—¿Lo ves?
Sai, Gaara y Shikamaru esperaban impacientes la llegada de su amigo tras haber pasado un año y medio fuera de su país natal. Estaban dentro del establecimiento frente a una enorme entrada de puertas de vidrio que se abrían automáticamente. Por ella entraban los pasajeros que acabasen de descender del avión.
Cuando vieron bajar uno de ellos del lado de afuera y comenzaban a bajar, la gente se reunía en la entrada emocionada de recibir sus parientes, entre ellos, estaba el trio siendo aplastados por una multitud.
Fueron empujados y casi desterrados hasta el fondo.
—¡Joder!
—No te alteres, Nara. Naruto vendrá por sí mismo a nuestro encuentro-comentó el pálido pelinegro.
Pasaron cinco minutos y la gente iba disminuyendo. La cantidad de pasajeros en ese avión era inmensa. La multitud comenzaba a disiparse con sus familiares recogidos, Gaara estaba dudando de que viniera en ese vuelo.
—¿Y si es el siguiente?
—El siguiente es en unas ocho horas, Gaara-respondió, Sai-Hablé con él esta mañana, me confirmó que tomaría el vuelo de la mañana.
—¿Y a donde mierda, está?
Sai no sabía dónde mirar exactamente. El de coleta estaba molesto por haberse levantado tan temprano y Gaara estaba desesperado por ver al rubio.
—¡Chicos!
Sus miradas buscaron la voz del joven ojiazul emocionados, lo detectaron al fondo luchando con las cuatro maletas.
—¡Naruto!
—¡Deja que te ayudemos!
Antes de tomar las maletas que reposaban en el suelo, Shikamaru y Sai le dieron un gran abrazo a su compañero, el pelirrojo se sentía sumamente incómodo con la escena, pues él y el rubio no eran muy unidos antes.
—¡Los extrañe!-el rubio abrió los ojos sintiéndose rodeado de aquella amistad que sus amigos le profesaban. Sin embargo… su sonrisa se volvió una fina línea cuando vio por el hombro de Sai a la pareja de Sasuke.
—Hola…-sintió muchos nervios al ver la dura mirada del rubio hacia él.
Se separó de Sai y se mantuvo mirándolo de pies a cabeza y luego se detuvo en su rostro.
—Hola-respondió de manera seria. No sabía que estaba haciendo aquella persona allí.
Sai sintió la enorme tensión.
—Naruto, Gaara necesita hablar contigo de algo muy importante.
—¿Eso es verdad?-miró al pelirrojo.
—Sí.
—Antes que nada, necesito instalarme en mi antiguo departamento-tomó una maleta siendo que en su espalda llevaba una mochila enorme.
Sai tomó una seguido de Gaara y Shikamaru. Llegaron al pequeño departamento en el vehículo del moreno. Naruto sonrió con nostalgia admirando el sitio donde había pasado noches increíbles con Sasuke, pero eso ya era parte de su doloroso pasado. Cuando ingresaron vieron que el rubio no se había llevado ninguna de sus cosas a excepción de la ropa.
—Ha permanecido limpio, es asombroso.
—Je, je… Shikamaru, he contratado alguien para que me lo cuidara en mi ausencia.
—Ya veo. Pues se ve muy bien.
—No tienes nada de comida en la lacena-Sai revisaba puerta por puerta y luego abrió el pequeño refrigerador-Por tu regreso debemos festejar en grande-fue camino a la puerta.
—¿Sai?-el rubio le miraba retirarse.
—Voy a comprar algo para cenar. Shikamaru ¿Me acompañas?
El joven de coleta miró al rubio y al pelirrojo. Los dos estarían solos y sería perfecto para que Gaara le dijera lo que tanto ansiaba a su amigo.
—Volvemos en un rato, Naruto.
Al ojiazul no se le ocurría ningún pretexto para evitar que lo abandonaran con el esposo de su ex, se armó de valor cuando vio la puerta cerrarse y quedarse ellos parados en el pequeño comedor.
—Bien…-trató de no sonar nervioso. Había cambiado en un año y estaba listo para enfrentar su pasado, era hora de ponerlo a prueba-¿Qué quieres decirme, Gaara?
Al principio dudó. Bajó la mirada al piso sintiendo que su cuerpo temblaba un poco.
—¿Vas a hablar?-cuestionó seriamente. El rubio también estaba incómodo.
—Deberías sentarte. Esto que te diré es… un tanto loco.
