Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SOLEDAD por Zoey_chan_Princess

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

SOLEDAD

 

CAPITULO II

“REALMENTE TE NECESITO” 

 

 

 

¿Como fue que llegue a esta situación? ¡¡¡Demonios!!!

 

Ahh si, ya lo recuerdo…

 

 

 

OMOIDE

 

-Sólo debes entregar el pergamino y regresar con lo que te de a traer el señor feudal. Iras solo, como sabes estamos escasos de personal ninja, además de ser una misión fácil. –Dijo la Hokage.

 

-Entendido. –Así se dirigió a su casa por una cuantas cosas que necesitaba y salir a la misión asignada.

 

  

Iba camino regreso a Konoha cuando siente la presencia de otro ninja, aún así no se detiene; tiene pensado una trampa para saber de quien se trata, pero no funciono así que simplemente se decidió por la opción más rápida.

 

-¿Quién eres? Sal de una vez. –Gritó el rubio.

 

-Vaya, has mejorado bastante desde la última vez que nos vimos, zorro. –Hablo la persona que salía de entre las sombras.

 

-T…t – tu. –Balbuceó. Simplemente no podía creerlo, se supone que aquella persona debería estar muerta.

 

-Sé lo que estas pensando, se supone que ya debería estar sirviendo de abono a las plantas ¿no? –Preguntó aún a sabiendas cual era la respuesta. Empezó a reírse del rubio. –Que tontos, mira que creer que realmente podrían superarme. –Dijo una vez terminó de reír.

 

-No te tengo miedo. –Recuperado del shock inicial.

 

-Pues no parece ser cierto. ¿Qué sucede, te comieron la lengua los ratones? –Naruto no dijo nada.

 

-Con qué esas tenemos. –Volviendo a reír.

 

Fin Omoide

 

 

 

 

Y ahora me encuentro aquí, tratando de salir de este lío.  Tenía manos y pies atados fuertemente.

 

Tranquilo, recuerda lo que dijo que hicieras en casos como estos.

 

Bien ya estoy libre. Hora de salir de aquí.

 

 

 

Salió de aquella cueva y emprendió camino a la aldea, ya había perdido todo un día, si demoraba más el regaño sería peor.

 

Treinta minutos después se encontraba en una batalla; el hombre enmascarado desapareció, sin dejar rastro alguno. Así como se le presentó, así mismo se fue; dejándolo pasmado y curioso por saber quién era.  Pues ésta persona era diferente a la de ayer.

 

 

 

 

Faltaba poco para llegar a la aldea cuando se encuentra con aquella persona.

 

 

-Hola. –Su persona le saludo, y Naruto respondió a su saludo con una ligera sonrisa que más parecía mueca que sonrisa. -¿Estás bien? –Para su persona no pasó desapercibido aquello. Naruto respondió con un desganado “Si”, pero conociéndolo como lo conocía supo que algo ocultaba para no preocuparlo. -¿Qué sucedió? –Decidió cambiar la pregunta, más Naruto volvió a negarse a dar una respuesta que le satisficiese.

 

 

Entre más preguntas y respuestas insatisfactorias termino por resignarse a no saber exactamente lo sucedido, por su parte. Tenía formas de saber lo que quería, y esta no sería una excepción a utilizar sus recursos.

 

-¿Seguro que…? –Preguntó una última vez, al notarlas vendas de sus brazos algo manchadas de sangre.

 

-Déjalo así, por favor. No fue nada importante. –Dijo casi en una súplica, Naruto.

 

-¿Cuándo será qué llegue el día cuando por fin me dejes terminar de decir algo? –Él no contestó; lo único que sonó fue su risa. Melodiosa sonó la voz. –No es gracioso.

 

-No sé. Tal vez uno de estos días, quién sabe.

