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Un amor que cicatriza heridas por gabbana

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Notas del capitulo:

Aqui el proximo capitulo! espero les guste!

En alguna parte de los jardines de Kai, dentro de la mansión Takeda, Date Masamune entrenaba arduamente con su espada. Tenía que hacer algo para distraerse! Si volvía a recordar lo que había pasado él mismo caería en cama!

Se movía fácilmente de un lado a otro mientras luchaba contra un contrincante imaginario hasta que por un momento ese contrincante imaginario tomó el rostro de Sanada Yukimura, quien sonreía entusiasmado frente a la pelea.

Masamune se detuvo de inmediato y se enfadó consigo mismo al no poder ni siquiera entrenar tranquilo! Su cabeza estaba hecha un caos!

- Masamune-dono…

- Qué…?

El susodicho se dio la vuelta al escuchar su nombre siendo pronunciado débilmente. Miró con cuidado para ver si encontraba a alguien pero ahí no había nadie más que él y ese viento que comenzaba a soplar contra las copas de los árboles del jardín. Tal vez solo había sido el ruido de las hojas o el crujir de la madera.

Un fuerte trueno le sacó de su divagación y miró hacia el cielo, comprobando que pronto comenzaría a llover otra vez. 

 

Entre gruñidos, se adentro en la mansión, buscando un lugar tranquilo donde seguir con su entrenamiento hasta que por fin lo encontró. Era un dojo algo más alejado de las habitaciones principales, asi que ahí nadie lo molestaría.

 

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Yukimura se extrañaba de no haber visto a nadie todavía, parecía como si el lugar estuviese vacío! Aunque ahora que lo recordaba, había escuchado a Sasuke decirle que había ordenado que las personas se alejaran de esa zona de la mansión para que así él pudiera descansar. Otra vez Sasuke aliviando su malestar. Sonrió con agradecimiento por ese detalle ya que lo último que deseaba en ese momento era encontrarse con alguien y viera su deplorable estado. En ese momento a la única persona que quería ver era al dragón de un solo ojo.

Un inesperado trueno provocó que diera un pequeño salto por la sorpresa. Miró rápidamente hacia el cielo, observando cómo grandes nubes negras se acumulaban sobre las tierras de Kai con gran rapidez. Una fría brisa golpeó los arboles y los arbustos, llegando con fuerza hacia su cuerpo, provocando que se abrazara a si mismo por el frío. Debía encontrar a Masamune-dono cuanto antes!

Caminó por el pasillo apegado a las puertas para poder evitar de alguna manera el frío viento que azotaba los jardines, pero se detuvo al escuchar un ruido en el dojo que estaba más alejado. Miró con curiosidad hacia adelante y sin pensarlo demasiado se dirigió hacia el lugar.

 

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Masamune agitaba su sable con fuerza contra el aire, concentrándose lo más que podía en su calentamiento, pero su concentración fue fácilmente interrumpida por una voz a sus espaldas.

- Masamune-dono...! 

 

El dragón sintió un choque eléctrico atravesar su estómago. Se giró levemente y pudo ver a Sanada Yukimura parado en el plomo de la puerta con la yukata desordenada y los cabellos revueltos por el viento que soplaba afuera. Le miraba con una sonrisa, una sonrisa aliviada.

Una vez más, su corazón comenzó a latir con fuerza.

- Yukimura…- dijo su nombre con suavidad, desasiendo su posición de entrenamiento para mirarle directamente, pero sintió un mal presentimiento al ver como la sonrisa del menor comenzaba a desaparecer, viendo como su hermoso rostro cambió por una expresión de pánico- Yukimura…!?

El mencionado dio un paso hacia atrás con miedo.

Aquel dojo era el lugar donde Oyakata-sama había caído muerto después de que ambos habían estado entrenando, y a pesar de ver a Masamune ahí parado, su mente le jugó en contra y le mostró el inerte cuerpo de su señor en el suelo, provocando que las lagrimas comenzaran a salir sin control por sus ojos ya enrojecidos, sintiendo en pánico recorrer su cuerpo al revivir ese momento otra vez.

Masamune se asustó al verlo en ese estado y dejó caer sus katanas para ir hacia el mas joven mientras extendía sus manos para poder alcanzarlo cuanto antes, pero ante aquel movimiento el menor pareció reaccionar, lanzando un fuerte grito lleno de angustia, llevando ambas manos hacia su cabeza con desesperación.

La mente a veces te juega en contra, te hace ver cosas que te atormentan y destruyen por dentro y fue su mente la que le mostró como bajo sus pies el piso de madera era remplazado por agua, agua turbia y oscura que comenzó a absorberlo lentamente frente a la aterrada mirada del joven guerrero quien gritaba e intentaba salir de aquella oscuridad que comenzaba a absorberlo.

Miró hacia adelante en busca de ayuda y se sorprendió al ver a su señor parado frente a él mientras lo miraba sin ninguna expresión en el rostro pero notó con horror como la armadura roja que siempre portaba estaba algo destruida y oxidada, dándose cuenta que la piel de su señor ahora era mas oscura y se veía algo podrida como si fuese un cadáver.

