SOLEDAD
¿Eres feliz?
Tal vez, pero yo no lo creo.
CAPITULO I
“SOLO”
Desde que tengo memoria en incontables ocasiones me he preguntado lo mismo, e igualmente llego siempre a la misma conclusión.
“¿Padre, por qué sellaste al Kyūbi dentro de tu propio hijo?”.
Todo por lo que he tenido que pasar por esto: el desprecio de la aldea, el no poder hacer amigos. Yo quería que las personas me aceptaran, por lo que trabajé muy duro para hacerme fuerte.
“¿Se supone que debo estar feliz o enojado?” No lo sé.
No culpo a ninguno de los dos. Aunque tardé en darme cuenta que quejarme y hacer coraje frente a algo que no se puede cambiar es pueril, estoy feliz de ser su hijo. Si bien mi vida como Jinchūriki es difícil nunca los he culpado. Tal vez nunca supe lo que es contar con el cariño de unos padres, o de alguien, pero ahora más que nunca lo entiendo: Yo vivo por ellos, porque ellos dieron su vida por mí y me dieron de su amor.
Tener un bijuu dentro no es fácil, más cuando este también te odia pero no puede matarte porque también moriría. Definitivamente puedo asegurar, sin miedo a equivocarme, que los bijuus son egoístas. Igualmente me resulta imposible culparlos del todo, porque yo también he sentido esa asfixiante necesidad de obtener la libertad, la felicidad y la tranquilidad que me fue arrebata sin contemplación alguna, de cualquier manera posible, pero no soy lo suficientemente fuerte para ello o al menos no lo era.
Ahora todo es tan diferente.
No tiene mucho sentido recordar cosas que sólo se encargan de abrir una herida y hacerla más grande. En algún momento de mi vida perdí el sendero que debía cruzar para llegar a cumplir mi sueño, me desvié por caminos aledaños para ayudar a las personas importantes para mí. Porque son mis amigos, ellos me salvaron de mí mismo, me rescataron de la oscuridad y fueron los primeros en aceptarme tal y como soy, por ello quiero cumplir mi promesa: Jamás me rendiré, jamás retrocederé a mi palabra; son los fundamentos que tomé a seguir como mi camino ninja.
*¨*
Hace más de dos años, aproximadamente, la Cuarta Gran Guerra Ninja terminó y pude traer a Sasuke de regreso a la aldea; fue difícil ya que las Cinco Naciones Ninja lo buscaban, además de estar su nombre en El Libro Bingo como el ninja más peligroso. Costó mucho tiempo y esfuerzo lograr que fuese perdonado y reintegrado a Konoha, pero aun así lo conseguimos, Sasuke, los chicos y yo.
Desde que Sasuke volvió se podría decir que todo es como antes, “lo normal”. El equipo Siete reunido de nuevo, aunque Sai seguía con Sakura-chan y conmigo mientras Sasuke junto con el equipo Taka. Porque así como con Sasuke, Karin, Jūgo y Suigetsu también fueron perdonados e integrados a la aldea y ahora sirven como ninjas oficiales. Todos se estaban integrando bien, aunque al principio nadie los quería aquí y todos los miraban con odio y se esparcían diálogos de quererlos fuera de la aldea, porque el perdón y el olvido llevan tiempo. Ahora los consideraban parte de la misma, otra vez –en el caso del único sobreviviente del Clan Uchiha–; además cómo no hacerlo si estaban poniendo bastante de su parte, él era un poco menos altanero y egocéntrico e incluso más amable –algo que nadie más parece ver–, imposible no darle otra oportunidad.
Seguíamos siendo los mejores amigos, tratándonos igual, llamándonos como siempre; pero en mí un nuevo sentimiento crecía. En aquel momento no supe cómo llamarlo y mucho menos describirlo; sí seguía siendo muy torpe, ingenuo, inocente y cualquier otro adjetivo se atrevieran a darme en aquel entonces –según me veían los otros–.
Mucho después mi entusiasmo fue remplazado por nostalgia, ahora Sasuke era el centro de atención, por así decirlo, todos se preocupaban por él y lo frecuentaban más, incluso la Obā-chan le tomó cariño. Y no es que sea envidia o celos, de hecho me alegro de que sea así, pero me lastima el hecho que mis amigos comenzaran a dejarme de lado, así como todos en la aldea.
*¨*
Los últimos meses he reflexionado acerca de mi vida y llego a la conclusión de la razón que me impulsa a seguir adelante, aun cuando sea tan doloroso y cuesta más de lo que muchos están dispuestos a entregar. El ser Hokage para así proteger a los que son importantes para mí, independientemente del pensamiento que la aldea y sus demás habitantes me recuerdan: “Sólo soy necesario y útil en la batalla, cuando están en peligro y debo arriesgar mi vida para evitar que mueran todos”.
Ellos no se preocupan en darme la idea de más que un “Héroe” para ellos soy un arma sin sentimientos que es utilizado para su bienestar y salvación, un objeto que no dudarían en sacrificar de ser necesario. Es irrelevante, porque aun cuando son mis amigos ahora los que me dejan atrás, no lo haré yo con ellos. Porque me importan más ellos que yo mismo, no dejaré que nadie los lastime, es por ellos que jamás renunciaré, así tenga que dar mi propia vida yo les protegeré.