Asintió y se dejó caer en la silla frente a la mesa. El pelirrojo estaba del otro extremo y prefirió estar de pie, suspiró profundamente y levantó su rostro mirando fijo a Naruto.
—Veras… mi hijo ya tiene un año, necesito a alguien de confianza, de buen corazón… para que lo cuide.
—¿De qué rayos estás hablando? Esta el padre, Sasuke puede ocuparse perfectamente.
—Desafortunadamente, Sasuke ha perdido el camino y no me da la suficiente confianza para encargárselo. Aunque sea su padre, lo ha descuido. Ha descuidado su familia hace tiempo.
Percibió la voz quebrada de Gaara. Sintió un poco de pena, pero eso no era de su incumbencia. Sasuke era parte de su pasado y no le importaba que tan mal o perdido estuviese, al igual que su familia.
Volvió para reiniciar su vida junto a sus amigos, su abuelo y su padrino. Aunque Kakashi llegaría a Japón en unos días por cuestiones de negocios.
No quería saber nada de Sasuke ni de Gaara ni siquiera del hijo que engendraron, un hijo que él no pudo darle.
—No sé lo que buscas exactamente de mí, pero… yo no seré la niñera de tu hijo y no quiero parecer una mala persona, tú… sabes porque-cerró sus ojos unos instantes y volvió a centrarlos en los verde de Gaara.
—No busco una niñera, sino alguien que se ocupe de él durante toda su infancia.
Se sorprendió ante sus palabras. Sonaba dolido al haberlas pronunciado.
—¡Gaara!-no pudo evitar levantar la voz con cierto enojo contenido-¡¿Qué mierda estas diciéndome?! ¡¡¡¿Qué cuide tu hijo hasta que sea mayor?!!! ¿Dónde estarás tú?
—Yo… no estaré aquí por mucho, quiero que mi hijo crezca con una persona amable a su lado, no con Sasuke. Él bebe y me ha sido infiel desde hace un año.
—Je…-sonrió abatido-¿Ya ves? Lo que haces a otros se devuelve.
—Estoy de acuerdo con esa frase. Me lo merezco por haberte apartado de Sasuke-la honestidad con que lo dijo dejó a Naruto perplejo-Tu y Sasuke hacían un linda pareja. Lamentablemente… caí embobado por él y pasó. Yo… lo siento mucho en verdad, y sé que lo que te estoy pidiendo es un enorme sacrificio y te imploro que seas tú el que cuide de Ryunosuke.
—¡No!
Gaara retrocedió del susto ante el grito de enojo. Se puso de pie de la silla casi haciéndola caer y golpeó la mesa con ambas manos formando un puño.
—¡No quiero! ¿Por qué yo, Gaara? Búscate a otro a quien dejarle tus problemas, no a mí que vengo remándola como puedo en este triste mundo-estaba alterado y la voz comenzó a agitarse un poco-Yo quiero mi vida sin ningún estorbo. En vez de irte a viajar como me lo insinúas, llévatelo contigo o déjaselo a sus otros familiares. ¡Y vete de una maldita vez!
Gaara comenzó a sollozar y Naruto desvió la mirada.
—¡Vete! ¡Vete ya!
—Naruto… no me voy de viaje…-sus lágrimas se deslizaron empapando por completo sus mejillas-Amo a mi hijo mas que ha nada en este mundo y temo por su futuro. El no poder estar a su lado cuando se vuelva un adolecente me hace mucho daño… yo solo quiero que alguien de buen corazón lo crie como a su hijo. Naruto… tú eres una buena persona, a pesar de haberte quitado a Sasuke nunca intestaste algo malo contra mí. Trataste de sobrellevarlo. Tienes una voluntad muy admirable.
—¿Qué quieres? Joder…-masculló por lo bajó, tratando de no sentirse mal al verlo llorar de esa manera.
—Yo me estoy muriendo, Naruto.
—¿Qué?
—¡Me queda poco tiempo de vida!-gritó en medio de su llanto.
OOoOO
—Sai…
Dejó caer las bolsas de compras frente a la puerta con la mirada perdida en el suelo. Shikamaru no podía creerlo cuando escuchó el grito del pelirrojo del lado de afuera. Apenas pisaban el departamento de Naruto y se topaban aparentemente con una discusión. No era lo suyo escuchar tras las puertas, pero cuando el grito de Gaara resonó en sus oídos largando una perturbada noticia… Sai dejó de respirar bien.
—Sai…
—Se está muriendo… Gaara se está…
(Continuará)