Corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron. Cruzaba las calles sin mirar a ninguno de los lados, se dejaba llevar por el sentimiento que inundaba cada parte de su ser en ese momento: Decepción.
Se maldijo por pensar que Reita si quiera había tomado ese beso enserio, era más que obvio, que solamente quería jugar con él un rato, besar, manosear, y quizás follar. Como con todas esas putas con las que solía pasar el tiempo.
Llegó a una estación del subterráneo. Se montó en el primer tren que encontró, aunque no sabía exactamente a dónde lo iba a llevar.
Se sentó, estaba casi vacío aquel vagón.
Pensó una y otra vez en lo que acababa de pasar. ¿Cómo pudo ser tan tonto para pensar que el bajista le correspondería? ¿Qué se supone que debería hacer? Ellos ni siquiera estaban saliendo o algo parecido. Es decir, no era como que podía ir a reclamarle algo. Después de todo, él era el único culpable de todo aquello. Por haberse emborrachado con Uruha, por haber ido a confesársele, por haber caído en sus juegos.
Suspiró. Intentaba no llorar, se contenía. Pensaba en lo estúpido que se había visto al salir corriendo de allí después de ver a la chica saliendo. Seguramente ahora, Reita se estaría riéndo de lo lindo de él.
Calló sus pensamientos unos segundos, y pudo distinguir una melodía que sonaba en aquel solitario vagón donde se encontraba.
"Olvidé como odiarte, incluso si me sentía perdido.. No podía encontrar la respuesta. No es necesario que me ames por completo, con que sólo sientas algo por mí.. A medida que pasémos tiempo juntos, alguna vez tu rostro se volteará a mirarme.."
Escuchó atentamente la melodía, la conocía perfectamente. Sintió como estrujaban su pecho, sintió que aquella dulce voz, le cantaba a él, y sólo a él. Le pesaban las estrofas.
"Muchas veces.. Los escenarios y recuerdos ahogarían mi corazón.. ¿Porqué escogí amar en vez de ser amado? Así es como recorro un camino que me hiere y me hace sufrir.."
Intentó limpiar sus débiles lágrimas con las mangas de su abrigo. Las apartaba, pero estas regresaban una y otra vez. ¡Maldita sea! ¿Por qué de todas las jodidas personas del mundo se había venido a enamorar de la más inalcanzable? De la más tonta, desconciderada..
El sonido que hizo el tren al detenerse en la estación, le hizo salir de sus pensamientos. Miró el nombre del lugar donde se había detenido.
Se alivió al darse cuenta que se encontraba cerca de casa de Uruha. Salió de la estación, y caminó lentamente hasta la casa del castaño, derramando algunas ligeras lágrimas más.
En cuanto hubo llegado, tocó la puerta despacio, y no tardó en atenderlo la mamá del más alto, quien le indicó que éste se encontraba arriba en su cuarto, que pasara.
Así lo hizo, subió y tocó la puerta un par de veces. Entonces el chicó lo recibió. -¿Ruki? - preguntó abriéndole la puerta para que pasara
Entró, y se sentó en el borde de la cama. El Takashima lo miró atentamente, el pequeño no tenía expresión alguna en su rostro. -¿Pasó algo malo? - preguntó preocupado al ver que el rubio no le decía nada
Éste guardó silencio algunos minutos más y entonces prosiguió a hablar, aunque lo hacía casi en susurro -Lo ví - dijo
-¿A quién viste? -
-A Reita -
-Yo también lo he visto.. Es rubio, con los pelos parados, con cara de iguana y una bandita en la nariz, además de que tiene un humor.. -
-Lo ví cogiéndo con una tipa -
-¿Que lo viste qué? -
-Cogiéndo con una tipa en su casa -
-Ruki.. -
El menor no decía nada, solamente estaba ahí inexpresivo. Uruha le miró con lástima, soltó un suspiro y lo abrazó fuertemente.
No aguantó y lloró amargamente abrazando a Uruha. Recordaba la maldita escena, él tocando el timbre como estúpido, y aquella tipa vistiéndose, Reita con esa sonrisa triunfal..
El castaño no sabía que decir, no tenía ni idea de como darle aliento al pequeño. Se imaginaba la situación. Él quería mucho al de la bandita en la nariz, pero, eso no quitaba lo promiscuo que era. Entendía como se debía sentir el vocalista.