 

-Si como no. –Refunfuñó entre dientes y él volvió a reír. –De acuerdo, te dejaré tranquilo con esto; pero recuerda que para cualquier cosa siempre estaré a tu lado. –Su tono de voz fue dulce.

 

-Gracias, por todo, por estar conmigo. –Le respondió con una sincera sonrisa.

 

-Cuídate, nos vemos pronto. –Se despidió al ver que estaban a unos metros de la gran puerta, entrada a Konoha.

 

-Tú también, cuídate mucho. –Igualmente se despidió.

 

 

 

Al entrar a la aldea se topo con los dos ninjas que siempre custodiaban la puerta. Suspiró, debía ir de inmediato a entregar el reporte de la misión; y por cómo le miraron estaría la Hokage muy enojada.

 

 

Entró a la oficina de Tsunade cuando un leve “pase” se lo permitió. En ésta se encontraba sólo Shizune, quién al verle se acercó rápidamente encerrándolo en un fuerte abrazo.

 

 

-¡Naruto! Gracias a Dios que estás bien. Estaba muy preocupada ¿qué sucedió, para que demoraras tanto? –Dijo, sintiéndose mejor al ver que el rubio estaba sano y salvo. Al menos así pensó hasta el momento en el que vio las manos vendadas del chico, con pequeños tintes rojos.

 

-No era necesario que te preocuparas. –Respondió. –En el camino de regreso… sucedieron algunos percances menores. –Corrigió, antes de decir que lo habían secuestrado y tuvo una batalla con aquellos ninjas. –No es mayor problema. –Simple.

 

-De acuerdo. –Respondió seria, no quería pelear pues sabía el rubio no gustaba que las personas se preocuparan por él. –Supongo vienes a entregar el informe. –Cambió de tema, Naruto era terco y muy arisco cuando se le obligaba a algo. Sabía, quizá era la única, cuya razón más importante a la fecha para decir “no te preocupes” era ésta la pauta para callar de inmediato, pues no deseaba hablar del tema. Y con el tono de voz que utilizaba y la mirada que dirigía, entendías que pagabas muy caro las consecuencias al preguntar de más. –Lady Tsunade se encuentra en estos momentos en junta, tardará un poco más en llegar, así que tendrás que esperar un poco. –Le sonrió de forma tierna, suavizando las facciones de su rostro y la voz.  

 

-Claro, no hay problema. –Le dedicó también una sonrisa.

 

-Y mientras esperamos deja que te revise. –Comentó con una fingida calma, por dentro  moría de nervios, estaba tanteando terreno. Al ver la cara que puso comentó rápidamente. –Sabes que soy ninja médico, mi deber es ayudar a los heridos y enfermos; además así te ahorras el ir al hospital cuando salgas de aquí.

 

 

Entendía que se preocupaba, pero no por ello significaba que le gustara que sucediese. Siempre ha cuidado de sí mismo desde que tenía memoria, cuando todos le daban la espalda; si pudo cuando niño ahora también podía. –Está bien. –Aceptó después de meditar un poco, Shizune tenía razón así se ahorraba tiempo en ir al hospital. Entendió la indirecta “mi deber es ayudar”, lo supo, siempre que necesitara estaría incondicionalmente, ahí para él; significaba que era importante para ella, así como ella lo era para él. Sonrió de forma que hace mucho no lo hacía, sentía rebosar de alegría.

 

 

 

No dijo nada porque igualmente sabía no hablaría, sólo se dedicó a sanarle. Una hora, llevaba una hora tratando las heridas de Naruto y aun no terminaba; las heridas de sus brazos eran profundas, más que las del resto de su cuerpo, ya lo había previsto pero aun así no imaginó que a tal grado.

 

 

 

 

Entró a la oficina cuando Shizune terminaba de ponerle las vendas a Naruto, la reunión había tardado más del tiempo estimado a tal clase de reunión. Se sentó y puso sobre el escritorio los archivos que traía en mano, siendo observada detenidamente.

