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Un amor que cicatriza heridas por gabbana

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Notas del capitulo:

Aquí el ULTIMO CAPITULO espero les guste y para que no me maten por terminarlo les digo que ya estoy escribiendo otro que va avanzado :) pero no lo quiero publicar hasta tenerlo más o menos terminado para no atrasarme tanto como me atrase con este Q_Q

Quiero agradecer a todos los que leyeron mi fic y aun mas a aquellos que me dejaron lindos mensajes! *u*

Despertar con la persona que amas a tu lado era el mayor placer que podía sentir en su vida en aquella época de guerras. Se relajaba de sobre manera acariciar esos largos cabellos y sonreía involuntariamente cada vez que el menor balbuceaba cosas entre sueños para después buscar el calor de su cuerpo para acurrucarse aun más.

Era un nuevo año y por las ideas locas de los generales de Kai y Oshuu, habían establecido una alianza permanente, porque, cómo no hacerlo si ambos habían terminado uniendo sus vidas de por vida en aquello que llaman matrimonio, aun que uno muy poco convencional y fuera de toda norma establecida.

Aun le daba algo de risa cuando recordaba a Kojuurou desmayándose frente a la noticia y como el ninja mono intentó matarlo más de una vez. Aun le daba algo de sospecha tomar alguna taza de té o ingerir algo que este les daba, podía ver el brillo acecino en sus ojos, pero hace un tiempo que el ninja pasaba más tiempo con Kojuurou, alejándolo un poco de su amo y dándole a ambos más tiempo para estar a solas.

Nota mental, debía agradecérselo a Kojuurou uno de estos días por mantener al mono ocupado.

La ceremonia, como era de esperarse, había sido inmensa y duró tres semanas. Exagerados, pero con tantos soldados y tanta alegría en el ambiente nadie quería terminar esa feliz unión, si hasta Uesugi Kenshin, Motochika Chosokabe, Ieyasu Tokugawa y el pervertido de Maeda habían asistido a la ceremonia, sin contar de otros guerreros que Yukimura conocía y con los que había establecido alianzas.

Su tigre había lucido hermoso con esa finísima Yukata blanca, con sus cabellos sueltos y con el rubor permanente en esas mejillas, y él, baboso y orgulloso de ser el dueño de ese hombre, no perdió la oportunidad de poseerlo en cuanto estuvieron a solas luego de la ceremonia.

Sonrió con sorna al recordar.

Durante esas tres semanas pudo dominar finalmente a esa bestia. Lo hizo suyo de todas las maneras imaginables y ahora fue Yukimura quien quedó con fuertes dolores de espalda y necesitó de su ninja en más de una ocasión para que le llevaran la comida a la cama, ya que para él era una ofensa perderse de las tres comidas mas importantes del día (sin mencionar las incontables meriendas).

Su sonrisa de superioridad y logro cambió por una expresión feliz al sentir como su tigre se acomodaba otra vez contra su cuerpo, tanto, que había terminado completamente sobre él y con las piernas enredadas entre las suyas, siendo en aquella exquisita posición en la cual el tigre pudo sentirse, al parecer, cómodo, ya que ahora sonreía y respiraba suavemente.

 

Se cobijó a ambos entre las sabanas del futón y le abrazó con fuerza mientras besaba esa cabeza que reposaba en su pecho desnudo.

 

Afuera hacia frío, estaban en otoño y se aproximaba el invierno otra vez. Esperaba que aquella nueva época de lluvias y truenos fuera completamente diferente a la del año anterior.

 

Sonrió.

Claro que sería diferente, él la haría diferente, y más ahora en esa nueva mansión construida entre ambas tierras y ahora que se tenían el aun al otro.

 

En ese medio año que llevaban juntos, debía confesar que las cosas habían sido  algo difíciles de vez en cuando, sobre todo en ese lapsus de la unión de las tierras, de los tratados, las alianzas y todo el papeleo aburrido.

Al final de cuentas, las tierras siguieron estando separadas por la región de Kai y Oshuu, solo la firme alianza y la unión de sus capitanes las enlazaba con fuerza, dándole a entender a otras naciones que si se metían con uno, se metían con los dos.

