Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

DIARIO DE UN DROGADICTO por niky-cham

[Reviews - 45]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui va el segundo capitulo. Espero que tambien les encante ;)

Edicion: 17-03-2016.

Capítulo 2: Conflictos

Droga,
bicicleta mágica, 
voladora,
serpiente voraz
y brava.

  Soneto alegre,
antes triste
y desvalido:
iluminas
con tu vientre
al amargo
llanero solitario
y escriba
de las pampas,
con melodías foráneas,
sonidos ilustres
de los vientos del norte,
del sur,
este y oeste.             

                  

 19 de Julio

Justo como me había dicho el día anterior. Hay estaba esperándome dentro del auto, yo me subí con la cabeza gacha, sin saludarle.

—¿Te la pasaste bien anoche? —Me pregunto de forma burlona, pues sabía lo mucho que detestaba cuando él me llevaba al “trabajo”.

—Déjame, aquí bajo yo —Externe esperando lo peor, pues mis palabras no fueron para nada las que a él le gusta oír.

Pero al parecer y para mí suerte se encontraba de un extraño buen humor aquel día, paro el auto y yo abrí la puerta.

—¿A dónde vas? —Me pregunto justo antes de que yo pudiera bajar del auto.

—Eso no te importa —Le dije, haciendo hervir su rabia. Ese día estaba con ganas de probar mi suerte, colmando su paciencia-

—Escúchame bien hijo de puta, no quiero que se repita lo del otro día, ¡OISTE! —Me grito agarrándome del cabello, yo me limite a mirarle sin pronunciar palabra alguna. –Vete –Me soltó el cabello —Ya no me eres útil. —

Sin dudarlo un segundo bajé del auto, antes de que se arrepintiese, Salí corriendo por ese sucio callejón, mirando hacia atrás solo volví la vista hacia el frente al sentir que había chocado con algo. Mejor dicho, con alguien.

 

—¡Oye, cuidado! —Exclamo con tono de molestia antes de mirarme, luego una sonrisa juguetona se instaló en sus delgados labios —Miren chicos, tengo a un gatito callejero, —comento cantarín observando a sus compañeros.

Todos ellos reían y aplaudían ante su comentario. Yo ni siquiera le encontraba la gracia, pero tampoco había notado en que momento mi cuerpo comenzó a temblar.

—¿No sabes que es peligroso merodear por estos lugares, gatito? —La pregunta aun sonaba a broma.

Yo me atreví a levantar la vista nuevamente, encontrándome por primera vez, con aquel que sería el dueño de todos mis sueños y pesadillas. Era joven, yo diría de unos 18 años, ojos verdes penetrantes, enigmáticos, cabello oscuro, peinado descuidadamente hacia atrás y húmedo, era corpulento, llevaba unos jeans oscuros y una camiseta verde cubierta por una chaqueta color café y botas de cuero estilo militar.

—¿Que tanto miras, gatito? ¿Te gusta lo que ves? —El muchacho sentía confianza, demasiada para su gusto. Observé como relamía sus labios, desvié la vista de su rostro y la fijé en sus compañeros quienes estaban cubiertos por una capa de humo, con ese olor característico, que había conocido hace un par de días. ¿Tienen marihuana? –Pregunte atraído por el olor.

—No es algo que te interese —Soltó él sujeto frente a mí, apretando más fuerte mi brazo, el cual era sostenido en alto por él —No deberías decírselo a nadie, te recomiendo eso, si no quieres tener problemas con nosotros —Me guiño el ojo, pero sus palabras tenían un deje amenazador que causaba escalofríos.

—Te equivocas —Le dije mirándole a los ojos —Yo no quiero acusarles con nadie —Espeté con el rostro serio, fingiendo que sus amenazas no me importaban —Lo que yo quiero es eso —Indique con mi dedo a sus compañeros quienes fumaban plácidamente.

—¿Tienes con que pagarla? —Inquirió, soltando mi brazo de una vez por todas, mientras me miraba fijamente.

—Creo que si —Metí mi mano en el bolsillo del pantalón y una vez encontrado el motivo de la búsqueda, le extendí algunos billetes, dinero que obtuve de ese viejo asqueroso, por mi buen desempeño en la cama.

 —Está bien —Acepto el dinero de mi mano y en el mismo momento aprovecho de cogerme el brazo, acercándome a sus compañeros.

—Chicos, saluden a nuestra nueva mascota —Les hablo, posicionándose tras de mí, uno de sus compañeros se agacho sacando de una bolsa plástica, la preciada sustancia que yo tanto deseaba inhalar, preparo el pito, como si supiera que yo no cargaba con papeles, ni encendedor. Enrolo la hierba con maestría, y extendió el improvisado cigarro hacia mi persona.

—Que lo disfrutes —Soltó con sorna y una sonrisa en la boca.