- OYAKATA-SAMA!?

Pero nada salía de los labios de Takeda Shingen, solo se dedicaba a mirarlo con ojos vacíos  mientras su cuerpo era absorbido por esa oscuridad.

- OYAKATA-SAMA!? AYUDEME!! OYAKATA-SAMA!!!

Ya casi no podía respirar. Lo estaba absorbiendo por completo, apenas podía sacar su cabeza pero ya era demasiado tarde.

- Yukimura.

- O-OYAKATA-SA...MA…!!!- levantó su brazo para poder alcanzarlo, para poder agarrarlo antes de hundirse, pero su señor no se movió.

Y Lloró, lloró al comprender que en esto Oyakata-sama no lo ayudaría.

Resignado, se dejo arrastrar por esa oscuridad que lo hacía sentir vacío como si absorbiera todos sus sentimientos.

- Oyakata-sama… perdóne… me…

Antes de hundirse, una fuerte mano le sujetó la suya y un extraño calor le recorrió todo el cuerpo. De un momento a otro, sintió que la oscuridad había dejado de arrastrarlo, ahora sentía pequeñas gotas de agua caer sobre su rostro, pero ya no tenía miedo, esas gotas eran cálidas, lo tranquilizaba.

-  Yukimura… Yukimura… Yukimura…YUKIMURA!!! Oi! RESISTE! YUKIMURA!! ME OYES!?

Sus oídos comenzaron a escuchar con claridad otra vez y sus ojos, antes nublados, comenzaron a enfocarse en la persona que le sostenía y el calor regreso rápidamente a su cuerpo…

- Yukimura, dime algo!- el susodicho levantó su cabeza, enfocando por fin el rostro de Date Masamune, pero algo no estaba bien. Por que Masamune le miraba así? Estaba… llorando…?

- Masamune-dono…- la calidez que sintió anteriormente era de aquella persona que ahora lo envolvía entre sus brazos. Aquellas gotas de agua, no era la lluvia, eran las lagrimas de un dragón.

Sin creerse realmente que fuera Date Masamune quien expulsaba esas lagrimas, llevó una de sus manos a su rostro para estar seguro de lo que estaba viendo, limpiando temblorosamente esas mejillas algo mojadas para luego mirar sus propios dedos húmedos como si no terminara de creerse lo que veía. 

 

Al ver al menor secar sus lagrimas con ese roce tembloroso, aguantó un momento la respiración para tranquilizarse, tomando la mano de Yukimura con fuerza para darle a entender que estaba ahí para él y que no lo dejaría consumirse por la desesperación.

El tigre pareció entender el mensaje silencioso que le transmitía su contrincante con la mirada y sus gestos y no pudo evitar quedar atrapado en esa mirada grisácea que le transmitía tanta seguridad.

Yukimura lloró una vez más, pero esta vez de alivio.

 

- Masamune-dono!- Sin pensarlo siquiera, se abalanzó desesperadamente contra su cuerpo, abrazándolo con fuerzo y hundiendo su rostro contra el cuello del otro.- Masamune-dono!!- lo llamaba una y otra y otra vez, no queriendo soltarlo por nada del mundo.

- Yukimura- Lo recibió entre sus brazos y lo estrechó con fuerza, apretando aun más el cuerpo del menor contra el suyo mientras llevaba una de sus manos hacia su cabeza y la otra contra la espalda del tigre. Cerró los ojos con fuerza y botó todo el aire que inconscientemente había estado aguantando.

 

Sintió como el cuerpo de Sanada Yukimura se movía por los espasmos del llanto, para luego percatarse de que se había quedado dormido.

 

Después de unos minutos, pudo ver al ninja y a Kojuurou correr hacia ellos.

 

 

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El viento soplaba con fuerza las tierras de Kai y ese viento era acompañado por una lluvia torrencial que de vez en cuando dejaba caer unos lejanos truenos.
La tormenta se había desatado nuevamente.

 

Los tres guerreros se encontraban en los pasillos de la mansión Takeda frente a la habitación del menor que tenía el shoji a penas abierto para vigilar al pequeño tigre de kai que yacía inconsciente en su futón.

Hace unos minutos que el guerrero había sido atendido por el medico personal de la familia Takeda, informándoles de la alta fiebre que aun poseía y que debía descansar. El ninja le agradeció y luego le exigió al dragón que le contara lo que había sucedido. Masamune se situó cerca a la puerta del menor mientras se cruzaba de brazos, relatando lo sucedido de manera rápida.

- Asi que, eso fue lo que sucedió…- susurró el ninja mientras se llevaba una mano al mentón y cerraba sus ojos algo preocupado.

Masamune no había dicho nada después de contar lo que había ocurrido. Aun sentía esa opresión en su pecho y aun le costaba mantener la calma. Su único ojo visible estaba rojo por las primerizas lágrimas pero lo ocultaba con su cabello, tratando de aparentar que nada sucedía, pero Kojuurou sabía que estaba perturbado y lo vigilaba de reojo.

