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Temperatura por AddictiveHeroine

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Notas del fanfic:

Disfruten! Y no olviden dejar sus reviews! :D Es importante saber tu opinión.

Notas del capitulo:

Ratos de delirio, por las temperaturas calientes!

Dejen sus rr, quiero saber sus opiniones C:!

 

A LEERRRRR :B

Hacía tiempo que lo miraba, y lo hacía detenidamente. Se fijaba bien en esos cabellos castaños y largos un poco desarreglados, se fijaba en esa boca gruesa y tentadora, en esos ojos rasgados y claros, en esa piel blanca, esas manos hábiles, y esas piernas descubiertas que tentaban a cualquiera.

Se fijaba cada día con más y más deseo invadiendo su cuerpo. Apenas y podía soportar el sentimiento de sofocación que le causaba el deseo de poseer a aquel hombre que tocaba tan animadamente la guitarra con una sonrisa.

Deseaba si sus manos serían tan hábiles en otro lugar que no fuése esa guitarra azul turquesa que mantenía pegada a su cuerpo mientras tocaba y platicaba con un rubio acerca de cualquiera tontería seguramente.

El otro, no estaba excento de las miradas poco decorosas que le dedicaba su compañero de banda. Al contrario, sabía perfectamente que le miraba en cada ensayo, concierto o lugar al que iban. Siempre pendiente de sus movimientos, y eso lo hacía sentir terriblemente exitado. El hecho de tener a alguien espiando tus movimientos detenidamente era algo que lo hacía sentir deseable. Y por eso, intentaba ser lo más provocativo o sugestivo que podía.

Pegaba su guitarra a su cuerpo, la acariciaba y gozaba cada roce de sus manos con las cuerdas, incitando al observador, a imaginar cosas sucias.

Se deseaban. Ambos se deseaban, y lo sabían perfectamente, pero ninguno decía nada. ¿Por qué? ¿Que se supone que debían decir? "Hey hola, he estado notando tus movimientos y me parecería absolutamente hacerlo contigo justo en este mueble que esta aquí, así que pasa por favor que te haré gemir mi nombre como loco". No era algo muy coherente.

Tuvieron una pequeña pausa en el ensayo, y los demás salieron, dejandolos solo a ellos. Como si supieran lo que pasaba. 

Se dedicó el castaño a quitarse la correa de su guitarra y acomodarla por ahí para estirarse de manera provocativa mientras limpiaba un poco el sudor de su frente.

Hacía calor. Esa era una excusa perfecta para lucir esos pequeños shorts pegados y mostar algo de piel. Sabía que el otro no tardaría en enloquecer. Sonrió para sí mismo, era algo tan exitante. -Qué calor - se quejó Uruha sentándose en el sillón que tenían por ahí

-Pues yo no lo siento mucho - respondió Aoi sentándose en una silla que estaba a pocos metros del sillón quedándo justo enfrente de él

De pronto, sintió un impulso en su interior. Se levantó y caminó justo frente al pelinegro y le dedicó una sonrisa cargada de lujúria. Se sentó encima de él, pasando ambas piernas por los lados del cuerpo de este, mirándolo.

-¿Seguro que no lo sientes Aoi-shii? - preguntó finjiendo la voz más inocente que encontró y mirándole con un puchero

Se frotó un poco contra el cuerpo que tenía debajo mientras lo miraba con deseo. El otro, se quedó un poco estático. Pero en cuanto reaccionó, no se quedó atrás. Tomó las caderas del primero en guitarra y volteó a verlo -Puede que comienze a sentirlo, pero sólo un poco - dijo enarcando una ceja y acercádose al rostro del otro, que no le quitaba el ojo de encima.

Le tomó la barbilla y lo besó. Un beso desesperado, fogóso. Un beso cargádo de deseo, de pasión. Un beso que los hizo perder absolutamente los estribos. Aoi tomó las caderas de Uruha y se levantó con él. Caminó hasta el sofá y lo recostó ahí, posándose encima. Comenzó a pasear sus manos por el cuerpo que tenía bajo él. Primero por encima de la ligera playera que estaba usando el castaño, y después por debajo de ésta. 

Cortaron el beso, buscándo aire. Se miraron y se sonrieron lascivamente. Se volvieron a besar, esta vez, Uruha pasó sus brazos por detrás de la cabeza de Aoi, enredándolos en su cuello, acercándolo más y más a él. Aoi por su parte, sujetaba a Uruha por las caderas, mientras seguía encima. Entonces, dejó de besarlo, para posar sus labios en otro lugar. 

