-Uruha yo.. - pero se quedó callado al ver la escena
Al parecer, ninguno de los dos se había dado cuenta de su presencia, así que decidió irse de allí sin hacer ruido alguno.
Estaba triste, estaba furioso, estaba celoso, estaba.. Estaba confundido. Bajó de allí lo más rápido que pudo y se encontró con Reita.
Ambos salieron de la casa y se sentaron por ahí a fumar. No decían nada, ambos estaban profundamente metidos en sus pensamientos. En sus sentimientos, en la culpa de haber estropeado todo.
El resto de la fiesta la pasaron sin dirigirse la palabra. Y que decir, que con el paso de los dias la situación era la misma.
Iban y venían de los ensayos sin compenetrarse mucho, no se hablaban ni Reita con Ruki, ni Aoi con Uruha. Y no solamente no hablarse, ni siquiera se miraban, si había algo que decir entre ellos, lo comentaba Ruki y en general.
Habían transcurrido ya dos largas semanas desde que todo había pasado. Y las cosas no cambiaban ni un poco. O bueno, eso estaba por verse.
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Era Jueves. Ése día había pedido permiso para faltar a la escuela, puesto que tenía que ir a realizar algunas compras que su madre le había pedido que hiciera, puesto que ella estaba de viaje en esos momentos.
Caminaba lentamente por la plaza central de la ciudad, mirándo a toda la gente que iba y venía de realizar compras al igual que él.
Entonces, escuchó una guitarra sonar. Sonaba bastante cerca, y a decir verdad, sonaba bastante bien. Se dedicó entonces a buscar de dónde provenía aquel melodioso y loco sonido. Pudo ver a lo lejos una fuente, y un pequeño tumulto alrededor. Se acercó a escuchar, moviéndose hábilmente entre todas aquellas personas amontonadas. Cuando pudo ver de donde provenía el sonido, se sorprendió.
Un joven alto, de tez blanca, cabello negro y desarreglado que tenía varias perforaciones tocaba la guitarra de una manera espectacular. Movía habilidosamente sus manos por todo aquel instrumento, haciéndolo sonar maravilloso. No sólo el sonido, la energía con la que interpretaba todo aquello, no dejaba de dedicar sonrisas a las personas que estaban alrededor, con aires bastante coquetos. Sus manos se movían de arriba abajo, deteniéndose por fracciones de segundo a aplaudir o golpear un poco aquel instrumento.
Cantaba una canción que él desconocía, hecha quizá por aquel.
Lo miró un largo rato, hasta que terminó la canción. La gente comenzó a dispersarse, más él continuo allí, como ido. Sacudió su cabeza y se dió cuenta que estaba sólo ahora, y que el joven estaba ahora guardando aquella mágica guitarra.
Decidió acercarse, y así lo hizo. Lentamente se puso en marcha hasta quedar más o menos cerca del muchacho.
-Hola - le saludó suficientemente alto para que escuchara
El extraño se giró y al ver a quien lo saludaba, sonrió ampliamente. -Hola - dijo devolviéndo el saludo
-Vaya, tocas estupendamente la guitarra - dijo asombrado el chico
-Gracias.. Me llamo Miyavi - dijo el más alto extendiéndole la mano
-Yo soy Kai - extendió su mano también sosteniéndo la del extraño -¿Estás en alguna banda o algo así? - preguntó interesado
-No, yo soy independiente - dijo sonriéndo el guitarrista
-Oh vaya, pues, tocas muy bien la guitarra - le halagó el batero
-Gracias ¿Tú estas en alguna banda? -
-Sí. Con otros 4 amigos, somos the GazettE -
-Vaya, he escuchado hablar de ustedes -
-¿Enserio? -
-No, pero sería bueno que comenzara a preguntar por ustedes si estas en la banda -
Kai se sonrojó mientras Miyavi le dedicaba una sonrisa tierna. Nunca nadie había sido tan directo dándole halágos o algo así.