Cuando por fín se calmó, le dedicó una mirada tierna, y le dijo que contaba con él para lo que fuera, que ahí estaría. Lo abrazó unos momentos más, hasta que Ruki se calmó por completo.
-Yo también.. Tengo algo que decirte.. - confesó Uruha como no queriéndo
-¿Qué sucede? - preguntó el rubio limpiándose las últimas lágrimas que terminaban de caer por sus mejillas
-Taka.. - dijo en tono serio
-¿Qué pasa? Me preocupas así de serio.. -
-Me besé con Aoi.. -
Ruki casi se atraganta con su propia saliva.
-¿QUÉ TÚ Y ÉL QUÉ? - preguntó exhaltado
Uruha suspiró agachando la mirada, sintiéndose culpable. La culpa se lo estaba comiéndo desde que Aoi se había marchado. Dándose cuenta que había caído en las redes del pelinegro, que había engañado a Keiyuu, y también de paso a Kai. Estaba hecho un lío mental, ya no podía con aquello, sentía que iba a morirse.
-No sé como pasó.. - dijo sintiéndo que la culpa lo ahogába
-Uruha.. Ambos tienen pareja - le reprendió Ruki aún sorprendido
-Ruki, ni siquiera sabía que carajo estaba pasándo en el momento. Dios mío, tan sólo llegamos aquí, le ofrecí un poco de agua y me estampó contra la puerta para comerme a besos como si fuera su último día sobre la tierra - explicó Uruha recordándo, sintiéndose aún peor -No sé que hacer - confesó con pesar
El rubio lo abrazó. -No te preocupes Uruha.. Entiendo como te sientes, pero.. ¿Qué pasará? -
-Nada -
-¿Nada? -
-De aquí no debe salir, no quiero lastimar a Keiyuu. Realmente quiero a ese pequeñín, no lo voy a herir por las calenturas de Aoi. Esto simplemente no se va a repetir de nuevo y se acabó - dijo firmemente
-¿Estás seguro? - preguntó Ruki mirándole fijamente
-Te lo juro. No tengo intenciones de lastimar a Keiyuu, o de ser la puta de Aoi. Todo menos esos Ruki ¿Crées que me gustaría que pensara que puede venir cuando quiera a besarme y manosearme? ¿O que puede venir cada que Kai no quiera tener algo con él? Está muy, pero muy equivocado. Yo no voy a ser la puta de un rato de nadie - volvió a repetir en tono firme. Estaba notablemente molesto por su poca cordura en aquel rato por la tarde. Estaba muy molesto por la actitud de Reita, y aún más por no poder hacer nada.
Tomó su guitarra acústica y la abrazó. Comenzó a tocarla intentando calmar su enojo con Reita, con Aoi, y consigo mismo.
Las suaves notas comenzaron también a calmar a Ruki. Quien de pronto, ya tenía una nueva canción en la cabeza. -¿Puedes seguir tocando eso? -preguntó mientras tomaba una hoja y una pluma del escritorio de Uruha y se apoyaba en un libro para escribir
Uruha siguió con la misma melodía un rato más, hasta que sus dedos comenzaron sólos a tocar otra cosa diferente.
Ruki parecía desestresarse con los hábiles dedos de Uruha tocando la guitarra. Sentía como mil ideas venían a su cabeza. No eran las más agradables, pero sentía ganas de escribir, sentía ganas de expresar todo lo que sentía. Escribió por un largo rato, aún y cuando el más alto ya no tocaba.
-Mañana no me apetece asistir a la escuela - anunció el castaño acostándose y tapándose con las sábanas
-Ni a mí - le secundó el rubio
-Llamaré a tu casa para avisar que te quedes, de aquí podemos ir a la salida a recoger a Keiyuu y largárnos al ensayo - ideó el guitarrista
-Me parece perfecto - continuó Ruki, pero sin dejar de escribir ni un sólo momento
Y así lo hizo, avisó a la mamá de vocalista que se quedaría, pero que mañana después del ensayo iría a su casa a cambiarse y comer para poder ir a la fiesta que tenían prevista.