Bajó hasta el cuello del castaño y comenzó a besarlo. Daba suaves besos, que se convirtieron entonces en pequeñas mordidas. Mordía y marcaba esa suave y blanca piel, lamiéndo también de vez en cuando. Arrancándo suspiros de la boca del que tenía debajo, haciéndolo temblar.

Su mente comenzó a arder de deseo. Pensando en todo lo que por fin podría hacerle a ese delgado y frágil cuerpo que tenía a su merced. Sonrió con satisfacción y dejó de besarlo. 

Rápidamente, comenzó a quitarle la playera al castaño, dejándo ver la pálida piel que comenzó a marcar con sus uñas. Lléndo del pecho al ombligo, y después, repasando esas mismas heridas con su lengua, llenándole de saliva el pecho y después metiendo su lengua en el ombligo, jugándo con él.

Uruha se retorcía de placer al sentir aquello, daba ligeros gemidos y sujetaba por el cabello a Aoi. Lo obligó a levantarse y le ayudó a despojarse también de su playera.

El pelinegro bajó y se dedicó a lamer y pellizcar esos botoncitos rosados que saltaban a su vista. Los lamía con dedicación, mordiéndolos de vez en cuando. Recorrió con su lengua el pecho de Uruha hasta llegar al botón de sus shorts.

Lo abrió despacio, torturando al menor. Estorbaban, los retiró rápidamente, dejándolo sólo con los boxers, y dejándo a la vista su prominente erección. Lo miró a la cara y fué la vista más sexy que encontró. 

Uruha lo miraba con lascivia, le rogaba que lo hiciera suyo con sólo sus ojos. Le sonreía coquetamente, y estaba sudado, con la respiración agitada.

Sintió una punzada en su miembro, que ya estaba despierto también. Le reclamaba atención, y apesar que quería hacerlo, decidió esperar un poco más, para jugar un poco con aquel cuerpo que le gritaba que lo hiciera gritar de placer.

No podía suprimir el deseo. Ya era imposible a esas alturas. Se levantó un poco para desabrochar el pantalón del pelinegro, y bajarlo un poco. Pero éste le detuvo, y se agachó tomándo sus largas piernas y colocándolas encima de sus brazos. Comenzó a lamerlas hasta llegar a su entrepierna. 

Acarició el miembro del menor, y éste soltó un gemido ahogado. Lo masajeó un poco más torturando al pobre castaño, que estaba retorciéndose en aquel sofá. Le quitó los boxers, y entonces se acercó al miembro completamente erecto del castaño. Lo miró y se lo llevó completo a la boca, arráncando un gemido de la garganta de Uruha, que no se esperaba aquello.

Comenzó a lamerlo, a tragárlo y succionarlo, mientras con ambas manos masajeaba la base. Estuvo así un rato, deleitándose con aquel trozo de carne ardiente entre sus labios y con la música de fondo más exitante de todas, los suspiros y gemidos de su compañero de cuerdas.

-Yuu.. Yuu.. M-me.. v-engo.. - decía entre suspiros el primero en guitarra

Y entonces, antes de que eso sucediera se detuvo, provocándo un gesto de desapruebo por parte del menor.

Se sentó en el sofá con las piernas abiertas, sonríendo pervertidamente. Uruha pareció entender, y se puso de pie para llegar al frente del Shiroyama. Se colocó entre sus piernas y se puso de rodillas. Bajó por completo aquel estorboso pantalón de mezclilla azul, seguido por los boxers del pelinegro.

Y ahí triunfalmente, estaba completamente despierto, el miembro del mayor. Dudó un poco si llevarlo completamente a su boca, pues se veía algo grande. Así que en vez de eso, comenzó a dar suaves lamidas desde la punta, por todo el largo. Enrollando su lengua, ensalivándolo. Masajeándo la base al ritmo que hacía todo aquello. Lento, lento y torturante estaba siendo aquel muchacho. Pero eso solamente ponía más caliente a Aoi. Y entonces, cuando menos se lo esperaba, Uruha se metió todo su miembro a la boca, acelerando el ritmo de sus engullidas.

Comenzó a gemir despacio, sintiendo esa gruesa boca alrededor de su miembro. Era justo como había imaginado. Pero muchísimo mejor.

Le detuvo cuando se sintió al punto de correrse y volvió a acostarle en el mueble. Se posó nuevamente sobre él, posicionándose entre sus firmes piernas. Le ofreció tres de sus dedos, y entendiendo lo que debía hacer, los llevo a su boca. Chupándolos sugestivamente, haciéndo que el miembro de Aoi, se sintiera explotar.