 

Ambos se amaban, pero que se amaran no significaba que no discutieran. El tigre tenía su carácter y una firme postura frente a sus ideales cuando de batallas se trataba. Si había algo que no le parecía correcto, como alguna táctica sucia o algún modo de batalla algo rastrero, Yukimura siempre levantaba la voz y hubo ocasiones en la cual llegaron a las armas por discutir ese tipo de cosas.

A pesar de que de verdad Yukimura se enfadaba, tanto que habían días en que no le dirigía la palabra, como un crío, él disfrutaba con esas pequeñas peleas que tenían. Le encantaba ver el fuego salir por sus orbes, le crispaba los pelos sentir esa aura ardiendo y le emocionaba cuando tomaba sus lanzas y comenzaba a girarlas, dispuesto a darle una paliza por pensar tan fríamente ese tipo de cosas.

 

No podía evitarlo, él era así en las batallas y Yukimura de otra forma. Ambos eran testarudos e impulsivos. Adoraban pelear y enfrascarse en batallas incluso ahora; no era por enfado ni nada parecido, si no por impulso, por el simple hecho de sentirse vivos y experimentar esa vibración y ese calor en sus almas que solo el otro podía encender.
Pero al final del día, siempre encontraban una solución, o por decirlo de una manera más humillante, él siempre terminada cediendo de alguna manera a lo que Yukimura decía y la verdad de las cosas, no le molestaba para nada recibir el premio de consuelo por las noches.

 

Él aun tenía su manera de llevar las cosas en las batallas y lo aprovechaba más cuando ambos grupos se separaban para hacer sus respectivas cosas, pero, poco a poco, la humildad y el corazón del tigre habían comenzado a formar parte de su persona.

Pero de todas maneras, siempre mantuvo su ojo sobre el otro, preocupándose de que no fuera a caer en alguna estupidez, ya que Yukimura tiene un corazón demasiado noble y bondadoso, siempre dispuesto a sacrificarse y exponerse por salvar a otros y aquello era lo que mas temía y lo ponía nervioso cada vez que se iba por su cuenta a pesar de que ya lo había amenazado de que si se dejaba matar por una estupidez él mismo lo iría a buscar al otro lado y lo golpearía hasta cansarse!

- Siempre sintiendo tu corazón antes de escuchar a tu cerebro…- susurró el dragón mientras removía unos mechones de cabellos que le evitaban ver bien el rostro del tigre, quien después de unos momentos, comenzó a fruncir el ceño y a soltar pequeños sonidos de queja, dándole a entender al otro de que comenzaba a despertarse.

- Ma-Masamune…- susurró el tigre con una rasposa voz, voz que solía tener cuando despertaba, la cual excitaba de una extraña manera al dragón.

- Good Morning my love- le susurró al mismo tiempo que depositaba un beso en los labios del otro, quien había levantado la cabeza con los ojos entre cerrados, aun algo dormido.

- O-Ohayou Masamune-dono- le susurró con la misma voz al mismo tiempo que se tallaba un ojo para luego comenzar a estirarse como un felino, abriendo luego sus ojos de par en par al percatarse de algo- Estoy arriba tuyo!- se miró a ambos con confusión- Cómo es que termine así!?

- Déjame decirte que te mueves mucho cuando duermes- le dijo Masamune al mismo tiempo que tomaba ese cuerpo entre sus brazos y lo volteaba con rapidez, quedando ahora él sobre el cuerpo del menor, quien le miraba con sorpresa y luego con vergüenza al sentir algo rígido y húmedo chocando contra su pierna- Con tanto movimiento solo provocas que mi cuerpo reaccione, Yukimura.- le sonrió de manera lujuriosa, riendo para sus adentros al ver como el menor comenzaba a ponerse nervioso y como sus mejillas se sonrojaban con demasiada rapidez.

Aun le sorprendía verlo ponerse de esa manera cuando ya habían hecho y dicho de todo, pero aquella actitud solo lo encendía más.

- Ma-Masamune-dono, lo… lo hicimos hace unas horas atrás!- dijo con el rostro completamente rojo por tener que decir aquello en voz alta.

