Los personajes de la serie Naruto no me pertenecen (ni nunca lo harán), mis respetos a su creador, Masashi Kishimoto.
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Nada, Naruto, hará que cambie de opinión. Pero si eso es lo que deseas, te dejaré ir.
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Era uno de esos días en los que todo parecía normal, hasta en ese momento lo único extraño en todo el día fue que desperté con el rostro mojado de sudor y un poco de rubor en mis mejillas. Creí que había tenido una pesadilla pero, si me preguntan, yo solo lo vi como un sueño raro.
Estaba yo (no tengo la menor idea de porque), fuera de la casa de Naruto, me invito a pasar, el nunca dejo de sonreír. Estuvimos hablando un rato, comencé a ver como sus labios se movían una y otra vez, me tenían hipnotizado. Cada que los veía me dolía el pecho, por alguna extraña razón me gustaban demasiado, no me contuve y toque su rostro interrumpiendo lo que estaba diciendo, me acerque a sus labios entreabiertos y pude sentir su aliento, exhale por la boca y vi sus labios moverse nuevamente "Sasu-ke?", no espere de nuevo y lo bese, lo bese como nunca había hecho en mi vida. Sentí latir mi corazón cada vez más fuerte, ya ni mi boca controlaba, tenia deseo de sus dientes, su lengua, su cuerpo, todo me encantaba y deseaba quedarme así por siempre. Me volví mas salvaje dándole pequeñas mordidas y aumentando la velocidad obligando a su boca a abrirse más y mas para darme paso. Pero cuando por fin di todo lo que tenia, comencé a sonreír, pero... Note que Naruto... Miraba hacia un lado, y sus ojos reflejaban una inmensa tristeza. Luego lloré y... desperté.
Ese sueño me atormento toda la mañana, ¿por qué iba yo a besarlo si yo también soy hombre? Me repugna ver a dos hombres besándose, y yo no soy de esos, ¡Claro que no! Pensando de camino a la academia, escuche mi nombre y al ver quien era mi pensamiento solo pudo formar cuatro palabras: oh, no otra vez.
-¡Sasuke-kun!
Gritó Sakura al verme en el camino. Y comenzó a hablar y hablar...
-Pensé que podíamos caminar juntos de camino a clases ¿está bien? Oye, ¿Qué te parece mi cabello? esta lindo ¿no? lo he enjuagado con extracto de seda y rosas dos veces, un chico que vive cerca de mi casa me invito a salir, pero me negué, y eso que era muy apuesto. Mi mama dice que...
Con decir, que me arto tanto que decidí ya no pasar por ahí de nuevo e irme por los tejados o tomar una ruta diferente. Pero eso no importaba, lo que importaba era mi sueño con Naruto, no podía pensar en nada más. Cuando llegue al salón me senté adelante, para escuchar mejor y que no se me pasara nada en la pizarra. Creo que me libre de ella cerca de los baños donde se encontró con Ino y comenzaron a pelear, no preste atención. Lo que me di cuenta al instante fue cuando Naruto entro. Lo vi recorrer el salón hasta colocarse frente a mí.
-Hum.- Fue lo primero que dijo en tono molesto -¿Te crees muy listo solo por ponerte al frente niño bonito? Si es así yo también me pondré aquí, y me aprenderé todo muchísimo mas rápido que tu.
Su forma de hablar me llamo la atención, su cara se movía de una forma graciosa. Sus mejillas se veían muy lindas cuando las inflaba con aire. Sonreí, y le dije:
-Adelante, siéntate a mi lado.
Me miro con cara de sorpresa y se sentó de mala gana a mi izquierda. En mi derecha, claro, estaba Sakura, toda despeinada al igual que Ino quien estaba en la banca trasera. Imagine que habían peleado por el asiento que quedaba después que le di uno a Naruto. Comenzó la clase, Iruka-sensei nos dictó acerca de todas las posibles formas del camuflaje. Anoté el punto final, cuando vi a Naruto copiando lo que yo había escrito, segundos después me miro.
-Solo me faltan las últimas dos, anda déjame copiarte.
Cada palabra que decía, cada expresión, me parecían tan curiosas. Cosas que nunca había notado en el. Me estaba ahogando en el mar azul que eran sus ojos.
-¿No dices nada? ¡Anda, no seas así, por favor!
Regrese a la realidad, y me apené un poco.
-Ah, claro, no hay problema... - Miré en dirección contraria y murmuré: -Sus ojos... Son hermosos...
Los días pasaron, y Naruto era cada vez más y más lindo, sus bromas me hacían reír y hasta pasábamos las tardes juntos. Él era mi amigo. Mi amigo. Solo mi amigo. Hablábamos sobre lo que era vivir solos, algunas recetas de cocina, intercambiábamos posiciones de manos y nos retábamos a ver quien las hacia mas rápido. Realmente, me había enamorado de un chico y el tema ya no me parecía desagradable. Naruto era solo mío.
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Semanas, meses y años, todo transcurrió tan rápido.
-Mañana será tu cumpleaños, ¿Quieres que te regale algo?
Me dijo Naruto, el día antes de mi cumpleaños número 22, ese día era por fin el día para decirle lo que sentía por él, negué con la cabeza, le puse mi mano en su hombro y le dije:
-Solo me gustaría confesarte mi más grande secreto, Naruto-kun. El cual nunca le he dicho a nadie, y a nadie pienso decírselo antes que a ti, por que será solo entre tú y yo.
Sonrió de una forma que hasta sus ojos brillaron, me tomó de los brazos, y se acercó a mí.
-¡Yo también tengo algo muy importante que contarte! ¡Es algo muy especial que he querido decirte desde hace mucho! Aunque eres mi mejor amigo, me daba mucha pena, pero, ya que es tu cumpleaños, quiero que lo nuestro se formalice, y que mejor oportunidad que esta, ¿no?
En verdad no podía creerlo, Naruto me correspondía, y no opinaba nada mal sobre eso. Estaba demasiado feliz que ya quería besarlo, pero solo lo abrasé menos de cinco segundos.
-Entonces...-Le dije-Mañana será el día, Naruto, entre tú y yo. Te veré aquí al atardecer.
-¡Claro!- Sonrió nuevamente, y ahí nos despedimos.
Al día siguiente, por fin, mis 22 cumplidos. El sol ya se estaba poniendo y fui al lugar de encuentro.
-Por fin llegas, Sasuke-kun.
Nos estrujamos las manos, y al soltarnos me le acerque quedando a poca distancia de él.
-Naruto-kun, por fin, hoy debo decírtelo...
Mis manos comenzaron a sudar, mi corazón latió más y mas rápido, se me dificultaba respirar y tragué saliva.
-Claro, cuéntame tu secreto... pero antes... Necesito que sepas el mío...
-¿Eh?- Me sorprendió lo que dijo. ¿Acaso no era el mismo secreto el de los dos?
-Sasuke... ¡Hinata está embarazada! ¡Nos casaremos la próxima semana! ¿No es maravilloso? ¡Quiero que seas el padrino! Por cierto, ¿cuál es tu secreto?
Y... Morí en vida.
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