Se controló, y cuando los vió lo suficientemente lubricados, los retiró.

Se acercó de nuevo al cuello de Uruha, lamiéndolo con la punta de su lengua, mientras llevaba el primer dedo a su rosada entrada. Lo metió lentamente, provocándo un quejido de dolor por parte del menor, que acalló con un beso sensual. Comenzó a mover el primer dedo dentro, despacio, suave, de adentro hacia afuera, para acostumbrar el cuerpo a la intromisión que sufriría más tarde. 

Continuó besando su cuello, mordiéndolo. Y entoces introdujo el segundo dedo. Uruha que quejó más fuerte esta vez, le había dolido. Se sentía jodidamente incómodo. Pero Aoi comenzó de nuevo a moverlos despació, girándolos y hacíendo un armonioso vaivén. Y entonces fué el momento de otro dedo más. 

Uruha chilló de dolor, y Aoi se detuvo. Cuando lo vió más relajado, comenzó de nuevo lentamente a mover esos dedos, pero entonces los sacó. Sintió el cuerpo del menor más acostumbrado y mientras lo besaba apasionadamente, se introdujo en él de una sola vez. 

Uruha cortó el beso para arquear su espalda y apartarse un poco. Le había dolido. Aoi se quedó quieto unos minutos, dándole tiempo de acostumbrarse, pues, esos tres dedos no eran nada comparados con su prominente hombría. 

Comenzó a moverse despacio, levantó las piernas del castaño, y éste las enredo alrededor de sus caderas, facilitando un poco más todo aquello.

-Joder Uru.. Qué estrecho eres.. - le dijo al oido en un tono por demás sensual

-Mmh.. Yuu.. más.. q-quiero.. ma-ah.. más.. - escuchó decir al menor

Y lo complació. Comenzó a ser más rápido en las embestidas que le daba al cuerpo que tenía debajo. El castaño se abrazó al cuerpo de Aoi, clavándo sus uñas en la blanca espalda del mayor. 

Ambos gemían desesperados, perdidos en aquel fogóso acto. Olvidándose de todo, solamente dejando ahí, su claro deseo de estar juntos. Sus bocas se fundieron una vez más en un desesperado beso, donde sus lenguas recorrian las cavidades opuestas, dejándo un pequeño hilito de saliva al cortarlo.

Pronto, todo aquello comenzó a embriagar sus sentidos, y comenzó a dar salvajes estocadas, escuchándo a Uruha gemir, y gritar de placer su nombre. Había encontrado el punto que lo hacía enloquecer. Siguó unos minutos más así, embistiendo salvajemente el cuerpo del menor, mientras devoraba sus labios, y su cuello, mientras que el otro clavaba más fuerte sus uñas en esa espalda ancha y sensual.

Entonces, el menor soltó un agudo gemido, terminándo con su semilla en los vientres de ambos, y cási al instante al sentir la entrada de Uruha contraerse debido al orgasmo, el se corrió también, dentro del castaño.

Sus respiraciones agitadas era lo único que se escuchaba en aquella sala de ensayos. Y sus pechos subiendo y bajando intentando recuperar el aire, era lo único que irrumpía con la monotonía del lugar. Sus cuerpos, perlados en sudor, brillaban con sol que comenzaba a ocultarse y se colaba por las ventanas.

Se miraron, y se sonrieron en complicidad. Aoi se acercó nuevamente al rostro del castaño y lo besó. Pero esta vez, con suavidad, con ternura.

Acababa de cumplir su mayor fantasía. Ambos acababan de hacerlo, mejor dicho.

Se levantaron, con desgana y comenzaron a vestirse. Justo cuando terminaban de hacerlo, Ruki cruzó la puerta.

-Jodido calor que hace - exclamó dándole un trago de agua a la botella que llevaba en la mano

Uruha miró a Aoi y le sonrió.

-Comienzo a sentirlo apenas - dijo el pelinegro en tono divertido tomándo por la cintura a Uruha -Me apetece un baño de hecho, me gustaría tener quien me enjabone la espalda - expresó mirándo con lujúria nuevamente al castaño

-Vaya, que casualidad que eso se me da muy bien - alcanzó a decir el primero en guitarra antes de que Aoi lo arrastrara prácticamente a su casa.

Notas finales:

Espero que les haya gustado!

Yo soy Erii & ya me voy a dormir C: *es latigueada por su mamá* byebye!


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