- No, lo hicimos en la noche antes de dormir!

- Y nos dormimos una hora antes de que comenzara a amanecer!!!- dijo entre indignado y abochornado, pero su entrecejo desapareció cuando se percató de algo- Espere! Hemos dormido bastante!- miró a Masamune con terror- Qué hora es!?

- Y yo qué sé? medio día? - dijo con indiferencia al mismo tiempo que se encogía de hombros.

- MEDIO DIA!?- se levantó hasta estar sentado, quedando, por ende, el dragón sentado sobre su cadera, afirmándose del cuello de su tigre para no perder el equilibrio por tal brusco movimiento- LA HORA DEL DESAYUNO YA PASO!?

- Ah si, eso… escuché al mono venir pero le pedí gentilmente que se fuera.- Traducción: le gritó obscenidades para que se largara- Tal vez venia a dejar el desayuno- dijo mientras se rascaba un oido, como si aun no se percatara del sufrimiento del otro.

- NO! MI DESAYUNO!!!- izo el ademán de levantarse corriendo (sin importarle que estaba desnudo) pero fue lanzado otra vez a la cama por el dragón, quien aprisionó ambas manos del menor sobre su cabeza.

- Ah no, no te me vas a escapar esta vez- le susurró sensualmente al mismo tiempo que se instalaba entre las piernas del otro.

- P-Pero mi desayuno…- susurró como un cachorro abochornado, sacando una sonrisa en el otro, casi haciéndole sentir pena por esa cara de suplica que le ponía… casi.

- Si tanta hambre tienes…- acercó sus labios hacia los del otro, besándolo fieramente para después morder con la misma brusquedad los ahora hinchados labios del menor- Porque no nos comemos mutuamente, ah?

- Pero tengo mucha hambre- le dijo, solo que ahora un extraño brillo se coló en sus orbes, cambiando su rostro infantil por uno un poco mas provocativo, claro, sin ninguna intención verdadera de hacerlo.Y Masamune sonrió complacido al comenzar a ver esos visibles cambios. Yukimura ya había caído en el juego.

- Entonces no nos hagamos esperar más, my little one.

Y sin previo aviso, el dragón introdujo dos dedos en la cavidad del menor, provocando que la espalda de este se encorvara tanto que su pecho chocó contra el otro, quien aprovechó esa oportunidad para pasar su otro brazo por debajo y así poder abrazarlo por la cintura, no dándole posibilidad de despegarse de su lado.

- Ma…Masamune-d-donn-AAAHHHH!!!

Masamune sonrió con sorna al sentir ese estimulante cuerpo temblar en deseos y en cuanto miró su rostro no pudo evitar soltar un jadeo.

 

Yukimura tenía todo su rostro sonrojado, con los cabellos completamente alborotados y con la cabeza inclinada hacia atrás; sus labios húmedos e hinchados eran mordidos por sus dientes al intentar en vano ahogar sus jadeos que más bien parecían los gruñidos de un tigre, y el sudor comenzaba poco a poco a bañar ese escultural cuerpo que no dejaba de temblar contra el suyo, provocando que su propio cuerpo comenzase a sentirse en su límite con tan solo verle así.

 

Sin dejar de mover sus dedos dentro del tigre y aprovechando la posición en la que estaba la cabeza del menor, dirigió sus labios hacia ese delicioso cuello que parecía ofrecérsele con descaro y sonrió para sus adentros al ver como Yukimura hacia el intento de apartarlo de ahí.

Su cuello y sus orejas eran otro de sus puntos débiles.

Con tan solo susurrarle en esa zona podía sentir como los pelos de este se erizaban.

Aquello era estimulante para su ego al saber que podía provocar al menor con tan poco y a pesar de que su tigre le reclamaba que no lo hiciera, seguía haciéndolo por el simple goce de verlo retorcerse con ese hermoso sonrojo en las mejillas.