 

-¿Qué hacen aquí? –Su voz denotaba enojo.

 

-Vengo a entregar el informe de la misión. –Habló con calma.

 

-¿Y tú Shizune, no tienes cosas qué hacer?

 

-Si señora, entre ellas recibir el informe de Naruto con usted. –Contesto de forma seria, empezaba a enojarse.

 

-Habla. –Secamente, sin prestar mayor atención.

 

 

Naruto terminó de hablar y espero que la Quinta dijera algo; acción que sucedió, pero no como esperaba. 

 

 

-¿Qué haces todavía aquí? Vete ya. –Alzo la voz.

 

 

No se sorprendió por como lo estaba tratando, sabía que salía hecha una fiera de aquellas reuniones; además no era la primera vez que sucedía, ya era costumbre que le hablara como lo estaba haciendo. No eran necesarias las reuniones con los viejos del consejo para dañarle el genio y  salirse de sus casillas con él. “Simplemente ya no ve la necesidad de tratarme bien, la guerra acabó por lo tanto no soy indispensable”.

 

-Lo que sucede Hokage–sama, me dijo que cuando llegara de esta misión hablaría conmigo. –Respondió tranquilamente.

 

-Si, te iba a dar otra misión. –Respondió sin quitar la vista de los documentos que leía.

 

-¿De qué se trata? K. –Esperaba que fuese una misión larga, necesitaba alejarse de esa aldea y quitarse el malestar que inició apenas vio la aldea.

 

-Ya no importa. Te demoraste mucho, así que di la misión al equipo siete y el equipo Taka. –Respondió tajantemente, quería que se largara ya.

 

-Pertenezco también al equipo siete. –Se entristeció por lo que dijo Tsunade, pero no perdía la esperanza en que le fuera a dar otra misión, una para él solo.

 

-No me importa, ya no te necesito, así que vete. –Realmente esperaba deshacerse de Naruto con esto último.

 

Aquello sí le había dolido, mucho; nunca pensó que le diría esas palabras.

 

 

 

-Lady Tsunade... –Fue lo único que pudo salir de los labios de Shizune, no podía creer que su maestra tratara así al rubio. Dónde quedó la Tsunade que se preocupaba por Naruto, a quién quería como si fuese su propia familia. Observó más detenidamente a Naruto: tenía la cabeza gacha y sus ojos eran tapados por el flequillo, mientras Tsunade pasaba de todo y leía lo que sea que tuviese en aquellos momentos en mano. –No puede… –Naruto no le dejo terminar de hablar.

 

-Ella tiene razón Shizune; tomé más tiempo del debido en esta misión. –Un nudo en su garganta le impedía hablar correctamente, sus ojos escocían por las lágrimas que pugnaban por salir.

 

-Pero Naruto no… –Interrumpió de nuevo.

 

-Déjalo así, por favor. –Como dolía, aquellas palabras producían tanto dolor, la voz se le quebraba.

 

-Por cierto no tendrás misiones durante un mes, es tu castigo. –Sin remordimiento alguno. –Ahora vete.  –Dio por terminada la conversación.

 

-Si señora. Con su permiso, me retiro. –Salió de la oficina, apáticamente.

 

 

Y Tsunade tan sólo se dispuso a leer los archivos en sus manos nuevamente, mientras Shizune le miraba asombrada para segundos después salir corriendo tras el rubio.

 

 

 

 

Caminaba de regreso al apartamento, por la calles de la aldea, mientras le miraban y murmuraban.  

 

Se encontró con Shizune llegando a casa; se miraron por largos minutos, ninguno dijo nada y se alejaron en diferentes direcciones. Shizune sabía que el rubio no quería hablar, deseaba estar solo, fue por ello que dio vuelta y se alejó de él; no quería lastimarlo más.

 

 

Se adentró en el bosque y llegó a un hermoso lago, lugar que encontró hace poco más de dos años. Era un lugar que sólo dos personas conocían, cabía decir que la otra persona debía esconderse, nadie podía saber que estaba en la aldea.