*¨*
Me di cuenta que estaba enamorado de Sasuke y no desde ahora, tal vez desde hace poco, cuando logré traerlo de vuelta, o tal vez desde hace mucho, cuando aún éramos unos niños deseando ser más fuertes. No era para sorprenderse, la mayoría del tiempo estábamos siempre juntos. Decidí esconder mis sentimientos por miedo a que me rechazara al no sentir lo mismo, a que se alejara de nuevo de mí y me hiciera más daño del que ya me ha hecho.
Igualmente no dije nada cuando me rompió el corazón, de nuevo. Aquella ocasión él estaba ebrio, es entendible que fuese un error lo que sucedió esa noche, y yo simplemente cegado por mi amor. Fue mi culpa el no tener la suficiente voluntad para detenerme. Cuando Sasuke se fue a la mañana siguiente y seguro de estar realmente solo, me dispuse a llorar hasta que de mis ojos ya rojos no salían más lágrimas por más que quisiera.
**¨**
Naruto ayudaba a Sasuke a regresar a su casa, en el barrio Uchiha. Pasaba una mano por su cintura mientras el pasado de copas en cuestión tenía su brazo por el cuello del rubio y éste tomaba su mano con la que tenía libre, para así poder caminar más firmemente y evitar se fueran de bruces contra el suelo.
- Sasuke, por favor trata de caminar bien. –En efecto, el nombrado se enredaba con sus propios pies con cada paso que torpemente daba. Se le dificultaba hablar, porque al igual que sus pies la lengua se le enredaba. –Ya tranquilo, casi llegamos. –Dijo tratando de detener la incoherente conversación que Sasuke tenía consigo mismo. Entre todo aquel balbuceo logró descifrar una oración que lo dejó bastante sorprendido. –Está bien, iremos a mi casa. –Y así cambio de dirección tomando nuevo rumbo, directo a su apartamento.
Era buena idea, así evitaría que Sasuke tomara más. Algo estaba sucediendo para que se comportara de aquella manera, pues Sasuke no es de los que toma hasta perder la conciencia. “¿Pero que pudo haber sucedido para terminar en este estado? ¿Por qué se comporta de esta manera? Sasuke no es así.” Pensaba Naruto.
Cuando llegaron lo primero que hizo fue ir a dejar a Sasuke en su cuarto, no se molestó en encender la luz pues conocía muy bien su apartamento, aunque pequeño le gustaba. Le quitó el chaleco de Jōnin junto con la playera y los zapatos; al salir cerró la puerta y de dirigió a la cocina, justo iba a prender la luz cuando una mano lo detuvo, era Sasuke que sostenía su mano.
Iba a hablar, pero apenas abrió la boca fue acallado por un beso.
Sasuke le besaba sin contemplación alguna, una vez acababa el aire se separaba un poco, sólo lo necesario para tomarlo de nuevo y volver a sellar la boca del contrario con la suya. Un beso lleno de intensidad: fogoso, apasionado y lujurioso, sin ningún tipo de sentimiento de por medio más que las hormonas alborotadas y el deseo de satisfacerse. Cuando Naruto se dio cuenta trato de oponerse pero no pudo, Sasuke era más fuerte además él también quería que sucediera aquello. Entre besos y caricias llegaron a la habitación, Sasuke desvistió a Naruto, le tocó, le besó y le hizo gritar de placer mientras le tomaba. Toda la noche, hasta la madrugada cuando ya ninguno de los dos pudo más cayeron en brazos de Morfeo.
*¨*
Sentí como los miles de fragmentos de mí roto corazón eran pisoteados por Sasuke, por todos, al presentar a Kaoru: su novia. Una hermosa chica de piel nívea, ojos color avellana y cabello castaño. Le salude y alegando que estaba cansado tranquilamente caminé fuera del parque en el que nos encontramos, algo que me fue realmente difícil hacer pues quería salir lo más rápido de allí; una vez en mi apartamento lloré hasta que de mis ojos no salían lágrimas y me dormí, de nuevo.
Aquello dolió más de lo que realmente en ese entonces y aun ahora me permito admitir. Sentí como clavaban una estaca en cada uno de los pedacitos de mi corazón, una y otra, y otra vez. Lo nuestro es imposible, lo sé.
Aquel recuerdo se grabó en mi mente con fuego.
*¨*
Hay una pregunta que casi siempre logro evitar se cuele en mis pensamientos: ¿De qué sirve seguir adelante cuando las personas por las que quieres luchar y tratar que sean felices te alejan de su lado, decidiendo que ya no les eres útil?
Sí, la respuesta debería ser “Lucha por ti y para ti, para tu felicidad, tu bienestar”.
Pero yo no puedo hacer eso, me es imposible. Les amo demasiado como para abandonarlos. No, es realmente mi propio miedo y cobardía, no soy lo suficientemente fuerte para dejarlos. Yo los necesito, aun en esta situación y pese a todo, los necesito a mi lado, no importa cómo. Es por eso que no se perderá ninguna vida, ni por el bien de alguien más, a excepción de la mía, sólo yo puedo apostar mi vida porque no estoy dispuesto a perderlos.
Soy tan egoísta.
“Solo, como en un principio, como siempre fue”.