 

Sin poder evitarlo, el dragón se perdió en el cuerpo y rostro de su ahora esposo, contemplando lo hermoso y erótico que era a su vista, sintiéndose inmensamente feliz de haber tomado el camino que tomó y de haber podido conocer a ese ser que ahora era la luz de sus días, la chispa que encendía su alma y la razón de que soltara sonrisas embobadas a pesar de que estuviese solo, aunque al parecer con Kojuurou también lo hacía ya que este muchas veces le miro con algo de espanto.

 

Yukimura abrió uno de sus ojos al sentir como los dedos de su interior dejaban de moverse con la misma intensidad, viendo como su pareja solo se dedicaba a mirarlo, al parecer, absorto en sus pensamientos.

Se aventuró a abrir ambos ojos para verle con curiosidad, no sabiendo muy bien que estaba pasando ni por qué se había detenido cuando había comenzado a encenderse.

Se apoyó sobre sus codos para levantar su torso y su cara, quedando así a pocos centímetros del dragón, pero a pesar de la cercanía, el otro aun parecía ido en algún pensamiento que le mantenía las mejillas sonrojadas y una sonrisa un tanto extraña en los labios.

 

- Masamune?- le llamó expectante, acercando su rostro de forma exageradamente cerca.

Al ver que no le prestaría atención, infló sus cachetes con algo de recelo al verse ignorado y a pesar de que tuvo el impulso de levantarse con un porte indignado, optó por su segunda opción.

 

Si no le prestaba atención, haría que lo hiciera.

De un rápido movimiento se zafó de esas manos y empujó a Masamune contra el futón, viendo como por fin este comenzaba a pestañear con incredulidad, como si recién se percatara de lo que estaba pasando, pero no le dio tiempo de asimilarlo correctamente al ver a Yukimura saltando literalmente sobre su cuerpo y besándolo de una manera tan arrebatadora que le quitó el aliento.

 

Pero aquel beso pasó a segundo plano cuando sintió una deliciosa presión en su miembro, abriendo su ojo con incredulidad y mirando inmediatamente a Yukimura, quien, aun besándolo, se había auto penetrado al estar arriba del dragón, soltando un jadeo entre besos al tener a Masamune completamente dentro de su cuerpo.

 

- Yu-Yukimura…- susurró el mayor entre jadeos, separando sus labios de su esposo con un fuerte sonrojo en las mejillas para luego sonreír con algo de incredulidad al ver al tigre comenzar a subir y bajar sobre él. Instintivamente llevó sus manos hacia las caderas del menor para ayudarle con las envestidas- Eres un… hermoso pervertido.

- Cállese…- dijo con un fuerte sonrojo, cerrando después sus ojos al sentir las embestidas cada vez mas fuertes- N-no es mi culpa que… se quedara embobado aaahhh…. Mi-mirándome!- sonrió con algo de diversión al ver como el rostro del dragón se avergonzaba.

- Si? pues…- cambió su mirada de vergüenza por una seductora, comenzando a levantar sus propias caderas para penetrar mas fuerte a su amado, borrando por ende esa sonrisa que había colocado- No es mi culpa que esté tan enamorado… de… ti! ...aaahhhh! ah-aahh!

 

El choque de ambos cuerpos se escuchaba por toda la habitación, haciendo un delicioso juego con los gemidos mal contenido de ambos hombres que hacían el intento de respirar.

Las manos de Masamune, que habían estado afirmando fuertemente las caderas de Yukimura, se deslizaron hacia el firme trasero de su tigre, provocando que las embestidas fuesen aun más profundas y placenteras, sonriendo al sentir una exquisita presión sobre su miembro al tocar aquel punto que producía que la espalda del menor se arqueara y que gimiera con mayor fuerza.

Ante tal delicioso placer, Yukimura no puedo hacer más que afirmarse de aquellos brazos que sostenían su trasero, apretando fuertemente sus dedos y dejando marcas, sintiendo como en cualquier momento llegaría al orgasmo.

 

- Ma-Masamune!!! Y-ya no puedo m-maaaas!

 

El dragón pudo sentir como su miembro era apretado de manera deliciosa al sentir el cuerpo del otro contraerse al estar a punto de llegar al orgasmo, por lo que dio unas cuantas y fuertes embestidas más, queriendo escuchar los últimos gritos de su amor antes de que ambos acabasen.

