciera amando a todos. Se puso de pie tratando de tranquilizarse, salió del baño casi a rastras y se sentó sobre la cama.

Su mirada se centró en una fotografía que fue tomada el día de su graduación, ubicada en la mesita de luz.

Tenía que saberlo a como diera lugar.

OOoOO

—¿Naruto, dices? No, la verdad, no sé dónde pueda estar.

—Pero, Shikamaru, ustedes son muy amigos.

—Perdimos comunicación con el tiempo. Tu sabes… el trabajo nos mantiene ocupados.

—Ya veo…

El joven de coleta vio la expresión casi de angustia del pelirrojo, al parecer era demasiado importante saber del paradero del rubio.

—Tks… ¡Jefe!-gritó desde la entrada del local-¡Necesito hacer algo importante, volveré pronto!

Los clientes lo veían extrañados. Un hombre de compleción fuerte salió a su encuentro por la puerta del fondo, donde se recibían los pedidos.

—¡Mas te vale, Shikamaru!

Se quitó el delantal de cocina, y tomando la mano de Gaara partieron a otro camino. Ya en la vereda, el Nara disminuyó el paso y lo soltó para que caminara por su cuenta.

—¿A dónde vamos?

—La casa de Ino queda allí-señaló el frente-Las rejas negras que tienen tulipanes. Ella podría saber algo de Naruto.

—Gracias-sonrió aliviado.

—Fuimos compañeros antes, eso no ha cambiado.

 

 

—No me esperaba visitas-sonrió la rubia haciéndolos pasar-¿Quieren algo de beber?

—No, gracias. Gaara quiere decirte algo.

—Yo… me preguntaba si… ¿Sabes algo de Naruto?

—De Naruto, mmm… no. La verdad no tengo la menor idea que será de su vida.

Gaara se sintió devastado por la respuesta. Su cara lo reflejó al instante ante la mirada de Ino.

—Por lo visto, es importante lo que debes decirle.

—Muy importante-susurró.

—Que problemático… ¿A dónde podríamos averiguarlo?-se pasó la mano por la cabeza.

—Síganme.

—¿Ah?-le miraron ambos.

—¿Puedes estar mucho tiempo afuera? Es que vamos a tardar.

—Mi hijo esta con sus tíos, no tengo problema.

—Bien-tomó un saco del armario cerca de la entrada-Visitaremos a otro amigo.

Estuvieron más de dos horas sentados en una alberca esperando por su compañero. Gaara miraba constantemente su reloj viendo los minutos avanzar lentamente.

—Ino… no va a venir, a lo mejor se quedó en lo de un amigo-reclamó Shikamaru ya cansado por la espera-Son las doce de la noche.

—Tengan paciencia, él siempre viene a estas horas del trabajo.

Las palabras de Ino se cumplieron. Un muchacho fue aproximándose a su dirección con un portafolio y vistiendo de traje negro. Se detuvo al ver tres visitantes sentados al frente de su puerta.

—Vaya, no esperaba a nadie a estas horas.

—Les dije que vendría-sonrió triunfante-Sai, necesitamos decirte algo.

—Antes que nada, permítanme abrir mi casa-sacó sus llaves del saco introduciéndolo en el orificio y dándole una vuelta-Pasen…

Sai fue el último en pasar. Cerró la puerta teniendo una luz del comedor prendida.

—Pónganse cómodos-se sentó frente a ellos en uno de los blancos sillones-¿A que debo el honor de su visita en madrugada?

—Necesito localizar a Naruto-habló el pelirrojo-Es  muy importante.

—Oh… je, están de suerte.

Las miradas de los tres mostraron sorpresa.

—He hablado con él un par de días atrás.

—¡¿En serio?!-Gaara se puso de pie rápidamente del sillón casi emocionado.

Sai se le quedó mirando divertido.

—Pe-perdón…-volvió a sentarse avergonzado por su comportamiento.

—¡¡¿Qué te ha dicho?!! ¿Cómo está?-preguntó, ansiosa Ino.

—Está bien. Al igual que yo, está trabajando de secretario en una pequeña empresa. He podido comunicarme con él porque resulta ser una parte importante para la empresa en la que trabajo ahora.

—Naruto trabajando en una empresa, vaya… y solo tiene 18 años-comentó, el Nara.

—Con ayuda de su padrino fue fácil introducirle allí. Y yo entre por parte también de mi familia.

—Quiero saber si… si es posible que regrese aquí a Japón.

—He cumplido tu deseo, Gaara. Naruto vendrá aquí en dos días.

OOoOO

Aeropuerto.

—¿A qué destino desea ir, joven?

—Necesito un pasaje con destino a Japón.

—¿Para que día? ¿Hoy?-la mujer chequeaba la computadora.

—Para mañana.

—¿A nombre de quién?

El rubio de mechones desordenados se quitó los lentes negros mirándola con una fugaz sonrisa que la hizo suspirar.

—Namikaze Naruto.

(Continuará)

Notas finales:

 

No sé cuando vuelva… pero espero no perderlos T.T.

Sepan que si tardo años en actualizar es que la autora se estará matando para aprobar los exámenes de la universidad. Deséenme mucha suerte.

¡Besos!


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