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Los objetos malditos. O no tanto por Xafy_new

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¿Acaso existía algo mejor que un café mocca, ni muy caliente, ni muy frio, con una pequeñísima cantidad de canela y vainilla?. Harry no lo creía así. El solo aroma hacia que todo su cuerpo se relajara, y eso era algo que necesitaba bastante últimamente. Hoy habían empezado sus vacaciones del equipo, pero no era la enorme cantidad de tiempo libre lo que lo tenía estresado; era su relación, bueno, ex relación con Ginny. Ella no se había tomado nada bien su ruptura y se encargaba de recordárselo todos los días. En casa siempre encontraba por lo menos tres vociferadores y después del cuarto día de empezar a recibirlos, simplemente los quemaba, a veces se oía la voz apagada de la pelirroja gritar ‘ ¿Como pudiste?’ o ‘ Te arrepentirás’, pero Harry no se arrepentía. Al principio ninguno de los Weasley lo entendió, pero cuando Harry se acercó uno a uno mostrándoles las fotografías, todos lo habían comprendido, menos Ginny, ella decía que era ridículo que se basara solo en el parecido físico de ambas pareja y que ella no era el reflejo de su madre que según Harry, su subconsciente se había encargado de buscar por las ansias de tener padres.
Ahora el plan de ella era el ´ponerlo celoso’ saliendo con un compañero de su equipo, el cual no podía creer la suerte de tener a la ex del niño que vivió en sus manos, pobre tonto.
Su bolsillo comenzó a vibrar, un mensaje de Herms, no podría acompañarlo al café. Dejo unos billetes sobre la mesa y recogió su bolso del suelo. Comenzó a escribirle devuelta preguntando si era posible que se vieran durante la cena mientras se dirigía a la salida. Algo duro y plano le choco de frente, volteando todo su café y arrojando su celular al piso, Harry levanto de apoco la vista, unos pantalones negros y una camisa blanca escurrían el tibio líquido, el olor a canela invadió sus fosas nasales, cuando llego al rostro, se encontró con la muy familiar mueca de profundo disgusto de Draco Malfoy, sus ojos le acuchillaban con la mirada, y francamente, Harry se sentía atravesado por dagas.

- Creo, Potter – comenzó con una voz baja y fría - que deberías ir a ver a ese oculista tuyo y pedirle que te haga un serio aumento a esas cosas que tu llamas anteojos, grandísimo miope de mierda.

Harry no podía replicar, después de todo si había sido su culpa. Un encargado de limpieza se acercó.

- ¿Puedo ayudarles en algo? – parecía que Malfoy tenía serias intenciones de asesinarlo.

- No gracias, nosotros nos las arreglaremos, lamento el desastre - contesto rápidamente Harry, no iba a arriesgar la vida del pobre muggle. De pronto Harry recordó donde estaban y le dio una segunda mirada a Malfoy, solo le faltaba una corbata y un portafolios para parecer un exitoso empresario muggle.

- Potter, ¿harás algo o debo esperar para que los hámster en tu cabeza comiencen a rodar para que se ocurra algo? - Harry recogió su celular y el vaso vacío, arrogándolo a la papelera, se reacomodo el bolso en el hombro y le hizo una seña al rubio. Malfoy seguía parado en el mismo lugar mirándole con una ceja alzada.

- ¡Sígueme! – apuro Harry saliendo de la cafetería, espero a que el rubio saliera y cerró la puerta tras de el, la calle estaba casi vacía y camino unos diez pasos hacia la derecha. -Allí hay un callejón, puedes usar tu varita y limpiar tu camisa - la expresión de Malfoy cambio por un segundo, pasando de enfado a algo que Harry estaba seguro era vergüenza, pero se dijo que eso era imposible, y luego paso a enfado nuevamente. El rubio dijo algo muy rápido y bajo, desviando la mirada.

- Disculpa, no te oí

- Dije que no puedo

- ¿Qué es lo que no puedes?

- Mi varita, no puedo usarla, no hoy – Harry tardo un segundo en procesar la información, -¿Malfoy sin varita?

- ¿Y por que no?

- Revisión

- ¿Revisión? ¿Revisión de qué?