- A-Ahora…! j-juntos!!!- vociferó el dragón con su ojo fuertemente apretado al tiempo que se mordía el labio y echaba la cabeza hacia atrás.

- AAAHHHH!!!

Un par de embestidas más profundas, el sonido de sus cuerpos chocando uno contra el otro, el sudor recorriéndoles y unos fuertes gemidos sin reprimir fueron el detonador para un enorme y delicioso orgasmo.

El cuerpo del tigre se irguió hacia atrás mientras temblaba y soltaba jadeos luego de acabar, sintiendo como la esencia de Masamune invadía su cuerpo y como la suya propia caía sobre el pecho de este.

Jadearon fuertemente para recuperar la respiración normal, manteniendo ambos los ojos cerrados mientras relajaban poco a poco sus cuerpos.

 

El primero en abrir su ojo fue Masamune, quien, aun respirando y con la boca semi abierta, deslizó la mano del trasero del tigre para llevarla a su nuca y así poder guiarlo hacia sus labios, besándose de manera tierna y suave, a penas mordiéndose los labios de vez en cuando, sacando una cansada risa del dragón cuando sentía como el cuerpo del otro se estremecía cuando hacia eso.

Luego que separaran sus labios, se miraron por unos instantes en silencio, ambos con cansadas sonrisas, para luego comenzar a reír sin alguna razón en concreto, al parecer, solo sintiéndose felices de estar juntos.

 

Separaron sus cuerpos solo para volver a unirlos en un fuerte abrazo, ocultándose ambos bajo aquel mullido futón que los resguardaba del frío.

 

El tranquilo y silencioso ambiente fue roto por el grave sonido de un gruñido que escapó del estomago del tigre, provocando que después de un momento de silencio, Masamune se levantara a verlo con algo de diversión al ver esa cara de vergüenza en el otro.

 

- Parece que tu estomago está hablando- dijo con algo de burla, disfrutando ver el azoramiento del tigre.

- Claro que está hablando! No ha desayunado!- dijo con un fuerte sonrojo y las cejas fruncidas, haciéndolo lucir adorablemente enfadado.

 

- Jajajaja, ya, tranquilo- se levantó y se colocó la yukata, amarrándola frente a la atenta mirada del otro- Iré por algo de comer, tu solo espera aquí.

- Me traerá comida?- le preguntó con ojos brillantes.

- Claro, o de lo contrario tu estomago no dejará de recordarnos que te saltaste el desayuno.

 

- Que bien! Pero quiero doble ración! Es por el desayuno y por el almuerzo!

- Está bien, está bien pequeño glotón!

- No soy un glotón! Gasto muchas energías es por eso que necesito comer!- le dijo con los cachetes inflados y una mirada enfadada.

Masamune solo sonrió y se inclinó hacia él para darle un pequeño beso en su frente, provocando que la mirada enfadada del otro cambiara por una enamorada.

- Quédate aquí, ya regreso.

Salió de la estancia y se dirigió al comedor con una sonrisa plantada en los labios, sintiéndose completamente pleno y feliz. 

Sin poder evitarlo, comenzó a silbar mientras caminaba por los pasillos, absorto de todo lo demás y deseoso de apurarse para poder estar pronto con su tigre.

Al llegar a la cocina pidió que le prepararan una cena completa y unos dangos para que pudiera llevarse a su habitación y al ya estar la cena lista le entregaron una gran bandeja que se rehusó a que se las llevaran las criadas para ser solo él el que tuviese que entrar a su habitación, ya que no quería que nadie viera a su tigre sin ropa.

 

Comenzó con su silbido mientras tomaba el camino de retorno a su habitación, sonriendo con anticipación al imaginar la cara de alegría de Yukimura cuando viese toda esa comida, pero al pasar por afuera de una de las habitaciones, mas específicamente la de Kojuurou, un extraño sonido le izo detenerse con curiosidad.

