Hacía largo rato que habían terminado de darse placer en el comedor de aquella acogedora casa.
Ya caía la noche, y la temperatura también comenzaba a descender. Claramente podían verse por la ventana, los traviesos copos de nieve cayendo precipitadamente hasta chocar con el pavimento.
-Yo opino que te quedes esta noche. Mira, que ya es tarde y comenzará a nevar pronto – dijo mirando por la ventana Kai
- Mañana tenemos que ir a la escuela, y la verdad tengo mucha tarea por hacer. No creo que sea conveniente – le contestó Aoi poniéndose de pie
- Podría ayudarte.. Y pues, asistimos a la misma escuela.. ¿Cuál sería el inconveniente? – le preguntó poniéndose de pie también
Aoi no pudo evitar sonreír de medio lado. Kai le estaba prácticamente rogando que se quedara a dormir con él. Era delicioso darse cuenta, lo mucho que Kai deseaba pasar más tiempo con él. Lo tenía a su merced, como buen dominante. Pero eso no le extrañaba para nada, al contrario, en todas sus relaciones era así. Siempre la otra persona dependía de él y nada más que de él. Pero el orgulloso Aoi, era muy independiente, esa era la parte desagradable del amor y las relaciones. La dependencia.. Le gustaba mantenerse aparte. Después de todo, quería una relación, no una simbiosis*
-No lo creo Kai, esta vez, realmente necesito terminar mi tarea. Es trabajo final y tengo que exponerlo – contestó finalmente el pelinegro
¿Y que si no era del todo verdad? También necesitaba su espacio, por más que le gustara estar con él. Necesitaba tiempo para sí mismo.
Ése había sido un “NO” definitivo. Y al Yutaka no le agradaba la idea de insistir demasiado. No le agradaba la idea de causar alguna pelea innecesaria nada más porque sí.
-Entonces deberías marcharte ya – dijo sin notar que sonaba un poco a reproche e intentando que su sonrisa se viera muy forzada
-Sí, creo que sí – dijo su amante poniéndose en marcha
Tomó el abrigo y se dirigió a la salida. El batero le abrió la puerta y esperó a que el mayor saliera; Éste tan sólo le dedico una mirada, le beso la mejilla y salió de ahí.
-¡Me lleva la jodida! - pensó Kai cerrando la puerta con pesadez y tirándose boca abajo en el sillón. Lo había jodido todo. TODO. Ahora seguramente Aoi estaba molesto por sus actitudes tan infantiles, por no poder controlar sus impulsos.. Se sentía como una puta ahora que lo pensaba bien. “¿Quieres quedarte a dormir conmigo Aoi?” Una vil ramera desesperada. Sabía que el mayor se había molestado por su actitud de “Soy Aoi el genial que no se molesta pero se comporta frío y mamón demostrando lo molesto que realmente estoy”.
Ya le había advertido el mayor cuando recién comenzaron que a él le molestaban las relaciones problemáticas. Después de todo, el amor es para gozar y divertirse ¿No? Nada de escenitas de celos, nada de peleas. Si estaban juntos era porque podían dejar sus diferencias de lado, y que aceptarían sus defectos y cualidades.. O al menos, eso le había dicho Aoi.
Ahí terminó la paz. Ahí, terminó todo..
Caminaron todavía un buen tramo. Platicando cosas absurdas por supuesto.
Esas ropas negras y rudas, enfundaban a un chibi que entre tantas ropas parecía regalo.
Para el más alto, era un agasajo pasar tiempo con él. Infantil, creativo, revoltoso, amigable, chiflado, serio, profundo y “violento”.. El enano rubio de Takanori era, sin lugar a duda, una de las personas más interesantes que conocía. Sin mencionar talentosa y por sobre todo, una de las personas que más quería. Jamás se aburría estando con él.
Poco tiempo pasó y llegaron por fin a casa de la familia Kouyou. Cálida, muy bien decorada y con ése característico aroma a galletitas recién horneadas. Todos amaban ir a casa del más alto. Pues, viviendo rodeado de mujeres, su casa siempre estaba ordenada, limpia y oliendo a repostería.
