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Te Amo por AddictiveHeroine

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Notas del capitulo:

Hola! Ando rapidito a dejarles el capi :D Voy de salida! Pero en cuanto regrese subo el capitulo 8 ! 

Me da muchisimo gusto recibir sus reviews dandome animos y diciendome cuanto le gusta, sin mencionar las leidas que mi fic lleva! Muchas gracias! *hace una reverencia* Por favor continuen haciendolo :')

 

A LEER! :3

Lo dudo un poco. Pero definitivamente no iba a dejarlo ahí afuera con el frio que estaba haciendo.

Bajó las escaleras, y abrió la puerta del recibidor. Lo miró, lo miró atentamente, y entonces le invitó a pasar.

Ambos estaban notablemente nerviosos. Reita se apresuró a entrar, Ruki cerró la puerta, y con un gesto le indicó que lo siguiera a la sala.

Tomaron asiento en la sala, quedando Ruki frente a Reita, el primero sentado en el sofá individual y el segundo en el sofá más grande.

-¿En qué puedo ayudarte? – preguntó el rubio

-Pues.. – Dudó un poco sobre que decir –Resulta que necesito que me pases la tarea.. Verás, no terminé de copiar lo del pizarrón y esas cosas – dijo finalmente

-Vaya, pues.. Espérame aquí entonces – dijo el menor mientras subía pesadamente los escalones para llegar a su habitación

Se quedó sólo en la sala de aquella casa. Pensando, pensando una sola cosa.. ¿Qué carajo estaba haciendo? ¿La tarea? ¡Menuda estupidez era esa! Pero no se le había ocurrido otra idea para ir a buscarlo. Era lo único que podía decir. ¿Buscarlo para qué? Si tan solo pudiera responderse esa pregunta el mismo. No sabía que estaba pasando con él. Sus pensamientos no concordaban para nada con sus acciones. Se repetía una y otra vez que no quería ver al pequeño, que no quería creerle. Más sin embargo, ahí estaba. Sentado en la sala del chico esperando a que bajara con los cuadernos de la supuesta tarea.

Cuando por fin lo hizo, respiró profundo. No sabía que más hacer.

-Aquí tienes – le entregó el rubio amablemente los libros

-Gracias – el de la bandita tomó los libros y los puso encima de la mesita de centro

Hubo un silencio incómodo.

-¿Quieres tomar algo? – preguntó Ruki para cortarlo

-Sí por favor – respondió Reita levantándose del sofá

El menor fue a la cocina, y cuando regresó se encontró sólo en la sala. Parpadeó muchas veces mientras intentaba encontrar al más alto con la mirada. Entonces escuchó la puerta de su habitación abrirse.

Dejó los vasos y subió a toda prisa las escaleras, encontrándose a Reita sentado en su cama leyendo su cuaderno donde escribía las canciones.

-¿Se puede saber que haces? – preguntó notablemente molesto

-Me aburría – respondió desinteresado el bajista

-¿Y eso te da derecho de entrar a mi habitación sin permiso? –

-Sí –

-¿Sí? –

-Sí –

-Deja eso, es personal –

Le quitó el cuaderno y lo cerró precipitadamente dejándolo en su escritorio.

-Lo siento, quería saber que tanto escribes sobre mí – dijo el mayor con una sonrisa arrogante

-¿Qué? ¡Ni te creas tanto! Ni que fueras la última musa de la inspiración sobre la tierra – contestó totalmente sonrojado

-Pues, tu eres el que se inspira conmigo, tu dímelo – sonrió con altaneramente levantándose de la cama

Quería saber hasta qué punto iba a llegar el rubio. Se moría por conocer el límite de sus cabales, por saber hasta dónde podía llegar su paciencia y que le dijera de nuevo aquellas palabras, pero esta vez, sobrio.

Sí, quería saberlo. Quería escuchárselo decir, en eso pensaba todo el día, a todas horas. ¿Por qué? Porque le interesaba el menor. Le gustaba, eso era obvio. Y ahora sabía que Ruki también estaba interesado en él, entonces.. ¿Por qué no simplemente venía a decirle nuevamente lo de la noche anterior? Porque se estaba haciendo el difícil, obviamente. Y le iba a sacar de esa posición de chico que no se acuerda de nada y esta a la defensiva, como que se llamaba Akira Suzuki.

¿Qué porque no iba el mismo a decírselo? Por su orgullo. No podía dejarlo de lado, su orgullo le impedía hacer cualquier cosa que involucrara declaraciones o palabras bonitas.