 

Silenciosamente, se acercó para escuchar mejor y se sorprendió al escuchar un jadeo algo inaudible y al mirar por el shoji a penas abierto, se sorprendió aun más al ver a su ojo derecho encima de quien parecía ser el ninja mono! Ambos besándose de una manera que parecía desesperada, viendo como sus manos no parecían quedarse quietas en ningún momento.

Apartó la vista y se fue aun más feliz que antes. 

 

No es que no se lo esperaba; ya presentía desde antes que Kojuurou mostraba un interés particular en el mono ese y no estaba feliz porque finalmente le resultara, si no que su felicidad se debía de que ahora ese ninja pasaría menos tiempo con su tigre, tiempo que aprovecharía al máximo para amar a su lindo esposo como los dioses dictan.

 

Su día no podía ir mejor!

Pero su sonrisa victoriosa y maliciosa cambió al ver a su amado sentado a fuera de la habitación, ya vestido y mirando con una linda sonrisa las hojas rojas y amarillas de los arboles cayendo tranquilamente sobre el suelo. Al encontrarse de perfil, podía ver el contorno de su fina nariz, sus labios algo hinchados por los besos, su mentón y su recta mandíbula, dandole un aspecto varonil a pesar de tener en ese momento sus cabellos sueltos tras su espalda y esa sonrisa distraída.

- Eres hermoso.

Yukimura volteó a verlo algo sorprendido al no sentirlo venir, al parecer absorto en sus pensamientos, pero al procesar lo que le había dicho, le miró con el entrecejo levemente fruncido y las mejillas fuertemente sonrojadas.

- Masamune-dono, no diga eso, es algo vergonzoso.

- De qué hablas? Decirte la verdad no es vergonzoso- le dijo divertido, sonriendo mas al ver como el menor miraba con ojos brillantes la comida- Anda, comamos antes de que se nos enfríe.

 -Si! Itadakimasu!!!

Ambos comieron mientras conversaban amenamente. Masamune diciendo cosas que sabían que avergonzaban al tigre y riéndose cada vez que lo veía nervioso y azorado, recibiendo manotazos y reprimendas de parte del otro cada vez que se excedía en sus bromas para luego comenzar a reír juntos.

 

En cuanto terminaron decidieron dar un paseo por uno de los valles cercanos y así tomar algo de aire y salir de esas paredes que los había tenido enclaustrados voluntariamente.

Junto a ellos les acompañaron dos perros que habían adoptado recientemente, los cuales amaban a Yukimura ya que este siempre jugaba con ellos y les cuidaba cuando tenía tiempo libre.

 

En cuanto llegaron al valle pudieron ver la maleza crecida que se balanceaba a un lado por la suave brisa e inmediatamente Yukimura corrió hacia ella junto a los perros mientras reía, viendo como esa maleza le llegaba hasta las caderas y como los animales se escondían en ella para luego saltar hacia el peli café en son de juego.

Masamune se quedo ahí parado viendo como Yukimura reía y jugaba, sonriendo al verlo tan feliz con algo tan simple como eso.

 

- MASAMUNE-DONO! VENGA! NO SE QUEDE AHÍ!- le llamó mientras le hacia una señal con su brazo extendido, pero soltando un grito de sorpresa al ver a uno de los perros saltar hacia él, botándolo en el proceso y haciéndolo desaparecer en el pastizal.

 

Masamune se internó en la vegetación y fue hacia donde creía que encontraría a su tigre, riéndose al ver a los dos perros lamiendo con alegría el rostro del menor quien reía e intentaba apartarlos.

 

- Masamune-dono ayúdeme!- decía el peli café mientras reía.

 

- Como es posible que dos perros te derrotaran?- le preguntó con burla y con una sonrisa ladeada. Tomó una vara del suelo y dando un agudo silbido para que los perros le prestaran atención; lanzó la vara y los dos canes salieron corriendo tras ella. – Ya está.

Extendió su mano hacia el tigre para que la tomara y así levantarlo, pero esa sonrisa traviesa y el extraño brillo que apareció en los ojos del menor le izo dudar, siendo ya demasiado tarde cuando Yukimura le tomó del brazo con rapidez y lo tiró al suelo, haciéndolo desaparecer por igual en la maleza.

