La cálida luz se filtraba por las ligeras cortinas del lugar, entre abrí mis ojos molesto por el hecho y mis pupilas se dilataron al instante, coloque mi brazo sobre mi frente para apaciguar aquella molestia, pero algo no andaba bien, me enderece solo unos milímetros haciendo presión en mi abdomen y frunciendo el entrecejo acompañado de una mueca, me quede unos instantes observando el lugar, pero… ¿Dónde diablos estaba? Aquel sitio no era mi habitación o una que yo conociese, por el pintoresco decorado era claramente un hotel, ejerciendo mayor presión logre enderezarme con cuidado, me rasque la cabeza y chasque los labios, ahora recuerdo, la noche anterior había salido en busca de diversión, fue entonces cuando mire de reojo a mi lado y en efecto había un bulto delgado envuelto por las sabanas, coloque dos dedos en mi barbilla y trate de recordar a quien me había llevado a la cama, estire los pies y al rozar los de aquella persona, abrí los ojos con sorpresa, los frote nuevamente y sentí como los vellos de mis piernas se erizaban al rozar con los de mi acompañante, evidentemente era un hombre, aunque… los frote un poco más fuerte, un hombre bastante delgado, quizás había sido aquel mesero que me coqueteo descaradamente durante mi estadía en el bar “ The Paradise” chasqueando la lengua nuevamente jale la sabana un poco para desenfundar su rostro y lo que vi me dejo petrificado, me levante de un salto moviendo un poco el colchón a lo que el otro simplemente se acurruco mas con un somnoliento quejido, me frote los ojos para asegurarme que esto no era un sueño, aquella persona en la cama era un ¡espectro del inframundo! Y no solo eso, era uno de los 3 jueces del averno.
-Rada…manthys? – Susurre apenas audible, a lo que no recibí respuesta alguna - ¿Cómo carajos termine con él? No podía recordar absolutamente nada, observe mi cuerpo, estaba desnudo y por lo que apenas aprecio el también, por reflejo y sin disimulo, lleve una mano a mi trasero, pasándola por entre mis piernas, al palparlo estaba seco, no había rastro de fluidos o al menos algo adherido a los alrededores.
-eso quiere decir… - la idea me aterro por demás, pero la curiosidad le ganaba, jale totalmente la sabana, dejando al descubierto aquel hermoso cuerpo, blanco, de expresiones y contornos exquisitos, me acerque con cuidado y al tocar la cama estaba húmeda, le empuje delicadamente con las yemas de dos dedos, a lo que el viro su cuerpo boca abajo y allí estaba… la esencia de nuestro encuentro, la llama obtenida del desenfreno, la evidencia de algo que no recordaba. Retrocedí anonadado, no solo me había acostado con un Kioto, lo había sodomizado, marcado, hecho mío sin importarme nada y ¡joder! No podía recordarlo, me quede meditando unos instantes, buscaba con mi vista algo, que me ayudara a descifrar que era lo que había hecho, ¡qué había pasado ayer!
Con algo de prisa comencé a vestirme, esto me daba mala espina - ¿Qué tal si… bajo los impulsos del alcohol, hice algo que él no quería? – no, no, no, el es demasiado fuerte para impedirlo, además ¿Por qué con Radamanthys? ¿Cómo fue que llegue con él? Una vez con ropa busque mis pertenencias y mi chamarra, me acerque a la ventana y separe solo un poco las cortinas, efectivamente, seguíamos en Grecia y por la vista en un hotel de baja categoría, busque mis llaves y me percate que solo estaba su billetera y su celular, entonces había venido en mi auto junto conmigo, suspire, sin más y quizá sin pensar en el, me dirigí a la puerta, eche una última mirada a su hermosura y salí, cerrándola tras de mí. Una vez en mi auto acelere lo más rápido que pude y salí huyendo, no es que sea un desgraciado, simplemente debió haber sido un error, una confusión la que nos llevo a cometer aquel pecado, aún así siento no haberme despedido de mejor forma.
Pisa el acelerador a fondo, dejando simplemente una estela de humo negro flotando en la calle. Horas más tarde, el rubio despierta tratando de descifrar en donde se encontraba, adolorido entrecierra los ojos y aun adormilado, levanta la vista, sobre la mesilla hay un trozo de servilleta con algo escrito, lo toma con una mano, confundido, pues no recuerda del todo la noche anterior, al leerlo sufre un shock que le dejo inmerso en sus pensamientos unos instantes y cual flashazo recuerda toda su aventura pasada, frunce el entrecejo y truena su mandíbula.
-¡Ese hijo de puta, me las pagara! - arroja con coraje el papel al suelo, el cual decía:
Lamento lo sucedido anoche, quisiera ser un poco
más sincero y pedirte disculpas directamente, pero desgraciadamente tengo que irme
Saga…