Todas sus relaciones habían sido así siempre. Enteramente sexo, nada de frases cursis o regalitos. Era obviamente por su miedo a enamorarse. Lo tenía sumergido en una infinita negación donde le gustaba más estar sólo, para no tener que probar nunca la acidez de tener que aferrarse a alguien o sufrir por esa persona. La viva prueba era el pobre Kai, que pasaba por momentos amargos cada vez que peleaba un poco con Aoi. ¿Y el quería acaso algo de eso? Para nada.

-¿No te tienes que ir ya? – preguntó Ruki queriendo cambiar el hilo de la conversación

-¿Me estas corriendo? – preguntó el reptil levantándose de la cama

-Ah.. Pues.. – no sabía que decir

El más alto se le acercó, cerca, más cerca.. Cada vez más cerca. Hasta que lo tuvo justo frente a él, a unos centímetros de su rostro.

-¿Realmente quieres que me vaya? – preguntó pasando su dedo índice suavemente por los labios del pequeño

El rubio tartamudeó, no sabía que decir. Sus pensamientos estaban nublados, no coordinaba, y su decisión/determinación se había ido al carajo.

Reita se acercó y se desvió en dirección a su oído. Comenzó a morderlo y lamerlo un poco, arrancando pequeños suspiros de la boca del Matsumoto, que mantenía los ojos cerrados fuertemente, convenciéndose a sí mismo de que aquello no era un sueño.

-¿Realmente quieres que me vaya? – volvió a preguntar Reita en un sensual susurro

El rubio negó levemente con la cabeza.

Reita se separó un poco y tomó el mentón de Ruki delicadamente, haciendo la distancia de sus bocas cada vez menor. Hasta que por fin pudo deleitarse con aquellos pequeños labios tímidos. Comenzó a besarlo lentamente, con parsimonia. Ruki mantenía sus ojos abiertos, sin poder creerse todo aquello. De pronto, sintió la lengua del bajista intentando adentrarse en su boca.

Luchó un poco, pero se dejó hacer. Después de todo, eso era lo que él había querido desde hacía largo tiempo.

Metió su hábil lengua lentamente, invadiendo aquella pequeña rosada cavidad. Dándole cada vez más y más intensidad al beso, dejándose llevar. Si hubiera sabido que besar a Ruki se sentía tan jodidamente bien, lo hubiera hecho desde hacia muchísimo tiempo. Temblaba, sus sentidos se adormecían al sentir la tímida lengua del rubio querer jugar con la de él.

Pasó sus brazos detrás de la cabeza de Reita, al sentir las manos de este, tomarlo suavemente por la cadera. Lo apegó un poco a su cuerpo, sintiéndolo temblar al contacto. Se separó un poco, y mordió el labio inferior del menor, haciendo que este, soltara un pequeño gemido, callándolo nuevamente con sus besos.

Se encaminaron en reversa hacía la cama del rubio.

Entonces, el pequeño sintió su espalda chocar contra él cómodo colchón, y cuando su cabeza tocó también éste, soltó un suspiro.

Reita se separó un poco y lo miró a los ojos. Ambos estaban agitados, luchaban por normalizar sus respiraciones, y que sus sonrojos no se notaran tanto. Ruki no tuvo tanto éxito. El bajista le sonrió con una mezcla de dulzura y lujuria. Estaba a punto de devorar sus labios de nuevo, y entonces se escuchó una voz.

 

-¿Taka-chan, podrías bajar a ayudarme con la cena? – le gritó su mamá desde la planta baja

Ambos se asustaron, y Reita se bajó de encima del vocalista.

-¡S-si mamá, enseguida voy! – contestó el Matsumoto acomodándose el cabello y limpiándose la saliva de sus labios

Reita también se acomodó la ropa, y entonces le dedicó una última mirada. –Tienes un poco rojo aquí – le dijo dándole un leve beso en el labio inferior

Ruki se sorprendió y lo apartó con ambas manos nervioso.

Se apresuró a salir de ahí, con Reita detrás.

Llegaron a la sala, donde se encontraban los padres del menor. Los saludó amablemente y salió de ahí.

Salió con una enorme sonrisa, había comprobado su teoría. Realmente le gustaba a Ruki. Ahora, proseguiría hasta hacerle confesarse de nuevo.