- Jajaja Masamune-dono tenga más cuidado se ha caído!- Yukimura rió con fuerza al ver la cara de incredulidad del dragón frente a sus palabras.

- A si que tienes ganas de jugar eh? All right! Prepárate para mi mejor taque!

- Su mejor ataque!?

Yukimura le preguntó sorprendido, como si de verdad le creyera, pero se sorprendió al ver que Masamune solo se lanzaba sobre él para comenzar a hacerle cosquillas, haciéndolo reír fuertemente al mismo tiempo que se retorcía en el suelo e intentaba apartarlo. Su risa era tal que rápidamente contagió al dragón, quien estaba dichoso de ver a Yukimura tan feliz y de poder oír esa risa cristalina que le llenaba por dentro.

Un agudo y fuerte silbido los detuvo en el acto, escuchando a continuación a los perros que ladraban y se iban en otra dirección.

Masamune le izo a una silenciosa seña al menor para que no se levantara y asomando un poco la cabeza pudo ver a Sasuke y a Kojuurou junto a los perros mientras miraban a todos lados, seguramente buscándolos.

- Tch, damn it,  ya acabaron de jugar? Pensé que ese ninja mono dejaría de joder ahora que tiene sus manos ocupadas!

- Sus manos? De qué habla Masamune-dono?- le preguntó con curiosidad.

- Eh? No, nada que debas saber- dijo con una mueca extraña y su ojo entrecerrado, mirando entre la maleza a los dos hombres para ver si se iban.- si tenemos suerte se irán.

Yukimura, desde el suelo, miraba atentamente a Masamune, sintiendo un cosquilleo en su estomago al ver ese corto cabello ladeándose levemente por la brisa, observando ese fino y distinguido perfil, observando atentamente cada detalle y cada mueca que este ponía mientras miraba a Sasuke y a Kojuurou.

Parecía molesto, pero hasta cuando lucía molesto se veía atractivo.

Aquel pensamiento lo izo sonrojar con fuerza y rápidamente desvió su rostro hacia un lado, sintiendo como su corazón latía de una manera frenética, reprimiéndose mentalmente por sentirse nervioso por algo como eso.

 

Es solo que, con Masamune, todas sus emociones salían en aumento.

Cuando Masamune le miraba con esa intensidad en su ojo, podía sentir como le dominaban los nervios; cuando le acariciaba, sentía como la piel comenzaba a hervirle; cuando le hablaba con ese tono de voz tan característico en él, los pelos se le erizaba y cuando le besaba, fuera de manera suave y tierna o arrebatadora y feroz, sentía como la sangre se le subía a las mejillas y como todas las sensaciones anteriores se multiplicaban.

Con él, todo era más intenso, fue por eso que desde que lo conoció no pudo olvidarlo más. Había dejado una huella tan grande en su alma y había calado tan hondo en su corazón que pensar en vivir una vida sin él simplemente ya no era una vida.

 

Lo amaba demasiado… demasiado como para pensar en el solo hecho de ya no tenerlo a su lado…

 

La profunda voz del dragón izo esparcir sus tormentos, haciéndolo voltear nuevamente hacia Masamune, viéndolo refunfuñar y tirar insultos en ese otro idioma que utilizaba mientras miraba por la maleza, aun sobre su cuerpo y manteniéndolo en el suelo con una de sus manos sobre su pecho y la otra a un lado de su cabeza.

- Goddamn! So annoying! Por qué no se marchan de una vez!? Estoy a punto de lanzarles una roca en la cabeza!- dijo el dragón quien aun observaba a los dos subordinados buscándolos.
 

Yukimura lo miró atentamente y el recuerdo de sus últimos pensamientos le izo sentir el profundo impulso de inclinarse hacia él y abrazarlo, lanzándolo nuevamente al suelo mientras hundía su cara contra su cuello, escuchando un sonido de sorpresa salir de los labios del dragón, quien, después de caer al suelo con el tigre apresándolo en sus brazos, se quedó finalmente quieto.

 

A lo lejos escucharon a los perros ladrando junto a las voces de Sasuke y Kojuurou, no alcanzando a escuchar lo que decían por la distancia y la tenue brisa que hacía que la maleza hiciera un suave sonido por el roce entre ellas.