—Bueno, gatito. —Me dijo el muchacho con el cual yo había chocado. –Yo soy Abraham –Se presentó y seguido de eso presento al resto de sus amigotes —Ese de ahí es Cristian. —El joven que me había ofrecido el pito. Luego de él presento a los otros tres, que miraban expectantes apoyados en el fondo del callejón. —Esos son Bartolomé, Damián y Dante, ahora que están listas las presentaciones solo faltas tú ¿Cómo te llamas gatito? —

—Para empezar, deja de llamarme gatito —Dije expresando molestia y quitando sus manos de mis hombros —Mi nombre es Adrián —Me presenté, dando una probada a mi hierba recién encendida.

—Un gusto Adrián —Era Cristian quien hablaba, un joven como de mi altura delgado y para nada feo, ojos color miel y cabellos negros con un flequillo que caía ligeramente sobre sus ojos, tés blanca y con algunas pecas rodeando por sus mejillas y nariz respingada —¿Qué edad tienes? —Me pregunto ahora retirando su mano de mi vista pues yo no la estreche.

—Dieciséis —Respondí escueto a su pregunta.

—Joven —Hizo notar, acercándose hasta mí, otro de los que ya me habían presentado. Bartolomé ojos verdes y penetrantes iguales a los de Abraham cabellos que oscilan entre el rojo y el café alborotados y largos, piel bronceada, un cuerpo macizo y grande a comparación del mío —Yo diría que un niño como tú no debería fumar cosas como esta —Apunto como todo adulto criticón.

—Con que sí. Bueno ese no es asunto tuyo —Respondí molesto.

—No te defiendas gatito —Me dijo con tono burlón retrocediendo unos pasos y colocando las manos enfrente de su cuerpo, para luego acercase nuevamente —No me tomes a mal —Tomó mi rostro por la barbilla —Además yo también soy bueno en la cama, podríamos pasarlo de lo grande un día de estos —Lo dijo burlándose de mí, pues había descubierto una de las marcas que ese viejo asqueroso había dejado en mi cuello.

—No sabía que tú también eras de mi bando —Le seguí el juego burlesco —Me gustaría probarte un día de estos, a ver si eres tan bueno como dices en el “ring de cuatro perillas” —hable con tono seductor, pero a la vez sarcástico.

—¿Por qué no vamos ahora? —Pregunto el haciéndose el coqueto.

—Porque no estoy tan necesitado como tú, por si no te das cuenta —Y con esas palabras declare mi victoria, cuando él con furia soltaba mi rostro.

—Eres un gato interesante —Intervino Abraham.

—No te dije que dejaras de llamarme “gato” —Bufé molesto y el soltó una larga carcajada.

—Y por esa misma razón sigo llamándote así —Confeso divertido.

Justo cuando el terminaba de decir la última palabra, tres personas a mi parecer sospechosas entraron en el callejón.

—¡Nos vamos! —Exclamo contenido uno de los que hasta ahora no había mostrado su voz. Dante, risos negros y lagos que caían por todo su rostro, tés bronceada y ojos celestes no era corpulento como Bartolomé, pero tampoco delgado como Cristian, el tomo algunas cajas que, quien sabe que contendrían, y despareció por no sé dónde, seguido de todos sus amiguitos.

—¿Que mierda? —Fui detenido por la mano de Abraham que se posó sobre mi boca impidiéndome el habla y luego de eso me empujo hasta una bodega, oscura y húmeda.

—¿Quien tiene fuego? —Pregunto una voz desconocida para mis oídos.

—Sabes que yo tengo, para que preguntas, idiota —Esa voz si la conocía y era la de Cristian. Quien pronto fue iluminado por un fosforo que se consumiría en cosa de segundo

—Pásame la vela, hijo de puta ¿No vez que se está apagando? —Espeto Cristian cuando el fuego del segundo fosforo comenzaba a quemar sus dedos.

—Toma —Extendió la vela, era Damián, la misma voz que había hablado cuando ingrese en la bodega, Damián era grande un rostro para nada amable, rasgos fuertes y serios, no era feo, la palabra más precisa para él, es aterrador, un cuerpo musculoso ojos marrones y cabellos castaños recogidos en una cola.

—¡¡¡SALGAN MARICONES!!! —El grito vino desde afuera y logro erizar hasta el último centímetro de mi nívea piel.

Me exalte al escuchar los gritos y golpes que se retumbaban tras la puerta.

—Callados —Susurro Cristian al fin encendiendo la vela, y colocándola sobre una mesa.

—Bueno gatito, parece que te quedaras con nosotros por un rato. Esos tipos no se irán muy rápido —Dijo hablando bajito Abraham.

—¡QUE…! —Iba a gritarle nuevamente, pero al igual que antes tapo mi boca con su mano.

—Callado. No podemos dejar que nos descubran. —Externo a susurros.

—Yo no puedo quedarme —Le hable esta vez reduciendo mi tono de voz.

—lo siento, pero no puedes salir —Me indico la puerta con el dedo índice —Si lo haces ellos te vuelan la cabeza, y de paso también a todos nosotros.

—¿Qué hicieron? —Pregunte en tono serio.