-¿Me dejarás invitarte un helado o algo? - escuchó preguntar al de cabello largo
-Lo lamento yo.. Tengo novio - se excusó Kai con un sonrojo aún marcando sus mejillas
-Yo no dije "Hey vamos por ahí a besarnos". Anda, vamos un helado - volvió a repetir el guitarrista
El baterista dudó un poco. Acababa de conocer a ése chico que le estaba invitando a ir por ahí con él. Además, él tenía novio. Más sin embargo, Miyavi le causaba una extraña sensación de confianza, así que accedió.
-Vámos - dijo finalmente aceptando
El más alto sonrió, y se encaminaron juntos.
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Apenas era la tercera clase y sentía que podía morirse allí mismo de frustración y aburrimiento. Vaya que era un jodido calvario la clase de Química. Esa maldita materia del demonio, era impasable. No importaba cuanto se esforzara, parecía que esos malditos carbonos no tenían fin, o ganas de dejar de tener radicales libres para darle paso a cualquier elemento que se les quisiera colar.
Con desgáno, intentaba resolver aquellas estresantes cadenas llenas de ácidos, acetonas, dobles ligaduras, y sin fin de cosas que no entendía bien. De pronto, la voz del profesor, lo sacó de su estado de estrés.
-Muy bien muchachos, hoy tengo una tarea especial para ustedes - anunció el viejo haciendo que todos le pusieran atención -Para mañana tienen que traer un trabajo especial, es una investigación y vale por 3 puntos para final del semestre. Yo asignaré los equipos -avisó revisando su lista
Todos lo miraban expectantes, esperando ver con quien iban a trabajar.
-Bueno, diré los nombres.. - Y así comenzó a pasar listas de nombres que tenían que hacer el dichoso trabajo final, hasta que llegó a los verdaderamente relevantes en esta historia - Takashima con Akira, y por último Takanori con Kazuki - dijo finalizando
Todos se miraron entre sí, y abrieron sus libretas mientras el profesor se levantaba a escribir algo en la pizarra. Se mantuvo algunos minutos ahí al frente y entonces se giró a mirarlos. -El tema a investigar es.. La Química del Amor - avisó
La campana sonó, y el profesor antes de dejarlos ir al receso, les indicó los puntos que debía tener el dichoso trabajo. ]Todos comenzaron a salir y a reunirse en el patio.
-¿Te parece si hacemos esto después de la escuela? - preguntó el guitarrista saliendo del salón con Reita a su lado
-Bien - se limitó a decir el bajista, quien parecía buscar a alguien con la mirada
-Reita.. Pónme atención, deja de buscar a Ruki con la mirada - le regañó el más alto
-¿Cómo estás tan seguro que estoy buscándo a ese tipo? - preguntó Reita haciéndo enfásis en lo último y con un ligero aire de molestia que hacía evidentes las palabras del otro
-Porque ví la cara que hiciste cuando el profesor anunció que estaría de compañero de Kazuki - explicó el castaño
-No importa lo que haga o deje de hacer -
-Sí claro -
-Es la verdad, el es libre de hacer lo que quiera, y yo también -
-Nadie dijo nada sobre tí -
El bajista le dedicó una mirada de odio a su amigo, pero prosiguió a seguir buscando con la mirada, y entonces lo encontró. Ahí estaba riéndose con el otro chico. Estaban sentados mirándose de frente mientras platicaban y soltaban unas carcajadas. Sintió su sangre hervir, pero pudo disimularlo a la perfección.
Apartó la vista y miró a Aoi acercárse, y en cuanto éste llegó, Uruha se despidió de Reita.
-Iré a buscar a MÍ pequeñín - dijo poniéndole énfasis en el sentido de propiedad al tiempo que se alejaba de allí
Aoi rodó los ojos con una notable molestia. Esa molestía se llamaba Keiyuu y lo tenía hasta los mismísimos cojones. ¿Por qué? El chico era dulce, encantador, respetuoso, lindo, carismático, adorable, era fácil de querer.. Por eso exactamente. Porque Uruha lo quería, y eso era tan fácil de notar. Ahora estaban por cumplir un mes de estar saliendo. Y cada día se veían más y más felices.
