El oscuro manto se dejó caer sobre el pueblo, apareciendo en lo alto la Luna que brillaba roja, iniciando el carnaval.
Un chico la miraba atravez de un alto ventanal y una sonrisa traviesa surcó su faz.
Por fin, por fin habia llegado el momento. Tanto tiempo fingiendo, tanto esperando, tanto sin hacer caso a sus instintos, tanto reprimiendose...pero, esa noche, se liberaría.
Cerca de una gran cama se encontraba una mesa, llena de utenzilios: largos, filosos, nuevos, viejos, cortos, agrietados, hilos, látigos y una extraña forma, sabe que para que era.
La penumbra lo envolvía, cómplice del joven, que aguardaba paciente, ¿A quien? Al único chivo que había tenido la mala suerte de toparse con él, el Rey de los Demonios.
-Esta noche, es mi noche...y serás mio...una a una...-
La puerta se habrió, dando paso a un cuerpo alto.
-Su Majestad, ¿Que hace aquí?-
-No me llames así.-
-Esta bien, ¿Qua haces aquí, Yuuri?-
-Quería verte a solas para poder jugar...-esa sonrisa no se le borraba de la cara.- ¿Sabes que noche es hoy?-
-No...-
-En la Tierra, hoy es la tan temida y tan celebrada "Noche del Demonio"...noche en que salen a pedir dulces...noche en el que se sale a cazar almas...¿Quieres jugar?-
-Vamos afuera o al festival, ¿Que prefieres hacer?.-
Poco a poco se acercó, moviendose sensualmente, se paró de puntitas y le dijo.- Eh esperado tanto para esto...- unieron sus labios, dejando perplejo al mayor.
-No puedo hacer esto...no podemos hacer esto.-
-¿Por que?-
-Usted está prometido a mi hermano...es imposible...-
-Es un compromiso sin sentido y lo sabes...Yo...Te quiero, Conrad...siempre lo eh hecho...-
-Yuuri...yo también te quiero, pero...-
-Olvida por un segundo y bésame...Bésame sin importar el mañana...-pidió con ojos de ángel a medio morir- Por favor...-
El otro no pudo resistir más; lo tomó de la cintura, lo pegó a él, levantó el mentón y se besaron, profundisando mas allá de lo permitido.
-Yo te quiero, Yuuri...-
"Perfecto."
Saco del bolsillo izquierdo, una jeringa, la cual clavó en el cuello del distraido castaño, inoculando en su venas el poderoso sedante.
-¡Aaaah! ¿Por que?.- cuestionó, retirandose del menor.
-Es parte del juego...Has aceptado, querido...-
El sedante comenzaba ha hacer efecto, se le doblarón las piernas y cayó desmayado, a los pies del chiquillo.
Abrió los ojos, hallándose desnudo y condenado ala cama de pies y manos por cuerdas de alambres; quizo romperlas, pero fue tarea imposible, consiguiendo que se cortara los tobillos y las muñecas.
-Haces mucho ruido, querido.- habló desde algún rincón- no te mueras sin siquiera darme algo de diversión.-
-¿Por que...?-
Con paso lerdo, se aproximó al soldado, trayendo consigo un puñal; el Hada nocturna, le alumbraba con rayos rojos, su cabello, ahora mas largo, enmarcaba un rostro malévolo y anhelante, las irises, se volvieron de un color tan azul que simulaba al negro, adornadas con líneas sangre.
-Prepárate a odiarme profundamente, porque esta noche te dolerá como ninguna.-
Se colocó encima de Weller y lo vió directamente a los ojos.
-No te enojes, aceptaste, ¿Recuerdas? El juego se llama "Destrozando al gatito." ¿Te gusta? ahora...empezemos...-
Con el cuchillo, hizo varios agujeros en los brazos del de abajo, naciendo de ellos delgadas serpientes que mancharon las blancas sábanas de seda.
-¡¡Aaaaahhh!!.-
-¡Eso es! ¡Grita! ¡Grita! ¡Grita como yo lo hice en otro tiempo!-exclamó, eufórico.