Quizá esa también era la razón por la que Uruha era bastante vanidoso y se cuidaba tanto.
-Pasa por favor – le invitó amablemente el castaño mientras abría la puerta de su hogar
-Gracias Uru – agradeció el rubio entrando en la casa mientras se deshacía de su bufanda y abrigo
-¿Quieres tomar algo? – preguntó el guitarrista con una sonrisita mientras se perdía detrás de la puerta de la cocina
-Claro! También quiero galletas, por favor - dijo con voz aniñada Ruki encendiendo el televisor
El guitarrista no tardó mucho en regresar con una bandeja donde tenía dos vasos grandes de cristal llenos y galletas caseras.
Ambos se quitaron los abrigos y bufandas, encendieron el televisor, y se dispusieron a comer.
-¡Uruha! ¿¡Qué mierda es esto!? – preguntó el rubio después de darle el primer sorbo a su vaso
-Ah, pues verás Ruki-chan.. Esto es ni más ni menos que whisky con coca – aseguró mientras sonreía tontamente
-¡Sabes que detesto beber! Sobre todo whisky, me hace sentir tan senil y arrugado –
- Ya, ya, ya Ruki-chan.. Tienes apenas 17 años, no exageres. Mira, que el whisky es nuestro amigo – comentó el castaño quien ya iba por el tercer vaso
-No sí, me queda claro que ustedes son como hermanos – se quejó el rubio negándose por completo a tomarse aquel asqueroso merjunje
Uruha le sonrió ampliamente intentando convencerlo. El rubio no muy convencido, comenzó a beber de aquel largo vaso de cristal.
-¿Verdad que no sabe tan mal? – le preguntó el más alto
-Pues, sírveme otro. Necesito una segunda opinión – dijo Ruki intentando ocultar que le había gustado
El otro se apresuró a complacer a su compañero, le relleno rápidamente el vaso, y después otro.. Y otro.. Y otro..
Ni siquiera se dieron cuenta cuando el whisky se les comenzó a subir.
-Uruuhaaaaaaaaaaaaaaa – gritaba un animado Ruki – ¡Vengaaaaaaa, traaii el whiiiiiiisky! Miraa que nos estamos divirtieeeeeeeendo – suplicaba totalmente ebrio
Llevaban ya dos horas seguidas tomándose el whisky como si fuera leche.
-Siiiiiiiiiiii.. Taka-shaaan como nos estamooos divirtiendooooo.. Queee se jodaa el idiooota de Yuuuuuuu.. Poor mi se puedeee quedaar con laa pasivaa de Kaaai.. – afirmaba Uruha sin saber muy bien lo que decía
-¿Yuuu? ¡Que se jodaaaa Yuuuu! ¿Y sabees quien tambieeeeen? ¡Akiraaaa! ¡Pinsheee iguaaana que se jodaaa! –
-¡Asiiiiiiii se hablaaaa! Es maaas pequeñitoooo, deberiaamos irr a buscarlos y decirleees en su caraaa, que se vayaaan por aahii a revolcarsee con sus putitaaas.. Que nosotrooos, somos mucho paraaa eelloos – ideaba el más alto sin saber hasta dónde llegarían sus acciones
-Completamenteeee patitooooooo, vamos y veraan de lo que se pierdeeeen eseee par de estuuupidosss – dijo el rubio levantándose de su asiento y poniéndose el abrigo
Y así, sin saber muy bien que hacían; Se enfundaron en sus abrigos y salieron de ahí. Caminaron, o más bien. Se tambalearon hasta la casa de Reita, armaron tremendo alboroto y el de la bandita tuvo que bajar a abrir la puerta ante tal escándalo a esas horas.