Conocía a su señor desde que era un niño y sabía a la perfección cuando algo le molestaba, le turbaba o lo hacía entristecer, era por ello que no hacía falta ver su rostro para saber que dentro de él se había desatado un mar de angustia que le estaba costando controlar frente a ellos.

- Sarutobi, qué fue lo que te dijo el medico con respecto a esa alucinación que Sanada tuvo?

 

- Dijo que debió ser por la fiebre. Su temperatura está muy alta… y seguramente al entrar otra vez al dojo donde Oyakata-sama había fallecido su mente comenzó a jugarle una mala pasada.- al pensar en esa posibilidad se angustió por su señor y sintió la necesidad de estar a su lado, entrando a la habitación de este para hincarse a su lado, llevando su mano hacia la cabeza del tigre para acariciar los cabellos de su frente con cuidado- Este tonto… le dije que no saliera… las recaídas siempre son peores…

 

- Pero se pondrá bien… no es así?- preguntó débilmente el dragón azul quien aun se encontraba parado a un lado de la puerta entreabierta. Sasuke giró su rostro hacía él para mirarle en silenció analizando su aparente actitud seria.

 

- Es de Sanada Danna de quien hablas, por supuesto que se pondrá bien- se gira a ver al menor otra vez- Solo necesita reposar y mantener su mente concentrada… aunque su angustia por Oyakata-sama es clara y eso podría jugarle en contra…

 

El silencio se apoderó de la habitación, escuchándose únicamente la respiración trabajosa del menor y la fuerte tormenta que se azotaba afuera.
Era como regresar en un principio, pensaba Sasuke, pero después de unos minutos Masamune habló…

 

- Yo… he visto en sus ojos… cada vez que nos enfrentamos, el mundo de él y el mío desaparecen… solo quedamos nosotros dos - Kojuurou y Sasuke se voltean a verlo sin entender realmente de qué hablaba- Tal vez eso es lo que necesita para que esta carga sea aminorizada.- dijo mientras se paraba en el umbral de la puerta y miraba al afiebrado tigre.

 

- Hablas de ponerte a combatir con él!? No está en condiciones para eso!

 

- No hablo de combatir ninja, hablo de centrar todos sus sentidos solo en mi- dijo con decisión, obteniendo miradas sorprendidas de los otros dos.- Aunque he estado con él estos días… de algún manera he estado evitándolo… no he podido ser yo mismo…- dijo ahora mas para si mismo mientras recordaba los días pasados.

 

- Masamune-sama… a dónde quiere llegar?- le pregunta su ojo derecho.

 

- Quiero llegar hasta su alma!- dice con decisión, para después levantarse con sus puños cerrados- Quiero ver sus ojos llenos de fuego otra vez! Y yo mismo seré quien haga a su alma arder de nuevo!!! Yo, Date Masamune, traerá al Tigre de Kai nuevamente!

 

Ambos subordinados miraban a Masamune con total sorpresa y Kojuurou se alivió de ver ese ojo vibrar en decisión nuevamente, ya que desde que estaban en las tierras de Kai no lo había visto más que vacilar.

Ese era el poder que tenía el tigre sobre el dragón y este demostraría que poseía el mismo poder para hacerlo revivir.

 De un momento a otro, Sasuke comenzó a reír.

 

- Entonces te encargo a mi Danna, Dokugan ryu- Le mira con confianza- Se que estará en buenas manos.

 

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Los días comenzaron a pasar con rapidez.
Sanada Yukimura había estado en un reposo total, a penas se despertaba para poder comer algo y luego, por culpa de la fiebre, caía dormido nuevamente. Masamune pasó todos los días a su lado, esperando paciente de que el joven tigre se recuperase en su totalidad.

 

Estaba realmente ansioso, y más ahora que sus pensamientos se habían aclarado. 

 

La verdad es que ya lo sabía, sabía hace bastante tiempo de que Yukimura despertaba sentimientos en él que nadie más despertaba. La adrenalina corría por sus venas cada vez que le veía! Pensaba que era por el mero gozo de una buena pelea y de un digno oponente, pero era más que eso, mucho más! Y todas sus dudas se vieron claras en su mente luego de verlo palidecer en el dojo, cuando sintió que de alguna manera lo estaba perdiendo, y no fisicamente, si no que en espíritu y no podía dejar que eso pasara, no dejaría que ese espíritu inquebrantable, fuerte e intenso como el fuego que quemaba todo, se perdiera en la oscuridad del dolor.

 

Pero ahora no habían más dudas, ahora todo estaba claro! Y lo único que quería era hacer lo posible para que Yukimura estuviera bien, para que su tigre de Kai regresara a ser lo que era antes!

 

- Solo tienes que mejorarte y despertar- comienza a acariciarle su rostro dormido- Por que te prometo que no te volverás a sentir solo nunca más… y es una promesa que pienso cumplir por el resto de mi vida, Sanada Yukimura.

Notas finales:

aah no me maten por dejar a Yukimura en cama todo el tiempo DX pronto mejorará y Masamune llevará a cabo su plan ;D espero comentariooos!


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