Harry llevaba media hora parado frente a la chimenea en un estado de shock, de esos que le dan a las personas cuando se dan cuenta de algo realmente obvio y su cerebro simplemente deja de responder. Junto a sus pies estaba su bolso con el uniforme de quidditch, en su mano izquierda, apretada fuertemente por el mango su escoba ‘Centella 2.5’ .
Hace media hora había llegado a su casa en Grimmauld Place después de una larga semana de gira con los Chudley Cannons. Su llegada al equipo le había dado a Inglaterra una nueva oportunidad de concursar internacionalmente con uno de los equipos favoritos, y si todo iba bien, Harry sabía que tendría una plaza como buscador en la selección de Inglaterra. Durante esa semana estuvo tan ocupado que no había pensado en nada mas que la pelotita dorada.
Al llegar por red flu, se giró para depositar la ceniza que se le había impregnado devuelta en la chimenea, y en el momento en que se había hecho la nota metal de limpiarla (después de todo, había enviado a Kreacher a Hogwarts) fue cuando lo noto. Sobre la chimenea tenía varias fotos de sus amigos y de el. Por un lado había un de Herms, Ron y el en lo que debía ser su segundo año en Hogwarts, en la siguiente estaban todos los miembros del ejercito de Dumbledore, luego una de la boda de Hermione y Ron, celebrada hace apenas seis meses, dos años después de la guerra. En el otro extremo estaban las de la orden del fénix original y una de la actual, una de Andrómeda, Teddy y el y una de todos los Weasleys con el y Hermione junto a Ron, y en el centro separadas por una cajita de vidrio que contenía la snitch que le heredo Dumbledore, habían dos fotografías, con una similitud tan aterradora que era la causante del estado actual de Harry. En el lado derecho estaba la foto de sus padres bailando juntos bajo la nieve, besándose y sonriéndose el uno al otro, en el lado izquierdo estaba la fotografía que les habían sacado a Ginny y al el hacía dos meses atrás, cuando habían cumplido un año juntos; ambos se sonreían y besaban bajo una lluvia de pétalos de un árbol cercano. Ginny a veces bailaba alrededor de el, y en un punto exacto, cuando ella dejaba de bailar, las fotos se sincronizaban, ambas parejas besándose, una mujer de cabello lago y rojo y un hombre de desordenado cabello negro y anteojos; la escena se repetía con una perturbante frecuencia. Harry dejo caer la escoba, tomo las fotos y un puñado de polvos flu que arrojo rápidamente a la chimenea.
- ¡Harry! ¡Que felicidad! Estaba esperando…
- Ginny - le interrumpió – tenemos que hablar…
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