—Les robamos algo —Dijo el con tono orgulloso.

—¿Cómo fue que me llegue a meter con ustedes? —Me replique a mí mismo, dando un suspiro y sentándome en una mugrienta silla de madera que se encontraba frente a mí.

—¡Vamos! Puede ser divertido —Comento Abraham con alegría.

—Divertida será la paliza que me dará mi padre. —Solté en tono molesto —Como si no hubiese sido suficiente con lo del otro día —volví a replicarme con rabia, por haberme metido yo mismo en ese rollo. Todo por un pito maldita sea, esto es lo que obtengo por meter la nariz donde no me llaman.

—Oye —Llame la atención de Abraham —El dinero que te di no correspondía a uno solamente- Espete dejando claro que quería el resto de marihuana que acababa de comprar, al menos eso me relajaría un poco.

—Nuestro gatito escondió las garras —Dijo con tono burlón —Y ahora se muestra tal cual es. Me agradas Adrián —Me tomo nuevamente el mentón con una de sus manos, mientras que con la otra buscaba algo en el bolsillo de su chaqueta.

—Dame lo que quiero —Exigí en tono demandante.

—Eso es lo que hare —Externo sacando su lengua y pasándola sobre mis labios, antes de que yo pudiera reclamarle cualquier cosa extendió el pito frente a mí, yo lo tome con rapidez prendiéndolo en la vela, he inhalando un poco de la codiciada sustancia.

—¿Cuánto tiempo más tendremos que estar aquí? —Consulte exhalando el humo que tenía contenido.

—Hasta que se vayan —Me respondió esta vez Cristian tomando una silla y sentándose cera de la vela.

—Y… ¿Cuándo se irán? —Insistí nuevamente, no satisfecho con la respuesta anterior.

—Demorara unas horas o incluso hasta mañana —Respondió, prendiendo un pito él también.

—No lo puedo creer —Suspire con rabia.

—No se puede hacer nada —Dijo Damián escupiendo el suelo y tomando asiento también, acto seguido todos hicieron lo mismo.

Estábamos todos sentados alrededor de la vela, que era sostenida por una pequeña mesa de madera vieja y desgastada, todos nos mirábamos en silencio, hasta que un valiente rompió el hielo.

—Tendremos que hacer algo —Fue Cristian, quien paseaba sus dedos alrededor de la llama de la vela luego sobre ella.

—No hagas eso me pones nervio —Espeto Bartolomé tomando la mano de Cristian —Te vas a quemar.

—Déjame —Dijo a la defensiva quitándole su mano —Ya no duele —Se tranquilizó y volvió pasear sus dedos por la llama —Tenemos que hacer algo —Repitió una vez más.

—Ya te escuché la primera vez —Dijo Dante —Estoy pensando, pero no se me ocurre nada, ellos nos seguirán hostigando hasta que les devolvamos “eso”, y a menos que huyamos del país, eso no cambiara.

Ya habían pasado varias horas y todos estábamos muy aburridos. Ya había oscurecido y por mi parte, estaba resignado a la idea de la paliza que me darían en casa, cuando llegara.

—Así que pasaremos toda la noche aquí. —Dijo Cristian mirando por una ranura que había en la puerta —Todavía están allí afuera.

Durante toda la noche no hicieron más que contar anécdotas, reclamar por todo lo malo de la vida, eso hicieron todos menos Dante quien al parecer aun pensaba en alguna manera para deshacerse de esos tipos. Cuando ya eran las tres de la madrugada todos nos quedamos dormidos y despertamos a las ocho.

—¡SALGAN MARICONES DE MIERDA! SABEMOS QUE ESTAN ALLI, ASI QUE MUESTREN EL CULO DE UNA VEZ POR TODAS. —

Todos nos sobresaltamos, y despertamos de golpe al oír los gritos y las patadas que daban en la puerta.

—QUE ABRAN HIJOS DE PUTA. —Volvieron a gritar pateando la puerta, por un momento pensé que iba a ceder, pero ese metal parecía bueno, y resistió cada uno de los golpes.

Eso duro por lo menos una media hora, hasta que de una buena vez cesó todo el alboroto, luego dieron una patada en la puerta y entonces todo fue silencio.

—Se van —Dijo Cristian, quien nuevamente asomaba su ojo por la ranura de la puerta.

Esperamos 15 minutos y luego todos salimos de la oscura bodega siendo cegados por la luz mañanera.

—Bien eso fue todo un gusto conocerlos —Les dije retirándome del lugar, pues no quería involucrarme más con esos tipos.

—¿Volverás a vernos gatito? —Pregunto Abraham.

—Ni en broma —Le respondí si dar la vuelta para mirarlo. En lugar de eso simplemente levanté mi mano y me fui.

Notas finales:

Bueno. Esto es todo por hoy :)

¿Que les parecio? 

Pueden decirmelo en la caja de comentarios aqui abajito. Estare muy feliz de oir todas sus opiniones :)

Nos leemos pronto. En dos o tres dias.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).