Cuando por fin Ruki terminó de escribir, vió a Uruha hablando por teléfono. Y en cuanto puso un poco de atención, pudo idear que se trataba de Keiyuu, pues el castaño hablaba sobre no poder pasar por el para llegar juntos, pero que le recompensaría yéndo por él a la escuela y después llevándolo a la fiesta. Cuando el trato se hubo hecho, colgó y se dispuso a dormir. A ver si eso podía quitarle algo de peso en la conciencia por haberse dejado llevar con ese maldito pelinegro poniéndo en riesgo los sentimientos de su Kei-Kei. Si lo lastimaba, jamás se lo iba a perdonar.
Vió a Ruki tirado en la cama aún sin arroparse, pero ya profundamente dormido. Sonrió para sí mismo y se tiró en la cama, calléndo profundamente dormido.
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-Ahh.. Ahh.. Yuu.. - jadeaban su voz en el tono más sexy que jamás había escuchado. Una entrecortada respiración, retumbaba en sus oídos. Y sentía unas uñas clavarse en su espalda, dejándo unos pequeños caminitos de sangre detrás de ellas. Suspiró. Qué bien se sentía aquello, esa voz llamándolo, esos brazos rodear su cuello, y rasguñarlo con desesperación. Esas piernas largas y sexys enrrollarse sobre sus caderas. Dios, cómo estaba gozando ése momento.
-Yuu.. M-me voy a-ahh.. Me voy aah.. A-ahh correr.. - avisó apenas dándo unos deliciosos suspiros
-Aguanta-ahh.. Sólo un poco más mi delicioso Shima, solamente un poco.. Ahhh.. Un poco ma-ahh.. más.. - contestó sintiéndo su abdomen bajo arder
Ahí lo tenía por fin. Sometido, a su merced. Lo tenía acorralado y aferrado a su cuerpo, pidiéndole más y más. Lo tenía deliciosamente extasiado con sus salvajes embestidas. Estaba tan exitado. Tan jodidamente exitado como jamás lo había estado.
Entraba y salía de aquel estrecho cuerpo, con un delicioso y acompasado vaivén de caderas hacía adelante y atrás. Mordía los pezones del castaño y jugaba con ellos, arrancándole más y más gemidos, si es que eso era posible. Mordió su cuello en varias ocasiones dejándole marcas.
Esa era definitivamente su firma, para reclamar aquella blanca y nívea piel como suya y de nadie más. Tomó entre sus manos las piernas sexys del primero en guitarra, y las elevó por encima de sus hombros. Aumentando la intesidad de aquel acto. Comenzó a perder el control, a embestirlo salvajemente, hasta que le escuchó, literalmente, gritar de placer. Sabía que había dado con ese punto que lo volvía loco. Sus estocadas, fueron cada vez más certeras, llegando al punto en el que, él tampoco pudo sofocar sus propios gemidos.
-¡Yuu! - escuchó su nombre salir de aquella deliciosa boca con un gemido que lo hizo correrse también al instante..
Abrió los ojos de golpe, con la respiración agitada y con el rostro perlado en sudor. ¿Qué carajo había sido eso? ¿Acababa de tener un sueño húmedo? ¿Qué acaso era una puta colegiala con las hormonas alborotadas?
Al parecer sí.
Maldijo para sus adentro al ver que "Aoi Junior" había despertado junto con él.
Ahí estaba, ese prominente bulto saltando entre las sábanas con una pinta que parecía tener un cartel de "Acariciame". Se maldijo aún más por aquel pensamiento que hacía su miembro parecer un puto furbie.
Miró la hora en el reloj. Las 6:15 am.. Aún le daba tiempo de darse una ducha antes de partir al colegio, para poder aplacar a "Aoi Junior" de su repentino despertar.
Se metió en la ducha caliente, mientras el agua le recorría cada centimetro de su cuerpo. Se relajó, y sintió como erección bajaba. -Menos mal - se dijo a sí mismo
No comprendía como ese castaño había logrado ponerle tan caliente durante toda la tarde de ayer hasta esa mañana con tan sólo unos besitos. No quería ni imaginar como sería pasar un poco de eso.
No debía más bien dicho. Recordó entonces que tenía pareja por esos momentos. Sintió algo de culpa, pero no había arrepentimiento en su mente. Al contrario.. Eso, de hecho. Despertaba un extraño deseo por saber que tan lejos podía llegar con el guitarrista..