 

 

-----x-----

 

-¡Maldito Reita! ¡Maldito, maldito! – se repetía una y otra vez para sí mismo

¿Qué había sido todo eso? ¿Porque había sido tan débil si se había prometido no caer ante sus juegos? ¡Joder! Ahora tenía ese cosquilleo incesante en el estómago, se le doblaban las rodillas, y no paraba de recordar lo bien que se había sentido besar a la iguana esa.

Lo peor era que su inspiración había regresado, y tenía al menos, ya 3 canciones diferentes escritas.

Era evidente, que había sido por todo aquello ocurrido, no paraba de escribir, era como si sus manos se mandaran solas.

Suspiró. Maldito Reita que hacía que su corazón diera esos vuelcos tan terribles de un momento a otro, maldito. Lo hacía perder su determinación, mandar al diablo sus promesas..

-Tan solo espero que no esté jugando conmigo – se dijo a si mismo terminando de escribir la cuarta canción del día, y disponiéndose a ir a la cama

 

---- x -----

 

Se había terminado de arreglar desde hacía un rato. Ya sus padres se habían ido al trabajo, y se encontraba sólo en su casa esperando. Con el uniforme impecable, envuelto en sus abrigos y terminando de beberse su jugo de naranja en la sala de la casa.

Eran ya las 6:40. Miró entristecido el reloj de pared, quizá se le había olvidado. Su pequeño corazón se estrujó de pensar que había olvidado su compromiso, y que había partido a la escuela sin él.

Tomó su mochila y salió de su casa. Se giró para cerrar la puerta con candado. Tardó un poco, las malditas llaves estaban frías.

Y en cuanto se giró ahí estaba. Parado frente a él tratando de normalizar su respiración.

-¿Ya te ibas? – preguntó el agitado Uruha con una sonrisa

-Pensé.. Que se te había olvidado.. –respondió Keiyuu mirando el suelo

-Se me hizo un poco tarde chibi.. ¿Me disculpas? – pidió acercándosele

El menor asintió sonrojado. Uruha lo tomó del mentón y le hizo mirarle. Le dedicó una tierna sonrisa y le dio un beso en la frente.

-Entonces, vámonos – dijo el castaño tomando la mano del pequeño

Comenzaron a caminar en dirección al instituto, tomados de la mano.

-Uruha-sensei.. –pronunció el pequeño en voz baja

-Oh, vamos Kei-kei, no hay necesidad que me digas así, tan sólo dime Uruha – dijo mientras le sonreía-¿Qué pasa? –

-Eh.. Uruha.. ¿Me prestas mi mano? La necesito para acomodarme la bufanda – dijo Keiyuu señalando su bufanda a punto de caer

-Oh,  ¿Se trata de eso? Vamos, permíteme ayudarte – dijo Uruha deteniéndose. Se paró justo enfrente del pelirrojo y acomodó el mismo la bufanda de manera dulce.

No sabía porque se comportaba así. O quizá sí, Keiyuu era tan jodidamente chibi, que tenía un instinto automático de tratarlo con cuidado, con dulzura. Era como.. Que tenía qué protegerlo, ¿De donde estaba sacando eso? Sólo Dios lo sabe. –Y dime chibi, un pequeñín tan bien parecido como tú, ¿Tiene una novia? – preguntó

-No – se limitó a responder

-¿Y a que se debe? ¿No hay nadie que te interese? – volvió a preguntar el más alto

-Sí, si lo hay – respondió el pelirrojo

-¿Se puede saber de quién se trata? – preguntó el guitarrista

-Verás.. –Hizo una pausa y suspiró-Tú – respondió en un susurro

Uruha se detuvo, y apretó la mano del pequeño. Lo miró con una sonrisa. –Vaya que eres una lindura – dijo mientras lo abrazaba

-Se que no me corresponde Uruha-sensei – dijo Keiyuu

Uruha lo calló con su dedo índice. Y antes de que el pequeño Keiyuu pudiera hacer cualquier cosa, le besó.

Notas finales:

WAAAAAA!!

¿Que pasará a partir de ahora? ¿Uruha le corresponde a Keiyuu? OMFG! ¿Que pasara entre ellos a partir de aquí? ¿Y Ruki? DIOS MIO! ESE REITA PERVERSO! ¿Podra realmente tenerle tanto miedo al amor? ¿Estara jugando con Ruki? ¿Que canciones escribio Ruki? ¿Donde estan Kai y Aoi? D: 

 

besos! :D


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