 

Llegó hasta orilla, cerrando los ojos respiro. Siempre llegaba a aquel lugar cada que su cuerpo le pedía un descanso, su mente clamaba por tranquilidad y su alma desesperaba por paz. Aquel era su lugar especial, aquel en donde dejaba que todo su ser se derrumbara, gritando, rogando por un final, que tal vez nunca llegaría; y así luego, de abundantes horas de llanto y reflexión, éste se levantara, con nuevas fuerzas, dispuesto a todo por seguir adelante.

 

 

 

-Hola. –Llegó a su lado y estuvo de pie observando el hermoso paisaje que se extendía a sus ojos, para luego sentarse lo más cera que podía.

 

-Hola. –Respondió el saludo más no le miraba a los ojos, como siempre sucedía cuando estaba en aquel lugar.

 

-Mírame, por favor. –Puso un dedo bajo su barbilla, y delicadamente le hizo girar el rostro hacia él, como siempre. Y tal como lo suponía, su mirada se encontraba rojiza. No dijo nada, simplemente le abrazo fuertemente.

 

Naruto le miro con el rostro entre su pecho y sus ojos se cristalizaron de nuevo. Aun cuando hacía mucho había dejado de llorar, porque ya no había más lágrimas por derramar, siempre que estaba su lado todo su ser se derrumbaba de nuevo sólo para ser levantado otra vez con su ayuda.

 

Sentía su camisa ser mojada y agarrada fuertemente por las manos de Naruto. Algo muy malo debía de haber sucedido para que Naruto se encontrara en tal estado; normalmente éste sólo se recostaba en su pecho, dejando que las lágrimas derramaran silenciosas mientras le abrazaba por la cintura y disfrutaban de la apacible calma que les rodeaba.

 

 

 

Dos horas había tardado Naruto en calmarse, ahora éste se encontraba dormido sobre su pecho, mientras observaba el atardecer esperando a que despertara. Oscureció, tal vez podrían amanecer juntos en aquel lugar, después de todo no sería la primera vez, pero le preocupaba pues su salud en aquellos momentos no era la mejor, así que dormir al aire libre sólo empeoraría las cosas; igualmente no deseaba despertarle. Qué hacer, se decidió entonces a llevarle hasta su apartamento; total estaba oscuro y nadie los vería, su velocidad ayudaría.

 

 

 

Llegó al apartamento y abrió la puerta, para cerrarla tras de si con un pie. Caminó hasta la habitación y lo acomodó en la cama, le arropó bien y cerró las ventanas junto con las cortinas. Dispuesto a irse se encamino a la puerta cuando su llamado le detuvo.

 

-Espera. –Le pidió en un susurro somnoliento. Mientras su persona seguía junto a la puerta. –No te vayas. –Le dijo quedamente. Y volteó a verle. –Te extrañe mucho. –Mirándole a los ojos fijamente.

 

 

Y aquella forma de decirlo y mirarle le hizo desistir de todo intento de irse. Se veía tan tierno e indefenso que todas sus barreras colapsaron, aunque no sabía de que se preocupaba si siempre ocurría lo mismo cuando estaba a su lado; simplemente no podía decirle que no.

 

Se acercó a Naruto y le abrazó, no muy fuerte pero tampoco muy débil. –Yo también te extrañe. –Le susurro al oído. El rubio despertaba su lado sobre protector, y cómo no hacerlo, si era tan dulce y frágil.

 

Se sentía tan bien entre aquellos brazos, tan protegido y seguro, sentía que nada lo podía lastimar. Hacía mucho que le esperaba. Cerró los ojos de nuevo, y así durmió mejor de lo que lo había hecho en el último mes. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, cualquier duda, pregunten se les responderá tan pronto sea posible. 

 

Feliz día.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).