Se maldijo por no poder apartar los pensamientos negativos que le deseaba al más pequeño, pero era imposible. Él tenía lo que era SUYO. Lo que por derecho le pertenecía. ¿Derecho? Derecho de que, si el contaba con pareja. Esos eran los enigmas que le recorrían todo el puto día la cabeza. Se sentía con un derecho de poder sobre el guitarrista, pero este ni siquiera le miraba desde hacía un tiempo.
-Aoi, deja de maldecir a Keiyuu que él no tiene la culpa de tus estupideces - le sacó Reita de sus pensamientos
Hacía tiempo que estos dos se habían comenzado a llevar muy bien. Quizá por que se encontraban en situaciones similares, se entendían bien. Pasaban algún tiempo fumando y dándose ánimos entre ellos, aunque más bien, se hacían ver sus errores. Y en eso, tenían bastante en común. Los dos la habían cagado hace tiempo, y ahora intentaban pensar como arreglar eso, pero a Reita, el orgullo se lo comía vivo y Aoi se detenía por Kai. Le quería, pero desde que Uruha había comenzado a invadir su pensamiento, se daba cuenta que esos "Te Amo" que le había regalado con anterioridad, no eran nada más que puras patrañas.
Se sentía mal de pensar así, porque Kai lo quería. Y el también le devolvía el sentimiento, pero no con tanta fuerza. Y no se arrepentía de estar con él ni un sólo minuto, al contrario. Kai era una gran persona, pero cada vez se sentía menos y menos agusto a su lado. Era una sensación agridulce de sentirse querido, y estar bien con alguien. Pero al mismo tiempo no querer esperanzarlo más a que aquello estaba funcionando.
Sentía su estómago revolverse, ahora sí que la culpa lo envolvía.
-¿Cuándo se lo vas a decir? - preguntó el de la bandita adivinando sus pensamientos
-Todavía no lo sé.. Ni siquiera quiero pensar mucho en ello, no quiero lastimarlo, lo aprecio.. Pero no creo que sea bueno estar pensando en alguien más - confesó Aoi
-¿Te estas enamorando, ah? -
-Joder, ya dije que no. Solamente es un calentón -
-¿Y eso no sería también lastimar a Uruha? -
-¿Y eso porque lo lastimaría? -
-Pues él esta enamorado de tí -
-Si estuviera enamorado de mí, no estaría con ése enano, pero no te preocupes, voy a hacer que me desee al grado que se le va a olvidar el nombre de ese pequeño estorbo -
-Aoi, suenas como una perra en celo -
-Mira quien habla, señor Estoy-espiando-de-lejos-a-Ruki -
-Que no lo estoy espiando -
-Si claro Reita, y yo adoro a Keiyuu -
El bajista le hizo una seña con el dedo de enmedio y Aoi hizo como que la tomaba y la guardaba en su bolsillo. Se quedaron platicando de sus planes, de como harían al otro caer, como los provocarían, como los harían caer en sus redes.. No se daban cuenta, que estaban jugando con fuego, y el que con fuego juega, termina quemado.
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-Pero Dios mio Taka-chan, eres tan adorable - decía un muchacho alto apretándole las mejillas
El rubio rió.-No soy tan adorable Kazuki, soy ruder - argumentó poniéndo cara de chico malo
Se estaban divirtiendo. Ciertamente ese chico era bastante simpático, platicaban en veces en su salón, ya que el también formaba parte de una banda, pero sus compañeros estaban en otras escuelas. Era un tipo alto, agradable, con una sonrisa preciosa, divertido, atento.. Era guapo. ¿Qué si se estaba fijando en eso? Definitivamente. Aunque había algo que le divertía mucho de él, y era su lado juguetón y un poco -mucho- pervertido. Era como una máquina de fanservice, pero que más da. El era así. Siguieron un rato riéndo, pellizcándose el rostro, halagándose.
-Y bueno mi pequeño Taka-chan, quieres que vaya a tu casa o tu vas a venir a la mía - se animó a decir el más alto de los dos
-Tu casa - decidió el rubio
-No están mis padres Taka-chan - dijo el castaño haciéndole una sonrísa bastante pícara
-¡Uyy! Qué miedo Kazuki - respondió el pequeño haciéndo gestos de susto
Ambos rieron. -Bueno, pero no te quejes, yo te advertí - le advirtió el muchacho mientras le dedicaba otra miradita sucia
El timbre sonó y se levantaron para caminar en dirección a su salón, bajo la mirada de una muy molesta iguana.