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Caminó por los pasillos dándo suspiros de cansancio. Con el frío, era cada vez más y más dificil tener que levantarse para ir a la escuela. Se sentía enojado de tener que pararse de aquellas calientes sábanas para ir a enfriarse su hermoso trasero a la escuela.
Entró en su salón, y acomodó sus cosas. Notó que ni Uruha, ni Ruki, habían llegado. Lo cuál, era bastante extraño, usualmente, ellos llegaba muchísimo antes que él. Pero no le prestó tanta importancia.
Bueno ¿A quién intentaba engañar? De verdad que sí le estaba prestando importancia. Es decir, Ruki no había asistido a la escuela, no había podido encontrarlo en su casa, pues había ido a buscarlo después de lo ocurrido. Se sentía una mierda. Una auténtica mierda, de recordar la mirada de decepción del rubio al ver a esa zorra salir de su casa y decirle todas esas estupideces antes de marchar.
Sí, el tenía la culpa por andar de caliente. Se arrepentía tanto de haberlo hecho.. Si tan sólo el maldito Ruki no hubiera llegado en ese momento. O si hubiese llegado más temprano, no hubiera tenido la necesidad de acostarse con ninguna tipa facilota.
Su cabeza intentaba idear un plan para disculparse con el rubio por todo aquello.. Un momento. ¿Su cabeza estaba ideando un plan para DISCULPARSE? ¡Qué rayos! Como si el tuviera la culpa de andar cachondo y tener que desfogarse. Era culpa de Ruki por llegar así. Y no, no se iba a disculpar de nada. Ni que hubiera engañado a alguien.
Aunque a decir verdad.. Así se sentía.
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Jodidas clases que pasaban cada día más lento. ¿Cuánto más falta para que acabará el maldito semestre?
Decidió no ponerle mucha atención, y salió de su salón de clases, esperándo encontrarse con él castaño pero no lo vió salir de su salón. En vez de eso, vió acercarse a Kai con una sonrisa. Lé tomó la mano y comenzó a decir algo sobre ir al patio a tomar el aire fresco bajo los árboles del área verde.
Le siguió sin ponerle mucha atención y entonces vió a Keiyuu acercarse saludando.
-Keiyuu - le saludó el baterista -No ha venido Uruha hoy - avisó por si acaso tenía la intención de buscarlo
-Ah, ya lo sabía. No se sentía bien hoy, pero prometió venir a la hora de salida por mí para ir al ensayo - explicó el pelirrojo
Comenzaron a platicar algunas otras cosas y Aoi se hartó de estar ahí parado con ese pequeño fastidio. -Te espero allá - le avisó a Kai alejándose
-Bastante malhumorado - dijo Keiyuu con una sonrisita
-Así es Aoi-shii, pero lo adoro tal y como es.. - suspiró con una sonrisa ancha -¿Y Uruha, como és? - preguntó el mayor interesado
-¿Uruha? Uruha es un amor - confesó el pequeño sonrojado -Es justo lo que había imaginado.. Estamos juntos de relativamente poco tiempo pero vaya.. Es tan lindo - dijo en voz baja
-Me alegra, se ven tan bien juntos - le dijo Kai en forma de cumplido -Si me disculpas, el señor amargado me está esperando, nos vemos en un rato Keiyuu - dijo excusándose para irse
El otro asintió y se despidieron. Se pusó en marcha para alcanzar al Shiroyama bajo los arbolitos del área verde y cuando llegó lo vió acostado con los ojos cerrados.
-Dormilón, vas a pescar un resfriado si te quedas así en un lugar como éste - le dijo Kai dulcemente sentándose junto a él
Aoi abrió los ojos para toparse con la tierna mirada de su novio. Sonrió y se incorporó para sentarse y ponerse a la altura de éste.
Se quedaron unos minutos en silencio mirándo al frente.
-Te amo - le dijo Kai apoyándo su cabeza en el hombro fuerte del mayor esperándo una respuesta
-Yo también - le contestó el guitarrista sin pensarselo ni un momento
.. Después de todo, ¿Qué tanto puede significar decir esta tonta palabra de 4 letras a alguien? No es como que algo malo pueda pasar si la digo sinceramente, o si la digo por decirla.. ¿Verdad?