Finalmente, luego de unos minutos, tanto las voces de sus subordinados como los ladridos de los animales se fueron alejando poco a poco, hasta quedar solo en sonido de las plantas meciéndose.

 

Cuando Masamune sintió que por fin estaban solos, se levantó ligeramente para mirar el rostro del menor, contemplando las gruesas pestañas al tener este los ojos cerrados, acompañando esa boca algo fruncida con un suave rubor en las mejillas. Con una sonrisa enternecida, llevó una mano hacia el rostro de Yukimura, acariciándole con cuidado su mejilla y luego sus cabellos.

- Qué ha sido ese asalto sorpresivo, eh?- le sonrió al ver como su tigre abría sus grandes ojos para mirarle, al parecer, algo avergonzado, seguramente por aquel impulso repentino que de seguro ni él entendía bien.

- Yo solo… yo solo quería tenerte junto a mi…- susurró casi inaudible al final, hundiendo en el acto su rostro contra el pecho del otro.

- Tonto…- abrazó con fuerza aquel cuerpo, apoyando su espalda contra el suelo y llevándose al tigre con él, dejando que la mitad de su cuerpo quedara sobre el suyo mientras se abrazaban.


Sabía que ese repentino impulso de parte del menor era de los muchos que ya había tenido y conocía la razón de ellos.

Yukimura tenía miedo de perderlo. Y de perderlo, se referían en todos los sentidos de la palabra.

 

A pesar de que incontables veces le había dicho que eso jamás pasaría, Yukimura aun parecía cuestionárselo de vez en cuando. Podía ver el temor en sus ojos cuando se iba a alguna batalla y ese temor absurdo que sentía al creer que lo dejaría, como si fuese a aburrirse.

Como podía ser ese chiquillo tan ingenuo? Ahora que era suyo jamás lo dejaría ir. Nunca se iría de su lado incluso si el menor lo deseaba.

Debería de sentirse molesto por dudar de él? No, claro que no, porque entendía su miedo y sabía a qué se debía.

 

Después de haber perdido a un ser querido, el miedo de perder a otro era algo normal y compresible.

Pero debía estar tranquilo, porque tenía toda una vida para demostrarle a su tonto esposo que él jamás lo dejaría, que lo amaba más que su propia vida y que hasta estaba dispuesto a matar a cientos para salir ileso e incluso escaparía de algún combate si este se complicaba, solo para no ver otra vez las lagrimas de tristeza en los ojos de su tigre.

 

- Te amo… Masamune-dono…

El dragón desvió su ojo de las nubes para mirar a su tigre y se rió quedamente al ver que su pequeño tigre se había quedado dormido y hablaba en sueños.

 

Apartó los cabellos de su frente para verle mejor, observándolo por unos minutos mientras sonreía suavemente para después susurrarle…

 

- Y yo te amo a ti, Sanada Yukimura…- Con un dulce beso en sus labios, el dragón le estrechó aun más y poco a poco su ojo se fue cerrando, quedándose lentamente dormido en ese cálido abrazo.- Estaremos juntos… para siempre… te lo prometo- susurró a penas, abandonando finalmente sus sentidos en el sueño.

Un adormilado tigre sonrió quedamente al escuchar esas últimas palabras.

- Y yo… te lo prometo a ti…- y ya sintiéndose en paz, se quedó finalmente dormido, arrullado por ese tenue retumbar en el pecho de su amado y la calma que los envolvió.

 

Ambos guerreros se habían prometido que siempre estarían juntos… y confiaban que así sería. Se juraron que incluso después de la muerte se reencontrarían, por que el amor verdadero jamás perece y menos en aquellos dos guerreros cuyas almas están unidas de por vida, ya que sus corazones se pertenecían y siempre se buscarían a lo largo de los siglos para volver a estar unidos y repetir su historia una y otra vez.

Notas finales:

 

FIN!

Q_Q

Los espero en mi otro fic para que puedan leerlo! estén atentos ;D

SALUDOS Y GRACIAS POR LEER!


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