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Se reían con verdaderas ganas. Les dolía el estómago de estar tanto tiempo con esas carcajadas por parte de ambos. De verdad que se estaban divirtiendo mucho.
Habían quedado de ir por ahí a comprar un helado, y ahora estaban platicando de lo lindo de cosas diferentes. Tenían cosas en común, les gustaba la música, ambos sabían tocar la batería, pero mientras que uno se dedicaba a ello, el otro prefería tocar la guitarra, y que honestamente eso se le daba mucho mejor.
Se encontraban en una plaza de por ahí, sentados desde hacía 3 horas. Ya se habían acabado el helado, más sin embargo, era como si sus cuerpos fueran metal e imán. Se mantenían sentados de frente, mirándose. Haciéndo constantes bromas y comentarios acerca de cosas tontas y algunas otras más serias.
-Me encanta tu sonrisa - le dijo sin pudor el guitarrista
Kai se sonrojó. -Muchas gracias.. - respondió tímidamente
-Qué afortunado debe ser tu novio - expresó soltando un suspiro Miyavi
A Kai le pesó el comentario. Puso una sonrísa melancólica, las cosas con Aoi no estaban lléndo bien. Todo el tiempo peleaban por todo, y cuando estaban tranquilos solamente platicaban de música. Era como si ya no hubiera tiempo para esa relación, apesar que iban juntos al mismo instituto y vivían relativamente cerca. Las cosas con su novio, definitivamente estaban cambiando, y el no quería aceptarlo, pues aún y con todo, le quería mucho.
Miyavi notó el semblante pensativo de su acompañante. -¿Dije algo malo pequeño? - preguntó pasando suavemente su mano por los cabellos oscuros del baterista
Tan sólo recibió una negativa con la cabeza como respuesta. Pero algo en el rostro del Yutaka, le decía que esa no era la verdad.
Tomó su guitarra y la comenzó a tocar suavemente, tomó aire y miró a Kai, como si fuésen los únicos allí presentes.
-Comenzaré diciendo "te quiero", aunque nos podamos dañar.. ¿Qué es el amor exactamente? Para mí, es algo que no se puede explicar de ningúna manera.. Justo como yo, justo como tú. Te quiero, te quiero, te quiero.. Aquí es donde comenzarémos.. - cantaba de la forma más dulce posible, mirándo atentamente a los ojos al batero. Quién, se perdía silenciosamente en los ojos y palabras de aquel joven.
Terminó la canción tocando algunas notas más, pero sin dejar de mirar a Yutaka. Los ojos de ambos, establecían una extraña conección. Y apesar que la canción ya había terminado, las miradas de ambos seguían ahí, sin perder un sólo detalle del cuerpo opuesto.
Kai sonrió dulcemente y se sonrojó un poco. -Gracias.. - dijo muy bajito. Miró la hora, ya tenía que irse. Eran cási las 3, de verdad que el tiempo se le había ido volando al estar con aquel adorable tipo. -Me tengo que ir - agregó poniéndose de pie.
El guitarrista también se puso de pie y lo miró -Déjame acompañarte a tu casa - pidió
El batero lo dudó un poco, pero aceptó finalmente.
Se encaminaron a casa del chico de los tambores, platicando un rato más y diciendo algunas otras bromas.
Pronto Kai se detuvo. -Bueno, aquí vivo.. -anunció con desgana -Ha sido un placer - le dijo a su acompañante
-El placer ha sido mío - le dijo sonriéndole dulcemente
El Yutaka miró el suelo, tenía una sensación de.. No querer despedirse. Era esa sensación de "No te vayas", pero no sabía como explicarlo. Era como esa sensación que tenía antes con Aoi.
-¿Me dejarás visitarte mañana? - preguntó el guitarrista acercándose a él
El otro se limitó a asentir con la cabeza sin dejar de mirar el suelo, pero formando una pequeña sonrisa en sus labios.
Miyavi se acercó a él y le tomó la barbilla haciéndole mirarlo. Le dedicó una sonrisa cálida que hizo al más bajito de los dos suspirar por lo bajo.