-¡Ayudenme! ¡Ayudenme!-
-¡Grita todo lo que quieras, que nadie te escuchara! ¡Nadie!-
Renovó su trabajo; con el mismo instrumento, empezó a dibujar el escudo de armas de Shin Makoku en el abdomen del ojicafé, resaltando zonas oscuras con hoyos en la piel.- Se ve bien, pero le faltan los ojos.- encajó el arma blanca, provocando aun mas dolor en su "padrino".
¿Que era todo eso? ¿Quien era ese chico? No, el no era un chico, era un monstruo, ¡Un monstruo!
Una cachetada le anuló los pensamientos.
-Evita distracciones, Conrad, o me las cobraré muy caro.-
"Como si no lo fuera ha hacer."
-En eso tienes razón, Conrad y no sabes de que manera...-
Sin piedad, cortó los pezones, haciendo el castaño gritara de dolor- Son hermosos.- y sin mas, los tragó.- Tambien son deliciosos, muy deliciosos...Ahora entiendo eso de "Quisiera comerte entero." No estaba tan equivocado.-
-¡Mal nacido! ¡Eres un monstruo Yuuri! ¡Un maldito monstruo!-
-Gracias por el cumplido, pero ya me cansó tu alboroto.- con una rodilla apresó la garganta, con una tenaza capturó la lengua del León, la sacó de la cavidad y con unas tijeras, la separó para siempre de su cuerpo.
-¡¡¡AAAAAAHHHHHHHH!!!.-
Haciendo lo mismo que con los pezones, despareció dentro de sus dientes, que lucían como colmillos.
Tenia miedo, mucho miedo; desconocia por completo a su Rey, ¿Que habia pasado con aquel monarca cálido y amable? ¿Con aquel chico sensible y humilde? ¿Aquel que no era capaz de matar ni a una mosca? De eso, nada...¡¡Nada!!
-Oh, aquí hay algo interesante, ¿Cuantas personas habran disfrutado de esto, Conrad?Es una lastima...ya que no volveran ha hacerlo...nunca mas..- con la punta de la tijera, marcó un rojo camino en toda la extensión de su miembro; agarró una de las agujas que le servían a Gwendal para picar en la base del falo, mas, como notó que era tardío, de un tirón lo arrancó, con todo y testículos, salpicandose todo de sangre.
-¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHHH!!!.-
-¿Quieres ver que hago con esto?.-en un frasco lleno de alcohol lo tiró.-Servirá como trofeo.- y se alejó, para poder guardar su "tesoro".
Lacerado, humillado y quebrado; su cuerpo se debilitaba por la pérdida de sangre que salía de todas partes de él; leves convulsiones parecían querer revivir a la figura humana fatigada y aterrorizada tirada en ese colchón de color escarlata...deseando que terminara.
"Wolfram, Gwendal, madre, Gunter...Todos..."
Pero aun faltaba lo peor...
Se sobresaltó al sentir la prescencia de su Rey; no venía solo, un horrible grupo lo seguía y las lágrimas saltaron de sus ojos cafes al reconocerlos.
-¿Que harás?-
-Eh jugado bastante con él...-
-Entonces...-
-Chicos, hagan con él lo que quieran...pero haganlo pedazos.-
-Eres nuestro ahora.- proclamó una gruesa voz.
-No tienes escapatoria, Weller.- sentenció otra un tanto afeminada.
-Siempre eh querido probar el sabor de un héroe.- comentó otra delgada.
El trío se abalanzó al cuerpo inmóvil, rasgando con las manos el estómago, arrancando las tripas, regándolas por alrededor, bebiéndose la sangre sedientos, engulliendo pedazos enteros de carne como locos hambrientos.
Ya nada importaba, nada...Habia reconocido a sus hermanos y eso, era el peor dolor de todos...Las gotas saladas resbalan por sus mejillas, su mirada se clavó en la negra silueta que se veia entre los rayos rojos de la Luna, que le regaló una sonrisa siniestra.
-¿Sabes por que se le llama "la Noche del Demonio"? Pues, porque...bueno, ya lo has comprobado, mi amor, esta noche es mi noche y tú fuiste la ofrenda de tu Dios para calmar mi ansia, ¿Cruel? Sí, es cruel...Nadie es lo que aparenta, nadie y te equivocaste conmigo, Conrad...Te veré en el Infierno...-
Se hundió en la oscuridad y en el odio para siempre.
Ahora, bajo tierra, aguardaba la llegada de esos malditos...