- ¿Eres retardado o solo finges serlo? Tu amigo es un puto auror ¿y no sabes lo que es una maldita revisión de varita? – las mejillas de Malfoy estaban sonrojadas, ira, debía ser, los Malfoy no se sonrojan por otra cosa que no sea ira. Harry dejo de pensar en eso y algo hizo click en su cabeza. Recordaba una conversación que sostuvo con Ron hace al menos unos dos años atrás, el pelirrojo le había dicho con gracia que a pesar de que Narcissa y Draco habían sido exonerados de Azkaban, ambos tenían que trabajar para el ministerio y sus varitas tenían que ser revisadas una vez al mes en busca de hechizos ofensivos, y si se llegaba a encontrar el mas mínimo indicio de estos, sus cuerpos se pudrirían entre los barrotes, por otro lado la varita de Lucius había sido destruida y había sido sentenciado a 50 años en la cárcel y si seguía vivo luego de esos 50 años, estaba condenado a arresto domiciliario sin la utilización de magia hasta el día en que fuese sepultado, además, Malfoy Manor se les había confiscado en busca de objetos oscuros y aún no había fecha para ser devuelta y mas de la mitad de los fondos en Gringotts habían sido reclamados por el ministerio.

- ¿Se te prendió la ampolleta, niño maravilla? – ¿era su idea, o Malfoy había utilizado ya dos modismos muggles?.

Soltando un suspiro el moreno se dirigió al callejón, Malfoy lo seguía de cerca; Harry dejo su bolso en el piso y comenzó a buscar entre los bolsillos de este, sacando y dejando a un lado aquello que no le servía. Malfoy miraba solo un poco asombrado lo bien hecho que estaba el hechizo agrandador, el bolso no era mayor que los que utilizaban en la escuela y Malfoy pudo contar las piezas de a lo menos tres trajes de quidditch.

Harry comenzó a frustrarse y metió su brazo hasta el hombro, pero ni aun así encontraba lo que buscaba. Draco observo horrorizado como el moreno se metía hasta la cintura dentro del bolso. ¿Que pasaría si caía dentro?. ¿Esos hechizos soportaban a un humano?. ¿Tendría que el meterse para sacarlo?. Draco estaba a punto de arrancarse el cabello a tirones viendo al moreno desaparecer desde las rodillas hacia arriba cuando este salió rápidamente y con una enorme sonrisa.

- Ten, está un poco arrugada pero se un hechizo para eso – Harry le ofrecía un trozo de tela blanca al rubio, cuando este la tomo y la estiro, descubrió que era una camisa, lo que el rubio nunca descubrió es como la camisa apenas tenía dos arrugas en una manga si esta había estado tan profundo en el bolso.

- Podrías simplemente limpiar la que llevo puesta.

- No lo creo, créeme, el café no sale con hechizos, tendrás que lavarla – Malfoy hizo una mueca de desagrado, pero el tiempo y las condiciones no estaban de su lado y tenía solo tres opciones, presentarse todo manchado, lo cual era inaceptable, volver a su departamento, lo que le haría perder su cita o simplemente utilizar la camisa que Potter le ofrecía.
Malfoy cerro sus ojos, dejo salir un suspiro resignado y comenzó a desabotonar su camisa, cuando hubo terminado la coloco entremedio de sus piernas para sostenerla, su estómago estaba pegajoso. Al levantar el rostro para preguntarle a Potter si este podría aplicarle un hechizo de limpieza, atrapo al moreno observándole el abdomen intensamente. Draco aclaro su garganta para llamar su atención. Harry subió la mirada y se vio pillado, su rostro se sonrojo furiosamente.

- ¿Podrías limpiarme? – Malfoy acaricio con sus manos su pecho y estómago, sonriendo burlón. Harry desvió la mirada y lanzo un fregoteo. Draco termino de colocarse la camisa, esta le quedaba un poco ancha en la espalda, pero Potter movió un par de veces su varita y la camisa se entallo y plancho, luego encogió la camisa sucia.

- Para que puedas guardarla en un bolsillo - explico. Por unos minutos reino el silencio y Draco decidió que era tiempo de irse, Harry le siguió y se quedaron parados junto en la entrada del callejón.

- Mañana mismo me encargare de devolvértela – Harry solo asintió.

Y si mas, cada uno se fue en dirección contraria a la del otro.
Notas finales: ¿Les va gustando? ¿O deberia abandonar como escritora?

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