Entonces, el guitarrista posó suavemente sus labios sobre los del Yutaka. Un beso superficial, no intentó nada más. No quería hecharlo a perder, ése chico le atraía mucho. Su hermoso sonreír le llenaba el corazón, era esa sensación que hacía tiempo que buscaba y que parecía haber encontrado.
Kai no dijo nada, no se movió. Aunque había sido solamente un ligero acercamiento de sus labios, sin llegar a nada profundo, no quería separar su boca de aquel suave contacto.
Estuvieron así unos minutos, sin moverse ni hacer nada. Ninguno de los dos quería estropear aquello. Solamente querían escuchar sus corazones latir al mismo tiempo, nerviosamente, y sentir sus alientos chocar, aspirándolos, perdiéndose en ellos.
Miyavi se separó y le besó la frente. -Mañana vendré a visitarte pequeño - dijo acariciándole la mejilla antes de retirarse
Entró a su casa suspirándo. Sintiéndo que volaba, flotaba, levitaba y cualquier cosa que tuviera que ver con no tocar el piso. Su corazón latía rápidamente. ¿Qué había sido todo aquello? Se había sentido tan jodidamente bien. Sentía su cuerpo adormecido, y su estómago alborotado.
Sonrió para sí mismo y subió a su habitación. Apenas entró, sintió remordimiento, culpa, sintió su moral aplastada al ver una foto de él y Aoi haciendo gestos graciosos en compañía de los demás.
Acababa de serle infiel a su novio. Y le había encantado. Le había encantado la sensación de mariposas revolotearle por dentro del cuerpo. Lo llenaba, lo hacía sentir vivo.
Entonces, se sentó a pensar. Tenía que pensar lo que acababa de hacer. Se recostó en su cama, y cerró los ojos. Lo único que pudo ver, fué la imagen de Miyavi cantándole aquella hermosa canción. Suspiró, era perfecto. Pero ¿Y Yuu?
---x---
Caminaron juntos al salir de ahí. Uruha, Reita y Aoi, estaban ahora en camino a casa de Reita para hacer el dichoso trabajo.
¿Que qué carajo hacía Aoi allí? Eso exactamente había intentado explicarle a Reita, pero él solamente contestó que ya había quedado con él dias antes para jugar algunos videojuegos.
Dio un respingo en señal de fastidio. ¿Videojuegos? ¿Acaso creían que él había nacido ayer? Para nada. Él y Ruki ya habían estado comentando la reciente amistad que esos dos se cargaban y que seguramente intentarían ayudarse mutuamente.
Sabía que ahí había gato encerrado. Después de todo ¿Que hacían trabajando en casa de Reita si la casa de Uruha era donde siempre se reunían? Simple. Kazuki vivía en el mismo vecindario de Reita. ¿Y que hacia Aoi allí? Simples y macabros arreglos de esos dos.
Llegaron por fín a casa del bajista y entraron. Los tres se apresuraron a subir al cuarto del chico.
Encontrándose arriba se acomodaron Uruha en una silla y Aoi con Reita sentados en la cama. Comenzaron a platicar cosas sin sentido estos últimos dos, durante algun rato.
-Si no vamos a hacer nada entonces ya me voy - dijo un notablemente fastidiado Uruha
-Relájate, voy por mis cigarrillos. Los dejé en la sala, no tardo - se excusó la iguana dejándole solo con el pelinegro
-Jódete Reita - le maldijo en su mente el castaño
Intentó hacerse el loco un rato, giró la silla móvil dándole la espalda al Aoi mirándo por la ventana como si no estuviera allí a solas con él. De pronto, sintió una presencia detrás suyo. Le tomó por el hombro, y giró la silla haciéndole quedar de frente a él.
Se puso nervioso, y desvió su mirada al techo, evitando a toda costa el contacto visual con su compañero de cuerdas. Aoi le tomó de la barbilla y le hizo mirarle a la fuerza.