-¿Se puede saber que mierda les pasa? ¡Qué coño hacen aquí! ¡Son pasadas las 12! - gritaba histérico Reita en la puerta
-Cállateeeeeeee – le gritó Takanori dejándolo mudo – Ahoriitaaaaa mismo me vaaas a escuchaaaaarrr malditaaaaaa iguaaanaaa –
El Suzuki no sabía si se trataba de una broma. Ruki y Uruha estaban totalmente ebrios ahí, afuera de su casa – ¿Se puede saber de que hablas? –
-Essssstoy hastaaa la miiieeerda de haarrrrto dee que te hagaaaass eeel que no saaabesss que estooooy que me arraaanco los cabeeeelloss por tiiiiiii malditooo Akiiiiira.. ¿Cuandooo vaass a dejarrr de finjiiiiiiirr? Malvadaaaa iiguaanaa.. –
Reita abrió los ojos de par en par. Aquello sí que no se lo esperaba.
¿Acaso Ruki acababa de confesarle que lo amaba? La cabeza le comenzó a dar vueltas, y sintió su corazón derretirse a pesar del maldito frío que había.
-¿Te estás escuchando Takanori Matsumoto? ¿Estás escuchando las tonterías que estás diciendo? – le reprendió sin creerle ni un poco
-Toooodo lo queee haga te parece tontooo.. ¿Peroo tee diigoo queeee? – dijo acercándosele de manera retadora. Lo tomó del hombro y recargó su cabeza en él – Yooo te amoo iguaaaniitaaa.. Aunquee tu no me ameees.. Yo te amooo.. –
-Te amaaaaaa – se escuchó decir a Uruha
Reita sintió que el estómago se le iba a la boca. Tomó al pequeño por los hombros para reafirmar sus palabras, y entonces.. Casi se va de espaldas. Ruki estaba totalmente dormido en su hombro. Soltó un gran suspiro, y volteó a mirar con odio a Uruha, quien seguramente era el absoluto culpable de la condición del vocalista. Este le dedicó una sonrisita estúpida y lo saludó con la mano.
Cargó al rubio y se metió a la casa – Sígueme – le dijo a Uruha y cerró la puerta con su pie al entrar ambos. Acostó al enano en el sofá más grande de la sala y rogó porque no se moviera en sueños. – ¡Mamá, Takanori se va a quedar a dormir esta noche! – avisó desde la sala –Acompañaré a Shima a su casa, no tardo –
Quería llevar al más alto a su casa antes que también se quedara ahí tirado en el suelo de la sala. Se apresuró a ponerse un abrigo encima de su pijama y salió de su casa con Uruha. – Puto aire gélido – pensó al sentir la brisa nocturna rozar su “precioso” trasero, como él lo llamaba.
Por fin, después de un corto tiempo caminando, llegó a la casa de familia Kouyou y dejó al “contento” Uruha dentro, rogando que el chico no se tropezara golpeándose con cuanta cosa se le pusiera enfrente en un intento de subir a su habitación.
Emprendió entonces, su regreso a casa. Intentó darse prisa, pero no quería llegar. En su mente seguían dando vueltas las palabras de Ruki. Sacudía su cabeza constantemente intentando apartarlas, pero se estremecía de pensar que tal vez eran de verdad.
Llegó a su casa y entró, encontrando al menor aún dormido. Tomó el teléfono y llamó a la casa del inconciente. –Señor Matsumoto, habla Akira, el amigo de Takanori.. Eh.. Sí, ese soy yo.. Pues quería avisarle que Takanori se quedará a dormir, puesto que trabajamos en una tarea y se ha quedado repentinamente dormido.. Pero no se preocupe, que mañana Taka-chan irá a la escuela temprano y después directamente a casa – aseguraba el Suzuki – Vale, gracias.. – y colgó
Suspiró y masajeó sus sienes un momento. Miró al pequeño dormir y después miró al suelo –Maldito bastardo – dijo acercándose a él y cargándolo escaleras arriba. Abrió la puerta de su habitación y lo recostó en su cama –Mira que darme esperanzas de esa manera – pronunció casi como un susurro mientras le cubría con una frazada azul
Y no dijo nada más. Se acostó también y lo miró de reojo, pensando en todo aquello. Sonrió tiernamente, y le pasó una de sus manos por el cabello rubio revolviéndolo un poco.
Suspiró y lo miró fijamente, atesorando esa angelical imagen en su mente para siempre. Cerró los ojos pensando cómo debía tomar todo aquello que había ocurrido. No sabía si hablarlo directamente o esperar..