-¿Qué quieres? - preguntó de mala gana el Takashima
-Saber porque estás tan enojado - contestó calmadamente el pelinegro
-No te hagas tonto Yuu - le dijo cortante el primero en guitarra
-¿A que viene eso Shima-chan? - preguntó haciéndo un puchero Aoi
-Sabes que tengo novio, y que tú también lo tienes, así que haz el favor de ir a joder a otro en sus relaciones que yo estoy perfecto con Keiyuu y ni tú ni tus putos juegos lo van a cambiar -
-¿Juegos? Eso suena muy cruel Shima-chan -
-Como si no supiera que soy un simple calentón para tí Yuu, eso ánda a decirle a alguien que no te conozca -
-No se porque piensas eso de mí -
-Yo no sé porque piensas tú que puedes venir y jugar conmigo cuando quieras como si fuera una puta -
-¿Eso crees? -
-Eso és. No voy a caer Yuu, lo lamento mucho, pero deja tus jueguitos para otra persona que esté interesado en jugarlos -
-No puedo dejar de pensar en tí.. -
Uruha se quedó sorprendido. Eso no se lo esperaba.. ¿Que no dejaba de pensar en él? ¡No, no, no! Seguramente era otro de sus juegos para besuquearse con él un rato y después volver a la normalidad con Kai. Mientras que el se moría de culpa. No iba a caer, no iba a..
Y en cuanto menos lo pensó, ya estaba devorándo con desesperación la boca del pelinegro. Lo tomó de la nuca y lo acercó a él, profundizando el beso. Ah, esos deliciosos labios gruesos, ya los extrañaba. Algo le daba mala espina, algo le decía, que si no se detenia en ese momento, se haría un completo adicto a ése sabor que tenía su compañero de cuerdas.
Pero hizo caso omiso a lo que su cerebro le indicaba, y se arriesgó. Se quedó besando aquella boca con pasión, lento, recorriendo cada centimetro de aquella húmeda cavidad con su lengua.
Se separaron un poco cuando sintieron que el aire se les acababa. Se miraron. Uruha estaba apunto de decir algo, pero la boca de Aoi fué más rápida, habló primero.
-No se que tengas Uruha.. Pero me siento como un jodido drogadicto que necesita más y más - dijo antes de volver a atrapar esos labios de manera desesperada
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Salió de su casa para fumar un cigarrillo, y darle tiempo a Aoi de que moviera alguna pieza de su ajedrez con Uruha. Algo le decía que lo que ése chico tenía, era más que un calentón por el castaño. Lo conocía, conocía esa mirada que tenía el pelinegro, y no era nada más deseo. Había algo que la hacía brillar cada que pronunciaba el nombre de aquel chico de piernas firmes.
Qué suerte tenía de tener sus pensamientos ordenados, de saber acomodar sus sentimientos y no estar enamorado de nadie. Le encantaba sentir que él mandaba en su corazón, eligiendo de quien enamorarse, y esas cosas.
Sonrió, que madurez la suya. Encedió su cigarrillo y se dispuso a fumarlo. Pero entonces una risa conocida lo saco de sus "maduros" pensamientos. Y entonces los vió. Ahí estaba Ruki con el estúpido de Kazuki, estaban parados afuera de la casa del más alto de aquellos dos, que vivía justo enfrente de la casa de Reita. Al parecer el rubio iba de salir puesto que Kazuki lo mantenía abrazado por detrás mientras le daba besos y lenguetazos en el cuello, provocándo escalofrios en el cuerpo del rubio quién reía al sentir el contacto quien intentaba despedirse de él.
Su sangre hirvió. Tiró el cigarrillo y fué directamente hacía allá. Empujó a Kazuki lejos de Ruki y tomó a éste por la muñeca mientras le gritaba al castaño de amenazas.
-¡Como vuelvas a tocar a Ruki, te juro que te voy a dejar que ni tu mamá te va a reconocer! - gritó mientras jalaba en dirección a su casa
Lo siguió jalándo hasta que ambos entraron y el pequeño vocalista logró entonces zafarse.
Una bofetada fuerte azotó contra su cara, haciéndole en el acto mirar hacia su lado derecho.
-¿Se puede saber que carajo acabas de hacer? - preguntó un furioso Ruki
Y tenía razón, que diablos acababa de hacer.. Sentía, ¿Celos?